Un Congreso productivo

Leo hoy en La Nación que este año es el «peor año del congreso», desde 1987, en cuanto a producción de leyes. Quien escribió la nota, evidentemente muestra señales de decepción al igual que los mismos miembros del congreso por esta situación.

La misma vara utilizan quienes realizan rankings de legisladores en cuanto a la cantidad de proyectos que presenta cada uno (como este) donde utilizan esta medición para señalar a los diputados y senadores «que más trabajan» y a los que «menos trabajan».

Ahora bien, nadie se pregunta si ¿es ésta una medida real de la «productividad del congreso»?

¿Más leyes significan un congreso con buen funcionamiento y respetuoso de las instituciones? ¿Un diputado que presenta muchas leyes te representa mejor que uno que presenta una coherencia firme y constante en la defensa de tus principios pero que es autor de  pocos proyectos?

Como nos encargamos de señalar muchas veces, los políticos se toman atribuciones que no les corresponden y quieren reglar hasta los más mínimos y privados aspectos de nuestras vidas. Entonces, ¿un congresista que presenta uno tras otro proyectos para restringir nuestras libertades es «más trabajador» que aquel que no presenta proyectos pero se encarga de luchar por sus principios férreamente, oponiéndose a los proyectos del primero, y por ende este último «es más vago»? ¿Quién es mejor legislador, el que a toda costa busca cómo aumentar las imposiciones y repartir el botín según su conveniencia o aquél que pretende un sistema de leyes más racional, más simple y acotado  y que trata de evitar  que los ciudadanos sean pasados por encima?

Vagos. Así verían a aquellos que no presentan miles de proyectos de ley los periodistas mediocres.

Lamentablemente hoy el congreso se evalúa desde todos los sectores, con este sistema de medidas que lejos está de permitir que el parlamento funcione adecuadamente. Se sigue señalando a aquellos que no presentan proyectos como «vagos» y a aquellos que presentan pilas de proyectos como «trabajadores incansables», generando presión para que todos aquellos que quieren una banca en el congreso, tengan un portafolio completo de proyectos de ley para presentar y resultar así «serios» ante la opinión pública. Vale una aclaración: una cosa completamente diferente ocurre con aquellos que directamente no concurren a las sesiones. Estos últimos no sólo son vagos, sino que defraudan a la ciudadanía y no sólo deberían dejar su cargo, sino que deberían devolver todos los fondos percibidos por su «no actividad» en el parlamento.

Hoy los diputados que asumen sus bancas están esperando para presentar sus proyectos («proyectos del corazón» los llama una diputada impresentable que sólo busca señalar cómo deben vivir los demás), contratan decenas de asesores cada uno, viajan para estudiar «políticas públicas» a otras partes del mundo (hay quiénes incluso están más interesados en formar una burocracia parlamentaria global que en defender a los ciudadanos en el congreso propio) y en el camino gastan más y más dinero de la ciudadanía que muchas veces está esperando respuestas a situaciones mucho más mundanas, que finalmente nunca recibirán.

Si hay algo que tenemos que aprender, es a no esperar que las soluciones a nuestros problemas salgan del congreso, porque nunca lo harán. Y no hay que esperarlas del ejecutivo tampoco, porque sabemos que vienen incluidas las cadenas del sistema clientelar con ellas.

La visión general sobre la productividad del congreso está completamente equivocada (no descarto que esto sea producto de la pereza mental de los analistas ante la dificultad de medir la actividad de una institución que no da ganancias ni pérdidas, y de un trabajo de una naturaleza completamente distinta del trabajo productivo industrial o de servicios). Hasta que no nos demos cuenta de ello, vamos a seguir votando a vendedores de humo, que con tal de salir primeros en los ránkings, seguirán imponiéndonos cargos, prohibiendo comportamientos inocuos, reglando la vida privada, y ocupándose cuándo no,  de temas sumamente importantes como establecer el día de la parrilla, la fiesta de la bondiola o cuál es la capital nacional del picado fino.

Cuarenta siglos igual

Leo en el portal de noticias Terra acerca de la situación del mercado azucarero en Tucumán:

El Gobierno aplicará desde el próximo martes la ley de abastecimiento al sector azucarero después de que se registre escasez del producto en gran parte del país y que se denunciaran presuntas especulaciones de los empresarios para obtener mejores precios y rentabilidad.

La decisión oficial llegó tras la proliferación de denuncias de los consumidores por la escasez del producto en los supermercados y por los precios, que están creciendo sostenidamente cuando la producción también va en aumento y la demanda es normal.

La razón esgrimida por el gobierno es la ambición de los empresarios y la especulación y allí queda toda su teoría del por qué de la desaparición del azucar de las góndolas .

Más clara es, sin embargo, la relación que tiene la escasez actual de azucar con los diversos controles que impuso el gobierno a ese sector:

“Entiendo que azúcar hay. Hay un problema con el paquete de un kilo que está sujeto a un control de precios por el lado del Gobierno. Y los ingenios estamos entregando el 100% de los compromisos con el Gobierno pero como estaba bastante más barata que la otra azúcar la gente la compra más y produce estos faltantes”, detalló [Julio Colombres del Centro Azcuarero  Regional de Tucumán]

Ni las extorsiones de  Guillermo Moreno, o las amenazas de  un ejercito pueden lograr que un precio baje. Lamentablemente para los populistas de turno, la Ley de Oferta y Demanda no se puede derogar ni modificar.  Pero ellos, megalómanos, creen que después de 4000 años de fracasos usando el control de precios para combatir la inflación «esta vez va a salir bien».

addendum:

1. En QLP mencionan otra causa de intervención del gobierno en el mercado azucarero.

2. Nuestro enemigo acérrimo señala la hístorica intervención de los gobiernos en este mercado.

3.  El blogger estrella de lanacion.com se tomó demasiado en serio nuestra valoración sobre su persona, le vamos a regalar un detector de hipérboles estas navidades:

El post de Lucas Llach sobre este post.

Acabemos con el FMI (por Henry Hazlitt)

Publicado originalmente en 1963, les dejo este artículo de Henry Hazlitt que publicó el Mises Institute:

Representantes de los gobiernos de las diez naciones industriales más poderosas del mundo (fuera del bloque soviético) han empezado un estudio de los sistemas monetarios del mundo. Ese estudio hace tiempo que debió hacerse. Aún así las perspectivas de que genere una mejora real no son muchas. Por el contrario, los gobiernos más influyentes están presionando por un aumento en las “reservas” mundiales y la “liquidez” internacional. En lenguaje llano, reclaman más inflación.

El problema real es cómo detener esta inflación. La solución real es desmantelar el sistema del Fondo Monetario Internacional. Este sistema ha probado, en la práctica, ser una gigantesca maquinaria de inflación mundial. En sus caso 20 años de existencia, se han producido más y mayores devaluaciones en divisas nacionales que en cualquier periodo comparable.

En el Newsweek del 21 de octubre, yo llamaba la atención sobre este historial, empezando por los datos de devaluaciones en 1949, que empezaron por la devaluación de la libra británica de 4,03$ a 2,80$. En la década de que va del final de 1952 al final de 1962, se depreciaron 43 divisas importantes. El dólar de EEUU mostró una pérdida en poder adquisitivo internacional del 12%, la libra británica del 25%, el franco francés del 30%. Las divisas de Argentina, Brasil, Chile y Bolivia perdieron, respectivamente, el 89%, 91%, 94% y 99% de su poder adquisitivo.

Inflación intrínseca

Este resultado no fue accidental. Fue posible, si es que no fue causado efectivamente, por el sistema del FMI.

Es asombroso que este sistema, mal construido en Bretton Woods en 1944, no sólo siga siendo tolerado sino que se considere como prácticamente sacrosanto. Su paternidad no fue un buen augurio. Sus dos padres fueron Harry Dexter White, de Estados Unidos, y Lord Keynes, de Inglaterra. De White, que fue posteriormente director ejecutivo de EEUU del FMI, el FBI informaba en 1945 (como reveló una declaración del Fiscal General Brownell en 1953) que era un espía ruso.

Keynes reclamaba adoptar el plan precisamente porque lo consideraba inflacionista. Proporcionaría, argumentaba en la Cámara de los Lores (23 de mayo de 1944):

un gran añadido a las existencias mundiales de reservas monetarias. (…) Estamos determinados a que, en el futuro, el valor externo de la esterlina sea conforme con su valor interno establecido por nuestras propias políticas internas y no al contrario. (…) Queremos retener el control de nuestro tipo interno de interés, de forma que podamos mantenerlo tan bajo como convenga a nuestro propósito, sin interferencias de los flujos y reflujos de los movimientos internacionales de capital o las huidas de dinero caliente.

Finalmente, aseguraba Keynes a sus oyentes, “Si tengo alguna autoridad para pronunciarme sobre lo que es la esencia de un patrón oro y lo que no, yo diría que este plan es exactamente lo opuesto a éste”.

Atado al dólar

Si no hubiera FMI, los gobiernos cuyas divisas fueran débiles como consecuencia de sus insensatas políticas fiscales y monetarias se verían forzados a ir a banqueros o inversores privados a sonsacarles y los inversores privados insistirían en garantías de disciplina fiscal y monetaria como condición para esta ayuda. Pero Keynes aseguraba que las políticas inflacionistas “internas” de una nación “deben ser inmunes a las críticas del Fondo”. Defendía derechos automáticos al préstamo y dejar cualquier condición de las ayudas a las decisiones políticas que serían necesariamente de otros gobiernos a través de sus representantes en el FMI.

Otros países han podido devaluar libremente. Pero como todas las demás divisas están ligadas por el sistema al dólar estadounidense, esta libertad se niega a Estados Unidos, que no puede devaluar sin crear un caos monetario mundial. Sin embargo, nuestro gobierno ha continuando siguiendo políticas fiscales, monetarias y de tipo de interés irresponsables, pensadas para hacer inevitable este resultado. Y esto es lo que hace al sistema del FMI peligroso para cualquier otra nación miembro: que el futuro valor de sus propias divisas y su propia estabilidad económica, se han convertido en dependientes de ciertas políticas fiscales y monetarias “internas” de Estados Unidos.

¿Por qué no echar otra mirada a las posibles virtudes de una vuelta a un patrón oro mundial?

Confusión: medios y fines

Muchas veces nos pasa que, al defender las filosofía de la libertad, nos acusan de no tener corazón, de carecer de sensibilidad, de ser un hijo de puta, un garca, de no pensar en los que menos tienen, y un largo etc. A la hora de discutir sobre política y economía te señalan como si fueses un monstruo. Entre algunas de las posiciones que los liberales suelen defender, se encuentra la  oposición a que los  gobiernos financien o estén a cargo de brindar/garantizar educación, salud, cultura, subsidios, privilegios, prebendas, etc. tampoco creemos que el gobierno deba funcionar como una especie de papá o mamá, diciéndonos si podemos fumar o consumir otras drogas, comer comida chatarra, ponernos casco, etc.

Básicamente todas estas posturas parten de un  mismo principio ético aplicado de manera consistente en todos los ámbitos. Consiste en reconocer que uno es dueño de su cuerpo, y nadie mas que uno tiene un derecho sobre su cuerpo, tanto para hacer lo que quiera con él sin agredir a ningún tercero, y a la vez,  para relacionarse con cualquier otra persona, una regla simple que garantiza una sociedad pacifica basada en las relaciones voluntarias, y no en la fuerza.

En definitiva, muchas de las personas a la hora de intentar entender la postura que defiende la libertad por sobre todas las cosas, entra en un estado de confusión y lanza acusaciones tales como que  «no te importa la educación de los más pobres», que se relega la cultura a un papel secundario y elitista (solo para  ricos), que estás a favor que la gente se enferme con cáncer de pulmón, o que la gente se muera en accidentes de moto por no usar casco.  La confusión de la que hablo es una entre fines y medios.

Cuando digo que nos oponemos a que los gobiernos ofrezcan todo lo que mencioné más arriba, o se metan en asuntos de la vida privada que no afecten a terceros, lo que se intenta dejar en claro es el desprecio por los medios utilizados, y no por los fines escogidos que la mayoría de las veces coinciden (salvo algunos valores que difieren como sería la igualdad entre los colectivistas, pero en términos prácticos se puede asumir, de buena fe, que todos buscan una elevación en el nivel de vida de la gente ). No deseamos que la gente se muera de cancer de pulmón o  que haya obesidad y más infartos por la comida chatarra, tampoco anhelamos que las empresas cierren, el punto a discutir es  ¿de que manera logramos esto? Se trata, por lo general, de una discusión de medios, no de fines.

Los medios que optamos para alcanzar los fines son el factor determinante para decidir en que tipo de sociedad se va a vivir, una basada en relaciones voluntarias, y consecuente con la filosofía de la libertad, o una sociedad donde un grupo minoritario de personas tenga el poder para decidir como se va a organizar una comunidad (país/provincia/pueblo), cuanto dinero se va a asignar a cada asunto y que actividades podrán realizar los miembros de esa comunidad, es decir una sociedad que tenga como aspecto característico relaciones basdas en la fuerza y la imposición.

Sobre el aspecto superior en cuanto a la efectividad de optar por los medios acordes a una sociedad libre, los analizamos en varios posts que pueden ver acá (en la parte de economía).

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¡TODOS A LA PLAZA!

¡Todos al congreso! ¡Todos allá! Todos acá! ¡Todos o ninguno! ¡Somos mas! ¡Copamos en todos lados! ¿Por que esta actitud adolescente de sobrevaluar a la muchedumbre? ¿Acaso tendremos una intima relación de sentimentalismo con las manadas que trasciende el conocer que un grupo no es nada mas que la suma de individuos? ¿Que sin individuos los grupos no existen? ¿que los grupos no tienen entidad por si solos?

Manifestaciones Populares

Manifestaciones Populares

¿Sera por eso que en estas manifestaciones abundan tanto las capuchas para poder fundirse con el grupo y no ser individualizable, y también el alcohol para que colabore interrumpiendo las conexiones eléctricas cerebrales que nos permiten utilizar la razón, lo único que nos distingue de las bestias? ¿Sera que íntimamente saben muy bien que no tienen derecho a molestar a nadie, que lo que hacen no tiene nada que ver con una actitud noble, y necesitan anestesiar sus conciencias con agentes psicoactivos y hasta despistarlas con actitudes tribales primitivas?

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El proyecto nacional es basura

Expertos, esa plaga absurda, que con cara seria, llenos de gráficos y con vocabulario complicado tratan de impresionar al pueblo ignorante. En verdad, las personas comunes son los expertos. Estos supuestos expertos -quienes sin ruborizarse dejan que se los llame así- desconocen la naturaleza del ser humano. Desconocen que cada individuo es distinto, es peculiar, es único, es irrepetible, es, en suma, extraordinario. Que cuanto más se asciende en la escala biológica mayores son las diferencias hasta que, dentro de lo conocido, llegan al grado sumo en el ser humano. Que las diferencias son bioquímicas, fisiológicas, anatómicas y, sobre todo, psicológicas. Que nuestras valoraciones, gustos, preferencias, vocaciones, inclinaciones, pensamientos, apreciaciones son distintas. Y para que cada uno siga su camino es menester que se lo respete. Que se considere sagrada su autonomía individual. Que en los arreglos libres y voluntarios necesariamente las partes involucradas ganan. Que la ganancia es psíquica y dependerá de cada uno en qué consista específica y concretamente esa ganancia.

Los grandes artífices del proyecto nacional

Claro que los inventores del proyecto nacional no limitan sus imposiciones al terreno mercantil, extienden sus tentáculos al campo de la cultura, el deporte, la salud, la vejez y toda manifestación humana susceptible de control por parte de quienes detentan la fuerza bruta.
Estos tecnócratas del proyecto nacional se sienten iluminados por el mero hecho de mudarse de sus casas a la casa de gobierno. Estos enanos del pensamiento no alcanzan el comprender la dispersión del conocimiento en la sociedad y que «todos somos ignorantes, sólo que en temas distintos». En realidad, aunque supieran cuáles son las preferencias de cada uno dé los integrantes de la comunidad, tampoco se justificaría el uso de la fuerza. Por otra parte, si los gobernantes del proyecto nacional van a proceder en el mismo sentido en que hubieran procedido los ciudadanos, no se ve la justificación para la intromisión violenta, como no sean nuevos puestos en la burocracia con sus correspondientes gastos adicionales. Pero, en realidad, hay sólo un modo de saber cómo hubieran actuado los individuos y cuáles hubieran sido sus respectivas valorizaciones: dejarlos actuar en libertad.

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Liquidando las liquidaciones


Los legisladores de todas las cámaras y todos los partidos siguen creyendo que sos un idiota. En otro episodio más de regulaciones sinsentido que van contra los consumidores y contra las empresas mas exitosas, el gobierno se propuso regular todo lo que tenga que ver con la liquidación en los locales de indumentaria.

La ley que quieren implementar (que ya fue aprobada por la legislatura porteña) tiene varios aspectos criticables, bah, todos.

Tenemos por un lado la regulación de los plazos para las liquidaciones que está justificado, según la legisladora de PRO que promovió el proyecto, según el siguiente argumento:

que impide que los comercios de ropa inicien sus liquidaciones antes del 1° de febrero de 2011 por considerar que comenzar con estas promociones apenas se inicia la temporada resulta desleal y linda con lo que se ha dado en llamar publicidad engañosa.

Varela explicó que desde un principio la ley estuvo orientada a evitar la competencia ilegal y proteger así al consumidor,y […] también al pequeño comerciante, que se ve forzado a iniciar sus liquidaciones antes de tiempo sin que se le brinde la posibilidad de recuperar su inversión.

La legisladora nos ilumina explicándonos que tiene que castigar a aquellas empresas que ofrezcan un mejor precio anticipadamente restringiendo las liquidaciones a unas fechas decretadas por el gobierno, de esta manera se evita la competencia desleal. En otras palabras, los políticos conciben a la competencia como algo positivo y por lo que hay que abogar mientras está no exista.  Marta Varela lo único que protege son los intereses de algún oscuro grupo de presión que prefiere la vía rápida de ganar mercado a través de la regulación (siendo ellos regulados y reguladores).

Los comerciantes pequeños no lo son porque las empresas grandes son malas que le ponen palos en la rueda, son pequeños porque no pueden crecer al no ofrecer un producto que sea demandado por la gente, entonces  como no saben, no pueden o no quieren vender su mercadería a un menor precio (o diferenciarse de otra manera), optan por intentar a través de medios políticos obtener su tajada.

Esto no es nuevo, ni sucede sólo en este país, este tipo de regulaciones anti-competencia las describió hace más de 50 años R.W. Grant en su poema Tom Smith y La Increíble Maquina del Pan que decía:

Aumento ilegal de precio
es cobrar más que un colega,
pero si cobra usted de menos
es desleal competencia.

Y téngalo bien presente,
no haya en esto confusión:
Si cobran todo lo mismo
será confabulación.

Debe competir, es cierto,
pero ande con pies de plomo,
pues si conquista el mercado
¡qué más claro monopolio!”

Sigamos con otros aspectos de la ley, y su justificación. Por otro lado se encuentra la llamada prohibición de invocar ¿qué quiere decir esto?:

  • Prohibición de invocar: En ningún caso el comerciante minorista puede invocar su condición de fabricante, «precios de fábrica» a menos que fabrique realmente la totalidad de los artículos.

Junto a esta prohibición de invocar, se encuentra dentro de la misma órbita la prohibición de publicitar liquidación por cierre durante meses o años. Que dice acerca de esto la legisladora Varela:

En diálogo con lanacion.com, Varela explicó que desde un principio la ley estuvo orientada a evitar la competencia ilegal y proteger así al consumidor, que no siempre paga precios razonables por las prendas

y agrega Andrada, de una asociación de defensa de los consumidores:

Por su parte, Susana Andrada, presidenta del Centro de Educación al Consumidor (CEC), valoró la regulación al sostener que «es totalmente apropiada en lo que se refiere a brindar información verdadera a los usuarios».

Ambas prohibiciones presumen la insuficiencia de discernimiento por parte de los individuos, no trata a la gente como si fuesen hombre y mujeres libres con capacidad de decidir acerca de si un precio es conveniente o no (muchas veces nos equivocamos, y encontramos a un par de cuadras un precio mas barato, pero así es también como aprendemos) sino que somos tratados como si fuesemos idiotas, idiotas que al pasar por un cartel que dice «Sale», «Liquidación» o «regalado» no nos fijamos en el precio, no evaluamos si el producto va a satisfacer un fin que deseamos, o si el dinero (o sea, el tiempo que ocupamos para obtenerlo) vale mas o menos que esa prenda que queremos comprar.

Probablemente la conducta de la legisladora Varela sea imprudente, entre a los locales de ropa y compre prendas sin fijarse el precio (probablemente las compras las haga con la comisión que recibió de los pequeños comerciantes para promover esta ley y no necesite de andar calculando cuanto le va a salir), incluso si todos fuesemos imprudentes como lo debe ser Varela, ¿no aprenderemos a la larga a comprar mejor si nos equivocamos?

Entonces, ahora ya no sólo privan a los comercios, y en consecuencia a los consumidores de aprovecharlas, a liquidar anticipadamente, sino que además privan a los consumidores de poder identificar de manera rápida locales que tienden a vender mas barato que los demás (los que avisan que «liquidan por cierre» les suele importar poco su prestigio y muchas veces ofrecen precio algo mas baratos que el resto), sin que eso signifique que luego compren o dejen de comprar por el cartel que hay en la entrada (la decisión se toma al momento de ver el precio)

¿La legisladora Varela compró alguna vez su ropa?

Sobre el concepto medieval de «precio razonable» que menciona la Sra. Varela, ya lo criticamos en un post anterior cuando se utilizó un concepto similar relacionado

El criterio aplicado apunta a establecer “un margen de competencia razonable” entre el techo de las tarifas que rigen para el transporte de micros de larga distancia y el piso de las aéreas, y establecer así una correcta competencia, indicó a la agencia oficial Télam una fuente de la Secretaría de Transporte.

Lanzó nuevamente el desafío al que pueda alcanzar una definición científica del concepto de «precio razonable.» Ya mencionamos unos párrafos anteriores las consideraciones que cada uno toma a la hora de decidir o no la compra.

En fin, no se pierdan de leer la noticia completa e identificar otro número igual de barbaridades a las ya descritas acá. para no extender mas el post dejó una última cita a una  verdad revelada por Susana Andrada, defensora de los consumidores:

La titular del CEC destacó, a su vez, que las cámaras del sector «no deberían desconocer que el consumidor es un actor social importante» y que «un perjuicio directo contra él repercute directamente en su actividad y en el consumo».

Los comerciantes están agradecidos por la sabiduría de Andrada, que gracias a ella se han dado cuenta que los consumidores son los que definen que comercio sigue y que comercio no.

Crispación (?)

La Argentina vive un clima de enfrentamiento y crispación, argentinos enfrentados contra argentinos tornan la convivencia y la paz social insostenible. Bullshit!

Los argentinos cooperan entre ellos todo el tiempo. Hoy fui a comprar unas medialunas a una  panadería, de argentinos, cerca de mi casa; no se cual es su posición política, y ellos no saben la mia. Y a ninguno de los dos nos importa, nuestro interés es cerrar una transacción comercial, un intercambio, que sea bueno para ambos. Lo mismo se puede decir de los millones de intercambios que se dan a diario en kioscos, restaurantes, peluquerías, y un largo etc. Los argentinos cooperamos y nos relacionamos de manera pacífica y productiva varias veces por día de muy diversas formas.

Esa es una parte de la historia. La otra es la famosa argentina crispada, los enfrentamientos que se dan cuando la política se interpone entre individuos que pueden tomar sus propias decisiones. Es solo cuestión de prestar atención cual es el conflicto presente en esa Argentina crispada para encontrar el factor común que los une: hay crispación cuando se reclama por asistencialismo estatal (asignación por hijo, planes trabajar, etc.), hay crispación cuando los sindicatos (con estrechos vínculos políticos) hacen actos denunciando a un sector de la sociedad o extorsionando a empresarios, hay crispación cuando la inflación, provocada exclusivamente por el gobierno, carcome los salarios de la gente, hay crispación cuando importadores y exportadores tienen trabas/privilegios para realizar su trabajo, en definitiva, la crispación aparece cuando aparece el poder político, la pelea es por la distribución del poder para que unos puedan mandar sobre otros, para que unos tengan privilegios sobre otros.

Esa es la única crispación que está presente, la que se da cuando la política se mete en la vida de la gente.. Cuando José le roba a Pedro, y Juan y Rubén se disputan por obtener lo robado, y Pedro se quiere proteger y evitar convertirse en un esclavo del estado hay crispación.

Allí es donde florecen los odios y las peleas, que van a aumentar mientras se intensifique la politización de nuestras vidas, ya sea por parte del proyecto nacional y popular o por los defensores de las instituciones, que al fin y al cabo no ofrecen grandes diferencias.

(h.t. Don Boudreaux)

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Perversidad Fiscal

Hace muchísimo que no escribo. Y lo que me movilizó a volver a hacerlo, debo confesar, es un asunto personal. Si bien este post tiene mucho de desahogo, creo que viene como anillo al dedo para ventilar situaciones que se dan y que muchos conocemos, pero que suelen no estar publicados en ningún lugar, ni son noticia en ningún medio.
Dos personas muy cercanas a mí tienen una micro empresa. No le digo PyME porque no creo que llegre a entrar en esa categoría. Por la naturaleza de lo que hacen, hay años en los que tienen mucho trabajo, años en los que tienen poco, y años en los que no lo tienen directamente. Es por ello que no tienen la típica estructura empresarial, sino que deben armar una estructura «ad-hoc» cada vez que surge algo. De la misma manera, tienen que procurarse buenas ganancias los años en los que el trabajo abunda, ya que ello les permite pasar los años en los que directamente no lo hay. Y allí radica también su problema actual.
La burocracia y el exceso de regulaciones obliga a los organismos estatales a generalizar a las personas y a las empresas y no centrarse en los casos particulares que se pueden dar. El fin de los organismos estatales, es el de realizar su tarea a cualquier precio. En este caso, el de AFIP, es recaudar a cualquier costo. Y esto de ninguna manera puede justificar lo que les está pasando a estas personas.
Resulta que hace unos años, la empresa que estoy describiendo tuvo mucho trabajo. Fue recibido con mucho agrado, aprovechado al máximo y se cumplió con todas las obligaciones. Pagaron a sus «empleados», pagaron a los proveedores, pagaron al fisco y quedó un margen de ganancias como para que pudieran respirar y vivir tranquilos hasta que llegara el próximo trabajo.
Al año siguiente, el trabajo no llegó y las perspectivas de negocios futuros no eran para nada buenas. Pero esto al fisco no le importó. Un iluminado en AFIP, utilizando las pseudo-leyes de cumplimiento obligatorio que realiza el mismo organismo, resolvió que una empresa no puede tener las ganancias que tuvo durante un par de años, y no tener ninguna (o muy pocas) al año siguiente, por lo que presumió que deberían pagar impuestos tan altos como los años previos por si acaso la empresa estaba «evadiendo». Por supuesto las explicaciones del caso a ningún funcionario importaron y todo terminaría en un «pague y después vemos qué hacemos». Para esta altura la alternativa era o pagar al fisco, o vivir ese año y los siguientes cuyas perspectivas eran, a esta altura, terribles. Viví o pagá los impuestos (que no corresponden). Optaron por la única opción moral posible: VIVIR.

A partir de allí comenzó para mis conocidos, el calvario. AFIP, como no pasa con ningún otro poder en Argentina (salvo el BCRA) tiene funciones Legislativas, de Aplicación y es Juez y Parte sobre sus propios asuntos.

Al poco comenzaron a «caer», en cuentagotas, algunos trabajos que le daba a la empresa un respiro, y con suerte, fondos necesarios para seguir viviendo. Pero la supuesta deuda quedó impaga y, a partir de allí, comenzaron a correr los intereses (!) y con tasas de usura que ningún banco se atrevería a aplicar a sus deudores. Es así como, al recibir los pagos de los magros trabajos que realizaban, AFIP intervenía las cuentas bancarias y se quedaba con parte dinero. Les recuerdo que la deuda generada por el organismo fiscal es, de todo punto de vista, ilegítima. Cuando uno indaga al Banco sobre las causas por la cual entregan el patrimonio de la empresa al fisco, se limitan a decir que llegó una intimación por una sentencia a favor de AFIP. Lo más triste del caso, es que los titulares nunca fueron notificados de juicio alguno, por lo que nunca contaron con su derecho a la defensa. No señor. Si AFIP dice que debés dinero al estado, no tenés derecho a la defensa.

Así se llega a la situación que colmó el vaso. Finalmente llegó el trabajo en el cual AFIP se cobró tanto dinero, que hizo que la empresa directamente no pudiera cubrir siquiera los costos en los cuales incurrió, por lo cual ahora pende de un hilo.

¿Por qué todo esto? Por una deuda que nunca debió tener con el fisco. Por una ganancia que nunca tuvo. Por un aparato burocrático que no escucha, que no analiza, cuyo único propósito es mostrar orgulloso los titulares de los diarios sobre el récord de recaudación y lo «bien» que funciona.

El propósito de contar esta historia no constituye sólo un desahogo por lo mal que me hizo enterarme de esta noticia tan terrible de estas dos personas que conozco hace tanto tiempo, sino que constituye una alerta. Porque el día de mañana puede pasarle a cualquier otro. El mote de «evasor» le cae a cualquiera, y el poder que tiene el organismo de recaudación hace que tu vida pueda darse vuelta de un día para otro, como le pasó a ellos. Hoy, gracias al fisco, viven en una dicotomía terrible. Tomar un trabajo con el riesgo de que el fisco se cobre el dinero destinado a cubrir los costos, o directamente no tomarlos, y morir en el intento de ejercer una industria lícita para vivir en este país. Todo, por una presunción de culpabilidad utilizado perversamente por un organismo estatal.

¿Tendrán preparado algún plan social para ellos?

Fascismo inconsciente

«El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado». Benito Mussolini.

Algunos libertarios tenemos la costumbre de andar tildando de «facho» no solo al clásico estereotipo de la derecha, sino también a quien se califica a si mismo de «izquierda» y que desconoce con que argumentos le asignamos su etiqueta acusatoria predilecta.

Soy un cerdo fascista

Logrando que el facho se reconozca como tal.

Para que él comprenda, empecemos tomando de Wikipedia que entendemos por fascismo:

El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea una sumisión de la razón a la voluntad y la acción, un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas que conduce a la violencia contra los que se definen como enemigos por un eficaz aparato de propaganda, un componente social interclasista, y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), lo que no impide que habitualmente la historiografía y la ciencia política sitúen al fascismo en la extrema derecha y le relacionen con la plutocracia, identificándolo algunas veces como un capitalismo de Estado, o bien lo identifique como una variante chovinista del socialismo de Estado.

Veamos que dice la enciclopedia Britannica:

Filosofía de gobierno que hace hincapié en la primacía y la gloria del Estado, la obediencia incondicional a su líder, la subordinación del individuo a la autoridad del Estado, y la represión de la disidencia.

Por último, la enciclopedia Columbia:

Filosofía totalitaria de gobierno que glorifica al Estado y a la Nación y asigna al Estado el control sobre todo aspecto de la vida nacional.

Hoy en Argentina poco queda de la izquierda internacionalista o incluso librecambista como alguna vez personificó Juan B. Justo. Sino que la izquierda aquí es típicamente estatista, populista y nacionalista. Reconocible también en su economía dirigista, corporativismo, mezcla del Estado con el partido y con el gobierno, propaganda personalista, fuerte rol del Estado en la vida social de los individuos, proteccionismo, y para no ser repetitivo, identificable en cada uno de los resaltados en negrita en las descripciones enciclopédicas de fascismo.

Vemos en las definiciones que el típico «zurdo estatista argentino» comparte varias de las características, sin importar sus nexos con la derecha. Mostremos sus coincidencias, no dejemos pasar la oportunidad de que el mismo se reconozca en su opresivo ideario.

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