Cultura del Trabajo

Muchos añoran los viejos tiempos donde la Argentina se perfilaba como una potencia. Todos los dias llegaban  inmigrantes  de todas partes del mundo, especialmente de Europa,  dispuestos a trabajar, a generar riqueza, emprender  y poder de esa manera aumentar su bienestar y el de su familia.  Recordando aquellos tiempos, no es difícil escuchar a alguno por ahí decir que en la  Argentina se perdió «la cultura del trabajo» y que ahora nadie estaá interesado en trabajar.

Los inmigrantes, todavía lo hacen. Llegan de sus países de origen y abren fruterías, tintorerías, mercados, talleres textiles, entre muchos otros negocios. Verdaderos emprendedores que llegan al país con poco, anhelando tener un pequeño comercio familiar, y  terminan teniendo que contratar empleados, abren sucursales (los verduleros bolivianos se asocian con los mercadistas chinos), llegan con el espíritu emprendedor, ahorran y crecen. Sin dudas, su llegada a la Argentina es doblemente positiva: ellos están mejor, y además nos ofrecen bienes y servicios que necesitamos (sin duda, ambas cosas están interrelacionadas)

Por el contrario, entre los argentinos el espíritu emprendedor está alicaído, el trabajo sirve para el día a día, y ahorrar es una palabra casi desconocida para ellos.

Pero, ¿Cuál es la razón que se perdió ese espíritu de trabajo? No es difícil saber la respuesta. El gobierno propone incentivos que desalientan el trabajo.

Cada diez años los argentinos son robados por los diferentes gobiernos, hiperinflaciones, corralitos, expropiaciones, leyes de alquileres, imaginen algún instrumento que los gobierno tengan para atacar la propiedad, y seguro que fue usado por algún gobierno.  En consecuencia, el incentivo para ahorrar, y poder tener un futuro mejor es bajo o casi nulo.

Por otro lado, los inmigrantes, vinieron a Argentina para mejorar su situación, consideran este país menos peor que el suyo, y por lo tanto optan por emprender, ahorrar, crecer y desarrollarse, siempre y cuando el gobierno se los permita.

Otro de los factores por los que se perdió la «cultura de trabajo» son los famosos planes sociales. Cuando se le roba a Juan para darle a Pedro, mediante impuestos, suceden dos cosas, por un lado Pedro no va a aceptar ningún trabajo por igual o menor valor del plan que recibe (ni tampoco si es un poco mayor, con alguna changa puede reemplazar esos pesos más que cobraría, y seguir cobrando los planes sociales), por el otor lado, Juan, el robado, tiene  menos incentivos para trabajar y emprender si sabe le sacan la mitad del dinero que gana en concepto de impuestos. Lo mas paradójico de todo esto es que también le sacan a Pedro, para volver a dárselo.

El comerciante de Ituzaingó lo explica mejor que yo:

«Necesito gente y no consigo. Y lo peor es que sé que hay muchos por acá sin trabajo, pero vienen un rato, se van, y al otro día faltan. Después dicen que no hay trabajo. Quizá pesa el tema de los planes sociales, está la idea de no trabajar porque se pierde el plan… Trabajo hay, lo que pasa es que los jóvenes no quieren trabajar», dice, con algo de bronca, un comerciante de Ituzaingó.

En conclusión, la única manera de fomentar la «cultura del trabajo» no es imponiendo el servicio militar obligatorio, o más educación estatal, sino generando los incentivos adecuados: respeto por los derechos de propiedad y respeto por los acuerdos libres y voluntarios que se dan en la sociedad.

Solamente con eso se puede comenzar a caminar para adelante sin empujar a nadie para atrás.

Motociclistas

La seguridad, o mejor dicho la falta de ella, parece ser un tema que esta latente en la agenda pública. La sociedad exige respuestas del gobierno para hacer frente a las salideras, que parece haberse convertido en el modus operandi de moda en el mundo del hampa.

Lo que caracteriza a las salideras bancarias es el uso de una moto en la última etapa del robo, la fuga, a raíz de eso se ha propuesto desde la prohibición de la circulación de motos por el microcentro porteño, hasta la obligatoriedad de un chaleco naranja que los identifique, a distancia, a los conductores y acompañantes en las motos, y otras pavadas por el estilo para frenar este tipo de delitos.

Motoqueros. La gran amenaza a la sociedad.

Ante el reclamo de acción de la gente para frenar las salideras, la Policía Federal, la Prefectura y la Policía Metropolitana se dispusieron a actuar, pero a mi parecer de una manera excesiva. En nuestra Constitución está consagrado el principio de que «todos los habitantes son inocentes hasta que se demuestre lo contrario», en el caso de las motos y los operativos que pude observar hoy, ese precepto constitucional, fundamental en una sociedad donde se respetan  las libertades civiles, fue dejado de lado.

Hoy veía como todos, absolutamente TODOS, los que conducían una moto eran detenidos por algún control policial para pedirle los datos, y documentación requerida para manejar. El principio de inocencia fue dejado de lado, y los motoqueros pasaron a ser hostigados como si la mayoría de ellos fuesen delincuentes.

La gravedad de esto es que las fuerzas de seguridad han dejado de  lado el foco en los actos y pasamos a enfocarnos en los sujetos, el dia de mañana, si una banda de pelirrojos genera pánico en la ciudad, se ordenará a la policía que controle a todos los pelirrojos que deberán mostrar que tiene sus papeles en orden, es decir ellos tendrán que demostrar que no son culpables.

Si combatimos la inseguridad, y dejamos de lado la libertad, por qué no proponer un gran toque de queda que solo permita a aquellos que demuestren no pertenecer a ningún grupo peligroso poder salir a la calle.

Algún desprevenido va a estar de acuerdo.

¿Es la libertad una alternativa?

Me preguntaba mientras miraba los miles de rostros que se me cruzaban en la calle cuántos de ellos a la hora de considerar soluciones a los diferentes problemas que preocupan a la gente pensaban en la libertad como una alternativa plausible. En otras palabras, favorecer la posibilidad de permitir que diferentes soluciones emerjan de relaciones voluntarias e intercambios libres,  frente a la coacción estatal, que se posiciona como «la respuesta a todos los problemas«, pero que, como sabemos, solo los empeora.

Lamentablemente creo que la respuesta es casi-ninguno (y más ninguno que casi), que la alternativa que promovemos no esta instalada en el ideario de la gente, que directamente no es una alternativa.. Un optimista diría que muchos no conocen las ideas que promovemos, un pesimista diría que la gente conoce esa alternativa y la rechaza por temor, o por negarse a ser responsable de sus acciones y aceptar los resultados.

Ambas visiones están en lo correcto, existen esos dos tipos de personas, pero a la vez, existe mucha gente que nunca ha sido introducida a la filosofía de la libertad y concibe erróneamente los principios que sostenemos aquellos que las defendemos, es por eso que hago tanto hincapié en  la difusión de ideas, en posts como este o este.

Esto me hace acordar una anécdota que me contaban unos amigos mios, alemanes ellos, cuyos padres nacieron, crecieron y vivieron en Alemania Oriental. Ellos, me decían, que con la caída del muro de Berlin y del régimen comunista sus padres, y la sociedad alemana oriental en general,  se preguntaban como se iban a fabricar los autos sin la fábrica estatal, quién iba a tomar las decisiones de producción sin los diferentes dirigentes a cargo de las industrias, etc.

Esta historia me marcó mucho, los padres de mis amigos no concebían la idea de un mercado libre, la idea de empresarios innovando y asumiendo el control de las decisiones empresariales, de un orden espontáneo, en definitiva la idea de la ausencia del uso de la fuerza en las relaciones diarias entre ciudadanos.  Algo similar puede ser lo que sucede, y ha sucedido desde siempre o casi-siempre) en nuestro país, la salvedad es que los alemanes estaban en desventaja, el gobierno ejercía una feroz censura a la libertad de  expresión, y las ideas no circulaban libremente.

Afortundamente, todavía, en Argentina tenemos la ventaja de promover nuestras ideas. Nadie las adoptará de la noche a la mañana, ni será masivo, pero si todos los días nos encargamos de plantar una semilla de la libertad entre nuestros conocidos y no-conocidos, y con esto me refiero a ofrecerle otra alternativa de la que nunca escucharon, entonces puede ser que esas semillas, en un futuro, fortalezcan, como decía Jefferson, el arbol de la libertad.

El llamado esta hecho, y solo las acciones traen consecuencias, y acciones liberales, traen consecuencias liberales.

Por otro lado, si llegaste a este blog y no conoces nuestra idea de una sociedad libre, y si sos una persona tolerante con los proyectos de vida de los demás, te invito a que te des una recorrida y consideres una alternativa diferente de lo que venís escuchando todo el día, todos los días.

Derrumbando las ilusiones estatistas (apuntes sobre el derrumbe en Villa Urquiza)

A partir del lamentable derrumbe del Lunes, y las posteriores repercusiones me surgieron algunas reflexiones que quisiera compartir.

1. Los aduladores del estado se vieron en un embrollo. La obra estaba en regla, habían hechos los trámites que exige el gobierno para iniciar una construcción, presentaron los planos, el ingeniero estaba habilitado, nada  raro. Ante esto estatistas de todas las especies (periodistas y políticos) se pusieron a buscar dónde falló el estado, esto se debió – piensan ellos – a la ausencia del estado,  a la anarquía reinante, y no a la pesada regulación. Para poder sostener ésta tesis de que el derrumbe se dio debido a  la poca regulación y la falta de control de las obras en construcción hurgaron en la historia del Ing. Heyaca Varela para intentar demostrar que hace falta más estado .  ¿Qué encontraron? Por un lado, el ingeniero estuvo suspendido 6 meses por no colocar las pantallas protectoras en una obra en el 2006, una falta menor, nada concreto como para fortalecer su proposición de que el falta regulación. El segundo antecedente, el más reciente, era la  causa perfecta. La UOCRA había denunciado la obra el 17 de junio por irregularidades, no sólo podían armar el caso contra el gobierno, también podían abogar por darle más poder a los sindicatos.  Se la dejaron picando,  o eso parece.

No fue así, no hace falta ser un periodista de investigación para darse cuenta que la denuncia de la UOCRA nada tiene que ver con el colapso del gimnasio, el 17 de junio se estaba demoliendo al estructura anterior, afortunadamente las irregularidades denunciadas no pasaron a mayores. Recién el lunes 9 de agosto se comenzó el pozo de la obra, por lo que alcanza a la obra en sí no parece parece que haya existido alguna deficiencia en el control, al menos no después de la demolición de la estructura anterior. Macri lo dijo mejor que nadie «el estado estuvo presente».

Como vemos, las supuestas razones  utilizadas para señalar a la falta de regulación y control como la causa del derrumbe, y para que los estatistas se regodeen reclamando mas estado no parecen ser convincentes, ninguna de las causas esgrimidas tiene  relación con medidas que debería haber tomado el gobierno para evitar la tragedia. El estado estuvo presente, y los cimientos igual cedieron.

 

El estatismo quedo sumergido en las ruinas del gimnasio de Villa Urquiza

2. ¿Por  qué no se caen la mayoría de las obras? Si el estado hubiese fracasado en el control de la obra de la calle Mendoza, se puede deducir que el resto de las obras se mantienen en pie y tienen un final feliz gracias a la correcta aplicación de las regulaciones para la edificación, al menos eso es lo que intentan argumentar los que sostienen la teoría de la falta de regulaciones, y así poder avanzar con un control mas estricto sobre las obras.  Fracaso estatal mediante,  o no, las obras  no se sostienen sobre las regulaciones, sino sobre la responsabilidad de los ingenieros y arquitectos. Aunque no lo parezca, hay productos que usamos en nuestra vida cotidiana no están bajo estrictas normas de control y regulación gubernamental, y al terminar cada día nos vamos a dormir sanos y salvos, y el gobierno no estaba ahí para regular, controlar y verificar la calidad de los productos. Es la competencia, la necesidad de ofrecer un buen servicio/producto para poder sobrevivir, la responsabilidad de los daños provocados, y el prestigio de una marca, son las principales motivaciones para buscar la excelencia en el servicio, o por lo menos para no defraudar al consumidor.

3. Entonces, ¿Para qué está el Código de Edificación? El Código de Edificación es un obstáculo a la construcción. Encarece los proyectos, retrasa la innovación y retrasa las construcciones. Justamente hoy, mientras viajaba en subte, escuchaba una conversación sobre los 90 días que tarda la Agencia de Control Gubernamental en aprobar un proyecto de ampliación de superficie, dato aparte, no podían agregar un rubro más a su negocio por no respetar la zonificación de la parcela.

Otra de las consecuencias en las regulaciones gubernamentales es la estandarización, de esa manera cualquier nueva técnica de construcción, cualquier nuevo material, tardará años en adoptarse debido a los altos costos que imponen dichas regulaciones para los innovadores. Los que se diferencian son los promotores del progreso.

4. ¿Y qué hay de nuestro «derecho a no sufrir derrumbes»? No existe ese derecho. El derecho a «no sufrir derrumbes» sera una utopía. Mientras existan obras en construcción la posibilidad de que alguna de ellas se desplomen por imprudencia o algún factor natural  esta presente.

Pareciera que, los que tienen fe que el estado solucionará todas las incomodidades que significa vivir ,  exigen  que la vida misma deba ser una experiencia donde no exista el riesgo. Nuestras acciones no deberían estar sometidas a la incertidumbre de su resultado, al libre albedrío, sino que alguien (el gobierno), sostienen ellos,  debe garantizarnos el éxito, o al menos protegernos de las consecuencias del fracaso. Aplicando esa creencia, hoy ni siquiera podríamos gozar de las señales de humo para comunicarnos ¿o acaso el fuego no es peligroso?

A veces las cosas salen mal, tomamos malas decisiones, no prestamos la debida atención, y esas malas decisiones acarrean consecuencias negativas, el fracaso personal,  o la  obligación de reparar el daño, son alguna de ellas. Cada uno de nosotros debemos ser responsables por esos resultados, y por ende, actuar lo más prudente que se pueda, la existencia de esa «red de protección» solo nos incentiva a obrar de manera mas riesgosa de la que hubiésemos actuado de no existir ese colchón.

En sentido contrario, el socialismo cubano parece asegurar el «derecho al derrumbe»

5. ¿Y quién regula? Para terminar, ¿quién regularía en una sociedad libre, pacífica,  donde los seguidores del estado, cual dios de una religión, no tengan el poder de imponerse sobre aquellos que aspiran a vivir en libertad? La ausencia de una regulación monopólica del gobierno no implica la ausencia total de regulación, las mismas empresas, por las razones que mencioné mas arriba se autorregulan sometiendo sus productos a evaluaciones de prestigiosas empresas que ofrecen servicios verificación de calidad como lo son Underwriter Laboratories, SGS,  Intertek, Orthodox Union (comida kosher), o alguna de las doce certificadoras de comida halal . En última instancia son los consumidores los que todos los días con sus decisiones regulan quienes siguen participando en el mercado, y quienes deben dejar de hacerlo.

En el plano profesional los colegios podrían funcionar como organismos de auto-control dentro de cada profesión, en la actualidad  esta función se ve algo degradada debido a la obligatoriedad a colegiarse para ejercer muchas profesiones, y el monopolio que tienen estos Colegios ‘oficiales’ por sobre asociaciones que intentan competir pero les es imposible  por no contar con el aval gubernamental.

Y por último, las compañías de seguro ofrecen otra garantía más contra las conductas temerarias, el seguro de un mal conductor es más caro, o nadie se arriesgaría a asegurar a un ingeniero imprudente o irresponsable.

6. Conclusión. Ninguna de las alternativas  a la regulación gubernamental que proponemos ofrecen un 100% de certidumbre, no ofrecen la certeza de que la obra no se va a derrumbar, ni de que los cálculos del ingeniero sean precisos, esa certidumbre es imposible en una sociedad respetuosa de los derechos humanos. Tampoco podemos mencionar todas las alternativas,  ya que no   conocemos las ideas que , en un ámbito de libertad, surgirían para revolucionar el mercado de la certificación de calidad.  Sin embargo, la existencia  un amplio abanico de opciones alternativas a la regulación por parte del estado,  incentiva a que el  ingeniero sea más precavido, además  de que el que solicite los servicios del ingeniero o el arquitecto tenga más cuidado a la hora de elegir, se asesorará más, y  no podrá, luego de su conducta imprudente, señalar al estado como el responsable.

Pero mas allá de todos los beneficios prácticos, el mensaje esta claro: Sin responsabilidad individual, no hay libertad que pueda sobrevivir.

Una noche porteña

Mi noche de sábado estuvo signada por el cariño que me tiene el gobierno que me quiere cuidar, aunque todavía no pude descubrir de que.

Era sábado, y a las doce menos cuarto de la noche  me dispuse a salir de mi casa, mi primer objetivo era comprar cuatro botellas de cerveza que me habían pedido que compre.  Me entero que a partir de las 10 de la noche no se pueden vender alcohol en los kioscos. Ya me había olvidado, esta medida rige desde el 2003. A las 11 50, una amable kiosquera me explicó de la regulación vigente, y de que solo vendían a través de delivery, pero el delivery sólo puede funciona a hasta las 12.

Recapitulemos, en el año 2003, en el gobierno de Ibarra, se prohibió la venta de alcohol en kioscos, y otros establecimientos, después de las 11 de la noche (ahora, a las 10). A partir de esa ley surgió, como no iba a ser de otra manera, el modo de delivery, ya no era necesario ir a comprar el alcohol, te lo llevaban a tu casa, y nadie te decía hasta que hora tenías que comprarlo. Luego, el delivery también fue limitado y ahora las entregas son solo hasta las 12 de la noche. Todavía no me pude introducir en algún nuevo mercado negro de alcohol nocturno, que existe es seguro, ya lo voy a descubrir.

Eran recién la 12 05, y no había podido  comprar las cervezas, ni en el kiosco, ni por delivery.

Mientras pensaba como conseguirlas, me para un control de la Policía de Tránsito, me dicen que me tienen que hacer una multa. Motivo: No llevar cinturón de seguridad.

Mientras seguía manejando, me preguntaba: ¿Acaso no tengo la edad suficiente para decidir si quiero ponerme o no cinturón de seguridad? ¿Necesito realmente que el gobierno se preocupe por mi salud más de lo que yo creo necesario? ¿Cuál es el límite? Al mismo tiempo, no podía contestarme por qué motivo no podía comprar cuatro cervezas en un kiosco a las 11 40, ¿Quién les dio la potestad para decidir cuándo se puede vender alcohol y cuándo no? Yo seguro que no.

Llegué al destino, algo demorado por los agentes del gobierno que siempre buscan lo mejor para mi, pero al final llegué.

Mientras estaba con mis amigos, pude sentir el olor a marihuana de mala calidad que estaban fumando los del balcón vecino, ese olor tan característico que uno puede identificar cuando saben que se está fumando basura.

Por supuesto, eso se debe a los esfuerzos de todos los gobiernos de que no consumas determinada sustancia, la famosa prohibición de drogas, que  ha logrado que aparezcan verdaderos venenos en el mercado negro, y elimina cualquier incentivo para que empresas que quieran resguardar su reputación ofrezcan productos de calidad, protegiendo la salud del consumidor. La clandestinidad elimina cualquier tipo de posibilidad de crear una marca que respalde la producción y de esa manera los peores productos están disponible en el mercado negro.

La primera parte de la  noche terminó en paz.

Ya eran las 3 30, hora de salir. Después de pasar un buen rato con amigos,  decidimos ir a bailar, pero no iba a ser así de fácil,  un último obstáculo se nos  presentó. Era la ley 3361 que restringe la entrada a los boliches a partir de las 4, resulta que los legisladores decidieron que uno no puede ingresar a un boliche despues de las 4 a.m.  Para ellos, la hora mas adecuada para salir era antes de las 4, para mi no, pero eso no importa.

Por suerte la frustrada noche terminó ahí.

Este breve relato, que tiene parte de realidad y parte de ficción, nos da una pauta del estado de nuestras libertades, de como dependemos de la autorización de un burócrata para realizar actividades pacíficas.

La posibilidad de que cada uno pueda elegir su propio plan de vida que enterrada por la voluntad de los legisladores que imponen el plan que creen que es mejor para uno. Probablemente, mi plan de vida no sea aprobado por todos, pero mientras sea pacífico no es necesario tener la aprobación de nadie. En todo caso, es y fue tarea de mis padres educarme y guiarme en mis acciones, y no de los legisladores, el jefe de gobierno, o el presidente.

No pido mucho, sólo que me dejen en PAZ.

Desfinanciando al estado

Cuando se habla de modificar algún impuesto, o de asignar determinada partida de dinero a un sector especifico se suele acudir a la frase «se está desfinanciando el estado» con el objetivo de repeler cualquier intento de lograr esa baja impositiva, o esa reasignación de presupuesto.

Veamos algunos ejemplos:

1) Vuelve a encenderse la disputa en el campo: ¿deben existir las retenciones?

Otros, de posición cercana al Gobierno, hicieron hincapié en que la eliminación de esos cargos aduaneros desfinanciaría al Estado, que tendría que valerse de nuevas fuentes de recursos. Además, alertaron sobre la suba de precios en los productos primarios en el mercado local.

2) Mala noticia para la oposición: Latorre votará en contra del 82% móvil

«Si aplicamos el conjunto de leyes en torno al 82 por ciento móvil produciría un serio desfinanciamiento en el Estado», sostuvo Latorre en declaraciones a un canal de televisión rosarino, que consignó Télam.

Pero ¿Qué quieren decir realmente cuando hablan de «desfinanciar al estado»?

Simplemente te están diciendo que los fines que ellos consideran adecuados son mejores que los fines que vos considerás más prioritarios según tus apreciaciones personales.

En otras palabras, cuando se «desfinancia al estado» te financiás vos y se financian los demás, tenés mas dinero disponible para asignarlo a tus prioridades, y no a las prioridades de legisladores y ministros.

Cuando se «desfinancia al estado» el jujeño deja de subsidiar Aerolíneas Argentinas y el chaqueño, que no tiene agua, deja de subsidiar AySA en la Capital.

Cuando se «desfinancia el estado» hay más dinero para que destines a las obras de caridad que a vos te parecen que vale la pena, y no a los planes que incentivan el desempleo y benefician a los gobernantes.

En los dos ejemplos que mencioné anteriormente queda en evidencia la lamentable situación de la Argentina actual, que no es diferente a la de  los últimos 80  años. El estado pasó a ser el centro de la sociedad, ha desplazado al individuo, y se ha comenzado a pensar el funcionamiento del país, como una máquina para satisfacer la voracidad estatal. Eso se llama fascismo.

En el primer caso, de los ejemplos de más arriba,  se deja de lado cualquier derecho de los productores al fruto de su trabajo, el derecho de propiedad es algo secundario, la prioridad son las  necesidades del estado. En otras palabras, tu vida está destinada a satisfacer las necesidades de financiamiento del estado, y en segundo lugar, si es que queda algo, las tuyas. Parece exagerado, pero el concepto sobre el que descansa esa frase y toda la ideología/religión de adoración al estado es ese.

En el segundo caso pasa algo similar. Más allá de que el sistema jubilatorio  es inviable en el mediano plazo, y el respeto del famoso 82% sería adelantar la sentencia de muerte para dicho sistema, no puede ser nunca el justificativo de negar ese aumento la desfinanciación del estado, en todo caso se podría oponer que no es admisible aumentar las jubilaciones porque están basados en una estafa piramidal, pero decir que un dinero que supuestamente debería ser destinado a los jubilados no se puede destinar a ese propósito por el hecho de que se estaría desfinanciando al estado es una aberración.

Para terminar voy a  dejar de apuntar un poco a los políticos y voy a apuntar contra muchos de ustedes, lean o no lean este post, ustedes, argentinos, fueron cómplices de esto, y la única manera de revertirlo es actuando.  ¿Cómo actuar? Fijate acá y reclamá para que te devuelvan los derechos que te niegan.

La rapida solución al problema del paco

Varias preguntas llegan al blog, y para muchas de ellas tenemos  respuestas.

Desde acá ofrecemos una respuesta sencilla, de pocos párrafos, para que puedan usarla si se encuentran ante una pregunta de este estilo.

#1 Supongo que están a favor de la despenalización de las drogas pero una cosa es la marihuana o cocaína y otra cosa es el paco. ¿Qué harían para erradicarlo?

Respuesta: La realidad es que el paco es  una consecuencia de la prohibición y con ella solo se acrecenta el problema. La prohibición eleva los precios de las drogas que si bien son nocivas, no son venenos como el paco. Esto produce que los más pobres que quieran acceder a las drogas como la marihuana o cocaína, entre otras, estén fuera de su alcance por sus escasos recursos, es así como surgen sub-productos (el paco es la resina de la cocaína) de bajo costo, para poder satisfacer el mercado de los que menos poder adquisitivo tienen.

Al ser un sub-producto de la cocaína, y que a su vez está «cortado» con sustancias con un alto nivel de toxicidad, sumada a la ya alta toxicidad del paco, se terminan comercializando productos que matan a un consumidor regular en tan solo 6 meses. Veneno puro.

La eliminación de las trabas a la producción, venta y consumo de drogas lograría aliviar la presión sobre la oferta del mercado de drogas,  y en consecuencia una disminución del precio en las drogas que eliminaría del mercado productos como el paco, al existir sustancias menos dañinas, y de mayor duración. Aquellos que opten por consumir drogas, no deberán optar por los peores venenos a la hora de comprarlas.

Este es solo uno entre las muchísimas consecuencias de una liberalización del mercado de drogas, simplemente para mencionar otras podemos hablar de la disminución del delito, asi como la erradicación del crimen organizado en el sector (serían las empresas, y no las mafias las encargadas de proveer el mercado), y principalmente se evitarían  muertes asociadas a la adulteración de sustancias y dosís.

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Este no es un análisis sobre si las drogas hacen bien o mal, o si esta bien o mal drogarse. Este es un simple análisis sobre las consecuencias económicas de la prohibición y como estás repercuten en el surgimiento de sustancias asesinas, como el paco. En otros posts nos ampliaremos los conceptos apenas mencionados acá, y también va a llegar la hora de tratar las cuestiones morales relacionadas con el asunto de las drogas.

¿Somos anti-kirchneristas?

El siguiente post es en gran parte una adaptación de la editorial de la revista The Freeman de septiembre de 1955 a nuestro contexto actual. La revista The Freeman es una publicación mensual que defiende las ideas de la libertad desde 1954.

Sin haberlas contado, son bastantes las veces que escucho oposición al kirchnerismo, diría que 3 de cada 4 opiniones son dirigidas contra la pareja gobernante. A veces sobre lo absurdo de algunas medidas en particular, otras veces sobre su  papel en la última dictadura militar, otras  veces respecto de actos de corrupción, o sobre los gustos personales de Cristina Kirchner.

Sería muy fácil para nosotros escribir sobre esos temas y ver como las visitas a este blog aumentan exponencialmente. Pero, a la vez, me temo que los lectores de siempre encontrarán los posts poco interesantes. La monotonía sería intolerable.

Dejando de  lado lo aburrido que sería leer lo mismo que se pública en todos lados, cuando abrimos este blog nos planteamos la necesidad de evitar ese tipo de posts para no caer en ese error. Estamos, obviamente, en contra de las políticas kirchneristas, pero nuestra oposición al actual gobierno no es mayor que nuestra oposición a los radicales, socialistas, a otros peronistas, o cualquier otra forma de autoritarismo.

A a la vez, estamos a favor de algo – ese algo se llama libertad. El propósito de este blog es promover los valores que hacen a una existencia humana más rica y feliz:  el libre mercado y la dignidad del individuo. En vistas de dicho objetivo intentamos tratar los temas de actualidad en base a esos valores.

Destacar el daño del kirchnerismo es desviar la atención de potenciales amenazas tan vigentes como el kirchnerismo. Es evidente  que los principales dirigentes políticos tienen una visión similar a los Kirchner sobre el diseño de soluciones a los diferentes problemas que se presentan.  Las políticas que promueven inflación, endeudamiento, aumento de impuestos, mayor control sobre la educación, los medios, la propiedad, son un denominador común entre los Kirchner, y  Cobos, Alfonsín, Macri, Solanas, De Narváez, Duhalde, o cualquier otro político que esté sentado en la mesa de algún programa de TV.

Si nos enfocamos solamente en el kirchnerismo, y no en la idéntica amenaza a la libertad que representan el resto de los políticos, ¿qué logramos con eso?

Muchas veces mientras leo las columnas en contra de las políticas del actual gobierno, a los opositores dar sus discursos en el Congreso, o los debates en TV, me pregunto: ¿están esas personas a favor de la libertad o solo se oponen al kirchnerismo?

Desde acá, esperamos, cada día,  poder ofrecer esa visión diferente para difundir las ideas de la libertad.

Autoritarismo económico, cuando la democracia es dejada de lado

La defensa de los derechos humanos y la democracia por parte de los políticos en general, es una gran ficción.

Parece, a simple vista, que existe un consenso en la sociedad para defender el cumplimiento de los derechos humanos. No quiero meterme en temas que tengan que ver con el pasado de este país, me estoy refiriendo exclusivamente al estado actual de cosas ya que,  afortunadamente poca gente avalaría la imposición de una dictadura que viole los derechos fundamentales.

Muchas veces, enfocarse en el pasado nos distrae de la situación del presente.

Sin embargo,  también parece que los mismos opositores a un régimen dictatorial acotan la validez de la defensa de los derechos humanos, limitandolos a las violaciones flagrantes, las mas fáciles de detectar y oponerse. De esta manera se van dejando de lado las pequeñas violaciones que sufrimos todos los días (no ignoro que una matanza es gravisimo, pero las grandes violaciones de derechos humanos no surgen de la nada).

No diría que esas pequeñas violaciones nos desnaturalizan como humanos pero definitivamente nos restringe ciertos derechos básicos que deben existir en una sociedad justa y libre, como, por ejemplo, el derecho a entablar relaciones de manera voluntaria con otras personas, siempre respetando el interesante concepto de igual libertad (o libertad paretiana).

Más aún se acentúa esta indiferencia hacía los derechos humanos cuando se tratan de asuntos relacionados con la economía, parece que la tan mentada libertad, autonomía e independencia no es universal, sino que su defensa se ve limitada a aquellas situaciones donde se puede obtener algún rédito político.

La visión de las relaciones económicas por parte del actual gobierno, y también del 99% de los políticos, es autoritaria. Se asienta en la supresión de las voluntades individuales y el reemplazo de  éstas por una voluntad superior que pretende poder tomar mejores decisiones que los propios afectados.  Es un autoritarismo económico, que como cualquier otro autoritarismo, constituye una violación a los  derechos fundamentales.

Todo esta catarata de palabras se me dispararon al leer el comunicado de prensa respecto de medidas proteccionistas introducidas por el Ministerio de Industria.

En primer lugar identifica las causas de la medida introducida:

La participación de las importaciones de los orígenes investigados en el consumo aparente aumentó del 69 al 81% en los últimos años, a expensas de la producción nacional, que a su vez perdió rentabilidad debido a los precios de esos productos importados.

Al parecer el fracaso de un sector para competir habilita la imposición de medidas que vulnera la autonomía de las personas de poder decidir acerca de sus acciones que no afecten a terceros (la igual libertad, como mencioné antes).

Si seguimos leyendo nos enteramos que ni siquiera se trata de un sector, sino de una sola empresa, Liliana, cuyo director nos da una lección de autoritarismo económico:

La firma Liliana, radicada en la provincia de Santa Fe, fue la peticionante de la investigación y representa el 100% de la producción nacional, empleando a 500 trabajadores.

Oscar Jacobson, titular de la empresa expresó que “defender la Industria Nacional no sólo es una forma de sostener la Empresa y su trayectoria, sino ser responsable tanto de los 500 empleos directos y otros tantos indirectos que genera en la ciudad de Rosario y que sufre la agresión mediante malas prácticas comerciales de un conjunto de importadores a los que poco les importa la defensa del Trabajo Argentino”.

Una medida para beneficiar a una sola empresa, a costa del beneficio del resto de la sociedad.

El fervor de algunos  para defender la democracia es olvidado de inmediato, el discurso en contra de los  sectores económicos, los grandes intereses, y demás charlatanería  es dejado de lado para, en la práctica,  favorecer a los que pretenden vivir a costa del resto , los que subsisten a base de imposiciones y no a través  de intercambios voluntarios.  En definitiva, los discursos grandilocuentes, vacíos de contenido, nos de  las barreras impuestas a la libertad individual, que repercuten negativamente en muchos aspectos de nuestras vidas, pero que principalmente, empeoran la calidad de vida de los que menos tienen.

El autoritarismo económico es predominante en la política actual, e imperceptible para muchos porque a veces se torna difícil concebir una situación en la que nunca se estuvo. La imposición de  decisiones, violando la autonomía de cada uno de nosotros, para beneficiar grupos extremadamente minoritarios es una buena definición para autoritarismo y es en la situación en la que nos encontramos hoy.

El fin de semana voy a presentar el argumento económico contra este tipo de medidas proteccionistas, como refuerzo del post de hoy.

Bonus: El final del comunicado del Ministerio de Industria es digno de una novela de George Orwell:

También fueron investigados los tejidos de poliéster para cortinas originarios de Brasil, a los que sin embargo no se les aplicaron medidas por no haberse encontrado dumping ni haber sido causales de daño a la industria nacional

El sistema de salud: la piedra angular del fascismo?

El título de este post parece algo exagerado, pero es un poco el punto de los que defienden medidas paternalistas como las leyes que obligan a utilizar casco o cinturón de seguridad.

Por empezar, si bien a prima facie la obligación de utilizar casco y cinturón de seguridad parece inocua, la aceptación de éstas implica admitir  que el estado tiene cierta autoridad para cuidarnos de nosotros mismos, es decir, que puede alterar nuestras decisiones individuales, que tomamos como gente adulta y responsable, y nos fuerza a torcer dichas decisiones en pos de una situación que los encargados de gobernar consideran ‘mejor para nosotros  mismos’. Si el gobierno puede dictaminar que debemos utilizar casco no existe luego razón alguna para oponernos a otras medidas de corte similar, como por ejemplo que el gobierno nos indique a que hora irnos a dormir, cuanto alcohol podemos tomar, o la cantidad de calorías que injerimos a diario.

Una vez dejado en claro porque una sociedad libre no es compatible con las medidas paternalistas que muchos gobiernos promueven pasemos a analizar algunos de los argumentos esgrimidos por  aquellos que valoran la libertad y consideran al individuo como un fin en si mismo y no como un mero instrumento para el estado (por eso dejo de lado argumentos como el «daño del tejido social», la «inmoralidad de cuidarse a uno mismo», etc.) . Mas que argumentos, en plural,  diría que se limita a un solo argumento que dice algo asi: «Yo estoy en contra de esta medida, pero si el que se rompe la cabeza después lo van a atender a un hospital público y esta bien entonces que se lo obligue a usar casco mientras el estado se haga cargo de las lesiones».

Se justifican las medidas ‘paternalistas’ por la existencia de hospitales estatales? En mi opinión, este argumento no tienen ni una gota de sustento.  La justificación de dichas medidas debido al rol del estado en la salud es inadmisible. Si bien existen mejores alternativas a la provisión de la salud por parte del estado, su existencia en la actualidad no debería justificar el paternalismo estatal, siguiendo la línea del primer argumento, si un estado posee un sistema de salud estatal debería ser, indefectiblemente, un estado totalitario, controlando cada acción de los individuos, eliminando cualquier libertad en la elaboración de sus planes de vida, y de esta manera proteger los gastos estatales en salud reduciéndolos a cero.

Si la función de un gobierno es defender a los individuos de la agresión de terceros, entonces nada tiene que hacer legislando las acciones que no afectan a terceros, tal cual sostiene nuestra Constitución:

Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe .

Por acápueden leer como el gobierno cada vez mas asume un rol que no lo corresponde.

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