Tiempos difíciles

«Se vienen tiempos difíciles», puede sonar a una advertencia catastrófica, al mejor estilo Carrió. No se si debe tomarse de manera catastrófica pero es necesario prestar atención y estar alerta a las próximas acciones del gobierno.

No me gusta escribir en tono tremendista, alarmista, conspiracionista, típico de cadenas de e-mail infundadas que intenta crear miedo y pánico cuando no lo debería haber. Pero creo que en estos momentos, no expresar mi opinión respecto de lo que puede llegar a pasar sería un acto de irresponsabilidad, y de pasividad ante lo que puede venir. Lo único que espero es estar equivocado, pero leer este tipo de noticias me hace pensar eso:

«Al igual que el líder de la nación libia, hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador al status quo» CFK sobre Muammar Khadaffi

Pero el dato saliente del día fue que la cruzada se cobró sus primeras dos víctimas. Por lo menos dos presuntos «arbolitos», uno en el centro de Salta y otro en la City cordobesa, fueron detenidos con apoyo de la Policía Federal porque «quisieron escaparse cuando se les preguntó si podían justificar los fondos que llevaban para hacer la operación», relataron las mismas fuentes.

Detener a dos personas por cambiar dólares es traspasar un umbral, que hasta el momento no se había  cruzado. Es afectar directamente libertades personales en su objetivo de intentar controlar la economía. Es verdad que no existe la posibilidad de disociar la llamada libertad económica, de las libertades civiles (como si las económicas no la fueran), o derechos individuales, pero de está manera el gobierno abre una nueva etapa: avanzar directamente sobre las libertades personales como parte de su intervencionismo.

Lo describió Hayek en Camino de Servidumbre, como los gobiernos intervencionistas tienen, para mantenerse en el poder con políticas de ese tipo, ejercer un control social que termina vulnerando las libertades civiles.

Lamentablemente, desde acá sólo podemos preguntarnos dos cosas, por dónde van a empezar y qué podemos hacer para detenerlo.

Será cuestión de esperar y ver como se desenvuelven los hechos, pero, una vez más manteniéndose alerta.

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Rumbo a la Gestapo

Después de una serie de medidas ridículas que trabaran el paso de productos en la aduana u obligaran a «exportar lo mismo que se importa», llega una nueva medida que bien podríamos encontrar en Alemania del Este de la post-guerra: habrá que explicarle a la AFIP cuál será el fin al que se destinarán los dólares para poder adquirirlos.

Gestapo T-Shirt
¿Qué sigue?

En una República NO ES FUNCIÓN DEL ESTADO INVESTIGAR NI CONTROLAR QUÉ MEDIOS DE INTERCAMBIO O AHORRO UTILIZAN LAS PERSONAS. ¿Qué sigue? ¿Van a controlar qué figuritas cambian los chicos? ¿No se puede cambiar más la más difícil por tres frascos?

Por otro lado, la Constitución que legitima a la actual administración del estado, no le provee la facultad de ser una policía cambiaria y lo explicita en el artículo 19:

Art. 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe .

Si una administración hace cosas inconstitucionales ¿no está destruyendo aquello que le da legitimidad? ¿Qué se hace con una administración que dinamita los propios cimientos que hacen posible su existencia?

Este es, encima, un problema generado por el mismo estado:

Primero, «fijan» el precio del dólar a través de las compras y ventas del central.

Después, emiten moneda a lo loco.

Como en el mercado de cambios el dólar está fijo, la gente lo compra, para resguardar los frutos de su trabajo.

Fijar el precio del dólar y al mismo tiempo emitir a lo loco es, en definitiva, subsidiar la compra de dólares. Si después ponés una policía política para ver quién lo usa, sería lo mismo que subsidiar los boletos de colectivo y después poner inspectores que digan quién se lo puede tomar y quién no (curiosamente para los dólares, el gobierno «Nacional y Popular» permite que los compren los que los pueden justificar para viajar al exterior pero no para un laburante que quiere salvarse de la inflación. Qué Nacionales y Populares que son, eh!).

La solución es fácil: liberar el tipo de cambios y dejar de emitir pesos a lo loco. ¿Se terminan un montón de beneficios y curros para unos pocos? Si, justamente de unos pocos que viven del laburo de 40 millones, lo que se dice una Oligarquía de libro.

A los que dicen que uno exagera cuando tilda a esta administración de prácticas Nazis, fíjense cómo las cosas no surgen de un día para el otro, sino que se van volviendo más evidentes a medida que se permiten más cosas: ayer era un «presidente fuerte» que trataba de recuperar poder y hoy te preguntan para qué querés adquirir un medio de cambio. Hay que preguntarse qué sigue: ¿Te preguntarán con quién te acostás? ¿De quién sos amigo? ¿Qué pensás? ¿Qué creés? Lo más triste es que acá no hay tanques ni camisas pardas, sino que nadie se resiste (capaz que sea por eso que no las haya).

Reflexionemos bien sobre estas cosas porque como dijo la otra vez Jorge Héctor Santos: «Una vez que se pierden libertades, solo se recuperan con el derramamiento de sangre».

¿Por qué es tan cara la universidad en EEUU?

Últimamente, a raíz del caso de las protestas en Chile, se estuvo hablando mucho del tema educación privada vs. educación pública (por ejemplo acá). Esto me recordó una discusión que tuve hace unos meses con un amigo estatista, en la cual él me planteaba que en un país liberal como EEUU su esposa jamás habría podido pagarse los estudios universitarios, mientras que en Argentina el Estado se encargó de proveerlo y ella ascendió de clase media-baja a clase media lisa y llana, siendo ahora profesional de la docencia.
Primero tuve que explicarle que EEUU estaba a años luz de ser considerado un país liberal, y después le tiré un par de datos que había visto en un video genial de Peter Schiff. A saber:

Desde mediados del siglo XX (post Segunda Guerra Mundial), el gobierno de EEUU ofrece un plan de préstamos a los que quieren estudiar, en los cuales les garantiza que pone la plata para la matrícula todos los años (sin importar cuánto sea), y ellos contraen una deuda con el Estado, que comienzan a saldar una vez que tienen el título. Prácticamente el único requisito para que el préstamo sea otorgado es que la universidad haya aceptado al alumno por sus antecedentes académicos.

Los que tienen una mínima noción de economía ya saben la respuesta a ésta pregunta: ¿cuál es la consecuencia de un montón de estudiantes compitiendo entre sí, con plata del gobierno? Exacto. Los precios se elevan. Las universidades lo saben, entonces pueden cobrar lo que quieran, sabiendo que los préstamos están garantizados.

Echémosle un poco de historia a la cuestión, analizando los precios de la matrícula de la Universidad de Yale, una de las más prestigiosas y más antiguas (y por lo tanto con los registros más viejos).

De 1810 hasta 1852, la matrícula costaba 33 dólares al año. Esto, en precios actuales (teniendo en cuenta la relación dólar/onza de oro), es el equivalente a U$1650.

Avancemos hasta 1874. Tuvimos algo de inflación, y ahora la matrícula cuesta U$133. En los próximos 44 años sólo aumentará un 14%, para valer U$160 anuales en 1918. A precios actuales nos da una cifra muy similar a los U$1650. ¡Cuál era el sueldo promedio de un obrero en 1918? Alrededor de U$5 por jornada de trabajo; es decir que trabajando 32 días al año podías pagar la matrícula de todo el año. Lo habitual era que los estudiantes consiguieran un trabajo medio-pelo durante el verano para pagar sus estudios y se olvidaran del asunto.

¿Cuánto sale ahora estudiar en Yale? Unos U$36.500 por año (solamente la matrícula, sin contar alojamiento y comida).

Por U$36.500 anuales, prefiero ponerme un bar.

Si el gobierno no garantizara los préstamos a los estudiantes, nadie podría estudiar en la universidad con estos precios. ¿Qué banco le prestaría semejante cantidad de dinero a un estudiante que no tiene ni un sueldo fijo ni propiedades para dejar en garantía?

Nuevamente podemos ver las consecuencias de la intromisión del Estado en las relaciones voluntarias entre particulares: un pequeño grupo sale claramente beneficiado, y el que paga y se endeuda es el pueblo.

Como agregado, otro efecto colateral de esta medida: la “inflación” llega a los títulos universitarios. En los 60’s, con haber terminado el secundario podías conseguir un trabajo razonable. Con un título universitario conseguías un muy buen trabajo. Ahora, dado que todo el mundo tiene un título, donde antes pedían una licenciatura ahora piden un master, donde pedían un master piden un doctorado, etc.

El Problema no es La Salada

Leo en infobae que la Cámara Argentina de Indumentaria para Bebés y Niños (Caibyn) denuncia a las ferias tipo «La Salada» de competencia desleal. Aducen que la existencia de las mismas y sus precios extremadamente módicos atentan contra la industria Textil ya que los comercios y los shoppings no pueden competir con las mismas. Ahora, yo me pregunto: ¿el problema es que La Salada no tenga regulación o que todos los demás no puedan (o no quieran) escapar a la misma?

Por lo pronto, hay que desmenuzar los argumentos que utiliza Caibyn:

Precios Extremadamente Bajos harán que todos compren en las ferias: Según la cámara empresaria, los precios extremadamente bajos en La Salada atentan contra la venta de indumentaria en comercios. Para empezar, no todas las personas compran en ferias al estilo de La Salada. Estas ferias se concentran en un sólo lugar, la atención al público es muy deficiente y probarse la ropa es muy difícil. Eso sin contar con que la calidad, como lo dice el mismo gerenciador de la feria, no es la misma que la de las marcas. Por otro lado están ubicadas en zonas complicadas y los horarios en los que atienden tampoco suelen ser los convencionales. La gente que compra ropa en estos lugares lo hace justamente porque el beneficio principal lo dan sus precios extremadamente bajos. Los clientes de estas ferias posiblemente no sean capaces de comprar indumentaria en un comercio a la calle porque le resulta demasiado costoso. Ni hablar de comprar en un Shopping. ¿Entonces por qué molestarse en atacar a un competidor que no estamos seguros que sea tal?

Que la gente pueda comprar ropa a precios extraordinariamente bajos hace que tengan más dinero disponible para satisfacer otras necesidades como comida, techo, esparcimiento, educación, etc. Obligar entonces a que todos tengan que comprar a precios con los cuales puedan competir los Shopping, para mantener el negocio de algunos, es cuanto menos, sumamente cuestionable. Es tomar al consumidor de rehén en favor de un sector de algunos actores de la industria (porque convengamos que los que confeccionan para las ferias, también forman parte de la industria del rubro).

Por otro lado, hay un segmento importante del mercado que valora poder comprar en un Shopping, con probadores grandes, bien iluminados, con música tranquila y diseños a la última moda. Suponer que La Salada cumpliría la demanda de este público es completamente descabellado.

La Salada constituye competencia desleal: Competencia desleal es utilizar el poder de policía del estado para que todos los vendedores de indumentaria tengan que equiparar sus precios con aquellos que tienen la suerte de poder pagar el alquiler exorbitante de un local dentro de un Shopping. Hay gente que privilegia precio por sobre terminación y un ambiente perfumado donde comprar su ropa, y ello queda demostrado en el éxito arrollador de los mercados a cielo abierto. La Salada, Saladitas y demás mercados, lo único que hacen es competencia sumamente leal para ofrecer al consumidor un producto acorde al alcance de su bolsillo. ¿Cómo podría un cuentapropista introducirse en el mercado, si lo primero que debe hacer es pagar impuestos y cumplir reglamentaciones torpes, sin importar si tiene la tela, la máquina de coser o la habilidad para confeccionar? Competencia desleal es esconderse detrás de la burocracia construida para privilegiar a algunos e impedir la entrada al mercado de otros.

La perjudicada es la industria: La industria se beneficia de la proliferación de puntos de expendio donde ofrecer la mercadería. Los menos privilegiados son aquellos que ya estaban establecidos en el mercado. Pero esto no quiere decir que los nuevos actores estén sacando algo a estos últimos, sino que sólo están compitiendo con las herramientas que tienen a mano. Están consiguiendo el favor del consumidor cada vez que adquiere uno sus productos.

Mercado La Salada

El Problema no es La Salada

Lo que no ven los industriales de Caibyn es que el problema no es La Salada. El problema es la regulación. El problema son las altas cargas impositivas que los puesteros de La Salada no pagan para hacer rentable su negocio. El problema son las cargas sociales que hacen que el industrial tenga menos trabajadores de los que tendría en otras condiciones, porque el costo de tener un empleado más supera la utilidad marginal que el mismo le proporciona. El problema son las habilitaciones que hacen que los locales tengan que incurrir en costos adicionales completamente inútiles para no ser clausurados por el burócrata de turno.

El problema es que el «modelo» en el que estamos inmersos es una traba mental, que no nos permite ver cuáles son los verdaderos problemas y sus soluciones. La satisfacción al consumidor y la competencia «leal» están mucho más cerca de lo que piensan los industriales, sólo que pedir la desregulación es políticamente incorrecto. Este «modelo» corporativista, prebendario, anti consumidor, anti trabajador, anti emprendedor, hace que no veamos que las trabas que se fueron construyendo durante décadas de estatismo sólo beneficiaron a unos pocos en detrimento del consumidor y del cuentapropista que quiere comenzar un nuevo negocio, arriesgando su propio capital y poniendo su talento a disposición.

Señores de Caibyn la solución no está en pedir que se erijan trabas a la Salada. La solución es que les saquen a ustedes los grilletes de los cuales La Salada logró liberarse.

A río revuelto

Publicado originalmente el 14 de octubre de 2011 en el blog de Alessio Aguirre-Pimentel.

Nunca falta quién diga que si uno ama a alguien, no hay que regalarle pescado, sino enseñarle a pescar. Pero el problema en Argentina no es ese.

El hombre sabe pescar, está parado frente a un río lleno de peces. Tiene la caña en la mano, con su anzuelo y carnada.

Entre el río y él está el Estado, que no le avisa que para pescar deberá darles el 33% de lo que pesque más el 21% de lo que se coma más el 4% de la cantidad bruta de peces que pesque.

Todo esto solo lo podrá hacer luego de un proceso de obtención de una licencia que tarda meses, y consiste en tramitar la autorización para pescar, ART, seguro contra terceros, habilitación municipal, seguro de caución, etc, etc, etc. Y tiene que atornillarse una máquina expendedora de forros en la espalda. Y la tiene que pagar él. Si señor.

El Estado te cuida.

Dedicado a Künz.

El derecho a quedarme donde estoy

Los libertarios tenemos ciertas posturas que, con razón, son controversiales. Los impuestos constituyen un robo, la escolarización compulsiva hay que eliminarla pues es la herramienta de adoctrinamiento estatal por excelencia, el gobierno no debería tener ningún papel en cuanto a la determinación de la oferta de la moneda (¡ningún papel!), entre otras.

Un argumento, bastante rudimentario por cierto, esgrimido contra varias de estas posiciones, en especial contra el aumento de impuestos, es el siguiente: «Si no te gusta este país, y no te gusta pagar impuestos sos libre de mudarte.»  Es un clásico que tarde o temprano es invocado en momentos de desesperación, cuando se quedan sin argumentos para justificar las imposiciones del gobierno sobre las personas.

Un ejemplo es la discusión que se dio el otro día en los comentarios de este post del Opinador Compulsivo, donde un anónimo publicó el siguiente comentario:

«El estado no te expropia. Te exige una contribución tan legitima como que yo en mi pub te exiga un impuesto por derecho de espectaculo. Desde el momento que permaneces en mi pub o en el territorio nacional haces una aceptacion implicita a las reglas que fijo yo o el estado nacional. Si no te gusta, podes optar libremente por otros pubs o estados nacionales.»

Una versión más elaborada, pero igual de falible que el argumento simple.

Frente a esto existen varias lineas argumentales que se pueden tomar para refutar un argumento tan endeble, y que expone las falencias e inseguridades del interlocutor, muchas de ellas pueden ser usadas conjuntamente. Veamos las opciones:

La culpa de la víctima.  En primer lugar, cuando alguien te invita a retirarte porque otro está violando tus derechos, lo que sugiere es convertir a la víctima en culpable. Entonces, si el impuesto es un robo ¿por qué culpar a la víctima? ¡¿por qué decirle a la víctima de un asalto mediante impuestos «si no te gusta te podes ir»? Si el autor del robo no fuese el estado, entonces sería el delincuente el que estaría escapando para no ser vuelto a robar. Según los que esgrimen este argumento, es la víctima quién tiene que escapar para que no vuelva a ser robada.

Ad hominem. Por otra parte la persona que invita a irse a la persona que esta en desacuerdo con los impuestos (o con cierto nivel de impuestos) está cambiando el eje del debate. La cuestión es la naturaleza y el efecto de los impuestos en los derechos individuales y/o las consecuencias económicas,  si uno quiere quedarse o irse a otro país con menor carga impositiva es un tema totalmente distinto. Si no te gusta te podes ir, es la salida para escapar al debate, es trasladar el debate sobre los impuestos a discutir sobre la persona en si, por eso que termina siendo una falacia ad-hominem.

La imposibilidad del cambio. Está claro que una persona que está discutiendo sobre los impuestos y sobre como debería ser la sociedad en la que vivimos o el rol del estado en la misma. Si una persona te dice «Si no te gusta andate» niega la posibilidad de cambio. Una vez más, se corre el eje de la discusión, y se apela al conformismo como arma de disuasión de nuevas ideas.

El caso del pub. Por último, y yendo al ejemplo concreto expuesto más arriba, la asimilación de un pub con un estado es completamente irracional. Las transacciones que se llevan a cabo en un pub son estrictamente voluntarias, desde el ingreso al mismo, la demanda de servicios, y el pago de estos, están basados en un contrato conocido por ambas partes, y consentido, donde el pub no puede, por más que sus reglas asi lo dispongan, violar los derechos individuales de las personas. La comparación del estado y el pub es comparar, en términos de Oppenheimer, los medios económicos con los medios políticos. Una comparación mucho mas certera para el estado es con las mafias, actúan de manera similar, ofrecen «servicios» que uno no demandó, ceder ante las extorsiones son el «precio para vivir en paz» y si no pagas podes perder tu libertad, tu propiedad, y hasta tu vida. Esa persona, no entendió nada.

En conclusión, este tipo de argumentos representan o una falsa alternativa o un desvío del asunto en cuestión, evitando de esa manera tratar el punto esencial de lo que se está discutiendo, y confundiendo lo que son intercambios voluntarios respetando los derechos de las personas con violaciones alevosas de los mismos. Mi opinión es que si alguien está dispuesto a defender las relaciones de violencia intrínsecas en el estado, que lo acepte, que admita que no tiene problemas en violar los derechos de los demás (y que violen el suyo propio), pero que no esconda la realidad bajo la falsa posibilidad de elegir no ser parte de su modelo opresor.

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Lumigarco: la fuerza de los oligar-K

Seguidores del Partido Liberal Libertario (PL) parodiaron la publicidad de la presidenta con el empresario prebendario y oligarca de termos Lumilagro (solventados con el sudor de todos los argentinos imposibilitados de elegir). Les dejo el video:

Algunos de nuestros posts sobre proteccionismo, mercados cautivos y violación de libertades en nuestros intercambios de bienes y servicios:

Gracias, pero no es MI patrimonio

[Publicado originalmente el 8 de octubre de 2011 en La Crisis es FilosóficaVer post original]

Hay notas que suelen pasar bastante desapercibidas en los medios. Y se entiende. El desabastecimiento de nafta, la inflación, Cristina lamentando su viudez y los abominables crímenes que azotan a nuestra población acaparan toda la atención.

Sin embargo, hay un tema que me desvela. En la edición online del diario La Nación de hoy hay una nota de Ángeles Castro referida al “casco histórico” de nuestra querida ciudad.

¿De qué se trata? De ahora en más, si la ley te incluye en la nueva delimitación, no podrás modificar la fachada del edificio, nadie puede construir algo de más de 32 metros, y no se pueden agregar nuevas marquesinas publicitarias. ¿Y todo esto por qué? ¡Pues claro! Para proteger el patrimonio histórico de la ciudad.

Más allá de la novedad, lo que me llama la atención es la cantidad de simpatías, loas y felicitaciones que esta nota ha suscitado en el grupo de variadísimos comentaristas del diario. Las alabanzas van desde cosas como “Muy auspicioso que haya salido esta ley. Todo lo que vaya en dirección de proteger el patrimonio, vale” hasta reflexiones más trascendentales como “¡Qué buena noticia! Una ciudad que respeta su patrimonio construido, reafirma su identidad” y aún gente que exige profundizar el modelo proponiendo “…hacer algo parecido con ciertos edificios en los barrios…”. En fin, la diversidad en los comentarios sólo va de muy bueno a superfantástico.

Ahora bien, empecemos por definir qué es el patrimonio histórico. ¿A qué se refiere la legislatura porteña cuando habla del APH? ¿Es aquello que ellos, muy expertos todos en construcciones, deciden que debe preservarse y qué puede transformarse en shopping? ¿Y por qué ellos? ¿Quién es el señor Di Stéfano para arrogarse la voluntad de todos y decidir sobre este tema? ¿Quiénes son ellos para decirle a un industrial o emprendedor que su edificio debe tener sólo 32 metros? ¿Dónde está escrito que la función del gobierno es velar por la armonía arquitectónica del territorio?

Por otro lado ¿Qué significan los 192 edificios protegidos que no pueden demolerse y que debe mantenerse la fachada? ¿Quiere decir que, por ley, obligaremos a las personas que legítimamente compraron estos departamentos a incurrir en gastos extra para mantenerlos cuando quizá no tenían pensado hacerlo? ¿Cómo lo pagarán?

¿O será que de ahora en más utilizarán nuestro dinero para que esos propietarios no sólo tengan la fachada bien mantenida sino que (puesto que tienen el mantenimiento subsidiado) el precio de su inmueble se vaya a las nubes? Porque no querría pensar que lo que hay detrás es una nueva empresa que (¡oh, casualidad!) se dedica a mantener edificios antiguos y cuyo único cliente pasa a ser el gobierno porteño.

Y por último ¿por qué tanta gente aplaude la medida? Las razones no las conozco, pero el hecho es que parecen ser muchas.

Entonces, si tanta gente apoya estas ideas, no sería mejor crear la fundación “Preservamos los Edificios que nos Parece que Tienen un Valor Especial”. ¿Cuál es la necesidad de sumarme a mí a la causa cuando no me interesa en lo más mínimo si la calle Florida cambia su fisonomía? ¿No se trata de una imposición arbitraria?

Si queremos tener un gobierno democrático, su esencia debe pasar por el respeto de la voluntad de las minorías. Y ni el patrimonio histórico, ni el crecimiento con equidad, ni la preservación de la cultura pueden aceptarse como excusa para que ese principio se viole.

Es una lástima que el PRO, que desea presentarse como alternativa al fascismo gobernante, incurra sistemáticamente en los mismos errores.

Preguntas y Respuestas #1

Una selección de algunas mejores preguntas que estuve respondiendo a través de formspring.me, 30 en un solo día, es un numero alto, y todavía quedan algunas más por responder. Varias respuestas fueron publicadas en en nuestro twitter.

Una aclaración, si bien intento ser imparcial, las respuestas pueden ser tendenciosas a favor de mi postura y mi interpretación del liberalismo/libertarismo, por supuesto que pueden existir (y de hecho las hay) diferencias con mis co-bloggers.

El trió del Ma l
Si se eliminaran los organismos internacionales en pos de la descentralizacion y la correcta administracion del dinero de los contribuyentes, ¿ante quien deberian rendir cuenta los Estados/gobiernos que abusen de su poder?

Es que los estados no rinden cuentas ante los organismos internacionales, son integrantes de estos, y los manejan a gusto en caso de ser países poderosos, o no se someten a los mismos en caso de no gustarles las políticas que emanan de ellos. La eliminación de los organismos internacionales (FMI, BM, etc.) sería un alivio para los países desarrollados, porque estas entidades, creadas por recomendación de Lord Keynes, no han hecho mas que proponer políticas económicas defectuosas promotoras del endeudamiento, funcionaban como proveedores de drogas gratis al drogadicto, y al que nunca había probado.
El que mejor controla al gobierno es una sociedad preocupada por la erosión de sus libertades, que le haga saber a los gobernantes cuando se pasaron en el ejercicio de sus poderes. Una sociedad de hombres libres, y no un rebaño como tenemos ahora. Ya dijo Jefferson, «el precio de la libertad, es la eterna vigilancia».

¿Cuál es su posición respecto a la pornografía en diarios y revistas de amplia circulación?

Creemos en la propiedad privada, por lo tanto los diarios y revistas tienen el derecho a publicar lo que quieran en sus páginas, con su tinta, y sus imprentas, incluyendo pornografía en revistas de amplia circulación y los diarios más grandes de tirada nacional. Eso no quiere decir que este bien que haya pornografía por todos lados, o que los diarios y revistas van a ejercer ese derecho, no creo que la gente apruebe esa conducta de la publicación si no espera encontrarse con fotos porno en las mismas, y menos si es una revista familiar, por lo que tienen el derecho a hacerlo, asi y todo de tenerlo no creo que cambie mucho.
Dijo Rothbard «No es asunto de la ley – aun cuando fuese practicamente posible, que, por supuesto, es poco probable que lo sea – hacerle bien a alguien o ser reverente o moral o limpio o recto. Esto queda para cada persona a decidir por si mismo».

¿Tierra Mapuche?

¿Cómo deberia funciona el derecho de apropiacion original, deberia tener límites? ¿Si un mapuche reclamara la Patagonia, esta deberia ser entregada?

El único límite debería ser la prueba efectiva del reclamo, un mapuche no podría reclamar toda la Patagonia, por dos motivos: en primer lugar, tengo entendido que no son los apropiadores originales. En segundo lugar, la apropiación original es sobre un territorio concreto, dudo que la Patagonia (que hasta el día de hoy está desolada) haya sido ocupada por completo por cualquier tribu. De hecho, es imposible que haya sido la Argentina ocupada por completo por los pueblo nativos porque numéricamente nunca hubiesen podido hacerlo. En última instancia si prueba fehacientemente su calidad de primer apropiador entonces podría pedir su restitución.

Menos estado, menos «Antoninis Wilsones»

¿Cómo haría un gobierno liberal a gobernar en Argentina con tanta corrupción en todas sus estructuras (gobernadores, intendentes, etc)? ¿Cómo se haría entender a la gente que actualmente esta presa (aunque no se de cuenta) del clientelismo-populismo?

Creo que en primer lugar achicando la estructura del gobierno es mas difícil ejecutar actos corrupción, si se maneja menos dinero, menos ministerios, menos burocracia, la posibilidad la corrupción baja. Además con un sistema federal de recaudación de impuestos, donde sen los municipios que coparticipen a la provincia, y a la nación y no viceversa, la población tendrá mas control sobre sus gobiernos locales.

Respecto de la segunda pregunta, es muy buena, y si supiese la respuesta sería barbaro. Por el momento, creo que lo más importante es mostrarle a la gente como la intervención estatal la perjudica en las distintas cosas de la vida, desde un punto de vista macro el sólo transcurso del tiempo demostrará la ficción en la que vivimos.

La revolución no será dada en concesión, ¡será privatizada!

¿Cómo es su posición respecto a servicios básicos como el agua, deben ser brindados por el Estado o sólo mediante privados?

Deben ser brindados como cualquier otro bien, por la opción del mercado. Abogamos la provisión privada de servicios, no así la privatizada que implica un control estatal y que la empresa que brinda el servicio es una mera concesionaria, y debido a esto tiene pocos incentivos para mantener la materia prima (porque sabe que su contrato vence en determinado momento), entre otras desventajas que ofrece esto. Se ha dicho que la provisión de estos servicios son un «monopolio natural» también, esto es una concepción equivocada: http://www.liberalismo.org/articulo/270/12/mito/monopolio/natural/.

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Steve Jobs (1955 – 2011)

Murió un emprendedor, un innovador, una persona que con sus ideas introdujo cambios en la manera en la que nos comunicamos, interactuamos, obtenemos información, la música, el diseño, y un montón de aéreas en el que no sabemos el impacto que tuvo, pero lo tuvo. Murió un héroe.

Murió alguien que ha hecho mucho más  por la humanidad en cualquier año de su vida, que cualquier político en toda su vida. Como lo describe el comunicado que emitió Apple, «un visionario y un genio creativo», que hizo de este mundo un mundo mejor, sin arrogarse la cualidad  de salvador o de brindar soluciones a todos los problemas, como hacen los políticos a los que estamos acostumbrados.

Steve Jobs es la antípoda de un político, la antípoda de un saqueador. Un productor.

El mundo ha sufrido una gran pérdida.

UPDATE: Agrego parte de la reflexión del economista Steven Horwitz sobre la muerte de Jobs:

A diferencia de los héroes militares y políticos en una guerra a los que estamos acostumbrados a celebrar. El hizo su dinero a través de la persuasión y no a punta de pistola, y por medio de beneficio mutuo y no por medio de la opresión y explotación. Aquellos que realmente deseamos una sociedad pacifica no deberíamos celebrar a los que fueron victoriosos en una guerra, si no a aquellos que crearon valor mediante el intercambio voluntario, pacifico y mutuamente beneficioso – intercambios que se dan miles de millones de veces por día. Y deberíamos hacerlo sin importar si fue un intercambio de bits electrónicos de magia, comida para que comamos nosotros, o instrumentos financieros que mejoran la circulación de capitales. Todos ellos crean valor y mejoran nuestras vidas, y todos sus beneficios merecidos.

Les dejo el ya clásico discurso que dio en Standford en el 2005:

 

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