La sociedad de consumo

En la cabeza de la mayoría de la gente está la idea de que el capitalismo es el responsable de haber creado una sociedad consumista. Esto no es cierto, por varios motivos. El primero, como ya dijimos en este artículo, es que no vivimos en un sistema capitalista. Estamos en un sistema corporativista. El capitalismo todo lo que dice es que los medios de producción deben estar en manos de individuos o sociedades privadas, que son libres para relacionarse entre sí sin coerción.

¿Qué es lo que hace, entonces, que las personas se vuelquen a la compra compulsiva de bienes materiales (muchas veces intrascendentes y/o innecesarios) como respuesta a la búsqueda de la felicidad?

 

1. La inflación: el sistema monetario actual, con bancos centrales, reserva fraccionaria, y billetes respaldados por aire, tiene a la inflación como componente inherente. El dinero se crea respaldado por deuda, con lo cual para pagar esa deuda + interés se debe imprimir más dinero ad infinitum. A mayor dinero en circulación, cae su poder adquisitivo (más información acá), con lo cual, estamos incentivados a gastar en vez de ahorrar, ya que mes a mes nuestro dinero vale menos. 

2. El monopolio estatal de la recolección de basura: como ya expuso un miembro del PL en este artículo, el sistema actual de recolección y disposición de residuos tiene totalmente desligadas las acciones de los usuarios de sus consecuencias: al estar financiado compulsivamente mediante impuestos parejos para todos,

no hay un incentivo económico para generar menos desechos. El ciudadano que recicla, reutiliza o es más ecológico a la hora de elegir el packaging de los productos que consume, paga el mismo importe que el que produce basura indiscriminadamente.”

Así, no estamos incentivados a comprar bienes que duren o que realmente nos sean de utilidad, ya que no pagamos el real costo de su disposición final si es que se rompe o simplemente ya no nos interesa.

3. El sistema educativo: la educación estatal (tanto de gestión pública como privada) que rige en la mayoría de los países tiene su origen en el sistema prusiano de mediados del siglo XIX, que tenía como objetivo producir trabajadores industriales y soldados. No es de sorprender, entonces, que seamos tan susceptibles a la publicidad: se nos enseña a no cuestionar a la autoridad, a aprender de memoria y por repetición, y a que el conocimiento se transmite desde arriba en vez de construirse desde el alumno. Bombardeo constante + falta de pensamiento crítico = vámonos de shopping. También se nos enseña que hay una sola respuesta correcta y nos acostumbran a usar uniforme, con lo cual queremos hacer lo que hace todo el mundo: los demás tienen cosas, nosotros tenemos que tenerlas.

4. Los impuestos: los impuestos a la vivienda, a las tierras o al patrimonio nos obligan a mantenernos en el loop trabajo-gasto, para que evitar que en el correr de unos pocos años el Estado nos secuestre y remate la propiedad para saldar nuestras deudas con el fisco. Una vida autosuficiente es imposible, ya que tenemos que producir un extra para alimentar al Leviatán.

(Para los interesados en la autosuficiencia, recomiendo esta película, que explora viviendas muy cómodas, tecnológicas y autosuficientes a nivel calefacción, agua, electricidad, y prácticamente comida).

 

Es de esperarse que, sin la coerción estatal, una sociedad libre tenga entre sus filas a consumidores más críticos, responsables, prudentes, y —sobre todo— felices.

 

(en boca de góndola)

Cabezas en oferta

Chocar la K-lesita

Es increíble cómo hicieron estos tipos para, con el mayor viento en popa de los últimos 60 años (el altísimo precio de la soja y otras commodities), armar semejante debacle económica en el país, y dividir a la sociedad en K y anti-K.

Epopeya a la hecatombe

Epopeya a la hecatombe

Empecemos por el principio: el Estado argentino tiene un problema crónico, y es que gasta más de lo que recauda. Esto se puede financiar-subsanar de 3 formas: aumentando los impuestos, endeudándose, o emitiendo moneda (con la inflación que esto conlleva).

Nestor Kirchner, en su mandato, optó por este último recurso. Cuando la inflación se empezó a descontrolar, recurrió a cuatro medidas: manipulación de las estadísticas del INDEC, precios máximos, subsidio a las tarifas de servicios y control del tipo de cambio desde el Banco Central. Todo para que la inflación “no se note”. ¿Qué consecuencias trajeron estas medidas?

Control del tipo de cambio: con la inflación y el dólar anclado, la industria nacional perdió competitividad con el exterior, al elevarse los sueldos, precios de materias primas y costos fijos locales.
Subsidios al consumo + precios máximos: ese es el resumen de la Política Energéti-K. Al estar la energía barata, no hay un incentivo para que la gente sea austera en su consumo. Al tener los precios de venta de la energía un tope por debajo del precio de mercado, no hay incentivos para que las empresas exploren en busca de nuevos yacimientos, o inviertan en mejor infraestructura. Consecuencia: aumento exponencial de la cantidad de dinero destinada a los subsidios. Una bomba de tiempo.

Ahora, para emparchar esta situación generada por ellos mismos, y tapar el agujero fiscal, primero intentaron aumentarle los impuestos al campo, sin éxito.
Luego confiscaron los fondos de las AFJP.
Posteriormente, para intentar acomodar el desajuste en la balanza comercial producida por este dólar subsidiado, decidieron poner controles en la aduana, empeorando aún más la situación de la industria nacional (porque, como sabemos, prácticamente todos los procesos requieren de algún insumo importado).
Después, al seguir siendo atractivo (ahora para los ahorristas) el dólar artificialmente barato, procedieron a imponer las restricciones a la compra de divisas, controles en la frontera y agencias de viaje, etc..
Luego confiscaron el 51% de YPF, para quedarse con sus activos.
Ahora no tienen para pagarle a las provincias los fondos que les corresponden. Scioli, cómplice de la gestión, decide nuevamente intentar aumentarle los impuestos al campo.

¿Corregir el problema desde su origen? Jamás. El Banco Central sigue imprimiendo pesos a lo loco (en 2011, la masa monetaria se expandió un 38% respecto del año anterior) y el gobierno sigue gastando más de lo que recauda.

Esta es, en resumidas cuentas, la gestión K (sin mencionar el capitalismo de amigos, la corrupción, el colapso de las instituciones republicanas, los desastres en la gestión de empresas públicas y semi-públicas, el deterioro del sistema educativo, etc.). El resto es solamente la retórica del relato, propaganda oficialista y medidas demagógicas para mantener a la población mirando para otro lado.

Agresión Verde

GreenLantern

¿Me podrán imprimir unos cuantos de los verdes, muchachos?

Y llegó el día tan esperado donde se arrestó a una persona que estaba parada en la calle intercambiando papelitos de un color por papelitos de otro. Una persona que a nadie había agredido. Una persona que no estaba atentando ni contra la vida, ni contra la propiedad, ni contra la libertad de nadie. Una persona que estaba ayudando a otros a concretar sus proyectos personales de vida. Enjaulado por un grupo de autoritarios, apoyado por una gran cantidad de personas a las que les encantan los autoritarios.

Pero el problema está mucho antes. Muchísimo antes, y voy a hacer una descripción de las etapas del mismo:

1 – El estado se arroga la facultad de imprimir una moneda y forzar los intercambios de todas las personas del territorio usando esos papelitos «de curso legal».

2 – El estado se arroga la facultad de decidir qué bienes salen por la frontera, de confiscar las divisas que ingresan(mayoritariamente dólares) y de depositarlas en su «banco central».

3 – El estado prohíbe la existencia de todo banco o entidad financiera que no cumpla con las normas de su «banco central».

4 – El estado obliga a las entidades financieras y bancos a llevar un registro de quién cambia sus papeles forzosos de «curso legal» por divisas.

5 – El estado usa las divisas que confisca por exportación de bienes y servicios para subsidiar la compra de energía importada a precios altísimos.

6 – El estado obliga a su banco central a realizar las operaciones de compra y venta de divisas necesarias para intentar controlar el precio de las mismas: 4,4 papelitos de curzo forzoso = 1 divisa verde.

7 – El estado imprime una cantidad abismal de papelitos forzosos de curso legal, con los cuales OBTIENE BIENES Y SERVICIOS POR LOS CUALES NO ENTREGA NADA A CAMBIO (Un efecto muy distinto del que pasa si el dinero que gasta el estado en pagarle a sus funcionarios y a sus proveedores fue solamente confiscado por medio de impuestos.).

8 – La inflación se dispara a niveles de 2 cifras anuales. Los precios (información) de los bienes y servicios se distorsionan, aumentando en forma caótica y dispar respecto de los papelitos de curso forzoso. O sea, los papelitos de curso forzoso pierden valor, debido a que hay una increíble oferta de los mismos.

9 – El estado obliga al banco central y a las entidades financieras a seguir cambiando la suma de 4,4 papelitos de curso forzoso por divisa verde. Al haber muchos más papelitos de curso forzoso, la relación entre la cantidad de divisas que hay y la cantidad de papelitos, disminuye.

10 – Viendo que el banco central entrega cada vez más divisas, el estado obliga a toda entidad financiera a no entregar más divisas a las personas, a no ser que concurran con una autorización del fisco que dice qué cantidad de las mismas (proporcional a su sueldo) pueden comprar.

Como aclaración, la Constitución Nacional dice en el art. 19 que toda actividad que no esté expresamente prohibida, está permitida. Intercambiar papelitos no es una actividad prohibida por ninguna ley, no viola de ninguna forma el derecho de propiedad, no atenta contra la vida ni contra la libertad de las personas. Por cierto, en un esquema republicano nadie puede tener una sentencia previa. O sea, no puede imputársele un ilícito sin el debido proceso en un Juzgado local o nacional. Exigir el comprobante del origen de los fondos para la compra de divisas, viola totalmente este derecho. Están invirtiendo la carga de la prueba. Si se sospechara que alguien está comprando dólares con dineros que provienen de un ilícito, tienen que probar ese ilícito ANTES. O sea, si una persona está trabajando «en negro» y es considerado un delito (una ridiculez total), primero debería llevarse a cabo un juicio contra esa persona, no se le puede prohibir hacer transacciones mientras tanto. Por cierto, los que sí están obligados a previamente declarar el origen de sus fondos son los funcionarios públicos, dado que son los únicos que pueden estar haciéndose con fondos de los pagadores de impuestos o pueden estar entongados favoreciendo a alguien con regulaciones o incumpliendo sus funciones, coima mediante. (Curiosamente éstos tipos son los que nunca tienen problemas para comprar divisas en ninguna cantidad).

11 – Se desdobla «de hecho» el mercado de cambios: existe el dólar «oficial» al precio «oficial», que solo algunas personas pueden comprar y aparece el dólar «negro», más caro, para todos aquellos que desean comprar y el fisco no los deja, a pesar de no haber cometido ningún ilícito en sus actividades ni atentar contra nadie.

12 – A medida que la inflación sigue aumentando, y el estado sigue demandando bienes y servicios mucho más allá de lo que le permite su confiscación impositiva, las personas ven cómo cada vez sus papelitos de curso forzoso valen cada vez menos. Viendo que el dólar «oficial» sigue valiendo lo mismo, lo perciben como barato y se lanzan a comprar todo lo que pueden. Todo lo que el fisco les permite. Los que no pueden comprar, acuden a proveedores no autorizados por el estado para comprar esta divisa, pagando incluso un 10% más

13 – Personas que no están usando los dólares que les permite comprar el fisco para ahorrar, se dedican a hacer la siguiente maniobra: comprar todos los dólares que les permite el fisco por su trabajo «en blanco», a precio barato (en realidad, el precio es uno solo y es el que el mercado está dispuesto a pagar, en este caso, el del dólar en negro, por lo tanto, el dólar «oficial» simplemente está siendo subsidiado). Inmediatamente acuden a las famosas «cuevas» a venderlo a precio de dólar «negro», haciéndose en un par de horas una tentadora diferencia en su salario, de entre un 10 y un 20%, para nada despreciable. Esto es lo que se conocía en los 80s como la «Bicicleta Financiera» (aunque en esa época también incluía operaciones muy cortas de plazos fijos y retiro).

14 – El banco central sigue desangrándose de dólares, puesto que la inflación sigue en aumento. Las reservas ya no alcanzan para cubrir los subsidios que el estado tenía planeado gastar en energía para que no fueran necesarios los aumentos en las tarifas, que siempre tienen un gran costo político.

15 – El estado prohibe «de hecho» la venta de dólares al público en toda entidad financiera. El fisco ya no autoriza a que nadie pueda comprar divisas, aún si tienen haberes «en blanco».

16 – Se dispara el precio del dólar. ¿De cuál? Del único que se puede conseguir, del dólar en negro. La diferencia ya no es de un 10%, sino de un 20%.

17 – La AFIP y la policía encuentran a una persona cambiando papelitos de curso forzoso por divisas, y lo detienen. Lo apresan. Le niegan su libertad.

¿Cómo se llega a que el estado aprese a una persona por intercambiar papelitos? En especial…papelitos que no significan nada. Los verdes salen de una imprenta de Estados Unidos y los otros salen de una imprenta de Sumbutrule, amigo del vicepresidente de la nación.

Además, si nos fijamos cómo se fueron desenvolviendo los acontecimientos, vemos que hay un solo agente que generó todas las situaciones que llevaron a que ese mismo agente arrestara a un inocente. El estado es el que prohibe que las personas intercambien y hagan contratos en el medio que quieran. El estado es el que obliga a que las divisas pasen por sus manos. El estado es el que fija tarifas por debajo de los costos y trata de subsanar esto mediante la entrega de subsidios. El estado es el que aumenta descontroladamente la cantidad de papelitos de curso forzoso destruyéndolo como reserva de valor. El estado es el que impone restricciones creando inmediátamente mercados «negros». El estado es el que vende los dólares a precio más bajo del que están en el mercado, y justamente se los vende a la gente de más recursos. El estado es el que impide que la gente guarde su riqueza como más le guste.

Y finalmente, el estado es el que mete preso a una persona inocente, que, lo único que estaba haciendo era ayudando a otras personas inocentes a protegerse un poco de las acciones de los burócratas de turno.

Agresión tras agresión tras agresión tras agresión. Nunca estuvo mejor evidenciado lo que es el estado:

Agresión al no dejarte intercambiar como vos quieras.

Agresión al obligarte a usar sus papelitos.

Agresión al demandar bienes y servicios imponiendo más papelitos de los que había, tratando de violar la Ley de Say.

Agresión imponiéndose ante emprendimientos que a nadie perjudicarían, como la banca y el cambio de divisas.

Agresión al impedirle a ciertas personas realizar intercambios voluntarios de papelitos. En especial a los más pobres.

Agresión metiendo en una jaula a aquel que ayudaba a sus compatriotas a preservar el fruto de trabajo de un agresor expoliador.

Ahí está el estado sín máscaras. El estado es agresión pura y dura. Mientras puede robarle a otros y hacerse una fiestita, por ahí te deja en paz. Por ahí hasta te tira una migaja. Pero ¡ay de vos si llegado el momento te encuentra haciendo algo que perjudica sus intereses momentáneos! Están dispuestos a todo, a robarte, a expoliarte, a obligarte y, si es necesario, a encerrarte.

Muchas personas, creo que cerca del 95% de los habitantes de la Argentina se la pasaron y se la pasan pidiendo más y más estado. Lo que están pidiendo es más y más agresión. Cuidado con lo que pedís, porque un día sin darte cuenta van a caer los representantes de la agresión y te va a tocar a vos.

La inflación en una página

Por Henry Hazlitt

[Publicado originalmente en The Freeman – Mayo 1978]

1. La inflación es un aumento en la cantidad del crédito y dinero. Su principal consecuencia es el aumento de precios. Por lo tanto la inflación —si hacemos mal uso del término para referirnos al aumento de precios en sí — es causada solamente por la impresión de dinero. Por esto, la política monetaria del gobierno es enteramente responsable.

2. La razón más frecuente por la que se imprime dinero es por la existencia de un presupuesto desequilibrado. Los presupuestos desequilibrados son causados por gastos extravagantes de los gobiernos que no quieren o no pueden pagar aumentando la recaudación impositiva. Los excesivos gastos son principalmente resultado de los esfuerzos del gobierno en redistribuir la riqueza y el ingreso —en pocas palabras, forzar al productivo a sostener al improductivo. Esto erosiona los incentivos de trabajo tanto para el productivo como el improductivo.

3. Las causas de la inflación no son, como se suele decir, «múltiples y complejas», es simplemente el resultado de imprimir demasiado dinero. No existe nada llamado «inflación de costos». Si, sin un aumento en el stock de dinero, los salarios y otros costos se elevan, los productores que intenten pasar los costos alzando los precios, sencillamente venderán menos productos. El resultado será una reducción en la producción y una pérdida de empleos. Costos más altos solo pueden traducirse en precios de venta más altos cuando los consumidores tienen más dinero para pagar precios más altos.

4. Los controles de precios no pueden detener o aminorar la inflación. Siempre hacen daño. Los controles de precios simplemente ajustan o eliminan los márgenes de ganancia, y llevan a cuellos de botella y escasez. Todos los controles de precios y salarios, incluso el «monitoreo» de los mismos, es simplemente un intento de los políticos de trasladar la culpa de la inflación a los productores y vendedores, en vez de a sus propias políticas monetarias.

5. La inflación prolongada nunca «estimula» la economía. Al contrario, la desequilibra, irrumpe, y mal dirige la producción y el empleo. El desempleo es principalmente causado por excesivos salarios en algunas industrias, producto de las demandas extorsivas de los sindicatos, las leyes de salario mínimo (que mantienen a los jóvenes y a los que no tienen instrucción sin trabajo), o por prolongados y demasiados generosos seguros de desempleo.

6. Para evitar un daño irreparable, el presupuesto debe equilibrarse lo antes posible. El equilibrio debe lograrse recortando el gasto imprudente, y no aumentando la carga impositiva que ya de por sí se encuentra socavando los incentivos y la producción.

(Vía BB)

Escombros del modelo: Subsidios

Es imposible negar la realidad todo el tiempo, en algún momento el rey se da cuenta que está desnudo, los castillos de naipes se derrumban con una leve brisa, y los soñados desaparecen cuando se despiertan sus soñadores. Sensaciones nuevas, y no tanto, para el modelo K.

De Vido y Boudu se enteran de que existe la realidad

La quita de subsidios es uno de los primeros pasos en el derrumbe del tan mencionado «modelo», que a pesar de mantener el constante influjo de dólares verde soja, ya no puede sostener al Leviatán. Por eso mismo, hace algunas semanas se comenzó a anunciar la quita de subsidios, al sector de servicios públicos. Todo comenzó siendo un gran chiste, apenas un 0,87% de los subsidios iban a ser recortados. Ese era solo el principio.

La semana pasada, expandieron la quita a algunos barrios de la Capital y countries, hasta ahora la quita es de un 5,65 %. Apenas 3.900 millones de los 70 y pico mil millones de pesos en subsidios, o poniéndolo en números más comprensibles, si gastaban 1000 pesos  ahora gastan 56,5 pesos menos.

Al parecer, finalmente será a partir de hoy (y no del lunes pasado) que se podrá comenzar a renunciar a los subsidios aquellos que no los requieran, y los próximos meses solo se les mantendrá a aquellos que soliciten que se los mantengan, previo análisis de un organismo que todavía no se sabe cuál será.

Esta medida es apenás un temblor preliminar que anuncia lo que se viene, el sismo, las réplicas y el tsunami todavía esperan.

TANSTAAFL. La quita de subsidios no le debería causar sorpresa a nadie que entienda lo que quiso decir Robert Heinlein cuando escribió «No hay tal cosa como un almuerzo gratis».  Nadie puede evadir la realidad por un lapso de tiempo demasiado largo, y ese período está llegando al final. En realidad, todos sabían que los subsidios en algún momento tenían que eliminarse, la pregunta era cómo y cuándo. Si las cosas se cumplen como dicen, lo que dudo que sea cierto, será bastante rápido, aunque un puñado de personas, los que cobran una  jubilación mínima y los beneficiarios de la  asignación por hijo no tendrán que preocuparse, por el momento.

La solidez del modelo

Sin embargo no todas son buenas noticias. Si uno toma distancia y ve la big picture, se dará cuenta que la política de la quita de subsidios no se enmarca en la aplicación de cierta racionalidad económica, o un plan para reducir el gasto, los impuestos y el tamaño del gobierno. Eso, sólo en sueños. La quita de subsidios, planeada en 20.000 millones de pesos, es una parte menor de los 75.000 millones de pesos totales. Se elimina poco y queda mucho por eliminar.

La quita de subsidios tampoco significa una disminución  del gasto público, es solamente suspender el gasto en subsidios a los servicios públicos por el hecho de que mantenerlos era muy caro, al aumentar en un porcentaje importante todos los años. No habiendo una baja de impuestos, lo único que harán es continuar gastando ese dinero, que no les pertenece, en lo que a ellos les parezca mejor para sus ambiciones, y las de sus amigos.

Aequalitas ante legem. Algunos de los que se han manifestado en contra de los subsidios se quejaron de como se estaría violando la igualdad ante la ley al establecer que algunas personas recibirían subsidios y otros, no. Un argumento bastante endeble, y mucho menos si lo sostiene alguien que se considera liberal.

La igualdad ante la ley, en primer lugar, es en relación a los derechos que uno tiene. Al no existir  «derecho a ser subsidiado», no existe un reclamo válido para que todos sean subsidiados. Lo que se está pidiendo ahí es, que expandan un privilegio. Además, ¿propondrían los mismos que se quejan ante la igualdad ante la ley que todos reciban la asignación por hijo o un plan trabajar, esgrimiendo ese argumento? No lo hacen.

Otra de las cuestiones que se estuvo analizando sobre la política de los subsidios es la injusticia que representan por consistir en una transferencia de recursos desde los sectores más pobres, de todo el país, hacía el distrito más rico, la capital. Este argumento no tiene ninguna importancia en la categorización de los subsidios como justos o injustos. Aún si el diseño del plan para subsidiar se modifica, y solamente se mantienen los subsidios para los que menos tienen, seguiría siendo injusto. Su injusticia radica en que son transferencias forzadas, en que no se tratan de acuerdos libres y voluntarios, sino imposiciones estatales, de lo contrario una transferencia de recursos de pobres a ricos, de forma voluntaria, no sería injusta  bajo ningún aspecto desde el punto de vista liberal.

¿Inflación? No, gracias. La quita de subsidios no sólo tendrá consecuencias en las cuentas del gobierno, sino también en las cuentas del hogar. En el diario La Nación señalan, de manera equivocada, un aumento de la inflación como consecuencia de esta medida:

Todavía el ajuste no llegó a su fin. El gobierno de Cristina Kirchner tiene en carpeta la eliminación total de subsidios para el gas, la luz y el agua también para las industrias, las empresas de servicios y los comercios, aunque proyecta hacerlo de manera segmentada y con una exhaustiva revisión sector por sector y empresa por empresa. La Presidenta tiene un gran temor: que el cambio provoque un fuerte impacto en los precios.

El periodista, Mariano Obarrio, en este caso incurre en el error de confundir inflación con un aumento de precios. La quita de subsidios no influirá en la inflación. No olvidemos que se trata de  una expansión de la oferta monetaria por sobre la demanda de dinero, que luego repercute en los precios, y no un aumento de precios per se. La quita de subsidios, en lo que si impactará es en los costos, en el cálculo empresarial, y en última instancia en los precios de la góndola. ¿Seremos ahora más pobres por consumir menos? No, vamos a seguir siendo igual de pobres que fuimos siempre, simplemente que no se va a poder seguir ocultando más esa pobreza, por lo menos en este pequeño aspecto de la economía.

La solución. La medida óptima que se debería tomar es eliminar con todos los subsidios, las regulaciones, las trabas para importar y exportar, bajar los impuestos, y otras medidas en ese sentido. Por supuesto que es irreal que algo así suceda, por lo menos bajo este gobierno en este momento. Sin embargo, en cuanto al sector de servicios públicos, son dos cosas que se podrían hacer para permitir que haya inversión en los diferentes sectores, disminuir las consecuencias de la escasez energética y de permitir innovación en el sector:

La solución: presionar el botón rojo.

1. En primer lugar, una desmonopolización de todos los servicios, permitir la libre competencia, por más que algunos afirmen que se trata de monopolios naturales.

2. Separar completamente lo que hoy se conoce como «servicio público» con el estado. Que las empresas proveedores de energía electrica, gas, agua, etc. funcionen como empresas privadas, sin estar supeditadas a control estatal, ya sea por sus tarifas, sus inversiones, o cualquier otro aspecto.

Pronto comenzarán a caer los primeros escombros del tan alabado modelo, no digan que no les avisamos.

Central….a clases!

¿Qué es la inflación? ¿Cómo se termina con ella? ¿Quiénes la están garpando y por qué?

Banco Central

Acá se afana!

¿Cuándo un argentino es dueño de lo suyo? ¿Puede la AFIP decirte qué comprar con tu plata? ¿Tiene la «Policía del Comercio» facultades para «castigarte» por tratar de comprar dólares? ¿Por qué se arma un mercado cambiario paralelo?

A fin de contestar éstos interrogantes y muchos otros, el Partido Liberal Libertario invita a todo el mundo a una Clase Abierta afuera del Banco Central (en especial que salgan los que laburan ahí adentro, a ver si aprenden algo y se dejan de joderle la vida a los ciudadanos). Con excelentes presencias, tanto de miembros del partido como de amigos de la casa y de la Libertad.

Lugar: frente al Banco Central (Reconquista 266, Microcentro porteño)

Día: Hoy martes 15 de noviembre.

Hora: 14.00 -> UPDATE:  A partir de las 13:30 ya se puede ir!

Como cada evento del PL, a contra natura de los tradicionales reclamos de diversos sectores, NO SE CORTARÁ EL TRÁNSITO y NO SE LE JODERÁ LA VIDA A LA GENTE (bueno, un poco más de bochinche que el usual habrá).

Están todos invitados a aglutinarse ante el grito «Si quiero comer arroz con manteca todo el mes y con el resto de mi sueldo comprar dólares, quién carajo es la AFIP para impedírmelo» (Copyright Marcelo Duclos, vocero del PL).

En general la fiesta la hacen adentro del Central, así que por una vez, se va a hacer afuera. ¡A disfrutar!

Esperamos a altas figuras como Guillermito, Amadito y Merceditas, que seguro se asoman.

El poker y la inflación

Cuando estaba en quinto año, allá por el año 2000 (época fea, cuando no había dignidad ni la juventud era militonta), se me ocurrió llevar un mazo de cartas de poker al colegio, un industrial del interior del país, para jugar en los recreos con unos compañeros.

Como nadie tenía un mango y, en definitiva solo jugábamos para ver quien la tenía má…bueno, se entendió, usábamos como moneda de apuesta, simples hojas de carpeta, que eran muy preciadas porque también escaseaban bastante (y las Rivadavia ni les cuento).

Teníamos una buena dinámica para no ser atrapados porque, por lo menos en aquella época, si un profesor te encontraba jugando, por más que fuera en el recreo, te sacaba las cartas. ¡Y ni hablar si veía que estabas apostando! Ya que el castigo era el mismo, también jugábamos en el taller y en algunas horas de clase.

Repartíamos rápido las cartas, cada uno las miraba y las escondía, se hacían las apuestas iniciales, dejando una pequeña cantidad de hojas en la mesa, se cambiaban cartas y se hacía la apuesta fuerte (en este momento, si alguien pasaba, no entendía qué carajo hacían cinco boludos mirando una parva de hojas en la mesa). Finalmente, se mostraban las cartas, se declaraba el ganador y éste se llevaba las hojas.

Mesa de Poker

Igualito que en mi colegio industrial

Para los que no tenían hojas ( y esto no era exclusivo para apuestas, sino para cualquiera que no las tuviera) en la secretaría te proveían de humildes cantidades de hojas del «Plan Social». Algunos de los miembros del Poker Club, utilizaban de éstas hojas en nuestros encuentros.

Un viernes, como éramos los de quinto año, nos prestaron el quincho del colegio para hacer un asado a la noche, incluso sin los profesores (éramos pocos y nos conocíamos mucho). Vaquita de por medio, salieron unas buenas carnes, unas cervezas y creo recordar que alguien tenía una botella de mezcladito marca «Fernandito», que mejor no saber qué contenía ni cómo era preparado.

Investigando un poco la sala de al lado del quincho, abajo de unas lonas, alguien hizo un descubrimiento fantástico (para lo que era una noche de pueblo de un grupo de fieros muchachos del industrial): una pila de cajas del Plan Social (llenas de resmas de hojas) organizadas como si fueran un JENGA gigante.

Como varios fascinerosos compañeros míos tenían ganas de hacer alguna macana, se les ocurrió que se iban a llevar algunas hojas. Algunos se llevaron una resma, algunos se llevaron dos resmas y, un personaje en particular, a quién me referiré como «El Doli», se llevó….¡una caja completa!

La imagen del Doli medio entonado, yéndose a su casa en bici cross de las chiquitas, intentando llevar la caja del Plan Social en el manubrio, zigzagueando por la calle, es una de las imágenes más graciosas de todo el secundario.

El lunes nos dimos cuenta de dos cosas:

Número uno, el crimen no paga, o por lo menos no lo hacía en esa época. Nos prohibieron la entrada al quincho del colegio y hacer asados para siempre. Cosa que pudimos eludir y, en el proceso, hacer que también fueran prohibidos los muchachos de cuarto, pero eso es otra historia.

Número dos, la inyección de dinero en la economía, hace que el mismo pierda su valor en proporción directa al dinero inyectado.

Como ya era costumbre en los recreos y en varias clases, saqué las cartas y nos propusimos jugar unas manitos. Dentro del club del póker, había uno o dos individuos que habían adquirido resmas del Plan Social. El momento de la apuesta fuerte, fue demoledor. Mientras algunos podíamos poner algunas hojas, éstos sátrapas ponían, sin importar la mano que tuvieran, un pilón imposible de igualar. Tenían la posibilidad de, en todas las manos, duplicar las apuestas posibles del resto. En tres manos, dejó de ser divertido, porque nuestro «dinero» ya no valía nada de nada. No teníamos el poder adquisitivo para «comprar» una apuesta decente.

Así fue que, unos chicos que apenas teníamos algún recuerdo de lo que era la inflación, presenciamos una rápida devaluación de un medio de intercambio (o inflación de las apuestas, como prefieran).

El tiempo pasó, el corralito, el corralón, la devaluación, la pesificación y la alta inflación, y somos pocos que recordamos algo tan básico y tan evidente como «qué es la inflación», «cómo se genera» y «cómo se termina».

Cierren el Banco Central

BCRA con leyenda "BCRA = Creador de inflación"Un Banco Central cuando cae en las garras del gobierno de turno lo financia, robándole su valor adquisitivo a los tenedores de los billetes que emite, licuando salarios, ingresos y ahorros.

Es hora de que los argentinos comprendamos que la maldita inflación no pasa solamente por el aumento de los precios de bienes o servicios, sino que el verdadero problema es la pérdida del valor de la moneda que los mide y compra.

Cada billete que sale de la maquinita sin ser requerido por el mercado, emitido para saciar la demagogia gobernante, nos hace más pobres.

Entonces, ¿cómo evitamos los burócratas de la clase política puedan manejar a su antojo nuestros salarios, ingresos y ahorros? Para eso el título, cierren el Banco Central.

Si necesitas más información para comprender como funciona el robo del BCRA estos son algunos de nuestros posts con mayor detalle:

BCRA con leyenda "quenotepisen.net"
quenotepisen.net
BCRA con leyenda "BCRA = Creador de inflación"
BCRA = Creador de inflación

Inflación: pensala VOS

Diariamente vemos como nuestros sueldos, ingresos o ahorros (los productos de nuestro tiempo, sudor y esfuerzo pasado) se ven reducidos por la inflación. Unos y otros se pasan la responsabilidad de este fenómeno sin que podamos escuchar un solo argumento racional de qué o quién lo produce.

Primero, para ver como se llega a la inflación, debemos comprender qué es un precio. Cito a Murray Rothbard en El Manifiesto Libertario:

El precio de cualquier cantidad dada de un producto es la cantidad de dinero que el comprador debe pagar para adquirirlo. En resumen, si alguien debe pagar $ 7 por 10 barras de pan, entonces el «precio» de esas 10 barras es de $7. Por lo tanto, este intercambio tiene dos lados: el comprador, con su dinero, y el vendedor, con su pan. Debería ser evidente que la interacción de ambas partes da origen al precio de mercado. En resumen, si hay más pan en el mercado, el precio baja (el aumento de la oferta reduce el precio); si, en cambio, los compradores de pan tienen más dinero, el precio aumenta (el aumento de la demanda eleva el precio). Ahora hemos encontrado el elemento crucial que limita y retiene la cantidad de la demanda, y por ende el precio: la cantidad de dinero que posee el consumidor. Si el dinero que tiene aumenta un 20%, entonces la limitación sobre su demanda decrece en un 20%, y, si todos los demás factores permanecen constantes, los precios tienden a aumentar también un 20%. Hemos encontrado el factor crucial: el stock o la oferta de dinero.

Inflación
Click para índices no definidos por los propios causantes del fenómeno.

Si la moneda se comporta como un bien más lo que debemos hacer entonces es preguntarnos quién define el stock u oferta de dinero para así descubrir al causante de la inflación. ¿Son los empresarios como dice la izquierda?, ¿son los aumentos de sueldos y los sindicalistas como dice la derecha?, ¿son los consumidores tal vez? No, son los gobiernos.

Los gobiernos mediante sus bancos centrales determinan monopolicamente que cantidad de circulante de papelitos de colores (dinero fiduciario) habrá en la comunidad. Para esto no solo cuentan con la emisión directa (impresión de billetes), sino también variados métodos con pomposos y técnicos nombres que pueden iniciarse como simples asientos contables: monetizar deuda, esterilizar deuda, encaje fraccionario (con ayuda de la banca privada) o tipo de cambio competitivo (un tipo de cambio artificial afectará la oferta de dinero ante los cambios en la balanza comercial).

El para que lo hacen es más sencillo aún, si necesitan más fondos (gasto público) e incrementar impuestos o tomar deuda pública genera la justa resistencia y rechazo de la comunidad, entonces la clase política podrá robarnos e incrementar sus arcas con una metodología compleja que hasta les permite culpar a otros del saqueo. Allí esta la perversidad de la sola existencia de un banco central, su curso forzoso y su monopolio en la emisión de dinero nos hace a los trabajadores esclavos de sus decisiones y defaults, no podemos desligarnos de el, podrá afectar nuestros ahorros, sueldos y contratos a su antojo.

Mercedes Marcó del Pont y Ben Bernanke
Mercedes Marcó del Pont y Ben Bernanke, presidentes de los bancos centrales de Argentina y EEUU, y responsables de la creciente inflación de sus respectivos países.

Sin la existencia de un banco central si un gobierno gasta de más o «hace mal las cosas», mas allá de empeorar la calidad de los servicios que monopolicamente nos presta, afectará a sus proveedores y empleados, pero no se llevará puesto en su caída a toda la comunidad. No podrá licuar sus deudas con nuestro patrimonio, no afectará nuestros depósitos y sueldos y no alterará los precios de bienes o servicios.  El resto de las personas podría continuar viviendo en paz mas allá de los problemas económicos del gobierno.

Pero no quiero que te quedes con mi opinión, ni con la del mainstream económico, ni con la de los burócratas del FMI, ni con lo que alguno de la BEA (blogosfera económica argentina) como Lucas Llach, Luciano Cohan o el facho corporativista de Ricardo Rotsztein te diga, pensala vos. Usa el sentido común, no te dejes llevar cuando te colorean el tema hablando del BCRA y como funciona internamente (miralo como una caja negra), en su raíz el tema es sencillo.

Armate una mesa con amigos, repartí papelitos de colores o billetes del Estanciero o Monopoly, simula libres intercambios con un stock de bienes fijos entre ustedes usando esos papelitos e inyecta de pronto más papelitos. Juga un poco con eso y fijate que paso con todos los precios en la mesita luego de agregar papelitos. Pensa por vos mismo, saca tu propia conclusión.

Promo Libre

Hoy mientras caminaba por el subte yendo al trabajo, agarré un Diario La Razón y me puse a ver la nota de tapa. Leí la volanta… y paré de caminar: «Me siento libre cuando puedo elegir de todo». La nota (o publicidad, da igual) hacía alarde de cómo «respondiendo a la necesidad y al pedido de los consumidores, todos los medios de pago están disponibles», y la promo amplía «sos libre para elegir cómo pagar», «sos libre porque tenés más de un día para venir», «sos libre para elegir los productos en promoción». En síntesis, la libertad «vende». Y, paradójicamente, es comprada porque nunca le fue tan bien a Carrefour como con esta promo.

Pero qué pasó con el mito de los formadores de precios? Con esos monstruos viles y egoístas que quieren perjudicar al pobre trabajador? Y la inflación? Y Candela?

En competencia, las empresas pueden sacar este tipo de promos que no hacen más que incentivar la baja de precios y satisfacer mejor a los consumidores. En competencia el trabajador, el consumidor, es libre y se beneficia por un grupo de empresarios que luchan entre sí para satisfacerlos mejor. En libertad, el consumidor es el rey.

Hoy, Carrefour, con su Promo Libre, me robó una sonrisa. Obvio que no les voy a comprar, porque tengo un chino a 2 cuadras y gracias a las exenciones fiscales que tienen y que venden marginalmente, probablemente siempre sean una mejor opción, pero no puedo menos que aplaudir de pie el hecho de que basen una campaña en la libertad, en darle el poder al consumidor y que, en consecuencia, les vaya bien.

No hay medida del gobierno que pueda siquiera acercarse a los beneficios que genera la inventiva comercial. No seas ganso, cuando compres, si querés cuidar tu bolsillo, Elegí Ser Libre.

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