«La Gente no Entiende»

[Publicado originalmente el 6 de enero de 2011 en La Crisis es Filosófica.]

Los inconsistentes argumentos en favor de una Ley de Medios

Cuando haciendo zapping aparece un genio en la pantalla, no puedo hacer otra cosa que mirarlo. Y esto fue lo que me pasó este lunes cuando enganché el programa “Chiche en Vivo” que se emite todos los días a las 20 Hs. por el canal Magazine de Cablevisión.

Si bien Chiche Gelblung ha marcado un estilo único en la televisión, el genio al que hago referencia era su invitado del día: el fantástico Guillermo Vilas.

En la entrevista, el ex número uno charlaba sobre antioxidantes y contaba una anécdota de relativa gracia al respecto, lo que llevó a Chiche a reflexionar sobre los medios y las veces que éstos publicitan que las propiedades del producto “A” son buenas para el síntoma “B”, para luego decir exactamente lo contrario a los pocos días.

Ante este comentario, la reacción de Vilas fue sugerir que semejante tendencia debería ser controlada, regulada, prohibida o “frenada”, para usar sus términos. Que los medios digan una cosa para después decir otra exactamente opuesta debe frenarse “porque la gente no entiende, se confunde”, argumentó.

Ahora la pregunta es ¿Quiénes?

¿Quién no entiende? ¿A qué gente se refiere el gran campeón cuando habla de que “la gente no entiende”? ¿Se referirá a sí mismo, o querrá decir que él sí es suficientemente inteligente para entender pero hay muchos que se creen cualquier cosa? Ahora, si él es tan inteligente ¿Por qué no puede serlo el resto de la sociedad? ¿O hay que ganar Roland Garros para no creer todo lo que dice la tele?

El cuento, que parece banal, no lo es en lo más mínimo puesto que este mismo argumento es el que utilizan nuestros gobernantes para combatir el supuesto “monopolio informativo” y, de paso, controlar la red de comunicación nacional en lo que representa una seria amenaza a la libertad de expresión en el país.

Según este razonamiento, hay gente incapaz en riesgo de creerse todas las pavadas que dicen “los medios” y gente iluminada, que puede protegernos del monstruo. A saber, Cristina Fernández, Gabriel Mariotto o Luciano Galende.

Ahora bien, si todos creemos que una Ley de Medios es buena porque protege a aquéllos que creen todo lo que la «corpo mediática» afirma, vuelve la duda. ¿Dónde están estas «víctimas»? ¿Quiénes son? ¿A quién vamos a “proteger” si, en realidad, todos pensamos que la ley es buena para “otros”?

Creo que este argumento oculta la inseguridad propia de los que lo esgrimen. “El protegido” no es otro que ellos mismos que todavía no se dispusieron a asumir que son los únicos responsables de creer o desconfiar, de mirar un canal o cambiar a otro, de leer un diario o leer un libro.

Olvidan que, como dijera Martin Luther King, “Nadie se nos montará encima, si no doblamos la espalda”.

Para los que abandonaron la torre de marfil

Estas líneas van dedicadas a todos los liberales que día a día se animan a decir lo que piensan y traen un poquito más de un luz a un mundo al que aún acecha la sombra de la violencia dirigista.

La torre de marfil de Rafael Barret

Lástima es que se metan a escribir los que no saben, y mayor lástima que abandonen la pluma los que podrían con fruto manejarla. El inepto, a fuerza de trabajar, se hace menos inepto. A fuerza de caminar, aunque sea a ciegas, algo alcanza. Los tropezones le guían; los fracasos le enseñan, y en todo caso, resta el recurso de no leerle y de negarle la circulación y el aliento. Pero el talento ocioso disminuye, y no hay defensa contra los daños que causa su esterilidad. El necio charlatán nos fastidia; el sabio que calla, nos roba.

Estos avaros de su inteligencia, estos traidores a su fama, se dividen en dos clases. Los unos pretextan que el oficio de las letras es criadero de pobres, y prefieren lucrar en un rincón. Con tal de cenar, renunciarían a concluir el Quijote. Los otros, enredados en su pureza, dicen que se preparan, que aún es tiempo, y que de no producir cosas notables, mejor es no producir cosa alguna.

La defección de los primeros no es tan calamitosa como la de los segundos. Debemos desconfiar de los que no estiman bastante su carrera. Entre escribir y ser ricos, eligieron ser ricos. Demostraron que no merecían ser escritores. Nacieron verdaderamente para picar pleitos o para vender porotos o, lo que es peor, para mandar. No lloremos demasiado la fuga de los infieles al arte que se acomodan con el destino de un Rotschild, y llamemos a la torre de marfil donde se encierran los indecisos:

-¡Salid! Perfumemos los pies en el rocío de los campos. Descubramos lo que el monte oculta. Viajemos.

-Nuestra torre es muy bella.

-No hay cárcel bella.

-Estamos cerca del cielo.

-¿De qué os servirá lanzar al cielo vuestra simiente, si no cae a tierra? Sólo la humilde tierra es fecunda.

-El polvo nos asfixia. El pataleo de la plebe nos da asco. El sudor de la soldadesca hiede. La realidad mancha y aflige: es fea.

-Porque no sois bastante agudos para penetrar su hermosura. El mundo os abruma, porque no sois bastante fuertes para transformarlo. Os parece oscuro y triste, porque sois antorchas apagadas.

-En cambio, nos entregamos al maravilloso resplandor de nuestros sueños.

-¿Qué valen vuestros sueños, si no los comunicáis? Hacedlos universales y los haréis verídicos. Mientras los guardéis para vosotros, los tendremos por falsos.

-Nuestras ideas solitarias baten sus alas en el silencio.

-Ideas de plomo, incapaces de marchar diez pasos. Alas de gallina. De los muros de vuestra torre de marfil, nada se desprende, nada parte. Decoráis vuestro egoísmo: bostezáis con elegancia. Complicáis vuestra inutilidad. Prisioneros del humo de vuestra pipa, confundís la filosofía con la toilette, el genio con la pulcritud. Tomáis la timidez por el buen gusto; envejecéis satisfechos de vuestros modales. Alejados de la ciudad, nadie os busca, porque nadie os necesita. Sois muy distinguidos: os distingue vuestra debilidad. Desdeñáis, pero ya se os ha olvidado.

-El presente nos rechaza tal vez, por no doblegarnos a sus exigentes miserias. Nos refugiamos en el pasado. Somos los eruditos de la tumba. En nuestras salas, vagan los tintes tenues de los venerables tapices. La claridad discreta de las lámparas de bronce arranca un noble relámpago sombrío a las armaduras milanesas, y en la paz nocturna sólo se oye el pasar de las rígidas hojas de pergamino bajo nuestros dedos pálidos, donde brilla un sobrio y denso sello antiguo.

-Os refugiáis en el pasado, como muertos que sois. Si estuvierais vivos, os refugiaríais en el porvenir. Desenterrad en buena hora, mas no cadáveres. Resucitad a los difuntos o dejadlos tranquilos. ¿Para qué traer su podre al sol? Ya que tanto afán tenéis de frecuentarlos, id vosotros a ellos: huid a la región de eterna sombra. Mas si os decidís a vivir con nosotros, vivid de veras, no en simulacro; vivid en vida y no en muerte. Respirad el aire de combate común y empezad vuestra propia obra.

-La queremos perfecta. La perfección a que aspiramos nos paraliza. Apenas trazamos una línea, nos detenemos, porque la reputamos indigna de nuestro ideal. Lo perfecto o nada.

-¡Suicidas! Lo primero y lo último y lo perfecto es vivir. Esa perfección es una forma del egoísmo. Ansiáis lo perfecto, es decir, lo acabado, lo intangible, aquello en que nadie colabora ya, aquello a que nadie llega, lo que aparte y humilla, lo que os eleva y aísla, el mármol impecable y frío, la torre de marfil. Por aparecer perfectos según vuestros patrones del minuto, os inutilizáis y mentís. Atentáis a la secreta armonía de vuestro ser, destruís en vosotros y alrededor de vosotros, la misteriosa, exquisita, salvaje belleza de la vida.

Sobre lo perfecto está lo imperfecto. Sobre la augusta serenidad de las estatuas, hay que poner nuestros espasmos y nuestros sollozos y nuestras muecas de criaturas efímeras. Lavad vuestra alma, encontradla y dadla toda entera, con sus grandezas y con sus bajezas, con sus fulgores sublimes y con sus tinieblas opacas, con sus cobardías y hasta con sus monstruosidades. Libertaos de vosotros mismos y os salvaréis y nos salvaréis a nosotros. Habréis aumentado la sinceridad y la luz del universo. Abrid la mano del todo, ¡oh sembradores! Que no quede en ella un solo germen.

Los quiere,

Buz

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La libertad en dos parrafos

La cubana Yoani Sanchez sintetiza en dos párrafos, mucho mas simple y mejor que varios libros, parte de lo que significa vivir en libertad:

Para quienes crecieron en un país donde el estado tuvo -durante décadas- el monopolio empleador, verse empujados a ganarse la vida de manera independiente es como saltar al vacío. De ahí que, por estos días, los temores se instalan entre los trabajadores mientras esperan la publicación de la temida lista con los nombres de quienes perderán su empleo. No sólo los miedos afloran, sino también el oportunismo y el favoritismo. La decisión de quiénes conservaran sus plazas y quiénes no corre por parte de los directivos de cada centro laboral  y ya se sabe de casos donde permanecen no los más capaces, sino los más cercanos al director. Contradictoriamente, las plazas que intentan conservar están subvaloradas salarialmente y la disminución de una cuarta parte de la fuerza laboral activa no significará –por el momento– una elevación en los sueldos de los que se quedan.

Las reuniones para reducir las plantillas se suceden en cada centro laboral, incluso en  sectores tan sensibles como la Salud Pública. En ella se decide algo más importante que un sueldo mensual o la pertenencia a una determinada empresa o institución. Es el momento también de  abrir los ojos a una Cuba diferente, donde ya la premisa del pleno empleo no se proclama a los cuatro vientos y donde el trabajo por cuenta propia se abre como una opción inhóspita e insegura. Algunos cambiarán la bata blanca por las tijeras de barbero o la jeringuilla por un horno donde se cuezan pizzas y panes. Aprenderán sobre la marcha que la independencia económica trae irremediablemente independencia política, quebrarán o prosperarán, mentirán en las declaraciones de impuestos o dirán honestamente cuánto han ganado. En conclusión, emprenderán un sendero nuevo, difícil, donde Papá estado no podrá sostenerlos pero en el que no tendrá fuerzas para castigarlos.

Aquellos que no tienen la posibilidad de vivir con cierto margen de libertad son los que más anhelan vivir sin que nadie interfiera en sus asuntos. Yoani Sanchez, además tiene la posibilidad de expresar ese anhelo por la libertad, de ella y el resto de los cubanos, de manera sencilla y a la vez con mucha fuerza. Por el otro lado, en los países donde no fue abolida la libertad completamente, todavía, los individuos reclaman, en una masa cuasi-uniforme que desean convertirse en esclavos de alguien, desean que otro le diga como tienen que vivir su vida, no quieren asumir la responsabilidad de decidir sobre sus propios actos ni tampoco quieren que otros las asuman (ellos tienen el problema, pero se lo pretenden imponer a los demás también). Pero por qué se da esta paradoja si después cuando uno pierde, o le restringen al máximo, la libertad, la reclama cómo si fuese indispensable para vivir dignamente? Creo yo que es porque dan por hecho la existencia de muchísimas cosas, que, más tarde, cuando es demasiado tarde, se dan cuenta que sólo son posibles de obtener si se vive en libertad.

 

¿Pro-mercado o pro-empresa?

Mauricio Macri se define como lider de la primer fuerza política pro-mercado y pro-empresa en más de 80 años, según cable diplomático del 2006 difundido por Wikileaks:

”We are the first truly pro-market, pro-business political force in nearly 80 years of Argentine history that is ready to assume power.”

Las acciones de Macri, posteriores a este cable, desmienten cualquier tipo liderazgo pro-mercado por parte de su espacio político, sin embargo podemos considerarlo uno más de los tantos gobiernos pro-empresa que nos gobernaron en los últimos 80 años.

Ser pro-mercado y pro-empresa es algo muy diferente, y ser ambas al mismo tiempo es algo imposible.

Una política pro-mercado esta orientada a  mejorar el funcionamiento de los mercados, esto es, eliminando aquellas distorsiones creadas por políticas anteriores como pueden ser: controles de precios,  protecciones arancelarias, regulaciones varias, subsidios a empresas, leyes anti-monopolio, etc.  Como verán se apunta a permitir la libre competencia, eliminar barreras de entrada y de salida, y poner a todos los players bajo las mismas reglas de juego, sin privilegio alguno.

Una política pro-empresa, por otra parte, son muchas de las políticas que estamos acostumbrados a criticar todos los dias desde este y otros espacios. Un ejemplo son las medidas tomadas desde la Secretaría de Comercio que benefician a empresas en particular, verdaderos privilegiados, en desmedro del resto de las empresas, sectores, y la sociedad en general.  Por eso podemos decir que Guillermo Moreno, Mauricio Macri, Cristina Kirchner, y Carlos Menem han sido políticos pro-empresa, la introducción de restricciones a la competencia, la inclusión de nuevas regulaciones que terminan generando consecuencias indeseadas, o la creación de verdaderos monopolios legales (ya sean formales o no) son todas políticas pro-empresa que deben ser desterradas.

Mientras tanto, los mercados libres serán siendo solo un deseo.

Del Sel y el INADI: lo mejor de la comedia argenta

«Inaugurar escuelas, arreglar cloacas. Para que los negritos se bañen con agua caliente y que no estén mangueando en la esquina». Se puede ser tan boludo para hacer declaraciones asi? Si, se puede, Miguel del Sel lo hizo en sus primeras incursiones en la política de la mano del PRO (pro favor… callate). Miguel, todo un cómico de carrera, sabe hacernos reír hasta con las cosas que no hacen ninguna gracia, como la pobreza y la exclusión. Pero lo gracioso no fue su declaración desafortunada, lo gracioso es pensar que los gobiernos están para inaugurar escuelas, arreglar cloacas, dar agua caliente y sacar a los pobres de las calles. Los gobiernos están concebidos para preservar la vida y la propiedad de la población, y cada vez que se desvían de esa importantísima tarea terminan desatendiéndola y perjudicando directa e indirectamente a todo el mundo queriendo arreglar otras. Si al amigo Miguel realmente le importan esas cosas, y si fuera honesto, estaría participando en algunas ONG para obras de infraestructura colaborando con sus propios recursos de tiempo, dinero y trabajo para cumplir con sus sueños. Miguel cree que robarle plata a la gente para hacer lo que el cree que es lo correcto esconde algún merito. Nada tiene merito cuando deriva de la violencia y la imposición.

No nos hace ninguna gracia
No nos hace ninguna gracia

Capitulo aparte, pero igualmente digno de las tablas de la calle Corrientes, lo cumple el INADI, que rápidamente salio a denunciar al torpe de Miguel para enseñarle «como realmente debe comportarse» por entender que sus declaraciones son «discriminatorias y de contenido agraviante», obviamente siempre a punta de pistola; claro esta para los dos que la persuación  pacifica y el dialogo es para los giles… El INADI y Miguel se parecen mas de lo que piensan; los dos creen que la imposición coercitiva es un medio potable para lograr ciertos fines. Quien cree que por medio de la violencia se pueden lograr fines pacíficos y constructivos no es otra cosa que un violento, y un grave peligro para toda la sociedad. Y eso le cabe tanto al INADI como a Miguel, como a casi todos sus grupos de amiguitos con graves contradicciones morales para resolver las cosas de su vida y la de los demás.

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Mi videoclub y el problema del INDEC

Publicado originalmente el 20 de enero de 2011 en La Crisis es Filosófica.

Hace unos días fui al videoclub de la vuelta de mi casa (“Videoclub Los Amigos”) interesado por comprar películas originales en formato DVD. Esto no habría sucedido de no ser porque hace meses que el pequeño local viene ofreciéndolas desde diez pesos y, considerando que un DVD nuevo cuesta entre $25 y $140, la propuesta me sonó muy atractiva.

Videoclub

Videoclub.

Al ingresar al negocio, el escenario era obvio. Si bien lo sospechaba, los carteles de “Alquiler 2×1” o “Venta de DVD’s originales desde $10”, sumados a la aparición de un kiosco insertado en el local y una provisión de remeras a la venta, confirmaron que mi vecino videoclub estaba desapareciendo.

Entonces, luego de preguntar por algunos títulos para comprar, arriesgué:

– El tema de los DVD truchos los golpeó mucho, ¿no? ¿Están pensando en cerrar?

– No, no, no, para nada. Es cierto que se siente, pero ahora, por ejemplo, con el 2×1 la gente se copó bastante…

Por más que la evidencia demostraba que esa respuesta no se ajustaba a la realidad –es decir, que “Los Amigos” iba a pasar a ser el cuarto quiosco de la cuadra- el señor no se sinceró conmigo.

Pensando en su falta de honestidad, luego me planteé ¿Y por qué habría de serme honesto? ¿O acaso si tenemos un problema conyugal y un desconocido nos pregunta cómo andamos le decimos “pésimo” y procedemos a explicarle?

Más aún, estando el hombre interesado en que yo le compre los DVD a los precios que él exigía ¿le convenía decirme que el negocio andaba en baja, dándome a mí un mayor poder de negociación? Cuando van a vender su auto ¿cuentan lo mucho que consume, el ruidito que hace la caja cuando rebajan de cuarta a tercera, o la vez que un amigo se emborrachó y terminó vomitándoles todo el asiento trasero? Probablemente no.

Ahora bien, supongamos que a estas “técnicas de venta” las llamáramos “bajeza de la naturaleza humana” y le preguntáramos a John Locke qué piensa de ella.

“Al que creyere que el poder absoluto purifica la sangre de los hombres y corrige la bajeza de la naturaleza humana, le bastará leer la historia de esta edad o de cualquier otra para convencerse de lo contrario. Quien hubiere sido insolente y dañoso en los bosques de América no resultará probablemente mucho mejor en un trono…” [1]

Es decir, si nosotros somos como somos, y nuestros gobernantes son seres humanos como nosotros, no deberíamos esperar que actúen distinto. He aquí lo que sucede con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Hasta en su página de internet se evidencia su dependencia del Ministerio de Economía. Por más organismo técnico y autárquico que quiera ser, la última palabra la tiene Amado Bodou, o sea, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Cambios en el INDEC

Cambios en el INDEC.

¿Y qué interés real tiene la presidenta en blanquearnos el desastre económico que ella y el ex presidente le han dejado al país? ¿No es perfectamente congruente con sus intereses ocultar la inflación y decir que la pobreza disminuye y que el trabajo abunda? ¿Y qué va a hacer que no nos mienta en la cara si tiene todas las herramientas para hacerlo impunemente?

Para evitar los excesos de la monarquía absoluta John Locke propuso un sistema de división de poderes y un gobierno limitado principalmente por una Constitución. Una alternativa para evitar que el gobierno siga dibujando números podría ser pasar el control del INDEC al Congreso.

Otra alternativa –que creo definitiva- sería dejar las estadísticas a alguien que ponga en juego su nombre, su prestigio y su patrimonio en el compromiso con la verdad. Alguien que, al incurrir en maniobras oscurantistas, vea afectada su credibilidad y esto le genere un quebranto económico.

Hasta ahora, ningún ente público ha presentado estas características.

[1] John Locke. «Segundo Ensayo Sobre el Gobierno Civil». Ediciones Libertador, Buenos Aires 2004.

Empleo en negro y pobreza

En el diario La Nación, publican hoy una nota sobre el mercado laboral y la abrumadora cantidad de empleo en negro que hay en el país:

Tres de cada cuatro personas que tienen un empleo y están ubicadas en el estrato social más bajo desarrollan sus tareas en la economía informal. Ese elevado índice de trabajo en negro entre los más desfavorecidos -que persiste en el tiempo- es una de las causas por las que no se logra una caída significativa del índice de pobreza. La otra razón ineludible que traba una posible mejora de la situación social como fruto del crecimiento económico es la inflación, y, principalmente, la vinculada a los productos para cubrir necesidades más básicas de las familias.

La autora de la nota, Silvia Stang, relaciona de manera inversa el empleo informal con la pobreza, para ella, el primero es causa de lo segundo, y aplicando más estrictamente la legislación laboral actual se podrá alcanzar una disminución significativa de la pobreza. Silvia Stang no lee quenotepisen, acá ya analizamos como las regulaciones laborales, y el salario mínimo afectan los niveles de empleo, principalmente entre los mas pobres y los más jóvenes. El empleo informal no es otra cosa más que el mercado negro de trabajo, y éste es posible que exista gracias a que las leyes laborales no se aplican de manera muy estricta, de hacerlo, no aumentaría los salarios y la calidad de vida de los afectados, más bien se quedarían sin trabajo.

Si el empleo informal existe es debido a que los precios artificiales fijados al trabajo por las regulaciones gubernamentales están muy por sobre las posibilidades de la economía argentina actual, en cuanto al capital real disponible. La solución para disminuir la pobreza entonces debe ser vista desde otro punto de vista: por un lado se deben eliminar todas las regulaciones laborales que desincentivan la contratación de empleados y hace mas dificl el surgimiento de nuevos emprendimientos, por otro permitir la generación de riqueza  respetando los derechos de propiedad (y esto incluye dejando de robar mediante inflación). En otras palabras, el gobierno tiene que deshacer lo que hizo y después no hacer mas nada.

No nos gobiernan angeles

Un problema que afecta tanto a liberales como a los que no lo son, es la tendencia a idealizar el Estado y abstraerse del funcionamiento real del aparato estatal.  Haciendo a un lado las valoraciones morales sobre la manera en la que funciona el gobierno, los planes diseñados por burócratas, académicos, planificadores, legisladores, etc.  para ser implementados por el gobierno parecen dejar de lado un importante detalle: los que lo tienen que implementar no son infalibles,  más bien todo lo contrario.

Existen vastas cantidades de ejemplos donde queda en evidencia este razonamiento que lleva a ilusionarse sobre nuevos planes y programas gubernamentales que al final terminan fracasando,  o por lo menos, no cubren las expectativas.

Algunos ya se dieron cuenta.

Uno de los casos mas evidentes es el de la guerra contra las drogas. Aquellos defensores de una política anti-drogas proponen nuevos planes, mayor financiamiento y cambios de estrategias a la hora de combatir el consumo y comercio de determinadas drogas. A la hora de debatir con ellos, esgrimen argumentos tales como la «legalización haría que todo el mundo consumiese droga» o «la falta de financiamiento y entrenamiento a la policía hace que fallen los programas anti-drogas.» Este tipo de afirmaciones demuestra una abstracción del mundo real a la hora de debatir, en sus cabezas el plan anti-drogas funciona a la perfección, pero luego en la vida real vemos como a pesar de las políticas prohibicionistas, el consumo de drogas aumenta y todo el que quiere acceder a ellas puede hacerlo en la esquina más cercana. Por otra parte, un mayor financiamiento policial no va a lograr desmantelar las redes de narcotrafico, protegidas por el poder políticos, si no que seguirá creándo problemas a personas que antes no los tenían, y que por consumir recreativamente ciertas sustancias en el mejor de los casos se lo obliga a realizar un tratamiento contra una enfermedad que no tiene, o en el peor de los casos termina preso con verdaderos delincuentes y viven una experiencia que termina afectando severamente la vida de una persona normal que sólo quería divertirse, distraerse, o pasarla bien un rato sin hacerle daño a nadie.

Lo mismo  puede decirse con muchos otros temas, veamos por ejemplo el caso de la nueva ley de medios. Uno de las

Gobierno grande, problemas grandes.

artículos, el 47 más específicamente, dice que «la autoridad de aplicación deberá elevar un informe al Poder Ejecutivo nacional y a la Comisión Bicameral, en forma bianual, analizando la adecuación de las reglas sobre multiplicidad de licencias y no concurrencia con el objeto de optimizar el uso del espectro por la aplicación de nuevas tecnologías.» Muchos defienden este artículo ya que  permite una actualización periódica del estado de las licencias con el objetivo de adecuarlas a los avances tencologicos, eso desde la visión angelical del Estado. Una visión más realista (por lo que la experiencia nos dice) indica que deberíamos dudar a la hora de  cederle tanto poder a los gobiernos, porque aún si simpatizamos con el actual gobierno y creemos que hará un uso correcto de dichas facultades, ¿que sucede acerca de los próximos gobiernos que podemos no estar de acuerdo? Servirle en bandeja la facultad de revisar cada dos años las licencias, bajo la excusa de hacer ajustes tecnológicos, a un gobierno de tinte autoritario que puede utilizar ese artículo para restringir la libertad de expresión es peligroso, probablemente lo hagan de todas maneras, pero legalizar ese mecanismo, en muchos de los casos,  termina ocultando lo nefasto del acto.

El tercer ejemplo se dio en este blog hace algunos días. La propuesta del impuesto negativo a la renta como medio de reemplazar todo la estructura del asistencialismo. Una idea que parece tentadora para aquellos que quieren disminuir la burocracia del estado implementando un leve cambio al esquema de distribución forzada de la riqueza (también conocida como redistribución) para unificar todos los subsidios bajo el nombre de impuesto negativo a la renta. Algunas de las ventajas que ofrecen, según sus defensores, son: eliminar mafias e intermediarios (punteros), reducir el tamaño de los beneficiados haciendo mas transparentes los criterios de otorgamiento del subsidio, etc. Una vez más, se idealiza al estado, creyendo que el plan que defendemos, funcionará de manera diferente al resto de los planes, su crecimiento estará mejor controlado, y los funcionarios dejarán de ser corruptos, al fin y al cabo se trata de nuestro plan.

Sin embargo, una vez más la realidad dice otra cosa. Cuando se presenta un plan gubernamental que promete ser mas eficiente que los anteriores, o un nuevo impuesto, pero de carácter temporal, termina sucediendo todo lo contrario, veamos: el IVA iba a reemplazar al resto de los impuestos nacionales, el Impuesto al Cheque era de emergencia y temporal, el Futbol para Todos iba a dar ganancias, el SUBE iba a ser implementado en 90 dias. No hace falta ni mencionar como terminaron cada una de estas promesas.

Muchos defensores de nuevos programas gubernamentales olvidan un detalle no menor, el Estado es el que los implementa, y la historia mundial demuestra que lo único que se ha logrado fue un fracaso tras otro.

Los intercambios

Hace unos días, en los comentarios de un post, se planteó qué es lo que hizo avanzar a las sociedades a tener tiempo libre para dedicarse al arte, a la filosofía, al deporte y al desarrollo personal. Alguien sugirió que era gracias a la agricultura, mientras que otros le daban mucho más importancia al comercio y los intercambios.

Sin desmerecer a la agricultura, que es muy importante, pongo un video de TED de Matt Ridley que tira un poco más de luz al asunto. Al que le parezca que es insuficiente, que busque y lea los libros del autor.

Algunas perlitas y quotas del video:

«El comercio es 10 veces más antiguo que la agricultura. Los intercambios entre grupos han estado existiendo por 100 mil años.»

«Cuántas horas de trabajo se necesitan para obtener una hora de luz para leer un libro, desde el 1800 hasta la fecha»

El juego de las diferencias

Publicado originalmente el 13 de enero de 2011 en La Crisis es Filosófica.

Existe un juego que si hoy tratásemos de jugar, más de uno perdería. Este es el juego de las diferencias entre la Ley de Radiodifusión (22285) y la nueva ley de Medios de Comunicación Audiovisuales (26522).

El problema es que ambas disposiciones tienen en común tres pilares fundamentales. El primero es la declaración de la «comunicación audiovisual» o «radiodifusión» como un servicio de interés público. El segundo es que a través de ambas leyes podemos ver una exaltación de la «argentinidad» o lo nacional por sobre lo foráneo. Por último, ambas leyes tienen como objetivo la protección del espectador.

Interés Público

Por más que en el discurso intente oponerse visceralmente a las ideas de la dictadura de los ’70, el gobierno de los Kirchner (impulsor de esta ley) comparte con ellos la idea de que los medios son de interés público.

Aló PresidentaEl problema con esta pomposa declaración es que como ese interés es tan difícil de identificar -ya que somos 40 millones con distintos pareceres y deseos- probablemente lo que termine imponiéndose sea el interés propio del gobierno que dice (por ganar las elecciones) ser el representante de todos.

Finalmente, la consecuencia puede variar desde tener programas de «promoción cultural» con gauchos cocinando asados en algún canal perdido, o bien a tener la versión argentina de «Aló Presidente» con CFK como animadora y Aníbal, Bodou y Randazzo en el rol de panelistas incisivos.

Lo Nacional

La vieja ley sugería que:

La programación deberá incluir, preferentemente, obras de autores nacionales e interpretaciones de artistas argentinos [1]

La nueva, a diferencia (perdón, en la misma línea), impone que:

Los servicios de televisión abierta deberán emitir un mínimo del 60% de producción nacional; con un mínimo del 30% de producción propia que incluya informativos locales [2]

Patriotism means no questionsAhora bien, ¿Por qué cuando a Mauricio Macri se le ocurre acusar a la «inmigración descontrolada» de peruanos y bolivianos de ser la culpable de los hechos ocurridos en el Parque Indoamericano, todos coincidimos en tildarlo de xenófobo pero cuando el gobierno impulsa una ley donde al capital y al trabajo extranjero se le da un lugar de segunda, a todos nos parece fenómeno? ¿No es este otro caso de lisa y llana xenofobia?

Protección del Espectador

He aquí donde la izquierda y la derecha estrechan sus manos y nos dicen «tranquilos, nosotros los cuidamos».

La diferencia es que van a cuidarnos de cosas distintas. Mientras la ley vieja busca protegernos de que:

atenten contra la salud o estabilidad síquica de los destinatarios de los mensajes o contra su integridad moral [1]

La nueva intenta protegernos de una supuesta concentración de medios que podría -dios no quiera- hacernos pensar algo que a ellos no les guste:

Con el fin de impedir la formación de monopolios y oligopolios, el proyecto de ley pone límites a la concentración, fijando topes a la cantidad de licencias y por tipo de medio [2]

Para protegernos los militares inauguraron el COMFER, mientras que los del Frente Para la Victoria lanzaron la AFSCA y además agregan una serie de regulaciones referentes a las licencias con el fin de evitar la “concentración” –o sea, concentrar pero en manos amigas-.

Ahora bien ¿Por qué tenemos dos leyes tan parecidas en esencia pero diseñadas por ideologías supuestamente antagónicas?

¿Será esto señal que desde ambos lados del espectro político sí se cree en la existencia del «interés público» y se acepta que Cristina o el General de turno sean los encargados de expresarlo?

¿Será que ambas facciones se olvidaron que su misión como gobernantes es «asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino»?

¿Será que izquierda y derecha coinciden en considerar al televidente un ser poco capaz de cambiar de canal o simplemente apagar el televisor si lo que tiene en frente no le gusta?

Los impulsores de la nueva ley alzan la bandera de la «democratización» de los medios. Sin embargo, en esencia y en principios, coinciden con una ley promulgada por un gobierno militar bastante poco democrático.

¿Y nosotros? ¿Estamos en condiciones de creer que los medios interesan sólo a quien produce y a quien consume y no «al pueblo»? ¿Podremos dejar la xenofobia de lado y abrir las puertas sin prejuicios? ¿Estamos listos para adueñarnos verdaderamente del control remoto?

[1] http://www.espaciosjuridicos.com.ar/datos/LEY/LEY22285.htm

[2] http://www.argentina.ar/_es/pais/nueva-ley-de-medios/C2396-nueva-ley-de-medios-punto-por-punto.php

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