Lenguaje

Dicen los expertos que las palabras que tenemos en nuestro vocabulario condicionan cómo pensamos. Así, una persona más culta será capaz de pensamientos más profundos que una persona que no lee, y mucho más capaz que, por ejemplo, un cartonero, que supuestamente maneja un vocabulario de 200 palabras.

Los distintos idomas, entonces, pueden hacer que pensemos distinto respecto de ciertos temas:

Otros dicen que el lenguaje es sabio, y las palabras ocultan su real significado. Por ejemplo, «casamiento = en casa, miento» o «el verano sirve para eso: para ver anos».

La palabra impuesto es mucho más acertada que su equivalente inglés tax, porque es justamente algo que está impuesto.

En cambio, taxpayer («pagador de impuestos») funciona mejor que contribuyente, porque esta última nos puede dar la impresión de que la gente los paga voluntariamente.

Ahora, si bien desde este blog promovemos la libertad y no nos gusta obligar a la gente a hacer cosas, hay una palabra que debería ser cambiada: gobierno. Hablar de «gobernante» nos pone inmediatamente en la posición de súbditos. El presidente no es el soberano; no tiene ningún derecho sobre los ciudadanos. No puede suprimir sus libertades ni violar sus derechos individuales. Es mucho mejor que empecemos a utilizar la palabra administración, porque al fin y al cabo el presidente y su gabinete son empleados de la gente, designados para administrar temporalmente lo público.

Si el administrador de nuestro edificio nos dice que a partir de ahora no se pueden tomar bebidas alcohólicas en nuestros respectivos departamentos, le vamos a decir que claramente el que no debería tomar alcohol es él, porque está borracho al intentar decirnos qué podemos hacer con nuestro propio cuerpo en nuestra propiedad (si no estamos violando derechos de terceros, claro). O, si nos dice que las expensas van a aumentar 100% durante un año, pero que a cambio a todos nos van a instalar un equipo de aire acondicionado (y, probablemente, un amigo del administrador obtendrá la licitación, o él o ella se quedarán una «comisión» por haber conseguido el laburito), le vamos a decir muy cordialmente que NOSOTROS decidimos si queremos o no un split, y pondremos el modelo que se nos antoje, cuando se nos antoje.

Por eso es tan importante lograr que el poder de la administración pública esté como máximo en el tamaño de un municipio: si el administrador se excede, allí estará la turba iracunda para hacerle entender que está equivocado, y propondrá un nuevo intendente.

Alianzas sin futuro

Ser libertario en este mundo estatista es estar la mayoría de las veces en minoría, especialmente a la hora de compartir nuestra visión del mundo con los demás, explicar nuestro proyecto de sociedad libre, y en general en toda discusión política. Sin embargo, tremenda soledad disminuye cuando hacemos zoom en algunas áreas y encontramos aliados específicos que sin ser libertarios son defensores de la libertad en sectores determinados. Ejemplos hay muchos, los que quieren legalizar las drogas, los que defienden el derecho a portar armas, los padres preocupados por la educación en casa (homeschoolers), los homosexuales que prefieren anular el matrimonio estatal, los comerciantes agobiados por las regulaciones, y un largo etcétera. La posibilidad de trabajar conjuntamente con las agrupaciones que  se oponen a la interferencia del gobierno en sus aréas de interés es una gran herramienta para lograr avances concreto en el camino para lograr una sociedad libre.

Desafortunadamente, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, en Argentina este tipo de organizaciones son escasas. No porque haya poco compromiso por parte de la sociedad civil, sino porque las organizaciones que surgen en Argentina y que aparentemente están para defender los derechos individuales, en realidad los desprecian tanto como los que los violan y apelan a una selección sesgada sobre que derechos defender y cuales no.

El primer caso que encontramos es la Asociación por los Derechos Civiles (ADC),  a pesar de que indican que están comprometidas con la defensa de los derechos constitucionales, una breve visita a su sitio web nos muestra como en realidad se trata de una asociación destinada a promover una mayor intervención del estado en diferentes áreas y no una defensa de los derechos individuales como si sucede en otros países. La libertad de expresión y la tolerancia religiosa son tal vez las dos causas afines a las que se dedica la ADC, un numero bastante bajo en comparación con lo que sucede en otras partes del mundo. Un caso paradigmatico de este tipo de asociaciones es la American Civil Liberties Union (ACLU) que desde 1920 han demostrado un compromiso más serio en la defensa de los derechos individuales, especialmente libertad de expresión, en famosos casos como la marcha del Partido Nazi Americano en la comunidad de Skokie, Illinois. A pesar de su tendencia hacia la izquierda, la ACLU demostró ser madura y defender los derechos de aquellos que no piensan como ellos, y que incluso se oponen a toda su obra.

Otro caso que podemos mencionar es el de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) que en vez de adoptar una postura imparcial como lo hacen en Copblock, decide priorizar aspectos ideológicos de su línea marxista en vez de presentar una organización seria dedicada a monitorear casos de abuso y brutalidad policial. Otra demostración de la inmadurez en la participación de la sociedad civil para controlar este tipo de acciones.

Entre las asociaciones destinadas a promover la legalización de las drogas, el problema es similar. Si bien se puede coincidir en algunas cuestiones fundamentales, organizaciones como la Asociación de Reducción de Daños de Argentina o la revista THC, se rehúsan a adoptar como posición la existencia de un mercado libre de drogas, y hacen especial hincapié en la necesidad de que junto a la legalización el estado implemente un «Plan Nacional de Información, Prevención, Asistencia y Reducción de Daños que aborde la realidad del uso de drogas, los consumos problemáticos y las adicciones, Público, Universal y Gratuito» como dice en el sitio web de ARDA.

Por suerte, no todas las organizaciones comparten estás características. Un caso para destacar es la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina (ALUTARA) que ha defendido de forma consistente los derechos de tenedores y usuarios de armas, sin importar la orientación ideológica de sus miembros.

A pesar de la penosa situación de las ONGs en cuanto a la falta de un compromiso consistente con la defensa de los derechos individuales en su campo de acción, no es imposible la colaboración con estas asociaciones en cuestiones muy puntuales con la suficiente necesaria para no terminar siendo cómplices de la promoción de la violencia estatal. Sin embargo, aquellos libertarios que tienen intereses particulares en determinadas áreas y ven a las ONGs que mencionamos como espacios donde no tienen cabida, por tratarse en realidad de grupos ideológicos con una agenda concreta para promover la agresión como método de resolución de conflictos, entonces queda una sola cosa por hacer: emprender. La salida es generar nuevas ONGs que estén dedicadas a promover la libertad en un sector en particular pero para todos, y no solo para aquellos que se adecuan a sus intereses políticos.

El estado de la basura

Publicada originalmente por Juan Manuel Drangosch en la web del Partido Liberal Libertario

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La discusión respecto de la basura ha sido sobre si la maneja el Estado nacional o el Gobierno de la Ciudad. ¿Y sí no la maneja el Estado?

Basura. Es. Basura.

Uno de los temas candentes en la agenda del gobierno porteño es el problema de la basura. Históricamente ha sido el Estado el encargado de la recolección de residuos en las grandes ciudades, con lo cual nos pondremos a pensar un poco por fuera de la caja estatista, para encontrar soluciones de mercado a este problema.

Primero examinemos cómo funciona el sistema actual: el municipio hace una licitación, en donde una empresa (o varias, si dividimos la ciudad por zonas) es elegida y se hace cargo de la concesión del servicio. El dinero para pagarle a la empresa proviene del impuesto ABL, que está relacionado con el valor de la propiedad y no con la cantidad de basura producida por el inquilino.

 

  • Problema número 1: si existiese un ciudadano que no produce un sólo gramo de basura, también está pagando por el servicio.
  • Problema número 2: no hay un incentivo económico para generar menos desechos. El ciudadano que recicla, reutiliza o es más ecológico a la hora de elegir el packaging de los productos que consume, paga el mismo importe que el que produce basura indiscriminadamente.

Prosigamos. La basura acumulada por la empresa se dirige a una planta de procesamiento, donde es comprimida para ocupar menos espacio. A continuación se la envía a un basurero o relleno sanitario. Este terreno es propiedad del Estado, y su ubicación fue asignada arbitrariamente por los funcionarios de turno. El subsuelo bajo ese basurero también es de propiedad pública.

  • Problema número 3: los asentamientos cercanos a los basurales sufren las externalidades negativas[1] de los sectores de la sociedad que produjeron la basura.
  • Problema número 4: los ríos subterráneos o napas freáticas arrastran la contaminación, afectando el agua de los pozos cercanos e incluso los mares y ríos a mayores distancias.

Ahora analicemos cómo podría lidiar una sociedad libre con estas mismas situaciones. Para ello es necesario definir los derechos y responsabilidades de los ciudadanos. Por suerte esto es muy sencillo: alcanza con reconocer que somos dueños de nosotros mismos, del fruto de nuestro trabajo, y de los bienes y propiedades adquiridos con éste.

Uno puede comprar y acumular cosas que entren en su propiedad. Nadie le impide juntar basura en el patio (aunque ¿quién querría vivir así?). Sin embargo, el límite también lo pone el mismo derecho: no puedo tirar basura en el patio del vecino, porque eso sería una invasión a su propiedad, y por lo tanto una violación a sus derechos individuales.

Entonces, ¿qué hacemos con la basura? Por un lado, mucha gente quiere reciclar, y casi la totalidad de la población es consciente de que a mediano y largo plazo es el único camino posible, pero no empieza a hacerlo porque faltan incentivos y no están dadas las condiciones para que sea algo sencillo. Por el otro, existe una demanda de desechos recuperables (se manifiesta en la existencia del “oficio” de los cartoneros). La pregunta que hay que hacerse es: ¿qué pasaría si no fuese el Estado el que se hace cargo de la basura, y tuviesemos que pagar el costo real de disponer de nuestros residuos?

Una empresa privada con el mismo funcionamiento que el sistema estatal sería imposible, porque:

  • a – el precio sería mucho más elevado que el actual, ya que el terreno utilizado para verter los residuos perdería su valor económico en un tiempo muy corto, y sería mucho más rentable destinarlo a otras actividades.
  • b – la cantidad de juicios por contaminación/invasión de las propiedades aledañas haría quebrar a las empresas (recordemos que también el subsuelo y el agua que corre por debajo serían privados. Si el basural quema la basura en lugar de enterrarla, la invasión sería aérea y enfrenta los mismos problemas).

Por lo tanto, las empresas de recolección que surjan estarían obligadas, por el marco jurídico, a darle otro destino a los residuos. Podría haber empresas que:

  • a – cobren el precio real de disponer la basura mezclada, y cobren un precio con descuento si desde la casa o el consorcio se entrega la basura separada (supongamos en papel/cartón, vidrio, plástico, metal, residuos orgánicos, basura electrónica).
  • b – se lleven la basura gratis en caso de estar separada, porque el negocio lo harían vendiéndole esos residuos a las plantas de reutilización.
  • c – le compren la basura separada a los clientes, para reciclarla ellos mismos.

Estas son sólo algunas de las soluciones que podría dar el mercado. Las posibilidades son infinitas. El método de prueba y error es el que nos dirá qué sistema es el mejor, y la Ley de oferta y demanda es la que va a decir qué tan rentable es la basura, y si preferimos perder 10 minutos diarios en separarla o gastar una fortuna al mes para que otro se haga cargo. Y la sociedad misma, conociendo estos costos, sería la que premie y castigue a las empresas que tomen las decisiones correctas a nivel packaging y distribución.

Ejemplos exitosos de negocios de este tipo hay muchos. Uno de ellos es el caso de TerraCycle, donde el joven empresario Tom Szaky se hizo millonario fabricando un fertilizante 100% ecológico, hecho mediante lombrices que se alimentan de restos de comida (en un principio provenientes de las cafeterías y restaurantes cercanos a la Universidad de Princeton, ahora a nivel global).

Como liberales libertarios creemos que el rol del Estado es abrir el juego a la creatividad y la capacidad emprendedora de los ciudadanos. Un plan de acción que podría tomarse es:

Suspensión del funcionamiento de los basureros en un plazo de, por ejemplo, 5 años.
Exención impositiva total a las pequeñas, medianas y grandes empresas del rubro recolección/procesamiento de residuos.
No podremos saber el resultado, pero tendremos la certeza de que no vamos, como ahora, a estar obligados al fracaso.

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[1]     Las externalidades son efectos indirectos de las actividades de consumo o producción, es decir, los efectos sobre agentes otros que el originador de tal actividad, y que no funcionan a través del sistema de precios.

Usuarios vs. Adictos

Hace algunas semanas recibimos una invitación para ir a un “debate acerca de la despenalización de las drogas”. Más allá de que fue un vil engaño, porque se trató de un monólogo acerca de las consecuencias del abuso de sustancias desde el punto de vista médico-psiquiátrico, lo que me llevé de positivo salió de las inquietudes que anotaba uno de mis compañeros pero que nunca pudo preguntar por no existir el tan publicitado debate.

 “Usuarios vs. Adictos”, había apuntado.

Hoy, leyendo el libro The Tipping Point de Malcolm Gladwell me crucé con unos números que pueden sorprender a cualquiera:

El approach absolutista para pelear contra las drogas se basa en la premisa de que experimentación equivale a adicción. No queremos que nuestros niños sean expuestos jamás a la heroína o la marihuana o la cocaína, porque pensamos que el atractivo de estas sustancias es tan fuerte que incluso la mínima exposición es todo lo que se necesita. Pero, ¿conocemos las estadísticas de experimentación con drogas ilegales? En la Household Survey on Drug Abuse de 1996, el 1,1% de los encuestados dijeron que habían usado heroína al menos una vez. Pero sólo el 18% de ese 1,1% la había usado en el último año, y solo el 9% la había usado en el último mes. Ese no es el perfil de una droga particularmente pegadiza. Las cifras para la cocaína son incluso más llamativas: de aquellos que alguna vez probaron la cocaína, menos del 1% —0,9%— son usuarios regulares. Lo que estas estadísticas nos dicen es que la experimentación y el abuso son dos cosas totalmente distintas. […]

De hecho, la cantidad total de gente que parece haber probado cocaína al menos una vez nos dice que la necesidad entre los adolescentes de intentar cosas peligrosas es casi universal. Es lo que los adolescentes hacen. Así es como aprenden acerca del mundo, y la mayoría de las veces—99,1% de los casos con cocaína— esa experimentación no conduce a que suceda nada malo. […] Lo que deberíamos hacer, en vez de luchar contra la experimentación, es asegurarnos de que ésta no tenga consecuencias serias.

Gladwell, Malcolm: “The Tipping Point”. Capítulo 7, sección 6.

Volvamos a afirmar los dos argumentos liberales acerca de las drogas y la prohibición:

  1. Argumento moral: cada uno es dueño de su propio cuerpo para hacer lo que quiera con él, siempre y cuando no agreda a terceros ni a su propiedad.

  2. Argumento utilitarista: la prohibición, además de fallar totalmente en la lucha contra la drogadicción, es la que genera las mafias del narcotráfico, trayendo violencia e inseguridad.

Con lo cual, podemos concluir que la llamada “Guerra contra las drogas” es inmoral, inefectiva, costosa, y hace más daño que bien. ¿No tiene más sentido que, en lugar de criminalizar el consumo y la producción, se destinen esos recursos a tratar al pequeño sector de los usuarios que no puede manejar su adicción?

Addict

En algunos casos, la línea divisoria es muy delgada.

Rasgarse las vestiduras

Batman - The Cult

Nadie está a salvo. Hasta el orejudo puede caer. ¡Santos maestros místicos, Batman!

Una vez más aparece en todos los medios de comunicación toda la parafernalia y el peligro de las sectas. Esta vez debido a un escrache que sufrió Claudio María Domínguez en la feria del libro (que quede claro, es paz y amor, pero putea como todo hijo de vecino, carajo!). Y una vez más va a pasar lo que pasó siempre: ruido en los medios y después, nada.

Lo que me extrañó es que lo que se pide es una «Ley Anti-Sectas«. Como si escribir en un papelito «está prohibida la existencia de sectas» fuera a terminar con el problema. Si bien la experiencia de muchas personas en este tipo de grupos puede ser llegar a ser terrible y traumática, creer que porque haya una ley que los prohiba es, cuando menos, extremadamente naive. Varios de estos grupos ya incurren en delitos contemplados en leyes y códigos existentes, como ejercicio ilegal de la medicina, privación de la libertad, abusos sexuales a menores y estafas varias. Y son extremadamente difíciles de comprobar, porque las mismas víctimas no se consideran tales, debido a los procesos psicológicos a los que son contínuamente expuestos.

El problema empieza muchísimo antes, dado que:

– No puede ser considerado un agresión o un delito hablar o predicar.

– No puede ser considerado una agresión o un delito decir que sos «el enviado de Dios», «el hijo de Dios» o, mejor aún «Dios mismo». Ni siquiera puede ser considerado fraude, porque lo contrario no puede ser probado.

– No puede ser considerado delito o agresión hacer reuniones, recomendar lecturas, recomendar dietas bajas en proteínas o juntarse cada vez más tiempo.

– No puede ser considerado agresión o delito convencer a una persona que te done su casa (es más, si después de leer esto, alguien me quiere donar la casa, me vendría bárbaro) y mudarse a un predio a vivir en comunidades.

El proceso por el cual las personas son arrastradas a estos grupos es muy gradual. Está lleno de trucos psicológicos, lingüísticos, afectivos y de otros tipos (que pueden hacer que hasta el más vivo caiga) que en sí no pueden considerados delitos.

Es imposible para el estado eliminar estos grupos sin establecer primero un feroz estado policíaco que controle hasta los más mínimos aspectos de nuestras vidas. Y aún así, dudo que puedan hacerlo del todo.

El estado es, justamente, un gran impulsor de la existencia de las sectas, debido a varios motivos:

1 – La separación entre religión y estado nunca sucedió. No solo por la boludez de que el estado le pague sueldos a la Iglesia Católica (Cosa que, un profesor mío decía, le conviene a la Iglesia Católica misma renunciar por un tema de propia imagen), sino porque el estado tiene el Registro Nacional de Cultos, donde le pone un sellito a cualquiera que haga un culto, AVALÁNDOLO. Si mañana vamos con Walter EnBloque y Al Verdi a fundar la Iglesia RandMisesiana de los Hijos de Von Hayek en los Cielos Libertarios, nos habilitan en nada de tiempo y podemos hacer una fundación o asociación civil y recibir donaciones de todo tipo, avalados por el mismísimo estado. ES MÁS FÁCIL HACER UNA SECTA QUE HACER UNA EMPRESA. (Y probablemente sea más negocio, ojo!)

2 – El desprecio por la Responsabilidad Individual. Desde el estado se avalan y se dan incentivos para que las personas sean menos responsables de sus acciones y de hacerse cargo de las consecuencias:

«¿No tenés laburo y tampoco tenés ganas de buscar? Tomá, acá tenés un subsidio.»

«¿Quedaste embarazada? Tomá, acá tenés un subsidio.»

«¿Sos un choto que no puede hacer un producto de calidad y competir en el mercado? Tomá, acá tenés una restricción para los otros y una prebenda.»

«¿Aceptaste trabajar en negro, pero ahora querés sacarle guita al que te dió laburo? Ningún drama, acá tenés estos jueces que te van a tratar como un pobrecito y van a fallar a favor tuyo.»

«¿Te echaron de tu laburo por choto, vago y llegar tarde todos los días? Todo bien. Los mismos jueces de arriba dicen que ya de entrada, tenés medio juicio ganado. Y ya se olvidaron cuándo fue la última vez que fallaron a favor de un empleador»

No hacerte cargo y responsable de tus actos, te convierten en una víctima de las circunstancias. Las víctimas son, justamente, las personas más propensas a caer en las garras de las sectas. Es menos probable que una persona que mide las consecuencias de sus actos caiga en cosas como «entregá tu casa», «pasate todo el día comiendo esta avena y abandoná la carne» o «ponete en bolas y pasá para el cuartito de atrás que ahí va el Maestro Místico Indio Karuma a descargarte». Pero el estado fomenta una negligencia completa por las consecuencias. Me extraña que les sorpenda que la gente caiga en sectas la verdad.

3 – El desprecio por la Libertad. El estado:

Te obliga a usar la moneda que imprime, al mismo tiempo que te impide hacer contratos en otras monedas e, incluso, intercambiarlas.

Te obliga a estar dentro de sus «leyes» de trabajo mussolinianas. Ay de vos si no estás dentro de los convenios colectivos y el sindicato, eh.

Regula completamente tu actividad laboral, tu empresa y toda industria o servicio que emprendas. No se te ocurra tener el matafuegos a 1.40 metros del piso cuando la regulación dice 1.50, porque te clausuran el local. Ni hablar de meter 101 personas si un burócrata dijo «máximo 100» y si dejás fumar a alguien, pecado mortal.

Decide qué productos y servicios podés pasar a través de una línea imaginaria.

Decide qué podés comer y qué no. Si no está aprobado por infinitas burocracias, fuiste. No se le ocurra a la abuela salir a vender las galletitas que hace y facturarlas, porque va presa por no haberse dejado hacer los controles sanitarios y demás yerbas.

Decide qué sustancias podés meter en tu cuerpo y cuáles no.

¿Cómo se sorprenden después de que la gente le haga caso a un tipo cuando les recomienda leer ciertas cosas y otras no, ingerir solo ciertos alimentos y en ciertas cantidades o juntarse con tales o cuales personas? Si es, en definitiva, lo mismo que el estado se la pasa haciendo. Aborrecen la libertad y después les llama la atención que la gente vaya cediendo la poca que le queda voluntariamente.

4 – La educación estatal (toda aquella que depende del archiconocido Ministerio de la Verdad):

Se secuestra a chicos durante 5 horitas por día durante 12 años.

Se los adoctrina y se les llena el bocho con cantidad de ideas de las que no hay ninguna prueba. Alabanzas al estado por sobre todo.

Se los somete a un modo de aprendizaje donde sólo hay una respuesta y la autoridad tiene todas las respuestas.

Se les imparte cierta bibliografía y solo esa. Se les imparte una sola visión de la historia.

Se los uniformiza.

¿Les extraña que después de esos 12 años alguien caiga en una secta? ¿Después de 12 años de adoctrinamiento puro y duro?

5 – El estado tiene ciertos dogmas, incriticables:

No se te ocurra cuestionar la educación estatal.

No se te ocurra cuestionar la legitimidad de los representantes.

No se te ocurra cuestionar la omnipotencia del estado, que resolverá todos nuestros males.

No se te ocurra cuestionar la oh sagrada democracia que nos ha sido dada desde el cielo y es lo más mejor que le pasó a toda la humanidad.

Y, fundamentalmente, no se te ocurra querer salirte, porque ahí te cae la ley con todo su peso por los delitos de sedición y traición a la patria.

Realmente ¿es tan loco que, después de eso la gente se meta en grupos donde no pueden cuestionar la autoridad del líder? ¿su sabiduría? ¿su verdad revelada? ¿donde haya que someterse a sus designios?

Wow…después de este análisis me doy cuenta cuánto se parece un estado populista a una secta:

Líder carsimático. Chequeado.

Lugartenientes, amigochos del líder, que imparten sus enseñanzas y sacan un buen partido. Chequeado.

Privación de la libertad. Si no quieren, no te dejan salir de la frontera. Si no quieren, te privan de las divisas necesarias para salir. Chequeado.

Reducción a la servidumbre. La mitad de las horas del día, te romperás el lomo por tu líder. No te preocupes, será descontado de tu recibo de sueldo. Chequeado.

Existencia de dogmas incuestionables. La década del 70, con militares demoníacos y una juventud maravillosa de jóvenes idealistas. La santidad de Hebe de Bonafini. ÉL, que le habla a la reina. Chequeado.

Adoctrinamieto y abuso psicológico. La educación estatal y compulsiva. Chequeado.

Abusos sexuales. En este caso, no son por parte del líder, pero sí más o menos por orden del líder. Evadí la servidumbre, criticá los dogmas o tratá de salirte lo suficiente y terminás en la cárcel y sus mazmorras. ¿Cuánto pensás que vas a durar sin un abuso? Chequeado.

Al final, no sé si quedarme con el Maestro Amor o con la Reina de la Milanesa. Má sí, yo me voy a cumplir «el sueño argento» de la secta propia.

ManoSantaEstaCargado

Avianchi……

¿Quién es el país?

Mark Twain

No es Einstein joven, queridos lectores. Es Mark Twain.

Desde las elecciones del pasado octubre, el discurso de los que en este momento detentan el poder público es algo así como «Sacamos el 54% de los votos, hacemos lo que queremos» (y no olvidemos a esa señora coqueta gritando en el discurso de una autoridad municipal «Vamos por todo. Vamos por todos»).

Por otro lado, está la (mal) llamada oposición, que se mueve cabizbaja diciendo algo como «Sacaron el 54% de los votos, pueden hacer lo que quieran. Es más, tenemos que colaborar con ellos». Esta gente, en realidad, se muere de ganas por estar dentro del oficialismo y hacer lo mismo que el oficialismo hace (o cosas peores, tal vez), pero ya sea por lo fracasados que son o porque no tienen una ausencia de escrúpulos tan grande, están «en la vereda del costado».

Vengo pensando hace un tiempo, qué puede hacer un ciudadano de una supuesta República cuando el «contrato» por el cual se deposita una parte del poder propio para que sea administrado por el Estado, deja de ser cumplido por los empleados designados para ésta actividad. ¿Qué pasa cuando, por el mero acto de elegir quiénes son los administradores de lo público, éstos se arrogan poderes superiores a los que el Contrato / Constitución les otorga, simplemente porque había más papelitos con su nombre en una caja? ¿Y qué pasa cuando los que no están de acuerdo con este avasallamiento de derechos y abuso claro y sistemático del poder son tildados de enemigos de la patria, cipayos y no pertenecientes al país? ¿Quién define quiénes son el país y quiénes no lo son?

La respuesta me llegó inesperadamente de un cómic, donde el mismísimo Capitán América (si, el corazón del malvado Imperio!) se pone totalmente en contra de su propio gobierno y encabeza una rebelión. En un momeno, cuando le preguntan cómo sabe si está haciendo lo correcto, se despacha con la siguiente cita de Mark Twain:

¿Quién es el país?

¿Es acaso el gobierno que de momento está a cargo? No. El gobierno es solo un siervo temporal; no puede ser su derecho decir qué es lo correcto y qué está mal, y decidir quién es patriota y quién no. Su función es obedecer órdenes, no crearlas.

¿Quién es entonces El País?  ¿Es el periódico? ¿Es el púlpito? No, estas son pequeñas partes del País, no son el todo; no pueden mandar, sólo tienen su pequeña parte en el mandato.

En una monarquía, el rey y su familia son el país; en una república, es la voz del pueblo. Cada uno de ustedes para sí mismo y bajo su responsabilidad, debe hablar.

Es una solemne y dura responsabilidad y no debe ser fácilmente dejada de lado bajo la presión del púlpito, la prensa, el gobierno o la vacía palabrería de los políticos.

Cada uno por sí solo debe decidir qué está bien y qué está mal, cuál es el camino patriótico y cual no. No puedes evitar esto y ser un hombre.

Decidir contra tus convicciones es ser un traidor imperdonable, tanto para ti mismo como para tu país. Deja que los hombres te califiquen como quieran.

Si solo tú de entre toda la nación elige un camino, siendo este el correcto según tus convicciones de lo correcto, has cumplido tu deber para ti mismo y para tu país.  Mantén la cabeza en alto. No tienes nada de qué avergonzarte.

No importa lo que diga la prensa. No importa lo que digan los políticos o las masas. No importa si todo el país decide que algo malo es algo bueno.

Esta nación se fundó sobre un principio por encima de todos: la exigencia de que nos levantemos por lo que creemos, sin importar el riesgo o las consecuencias.

Cuando las masas y la prensa y el mundo entero te dicen que te muevas, tu trabajo es plantarte como un árbol junto al río de la verdad y decirle al mundo entero… “NO. MUÉVETE TÚ.»

(ciertamente la cita en idioma original pega mucho más. En especial la última parte «No. You Move.»)

Las Constituciones no existen para legitimar a los gobiernos. Las constituciones fueron impuestas por la gente para limitar el poder del estado mismo y para proteger los derechos individuales de los ciudadanos. Si la constitución fuera solamente para decir que el gobierno puede hacer lo que se le canta porque lo votaron, como dijo Benegas, es preferible no tenerla, que declaren el territorio argentino como El Reino de la Milanesa, le pongan una corona a la señora y punto.

En cuanto los que están en el estado violan y contradicen la constitución, su mandato deja de ser legítimo (en dicho documento se establece la forma de llegar a los cargos públicos SOLAMENTE para hacer lo que ahí está explicitado, no para usar el estado para hacer lo que se le canta). Desgraciadamente, la Constitución sola no nos va a defender de nada. Es un simple papel con tinta encima, que no nos va a defender de las balas, ni de la cárcel, ni va a traernos productos, ni va a producir nada, ni nos va a defender de los abusos del fisco o de patoteros como Cristina Fernández y su perrito faldero Guillermo Moreno.

La Constitución es una simple advertencia para las autoridades electas: «si se hacen los boludos y tratan de pasarse de vivos con el poder, les va a ir bastante mal». Pero, al final del día la constitución debe ser ENFORZADA al estado, desde la ciudadanía. Los ciudadanos tienen que estar dispuestos a imponerles, por la fuerza si es necesario, la constitución a los gobernantes, sin importar ni medio segundo si fueron votados por una cantidad X de la población. Ahora, si los ciudadanos no están dispuestos a enforzar la Constitución y se bancan cualquier tipo de abuso que venga desde el poder, no se merece tenerla. Directamente, merece ser un súbdito más del Reino de la Milanesa.

El Amor y la Noche en manos del Estado

Era una noche cualquiera en Buenos Aires. Caminaba por las calles de Palermo rumbo a un bar, para encontrarme con amigos en nuestra clásica salida de tragos y levante. A último minuto habíamos tenido que cambiar de punto de encuentro, porque la noche anterior la policía había clausurado el bar del que éramos habitués. Un joven había denunciado frente al INADI que se le había impedido ingresar al local por estar vistiendo indumentaria deportiva… ¡discriminación!

Por la vereda de enfrente una pareja venía peleándose. Era una escena cada vez más común: como las indemnizaciones por dejar a una persona después del período de 3 meses de prueba habían escalado hasta un nivel absurdo, no importaba qué tan insoportable resultara la vida juntos, ninguno se animaba a dar el primer paso hacia una separación. Otros, en cambio, tomábamos la ruta alternativa: una vida de promiscuidad y rehuirle al compromiso. Una suerte de «amor en negro».

Liberty Beer

En 1984 tenían Victory Gin; acá tenemos Cerveza Liberty.

Entré al bar y me dirigí hacia la barra para pedir una cerveza. Error. Tendría que haber pedido una cerveza con alcohol. Siempre me olvido. Así como hace unos años suprimieron la sal en las mesas de los restaurantes para proteger a nuestra salud de nosotros mismos, ahora había que pedir explícitamente que nuestras bebidas alcohólicas tuvieran efectivamente alcohol.

En la otra punta de la barra, un grupo de anglosajones muy facheros trataba de ahogar sus frustraciones en gin tonic. Uno se acercó y me preguntó en un castellano rústico qué significaba «Nac&Pop». Si bien es cierto que las argentinas siguen siendo las más lindas del mundo, nadie les explicó a estos pobres gringos que las políticas proteccionistas del país ahora también se estaban aplicando al rubro de las relaciones humanas. El lema de las últimas propagandas oficiales era «por cada argentina que se acuesta con un extranjero, hay un argentino que se va a dormir solo y triste». Y evidentemente todos los grupos que habían encarado se habían dejado lavar el cerebro, y les decían que no «para proteger a la industria nacional». En otra época lo normal habría sido indignarse y gritar «¡xenofobia!», pero hoy por hoy a todos les parece bien.

Llegaron los chicos. Después de la obligada ronda de estupideces, inspeccionamos el campo de juego. La mesa con más actividad estaba presidida por un tipo de evidente clase alta: bien empilchado, reloj brillante, celular último modelo. Lo acompañaban varias femmes, y en la mesa había frapperas con champagne y vinos espumantes varios.

«Billetera mata galán» – me comenta Nico.

«No por mucho más» – contesto preocupado.

Y probablemente fuera cierto. Los megalómanos dementes que habitan el Congreso y la Rosada estaban debatiendo un proyecto (¡presentado por la oposición!) que consistía en una especie de «subsidio al levante»: un voucher para que usen en salidas «de lujo moderado» aquellos que no tienen plata para impresionar chicas. ¡Ya no iba a hacer falta ser divertido, interesante, culto, tocar algún instrumento, jugar bien a la pelota, hacer trucos de magia, saber escuchar, y demás talentos!¡El Estado nos iba a dar a todos las mismas oportunidades! (sí, el mismo Estado que perseguía a los artistas callejeros, exigía licencia para hacer magia, clausuraba los lugares para música en vivo, no dejaba que importaran libros, y aplastaba tu capacidad creativa e intelectual con años de adoctrinamiento obligatorio… ¡quería que VOS tengas levante!). Nadie se puso a pensar que, como marca la evidencia histórica, la mayoría de los fondos destinados a ese plan iba a terminar financiando las salidas a todo trapo de punteros políticos y playboys amigos del poder.

Encaramos algunos grupos. En un momento casi me vi tras las rejas, cuando después de que un homosexual me tocara el culo le grité «¡¡qué hacés…. chabón!!». Menos mal que reprimí la palabra con «p», sino —INADI mediante— me habría ganado la expulsión del local (nunca pensé que me iba a salvar la noche un «puto» reprimido).

Lo ideal últimamente era que no te encariñaras demasiado con nadie en particular, porque la llamada del día después se había convertido en una lotería: con un sistema similar al impuesto a las ganancias, si habías cosechado algunos números de teléfono, estos eran socializados para repartir entre los menos afortunados. Y si justo desaparecía el que más querías conservar… mala suerte. Esto lo pudieron hacer gracias a la digitalización: argumentando «protección del medio ambiente» prácticamente desapareció la producción de papel, con lo cual la única forma de agendar un contacto es a través de tu celular personalizado e intransferible (junto con la producción de papel, claro está, desaparecieron la libertad de expresión y la privacidad).

Traté de despejar mi cabeza y decidí redoblar mis esfuerzos para concretar algo hoy, ya que mañana no tenía la noche disponible para mí; tenía una cita a punta de pistola con Dios-sabe-quién. El gobierno había lanzado hace unos meses el plan «Solos y Solas», en donde todos recibíamos caridad romántica compulsiva. Una de cada siete noches de mi semana era administrada por el Estado, que decidía Dios-sabe-cómo quién era nuestra cita idónea para esa semana. «Cruzan bases de datos», decían algunos; «tienen un grupo de gitanas-brujas-burócratas que tiran la posta«, teorizaban otros. Nadie parecía sorprenderse del hecho de que a las que administraban el sistema siempre les tocaba salir con el galán que gozaba de sus 15 minutos de fama en la tele o el teatro, o a los funcionarios con la modelo top de la semana.

El hecho era que, pese a que muchos nos opusimos porque pensábamos que eramos capaces de hacer nuestra gestión de citas nosotros mismos mucho mejor que un burócrata, la ley se aprobó, y era salir con la persona asignada o ir en cana por incumplimiento del deber civil. El argumento de los socialistas fue:

Caridad romántica compulsiva

Dos medias naranjas violentadas por el Estado

«¿Y qué pasa si llegás a los 40 y no conociste a la persona adecuada?¿quién se va a hacer cargo de que estés solo y no te quiera nadie?¿También me vas a decir que podés gestionar tu propia jubilación mejor que el Estado? Ja, ja, ¡contate una de pistoleros!»

Imposible explicarles que si esas noches me hubiesen dejado salir con quien yo quería, habría tenido más chances de encontrar a la persona ideal para mí, si es que existe. Y sinó, ¿quién me quitaba lo bailado?

Evidentemente, el Estado podía quitarme lo bailado.

El DJ se pasó un poco con el ritmo, provocando primero que un joven lo marcara con el pie, y luego que una señorita empezara a mover las caderas. Error fatal. Además de que la canción no estaba aprobada en la Playlist Oficial Año 2025, el bar contaba con habilitación «local tipo C – no bailable». Un inspector infiltrado de civil vio toda la escena y procedió a la clausura, dejándonos a nosotros de patitas en la calle y al dueño del bar con un agujero en su economía.

Finalmente habíamos alcanzado esa panacea que prometían las palabras del Duce: «Todo dentro del Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado». Música para los oídos de las masas.

Volviendo a casa, me shockeó el último cable de Télam proyectado en la telepantalla del colectivo: el Congreso estaba por aprobar una ley importantísima ¿El nombre? Proyecto Prima Nocte.

Proyecto Prima Noctes

Así se habría visto si hubiese papel

Palabras, tan solo palabras…

Muchas veces decimos palabras como “suerte”, “cuidáte” o “un gusto” cuando nos despedimos de alguien. Muchas veces también, ni conocemos a esa persona o resulta ser alguien que recién nos presentaron. Y salvo en algunas ocasiones donde lo decimos con verdadero sentido, estos vocablos se usan por simple rutina, para quedar bien, dar una buena imagen, o simplemente para cumplir con el protocolo.

Exactamente lo mismo hace la Presidente Cristina Fernández de Kirchner al invitar a los empresarios italianos a invertir en Argentina.

Palabras y Negocios

Luego de que el mismo Néstor terminara de destruir la confianza que el ahorrista italiano tuvo en el país antes del 2001, nadie puede pensar que el pedido de Cristina sea realmente algo sentido o, mínimamente, algo serio. Sin embargo, sí podemos interpretar su invitación como parte de una rutina o un protocolo.

Es decir, al igual que cuando decimos “suerte” por decir algo, CFK invita a la inversión a algunos italianos (olvidándose que frente a otros no podría ni aparecer) porque eso es lo que hace con todos los países que visita. Por supuesto, todos tomamos esto como lo más normal del mundo. ¿Para qué viaja el presidente si no es para propiciar buenos negocios para el país?

Ahora bien, como tantas otras cosas, puede suceder que tomemos algo como normal cuando en realidad no lo es. Y también puede suceder que esa normalidad sea, en realidad, un gran absurdo, una gran injusticia.

Si personalizamos un poco más la faena de la presidenta en Italia, podremos darnos cuenta que éste es el caso.

En definitiva, ¿qué tiene que hacer el presidente ampliando los negocios de nuestros millonarios empresarios argentinos? ¿En qué Constitución está escrito que la tarea de Cristina Fernández debe ser mejorar el vínculo entre la Cofindustria Italiana y la Unión Industrial Argentina? ¿Qué criterio de justicia se usa cuando los impuestos pagados por los más pobres se destinan a viajes y simposios carísimos destinados a incrementar aún más el nivel de actividad de los empresarios más ricos y más organizados de ambas latitudes?

Gobierno y Negocios

Los gobiernos fueron creados entre los hombres para proteger nuestros derechos más elementales. Para esto, cuentan con el monopolio de la fuerza que debe usarse solamente para evitar que un individuo tome posesión de mi casa, de mi auto o –peor- de mi novia o mi hermana [1].

Desde este punto de vista, el gobierno es un organismo torpe que entiende en términos de coerción, de imposición y, hasta donde sabemos, ni Thomas Edison ni Bill Gates decidieron crear sus revolucionarios negocios a partir de la coerción o la imposición.

Por otro lado, el gobierno es, por naturaleza, un organismo que restringe nuestra libertad. Como tal, lo único que puede hacer con las relaciones comerciales es trabarlas, no fomentarlas ni promoverlas. Las palabras de la Presidenta, ergo, son análogas al “cuidáte” que le decimos a una persona que no vamos a ver nunca más: están totalmente vacías de contenido.

Engaño, arbitrariedad e injusticia

Sin embargo, si admitiéramos por un segundo que estas cenas protocolares aportan algo al comercio internacional, todavía tenemos que resolver quiénes participan y por qué. ¿Por qué asiste De Mendiguren y no el carpintero de Villa Devoto? ¿Acaso él no podría beneficiarse igual de un acuerdo comercial con inversores italianos? ¿Por qué no voy yo y firmo la inversión en difundir lacrisisesfilosofica.blogspot? ¿Acaso no daré trabajo a muchos que empapelarán la ciudad con mi cara?

Cuando el gobierno “fomenta” las relaciones comerciales, no sólo predica sin contenido, sino que asume el papel arbitrario de seleccionar a un grupo de favorecidos y, además, utiliza el dinero de los más pobres para financiar el lobby de los más ricos.

Así las cosas, creo necesario que el gobierno vuelva a hacerse cargo de aquello que verdaderamente le compete para que los “empresarios afines” entiendan verdaderamente qué significa ser dueño de una compañía.

 


[1] En este caso el delito no es contra mi propiedad sino contra el derecho de mi novia o mi hermana de ser dueñas de sí mismas.

Un vistazo a los derechos

El abuso de la palabra «derechos» para denominar a cualquier exigencia social por parte de los que exigen la satisfacción de esas demandas, los medios y los políticos sólo genera confusión y degenera el significado de lo que es un derecho. Antes que nada quiero dejar algo bien en claro, que tener una casa, o alimento todos los dias, no sea un derecho no quiere decir que no sea una situación deseable. El problema de crear derechos frente a una necesidad, es que la no satisfacción de ese supuesto derecho deja de ser una situación indeseable o lamentable y se convierte en una «injusticia»  y para remediarla se apela a la llamada «justicia social», que en la práctica se puede observar mediante la transferencia violenta de recursos del sector privado al sector estatal para que luego este último decida como redistribuirlos.

Esta confusión tan importante es uno de los pilares del paradigma populista y por eso para debilitarlo no sólo es necesario demostrar como esa redistribución termina siendo perjudicial para el que iba a ser beneficiado sino como ciertas demandas nunca pueden ser derechos y la defensa de estas posiciones implica la defensa de la utilización de medios inmorales para intentar alcanzar los fines propuestos.

El siguiente texto es una pequeña introducción a los derechos desde un punto de vista liberal:

Un derecho es un reclamo universalmente defendible.

Por ejemplo, cuando digo «toda persona tiene derecho a su cuerpo.» lo que estoy verdaderamente dando a entender es: «todo el mundo tiene un derecho universalmente defendible a su propio cuerpo».  Y lo que estoy queriendo decir con eso es que es «una proposición lógicamente coherente decir que todos los seres humanos en todos los lugares en cualquier momento que es agredido tienen un derecho a hacer valer la propiedad sobre sus propios cuerpos frente al agresor».

Se trata de una proposición lógica coherente y por lo tanto una proposición completamente válida. No se enfrenta a contradicciones internas. Esto funciona exactamente de la misma manera con la proposición «tengo derecho a mi propiedad».

Con este método también podemos probar fácilmente proposiciones tales como «la salud es un derecho humano fundamental». Esta proposición, leída con mayor precisión, intenta decir lo siguiente  «todo ser humano enfermo tiene derecho a los recursos de otro ser humano para curar su propia enfermedad». Esto podría traducirse en: «todos los seres humanos enfermos tiene un derecho universalmente justificable a los recursos de otro ser humano para curar su propia enfermedad». O se podría decir que «todos los seres humanos enfermos pueden hacer valer de manera universal y violenta sus derechos a los recursos de otro ser humano para curar su propia enfermedad».

Esta proposición, a diferencia de las primeras,  se enfrenta a varios desafíos importantes:

  1. Al introducir la palabra «enfermo», uno ha abandonado el reino de la universalidad. Decir que «sólo un ser humano enfermo tiene un derecho universalmente justificable …» es una declaración inherentemente contradictoria. Un criterio universal significa  que es aplicable a todos los seres humanos en todo momento y en todos los lugares, no sólo para ciertos humanos con ciertas condiciones.
  2. Otro problema es que ya hemos demostrado anteriormente que todo ser humano tiene derecho a su propiedad y, en particular a su cuerpo. Incluso si la introducción del término «enfermedad» era válida, la proposición anterior no se sostiene, ya que es lógicamente contradictorio decir que una persona tiene el derecho de su cuerpo y su propiedad, pero al mismo tiempo otra persona  tiene derecho al cuerpo de esa misma persona o sus bienes. Así pues, para seguir con la proposición que nos ocupa, primero habría que refutar la validez de la, hasta ahora valida,  teoría de la auto-propiedad y los derechos de propiedad.
  3. Otra posibilidad sería la de eliminar el término «enfermo» de la propuesta con el fin de recuperar su universalidad. Pero el problema con esto sería que la proposición sería «todo ser humano tiene un derecho universalmente exigible sobre la propiedad y partes del cuerpo de otra persona». Esta propuesta, sin embargo, es equivalente con la del robo, que sufre de contradicciones lógicas internas.  Si uno tenía un derecho exigible sobre la propiedad o el cuerpo de otro que podría ser ejercido de manera violenta, entonces esta persona nunca tendría un derecho defendible sobre los bienes obtenidos, sin embargo el único objetivo de robar era afirmar la propiedad sobre esos bienes, de esta manera la proposición es invalida.

Sin duda, la invalidez moral de la afirmación de que hay un derecho a la salud exigible de ninguna manera desalienta a la validez de otras proposiciones éticas posibles, que no impliquen el uso de la fuerza para cumplir dicho objetivo, por ejemplo «es universalmente preferible a aliviar el sufrimiento de las personas que lo necesitan».

Día negro para la libertad en Buenos Aires

Hay una frase del libertario Mark Twain muy cierta «La vida, libertad y propiedad de nadie está segura mientras la legislatura está en sesión.»  Si la legislatura porteña no le declara la guerra a nadie antes de que termine de sesionar hoy podemos decir que tanto la libertad y la propiedad han sido violadas una vez mas por un estado que avanza a paso constante sobre los derechos individuales de la ciudadanía.

1. Prohibido Fumar

Por un lado se endureció la legislación anti-tabaco en Buenos Aires:

Sobre el final de la sesión, y con varias modificaciones, los legisladores aprobaron también la prohibición total para fumar en bares y restorantes.

El proyecto de ley propone prohibir que continúen funcionando espacios para fumadores en bares, restoranes, shoppings, hoteles, salones de fiestas y el resto de los espacios cerrados con acceso público. La iniciativa refuerza la ley 1799, que entró en vigencia hace cuatro años y restringió la posibilidad de fumar en espacios cerrados, aunque dejó abierta la chance de habilitar lugares para fumadores en locales con una superficie mayor a 100 m2.

Una vez más los  legisladores asumiendo un papel que nadie les asignó, el de padres. De esta manera sigue el atropello constante del estado, porteño en este caso, de los derechos individuales de los fumadores y de los dueños de los locales.  Sobre este tema, y el paternalismo estatal en general,  ya escribimos en varias oportunidades: [1],  [2],  [3],  [4] y  [5]

2. Prohibido demoler

Por otro lado, la legislatura también aprobó la preservación de dos inmuebles en detrimento del derecho de propiedad de sus dueños a demolerlos:

Por otra parte, esta noche, tras consensuar varios proyectos, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó un proyecto de declaración para que se preserven los inmuebles de “La Cuadra” y “La Imprenta”, teniendo en cuenta “sus valores arquitectónicos, históricos, urbanísticos, sociales y culturales”.

La iniciativa, que además le pide al poder Ejecutivo que no otorgue los permisos de demolición para dichos inmuebles, había sido presentada por la presidenta de la comisión de Planeamiento Urbano, Silvina Pedreira (bloque Peronista)

Pedreira destacó que los dos inmuebles “tienen que ver con la identidad de un barrio, forman parte de su patrimonio histórico y hay una construcción sociocultural barrial que los reconoce como propios”.

“Considero que expresiones arquitectónicas como éstas, no deberían perderse. En primer lugar, La Cuadra está considerado ‘Bien integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires’; en segundo Lugar, el inmueble perteneciente a La Imprenta tiene un inestimable valor sociocultural, al punto tal, que a esa zona se la denomina popularmente como ‘el barrio de la Imprenta’”, finalizó la legisladora peronista.

Este tema da para un análisis más extenso de lo que tengo pensado hacer este post, por lo que lo dejo para otro momento.

Lo primordial es darse cuenta como nuestros derechos individuales, sea nuestra vida, propiedad o libertad se ven constantemente amenazados y son atropellados sin ningún cuidado por los políticos de turno sea del partido que sean (no olviden que ambos proyectos fueron aprobadas con amplias mayorías que responden a todos los partidos políticos que integran la legislatura) y la única manera de detener esto está en tus manos y es la acción.

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