Una guerra en la que nadie gana

Me acabo de arrepentir del título que elegí para este post, en las guerras nadie gana, excepto un grupo de privilegiados, muy cercanos al estado, que se benefician de las guerras. En las guerras militares, estos son los que pertenecen al llamado complejo militar-industrial. En las guerras comerciales, los que se benefician no son muy distintos, también relacionados con el estado, son las oligarquías industrialistas, ya sean grandes empresarios o PyMEs que promueven la implementación de medidas proteccionistas que beneficie a ellos a costa del resto de la sociedad.

Las guerras comerciales son fruto del manejo de conceptos económicos erróneos (balanza de pagos (o acá), por ejemplo) por parte de políticos y economistas del establishment, que cómo consecuencia traen aparejados la toma de decisiones equivocadas con consecuencias perjudiciales para sus propios países.

Las medidas proteccionistas impulsadas por la presidenta, Guillermo Moreno, la ministra de industria, Giorgi, y compañía fueron el casus belli de esta confrontación: el endurecimiento de las trabas comerciales a productos brasileños. Los dos damnificados de esta medida fueron por un lado empresarios brasileños, por el otro consumidores argentinos que podían acceder a productos mas baratos o de mejor calidad proveniente de Brasil.

Otro tipo de guerra, no tan distinta a la guerra comercial entre Brasil y Argentina.

En respuesta el gobierno de Brasil redobló la apuesta al privar a los empresarios argentinos de exportar sus productos a Brasil, y además privando a los propios brasileños acceder a los productos que se producen en Argentina.

Imagínenlo de  esta manera: el gobierno argentino decide bombardear las ciudades mas importantes del país, ante esta actitud Brasil opta por hacer lo mismo con sus propias ciudades. En definitiva, ésta, como todas las guerras son auto-destructivas.

Un último comentario respecto de todo este asunto. Brasil y Argentina se lanzan acusaciones de ser proteccionistas entre si, ya que según un acuerdo firmado entre ellos y otros países (el MERCOSUR) se comprometieron a otorgar ciertas facilidades para que ciudadanos de los paises miembros del acuerdo, puedan comerciar sin trabas y de forma amistosa. Claro que esto no es una política de libre mercado ni mucho menos, tan solo es más de lo mismo:proteccionismo, solo que esta vez a  nivel regional.

Un verdadero acuerdo de libre comercio puede llegar a tener hasta tres párrafos, uno introductorio, otro donde se declare el libre comercio, y el último referido a cuestiones formales, todo lo demás es proteccionismo en mayor o menor medida, y el hecho de apoyarlo es ser cómplice de la pobreza, los bajos niveles de vida que existen en los países sub-desarrollados y el enriquecimiento de los oligarcas industrialistas saqueadores del resto de la sociedad.

La guerra contra la felicidad

Cuando era un niño y me alcanzaban las dos manos para señalar mi edad tenía ciertos momentos de alegría y felicidad que eran inigualables, uno de ellos (quizás hoy el mas insignificante de todos) era la sonrisa que me producía que mamá me llevara a comprar la Cajita Feliz, nunca sabía primero si abrir el juguete, comer las papas, o la hamburguesa (igual ahora creo que estoy confundiendo recuerdos de mi infancia con una publicidad de hace poco).  Hoy, recién llegado

Víctima de los burócratas

del patio de comidas shopping, pude confirmar que a pesar de los años la Cajita Feliz sigue siendo una fuente de felicidad momentánea en los chicos.  En especial  para aquellos que los padres se rompen laburando  toda la semana para llevarlos a comer afuera el viernes a la noche para comprarles la Cajita Feliz que trae la hamburguesa (o los nuggets), las papas y, por supuesto, el juguete. Un juguete que representa mucho para esos chicos que, tal vez, sea el único muñeco nuevo que van a tener en todo el mes.

Toda esta introducción sentimental es necesaria para poner en contexto el próximo Proyecto de Ley que podría ser tratado en la Legislatura porteña, porque ahora los legisladores están copiando la ley que se aprobó en  San Francisco a principios de año que es la prohibición de la Cajita Feliz, o más precisamente, incluir juguetes en las comidas que el legislador considera insalubres.  Lo que se dice una verdadera guerra contra la felicidad. Veamos los argumentos de Juan Cabandié, el impulsor de esta ley:

[e]l presidente del bloque K en la Legislatura porteña, Juan Cabandié, presentó un proyecto de ley para que se prohíba “la venta de menúes que estén acompañados de objetos de incentivo para consumo en todos los establecimientos expendedores de alimentos y bebidas de la Ciudad”. La iniciativa propone una opción para que los locales de comidas rápidas puedan seguir incluyendo en sus menúes infantiles juguetes: que los mismos contengan frutas y/o verduras, o que los alimentos que lo conformen no supere el nivel calórico recomendado por los expertos en nutrición.

Volvamos a la realidad, es verdad que a pesar de la felicidad que le trae la cajita feliz a los chicos, y por ende a sus padres, ésta no constituye el componente de una dieta saludable. Sin embargo, existen varios motivos para oponerse a esta medida.

En primer lugar, Juan Cabandié pretende que el estado tome el lugar de los padres, o que funcione como una niñera, decidiendo en lugar de los que padres cómo deben alimentar a sus hijos, una función que sin dudas no le pertenece al gobierno si no a sus padres. Es decir, debemos respetar la libertad de elección de los padres, que ellos sean los que decidan sobre como alimentar a sus hijos, no Cabandié, ni cualquier otro legislador ansioso de anunciar su apoyo a la propuesta.

En segundo lugar, es una intromisión más en la actividad privada. Se le esta imponiendo a McDonald’s que productos puede vender  y cuales no, siendo que la empresa no fuerza ni engaña a nadie para que compren la Cajita Feliz. Nadie le está diciendo que se trata de una ensalada de lechuga y tomate.

Por último, este es otro paso mas en la pendiente resbaladiza del paternalismo estatal. La prohibición de la Cajita Feliz, la cual determinó Cabandié que es insalubre para todos, no es la primer medida donde el estado se quiere convertir en la niñera, o nutricionista, de todos. Antes de eso, McDonald’s tuvo que poner la información nutricional de sus productos en una de las carillas de los papeles que van sobre todas las bandejas, y anteriormente, el gobierno a nivel general, se introdujo en el tema alimenticio con el Código Nacional Alimentario, que nos dice que podemos y que no podemos comer. Hace apenas unos meses habían prohibido la publicidad de estos productos.¿Cuál es el límite? ¿Tiene algún freno la pendiente resbaladiza (slippery slope) desde un estado liberal y democrático (tal como lo señala la Constitución Nacional) a un estado fascista y paternalista? Espermos que si.

Nada sorprende de los políticos, la mayoría sufre de algún sindrome de grandeza creyendo que pueden manejar las vidas de los demás,  lo hacen todo el tiempo, y está vez hacen 2 x 1, les dicen a las empresas como tienen que vender sus productos.

De acá me voy corriendo a avisarle a mi primita de 6 años, que cuando tenga alguna duda, el gobierno se va a preocupar más por ella que sus padres.

 

Todas las drogas, todas

Dejando de un lado un poco temas económicos que viene siendo una constante las últimas semanas, me gustaría realizar algunos comentarios acerca de dos de las objeciones que más escuché contra la legalización de drogas. Muchas de estos cuestionamientos surgen de confusiones frente a la posición de legalizarlas y otras a razones mas relacionados con falsas ideas que se hace la gente ante el escenario de un mercado de drogas liberalizado.

Estos son dos de los argumentos más escuchados:

1. Solo las drogas blandas. Existen los que están parcialmente de acuerdo con la legalización de algunas drogas, algo que en una primera mirada puede parecer sensato, ya que una droga como la marihuana parece ser menos dañina que la heroína y el costo social de legalizar esta última sería muy alto. Frente a esto se puede abordar el tema desde dos puntos de vista, uno relacionado con los derechos  individuales y el otro desde un aspecto mas utilitario.
En cuanto al primero, se trata del básico principio de autopropiedad, o propiedad de uno mismo, que es el derecho base de la filosofía de la libertad. Si somos dueños de nuestros propios cuerpos, no solo somos responsables de nuestras acciones, si no que también tenemos la libertad de utilizarlo de cualquier manera pacífica, es decir nadie tiene derecho a dirigir tu plan de vida, de lo contrario renunciamos a nuestra independencia individual y quedamos a merced de autorizaciones y permisos de un grupo de iluminados. Por lo tanto, desde un punto de vista basado en los derechos de cada uno, podemos decir que se trata de la opción de consumir la sustancia que cada uno considere, y no de que sustancia poder consumir. Ya sean cigarrillos light, comunes o negros. Coca-Cola, Pepsi o guaraná. vino, cerveza o vodka. Marihuana, cocaína o heroína.

Por el otro lado, además de nuestro derecho a las drogas, desde el punto de vista utilitario, defendemos la legalización de las drogas porque se ha demostrado que la prohibición ha generado un daño enorme, y los beneficios provenientes de la misma son nulos o casi. Sobre el tema en sí escribimos acá y acá, y también recomendamos este video de Huerta de Soto que trata acerca de los beneficios que traería la prohibición en cuestiones de salud y de lucha contra el crimen organizado.

El punto está en que muchos entienden estas ventajas y las aplican correctamente al escenario de la legalización de la marihuana o las drogas blandas, en general y al mismo tiempo se olvidan de que esos beneficios son extrapolables al resto de las sustancias por una simple razón: las leyes económicas que explican el beneficio de legalizar la marihuana son aplicables al resto de las drogas, y lo mismo sucede a la inversa en el caso de la prohibición los efectos de la prohibición en las drogas, serán los mismos que los que sucedan si la prohibición es de cigarrillos, gaseosas, alcohol o vasos de cristal.

2. Son ideas radicales. Otro grupo de personas coinciden a grandes rasgos con que todas las drogas deben ser liberalizadas por alguno de los dos argumentos analizados en el punto anterior, sin embargo sus dudas nacen al momento de determinar el modo en que se implementaría una liberalización de todas  las drogas,  puntualmente alegan que sería perjudicial que de un día para otro se legalizaran todas las drogas.

Los que se oponen a la legalización repentina pierden de vista que las ideas deben aplicarse en una sociedad concreta, y solo podrán ser aplicadas cuando la sociedad se considere preparada para hacerlo, por lo que hoy en día, la legalización de todas las drogas lo veo dificil, sin embargo esto no quita que sin oponerse a un proceso gradual, el norte debe  estar puesto en la liberalización de absolutamente todas las sustancias, se trata de una cuestión meramente estratégica. No obstante, la legalización de un dia para otro de todas las drogas no me causa ningún temor por el simple hecho de que hoy en día el que quiere consumir puede hacerlo sin ningún problema debido al fracaso de la prohibición, por lo que de derogarse ésta los individuos que quieran consumir sustancias antes ilegales, lo podrán seguir haciendo, está vez comprándoles a comerciantes honestos (y no narcotraficantes estafadores) y aquellos interesados en combatir el flagelo de las drogas podrán hacerlo de manera pacífica informando acerca de los efectos perjudiciales que tienen muchas de ellas, lo que antes se negaba casi por completo porque la prohibición escondía un problema que estaba a la vista de todos.

En conclusión muchos de los miedos frente a este tema surgen de algunas concepciones erróneas sobre lo que implica la liberalización y sus efectos. La experiencia de Portugal fue parcialmente exitosa, a mi modo de ver, las despenalizaciones tímidas que liberan de costos la demanda de drogas (el consumo) pero que mantienen en el mercado negro todo el proceso de producción y comercialización constituyen un remedio peor que la enfermedad, esto no quiere decir que me oponga a una despenalización del consumo, pero para poder apreciar los beneficios de la legalización ésta debe ser total.

A propósito de este tema este sábado es la Marcha Mundial de la Marihuana, y es un primer paso para comenzar a exigir que se respeten nuestros derechos como individuos.

Universidad Orwelliana

La siguiente es una situación que viví el dia de ayer, fue preocupante, surreal, orwelliana, cómica y lamentable.

La profesora iba a empezar a explicar los principios de libertad de mercado, pero antes dio su definción de libro: La libertad de mercado es la libertad de acceso a éste, de los productores de bienes, servicios o derechos que tienen de garantizar al consumidor o usuario en cuanto a la libertad de elección de los productos ofrecidos por estos, en cuanto a la calidad y las condiciones de ellos.

Está transcripta tal cual la dictó, a partir de ese momento sabía que la clase no podía terminar en paz.  Como si fuese un Miembro del Partido Interior del  Ingsoc, comenzó a describir las pautas que garantizaban la libertad de mercado, a saber:

– ley de defensa del consumidor

– derecho a la propaganda

– ley de defensa de la competencia

Esto recién empezaba. A continuación dio los puntos que componían la primera de las leyes, y cuando mencionó el sexto no me pude contener, dijo: la prohibición de entregar bienes o servicios como premios, es una clausula que protege al consumidor, de los beneficios que le ofrecen las empresas, ¿con que motivo? No perjudicar a otras empresas que no pueden ofrecer estas promociones.

Y la chica de rulitos le preguntó: ¿Entonces para garantizar la libertad de mercado el estado tiene que intervenir y no permitir que nadie saque ventaja, no? No. Bueno, eso es lo que hubiese contestado yo. La profesora le dió la razón, y cuando me di cuenta lo que estaba pasando decidí pasar de observador a protagonista, y por lo menos cuestionar estás definiciones orwellianas.

– Eso es absurdo, ¿de qué manera se protege a un consumidor negándole que se lo beneficie y que las empresas puedan competir brindando mas beneficios?

– Bueno, pero algunos comerciantes no pueden brindar esos beneficios, y no pueden competir.

– Entonces esta ley que defiende la competencia y al consumidor, desalentando la primera y privando de beneficios al último. No me cierra.

– Es que de esa manera – dijo la chica  sentada en la otra punta – los comercios más chicos no pueden competir y quedarían excluidos del mercado.

– ¿Es decir que prohibimos los regalos para proteger a empresas que no nos pueden hacer regalos?

Otro tema. Parece ser que estos argumentos estaban relacionados con la Ley de Defensa de la Competencia, la ley anti-monopolio de Argentina, que según la profesora era una de las tres leyes que permitían la libertad de mercado.

– La ley anti-monopolio fija los limites de concentración del mercado para garantizar la competencia y que no haya abusos.

– Un momento, esa empresa que tiene un poder de mercado concentrado, ¿cómo lo obtuvo? Vendiendo y satisfaciendo a los consumidores o yendo a acribillar los negocios de la competencia?

Y la profesora me contestó: – ¿Usted estuvo en Cuba? – me quedé callado y sorprendido , con qué me iba a salir- ¿Hay libertad educativa en Cuba?

– No.  ¿Pero que tiene que ver?

– Entonces, Ud. quiere que seamos como Cuba donde no haya lugar para todos. ¿O imagine si para la Facultad de Derecho sólo hay un libro por materia y no pudiese elegir de donde estudiar?

– Pero ¿por qué hay un libro solo? ¿por qué es bueno o por qué lo impulso alguien?  – mientras sucedía todo esto  la profesora no era la única que me estaba hablando, toda la clase me miraba y me gritaban sus argumentos que ya los conocía de memoria.  – La verdad que con las leyes que usted esta enseñando nos parecemos más a Cuba.

– Bueno, se ve que Ud. es el único que no entendió nada y el resto de la clase si (ahí me acordé de Prodan y «dada vuelta está usted, profesora» le hubiese dicho)

Después se perdió todo tipo de dialogo con todos explicándome cómo era que una ley intervencionista garantizaba un mercado libre, excepto por la gordita simpática  que hacía muchos chistes y no me caía bien,  que me dijo que ella entendía lo que yo quería decir.

El resto se desvirtuó, la profesora empezó a hablar de como las empresas generaban inflación, y varias cosas mas que no alcancé a escuchar.

La clase terminó con el pedido, no muy amable, de la compañera que se sentaba al lado «Estoy aturdida, asi es la ley no tenes que discutirla.»

La semana que viene le llevo a Tom Smith:

Aumento ilegal de precio

es cobrar más que un colega,

pero si cobra usted de menos

es desleal competencia.

 

Y téngalo bien presente,

no haya en esto confusión:

Si cobran todo lo mismo

será confabulación.

 

Debe competir, es cierto,

pero ande con pies de plomo,

pues si conquista el mercado

¡qué más claro monopolio!»

 

 

Vacío legal

«Existe un gran vacío legal con respecto a las nuevas tecnologías», «el avance en las técnicas de comercio han dejado un vacío legal», «las nuevas bebidas con cafeína generaron un vacío legal.» Éstas son algunas de las frases que estamos acostumbrados a escuchar en los medios cuando surgen casos polémicos en áreas  que hasta hace poco eran desconocidas y no existe una regulación sobre la misma.

Un «vacío legal» es presentado como algo preocupante, peligroso, que puede generar consecuencias terribles para los que operan o actúan en el marco de ese vacío. Claro está que como sucede habitualmente  esa percepción de peligro solo es percibida por aquellos ansiosos de regular la materia, ya sea para obtener una cuota de poder frente a los regulados, o ya sea por las ansias de manejar a los reguladores y lograr una legislación favorable a su posición en el mercado.

El contenido que encierra el concepto «vacío legal» es una clara demostración del contexto en el que vivimos, donde todo tiene que estar regulado, todo tiene que encontrarse bajo un marco jurídico específico, y no puede haber actividad alguna que no esta sometida al control por parte del estado, a las reglas estipuladas por los funcionarios de turno libradas a su arbitrariedad en nombre de ficciones como el «bien común», la «salúd pública», o en el  intento de utilizar la ley para imponer su moral.

Ni hablar cuando en una clase en la facultad de derecho el profesor dice «Aquí el codificador/legislador se olvidó de regular que sucede cuando se da X», y sí el codificador quiso que sean solo las partes involucradas las que de arreglen como se soluciona la situación? Eso no entra en la cabeza de un profesor de derecho, tampoco en al de la mayoría de los estudiantes, y lamentablemente, la sociedad en general. La gente ha perdido la noción de lo que significa vivir en libertad, y sin indicaciones que provengan desde un ente superior, muchas veces no saben que hacer.

En definitiva, el vacío legal, es ese ámbito donde uno puede desarrollar sus actividades y manejarse sin las habituales obstrucciones del comercio, es el ámbito donde el funcionario no tiene la capacidad de pedir un precio por la libertad de cada uno. Es la excepción a la regla en una sociedad compuesta de llenos legales.

Vacío legal, bienvenido seas.

El oxímoron liberal menemista

Afiche de Carlos Menem¿Puede el menemismo haber sido liberal? ¿No es una contradicción en términos acaso? Como indicara Alberto Benegas Lynch en una vieja entrevista para el diario La Nación, el gobierno de Menem fue en muchos aspectos la antítesis del liberalismo y quizás el que más daño haya causado a la causa libertaria dada la confusión que generó.

Ciertamente hay excepciones a la antítesis. Hubo desregulaciones, abolición del servicio militar obligatorio (luego de la muerte del soldado Carrasco), reconocimiento legal a asociaciones de defensa del consumidor y a la Comunidad Homosexual Argentina (ante presión internacional por la negación de la Corte Suprema), eliminación de la figura de desacato (aunque él mismo la había utilizado), y pese al Mercosur la apertura comercial era incomparable a la del kirchnerismo proteccionista de hoy. Incluso a nivel local, en la jefatura de gobierno de la Ciudad de Bs. As. designada por el Ejecutivo, recuerdo como podíamos comprar cerveza a las 2 de la madrugada en una estación de servicio, libertad de la que el paternalismo de Ibarra y Macri nos privó.

Pero el carácter de excepcional de lo mencionado resalta cuando enumeramos más de lo ocurrido en aquel gobierno peronista:

  • Aumento del gasto público (aumentó un 90.7% entre 1991 y 2001).
  • Aumento de la deuda pública. Al estar impedido de utilizar la emisión monetaria, el aumento de la deuda interna y externa era uno de los mecanismos para paliar el creciente gasto público (el stock de deuda externa sobre el ingreso nacional aumentó de 35.6% en 1991 a 56.9% en 2001).
  • Aumentos impositivos (por similares motivos al ítem anterior y siendo el IVA del 18 al 21% uno de los más recordados).
  • Plan BONEX (confiscación de ahorros en plazo fijo).
  • Ausencia de justicia independiente (una Corte «adicta» que era una oficina más del Poder Ejecutivo gracias al aumento del número de sus integrantes).
  • A colación de lo anterior, destrucción de la división de poderes.
  • Uso de fondos públicos con fines privados, mezclando persona con gobierno.
  • Clientelismo político y asistencialismo (haber sido superado por Duhalde y Kirchner no quita su amplia existencia).
  • Generación de mercados cautivos y monopolios privados fruto de privatizaciones sin apertura de mercados (corporativismo).
  • Reforma constitucional con el solo fin de obtener una reelección presidencial y aumentar el tiempo en el poder.
  • Participación en la Guerra del Golfo (1991), violando todo principio no intervencionista, incluso en situaciones que no implican una defensa ante violaciones a los derechos individuales.
  • Creación de la CoNEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) para controlar y «acreditar» carreras universitarias. Organismo público que además de su naturaleza contraria a la libertad y diversidad de contenidos educativos, fue creado bajo los mandatos del Banco Mundial.
  • Sistema jubilatorio basado en las denominadas AFJP, donde el poder de elección se acotaba a distintas «marcas» bajo iguales condiciones y altas comisiones. Uno era obligado a ser cliente no solo donde estaba impedida una competencia de sistemas, sino donde además el Estado forzaba a la inversión en títulos públicos (al 2001 el 70% de los fondos en las AFJPs estaban destinados a títulos asociados al gobierno).
  • Plan BB (Bunge & Born). Algo así como un nacionalismo lobbista con control de precios y cierre de importaciones. El resultado fue una baja de salarios debido a la devaluación e hiperinflación.

Seguramente me olvido de mucho, pero los 4 primeros ítem por sí solos son de suficiente relevancia como para refutar cualquier etiqueta libertaria asignada al hoy kirchnerista personaje.

Quienes tienen la edad suficiente puede recuerden como desde noticieros como Nuevediario el Ministerio de Economía adelantaba su intervención en el mercado cambiario comprando o vendiendo moneda extranjera para dictaminar el valor del austral, y por ende, de nuestros salarios. El ministro Domingo Cavallo, en la práctica también en control de un poco independiente Banco Central, describía a esta intervención como «eliminar la incertidumbre cambiaria». En el futuro, ya en otro gobierno, limitaría nuestras libertades y lo denominaría «bancarización», pero esta vez su disfraz al lenguaje no surtiría efecto, la sociedad sabría llamarlo «corralito«.

No nos gobiernan angeles

Un problema que afecta tanto a liberales como a los que no lo son, es la tendencia a idealizar el Estado y abstraerse del funcionamiento real del aparato estatal.  Haciendo a un lado las valoraciones morales sobre la manera en la que funciona el gobierno, los planes diseñados por burócratas, académicos, planificadores, legisladores, etc.  para ser implementados por el gobierno parecen dejar de lado un importante detalle: los que lo tienen que implementar no son infalibles,  más bien todo lo contrario.

Existen vastas cantidades de ejemplos donde queda en evidencia este razonamiento que lleva a ilusionarse sobre nuevos planes y programas gubernamentales que al final terminan fracasando,  o por lo menos, no cubren las expectativas.

Algunos ya se dieron cuenta.

Uno de los casos mas evidentes es el de la guerra contra las drogas. Aquellos defensores de una política anti-drogas proponen nuevos planes, mayor financiamiento y cambios de estrategias a la hora de combatir el consumo y comercio de determinadas drogas. A la hora de debatir con ellos, esgrimen argumentos tales como la «legalización haría que todo el mundo consumiese droga» o «la falta de financiamiento y entrenamiento a la policía hace que fallen los programas anti-drogas.» Este tipo de afirmaciones demuestra una abstracción del mundo real a la hora de debatir, en sus cabezas el plan anti-drogas funciona a la perfección, pero luego en la vida real vemos como a pesar de las políticas prohibicionistas, el consumo de drogas aumenta y todo el que quiere acceder a ellas puede hacerlo en la esquina más cercana. Por otra parte, un mayor financiamiento policial no va a lograr desmantelar las redes de narcotrafico, protegidas por el poder políticos, si no que seguirá creándo problemas a personas que antes no los tenían, y que por consumir recreativamente ciertas sustancias en el mejor de los casos se lo obliga a realizar un tratamiento contra una enfermedad que no tiene, o en el peor de los casos termina preso con verdaderos delincuentes y viven una experiencia que termina afectando severamente la vida de una persona normal que sólo quería divertirse, distraerse, o pasarla bien un rato sin hacerle daño a nadie.

Lo mismo  puede decirse con muchos otros temas, veamos por ejemplo el caso de la nueva ley de medios. Uno de las

Gobierno grande, problemas grandes.

artículos, el 47 más específicamente, dice que «la autoridad de aplicación deberá elevar un informe al Poder Ejecutivo nacional y a la Comisión Bicameral, en forma bianual, analizando la adecuación de las reglas sobre multiplicidad de licencias y no concurrencia con el objeto de optimizar el uso del espectro por la aplicación de nuevas tecnologías.» Muchos defienden este artículo ya que  permite una actualización periódica del estado de las licencias con el objetivo de adecuarlas a los avances tencologicos, eso desde la visión angelical del Estado. Una visión más realista (por lo que la experiencia nos dice) indica que deberíamos dudar a la hora de  cederle tanto poder a los gobiernos, porque aún si simpatizamos con el actual gobierno y creemos que hará un uso correcto de dichas facultades, ¿que sucede acerca de los próximos gobiernos que podemos no estar de acuerdo? Servirle en bandeja la facultad de revisar cada dos años las licencias, bajo la excusa de hacer ajustes tecnológicos, a un gobierno de tinte autoritario que puede utilizar ese artículo para restringir la libertad de expresión es peligroso, probablemente lo hagan de todas maneras, pero legalizar ese mecanismo, en muchos de los casos,  termina ocultando lo nefasto del acto.

El tercer ejemplo se dio en este blog hace algunos días. La propuesta del impuesto negativo a la renta como medio de reemplazar todo la estructura del asistencialismo. Una idea que parece tentadora para aquellos que quieren disminuir la burocracia del estado implementando un leve cambio al esquema de distribución forzada de la riqueza (también conocida como redistribución) para unificar todos los subsidios bajo el nombre de impuesto negativo a la renta. Algunas de las ventajas que ofrecen, según sus defensores, son: eliminar mafias e intermediarios (punteros), reducir el tamaño de los beneficiados haciendo mas transparentes los criterios de otorgamiento del subsidio, etc. Una vez más, se idealiza al estado, creyendo que el plan que defendemos, funcionará de manera diferente al resto de los planes, su crecimiento estará mejor controlado, y los funcionarios dejarán de ser corruptos, al fin y al cabo se trata de nuestro plan.

Sin embargo, una vez más la realidad dice otra cosa. Cuando se presenta un plan gubernamental que promete ser mas eficiente que los anteriores, o un nuevo impuesto, pero de carácter temporal, termina sucediendo todo lo contrario, veamos: el IVA iba a reemplazar al resto de los impuestos nacionales, el Impuesto al Cheque era de emergencia y temporal, el Futbol para Todos iba a dar ganancias, el SUBE iba a ser implementado en 90 dias. No hace falta ni mencionar como terminaron cada una de estas promesas.

Muchos defensores de nuevos programas gubernamentales olvidan un detalle no menor, el Estado es el que los implementa, y la historia mundial demuestra que lo único que se ha logrado fue un fracaso tras otro.

¿Y que pasa con los pobres?

Me pasa seguido que muchas personas están de acuerdo con que nadie tiene derecho a iniciar la fuerza contra otra persona y su propiedad, o en palabras mas sencillas a vivir en una sociedad pacifica donde las interacciones sean voluntarias y no mediante violencia. También reconocen la superioridad de un mercado libre para la provisión de los bienes y servicios demandados, asignando de esa manera los recursos a donde son mas demandados y por último entienden que el respeto por los derechos de propiedad, una moneda estable y un contexto donde la iniciativa individual no este desincentivada son fundamentales para la generación de riqueza, la única receta para disminuir la pobreza.

Luego de haber acordado sobre esos puntos y procesado las consecuencias que implican aceptar los postulados mencionados anteriormente se dan cuenta que una de las funciones que el gobierno dejaría de cumplir es robarle a Pablo parte de lo que gana en su trabajo para darle a Pedro (el resultado de ese robo luego es presentado como Asignación Universal, Planes Solidarios y demás)

Una vez llegado a este punto viene un pregunta que se repite en casi todos los casos: «¿Y que va a pasar con los pobres? Si el estado no se ocupa, ¿quién se va a ocupar?

Sin dudas es una pregunta de fuerte contenido emocional, y una inquietud válida entre aquellos que no pueden concebir como sería una sociedad con una participación reducida (o nula) del Estado.  Sin embargo, el estado no siempre estuvo presente (o intentó brindar soluciones) en este área. Muchos ignoran cómo antes de que el Estado comenzara el proceso de capturar actividades que antes estaban en manos de la población civil, y de esta manera expandir su ámbito de acción, la beneficencia o caridad se proveía de manera casi o totalmente privada, lo que significaba una concepción completamente diferente de ella y consistía en un verdadero alivio de la situación de los mas necesitados y no en la creación de pobres funcionales al poder por ser dependientes de los favores políticos. En el libro «En Defensa de los Mas Necesitados» que lo pueden bajar acá hay una variada cantidad de ejemplos de la caridad en manos de la sociedad civil.

El flagelo de la pobreza sólo se resuelve con generación de riqueza… ¿y mientras tanto?

Volviendo al tema, la pregunta sobre qué va a suceder con los más pobres, asume que en la actualidad el asistencialismo estatal es efectivo y no deja que los pobres pasen hambre (no sólo es falso, sino que genera grandes distorsiones en diferentes sectores de la economía que terminan perjudicando más que ayudando a los pobres) y que en caso de que la caridad este en manos de la sociedad civil, ésta dejaría que los más necesitados mueran de hambre. En otras palabras se parte de la premisa de que «si el gobierno no lo hace, no lo va a hacer nadie.» De ser verdad, tendríamos que estar presenciando, familias estatales, iglesias estatales, clubes estatales, etc.

En definitiva, si el 100% de los que son introducidos a las ideas de la libertad están preocupados por el destino de los pobres, en una sociedad donde  el estado no le roba a Pedro para darle a Pablo,  las propuestas voluntarias para aliviar la situación de los más relegados de la sociedad van a emerger [*]. Y de hecho, hoy en dia, ante la ineficiencia del Estado en esa materia, diversas organizaciones asumieron la responsabilidad de ayudar de manera voluntaria. [1], [2], [3] y [4] entre otras.

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[*] aclaro que «donde el estado no le robe a Pedro para darle a Pablo» no es el único requisito necesario para que emergan alternativas de beneficencia privada, sino que también no debe desincentivar la iniciativa individual, u obstruir propuestas voluntarias para paliar la situación de los mas pobres, en otras palabras es necesaria  libertad completa que permita la generación de riqueza y de a su vez de estas iniciativas caritativas.

Cómo el gobierno se robó la navidad

Se acerca el 24 de diciembre, y Papá Noel se alista para comenzar su distribución anual de regalos, aunque probablemente cuando sea el turno de Argentina no le será nada fácil.

Guillermo Moreno, vestido especialmente para navidad.

  • Cuando quiera entrar a la Argentina con su bolsa de juguetes listos para ser repartidos entre los chicos que se portaron bien durante el año, se deberá enfrentar a los agentes de Aduana y mostrar su licencia de importación emitida en las oficinas del Zar Económico, Guillermo Moreno. Probablemente, esto demorará la navidad en Argentina y los chicos recién en Reyes recibirán su presente navideño.
  • Luego de haber ingresado a territorio nacional con una bolsa llena de regalos provenientes de todas partes del mundo, un grupo de industriales argentinos, comprometidos con el país, le exigirán a la Presidenta, diputados y senadores que prohíban el ingreso del hombre gordo con su blanca barba debido a que no pueden competir con los precios de Papá Noel, ¡son gratis! Y quien puede pensar que sea mejor para los chicos obtener juguetes gratis, es necesario reactivar la industria del juguete y con iniciativas como la del Sr. Noel no vamos a ningún lado.
  • Por supuesto que con la llegada al país Santa Claus deberá dejar su tradicional trineo estacionado en la entrada de algún cruce fronterizo argentino, puesto que su trineo no pertenece a una aerolínea autorizada y al Autoridad de Aviación Civil no tiene pensado aprobar Santa Airlines en el plazo apropiado.
  • Por otra parte Moyano reclamó que Rodolfo, Relámpago, Bromista, Cupido, Cometa, Alegre, Bailarín y Pompón, los renos, sean afiliados al sindicato de camioneros y aporten su cuota mensual al sindicato. Al mismo tiempo, camioneros bajo las ordenes de Moyano bloqueaban las salidas de los talleres del Polo Norte. Uno de los renos, Cometa, misteriosamente, recibió un trato preferencial, nadie sabe bien por qué, pero estuvo en la Casa Rosada.
  • Luego de todas las peripecias que tuvo que pasar Papá Noel para llevarle el regalo navideño a los chicos argentinos, fue notificado de varios juicios laborales por no respetar la legislación laboral argentina. Lo curioso es que esas demandas venían acompañadas con sus respectivas sentencias que lo condenaban, y el pobre Santa no pudo defenderse. Por supuesto, respetuoso con la legislación laboral decidió cerrar sus talleres, donde los duendes trabajaban alegremente, y nadie sabe bien que será de la próxima navidad en Argentina.

Para todos los que la festejan:

¡Feliz Navidad!

El mito de la ausencia del estado

Cada preocupación de la sociedad que se convierte en el centro de la agenda política de la semana tiene un responsable. Ya sea la inflación, la desocupación, las drogadicción, la falta de viviendas, etc. el responsable es el mismo. Políticos y periodistas de todos los colores señalan al «estado ausente» como la causa de esos, y todos, los males.

La toma del Parque Indoamericano, y las sucesivas tomas en otros puntos del país se dieron debido a que el «estado estaba ausente» en materia de política habitacional, dicen los periodistas.  El problema del narcotrafico que se agrava cada vez más y más, acá y en el mundo, sigue existiendo por la «ausencia del estado», consignan los expertos. La inflación se dispara por la misma causa, y los desempleados que siguen desempleados son por la «ausencia del estado», es la creencia popular.

Estos diagnósticos, por supuesto incorrectos, nos dan un indicio de la miopía de políticos y periodistas que luego es contagiada a la sociedad en general. Es evidente que esta miopía no se debe a la ignorancia, si no a una cuestión estratégica: «si el estado estaba ausente y ocurrió X, cuando yo maneje el estado lo voy a resolver». Quiero decir, los políticos se presentan como salvadores, y creen que la política puede salvar a la gente, lo que falta, dicen, es la persona adecuada.  Sin embargo esta estrategia trajo consecuencias nefastas, porque la población en general se comenzó a creer que el estado es una especie de dios que todo lo puede, y el problema es que los políticos a cargo son ineptos, «el sistema funciona pero hay que encontrar a la persona apropiada» ,piensan .

Ahora bien, señalar la «ausencia del estado» como causa de todos los males es una postura que se basa en una mentira, no tiene ningún asidero, porque el estado está y estaba más presente que nunca, tan presente que se naturalizó esa presencia y no se lo notaba. El reclamo de siempre no es por un estado presente, es por más estado del que había antes.

Ya lo dijimos con el derrumbe de Villa Urquiza, y un análisis similar se podría hacer con todos los demás temas, como el estado está presente. Es el parte del problema y no de la solución.

La inflación es fruto de las políticas del estado de expansión monetaria, y no  la «falta de políticas anti-inflacionarias», el aumento del narcotrafico y la violencia relacionada con drogas no se debe a que el estado no las combate con la vehemencia suficiente, si no a que lo combate y logra que las mafias se hagan cargo del negocio,  el problema habitacional no se debe a que el estado no construyó suficientes casas (no debería porque hacerlo), mas bien es difícil acceder a una vivienda por que desde el estado se arrasó con la confianza en el  sistema bancario y generaron rechazo en los ahorristas, y en consecuencia en un descenso del crédito disponible, que hoy en materia hipotecaria es inexistente. El desempleo no se explica porque el estado no creó los suficientes puestos de trabajo (el estado no puede crear empleo, solo transferir recursos de un sector a otro) más bien el desempleo se debe a las leyes laborales anti-democráticas, copiadas del estado mussoliniano, y a la falta de inversión en la Argentina, producto de la presencia constante  del estado  en todos los ambitos.

En conclusión, atribuirle facultades mágicas o típicas de los dioses al estado genera dos problemas: por un lado empeora los problemas actuales que se deben a la intervención estatal, cuando se cree que el estado está ausente, por el otro una sociedad de personas pasivas, en su mayoría meros observadores, que abandonaron cualquier intento de pensar, y optaron por someterse a lo que diga uno u otro político, renunciaron a ser dueños de su vida y de su destino, de reclamar el fruto de su trabajo, su derecho a decidir que camino tomar en la vida, y optaron por entregarles su vida, su libertad y propiedad, para que intenten resolver por ellos los problemas que tienen.

El mensaje es simple:

Ante el fracaso del estado, ¿por qué no intentar con más libertad?

Ante el fracaso del estado, ¿por qué no intentar con más libertad?

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