Acabemos con el FMI (por Henry Hazlitt)

Publicado originalmente en 1963, les dejo este artículo de Henry Hazlitt que publicó el Mises Institute:

Representantes de los gobiernos de las diez naciones industriales más poderosas del mundo (fuera del bloque soviético) han empezado un estudio de los sistemas monetarios del mundo. Ese estudio hace tiempo que debió hacerse. Aún así las perspectivas de que genere una mejora real no son muchas. Por el contrario, los gobiernos más influyentes están presionando por un aumento en las “reservas” mundiales y la “liquidez” internacional. En lenguaje llano, reclaman más inflación.

El problema real es cómo detener esta inflación. La solución real es desmantelar el sistema del Fondo Monetario Internacional. Este sistema ha probado, en la práctica, ser una gigantesca maquinaria de inflación mundial. En sus caso 20 años de existencia, se han producido más y mayores devaluaciones en divisas nacionales que en cualquier periodo comparable.

En el Newsweek del 21 de octubre, yo llamaba la atención sobre este historial, empezando por los datos de devaluaciones en 1949, que empezaron por la devaluación de la libra británica de 4,03$ a 2,80$. En la década de que va del final de 1952 al final de 1962, se depreciaron 43 divisas importantes. El dólar de EEUU mostró una pérdida en poder adquisitivo internacional del 12%, la libra británica del 25%, el franco francés del 30%. Las divisas de Argentina, Brasil, Chile y Bolivia perdieron, respectivamente, el 89%, 91%, 94% y 99% de su poder adquisitivo.

Inflación intrínseca

Este resultado no fue accidental. Fue posible, si es que no fue causado efectivamente, por el sistema del FMI.

Es asombroso que este sistema, mal construido en Bretton Woods en 1944, no sólo siga siendo tolerado sino que se considere como prácticamente sacrosanto. Su paternidad no fue un buen augurio. Sus dos padres fueron Harry Dexter White, de Estados Unidos, y Lord Keynes, de Inglaterra. De White, que fue posteriormente director ejecutivo de EEUU del FMI, el FBI informaba en 1945 (como reveló una declaración del Fiscal General Brownell en 1953) que era un espía ruso.

Keynes reclamaba adoptar el plan precisamente porque lo consideraba inflacionista. Proporcionaría, argumentaba en la Cámara de los Lores (23 de mayo de 1944):

un gran añadido a las existencias mundiales de reservas monetarias. (…) Estamos determinados a que, en el futuro, el valor externo de la esterlina sea conforme con su valor interno establecido por nuestras propias políticas internas y no al contrario. (…) Queremos retener el control de nuestro tipo interno de interés, de forma que podamos mantenerlo tan bajo como convenga a nuestro propósito, sin interferencias de los flujos y reflujos de los movimientos internacionales de capital o las huidas de dinero caliente.

Finalmente, aseguraba Keynes a sus oyentes, “Si tengo alguna autoridad para pronunciarme sobre lo que es la esencia de un patrón oro y lo que no, yo diría que este plan es exactamente lo opuesto a éste”.

Atado al dólar

Si no hubiera FMI, los gobiernos cuyas divisas fueran débiles como consecuencia de sus insensatas políticas fiscales y monetarias se verían forzados a ir a banqueros o inversores privados a sonsacarles y los inversores privados insistirían en garantías de disciplina fiscal y monetaria como condición para esta ayuda. Pero Keynes aseguraba que las políticas inflacionistas “internas” de una nación “deben ser inmunes a las críticas del Fondo”. Defendía derechos automáticos al préstamo y dejar cualquier condición de las ayudas a las decisiones políticas que serían necesariamente de otros gobiernos a través de sus representantes en el FMI.

Otros países han podido devaluar libremente. Pero como todas las demás divisas están ligadas por el sistema al dólar estadounidense, esta libertad se niega a Estados Unidos, que no puede devaluar sin crear un caos monetario mundial. Sin embargo, nuestro gobierno ha continuando siguiendo políticas fiscales, monetarias y de tipo de interés irresponsables, pensadas para hacer inevitable este resultado. Y esto es lo que hace al sistema del FMI peligroso para cualquier otra nación miembro: que el futuro valor de sus propias divisas y su propia estabilidad económica, se han convertido en dependientes de ciertas políticas fiscales y monetarias “internas” de Estados Unidos.

¿Por qué no echar otra mirada a las posibles virtudes de una vuelta a un patrón oro mundial?