Evitas de oro

Interesante propuesta del Partido Liberal Libertario:

El Partido Liberal Libertario consideró que el lanzamiento del billete de $ 100 en homenaje a Eva Duarte de Perón es simplemente una cortina de humo para dejar de lado el debate sobre la inflación y centrarse en nimiedades como las figuras históricas de los billetes. Como ya ha expresado recientemente, el PL propone evitarnos el estéril debate sobre a quién poner y a quién no, tanto en billetes «homenaje» como en potenciales billetes de mayor denominación.

Gonzalo Blousson, presidente del PL, manifestó que «no tenemos que caer en la trampa de discutir acerca de que figura histórica estará en los billetes que se emitan. Acá hay que hablar de la inflación, y como con esta nueva serie podrán, con la excusa de homenajear a Eva Perón, aumentar el ritmo de emisión monetaria, cuyos efectos se terminan reflejando en una disminución mucho más rápida del poder adquisitivo de la moneda y un aumento en el costo de vida».

«Si el gobierno quiere verdaderamente homenajear a Eva Perón no lo debería hacer en un billete que pierde un 30% de su valor anualmente, más bien deberían garantizar su respaldo en oro. Es decir, que por cada billete que se emita con la cara de Eva Perón, el Banco Central posea una equivalencia fija de oro en sus reservas, y que el billete sea convertible en ese metal» propuso Blousson.

Desde el PL recomendaron que cada nuevo billete tenga como respaldo 4 gramos de oro, de esta forma guardará relación con el valor que tenían $ 100 en 1952, año de la muerte de la homenajeada.

Con la propuesta de la agrupación liberal, el «Peso Evita» sería mucho más valorado por la gente al ser un instrumento para protegerse de la inflación, ya que no se vería afectado por la expansión de la oferta monetaria. Así existiría la opción de una moneda confiable para el ahorro, que no perdería su valor como lo hace el peso.

«Si bien nuestra propuesta para terminar por completo con la inflación es otra, adoptando esta iniciativa los argentinos al menos podrán estar protegidos de la emisión descontrolada», concluyó Blousson.

El PL propone derogar el curso forzoso del peso y con ello eliminar el Banco Central, evitando entonces imponer en intercambios y contratos a una moneda en la que la ciudadanía no confía. De esta forma los argentinos no nos veríamos expuestos a la constante pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios, cuya causa se encuentra en la necesidad de los gobiernos de contar con un financiamiento rápido, fácil y encubierto, para solventar su gasto público.

Alianzas sin futuro

Ser libertario en este mundo estatista es estar la mayoría de las veces en minoría, especialmente a la hora de compartir nuestra visión del mundo con los demás, explicar nuestro proyecto de sociedad libre, y en general en toda discusión política. Sin embargo, tremenda soledad disminuye cuando hacemos zoom en algunas áreas y encontramos aliados específicos que sin ser libertarios son defensores de la libertad en sectores determinados. Ejemplos hay muchos, los que quieren legalizar las drogas, los que defienden el derecho a portar armas, los padres preocupados por la educación en casa (homeschoolers), los homosexuales que prefieren anular el matrimonio estatal, los comerciantes agobiados por las regulaciones, y un largo etcétera. La posibilidad de trabajar conjuntamente con las agrupaciones que  se oponen a la interferencia del gobierno en sus aréas de interés es una gran herramienta para lograr avances concreto en el camino para lograr una sociedad libre.

Desafortunadamente, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, en Argentina este tipo de organizaciones son escasas. No porque haya poco compromiso por parte de la sociedad civil, sino porque las organizaciones que surgen en Argentina y que aparentemente están para defender los derechos individuales, en realidad los desprecian tanto como los que los violan y apelan a una selección sesgada sobre que derechos defender y cuales no.

El primer caso que encontramos es la Asociación por los Derechos Civiles (ADC),  a pesar de que indican que están comprometidas con la defensa de los derechos constitucionales, una breve visita a su sitio web nos muestra como en realidad se trata de una asociación destinada a promover una mayor intervención del estado en diferentes áreas y no una defensa de los derechos individuales como si sucede en otros países. La libertad de expresión y la tolerancia religiosa son tal vez las dos causas afines a las que se dedica la ADC, un numero bastante bajo en comparación con lo que sucede en otras partes del mundo. Un caso paradigmatico de este tipo de asociaciones es la American Civil Liberties Union (ACLU) que desde 1920 han demostrado un compromiso más serio en la defensa de los derechos individuales, especialmente libertad de expresión, en famosos casos como la marcha del Partido Nazi Americano en la comunidad de Skokie, Illinois. A pesar de su tendencia hacia la izquierda, la ACLU demostró ser madura y defender los derechos de aquellos que no piensan como ellos, y que incluso se oponen a toda su obra.

Otro caso que podemos mencionar es el de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) que en vez de adoptar una postura imparcial como lo hacen en Copblock, decide priorizar aspectos ideológicos de su línea marxista en vez de presentar una organización seria dedicada a monitorear casos de abuso y brutalidad policial. Otra demostración de la inmadurez en la participación de la sociedad civil para controlar este tipo de acciones.

Entre las asociaciones destinadas a promover la legalización de las drogas, el problema es similar. Si bien se puede coincidir en algunas cuestiones fundamentales, organizaciones como la Asociación de Reducción de Daños de Argentina o la revista THC, se rehúsan a adoptar como posición la existencia de un mercado libre de drogas, y hacen especial hincapié en la necesidad de que junto a la legalización el estado implemente un «Plan Nacional de Información, Prevención, Asistencia y Reducción de Daños que aborde la realidad del uso de drogas, los consumos problemáticos y las adicciones, Público, Universal y Gratuito» como dice en el sitio web de ARDA.

Por suerte, no todas las organizaciones comparten estás características. Un caso para destacar es la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina (ALUTARA) que ha defendido de forma consistente los derechos de tenedores y usuarios de armas, sin importar la orientación ideológica de sus miembros.

A pesar de la penosa situación de las ONGs en cuanto a la falta de un compromiso consistente con la defensa de los derechos individuales en su campo de acción, no es imposible la colaboración con estas asociaciones en cuestiones muy puntuales con la suficiente necesaria para no terminar siendo cómplices de la promoción de la violencia estatal. Sin embargo, aquellos libertarios que tienen intereses particulares en determinadas áreas y ven a las ONGs que mencionamos como espacios donde no tienen cabida, por tratarse en realidad de grupos ideológicos con una agenda concreta para promover la agresión como método de resolución de conflictos, entonces queda una sola cosa por hacer: emprender. La salida es generar nuevas ONGs que estén dedicadas a promover la libertad en un sector en particular pero para todos, y no solo para aquellos que se adecuan a sus intereses políticos.

El más bueno de todos

[Publicado originalmente en La Crisis es Filosófica el 20 de julio de 2012 – Ver post original]

En la carrera para ver quién es el político más bueno, simpático y amable, el último paso lo ha dado el vecino porteño Mauricio Macri.

 El último proyecto buenista del PRO es la inauguración del “Paseo de la Historieta”, una “iniciativa que forma parte de Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, una unidad de proyectos especiales que depende de Jefatura de Gabinete de Ministros” que consiste en la realización de un recorrido de esculturas que representan a clásicos de la historieta nacional, como Isidoro Cañones (que para los chicos de hoy representa tan poco como He-Man) o Mafalda. Todos buenos y simpáticos.
Además de las esculturas, como todo se hace en nombre de las propiedades curativas del arte[1], el camino estará decorado con murales pintados por “reconocidos artistas” y “señaléticas en luminarias que guiarán el camino”.
Hasta aquí todo maravilloso. Los niños no entenderán nada, pero seguro que los padres de alguna generación podrán encontrarle algún disfrute al paseíto, sobre todo dado que la “entrada” es gratuita.
Ahora bien, ¿no se detuvo Mauricio a pensar todas las cosas que podrían hacerse con el dinero que va a destinar al Paseo de la Historieta? Alguno pensará que es mejor invertir en hospitales que en decorar de una manera más alegre –y cultural, por supuesto – los espacios públicos de la Ciudad. Pero pensemos en otra cosa: ¿qué tal si ese dinero nunca hubiera sido manejado por el ministerio?
Es decir, si al municipio le sobran unos billetes y por tanto decide gastarlo en un divertido y amigable paseo de la historieta, ¿por qué no mejor devolverlo al lugar de donde lo tomó en primer lugar, el bolsillo de los ciudadanos?
¿Pensará Macri que de no existir su “intermediación”, el buenazo museo no existiría? Y si este fuera el caso, ¿quiénes son él y sus ministros para juzgar mejor que nosotros qué hacer con el dinero que ganamos?
¿O es acaso que si él devolviera el dinero a la gente y se privara de realizar sus simpáticos proyectos no podría ampliar su aparato y clientela política con lo que tendría que empezar a pagar de su bolsillo la imagen de canchero-pro-cultura-popular que quiere difundir?

Alguna vez lo comentamos, la lógica macrista no es distinta a la lógica de los Kirchner en estos temas.

Por un lado, creen que ellos (personas de carne y hueso igual que nosotros) son los más aptos para decidir cómo gastar o invertir aquello que ganamos con nuestro trabajo.
Por el otro, ambos aprovechan que la mayoría de los ciudadanos paga impuestos para financiar todo tipo de campañas que son puramente políticas, de corto plazo y que no sirven para nada (en serio, ¡para nada!) más que para aumentar su propia imagen en las encuestas.
Por suerte, a menudo, ni siquiera eso consiguen.

[1] “Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, una unidad de proyectos especiales que depende de Jefatura de Gabinete de Ministros, y que fue creada con el objetivo de generar políticas públicas que fortalezcan la identidad y el sentido de pertenencia, promuevan la participación ciudadana y el ejercicio de valores comunes, y fomenten el respeto por las normas de convivencia, con el fin de lograr cambios culturales para una mejor calidad de vida de todos los que viven y transitan la Ciudad.”http://www.buenosaires.gov.ar/noticias/paseo-de-la-historieta

Vivir con lo nuestro (II)

En este artículo explorábamos la ridícula idea de la autosuficiencia dentro de un país. Vamos a seguir trabajando sobre la idea del proteccionismo, tomando ahora otro enfoque.

El argumento proteccionista dice que cerrar las fronteras —a través de barreras arancelarias, cuotas de importación, o directamente prohibiciones—es beneficioso, porque fomenta el desarrollo de la industria local.

Divide y vencerás

Sin embargo, si hacemos un análisis histórico, podemos ver que las fronteras son totalmente accidentales. Si una batalla hubiese tenido un desenlace distinto, quizás Uruguay formaría parte del territorio argentino, o Formosa y ciertas zonas de Brasil seguirían perteneciendo a Paraguay (si resultaba victorioso en la Guerra de la Triple Alianza), o el gobierno argentino tendría soberanía sobre las Islas Malvinas.

El argumento proteccionista, si pretende resistir un análisis, debería funcionar sin importar la distribución geopolítica del momento. ¿Qué pasaría entonces si hubiese habido una guerra civil, y el país estuviera atomizado en lo que ahora son las provincias?

Nos despertamos en una provincia —ahora país— cualquiera de la Patagonia, con la intención de ir a desayunar y leer el diario. Nos encontramos con que el diario es más caro, porque el papel está hecho con caña de azúcar, que se cultiva y procesa en Jujuy. Como, por las condiciones climáticas, es imposible producirlo en la Patagonia, no queda otra que importarlo, pagando los impuestos correspondientes. También “nos desayunamos” el hecho de que el desayuno subió de precio. La opción a, café con leche y medialunas, requiere de café importado (de Brasil, México, Colombia, etc., porque la pequeña producción de Chaco, Corrientes, Misiones y Salta apenas alcanza para autoabastecerse), ahora también leche importada de la zona pampeana, y harina y manteca importadas de la misma zona para hacer las medialunas. Para endulzar el café, también tenemos que importar azúcar. La opción b, tostado de jamón y queso con exprimido de naranja, subió de precio también. El pan se hace con harina proveniente de la pampa, al igual que el queso. El jamón podría ser local, pero sería más caro igualmente, porque los cerdos son alimentados con maíz y soja principalmente, que ya sabemos de dónde vienen. Las naranjas se producen en su mayoría en Tucumán, así que el jugo está más caro también.

Enfilamos para la facu o la oficina en Capital Federal (que es parte del país Buenos Aires), puteando porque el bondi aumentó, ya que para fomentar la producción de petróleo local se le agregaron impuestos a la nafta que viene de la patagonia[1]. Nuestros insumos tipo cuaderno están también más caros, porque ahora el ciclo productivo cruza dos fronteras hasta llegar a la librería: el papel se produce en Jujuy, y se transforma en cuadernos en la planta Ledesma de San Luis.

Abrimos el local en Entre Ríos, y ponemos la radio de fondo. ¡Cómo extraño escuchar Los Redondos! Con las nuevas regulaciones, tiene que sonar un 70% de música nacional en todas las emisoras. Te tiene que gustar el chamamé, sino vas muerto.

Hacemos el break para almorzar en Mendoza. La milanesa con papas fritas aumentó jodido, porque solo el 10% de los animales que se consumen son criados en la provincia-país (¿¿por qué carajo no hay vacas en Punta de Vacas??). Pero bueno, ¡estamos ayudando a la ganadería local! Todo sea por la patria. Y las papas vienen casi todas de Balcarce. Si para el postre queríamos, como antes, una fruta que venga del Valle de Río Negro, cagamos, porque en cada bendita hectárea de la provincia estamos cultivando uvas, y no hay espacio para otras frutas. ¡Uvas serán, pues!

Reanudamos la jornada laboral en la fábrica del conurbano. Cayeron las ventas de autos, porque nos vimos obligados a aumentar los precios. La aduana le puso trabas al aluminio que viene de Aluar en Puerto Madryn, Chubut, y lo estamos pagando casi un 100% más caro. ¿Cuánto falta para que abran una planta de producción acá en Buenos Aires? Y menos mal que los de Aluar sacan la energía de la represa de Futaleufú, que está en la misma provincia-país, imaginate lo caro que estaría el aluminio si aparte tuvieran que importar esa cantidad de kiloWatts. El quilombo lo tenemos nosotros; el Parque Industrial no se auto-abastece ni por casualidad, y el comprar energía “de afuera” también contribuye al aumento de precio de nuestros productos.

Un cortecito para el mate. ¡Cómo aumentó la yerba! ¿Tanto les cuesta a los dueños de los campos bonaerenses generar artificialmente un clima subtropical para cultivar yerba mate? Digo, así no hay que importarla de Misiones. Y bueno, también ahora el alfajor Havanna, por más que sea más caro, es “la que va”, porque no les vamos a dar el gusto a los vecinos de consumir alfajores santafecinos.

Menos mal que hoy es viernes, y el plan acá en Córdoba es ir a comer a un restaurant y después ir al cine. Mi menú favorito aumentó también, porque por un lado está difícil criar merluza en agua dulce y hay que importarla (garpando el 50% de impuesto que se le puso, cuya recaudación se destina en subsidios para fomentar la crianza en piletas de agua salada acá), y por el otro ahora hay que pagar el impuesto a los vinos que vienen de San Juan y Mendoza. El plan b era la empanada salteña, pero como no quiero que me tilden de “cipayo vendepatria” por querer extranjerizar nuestras costumbres culinarias, no lo pido. Y el cine, últimamente, una cagada. Antes todas las pelis venían de Buenos Aires o directamente de Hollywood o Europa, pero como pusieron una cuota máxima de películas foráneas en las salas, para ayudar al cine local, tenemos que conformarnos con la pedorrada que se filma acá. ¿Cuántas pelis con la banda sonora hecha por La Mona Giménez nos vamos a tener que bancar?

Nos vamos a dormir en La Pampa, pensando en el laburo que tenemos que hacer mañana en la casa que nos estamos construyendo: hay que terminar de poner el piso nuevo, que desgraciadamente nos salió el doble de caro porque hubo que importar los céramicos de Zanón, en Neuquén. Lo bueno es que cuando terminemos hacemos el asadito para festejar. Vaca va a tener que ser, porque el forro del Guillermo Moreno pampeano no nos deja pasar el cordero patagónico por la aduana.

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[1] Y este arancel afecta a toda la producción agrícola, altamente dependiente del petróleo, encareciendo por partida doble los productos alimenticios, que tienen que volver a cruzar la frontera para volver a la Patagonia.  

El estado de la basura

Publicada originalmente por Juan Manuel Drangosch en la web del Partido Liberal Libertario

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La discusión respecto de la basura ha sido sobre si la maneja el Estado nacional o el Gobierno de la Ciudad. ¿Y sí no la maneja el Estado?

Basura. Es. Basura.

Uno de los temas candentes en la agenda del gobierno porteño es el problema de la basura. Históricamente ha sido el Estado el encargado de la recolección de residuos en las grandes ciudades, con lo cual nos pondremos a pensar un poco por fuera de la caja estatista, para encontrar soluciones de mercado a este problema.

Primero examinemos cómo funciona el sistema actual: el municipio hace una licitación, en donde una empresa (o varias, si dividimos la ciudad por zonas) es elegida y se hace cargo de la concesión del servicio. El dinero para pagarle a la empresa proviene del impuesto ABL, que está relacionado con el valor de la propiedad y no con la cantidad de basura producida por el inquilino.

 

  • Problema número 1: si existiese un ciudadano que no produce un sólo gramo de basura, también está pagando por el servicio.
  • Problema número 2: no hay un incentivo económico para generar menos desechos. El ciudadano que recicla, reutiliza o es más ecológico a la hora de elegir el packaging de los productos que consume, paga el mismo importe que el que produce basura indiscriminadamente.

Prosigamos. La basura acumulada por la empresa se dirige a una planta de procesamiento, donde es comprimida para ocupar menos espacio. A continuación se la envía a un basurero o relleno sanitario. Este terreno es propiedad del Estado, y su ubicación fue asignada arbitrariamente por los funcionarios de turno. El subsuelo bajo ese basurero también es de propiedad pública.

  • Problema número 3: los asentamientos cercanos a los basurales sufren las externalidades negativas[1] de los sectores de la sociedad que produjeron la basura.
  • Problema número 4: los ríos subterráneos o napas freáticas arrastran la contaminación, afectando el agua de los pozos cercanos e incluso los mares y ríos a mayores distancias.

Ahora analicemos cómo podría lidiar una sociedad libre con estas mismas situaciones. Para ello es necesario definir los derechos y responsabilidades de los ciudadanos. Por suerte esto es muy sencillo: alcanza con reconocer que somos dueños de nosotros mismos, del fruto de nuestro trabajo, y de los bienes y propiedades adquiridos con éste.

Uno puede comprar y acumular cosas que entren en su propiedad. Nadie le impide juntar basura en el patio (aunque ¿quién querría vivir así?). Sin embargo, el límite también lo pone el mismo derecho: no puedo tirar basura en el patio del vecino, porque eso sería una invasión a su propiedad, y por lo tanto una violación a sus derechos individuales.

Entonces, ¿qué hacemos con la basura? Por un lado, mucha gente quiere reciclar, y casi la totalidad de la población es consciente de que a mediano y largo plazo es el único camino posible, pero no empieza a hacerlo porque faltan incentivos y no están dadas las condiciones para que sea algo sencillo. Por el otro, existe una demanda de desechos recuperables (se manifiesta en la existencia del “oficio” de los cartoneros). La pregunta que hay que hacerse es: ¿qué pasaría si no fuese el Estado el que se hace cargo de la basura, y tuviesemos que pagar el costo real de disponer de nuestros residuos?

Una empresa privada con el mismo funcionamiento que el sistema estatal sería imposible, porque:

  • a – el precio sería mucho más elevado que el actual, ya que el terreno utilizado para verter los residuos perdería su valor económico en un tiempo muy corto, y sería mucho más rentable destinarlo a otras actividades.
  • b – la cantidad de juicios por contaminación/invasión de las propiedades aledañas haría quebrar a las empresas (recordemos que también el subsuelo y el agua que corre por debajo serían privados. Si el basural quema la basura en lugar de enterrarla, la invasión sería aérea y enfrenta los mismos problemas).

Por lo tanto, las empresas de recolección que surjan estarían obligadas, por el marco jurídico, a darle otro destino a los residuos. Podría haber empresas que:

  • a – cobren el precio real de disponer la basura mezclada, y cobren un precio con descuento si desde la casa o el consorcio se entrega la basura separada (supongamos en papel/cartón, vidrio, plástico, metal, residuos orgánicos, basura electrónica).
  • b – se lleven la basura gratis en caso de estar separada, porque el negocio lo harían vendiéndole esos residuos a las plantas de reutilización.
  • c – le compren la basura separada a los clientes, para reciclarla ellos mismos.

Estas son sólo algunas de las soluciones que podría dar el mercado. Las posibilidades son infinitas. El método de prueba y error es el que nos dirá qué sistema es el mejor, y la Ley de oferta y demanda es la que va a decir qué tan rentable es la basura, y si preferimos perder 10 minutos diarios en separarla o gastar una fortuna al mes para que otro se haga cargo. Y la sociedad misma, conociendo estos costos, sería la que premie y castigue a las empresas que tomen las decisiones correctas a nivel packaging y distribución.

Ejemplos exitosos de negocios de este tipo hay muchos. Uno de ellos es el caso de TerraCycle, donde el joven empresario Tom Szaky se hizo millonario fabricando un fertilizante 100% ecológico, hecho mediante lombrices que se alimentan de restos de comida (en un principio provenientes de las cafeterías y restaurantes cercanos a la Universidad de Princeton, ahora a nivel global).

Como liberales libertarios creemos que el rol del Estado es abrir el juego a la creatividad y la capacidad emprendedora de los ciudadanos. Un plan de acción que podría tomarse es:

Suspensión del funcionamiento de los basureros en un plazo de, por ejemplo, 5 años.
Exención impositiva total a las pequeñas, medianas y grandes empresas del rubro recolección/procesamiento de residuos.
No podremos saber el resultado, pero tendremos la certeza de que no vamos, como ahora, a estar obligados al fracaso.

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[1]     Las externalidades son efectos indirectos de las actividades de consumo o producción, es decir, los efectos sobre agentes otros que el originador de tal actividad, y que no funcionan a través del sistema de precios.

El fracaso de la Constitución

«Cualquier hombre comete errores, pero solo los idiotas persisten».  Este sabio consejo de Cicerón debería ser una advertencia para aquellos liberales que adhieren a la religión llamada «Constitucionalismo», está religión tiene como idea principal que las constituciones son fundamentales para proteger la libertad de las personas y acotar el poder indiscriminado que tienen los gobiernos.  Yo también confiaba en que una Constitución y un poder judicial independiente eran suficientes para garantizar la paz y la libertad de la sociedad, sin embargo insistir en esa premisa es la negación de la realidad.

No es de perdedor admitir que estábamos equivocados y que debemos buscar una solución superadora que restringa realmente el poder de acción de los gobiernos.

«Las Bases», de Alberdi. Parte de la historia

La historia de las constituciones se remonta al S. XII. El primer documento que representó un freno al poder de la realeza fue la Carta Magna de 1215, desde ese momento y hasta la actualidad han surgido centenas de documentos que tenían como objetivo lo mismo, garantizar que el poder político sea utilizado en defensa de los derechos individuales, y que no se preste a abusos. Tal vez el experimento constitucional más exitoso fue la Constitución de Estados Unidos, receptando toda la influencia de los contractualistas liberales (a través de los famosos Federalist Papers) , y de Montesquieu para diseñar su forma de gobierno. Incluso ellos no están exentos del fracaso constitucional.

En Argentina, a la hora de redactar la  Constitución, se tomó la sabia decisión de escuchar al liberal Juan Bautista Alberdi y adoptar, aunque con algunas modificaciones claves, su proyecto de Constitución esbozado en su famoso trabajo Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina , que a su vez estaba inspirado en la Constitución de California, cuyo contenido era similar a la Constitución de Estados Unidos.

Hoy, a 159 años de la sanción de la Constitución argentina, y 223 años de la entrada en vigencia de la Constitución americana, podemos afirmar que el proyecto constitucional de ambos países ha fracasado.  No creo que sea necesario ahondar en el asunto, La Nación y el New York Times ofrecen evidencia abrumadora que sostienen la afirmación. Ni hablar de las modificaciones que sufrió la Constitución nacional posteriormente.

Por más que exista cierto romanticismo por parte de algunos liberales para con la Constitución de 1853, es hora de afrontar la realidad y aceptar que desde su modificación en el año 1888, la Constitución argentina dejó de ser una causa liberal. Más aún, defender la Constitución tal como está redactada hoy es promover intervención del estado en cada uno de los aspectos de la vida de la gente. Claros ejemplos podemos encontrar en la  incorporación del art. 14 bis, de la reforma de 1957, y la modificación de1994, a partir de la cual se incluyen en nuestra Constitución algunos tratados internacionales, el Pacto de Derechos Economicos, Sociales y Culturales tal vez el mejor ejemplo, que agregan al texto constitucional toda una generación de derechos que solamente hablan de una mayor intervención del estado.

Es verdad que frente a constituciones modernas como la de la Ciudad de Buenos Aires, la Constitución nacional sigue siendo una joyita, y que  una reforma llevada adelante por el gobierno actual, sólo puede significar empeorar la situación actual. Pero más allá del contexto en el que estamos, los liberales debemos reconocer que un proyecto guiado por la Constitución ha fracasado.

Vivir con lo nuestro (I)

La imagen esconde otra metáfora: para el Estado, sos sólo un engranaje.

Cada vez que nos quejamos diciendo que ciertos productos tecnológicos como celulares, cámaras de fotos, electrodomésticos o computadoras no se consiguen en el país (o tienen precios un 100% o 200% más caros respecto de donde son fabricados o de países con aduanas más laxas), ahí está el progre nacionalista diciéndonos que somos unos egoístas “porque no pensamos en la industria nacional”.

Saltando los pasos en donde nos cuestionamos si esas líneas imaginarias llamadas “fronteras” delimitan algo más que hasta dónde saquea un gobierno y dónde empieza a saquear el otro, si los impuestos son morales o si es legítima la autoridad de las aduanas, es interesante detenernos en la idea de “vivir con lo nuestro”.

Nosotros, como individuos, no cultivamos nuestra propia comida, no diseñamos/construimos nuestras casas, no necesariamente hacemos el mantenimiento de plomería o electricidad, no nos cortamos el pelo nosotros mismos, no filmamos nuestras propias películas ni escuchamos nuestra propia música, y un largo etcétera. Tiene mucho más sentido —y otorga mejores resultados— que cada uno se especialice en una cierta cantidad de habilidades, y delegue el resto de las tareas en otros individuos. Así, conectándonos a través del comercio, todos cooperamos para una sociedad mejor, obteniendo el máximo beneficio individual y grupal. Es mucho más rentable trabajar 3 o 4 horas en nuestra especialidad y contratar a un técnico, que pasar varios días haciendo una instalación eléctrica (sin contar los riesgos a nuestra seguridad por falta de experiencia).

Es de esperarse que esto mismo se aplique en un nivel macro.

Así como algunos individuos —por sus capacidades innatas, su crianza, y/o sus pasiones e intereses— tienen mayores capacidades para el arte, los deportes, la ingeniería, las relaciones interpersonales, etc., es de esperarse que los países —por sus recursos naturales, su historia, sus costumbres y/o su ideosincracia— tengan también áreas en las que se desempeñan mejor que en otras.

Sin embargo, en muchos países estamos obsesionados con la idea de la autosuficiencia, sobre todo en el sector de las manufacturas. Acá tenemos este programa de los 80’s, en donde Milton Friedman debate con un proteccionista. El artículo que usan de ejemplo es una videocassetera proveniente de Japón, que amenazaba a los productores locales. Ahora, lo que señala Friedman es que realmente no es importante que no haya VCR’s estadounidenses, ya que Hollywood es el productor n°1 de películas, y recauda por lejos muchísimo más dinero que la industria de los aparatos.

Competir con China en productos tecnológicos y baratos es lisa y llanamente imposible. Además, es innecesario.

Industria nacional made in china

Tomemos el caso de Australia, una de las economías más libres del mundo, y también de las más prósperas: cualquier producto que uno encargue de afuera llega sin inconvenientes ni impuestos adicionales. ¿Qué hacen? Se dedican a la agricultura, la ganadería, la minería, una pequeña industria liviana de ensamblado de autos, el turismo, y el área de servicios. Todo lo demás, lo compran de afuera.

Ahora, el caso de la India: durante años era imposible meter una computadora de 500 dólares a través de la aduana. Conseguir el permiso era una odisea. ¿La excusa? Proteger la (en ese rubro puntual, inexistente) industria nacional. Después de una reforma liberal y cierta apertura de los mercados, India no fabrica computadoras pero tiene uno de los polos de desarrollo de software más importantes del mundo, que mueve miles de millones de dólares.

¿Cuáles serían las potenciales áreas de desarrollo de Argentina, si no fuéramos tan necios y abandonáramos la aventura quijotesca de querer fabricar un blackberry nacional y popular?

Todo lo que es campo y su industria (maquinaria, fertilizantes, etc.), e investigación y desarrollo relacionados. Energía. Recursos naturales. Turismo. En el área de los servicios: al estar fundada en base a inmigración, la sociedad argentina es muy rica en idiomas, con lo cual se pueden ofrecer todo tipo de servicios de atención al cliente hacia el extranjero. También es altísima la cantidad de profesionales de diseño, multimedia, programación, etc. Además, al estar en el mismo huso horario que E.E.U.U. y ser similares culturalmente, se hace mucho más sencillo establecer relaciones comerciales. Todo esto sin contar los servicios para la población local. ¿Cómo se puede competir en las manufacturas? Ofreciendo, por ejemplo, altos niveles de customización o soporte técnico.

Éstas, sin embargo, son sólo mis hipótesis ¿Qué pasaría con el cine nacional, si se le quitaran las trabas a las cámaras, luces, computadoras, etc.? ¿O con la producción discográfica, si se permitiera la libre entrada de instrumentos, micrófonos, consolas, etc.? Las posibilidades son infinitas. Cada persona y país puede y debe encontrar su nicho.

¡Qué Semanita!

Estos últimos 7 días estuvieron plagados de cantidad de eventos que muestran el circo y la decadencia que está hace rato en la política argentina. A continuación, los highlights:

El de los perros

¿Quién te paga el cuidado del perrito? ¿Y de los gatos?

– Un pelotudo del PRO, Amoroso, juntando firmas para un hospital público para las mascotas. Es evidente que, cuando la economía se está yendo al carajo, cuando en los hospitales públicos no hay ni gasas y en la aduana no pasan los medicamentos, la acción que hay que tomar es usar la poquísima guita que le queda a la gente para hacer un hospital para atender perros pulguientos. ¿Falta mucho para que reformen la constitución? Me encantaría saber qué va a pasar con todos los buenistas del PRO una vez que pase esto.

– Salieron los billetes de 00 pesos, con los que pronto podremos empapelar paredes o distribuir en rollos (lo dejo ahí porque mi vieja lee el blog)

– La ministra de educación de Tucumán prepoteó a unos pibes de un colegio que simplemente querían ver un programa de tele. A continuación, la directora de ese colegio (El «Juan Bautista Alberdi»), pasó a succionarle los calcetines a la ministra, al chorro de Alperovich, a la presidente y a todo burócrata que le pasó por adelante alguna vez. Y no olvidemos que dijo que «En los 90 Lanata era un periodista que merecía mi respeto, pero ahora no».  ¿Quién cambió, señora? ¿El gordo o usted?

– Las muñecas de la Reina de la Milanesa en el sketch de PPT fueron más serias que la mismísima.

Algunos decían que era una mina linda...

¿No se parece al Turco?

 

Un tipo inteligente

A ver un llorón ahí…

– Abal Medina hablando en el senado sobre el INDEK parecía una vieja chota e histérica encaprichada, de esas que hacen quilombo en la cola del supermercado. «El INDEK no está intervenido, ¿está claro? ¿Está clarito?» Como si decirlo fuera a cambiar los hechos. Juan Manuel, tu tío era de armas llevar, un tipo peligroso que cayó tiroteándose contra la policía. Se avergonzaría del triste y maricón papel que hiciste teniendo todo el poder del estado atrás.

– Los 500.000 estatales de Provincia de Buenos Aires van a cobrar el aguinaldo en 4 partes, por lo que me alegro mucho. Me alegraría más si no cobraran, pero bueno, es lo que hay. Muchachos, cuando se acabó la caja de expoliación de la que viven, es hora de arreglarse con lo que hay. Es lo que le pasa a infinidad de laburantes no parásitos cuando les va mal en los negocios, que en general no les pasa a ustedes que cobran usando la fuerza contra los pacíficos. Como ven, cada tanto hay que tener «Conciencia Social» y ser solidario con «los que menos tienen».

– La gente de Scioli salió a desmentir que haya una intención de desestabilizar la provincia de parte de los que tienen la caja, mostrando que eligieron muerte, pero antes están dispuestos a sufrir el Dunga Dunga eterno.

– Mi ídolo Guillote Moreno, prohibidor serial de la importación de Corona y elementos tecnológicos, parece ser la última voz cuerda del gobierno. Andaba triste porque lo culpan de las correrías de doña Mecha Marcó Del Pont (¿alguien me quiere decir de qué se ríe siempre?) y preocupado por el intento de ahogar a Scioli.

Guillermo Moreno Preocupado

Vamo’ Willy, ¡que no decaiga!

– Dieron vuelta fotos de Tomada y Marioto reclutando militantes en las cárceles en la famosísima agrupación «Vatayón (sic) Militante» para La Cámpora. No sé si será para tener entre sus filas MÁS chorros o si se están preparando y haciendo amistades para cuando vayan todos presos (si, ya sé, soy un idealista). En el penal de Ezeiza ya se están preparando para recibir a los camporitas expiatorios: en las duchas, en vez de tirar al piso el jabón, ya están practicando con tirar dólares. A todo esto, una genial entrevista al Gordo Valor (gracias Opinador Compulsivo), me hace pensar que un mundo post apocalíptico estilo Mad Max lleno de bandas, puede ser mucho más moral y tener más códigos que lo que tienen las lacras que están hoy en la administración.

– Para el final, la frutillita del postre. Usando la cadena nacional por enésima vez en una semana, la delirante de la nación se refirió, con nombre y apellido al dueño de una inmobiliaria que había osado hablar con el diario Clarín (loSSSSS monopolioSSSSSS) para decir la desestabilizante frase «la economía está mal. no entra un tipo ni equivocado al negocio». Y acá viene lo mejor: la reina agarró el teléfono, lo llamó a uno de sus chupamedias favoritos, Echegaray de la AFIP, para que investiguen al susodicho.

Los resultados de la investigación fueron contundentes: desde 2007 o desde 1997 que no presenta una declaración jurada con el fisco, lo cual para la señora es TERRIBLE y MUY GRAVE. ¿Y de quién es la culpa esto, señora? Si tanto le interesa a la AFIP que la gente pague su tributo y su expoliación, ¿no deberían ser ellos los encargados de ir a buscar la platita y ver que el tipo tenga todo «en regla»? Cuando un ladrón quiere obtener un botín, tiene que ponerse la máscara y los guantes, agarrar la pistola e ir a hacer el trabajo sucio. No puede pretender que voluntariamente las personas le entreguen las pertenencias y se victimicen. Desde este blog quiero felicitar a esa inmobiliaria y a todos aquellos que no presentan declaraciones juradas, evaden impuestos y/o se hacen los boludos lo máximo posible antes de pagar. Para mí son HÉROES.

Y lo mejor de todo, fue el sincericidio de la Pinocha, el cual agradecemos mucho:

en la AFIP, hay una banda, si vos facturás por encima de la banda o por debajo de esta banda salta una alerta en la AFIP y te hacen una inspección integral para ver qué está pasando.

Si no sos parte de la BANDA de chorros de la Señora, guarda con lo que hacés y guarda con lo que decís, a ver si todavía te caen los inspectores de asaltos del Fisco.

Hínquense todos ante la Emperatriz y su corte de bufones.

En defensa de Luis D’elía (y Zulma Lobato)

En el día de ayer  una de la mayoría noticias de los portales de noticias argentinos hacían referencia a una sentencia que ordena a Luis D’elía a pagarle al ex-presidente Eduardo Duhalde la suma de $ 150.000 en concepto de indemnización por haberlo acusado de narcotraficante.

Según Infobae:

El piquetero Luis D’Elía deberá indemnizar al ex presidente interino Eduardo Duhalde con una suma de 150 mil pesos por haberlo vinculado en declaraciones periodísticas al tráfico de estupefacientes, ya que la Corte Suprema de Justicia dejó firme una sentencia de la Justicia Civil y Comercial.

En agosto de 2005, D’Elía había declarado al programa Acerca de Hoy, que se emitía por FM La Isla,  que «el duhaldismo es un gran cartel de la droga hace tantísimo tiempo» y que «la droga y el duhaldismo son dos caras de la misma moneda«.

Defendiendo a Luis D’elía

No se reflexiona  mucho acerca de la injusticia que implica la existencia de leyes que sancionan las calumnias e injurias. Esto se puede deber a que rechazar este tipo de legislación implica al mismo tiempo defender personajes nefastos como son los difamadores, aunque  es probable que D’elia haya mentido en esta oportunidad. Para el punto de vista libertario la situación es más clara, las leyes de calumnias e injurias deberían ser derogadas inmediatamente. Esto se deriva de dos de los principios básicos del libertarismo, la propiedad de uno mismo yel principio de no-agresión, que prohíbe el inicio de la fuerza contra otra persona, y la difamación no se encuentra comprendida entre lo que entendemos por «agresión». Hay otros dos claro argumentos más específicos en contra  de penalizar la difamación.

Los perjudicados. Este primer argumento es el menos controvertido y tiene que ver con la injusticia que significa para la gente de menos recursos la existencia de estas leyes. En general, no disponen de los medios económicos (pagar abogado, trámites, etc.), ni tienen el conocimiento (no saben que pueden apelar a un abogado) para defenderse de una calumnia o injuria.  Esto lo desarrolla Murray Rothbard en su libro «Hacia una nueva libertad. El Manifiesto Libertario» [PDF]:

Hoy en día, si un hombre es acusado de alguna falta o delito, en general la gente tiende a creer que la acusación es cierta, ya que si fuera falsa, «¿por qué no ini­cia una acción legal por injurias?» La ley de injurias, como es obvio, resul­ta discriminatoria contra los pobres, dado que una persona de escasos recursos difícilmente estará dispuesta a llevar adelante un costoso juicio por calumnias, como sí podría hacerlo una persona adinerada. Además, ahora los ricos pueden  utilizar esta ley en contra de los más pobres, evitando que hagan acusaciones y declaraciones perfectamente legítimas mediante la amenaza de entablarles  juicio por calumnias. En consecuencia, paradójicamente, una persona de recursos limitados es más proclive a sufrir calumnias —y a ver restringida su propia expresión— en el sistema actual que en un mundo sin leyes contra las calumnias o las difamaciones.

En este caso la conclusión es bastante clara. Las leyes imponen más costos para deshacer verdades lo que implica un perjuicio para los que menos tienen. Sin embargo, también es verdad que los más humildes tienen otras prioridades que andar difamando por injurias oEl segundo argumento puede ser un poco más controvertido.

La reputación. El objetivo principal de estas leyes es proteger la reputación de las personas. Sin embargo, la reputación no es algo sobre lo que uno puede tener control, ya que esta formada por la opinión y el pensamiento de los demás sobre uno. En otras palabras, no somos dueños de nuestra imagen. Casualmente ese es el título de un interesante artículo donde Juan Fernando Carpio comenta más acerca de este tema:

Somos dueños de nuestro cerebro, nuestra boca y nuestros órganos sensoriales. A través de lo que vemos, escuchamos, etc nos formamos una opinión sobre los demás. Y esa opinión (que alguien sea honrado, laborioso, ladrón o vulgar) es privativa nuestra. Nuestra imagen, en el sentido de reputación, reside en la mente de otras personas y cualquier acto -aunque use métodos indirectos como la legislación- para impedir a otros expresarla en ámbitos privados (¿a las cuántas personas un ámbito privado se vuelve público?) o públicos, debe considerársele un acto de agresión. Es decir, no sólo que no tenemos derecho a la honra/reputación/”buen nombre” sino que cualquier acto tercerizado de impedir a otros por la fuerza el expresar su opinión con su boca -o su imprenta o señal de radio o website o canal de TV- constituye la auténtica violación de derechos individuales. Las leyes de anti-libel (en inglés) o anti-injuria hacen algo terrible: responden con agresión física (la fuerza pública con multa, captura, cárcel) a actos esencialmente pacíficos y meramente comunicacionales de crítica o desprestigio. Recordemos que todo derecho tiene una obligación como contraparte, pero no nuestra, sino que obliga a otros a cumplir X o Y condiciones.

Tampoco existe realmente UNA reputación, sino que hay tantas reputaciones como gente que opine sobre esa persona. Cuando hablamos de reputaciones buenas o malas se trata de una generalización. Es posible la existencia de reputaciones contradictorias. Por lo tanto, tampoco queda limpia la reputación con un fallo judicial , o ¿acaso ahora ustedes creen que Duhalde no fue un narcotraficante? Duhalde se benefició económicamente, pero no pudo reparar su reputación simplemente porque es eso es una tarea imposible.

Finalmente, aceptar que la reputación no existe nos lleva a concluir que cuestiones similares como  el derecho al honor o a la imagen tampoco son verdaderos derechos, sino que tienen como base las percepciones que los demás tienen de uno, y como tal no podría ser castigado.

En el mismo sentido, Walter Block plantea en su libro «Defendiendo lo Indefendible», [PDF] que la aplicación estricta de las leyes de calumnias e injurias deberían también sancionar reseñas musicales, de cine, o teatro, sátiras y críticas literarias, ya que las mismas podrían llegar a dañar la reputación del director, escritor o compositor, lo que en realidad sería una violación a la libertad de expresión. Tal como ocurre en la actualidad con el cuerpo legal vigente.

Volviendo a la situación en nuestro país, las penas del delito de calumnias e injurias, que antes podían hasta llevar a prisión al culpable, fueron atenuadas en 2009 años a raíz de lo que ordenó  de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el fallo «Kimel» (2008) [DOC]. El senador pampeano Rubén Marín, explicó en su momento:

“Para que la conducta no sea imputable, sólo se requiere no actuar con real malicia, conforme lo determina ya la jurisprudencia. Es decir, no reconocer la falsedad o, por lo menos, haber sido lo suficientemente diligente como para proporcionar información real”

Se consagró como ley la doctrina jurídica conocida como real malicia, que encuentra su origen en una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, el caso » New York Times Co. v. Sullivan«. Esta innovación en los criterios para restringir la libertad de expresión no trajo un cambio en la forma de ver la difamación, todavía se presume que lo declarado o impreso es la verdad y está en manos del perjudicado demostrar que se lo ha difamado. Mientras tanto la gente sigue confiando en que la injuria no es un libelo, si no la realidad. Por último, la reforma continúa permitiendo al «damnificado» por la difamación iniciar una acción judicial por daños y perjuicios , por lo tanto deja  lugar para más injusticias.

Eliminando las leyes que prohíben las  calumnias e injurias y dejando de obligar al afectado a demostrar que se trataba de una difamación, se podría derribar la presunción de verdad que tienen hoy declaraciones injuriantes, y báiscamente cualquier hecho que sea comunicado.  En este aspecto los defensores del régimen kirchnerista se verían beneficiados ya que no tendrían que destinar (nuestros) recursos para salir a decir que «Clarín Miente» , ni Zulma Lobato gastaría dinero enviando «cartas documentos», la gente comenzará a presumir la falsedad de las declaraciones, salvo que se ofrezcan las evidencias suficientes para obtener credibilidad.

Más allá de todo esto, el motivo principal por el que se debe proteger la libertad de expresión de los difamadores, es que asi, al mismo tiempo, estamos protegiendo la nuestra. Concluye Walter Block:

Probablemente no haya más repugnante y cruel que la difamación. Entonces, debemos  poner especial cuidado en defender la libre expresión de los difamadores, ya que si ellos pueden ser protegidos, los derechos de los demás — que no suelen ser tan ofensivos — estarán más seguros. Pero si la libertad de expresión de los difamadores no es protegida, los derechos de los demás estarán menos seguros.

La sociedad de consumo

En la cabeza de la mayoría de la gente está la idea de que el capitalismo es el responsable de haber creado una sociedad consumista. Esto no es cierto, por varios motivos. El primero, como ya dijimos en este artículo, es que no vivimos en un sistema capitalista. Estamos en un sistema corporativista. El capitalismo todo lo que dice es que los medios de producción deben estar en manos de individuos o sociedades privadas, que son libres para relacionarse entre sí sin coerción.

¿Qué es lo que hace, entonces, que las personas se vuelquen a la compra compulsiva de bienes materiales (muchas veces intrascendentes y/o innecesarios) como respuesta a la búsqueda de la felicidad?

 

1. La inflación: el sistema monetario actual, con bancos centrales, reserva fraccionaria, y billetes respaldados por aire, tiene a la inflación como componente inherente. El dinero se crea respaldado por deuda, con lo cual para pagar esa deuda + interés se debe imprimir más dinero ad infinitum. A mayor dinero en circulación, cae su poder adquisitivo (más información acá), con lo cual, estamos incentivados a gastar en vez de ahorrar, ya que mes a mes nuestro dinero vale menos. 

2. El monopolio estatal de la recolección de basura: como ya expuso un miembro del PL en este artículo, el sistema actual de recolección y disposición de residuos tiene totalmente desligadas las acciones de los usuarios de sus consecuencias: al estar financiado compulsivamente mediante impuestos parejos para todos,

no hay un incentivo económico para generar menos desechos. El ciudadano que recicla, reutiliza o es más ecológico a la hora de elegir el packaging de los productos que consume, paga el mismo importe que el que produce basura indiscriminadamente.”

Así, no estamos incentivados a comprar bienes que duren o que realmente nos sean de utilidad, ya que no pagamos el real costo de su disposición final si es que se rompe o simplemente ya no nos interesa.

3. El sistema educativo: la educación estatal (tanto de gestión pública como privada) que rige en la mayoría de los países tiene su origen en el sistema prusiano de mediados del siglo XIX, que tenía como objetivo producir trabajadores industriales y soldados. No es de sorprender, entonces, que seamos tan susceptibles a la publicidad: se nos enseña a no cuestionar a la autoridad, a aprender de memoria y por repetición, y a que el conocimiento se transmite desde arriba en vez de construirse desde el alumno. Bombardeo constante + falta de pensamiento crítico = vámonos de shopping. También se nos enseña que hay una sola respuesta correcta y nos acostumbran a usar uniforme, con lo cual queremos hacer lo que hace todo el mundo: los demás tienen cosas, nosotros tenemos que tenerlas.

4. Los impuestos: los impuestos a la vivienda, a las tierras o al patrimonio nos obligan a mantenernos en el loop trabajo-gasto, para que evitar que en el correr de unos pocos años el Estado nos secuestre y remate la propiedad para saldar nuestras deudas con el fisco. Una vida autosuficiente es imposible, ya que tenemos que producir un extra para alimentar al Leviatán.

(Para los interesados en la autosuficiencia, recomiendo esta película, que explora viviendas muy cómodas, tecnológicas y autosuficientes a nivel calefacción, agua, electricidad, y prácticamente comida).

 

Es de esperarse que, sin la coerción estatal, una sociedad libre tenga entre sus filas a consumidores más críticos, responsables, prudentes, y —sobre todo— felices.

 

(en boca de góndola)

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