El Estado somos todos

Está en boca de muchos decir, cuando uno se queja de malos manejes del Estado, la frase “pero el Estado somos todos”.

 

Yo no estafé a varias generaciones con falsas promesas de jubilación.

Yo no imprimo billetes sin respaldo, robándole el poder adquisitivo a los que están en manos de mis conciudadanos.

Yo no le robo cerca del 50% de su sueldo a mis compañeros trabajadores.

Yo no adoctrino a tus hijos con un sistema que fue pensado hace más de 150 años para formar soldados y empleados industriales.

Yo no mandé a pibes de 18 años a morirse en una cruzada quijotesca contra uno de los mejores ejércitos del mundo.

Yo no le transpasé al pueblo las deudas de los empresarios amigos que se habían endeudado en la timba financiera.

Yo no arrasé con varios pueblos originarios para expandir el territorio nacional.

Yo no le di esas tierras conquistadas a 344 familias aristócratas amigas del poder.

Yo no convertí el campo en un monocultivo de soja, con la aplicación de retenciones y prohibiciones.

Yo no hice desaparecer el pan blanco en 1952.

Yo no meto en la cárcel a los que eligen meter en sus cuerpos ciertas plantas o sustancias sin afectar a nadie más.

Yo no obligué a todas las generaciones hasta los 90’s a hacer el servicio militar obligatorio.

Yo no construí obras que benefician solamente a algunos empresarios o sectores afines, con la plata de los contribuyentes.

Yo no confisqué las jubilaciones de gente que había optado por irse del sistema piramidal estatal a uno un poco menos peor.

Yo no le impuse a mis conciudadanos un corralito para que no pudieran retirar sus ahorros.

Yo no le pesifiqué las deudas a mis empresas amigas 3 a 1, mientras los ahorros de la gente se pesificaban 1 a 1.

Yo no le impido a mis conciudadanos establecer relaciones comerciales mutuamente beneficiosas con el exterior.

Yo no persigo a los espacios de arte independientes con leyes obsoletas, habilitaciones absurdas e inspectores corruptos.

Yo no censuré a la prensa, ni a la música, ni a la literatura.

Yo no reprimí las protestas sociales.

Yo no metí presos a mis rivales políticos.

Yo no desaparecí a 30.000 personas durante la última dictadura.

 

Por todo eso y más, “el Estado somos todos” las pelotas.

 

Son éstos.

Son éstos.

Pueblos originarios: Russel Means, un ejemplo libertario

Russel MeansRecientemente falleció Russell Means, referente libertario del American Indian Movement (AIM), organización estadounidense en defensa de los derechos civiles de los pueblos nativo americanos, o como solemos llamarlos en Argentina, pueblos originarios.

La lucha de estos pueblos es en ocasiones olvidada desde el libertarismo vulgar, sobre todo en Argentina, pese a que la conquista española fue especialmente despiadada en su violación a los derechos individuales más básicos. Por otro lado, las campañas de conquista posteriores de Rosas, Roca, Quiroga, Vintter y otros sobre poblaciones amerindias, son a veces vistas como la virtuosa expansión de la civilización, y acompañadas de un nacionalismo que con orgullo nos dice que «Argentina ganó miles de kilómetros de extensión» (aparentemente Argentina consistía en los nuevos propietarios fruto de la conquista).

El tema no es simplemente algo del pasado, si bien hoy todo territorio en el mundo pertenece a un Estado-nación, aún dentro de ellos hay personas que hán vivido al margen de dichas divisiones políticas (un ejemplo reciente es el intento del gobierno de Brasil de desplazar forzosamente a la tribu Kayapó para la construcción de una represa hidroeléctrica).

Al justificar las campañas de conquista es usual escuchar los siguientes argumentos sobre los territorios y sus legítimos propietarios:

  • «No eran propietarios dado no existían títulos de propiedad ni mantenían registro público alguno»: excusa estatista si las hay, reconociendo a la propiedad solo a partir del Estado. Pero además debe considerarse que en muchas zonas la densidad de población era muy baja, con lo cual no existía una real escasez de tierras. Uno empieza a delimitar propiedad para resolver conflictos ante recursos escasos, no ante la abundancia (por eso no es necesario que hoy definamos de quién es el aire). Con la llegada europea y la pretensión de toma de terrenos para su explotación, las tierras se convierten en escasas y llega la necesidad de delimitar la propiedad de las mismas, donde sus actuales ocupantes legitimamente pasan a ser sus propietarios.
  • «No pueden ser propietarios porque eran colectivistas, en las tribus la propiedad no era individualizada sino colectiva entre todos sus integrantes»: sea o no correcta esta información, es un dato irrelevante. Administrar comunalmente tierras o bienes no significa que no exista derecho de propiedad, sino que el mismo es compartido (podemos ejemplificarlo con la administración de un consorcio de departamentos ante sus espacios comunes).
  • «Muchas tribus en realidad saquearon y esclavizaron a otras que eran las originales ocupantes de las tierras»: es un hecho cierto, generalmente ejemplificado con los mapuches en la Patagonia. Pero más allá de que robar al ladrón tampoco hace justicia ante el derecho violado, no se puede generalizar o colectivizar a una causa en base a estos casos. Pretender negar a toda tribu el derecho de propiedad en base a un ejemplo particular es una falacia.
  • «Eran nómades, sus asentamientos eran temporales y entonces no podían ser propietarios»: aquí también aplica la falacia del ítem anterior, no todos eran nómades. Pero aún así, el ser nómade no implica ausencia de derecho de propiedad, justamente existe la posibilidad de ser nómade porque existe territorio sin dueño donde asentarse temporalmente, y al utilizarlo esta siendo apropiado, sin importar que en un futuro sea abandonado (y nuevamente sin propietario) para trasladarse a otra porción de tierra disponible.
  • «Si las campañas de conquista no se realizaban entonces las hubiesen realizado otros y las tierras no serían parte de Argentina»: si bien imposible de predecir, es una posibilidad valida, pero solo apunta a un sentimiento nacionalista. Violar derechos individuales no se vuelve menos reprobable por hacerlo antes que otros. Tampoco los nativos tenían porque pertenecer a Argentina contra su voluntad. Poner a las banderas y sus fronteras o líneas imaginarias por sobre los derechos de las personas puede sea la base de muchas ideologías y variantes políticas, pero no precisamente del libertarismo y sus corrientes.
  • «Situándonos en ese momento y en ese contexto era la manera normal de proceder»: este considero es el argumento más fuerte de todos. Me es muy fácil a mi hablar hoy analizando en frío acorde a los estándares de mi época y filosofía. Aún así, con tribus no belicosas la situación en ocasiones pudo resolverse de forma amistosa y pacífica, como sucedió con tehuelches y galeses en Chubut, donde tenían relaciones comerciales mutuamente beneficiosas.
  • «Aún probando la descendencia es imposible saber quienes serían los reales herederos»: desde el libertarismo se propone que la herencia no sea acorde a la ley sino acorde a la voluntad definida en vida por el propietario, impidiendo la legítima, donde la ley define ciertos herederos de manera forzosa (usualmente familiares), sin considerar las intenciones del fallecido. Un argumento buscando la perfecta coherencia con los principios podría decirnos que se desconoce si los descendientes de pueblos originarios serían reales herederos acorde a la voluntad de las generaciones pasadas. Es correcto el planteo, pero nada va a cambiar el pasado, la restitución nunca será perfecta, simplemente intenta traer algo de justicia donde existieron violaciones de derechos individuales. Creo bastante razonable, salvo demostración o prueba en contrario, suponer que la voluntad del fallecido estaría más cercana a dar en herencia a sus descendientes que a sus conquistadores.
  • «Los pueblos nativos tenían guerras entre sí y no respetaban los derechos individuales dentro de sus propias tribus, además algunos luchaban junto a las tropas de conquista»: tampoco hoy se respetan los derechos individuales en la sociedad, no pretendo sacralizar a nadie ni catalogar de pacífica a una de las partes. Pretendo, acorde a ciertos principios, analizar qué es o no legítimo. Salvo sean consecuencia o motor del tema aquí analizado, es irrelevante si una de las partes cometía otras violaciones a derechos individuales o si dentro de un grupo existían diferencias sobre cómo correspondia proceder.
  • «Las restituciones violan el derecho de propiedad de los actuales propietarios»: en realidad este argumento no es en favor de la conquista y puede venir de quienes repudian aquellos hechos, aún así creo que es útil tratarlo aquí. Los libertarios creemos en los derechos de propiedad justos, es decir, que no fueron obtenidos mediante el uso de la fuerza o el fraude. Significa que si una persona hace un reclamo y puede probar que la tierra que le pertenece fue robada, sería justo un resarcimiento y su devolución. Esto no quiere decir que el actual poseedor de un bien robado sea un ladrón, puede haber cambiado de mano en múltiples ocasiones y muchas de ellas de buena fe, pero si implica que no es el propietario y que deberá devolverlo, tal vez iniciando luego su propio reclamo destinado a quién se lo vendió o intercambió.

Por otro lado, debemos mencionar las limitaciones en las restituciones y los excesos que se cometen en los reclamos de pueblos originarios:

  • Límites a la apropiación: tampoco es cuestión de decir que todo territorio de lo que luego fue la Argentina era propiedad de los pueblos nativos. Como ya dijimos, la densidad de población era muy baja, no existía limitante alguno para que nuevos habitantes residan y formen su propia comunidad independiente. El derecho de propiedad de cada tribu correspondería a lo que realmente era utilizado para vivir, cazar o cualquier actividad. Además, como solía pasar ante los cambios climáticos, si una tribu tenía un lugar de residencia en verano y otro en invierno ambos podían ser reconocidos como propios, incluyendo el camino que utilizaban para ese traslado. Aún con estas consideraciones la mayoría del territorio seguiría en mayor medida vacío y disponible para nuevos habitantes.
  • Malones: de parte de pueblos originarios existían los malones, con los cuales se atacaban y saqueaban poblaciones. A veces pese a haber firmado previamente tratados de paz y de reconocimiento de tierras. Se requeriría un estudio en particular para ver la cadena de hechos en cada caso, lo cual escapa la intención de esta nota, pero estas acciones tuvieron como víctimas a inocentes y demuestran que el análisis no es sencillo como en ocasiones se presenta.
  • Prueba ante cada restitución: restituir lo robado cuando desde el hecho han transcurrido tantas generaciones puede sea más un tema teórico que aplicable en la práctica. Esto es así porque para quitar la propiedad a quien en el mundo de hoy actuó de buena fe implica probar tanto la pasada pertenencia de esa parcela, como la descendencia. Y si bien existen ejemplos de documentos y tratados entre conquistadores y pueblos originarios, en la mayoría de los casos hoy sería imposible de probar. Si es aplicable con facilidad en acontecimientos más recientes, como el robo de propiedades a ciudadanos estadounidenses de origen japonés o alemán durante la segunda guerra mundial.
Russel Means en "The American Indian", por Andy Warhol (1976)

Russel Means en «The American Indian», por Andy Warhol (1976).

Volviendo al hecho que detonó esta nota, Russell, quien además era actor y fuera retratado por Andy Warhol, era un libertario bastante particular. No era un experto en la filosofía de la libertad, ni padecía de la enfermiza coherencia que algunos de nosotros pretendemos de nuestras acciones. No obstante, gran parte de sus objetivos eran afines al libertarismo y eso es lo que lo llevó a afiliarse al Partido Libertario de Estados Unidos e intentar ser su candidato presidencial en 1988 (resultó segundo en las primarias detrás de Ron Paul, quien había renunciado al Partido Republicano debido a las políticas de aumento del gasto público y guerra contra las drogas de Ronald Reagan).

Entre sus actividades afines a nuestras ideas, además de su rebeldía de no pagar impuesto a las ganancias ni aceptar los «beneficios» del sistema de seguridad social, tal vez la más interesante fue su lucha por la independencia de la República de Lakota, dentro de lo que hoy es Estados Unidos. La causa consiste en el reclamo de soberanía en territorios del norte, basándose no en la secesión sino en la reafirmación de una soberanía que los amerindios manifiestan nunca haber abandonado, además de tratados que consideran incumplidos por el gobierno estadounidense. Las propuestas para este territorio abarcan desde el uso de un patrón oro a una organización comunal completamente descentralizada.

Pocos meses antes de morir Russell apoyó publicamente a Ron Paul, su pasado rival en las internas, quien ahora buscaba la nominación por el Partido Republicano. Desde allí decía «yo quiero ser libre. Yo quiero que vos seas libre. Es mucho más fácil para mi ser libre si vos sos libre». Que en paz descanse.

Para vos Socialismo solidario, para mí Liberalismo bien salvaje.

Ayer  un amigo me pasó un link a un artículo que habla de una nueva ley promovida por editores de revistas «independientes» que como la mayoría de nosotros en el país, están en la lucha por la supervivencia.

Esta asociación tiene varios integrantes conocidos y de peso (por lo menos en el área del AMBA) como Revista Barcelona, THC, El Amante, MU o La Garganta Poderosa. El argumento que los lleva a redactar este proyecto de ley es que bajo los esquemas actuales de comercialización y sus condiciones, las distribuidoras de kioskos y revistas hacen más negocio cobrándoles multas porque sus revistas no se venden, que distribuyéndolas para promover su venta. Dicen que las empresas distribuyen mal «a propósito» para que no se vendan y así poder cobrarles multas que hacen a la rentabilidad del contrato.

Está claro que si me preguntan a mí, yo desregularía todo lo que tiene que ver con medios y canales de distribución, sacarle el monopolio de la venta a los canillitas y muchos otros grandes etcéteras que si los comienzo a nombrar los voy a cansar porque ya todos están acostumbrados a leer acá sobre propuestas liberales.

Quién diría que sacaríamos una imagen del portal infonews jajajaja.

Lo que me llamó la atención, es que si bien muchas de estas revistas gastan hectolitros de tinta para criticar, denostar e inventar todas las barbaridades posibles sobre el liberalismo, el proyecto de ley, básicamente, pide que para ellos se aplique el más «salvaje» de los liberalismos, pero que los demás seamos sumamente solidarios y capitalistas en los aportes de capital. Eso me hace reflexionar, que si bien esta gente se queja contínuamente de todo lo que ellos creen que es el liberalismo, cuando finalmente tienen que redactar un proyecto para su sector se vuelcan y ven como muy beneficioso que se le aplique a su actividad la libertad en su máxima expresión. Al parecer, en una parte muy interna y escondida de todos, nos damos cuenta que si nos dieran libertad, vamos a estar mejor. Pero muchas veces, de la boca (o de los dedos) para afuera, terminamos diciendo otra cosa y muy contradictoria.

Socialismo solidario para vos

ARTICULO 4° — Creación y objeto. Créase el Fondo Nacional de Desarrollo para la Producción Independiente y Autogestiva de Comunicación Cultural Independiente con el objeto de realizar aportes de capital y brindar subsidios a mediano y largo plazo para inversiones productivas a las empresas sociales y formas asociativas comprendidas en el artículo 1° de la presente ley, bajo las modalidades que establezca la reglamentación.

ARTICULO 5° — Fideicomiso. A los efectos del artículo anterior, se constituirá un fideicomiso financiero en los términos de la ley 24.441, por el cual, el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Economía, como fiduciante,  encomendará al Banco de la Nación Argentina, que actuará como fiduciario, la emisión de certificados de participación en el dominio fiduciario del Fondo Nacional de Desarrollo para la Producción Independiente y Autogestiva de Comunicación Cultural Independente, dominio que estará constituido por las acciones y títulos representativos de las inversiones que realice. Dicho Fideicomiso no podrá ser inferior al 20 por ciento del presupuesto de la publicidad oficial destinado a pautar en medios televisivos, radiales y gráficos.

En los artículos 4to y 5to de la Ley, lo que se pide básicamente es que te cobren impuestos a vos para que se hagan aportes de capital y subsidios a las revistas independientes, que de tener éxito, no te girarán un centavo en concepto de dividendos. Por otro lado, se hacen llamar «independientes» y encomiendan al poder ejecutivo la administración de los fondos que deberían recibir, convirtiéndolos de «independientes» en dependientes del gobierno de turno. Pasan a convertirse de periodistas en empleados públicos que escriben. Me gustaría saber con qué van a salir el día que desde el gobierno les empiecen a bajar línea editorial a cambio de los fondos. Aunque hoy por hoy, para ser sincero, sacando a El Amante del grupo, el resto parece estar reclamando «lo que le deben » en concepto de subsidios por años de publicar notas filo-oficialistas.

Básicamente, todos tenemos que ser financistas solidarios de estas publicaciones, sin recibir, no sólo ganancia alguna, sino que ni siquiera accederíamos en forma gratuita al material producido, porque igual nos cobrarían las revistas en el kiosko de diarios y revistas.

ARTÍCULO 12.- Los Ministerios de Cultura y Educación, destinarán partidas para la adquisición de lotes substanciales de cada publicación producida bajo el presente régimen de promoción. Queda expresamente vedada la evaluación  de la publicación por motivos políticos, religiosos, morales, o de cualquier género discriminatorio. Las publicaciones así adquiridas se destinarán exclusivamente a las bibliotecas escolares y públicas.

ARTÍCULO 13.- Las empresas estatales de radio, prensa, televisión y las demás que como medio de comunicación se creen, facilitarán tiempo y espacio preferenciales con objeto de promover y divulgar las publicaciones producidas bajo el presente régimen de promoción.

ARTÍCULO 14.- El Ministerio de Comunicaciones, Transporte y Obras Públicas otorgará tarifas postales preferenciales a las empresas sociales de este sector.

No contentos con recibir fondos frescos, contantes y sonantes de parte de nuestros bolsillos, piden que los establecimientos educativos tengan que consumir en forma obligada lo que ellos producen, sea del interés o no de los padres, alumnos o de la comunidad educativa. O sea, no solo tenemos que ser solidarios con dinero en efectivo y créditos preferenciales, sino que además debemos ser solidarios consumiendo sus publicaciones aun cuando nadie quiera hacerlo y sin importar la preferencia de los ciudadanos y los consumidores. En este sentido, la ley destila un fascismo y dirigismo muy peligroso, ya que en ningún lado establecen los criterios con los que debe hacerse la distribución de la producción editorial final. Si bien yo creo que la ley no debería existir, dejar las puertas abiertas a la manipulación es lo peor que se puede hacer, más conociendo a quienes suelen manejar los gobiernos.

Para mí, Liberalismo bien, pero bien salvaje

Y llegamos así a la parte más interesante de la ley, y que en realidad es el principio pero por motivos literarios (?) dejo para el final.

ARTICULO 3o — Las empresas sociales instituidas bajo este régimen gozarán del siguiente tratamiento impositivo:
a) Exención en el impuesto a las ganancias, Ley de Impuesto a las Ganancias (texto ordenado 1997) y sus modificaciones, por las utilidades que generen;

b) Exención en el impuesto al valor agregado, Ley de Impuesto al Valor Agregado (texto ordenado 1997) y sus modificaciones, de toda la operatoria que se desarrolle con motivo de los mismos.

c) Importación de maquinaria, equipo y piezas necesarias, destinados a la producción;

d) Importación de insumos;

e) Exportación de las publicaciones elaboradas, incluyendo el impuesto
al Valor Agregado.

Acá llegamos al «sueño del pibe». Básicamente están pidiendo que no se les cobre ningún impuesto, y tener la libertad de exportar e importar sin ninguna clase de límite lo que necesiten para su actividad comercial. 

Y les juro. Les recontra juro, que los entiendo. Por qué pagar una notebook de porquería con tecnología que atrasa por lo menos 2 años por una notebook «producida» en Tierra del Fuego al precio por el que afuera te venden la última MacBook Pro. Por qué pagar impuestos si al fin y al cabo estoy trabajando y todo lo que produzco lo hago gracias a mi ingenio y mi capacidad. Por qué favorecer a un industrial nacional si en realidad lo que yo necesito es comprar insumos más baratos para poder ofrecer un mejor producto a un mejor precio, para cuidar así el bolsillo de mis clientes proveyéndoles la máxima calidad que creo deben recibir. Por qué tengo que usar tintas de mala calidad y caras si puedo aprovechar de la tecnología de punta a nivel mundial que va a favorecer la calidad de mi producto al mejor precio. Por qué cobrarme retenciones cuando exporto si estoy beneficiando a todos girando divisas al país que muy probablemente vuelva a invertir acá si las condiciones son favorables.

 Parece que cuando nos preguntan sobre qué querríamos para nosotros y nuestra actividad, a todos nos sale de adentro el liberalismo más salvaje. Pero cuando nos preguntan sobre los demás, queremos tenerlos a raya, con la correa bien ajustada, no vaya a ser que los demás tengan la misma libertad que quiero para mí mismo.

No culpo a los administradores de estas publicaciones por querer el liberalismo más salvaje de todos para su propio trabajo. Pero no seamos hipócritas, eso es lo que todos queremos. Queremos trabajar en paz, poder gozar tranquilos de los frutos de nuestro trabajo y ofrecer el mejor producto al mejor precio, beneficiándonos a nosotros y cuidando el bolsillo de nuestros clientes. Claro que para eso hay que conseguir el favor del consumidor. Y he ahí lo que pretenden con la ley. Doblegar el gusto del consumidor, para que tengan ellos tengan trabajo. El trabajo que ellos quieren, con las condiciones que ellos quieren. Pero no se dan cuenta que no hay nada más democrático que un consumidor eligiendo. Y por eso la parte fascista de la ley, para doblegar la voluntad de un ciudadano por la voluntad de un gobernante. Y eso es sumamente peligroso. Ya lo estamos viviendo.

Lo único que espero es que un día dejen la hipocresía de lado y se den cuenta que si les preguntaran, ellos quieren el mismo liberalismo por el que luego gastan cientos de miles de renglones en criticar, desprestigiar, condenar  e incluso tergiversar.

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Des igualdad de géneros

Vomita en un comunicado la Legislatura Porteña lo siguiente, respecto a una caricatura de Cristina Fernández realizada por Hermenegildo Sabat:

«Esta imagen fuertemente sexista y misógina, constituye un acto de violencia simbólica contra la mujer prohibido por la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales»

«La violencia contra las mujeres se exterioriza de diversas formas, unas veces de forma física y directa, y otras de forma simbólica e indirecta. La caricatura de la Presidenta constituye un acto de violencia simbólica que, a través de patrones estereotipados y de signos, transmite y reproduce  la dominación naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Por tanto, no solo afecta a la Presidente sino a todas las mujeres».

En un mismo acto ataca al borde de la censura la libertad de expresión (y de prensa),  al tiempo que insulta una vez más a la inteligencia de sus representados, que somos quienes les pagamos el sueldo. (Ni hablar del tremendo insulto que es para las personas que sí padecen violencia física.)

La caricatura de Sabat condenada por la Legislatura Porteña. (Me perdonarán el obsceno tamaño de la imagen que realicé para este post, pero es que quería dejarles bien claro a estas lacras a sueldo que no van a lograr censurarnos.)

Al parecer seguimos con la incongruencia de pretender defender los derechos de la mujer a costa de la igualdad ante la ley; lo que sea que eso signifique. A diferencia de defender los derechos del hombre, o sencillamente derechos individuales. Pero ni como liberal,  ni como mujer, ni como ser humano racional puedo entender que continuemos con esta ilegalidad de darle más derechos a las mujeres en nombre de defender una igualdad de género, que de movida están aceptando que no existe puesto que todas sus leyes y dichos parten de la premisa de que la mujer ES débil y debe tener protecciones extra por ese hecho.

La igualdad de género, es tan posible como la igualdad de condiciones. Es decir, no existe. No es posible. Somos anatómica, genética,  y emocionalmente diferentes. Hasta hay algunos que argumentarán  psíquica o psicológicamente diferentes. Pero la realidad es que la única igualdad que importa es la igualdad ante la ley. Esa que nos niegan constantemente otorgándonos derechos «extra» sólo por haber nacido del género femenino.

No, gracias. Paso.

Dicho esto, vamos al hecho puntual. ¿Una caricatura metafórica constituye violencia simbólica hacia las mujeres? ¿Esta gente no se detiene nunca a pensar? Si se hubiese realizado la misma caricatura pero sobre Sabatella, o Moreno, o cualquier otro integrante del tan «nefasto» género masculino, ¿que dirían entonces? O mejor aún, si la caricatura hubiese sido realizada por una mujer, ¿sería entonces violencia de género o misoginia?

Como siempre, estas pseudo leyes que pretenden defender y proteger a la mujer, terminan con interrogantes ridículos e imposibles de descifrar.

Dejen de legislar desigualdades, si tanto les preocupa la causa de la violencia doméstica, ocupen el dinero en ayudar a las mujeres y hombres que realmente lo sufren a diario.

Otra caricatura de Cristina Fernández realizada por Sabat.

Post-7D

Pasó el 7D, y no pasó nada. ¿Y ahora qué? ¿Qué nos deparará el futuro? El 7 de diciembre era una fecha clave para el gobierno nacional, era el día en que vencía una medida cautelar a favor del Grupo Clarín que suspendía los artículos relativos a la regulación antimonopólica que contiene la ley de medios. Sin embargo, la Cámara Civil y Comercial Federal extendió el plazo de vencimiento de la cautelar hasta el dictado de una sentencia definitiva y con ello mantuvo la suspensión de los artículos 161 y 45. Estos dos artículos son los que forman la llamada «clausula de desinversión», son los que obligan al Grupo Clarín, y al resto de los multimedios que se exceden en el límite de licencias estipulados por la ley,  a presentar un «plan de adecuación», es decir deshacerse de licencias y empresas para cumplir con las restricciones que impone la norma. Mientras la medida cautelar se mantenga vigente, el gobierno nacional, y la autoridad de aplicación de la ley de medios, la AFSCA, no podrán intimar al Grupo Clarín para que se deshaga de las licencias que violan la le ni desguazarlo de oficio, el objetivo último del gobierno.

A pesar de haber sido uno de los temas más comentados de los últimos meses, el 7D se había convertido más en una fecha simbólica en la cual se pretendía inaugurar una nueva etapa del gobierno de Cristina Fernández que en el simple día de la aplicación de una clausula antimonopólica. El vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, ex-interventor del COMFER, y uno de los promotores más enfáticos de la Ley de Medios decía que “el 7D es un día bisagra porque todo el texto de la ley aprobada por nuestro Congreso tiene que cumplirse. Y esto tiene una potencialidad muy grande. Por primera vez, vamos a vivir con plena libertad de expresión y con plena pluralidad de voces”. Cristina Fernández planteó la ley de medios como una batalla épica, parafraseando a Saddam Hussein, la calificó como «la madre de todas las batallas». Sin saberlo, todo esto se terminó convirtiendo  en un gran paso en falso dado por el gobierno gracias a la decisión de extender el plazo de la  medida cautelar y con esto anular el 7D.

Viendo la importancia mayúscula que significó y significa la aplicación de la ley de medios para el kirchnerismo, los antiK también adoptaron sus propias posturas. El movimiento antiK también convirtió al 7D en una fecha clave. Ellos, sumándose al juego planteado por el gobierno, le dieron su propia impronta épica a esta fecha. En este sentido, las páginas antiK que más convocatoria generan en Facebook, y algunos lideres de opinión de los diarios más leídos del país, consideraban que lo que sucediese el 7D era definitorio para los rumbos de la República. La independencia judicial, el Estado de Derecho, y la vigencia de la Constitución entre otros asuntos que eran planteados como de vida o muerte para el país se ponían en juego ese día. En otras palabras, el destino de las instituciones del país dependía de la extensión de una medida cautelar, ni siquiera de la sentencia definitiva sobre la cuestión de fondo.

Más bajo no se puede caer.

Considerando la peligrosa retórica oficial, y la vacía respuesta antiK, me propongo extirpar de pasiones de este asunto y analizar, de a uno, las cuestiones más relevantes involucradas en el pre-7D y post-7D.

Legislación antimonopólica. La ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales, número 26.522, también conocida como la ley de medios, se trata de una norma compuesta por 166 artículos que tienen como objetivo regular varios aspectos relativos a la comunicación audiovisual. Además de fijar los objetivos que deben tener los titulares de licencias  (art. 3), regula  también  los contenidos que deben transmitir las señales de televisión y las radios (art. 65 en adelante), contempla la posibilidad de imponer a los titulares de licencias la transmisión de un mensaje determinado (art. 75 y 76), alcanza a la publicidad (art. 81 en adelante), impone controles semestrales por parte del AFSCA (autoridad de aplicación) sobre  «adecuaciones tecnológicas» (art. 47), y por supuesto la clausula antimonopólica que obliga a los medios en infracción a desprenderse las licencias que violan la normativa en el plazo de un año  (art. 45 y 161) .

Es preocupante la indiferencia mostrada ante  los distintos aspectos que quiere regular la ley. Si bien, por motivos que veremos más adelante, la clausula antimonopólica es clave, el resto de los artículos plantean disposiciones que chocan de lleno y de forma directa contra un derecho fundamental como la libertad de expresión, y frente a esto se han escuchado pocas voces. No sorprende que el Grupo Clarín haya desafiado la constitucionalidad del resto de los artículos, la impugnación de dos artículos de la ley representa más bien una excepción de un Grupo que ha apoyado cada uno de los avances del estado sobre los derechos individuales, y promueve una activa intervención estatal en la economía

Los artículos 45 y 161 son los más relevantes porque incorporan clausulas antimonopólicas ausentes en la vieja de ley de la dictadura (la regulación de los medios de comunicación es una característica típica de los regímenes autoritarios), e introducen nuevas condiciones de participación. Esta regulación antimonopólica no es distinta a ninguna otra de las leyes que se promueven en nombre «defensa de la competencia«, que en verdad se trata de verdaderas restricciones y limites a la competencia. Antes que nada, deberíamos recordar deque se trata un monopolio. Francis Wayland define al monopolio como «un derecho exclusivo otorgado a un hombre o a un monopolio de hombres, para que utilicen su trabajo o capital de alguna manera especial», Arthur Latham Perry dice acerca de los monopolios «como lo implica el origen de la palabra, es una restricción impuesta por el gobierno sobre la venta de ciertos servicios», para finalizar Spencer Heath propone que «el monopolio existe cuando el gobierno, mediante su poder coercitivo, limita a una persona u organización particular, o a una combinación de ambas, el derecho de vender ciertos y determinados bienes o servicios. Se trata de una violación del derecho de ganarse la vida». [1]

Considerando estas definiciones podríamos concluir que la ley 26.522 lo que contiene son clausulas monopólicas, que se proponen limitar el campo de acción de un grupo de medios a un determinado número de licencias, o un porcentaje (35 en este caso) sobre la participación en el mercado de oferta de servicios audiovisuales. Las justificaciones a esta limitación las analizamos en los siguientes puntos.

La idea de licenciar las señales audiovisuales, por tratarse de la utilización de un recurso escaso es insostenible. ¿Acaso hay algún recurso que no sea escaso? La idea de un numero fijo de canales por los cuales transmitir bloquea cualquier intento de innovación al respecto, al no poder aprovechar nuevas tecnologías ni desarrollarlas para hacer un uso más eficiente de las vías de transmisión. Todos los recursos son escasos, y así como el gobierno no impone cuotas en la utilización de cuero para la fabricación de camperas y zapatos, no hay motivo aparente para que haga lo mismo con el espectro radioeléctrico.

Por último, relativo a este tema, no hay que olvidar que antes de la promulgación de la ley de medios no existía un mercado libre. El poder de Clarín no deriva en su mayor parte de transacciones voluntarias sino de la utilización del poder político en su favor, a través de regulaciones, disposiciones especiales, y otros arreglos con la casta política que les garantizó llegar a la posición en que hoy se encuentran. Desde la eliminación de competidores, hasta la sanción de leyes para evitar la quiebra del Grupo, Clarín fue beneficiado a lo largo de su historia por una serie privilegios estatales que lo puso  en el lugar en el que está hoy. Lo mismo, pero en un escalón por debajo, podría decirse de muchos de los otros grupos multimedios que hay actualmente en el país.

Antimonopolio y libertad de expresión. ¿Si la legislación antimonopólica no es una novedad, por qué tanto alboroto alrededor de la ley de medios? La respuesta es sencilla. La legislación antimonopólica afecta los derechos de propiedad de las empresas reguladas, y esto no es un asunto menor. En el caso del sector de medios de comunicación está situación adquiere una mayor gravedad, el debilitamiento y la precariedad sobre la que funcionarían a partir de ahora los servicios de comunicación audiovisuales eliminaría cualquier resquicio de independencia que podía quedar con la vieja ley. La vaguedad del lenguaje utilizado en la norma facilita la posibilidad de revocar licencias de forma arbitraria. En efecto, no existe el derecho de propiedad en este ámbito, ya que como se puede ver a lo largo de toda la ley se tratan de meras concesiones para transmitir contenidos que se adapten a lo establecido por la ley.

El monopolio del gigante. El gobierno ha promovido la actual ley teniendo en la mira, principalmente, el tamaño del Grupo Clarín. El grupo es una de las empresas más grandes de la Argentina, y ha desarrollado una red de radios, canales de televisión, prestadores de televisión por cable, que generaría envidia en cualquiera que tiene ambiciones de manipular a las masas. Aunque vale hacer una aclaración, este «poder manipulador de masas»  es más que nada una construcción que hace el propio gobierno, y no tiene mucho que ver con la realidad y el rol de los medios en la sociedad.

El principal problema que plantea el tamaño de Clarín, es que el  gobierno dejó de ser el único gigante. En todo caso, si admitimos la difícil idea de que Clarín sea un monopolio, estaríamos ante la confrontación de aquellos que poseen el monopolio del uso legítimo de la fuerza y el monopolio de la información. ¿Cuál suena más peligroso? Cristina Fernández ha demostrado con creces que no se trata de una cuestión referida a los monopolios, pues ella es devota de monopolizar las transmisiones televisivas y radiales a través de la nefasta «Cadena Nacional».

La fragmentación de empresas de medios con un cierto alcance nacional persigue objetivos distintos a los que se suelen alegar. No es la «pluralidad de voces» o la «democratización de la palabra», si no el afán de fraccionar lo que es considerado «el cuarto poder». Así como sucedió con el poder legislativo, y el judicial (que ahora parece haber abierto por lo menos un ojo), se busca debilitar a la prensa y a los medios como agentes de control de los actos de gobierno.

Es paradójico que desde el monopolio más nocivo que jamas haya existido en la historia de la humanidad, el estado,  se lance una lucha contra los monopolios en nombre de la libertad. Poco creíble.

Igualdad ante la ley. Probablemente el peor argumento entre los que se oponen a la ley de medios es la idea de la «igualdad ante la ley». Algunos de los que aparecen como opositores a esta ley,  por ejemplo Jorge Lanata, están de acuerdo con los contenidos de la legislación, su problema es que la aplicación es desigual. La falencia de este argumento es que aquellos que lo sostienen no pueden identificar los peligros de la ley de medios, sea aplicable a uno o a todos los titulares de licencias. Es cierto que una aplicación desigual genera desequilibrios, como es el caso de Telefe, o del Grupo PRISA, que están en infracción según la ley, pero el gobierno mira para otro lado. A cambio, reclaman obediencia y control sobre la información. Sin embargo, una aplicación igualitaria de la ley implicaría que todos los medios, ahora fragmentados, y bajo la órbita de control del AFSCA queden a merced de las exigencias estatales para mantener la posibilidad de continuar transmitiendo.

Es decir, este grupo se encuentra a favor de la ley de medios en su totalidad, su única preocupación es que el estado no avance sobre todas los titulares de licencias, y se limite solamente a unos pocos. Esto lo podemos graficar con un ejemplo, supongamos que el mañana se aprueba una nueva ley que todos los ciudadanos sudamericanos, no argentinos, que vivan en el país no pueden residir en el barrio de Palermo, y en los hechos la ley solo se aplica para deportar a los colombianos de ese barrio porteño, estamos ante un caso en el que no hay igualdad ante la ley. La aplicación es selectiva, por más que el texto indique otra cosa. ¿Sería admisible reclamar que en vistas del principio de «igualdad ante la ley» la deportación debe alcanzar a todos los demás? Ese, por supuesto, no es un argumento contra esta disposición imaginaria sino todo lo contrario.

Los otros kirchneristas. Por último, tres días después del famoso 7D los mismos que protestaban contra la ley de medios, y el circo creado alrededor de esa fecha, volvieron a pedir mayor intervención del estado. El argumento es el siguiente «el gobierno ha gastado muchas energías en el 7D, y ha dejado de lado problemas importantes como: el deficit habitacional, problemas de transporte, narcotráfico, inflación, desempleo, inseguridad, etc.» Mauricio Macri fue uno de los exponentes de esta postura:

Según aseguró «al ciudadano no le cambia la vida la ley de medios», ya que sus reclamos son por seguridad y por inflación, y el gobierno no «ha hecho nada en los últimos años en combatirla».

Esto no hace más que confirmar que en la «batalla por la ley de medios» no predominó la razón, si no las pasiones. Los que se oponen a la intervención estatal de los medios de comunicación, consideran apropiado que el gobierno intervenga en otras áreas, cuando en realidad, en ambas situaciones, subyacen los mismos principios.Tal vez, cuando se dejen de lado los argumentos emocionales, y se proceda a prestarle más atención a los argumentos racionales, estemos más cerca de rechazar todo tipo de intromisión estatal en los acuerdos voluntarios entre las personas. Mientras tanto, estas son las reglas de juego.

[1] Todos ellos citados por Murray Rothbard en «Monopolio y Competencia» [PDF]. También recomendamos a Dominick Armentano [PDF] y a Thomas Di Lorenzo [PDF] sobre una perspectiva económica sobre el tema.

¿La ley de la selva?

[Extraído del capítulo 6 del libro Power and Market. Ver original aquí.]

Por Murray Rothbard

Muchos críticos se quejan de que un mercado libre, eliminando del mercado a los empresarios ineficientes o en otras circunstancias, es una prueba de que se ha convertido en un «monstruo impersonal». La economía de mercado, acusan, «es el regreso a la ley selva», donde la norma es que «sobrevive el más fuerte y mejor adaptado».

Los libertarios que abogan por un mercado libre son en consecuencia llamados «darwinistas sociales» que desean exterminar a los débiles en beneficio del más fuerte.

En primer lugar, estos críticos pasan por alto que el funcionamiento de un mercado libre es completamente diferente al de la acción gubernamental. Cuando el gobierno actúa, las críticas individuales son imposibles de cambiar el resultado. Éstas solamente pueden tener un efecto si logran convencer a los gobernantes de que sus decisiones deberían cambiar; esto puede llevar mucho tiempo o ser totalmente imposible. En un mercado libre, sin embargo, no hay ninguna decisión final impuesto a la fuerza, todo el mundo es libre de  tomar sus propias decisiones y así cambiar significativamente el los resultados «del mercado». Es decir, quién sea que siente que el mercado ha sido cruel con ciertos emprendedores o con cualquier otra persona que reciba ingresos, es perfectamente libre de establecer una organización un fondo de asistencia para ofrecerles regalos y subvenciones. Aquellos que critican a la caridad privada como «insuficiente» son totalmente libres de llenar ese espacio. Debemos tener cuidado de hipostasiar al «mercado» como una entidad real, un ente que toma decisiones inexorables. El mercado es el resultado de las decisiones de los individuos en una sociedad: la gente puede gastar su dinero de cualquier forma que lo desee y tomar las decisiones que desee respecto de su propiedad y su persona. No tienen que luchar o convencer a ninguna entidad conocida como «el mercado» antes de cambiar sus decisiones y  hacer la diferencia.

El mercado libre, de hecho, es precisamente diametralmente opuesto a la socieda de la «selva». La selva esta caracterizada por la guerra de todos contra todos. Un hombre gana a expensas del otro, secuestrando su propiedad. Con todo el mundo bajo un nivel de subsistencia, hay una verdadera lucha por la supervivencia, con los fuertes aplastando a los débiles. En el mercado libre, por el otro lado, un hombre gana solo sirviendo a otro hombre, aunque podría retirarse a vivir en un nivel de auto-subsistencia primitva si lo desea. Es precisamente a través de la cooperación pacífica del mercado, que todas las personas ganan gracias a la división de trabajo y la inversión de capital. Aplicar el principio «la supervivencia del más apto» a la jungla y al mercado es ignorar una pregunta básica: ¿Apto para que?

La «aptitud» en la selva alude a los más adeptos para ejercer la fuerza bruta. La «aptitud» en el mercado alude a aquellos más adaptados para ofrecerle un servicio a la sociedad. La selva es un lugar brutal donde algunos toman lo que es de otros, y todos viven en un nivel de mera subsistencia; el mercado es un lugar pacífico y productivo donde todos trabajan para uno mismo para los demás al mismo tiempo y viven con niveles infinitamente más altos de consumo. En el mercado, los benevolentes pueden asistir a los demás, un lujo que no existe en la selva.

En un mercado libre, entonces, transmuta la competición destructiva por la supervivencia de la selva, en una competición pacífica y co-operativa en el servicio de uno mismo y de los demás. En la selva, solo unos ganan a expensas de otros. En el mercado, todos obtienen ganancias. Es en el mercado —la sociedad contractual— donde el orden surge entre el caos, el que elimina la jungla, que permite a los «débiles» vivir productivamente, o con asistencia que proviene de esa producción, como si fuesen reyes comparado a la vida del «fuerte» en la jungla. Por otra parte, el mercado, elevando los niveles de vida, permite al hombre el placer de cultivar las cualidades mismas de la civilización que lo diferencien de los brutos.

Es precisamente el estatismo el que está trayendo de vuelta la ley de la selva —trayendo nuevamente conflictos, lucha de clases, y la guerra de todos contratos, y pobreza generalizada. En lugar de la «lucha» pacífica de la competencia en busca del servicio mutuo, el estatismo sustituye el caos calculado y la competencia a muerte de los Darwinistas Sociales, por privilegios políticos y subsistencia limitada.

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De regreso a clase, de regreso a la realidad

Después de andar viajando un poco llegó la hora de volver a clases y toparme con la realidad argentina, claro que no esperaba chocarme tan de golpe con esta realidad en la primer clase del curso que comenzó en el cuarto bimestre. No es la primera vez que vuelco en este blog alguna de mis experiencias en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Este relato se suma a una serie de episodios vividos que no reflejan únicamente el zeitgeist universitario, sino el de toda la sociedad.

Sucedió en un curso de la rama de derecho empresarial, dónde el profesor dijo que es importante que los alumnos tengan opiniones sobre la realidad jurídico-política del país, y justo hablando de las AFJPs y su relación en el derecho concursal le preguntó a un alumno que estaba sentado atrás mio cuál era su opinión  sobre la re-estatización del sistema de seguridad social. «Yo estoy de acuerdo, porque la seguridad social es una cuestión muy importante como para dejarla en manos de privados», contestó. Yo me retorcí.

A continuación, el profesor pidió que levantara la mano si había alguien que no estaba de acuerdo con esa proposición, mi mano era la única que estaba levantada. Era una mano que no sólo se trataba de una manifestación acerca de una política pública determinada, era una mano que representaba la auto-estima, la confianza en los individuos para resolver sus propios problemas, la idea de que uno mismo es quién mejor puede decidir acerca de su propio futuro. Una mano levantada en un desierto de personas que cree que un puñado de funcionarios tiene que decidir acerca de su futuro y el de todos los demás.

Mi idea fue tildada de «abolicionista», de un liberalismo extremo. Aunque supongo no era su intención me sacó una sonrisa. Después me  relacionó con un profesor de Estados Unidos que escribió sobre esto en los 90s llamado Nosis (sic), se confundía al profesor universitario Robert Nozick, que escribió sobre filosofía política en el 74, con la empresa que brinda informes de crédito. El profesor, un peronista, citó en varias oportunidades a Perón. Todo una paradoja que en la Facultad de Derecho, alguien mencioné constantemente a uno de los responsable de pervertir el derecho de Argentina.

No es una situación nueva encontrarme solo en un mar de estatismo en mi facultad, muchas veces la propuesta de que nosotros podemos, y debemos ser responsable de nuestros actos y permitirnos actuar en libertad fue tomada como si hubiese sido un chiste. No está presente siquiera la posibilidad de que esa idea sea discutida.

El vicepresidente Amado Boudou, el encargado de planificar el futuro de la gente por unos años. 

Volviendo a la pregunta, es interesante la respuesta que dio mi nuevo compañero respecto de quién tendría que hacerse cargo de la planificación de su retiro, «es muy importante para que la manejen los privados», dijo.  ¿Le habrá pasado alguna vez por su cabeza que sea él quien planifique como va a manejar su futuro? No lo se. En primer lugar, supongo que en ningún momento se planteó así la pregunta que hizo el profesor. La seguridad social – habrá pensado – es una cuestión muy importante. ¿Pero por qué se llamara seguridad social? Acaso la planificación personal para su futuro en determinada edad deja de ser parte de la esfera individual y pasa a ser parte de algo llamado «seguridad social», un concepto demasiado a abstracto. Imaginen si además de prevenir que uno planifique para su vida en la tercera edad, también se instaure en la sociedad la idea de la importancia del «futuro social». Futuro social que debería ser garantizado por el estado, por eso será éste quien define  la carrera que seguirá cada ciudadano, así garantizando que la carrera estudiada le otorgue un retorno aceptable para poder vivir. En el caso de la «seguridad social» es lo mismo, sólo que para otra etapa. La misma existencia del sistema incentiva a la mayoría a comportarse de manera irresponsable ya que su futuro se encuentra cubierto por la supuesta asistencia estatal que recibirá.

La idea de llamarlo seguridad social tiene como objetivo formular una diferencia entre los planes individuales de vida, y el plan individual para la vejez, éste último estaría ya dejaría de ser responsabilidad propia y pasa a ser responsabilidad del estado. El llamado sistema de seguridad social desincentiva a la gente a planificar su retiro, tal vez porque los resultados del sistema en el momento en el que uno deba retirarse no son conocidos. En la Argentina la quiebra del sistema ha sido una constante y millones de personas se han visto, y se van a ver afectados. En educación, por el contrario, a pesar de que no exista una alternativa verdaderamente libre, la gente percibe en el momento la paupérrima calidad de la oferta educativa estatal (o de escolarización para ser más precisos con el lenguaje), por lo tanto las familias el primer ahorro que hacen una vez que tienen familia es para sostener una educación aceptable para sus hijos. ¿Pasaría lo mismo si el gobierno deja de actuar de forma paternalista respecto del retiro? ¿No es hora de que nos dejen actuar como gente responsable de nuestro propio destino?

El daño que ha hecho el paradigma estatista sobre el tejido social es muy difícil de revertir, solamente deshaciendo todo este cumulo de medidas y permitiendo que surjan iniciativas verdaderamente libres para la gestión del futuro de cada uno, podrá devolverle la confianza y la auto-estima a la gente de que se pueden hacer valer por sí solos y que no tienen que depender de un estado papá (un padre malo, por supuesto) para que los guíe a lo largo de su vida. La independencia y la confianza en uno mismo son dos aspectos claves para vivir con dignidad.

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Contradicciones

Amigo de mis viejos, peronista de toda la vida, y ahora kirchnerista. A favor del régimen. Sin embargo, la última que hizo fue ir a Paraguay y comprar en Ciudad del Este infinidad de repuestos y chucherías para celulares, y meterlos de contrabando en el país, para que su negocio siga funcionando.

Papá de un amigo, Kirchnerista a viva voz. Se va de vacaciones con la flia. a Nueva York, tarjeteando a más no poder, para poder pagar con dólares al cambio oficial.

Amiga, anti-K. Putea porque paga casi 1.000 pesos de impuesto a las ganancias trabajando en relación de dependencia. Cuando le digo que el PL propone eliminar el impuesto a las ganancias (que hasta la reforma del 94 era inconstitucional), dice que no lo quiere eliminar, sólo quiere que levanten el mínimo imponible. Claro, para no ser ella quien lo paga.

Otra amiga anti-K: está de acuerdo con que los boliches no puedan vender alcohol después de las 5 de la mañana y cierren a las 6 por ley, así la gente tiene esa horita para ponerse sobria y a- no hagan quilombo sonoro que molesta a los vecinos, b-estén en condiciones de manejar de vuelta a su casa. Fin de semana siguiente: se vuelve a su casa manejando borracha.

La ley esta bien para todos, menos para mí.

Primer amiga anti-K, de vuelta: está de acuerdo con que por ley no se pueda fumar en bares y boliches. Sin embargo, no tiene problemas en fumar en cierto boliche que frecuentamos, en el que evidentemente tienen coimeado a algún inspector, porque fuma todo el mundo (salvo los no-fumadores como yo, que vamos igual porque tiene onda).

Misma amiga (no es que la tenga de punto, es que tengo muy fresca una charla): está totalmente en contra de que se legalicen las drogas, pero cada tanto se fuma un porro.

 

Hay veces que pienso que el mundo no tiene solución.

¿No deberíamos ser coherentes con las ideas que pregonamos? Creo que es el único camino hacia una sociedad virtuosa.

Los invito a compartir más contradicciones que los toquen de cerca; hoy estoy con ánimos masoquistas.

Lenguaje

Dicen los expertos que las palabras que tenemos en nuestro vocabulario condicionan cómo pensamos. Así, una persona más culta será capaz de pensamientos más profundos que una persona que no lee, y mucho más capaz que, por ejemplo, un cartonero, que supuestamente maneja un vocabulario de 200 palabras.

Los distintos idomas, entonces, pueden hacer que pensemos distinto respecto de ciertos temas:

Otros dicen que el lenguaje es sabio, y las palabras ocultan su real significado. Por ejemplo, «casamiento = en casa, miento» o «el verano sirve para eso: para ver anos».

La palabra impuesto es mucho más acertada que su equivalente inglés tax, porque es justamente algo que está impuesto.

En cambio, taxpayer («pagador de impuestos») funciona mejor que contribuyente, porque esta última nos puede dar la impresión de que la gente los paga voluntariamente.

Ahora, si bien desde este blog promovemos la libertad y no nos gusta obligar a la gente a hacer cosas, hay una palabra que debería ser cambiada: gobierno. Hablar de «gobernante» nos pone inmediatamente en la posición de súbditos. El presidente no es el soberano; no tiene ningún derecho sobre los ciudadanos. No puede suprimir sus libertades ni violar sus derechos individuales. Es mucho mejor que empecemos a utilizar la palabra administración, porque al fin y al cabo el presidente y su gabinete son empleados de la gente, designados para administrar temporalmente lo público.

Si el administrador de nuestro edificio nos dice que a partir de ahora no se pueden tomar bebidas alcohólicas en nuestros respectivos departamentos, le vamos a decir que claramente el que no debería tomar alcohol es él, porque está borracho al intentar decirnos qué podemos hacer con nuestro propio cuerpo en nuestra propiedad (si no estamos violando derechos de terceros, claro). O, si nos dice que las expensas van a aumentar 100% durante un año, pero que a cambio a todos nos van a instalar un equipo de aire acondicionado (y, probablemente, un amigo del administrador obtendrá la licitación, o él o ella se quedarán una «comisión» por haber conseguido el laburito), le vamos a decir muy cordialmente que NOSOTROS decidimos si queremos o no un split, y pondremos el modelo que se nos antoje, cuando se nos antoje.

Por eso es tan importante lograr que el poder de la administración pública esté como máximo en el tamaño de un municipio: si el administrador se excede, allí estará la turba iracunda para hacerle entender que está equivocado, y propondrá un nuevo intendente.

Manual del militante por la libertad

Regla única:

Pensá por vos mismo y actuá de acuerdo a tu consciencia

Fin

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