Una dieta bien Light

Banda de Despreciables

Cartel para el Congreso

Vuelven las sesiones ordinarias al Congreso, al que de “honorable” ya no le queda nada, por cierto, y lo primero que hacen estos muchachos es aumentarse el sueldo un 100%, llevándolos a una tranquila suma de unas 30 o 35 lucas por mes.

Yo creo que, a esta altura del partido, ya es una joda, pero una joda de muchos niveles.

Cómo un estado que tiene en vigencia la ley de EMERGENCIA ECONÓMICA (que permite al ejecutivo disponer a siniestra y siniestra de fondos públicos sin dar explicaciones) puede darse el TREMENDO LUJO de pagarles una fortuna semejante a estos tipos.

Dado que el estado nacional está haciendo “sintonía fina” (a.k.a. IMPUESTAZO) sobre los servicios públicos subsidiados, ¿podrían hacer un aumento en la misma “sintonía” para los muchachos? ¿O acaso está en la misma sintonía porque ambas cosas aumentan el 100% o más?

El señor Dominguez (presidente de la Cámara de DiFORRAdos) dijo en sus declaraciones que “venían muy atrasados” ¿qué son, el gremio de la legislación? ¿atrasados respecto de qué? ¿de la producción de algo acaso? (Sí, de la producción de billetes que todos ellos convalidan!). Agregó que, si no, “el Congreso se llenaría de ricos y ladrones”. ¿Y qué hay ahora ahí adentro, me podrá explicar? ¿Se ven acaso mucho muchos laburantes de a pié convertidos en diputados? ¿Alguno salido de una villa? ¿Algún cartonero?

Pero claro, estos tipos se arrogan la bandera de la “defensa de los que menos tienen”: por un lado, convalidan que una familia para no ser pobre tiene que tener ingresos de 1.500 mangos, mientras que por el otro cobran 35 lucas, más gastos de representación, más asesores (de los que más de uno se queda un lindo porcentaje), más pasajes, más café en los despachos. Estos tipos son unos HIPÓCRITAS totales. Además, de representantes de “el pueblo” no tienen nada, ya que debido a que las bancas son del partido y la elección es por listas sábanas, sólo deben lealtad a sus jefes políticos y no a los que les pagan el sueldo y les pusieron los votos.

No contento con sus declaraciones, Dominguez metió un bocado más cuando dijo “nadie pregunta cuánto ganan en el sector privado”. ¡Por supuesto que no, señor! ¿Qué le importa cuánto gana un tipo que laburó, ahorró, invirtió, metió un producto/servicio en el mercado y generó riqueza? Eso no es su tema ni de nadie más. Encima son los privados los que, expoliación previa, mantienen sus lujos mes a mes, señor Dominguez.

Quiero recapitular cómo funcionan las cosas: un grupo de personas trabaja, genera riqueza, la invierte, se rompe el lomo mes a mes. Otro grupo, presentando argumentos cuasi religiosos, se apropia de, más o menos, la mitad de la riqueza generada. Pero este segundo grupo no se conforma con eso. Además de AFANARLE la mitad de lo que producen, creen tener el derecho de decirles a los primeros cómo manejar su negocio, cómo contratar, cómo despedir y si es que pueden despedir, cuánto pueden ganar, qué hacer con la plata que les queda, obligarlos a que guarden guita “para su futuro”, si puede haber sal en la mesa del restaurant, si se puede fumar y qué tienen que aprender sus hijos en el colegio. ¿Soy yo o hay algo que está realmente mal en el mundo?

Esto no es más que una nueva Corte de Adulones y nobleza como la que había en los tiempos de las monarquías. Por lo menos en esa época eran los dueños de la tierra solamente. Ahora quieren SER TUS DUEÑOS.

Este mundo está totalmente dado vuelta.

Y, dado que nadie en el Congreso va a hacer su trabajo, o sea, asegurarse que las leyes cumplan la Constitución (derogando las que no lo hacen), actuar de contrapeso del ejecutivo y controlarlo, ¿no sería mejor directamente cerrar esa cueva de despreciables vividores parásitos? Capaz que se puede hacer un buen emprendimiento en ese edificio.

Ah, y un detalle más. Ví la foto de un recibo de sueldo de un diputado que anda dando vueltas (la foto, no el diputado, que está bien sentadito y calentito en su sillón). ¿Por qué le descuentan ganancias a un sueldo que sale de la bolsa del estado? ¿No sería más fácil directamente no pagarle esa guita, que sale del mismo lugar a donde vuelve? ¿O es esto un caso más de contabilidad creativa de la AFIP para decir que hubo más recaudación? ¡Están contando los mismos billetes más de una vez, muchachos! Hagan la cuenta  de esto en toda la administración pública…

Volvimos de las vacaciones, y para QueNoTePisen esta manga de delincuentes, tenés que gritar más que ellos, poner más cara de malo que ellos, resistirte, pisarlos vos y, ya que ellos ponen las reglas de juego, no te queda más que HACERLES TRAMPA. Rebelión Pacífica (y no tanto) y No Colaboracionismo YA.

Un Congreso productivo

Leo hoy en La Nación que este año es el «peor año del congreso», desde 1987, en cuanto a producción de leyes. Quien escribió la nota, evidentemente muestra señales de decepción al igual que los mismos miembros del congreso por esta situación.

La misma vara utilizan quienes realizan rankings de legisladores en cuanto a la cantidad de proyectos que presenta cada uno (como este) donde utilizan esta medición para señalar a los diputados y senadores «que más trabajan» y a los que «menos trabajan».

Ahora bien, nadie se pregunta si ¿es ésta una medida real de la «productividad del congreso»?

¿Más leyes significan un congreso con buen funcionamiento y respetuoso de las instituciones? ¿Un diputado que presenta muchas leyes te representa mejor que uno que presenta una coherencia firme y constante en la defensa de tus principios pero que es autor de  pocos proyectos?

Como nos encargamos de señalar muchas veces, los políticos se toman atribuciones que no les corresponden y quieren reglar hasta los más mínimos y privados aspectos de nuestras vidas. Entonces, ¿un congresista que presenta uno tras otro proyectos para restringir nuestras libertades es «más trabajador» que aquel que no presenta proyectos pero se encarga de luchar por sus principios férreamente, oponiéndose a los proyectos del primero, y por ende este último «es más vago»? ¿Quién es mejor legislador, el que a toda costa busca cómo aumentar las imposiciones y repartir el botín según su conveniencia o aquél que pretende un sistema de leyes más racional, más simple y acotado  y que trata de evitar  que los ciudadanos sean pasados por encima?

Vagos. Así verían a aquellos que no presentan miles de proyectos de ley los periodistas mediocres.

Lamentablemente hoy el congreso se evalúa desde todos los sectores, con este sistema de medidas que lejos está de permitir que el parlamento funcione adecuadamente. Se sigue señalando a aquellos que no presentan proyectos como «vagos» y a aquellos que presentan pilas de proyectos como «trabajadores incansables», generando presión para que todos aquellos que quieren una banca en el congreso, tengan un portafolio completo de proyectos de ley para presentar y resultar así «serios» ante la opinión pública. Vale una aclaración: una cosa completamente diferente ocurre con aquellos que directamente no concurren a las sesiones. Estos últimos no sólo son vagos, sino que defraudan a la ciudadanía y no sólo deberían dejar su cargo, sino que deberían devolver todos los fondos percibidos por su «no actividad» en el parlamento.

Hoy los diputados que asumen sus bancas están esperando para presentar sus proyectos («proyectos del corazón» los llama una diputada impresentable que sólo busca señalar cómo deben vivir los demás), contratan decenas de asesores cada uno, viajan para estudiar «políticas públicas» a otras partes del mundo (hay quiénes incluso están más interesados en formar una burocracia parlamentaria global que en defender a los ciudadanos en el congreso propio) y en el camino gastan más y más dinero de la ciudadanía que muchas veces está esperando respuestas a situaciones mucho más mundanas, que finalmente nunca recibirán.

Si hay algo que tenemos que aprender, es a no esperar que las soluciones a nuestros problemas salgan del congreso, porque nunca lo harán. Y no hay que esperarlas del ejecutivo tampoco, porque sabemos que vienen incluidas las cadenas del sistema clientelar con ellas.

La visión general sobre la productividad del congreso está completamente equivocada (no descarto que esto sea producto de la pereza mental de los analistas ante la dificultad de medir la actividad de una institución que no da ganancias ni pérdidas, y de un trabajo de una naturaleza completamente distinta del trabajo productivo industrial o de servicios). Hasta que no nos demos cuenta de ello, vamos a seguir votando a vendedores de humo, que con tal de salir primeros en los ránkings, seguirán imponiéndonos cargos, prohibiendo comportamientos inocuos, reglando la vida privada, y ocupándose cuándo no,  de temas sumamente importantes como establecer el día de la parrilla, la fiesta de la bondiola o cuál es la capital nacional del picado fino.

Mas Dias de la Parrilla

Me acordaba el otro día cuando un diputado propuso, y el congreso lo aprobó, instituir al 1 de octubre como «Día Nacional de la Parrilla» levantó enojos en todos los sectores:

Mariano Federico West es un desconocido diputado del “Frente para la Victoria”  que en tiempos de escasez de sentido común y excesos de cólera,  presentó un proyecto de su autoría instituyendo al primero de octubre de cada año como “El Día Nacional de la Parrilla”. Pero el desatino o inoportunismo histórico (reconozcamos que en tiempos de bonanza y tranquilidad puede haber espacios para estos dislates) fue silenciado por el resto de los bloques legislativos, de los cuales ninguno alzó la voz para reclamar que el Parlamento se niegue a promover este tipo de homenajes extemporáneos no sólo en un país en el cual el aumento de la pobreza es cada vez más considerable sino que la crisis mundial no vaticina que soplen vientos de cola en la Argentina los próximos primeros domingos de octubre, cuando se recuerde –en un país con demasiados hambrientos.

Ahora bien, a primera vista parece un análisis sensato sobre la situación del Congreso legislando sobre cosas realmente absurdas.

Pero si le damos un segundo vistazo a este tipo de noticias, no parece ser tan malo: es preferible que el Congreso se concentre en aspectos mundanos, absurdos y poco importantes, a que se concentre en como complicarnos mas la vida y de donde pueden sacarnos mas guita.

Como decia Mark Twain: «Ni la vida,  ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre esta a salvo cuando la legislatura esta en sesiones»

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