Aerolíneas, el comunicado que no fue (y debería haber sido)

En respuesta a:

http://www.aerolineas.com.ar/es-AR/Prensa/Comunicado/3079_aclaracion-de-aerolineas-argentinas
Aerolíneas, el comunicado que no fue (y debería haber sido).

AA aclara que es efectivamente una pieza fundamental dentro del conflicto entre el gobierno, la ORSNA, y la empresa LAN. La creencia de que Aerolíneas se desenvolverá mejor en el mercado eliminando a la competencia dentro del mismo segmento esta en la fibra del gobierno nacional y se transmite a todos los ámbitos posibles mediante este tipo de medidas y resoluciones dictadas por fuera de toda convivencia civilizada razonable.

En AA queremos dejar en claro que queremos que tanto LAN como cualquier otra aerolínea del mundo sean bienvenidas para operar en los aeropuertos nacionales, y que se le respeten los contratos con rigurosidad por el uso de hangares o cualquier otra instalación, adquisición de bienes, o servicios.

Asimismo también sostenemos que nuestra aerolínea quiere competir en igualdad de condiciones con el resto, y que no hay ni un motivo confesable por lo que AA deba tener un tratamiento diferencial o privilegiado con respecto a las demás empresas.

lan2

En el mismo sentido, nos comprometemos a no recibir mas giros monetarios por parte del gobierno para cubrir nuestras perdidas. Si somos improductivos, los contribuyentes, muchos de ellos con dificultades económicas, y que no usan nuestros servicios de traslados aéreos, no tienen por que sostener nuestra ineptitud con sus impuestos.

Adicionalmente negamos todo privilegio laboral por encima de los trabajadores de otras compañías. Es de lo mas injusto que pueda haber alguien a no se lo pueda remover de su puesto, cuando al mismo tiempo hay alguien que no puede conseguir trabajo. Creemos en la igualdad ante la ley, y actuamos consistentemente con esa convicción.

AA también niega las versiones periodísticas que indican que la línea aérea de bandera tendría intenciones de «echar» del país a LAN o a alguna otra línea aérea. Los objetivos de Aerolineas Argentinas no son otros que los expuestos en su Plan Quinquenal de Negocios 2010-2014, esto es: conectar a los argentinos y contribuir a la integración y al desarrollo económico y social del país, promoviendo el territorio nacional como destino turístico, cultural y de negocios. Para ello se diseño un plan basado en el crecimiento de las frecuencias, la eficientización de la operación y la mejora del nivel de servicio que se viene desarrollando con éxito operativo, pero no económico.

En corregir este ultimo punto, el del fracaso económico, es donde se concentrara nuestro esfuerzo hacia el futuro. Y creemos tanto en nuestra gente, nuestros aviones y nuestro profesionalismo, que nos comprometemos a que si nuestra compañía fracasa compitiendo en igualdad de condiciones con respecto a las demás, que así sea, y asumiremos nuestras responsabilidades como corresponde desde todas las jerarquías de la empresa.

Por todo esto, invitamos a LAN Argentina a recurrir a la Justica, que gracias al esfuerzo de muchos aun es independiente, para liberarse de este atropello injustificable de parte del ORSNA, en convivencia con un poder ejecutivo que con estos hechos parece renegar de los limites a su poder dictados por el orden Republicano plasmados en la Constitución Nacional.
Buenos Aires, 22 de agosto de 2013

Los dueños de la parte fea y de la parte linda de tu vida

Así se refirió la presidente Cristina Fernández de Kirchner al día que se estaba viviendo a raíz del accidente de trenes en Castelar, durante un acto de entrega de planes de vivienda en la Casa de Gobierno :

… es un día hoy de broncas, de impotencia, de dolor; pero también de realizaciones y de logros. La vida es así también. Nada es perfecto, no tenés días perfectos, ni todo es perfecto de la mañana a la noche, ni del primer día al último. Es parte de la vida. El dolor, sí por la parte fea de la vida que le toca hoy a algunos argentinos, y la alegría por la parte linda que le toca hoy sí a otros argentinos.

En condiciones normales podría darle la razón a Cristina Fernández de que la vida tiene cosas «lindas» y cosas «feas». La vida es una continuidad de sucesos que muchas veces nos benefician, nos hacen bien y nos hacen felices, y de muchos otros que nos perjudican, nos hacen mal y nos hacen infelices.

Ustedes, al lado de ella, no saben lo que es el dolor.

Ustedes, al lado de ella, no saben lo que es el dolor.

Pero no estamos en condiciones normales, y esta parte del discurso de la presidente se sintió como lo que fue finalmente, la evasión de la culpa de sus propias acciones. «Así es la vida», nos dice. Y digo que no estamos en condiciones normales porque generalmente un gobierno que deja a sus ciudadanos en libertad, que los deja hacer y los deja responsabilizarse de sus acciones, no podría atribuirse la alegría ni la miseria o el dolor de los ciudadanos. Pero no es el caso de este gobierno. No es el caso de nuestra presidente. La «parte linda» del día del accidente, como ella la llamó, y la «parte fea» del día del accidente, fueron ambas causadas por la gestión del gobierno, no fueron meras casualidades. El gobierno no sólo se encargó de «re-distribuir» la riqueza ajena para que algunos se vieran beneficiados con los planes de vivienda, sino que se encargó de que la infraestructura del transporte ferroviario llegara al punto de deterioro tal, de ocasionar un accidente que dejó como saldo 3 muertos y más de 300 heridos – entre los que se encuentra por lo menos un amputado-.

La parte linda de la vida le tocó, por suerte, a algunos. Y digo por suerte, porque no fue por decisión propia, ni preparación, ni tuvieron influencia en que ello así pasara. Seguramente los beneficiarios de los planes de vivienda merecían obtener algo, finalmente, en su vida. Pero es triste pensar que no pudieron ser artífices de ello. No tenían un camino, no tenían una forma, no tuvieron el margen de maniobra para poder llegar a lo que llegaron. Dependieron de la gracia de una «iluminada». Y no tiene por qué ser así. En una sociedad libre, uno no tiene nada asegurado. Pero sabe que puede ser artífice de sus éxitos y sus logros. Que si trabaja de cierta forma y en forma constante puede llegar al punto de tener su vivienda, o por lo menos si no la tiene, tener una vida digna. Pero no; el gobierno nos saca todos los días. La inflación es un veneno para el salario de los trabajadores. Nos aleja la zanahoria de todo lo que nos puede hacer crecer. Cada trabajador trabaja media vida para el estado y media vida para sí mismo y para los suyos. La falta de inversión, aleja a las empresas de la gente que quiere trabajar. El aumento del gasto público y de los planteles estatales, exige más de cada trabajador y emprendedor privado. Y todo eso nos quita capacidad de lograr cosas por mérito propio y se la transfiere a la clase política, que será la que decide si, finalmente, seremos o no beneficiarios de algo.

Y la parte fea de la vida le tocó, lamentablemente, a muchos más. Que tampoco, al igual que los del párrafo anterior, tuvieron margen de maniobra. Porque lo que les dejan hacer, es lo que hacen todos los días. Se levantan para trabajar y se toman un medio de transporte que pocas veces depende de su eficiencia y la gracia del usuario, aunque sí muchas más veces de la rosca política, los acomodos y los negociados. Son transportados como ganado, para poder ofrecer algo útil con su trabajo, de lo cual luego los van a despojar del 50% de lo que hayan conseguido, para finalmente repetirles una y otra vez, qué sería de ellos sin la gracia de los políticos. Refregándoles en la cara, a los pocos beneficiarios que el gobierno eligió para integrar a aquellos a los que le toca la parte linda de la vida. Para decirles que algún día, quizás algún día – y que de ellos no depende- les pasará algo bueno. En el mientras tanto, deberán soportar las consecuencias de dejar que manejen todo con criterio político. Se tomarán el tren equivocado, un día equivocado, a la hora equivocada, y quedarán para siempre en la estadística, como parte de los 52 muertos de un 22 de febrero, o como parte de los 3 muertos de un 13 de junio.

Es triste pero es así. Ya no nos dejan ser los dueños de nuestra vida. De las partes lindas, ni de las partes feas. El dueño es otro. Es alguien que no nos conoce, al que no le importamos en lo más mínimo, que no sabe lo que gozamos, ni lo que sufrimos. Y que encima, el día que finalmente nos convierte en víctima, nos trata de convencer que la víctima, es ella.

Acuario Río Paraná: lo que se ve y lo que no se ve

Tus impuestos en obras” reza el cartel, que pagaste vos con impuestos, en la zona norte de la ciudad de Rosario anunciando la construcción del Acuario Río Paraná, una de las once obras que se realizarán en el sur de la Provincia de Santa Fe y demandarán un desembolso de aproximadamente 54,5 millones de pesos por parte del Tesoro Provincial. ¿Qué hay detrás de todo esto?

¿De dónde sale el dinero para llevar a cabo semejantes obras? ¡De tus impuestos! De todos modos, los más afectados siempre terminan siendo los que menos tienen. Parte de los ingresos recaudados por el fisco provincial serán destinados a la ejecución de las obras. Si no les alcanza, incrementarán la deuda provincial.

Desde el año 2007 la recaudación tributaria de la Provincia de Santa Fe creció a una tasa promedio de 28% anual. En términos del Producto Bruto Geográfico (PBG) la presión tributaria representó el 17,50% en el año 2011, 3 puntos porcentuales mayor que en el año 2007. El aumento de la presión tributaria no sólo representa un castigo a la eficiencia de los individuos, sino que afecta en mayor medida a aquel de recursos medios-bajos que, mediante el pago de sus impuestos, está financiando obras como la del Acuario Río Paraná, la que casi improbablemente visite. El Estado te sigue robando y nosotros sin hacer nada. Esto quiere decir que, en forma directa, aquellos ciudadanos que menores recursos poseen estarían contribuyendo a la construcción de estas obras provinciales haciendo un sacrificio mayor al del promedio de los habitantes. Además, es el mismo Estado Provincial que, a través del incremento de la presión tributaria, priva a los individuos, y, volviendo al punto anterior, priva más a los que menos tienen, de la posibilidad ahorrar. Este es el sueño colectivista de Bonfatti.

Si el dinero de las arcas provinciales no llegara a ser suficiente para hacer frente a las erogaciones –como lo son estas obras–, suele recurrirse al endeudamiento. Al comienzo del ejercicio de 2013, la deuda provincial superaba los 5.000 millones de pesos. ¿Cómo es que esto afecta a los más necesitados? Cuando el Estado toma deuda, se compromete a devolverla -financiarla con impuestos- en el futuro pagando el monto total más intereses. Nuevamente, quienes se hacen cargo del pago de la totalidad de la misma son los contribuyentes, pero el mayor esfuerzo recae sobre el que menos tiene. Otro punto que merece ser destacado en este apartado, es que el compromiso de deuda tomado en el presente deberá ser soportado por las generaciones futuras que no tuvieron la posibilidad de participar en la elección del gobernante que tomó el préstamo. No menos importante es el hecho de que, particularmente en el caso de Santa Fe, gran parte de la deuda es destinada a cubrir gastos corrientes, más precisamente al pago de salarios de los empleados públicos. Es decir, las personas sobre las que recaerá el peso de los compromisos futuros ni siquiera consumieron el servicio que la administración pública, que contrajo la deuda, ofrece.

Otro problema que se originará probablemente con la inauguración de estas obras será el incremento de empleados públicos. Si bien el incremento de empleo en la provincia podría llegar a efectivizarse, esta creación de puestos de trabajos no sería una creación genuina de empleo. El incremento de los empleados públicos resta productividad a la economía. Un individuo empleado en una oficina pública no puede ser contratado por una empresa. El Estado le saca la posibilidad de contratar personas a las firmas y estas pierden capacidad de hacer más eficiente su proceso de producción. Si se analizara en términos agregados, podría decirse que el Estado, al ejercer el derecho de libre contratación de empleados, está restando productividad a la economía. El aumento del empleo en el último año a nivel nacional fue aproximadamente cuatro empleados públicos contra un empleado en el sector privado y la provincia registró un comportamiento similar.

Ahora, el punto más importante recae sobre la escasez de los recursos. Aquellos acervos que son utilizados por la administración pública no pueden ser utilizados por otros, o bien podría decirse: no pueden ser utilizados por el sector privado. El problema fundamental en Santa Fe es que aproximadamente 54,5 millones de pesos son destinados a estas obras mientras que más de cien villas miseria se han asentado únicamente en los alrededores de la ciudad de Rosario y ninguna cuenta con las condiciones mínimas para la supervivencia. Además, las empresas públicas monopólicas proveedoras de servicios indispensables como la energía (Empresa Provincial de la Energía) y el agua (Aguas Santafesinas) ofrecen servicios paupérrimos, cobran una de las tarifas más altas del país –en el caso de la EPE– y actúan de manera deficitaria en materia de inversión. ¿Y siguen diciendo que el Estado es el mejor asignador de recursos? Vamos…

La realización del “sueño colectivo” del gobierno socialista, implica que el mayor sacrificio a la hora de pagar impuestos para financiar estos grandes proyectos recaiga sobre los más pobres. El retiro del Estado en materia de regulación de la economía no sólo traería aparejado una disminución del gasto sino también una menor carga impositiva sobre los individuos, lo que abriría las puertas a la posibilidad de ahorrar. Así, se dejaría espacio para que proyectos del calibre de los que están siendo realizados por la provincia, de ser rentables y deseados por los individuos, se lleven a cabo por entes privados.

 

"¡Quiero tus impuestos!"

«¡Dame tus impuestos!»

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El Dios costoso del artículo 2

Hace un par de días en una conversación típica de mi grupo de amigos en pleno Happy Hour, empezamos a hablar sobre el Estado y la Iglesia. Volví a casa y empecé a chusmear algunos números y demás yerbas.

Primero me topé con el artículo 2 de la Constitución Nacional:

El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.

¿Qué implica que no haya separación del Estado e Iglesia? Básicamente parte de los recursos del gobierno son destinados a financiar a esta entidad. ¿Por qué católico apostólico romano y no judío-ortodoxo? ¿Para qué seguir manteniendo esta tradición costosa? El grueso de los fondos de la Iglesia provine del Estado, o mejor dicho: de los impuestos de agnósticos, ateos, evangelistas, testigos de Jehová, mormones, etc. ¿Es justo?

Durante su primer gobierno, a Juan Domingo Perón se le ocurrió la brillante idea de que las escuelas públicas obligatoriamente deberían impulsar la enseñanza de la religión católica y además subsidió los salarios de los docentes de estas escuelas. Los subsidió con impuestos de agnósticos, ateos, evangelistas, testigos de Jehová, mormones, etc. Así, sumamos una partida de gasto más en el presupuesto. Sumamos transferencias de fondos públicos potencialmente malversables.

Sin embargo, esto no fue para nada suficiente y para forjar aún más la tradición vinieron los militares y sancionaron un par de leyes que engordaron las partidas del gasto destinadas al sostenimiento del culto. A saber:

  • Ley 22.162: se le otorga a los Curas Párrocos o Vicarios Ecónomos de Parroquias situadas en Zonas de Frontera una asignación mensual. Y no contento con esto, agrega que los recursos que el cumplimiento de esta ley demande se tomarán de las Rentas Generales.
  • Ley 21.950: con esta ley también le dimos una asignación mensual a los Arzobispos y Obispos con jurisdicción sobre Arquidiócesis, Diócesis, Prelaturas, Eparquías y Exarcados del Culto Católico Apostólico Romano.
  • Ley 21.540: se le otorga a los Arzobispos y Obispos con jurisdicción sobre Arquidiócesis, Diócesis, Prelaturas  o Exarcados del Culto Católico Apostólico Romano, y el Vicario Castrense para las Fuerzas Armadas otra asignación mensual cuando cesen en sus cargos por cuestiones de edad o invalidez. Esta asignación mensual es una jubilación de privilegio.
  • Ley 22.950: el gobierno nacional se compromete a dar otra asignación mensual a los clérigos que contribuyan a la enseñanza en los Seminarios Mayores.
  • Decreto 1.991/80: les pagamos los pasajes para cuando viajan al exterior y dentro del territorio de Argentina.

Hoy en día existe en Argentina un Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC). ¿Y qué tienen que ver las relaciones exteriores con el culto? En fin, la cuestión es que así como tenemos ahora un lindo Ministerio de Deporte en la Provincia de San Luis, descubrí que también tenemos una simpática Dirección General del Culto Católico que depende de la Secretaría de Culto. La pregunta es: ¿cuánto nos sale mantener la tradición del culto católico apostólico romano? Entrá en la Oficina Nacional del Presupuesto y seguí estos números… En el año 2003 se presupuestó para la Secretaría de Culto una totalidad de $13.777.037. Si a eso le sumamos lo que se previó destinar para las actividades centrales del Ministerio del cual depende esta Secretaría, despilfarraron un total de $121.435.620. No contentos con estos gastos, a la década también la ganó la Secretaría de Culto que para el año 2013 le presupuestaron $62.826.000; es decir, un 356% más que en 2003. Nuevamente, si adicionamos lo presupuestado para que funcione esta dependencia del MREC, el gobierno nacional gastará un total de $676.244.685; un 456% superior a lo presupuestado hace diez años. Y eso sin contar que como además gastan más de lo que presupuestan, no sería para nada extraño que al comienzo del ejercicio que viene se observen un par de millones más en cada una de estas cifras.

Y esto sin contar los beneficios adicionales de los que gozan las instituciones inscriptas en la Secretaría de Culto. Exenciones impositivas, donación de terrenos que recibieron del Estado Nacional. ¿Podés creer además que la Iglesia recibe más subsidios que otras instituciones públicas? Juro que he escuchado decir muchas veces: «Pero la Iglesia paga los servicios de gas y luz». Pero cristiano, ¡menos mal! Lo único que faltaba entonces era que además le financiemos los gastos de luz y gas. Vamos… ¡Despertate argentino!

¿Es realmente necesario que el Estado impulse de esta forma el culto católico apostólico romano? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué debe subordinarse a esta religión? Si es por una cuestión de tradición, ¿por qué no volvemos a incorporar el servicio militar obligatorio? ¿Por qué no derogamos la ley de matrimonio igualitario o la ley de divorcio? Si realmente las personas quisieran que el culto católico apostólico romano se mantuviera a lo largo del tiempo, podrían ellas mismas sostenerlo. Además, ponete a pensar un rato, sos católico apostólico romano y a tu religión la bancan con impuestos los agnósticos, ateos, evangelistas, testigos de Jehová, mormones, etc. ¿Y la moral? Si te gusta ser católico buscá la manera de sostener tu religión con tus propios medios, no esquilmando el bolsillo del otro.

Si bien hoy en día debería darse prioridad a la resolución de otros problemas como por ejemplo el control de precios que los perros kirchneristas comandados por Moreno está llevando a cabo, la excesivo abuso de la máquina de imprimir billetes de Mecha, la malversación de fondos públicos, etc., no debería pasarse por alto que estos recursos liberados, junto a otros destinados al mantenimiento irracional de tradiciones en el siglo XXI, podrían directamente ser ahorrados. Dejemos de engordar los gatos del Estado.

Tradición.

Menos corazón, más razón. 

Mantenete por tus propios medios.

Mantenete por tus propios medios.

En defensa de las mercancías

No puedo decir a ciencia cierta la declaración de quién o qué hecho en particular disparó este post. Pero muchas veces, y me pasó muchísimo a lo largo de mi vida, escucho a gente de determinadas profesiones decir algo así como «lo que hago no es una mercancía». Se puede escuchar esta frase tanto de maestros, como de músicos, pintores, escultores, directores de cine, médicos, actores y en general muchas actividades que no están caracterizadas por la producción de algo que se vaya a comprar tomándolo de la estantería de un negocio. Realmente yo no veo nada de malo en cualquier producto de la góndola de un negocio y no puedo diferenciarlo trascendentalmente de una canción, o una película, un libro o una enseñanza. Es como si las personas que producen estas últimas quisieran elevarse en la escala moral de las profesiones por algún motivo, despegándose del «sucio» y «materialista» industrial o empresario. Ni que hablar cuando se mezcla encima el nacionalismo con estas actividades, pero esto es materia para todo un artículo completo y en lo que no voy a ahondar en éste.

¿Qué es lo que hace que una persona considere a su obra, moral y materialmente superior a una «vulgar» mercancía? ¿Será la experiencia personal que llevó a desarrollar la misma? ¿Será lo que espera que ésta produzca en la persona que la «consume»? ¿Serán los años de esfuerzo, dedicación y educación que muchas veces no se traducen en una ganancia monetaria al exponer su fruto? No se a ciencia cierta cuál será el motivo que lo hagan querer diferenciarse de cualquier otro productor de bienes materiales, lo que se, es que compararse con una mercancía, al fin y al cabo no está nada mal si se lo piensa fríamente.

Yo, el lápiz de Leonard Read. No dejen de leerlo.

Yo, el lápiz de Leonard Read. No dejen de leerlo.

Un día, inspirado en el escrito «Yo, el lápiz» de Leonard Read, realicé el ejercicio de tratar de visualizar el camino realizado por muchas de las cosas que tengo en mi casa, para llegar de ser un conjunto de materias desperdigadas en la naturaleza, hasta ser el producto que utilizo todos los días y que tan vilipendiado resulta al ser comparado con el resultado de otras profesiones. No se por qué -probablemente por mi carrera- empecé por un Disco Rígido. Fabricar un disco rígido llevó el trabajo, la investigación y la coordinación de muchísimas profesiones. Sólo pensando unos segundos los más básicos, se necesitan: ingenieros, mecánicos, físicos, químicos, matemáticos, diseñadores industriales, programadores, técnicos de ensamblaje, seguramente torneros, técnicos en calidad. De un primer vistazo conté sólo 10 profesiones, y eso sin tener en cuenta todas las actividades de soporte, como los contadores, gente de marketing, vendedores, personal de maestranza, secretarios, diseñadores gráficos, personal administrativo, gerentes, transportistas, mineros, geólogos, metalúrgicos, y un largo etcétera. Y todo eso, sin tener en cuenta el trabajo previo de investigación de siglos de historia humana acumulados en un artefacto, que cada vez que lo vemos en una vidriera, no decimos más que «meh, un disco rígido».

Y eso sólo pensando en el disco rígido que había sobre la mesa. Creo que haciendo este ejercicio con algunos productos más que se encuentran en la casa se pueden dar cuenta de que todas las profesiones del mundo, toda la humanidad y la historia ayudaron a que ustedes puedan satisfacer sus necesidades más básicas. Y cada vez que pienso en ello, se me hace más extraña esa manía de no querer comparar el trabajo de uno con una «simple» mercancía. Al fin y al cabo, personalmente pocas veces ví tanta grandeza como cuando analizo cómo llegó cada «mercancía» a mi casa.

El asunto se pone más espeso, cuando se mezcla el asuntillo ese de «esto no es una mercancía, el estado debería proveerlo». Y no, ni siquiera quiero referirme a la salud y a la educación. Pero cuando un músico justifica moralmente superior su obra a cualquier mercancía, comienza la presión para que todos los demás debamos hacernos cargo de que le paguen por «hacer lo que le gusta», aun cuando ello no sea compartido por la gente que no consume su producción. Y lo mismo pasa con obras de teatro, literatura, películas, documentales y un montón de actividades que algunos seres que se creen moralmente superiores, creen que todos los demás productores y consumidores de «simples» mercancías deberían solventar. Entonces dividen al mundo en «comercial» y «artístico», degradando a los primeros y elevando a los segundos.

Pero este no es un artículo contra ellos, sino en favor de las mercancías. La idea del artículo es que puedas sorprenderte cada vez que veas algo en tu casa provisto por alguien más, y puedas ver en eso el esfuerzo, el ingenio, los años de estudio, la dedicación, la pasión y la historia personal detrás del artículo o servicio. Sea de la naturaleza que sea. Y así, algún día, vas a sentirte orgulloso y admirado, de poder ofrecerles a los demás, tu propia mercancía.

Mojigatos Reguladores

municipalidad

La prostitución, “la profesión más antigua”, sigue estando en el centro de la escena política para aquellos que se atreven a hablar de los temas tabú. Que la sexualidad, el comercio y el crimen aparezcan juntos y revueltos en ámbitos donde la mayoría «no llevaría a su hijo» hacen de la prostitución un tema sensible, como para que cualquiera que lo mencione patee un viejo y poblado avispero de pacatería.

En la era de las comunicaciones cualquier político que se atreva a pisar esta “frontera moral” con discursos grandilocuentes obtiene un excelente resultado de visibilidad mediática. Y tan lamentable como cierto, es el hecho de que si bien algunos políticos suelen buscar con honestidad intelectual el bienestar de sus mandantes, la gran mayoría suele moverse en ese limbo argumental de corrección política en el que anidan muchos de los clichés tradicionalistas e irracionales. Asi las cosas, casi siempre, los problemas no solo no se resuelven con la frialdad argumental necesaria que requiere un verdadero y cálido humanismo, sino que más bien se agravan.

Hace dos días los rosarinos vivimos un ejemplo típico de los efectos perniciosos de esta forma irreflexiva de pensar. Como resultado de una ardua tarea mediática llevada adelante por una, muy suspicaz concejal del partido radical, Maria Eugenia Schmuck, la mogijatería reguladora clausuró la emblemática whiskería “La Rosa” del barrio Pichincha. Si bien ni la concejal, ni los funcionarios de la municipalidad se atreven a decirlo claramente, la campaña que guía este accionar tiene un lema tan concreto como erróneo: “Prostitución = Trata de personas”.

No se pondrá en duda aquí la extracción “progresista” de los funcionarios que ordenaron reducir a las trabajadoras a la categoría de delincuentes, alegando protegerlas de supuestos victimarios, ni tampoco dudaremos de sus, nunca bien ponderadas, excelentísimas intenciones. Todo lo que aquí deseamos hacer es mostrarle al lector que los efectos que generaron y que generarán con esta campaña serán mucho peores de lo que pretenden querer resolver.

En primer lugar, equiparar una aberración como la trata de personas con fines de explotación sexual con el ejercicio libre de una profesión como la prostitución es un error conceptual importante. No poder distinguir entre una persona adulta, que bajo el imperio de la necesidad decide ofrecer su cuerpo a cambio de dinero, de  una joven, frecuentemente menor de edad, arrancada forzosamente de su hogar, privada de su libertad, usada y descartada como un objeto carente de humanidad;  es equiparar los márgenes de bienestar de un trabajador actual de empresas como Google con los de un siervo de la gleba. Y esta distinción no es solo una cuestión de grado o de nombre. Es de una necedad manifiesta brindar idéntica solución tanto a uno como a otro problema (si que consideramos que la prostitución libre es realmente un problema). Solución que consiste frecuentemente en quitar a las mujeres de una situación de la que, en el caso de la prostitución elegida de forma voluntaria, no deseaban salir, o al menos no con los métodos policíacos con los que opera el Estado.

En segundo lugar, el prohibir el consumo de este servicio, y que de alguna manera paguen “justos” por pecadores como para eliminar la eventual posibilidad del consumo de trabajo esclavo, no solo condena a nuestros “justos”  sino que afecta principalmente a las trabajadoras sexuales que viven con un ingreso de subsistencia a quienes se las condena a comprar protección de la policía extorsionadora, o directamente al hambre sino cuentan con el coraje suficiente como para pasarse a la clandestinidad. La respuesta a este peligro por parte de los funcionarios suele ser el subsidio estatal, aunque aquí el ideal de “trabajo digno” por el que muchos abolicionistas bregan queda relegado a un segundo plano, si por dignidad entendemos no vivir de la caridad (y mucho menos de la “caridad” forzosa estatal que transfiere recursos impuestos mediante).

Como último punto y quizás el más importante de todos, ya que está estrictamente relacionado con el objetivo que los abolicionistas persiguen, tenemos el problema de la desaparición de la órbita pública de un servicio que, de no desaparecer la demanda, (y estamos hablando de la demanda de “la profesión más antigua”) no desaparecerá. La consecuencia de hacer pasar a la clandestinidad a los prostíbulos que no trabajan con trata de personas es que si estos, como muchos afirman, son “la punta del iceberg” de las redes de esclavitud, ahora los funcionarios no contarán ni siquiera con esa parte visible del problema, que se ocultará de la ley o peor aún será aliada de las rémoras corruptas del Estado, como la policía y los inspectores, que se financian de otorgar protección de la amenaza que ellos mismos generan.

Si bien, como el autor de este texto, muchos consideran que el intercambio de sexo por dinero es deleznable tenemos el deber moral de saber diferenciar entre acuerdos libres y voluntarios y esclavitud, tenemos el deber moral de escuchar a las trabajadoras sexuales que conocen mejor que nadie su situación. Incluso aunque el costo de estos señalamientos a la mojigatería reguladora sea el de quedar como los defensores de las mafias y la criminalidad. Son los efectos del autoritarismo y la violencia institucional, como la que se vivió en el allanamiento de la whiskería “La Rosa” los que generan las bandas mafiosas de policías, inspectores y tratantes de blancas trabajando en conjunto en pos de la explotación de las mujeres.

 

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Socialistas atorrantes: le metieron mano a los jubilados

Sí, leíste bien. Tenemos Caravana de los Deseos, a Fito Páez en el Monumento desafinando por dos horas… ¡Rosario es Sede del Helado Artesanal! Además, tenemos los carriles exclusivos que son una reverenda inutilidad, pero tenemos carriles exclusivos. ¡Y ni hablar de la pista de skate más grande de la Argentina que también tendremos pronto en la ciudad! Rosario tiene una GUM, que no pueden ni pedirte documentación, pero está bueno tener a hombres de uniforme caminando por Rosario, te da una cierta sensación de seguridad. Así está la ciudad: pura fachada.

Hace un par de días una noticia publicada por Rosario 3 me dejó patas para arriba. El Municipio de Rosario debe casi 250 millones de pesos al Instituto de Previsión Social local. En criollo: como no sabían de dónde sacar plata, se la afanaron a los jubilados. A mayo de 2013, la deuda se compone en tres partes. La primera, por 28 millones de pesos que corresponden al seguro mutual y al subsidio jubilatorio. La segunda parte son 29 millones de pesos correspondientes a intereses por la tasa Badlar, tras un acuerdo firmado en 2010 durante la nefasta intendencia de Miguel Lifschitz. Luego de tres años, el pago de estos intereses nunca se efectivizó. Por último, otros 189 millones están en la cuenta previsional, que es la suma de los aportes patronales y de los trabajadores. ¡Bien, Mónica Fein! ¿Eso es progesismo social? No te alcanza con esquilmar a los rosarinos con impuestos cada vez más altos y le metés mano a los jubilados. ¡Inmoral! ¡Inmoral! ¡Sin vergüenza!

Mirá, rosarino, ahí están tus impuestos. Así administra el Tesoro municipal Mónica Fein. Tan bien administró que afanó a los jubilados. ¿Y si peligra el cobro de haberes? Ahí te quiero ver… ¿Qué vas a hacer, Fein? ¿Sacar de otro lado para callar a los viejos y joder a otros?

A Fein y demás intentos de concejales: en vez de afanar a los jubilados, ¿por qué no dejan de emplear a personas en el municipio? ¿Por qué no la cortan con los aumentos de sus sueldos? ¿Por qué no le hacen sentir a los rosarinos alguna vez en la bendita vida que no pagamos los impuestos al pedo elaborando proyectos de leyes dignos, eficientes, que no entorpezcan la vida cotidiana de las personas que viven en Rosario? ¿Por qué no ponen de su bolsillo y dejan de saquear la caja de jubilados y a los rosarinos? Lo peor de todo creo que es tener que bancarte los millones de tweets de estos funcionarios anunciando incansablemente sus proto-proyectos que lo único que implican son mayores gastos para el Tesoro Municipal.

¿Y saben qué es lo peor de todo esto? ¡Nos toman de boludos! No hacen siervos de un Municipio manejado por corruptos mediante el pago de los impuestos, de parte del producto de tu trabajo. Y además estos narcosocialistas nos prometen maravillas a cambio que todavía ninguno vio. Ahora, ¿te imaginás a dónde fueron a parar esos 250 millones? ¿Habrán ido a parar a la reforma de la rambla Catalunya impulsada por Laura Weskamp? ¿Irán a parar a la puesta en marcha de lo propuesto por Roy López Molina? ¿Irán a parar a la prohibición de los VIPs en lo boliches, como quiere Diego Giuliano? ¿Estarán en el Foro Siciliano que se realizará en Rosario en los próximos meses? ¿O se utilizará para financiar la pista de skate que promete ser una de las más grandes del país que le costará a nuestros bolsillos $2.361.824 pesos?

Y, ¡oh, casualidad! Entre los ediles que mayor actividad tuvieron el año pasado en el Concejo se encuentran estos payasos. De seguir así, los invito a cada uno a dejar de sesionar por un tiempo así dejan de sumar ineficiencia, trabas y demás yerbas en la vida de los rosarinos.

¿Y qué esperabas? Si lo único que hacen los socialistas es gastar y gastar y gastar ineficientemente. Sí, Rosario se convirtió en un claro pan y circo. ¿Y a quién pensás reclamarle? ¿Al pobre ñoqui que trabaja en alguno de los Distritos de la Municipalidad de Rosario? ¿A los empleados ineficientes de las Secretarías y Subsecretarías y la mar en coche? No. Ellos son un lamentable producto de este sistema corrupto, elefantiásico, costoso, ineficiente. Reclamá a los ediles, estos esbirros cómplices del saqueo socialista al fruto del trabajo de los rosarinos, cómplices de la ineficiencia que está fundiendo a la ciudad. Reclamales, porque con tus impuestos les estás bancando el sueldo.

Y, Fein, un consejo: si querés ser realmente revolucionaria terminala con esta sarta de pavadas. Bajá la alícuota de la TGI y dejá que las personas que ustedes mismos dejaron marginadas en las afueras de Rosario y sin servicios básicos puedan vivir en la ciudad de Rosario. Si querés ser revolucionaria no robes lo ajeno. Si querés realmente ser revolucionaria no obligues a los funcionarios a morfarse un viaje en bondi los viernes -todos sabemos que es insufrible- y dejá que empresas privadas puedan ofrecer el servicio, un mejor servicio. Da lugar a la competencia. Si querés ser realmente revolucionaria cortala con avalar el aumento de sueldos de los concejales. Si querés ser realmente revolucionaria dejá de gastar tiempo en esos proto-proyectos inservibles como los carriles exclusivos, el Helado Artesanal, la Caravana de los Deseos; mirá más allá y fijate cómo Rosario está financiando a toda una Provincia. Y si querés ser aún más revolucionaria apoyá el proyecto de la autonomía municipal.

Socialistas = kirchneristas buena onda y con modales

Socialistas = kirchneristas buena onda y con modales

Por qué los argumentos morales son superiores a los utilitarios

Lo explica Robert Higgs:

«[S]in embargo, precisamente debido a la guerra  interminable de «expertos» , uno nunca puede asegurarse que una vez que una persona fue persuadida de que la libertad es más beneficiosa, al menos respecto a una situación X, esa persona haya decidido adoptar por completo las ideas liberales. Si alguien fue convencido a través de evidencias y argumentos esgrimidos por el «experto» pro-libertad, fácilmente podrá volver a convertirse en un partidario de la intervención gubernamental en base a la evidencia presentado por un «experto» anti-libertad.  Como dije  alguna vez John Maynard Keynes al contestarle astutamente a alguien que le preguntó sobre sus posiciones fluctuantes, «Cuando los hechos cambian, mis pensamientos cambian. ¿Qué hace usted, señor?. Si los liberales decidimos luchar por la libertad solamente basándonos en argumentos consecuencialistas, la guerra  por la libertad será eterna. Aunque algunos puedan aceptar esta idea bajo la premisa de que «la eterna vigilancia es el precio de la libertad», este tipo de lucha ideológica es bastante desalentadora, dado que las fuerzas que se oponen a la libertad contra las que los liberales  debemos luchar poseen cientos de veces más tropas y miles de veces más dinero para adquirir munciones.

En contraste, una vez que un liberal haya persuadido a alguien que la intervención del gobierno está mala, al menos en ciertas situaciones, si no en todo momento, hay una posibilidad mucho menor de que aquél vuelva a su posición anterior de apoyar las medidas coercitivas del gobierno contra gente inocente. El liberalismo, apoyado en la piedra moral, es mucho más fuerte y duradero que el que se apoya en las arenas movedizas de los argumentos consecuencialistas, que por necesidad son tan convicentes como los argumentos y la evidencia que hoy se presentan. Entonces, si deseamos agrandar las filas de liberales, estamos bien advertidos que plantear un argumento moral por lo menos como parte de nuestros esfuerzos. Por supuesto que mostrarle a la gente que la libertad funciona mejor que el control estatal, no dañará a la causa. Pero confinar nuestros esfuerzos a lo que digan un puñado de pseudo-expertos en un momento dado, como mucho, nos condenará al éxito transitorio.»

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La importancia de cuestionarse todo el tiempo

Hoy no voy a escribir sobre el liberalismo, ni sobre el gobierno argentino, ni sobre la falta de libertad en el mundo, ni es una queja furiosa contra lo mal que están las cosas.

Creo que nunca escribí una reflexión personal en el blog, y menos con una historia autorreferencial. Pero voy a intentarlo igual.

En algún momento de mi infancia, no puedo recordar la edad que tenía ni el motivo por el cual ocurrió, alguien me regaló mi primer reloj de pulsera. Estaba muy contento, porque ya tenía amigos en el colegio que tenían reloj, y yo por primera vez en la vida, iba a tener el mío propio y podría saber la hora en cualquier momento (no se para qué me serviría saber la hora, pero estaba muy emocionado). Le pedí a mi mamá que me ayude a ponerme el reloj, y ella lo calzó en mi muñeca izquierda. Y así pasó mi primer día usando orgullosamente el flamante reloj en la mano izquierda.

 

El objeto del deseo de toda mi generación. Lamentablemente mi reloj no era ni remotamente parecido a éste.

El objeto del deseo de toda mi generación. Lamentablemente mi reloj no era ni remotamente parecido a éste.

Al día siguiente, miré el reloj, y sentí que algo estaba mal. Me saqué el reloj y me lo puse (o pedí que me lo pusieran) en la mano derecha. No pasó mucho tiempo para que empezaran los cuestionamientos de los demás: «¿Por qué te cambiás de mano el reloj?», «Jaiekcito, el reloj se usa en la mano izquierda», «¿Sos zurdo?». Me llegaron cuestionamientos de todo tipo, sobre todo porque la mayoría de la gente (todos los que conocía en ese entonces, que no eran muchos) usa el reloj en la mano izquierda y así se suponía que debía ser utilizado. Y al final, mi respuesta a todas las inquisiciones fue «¿Por qué no?, me gusta más así.»

Después de un tiempo fui encontrando motivos por el cual sería conveniente usar el reloj en la mano izquierda. Cada vez que estaba utilizando mi mano de derecha, en ese tiempo principalmente o dibujando, o haciendo la tarea para el colegio, o tomando la chocolatada, me daba cuenta del gran impedimento que tenía si quería, justo en ese instante, saber qué hora era. «Zas, era por eso!». Se encendió la lamparita en mi cabeza y ya la respuesta de por qué debería usar el reloj en la mano izquierda no era «porque todo el mundo lo hace» sino que se había convertido en «si sos diestro, te va a resultar mucho más cómodo». Pero yo necesitaba eso, necesitaba saber que no era una costumbre sin sentido. Tenía que experimentar el usar el reloj en la mano derecha para saber dónde me resultaba más cómodo.

Seguramente pensarán que a partir de ese momento comencé a usar el reloj en la mano izquierda. No señor; hasta el día de hoy, en el que ya entré en la cuarta década de mi vida, uso el reloj en la mano derecha. La verdad que no me preocupa para nada no poder ver la hora al mismo tiempo que estoy haciendo otra cosa con mi brazo derecho, me gusta más así, mi reloj actual no tiene perillas que se incrusten en mi mano, y sobre todo, es un recordatorio de que cuestionar ciertas creencias populares, costumbres sociales e incluso la propia rutina, es un sano y muy importante ejercicio de razonamiento y autodescubrimiento. El cuestionamiento, incluso de las ideas de uno mismo, es lo único que nos puede hacer crecer como personas, alejarnos de los dogmas, abrazar el pensamiento crítico y establecer nuestro propio sistema de valores.

Manual para los que votan por primera vez

libertad

 

Vota. Votala a ella. Votala que es fácil. No tenés que ni buscar la boleta, seguro que se encuentra justo en frente tuyo. Votala que prometió inclusión, soberanía, y más asistencialismo. Votala te digo, que juró defender una Constitución que llora a escondidas. Votala o te acusarán de no tener corazón. Que si no la votas vendes la patria, serás acusado de traición y lo que es peor, de egoísmo. Agonizarás en el exilio del mensaje. Vivirás en el suburbio de la indiferencia mediática. Conocerás el populismo y morirás por un carisma capaz de llevarte a la cúpula del poder. Votala. Votala que se dice progresista, y que entiende de pobreza. Que su partido lidera multitudes. Te quita con impuestos pero te los devuelve con el fútbol. Te insisto porque la conozco. Te entrega una empresa de servicio aéreo, de bandera, es tuya; va, es de todos. Pero también tuya. Sostiene con sus acciones que hacer política es hacer un culto a si mismo. Pero está bien, somos todos animales políticos. Ya lo debes haber aprendido. Que si dejas las decisiones en personas que no comulgan con la idea del bien común nos espera el apocalipsis, una vida reñida ante personas carnalmente inescrupulosas. Nos esperan monopolios, de los peores. Una presión tributaria altísima, y con un gasto público justificado en los iluminados funcionarios públicos que saben lo que hacen. Votala. Está bueno que nos controlen tanto, somos los argentinos, muy desprolijos. Tardás en abrir un negocio, porque quieren que estés seguro antes de comenzar. Que revises todos los análisis. Quizás es una mala inversión. Si me preguntas, mi humilde opinión, ellos y ella, tienen los chakra alineados. Deben ir todos a la misma sesión de reiki. Te aviso para que los votes tranquilos.

Ahora… Si lideras un sentimiento de anomia hacia todo esto, si sostenés un culto de la minoría más mínima que es el individuo y que su libertad es su única bandera. Si crees que una desregularizacion y una descentralización del transporte para que fluja un mercado competitivo y de calidad… Si profesas una libertad de culto y una igualdad ante la ley (no mediante ella), en la eliminación de los subsidios (al cine, al teatro, a las escuelas católicas  y de los recitales mal llamados gratuitos, de los viajes a países dictatoriales, al gasto de recursos en embajadas innecesarias, en acuerdos sin licitaciones, en corporativismo barato). Si no estas de acuerdo con una empresa ‘marca país  porque estropea el mercado de precios asignando recursos de manera arbitraria… entonces no, no la votes. No la votes porque los efectos secundarios son peores que la propia enfermedad del estatismo. Te verás rodeado de nostalgia por tiempos mejores, de impotencia hacia una fuerza mayor llamada mayoría, y gritando en medio de un silencio hipócrita.

Te saludo con toda la suerte del mundo.

Alguien como vos.

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