Perdón por dejarme subsidiar

Con los anuncios de la quita de subsidios a los servicios públicos, el gobierno nacional instrumentó tres modalidades por las que los beneficiarios de los mismos iban a perder los subsidios, a saber:

  1. Zonas designadas. Sin ningún tipo de advertencia previa, el Ministerio de Planificación y el Ministerio de Economía, designaron algunas zonas, consideradas según su criterio, como las zonas más ricas que ya no merecían recibir los subsidios. En una conferencia de prensa leyeron el listado, de aquellas zonas donde vivía gente que «no los necesitaba».
  2. Renuncia voluntaria por formulario. El Ministerio de Planificación habilitó en el mes de noviembre un formulario donde el que quería podía adherir a una renuncia voluntaria de estos subsidios.
  3. Cuestionario. A partir de enero y febrero, los usuarios de servicios públicos que no hayan sido alcanzados por el punto 1, o no hayan optado por el punto 2, recibirán un cuestionario a partir del cual se evaluará si la persona es merecedora de un subsidio.

Estos tres métodos son relativos a recibir el subsidios, para renunciar a su financiación no hay muchas alternativas (tal vez, un  formulario así?)

No es casualidad que hayan optado por estas tres modalidades, y no por anunciar que el entramado de subsidios no se podía sostener más porque ni los miles de millones de pesos que recaudan mensualmente alcanzan para seguir construyendo esta ficción. Los tres mecanismos elegidos para la quita de subsidios responden a una faceta en la que el kirchnerismo ha mejorado ostensiblemente: la comunicación. Así como el régimen nazi (aunque las comparaciones son odiosas) tuvo que apelar a una estrategia de comunicación esbozada por Joseph Goebbels,  una persona muy capaz, según los que saben, el kirchnerismo ha mejorado el aspecto comunicativo, y la gente lo empezó a comprar. La famosa «crisis del campo», en la que el Senado no aprobó el aumento a las retenciones pudo haber sido una victoria para los que se oponían, pero en ese mismo instante el gobierno aprendió una lección sobre comunicación y aprendió bien.

La quita de subsidios a los servicios públicos la va a hacer el gobierno, pero no fue éste quien la motivó. Ese es por lo menos el mensaje que están dando. Veamos, si no caso por caso, como nunca es el gobierno el que  sacó los subsidios.

En el caso 1, con mayor claridad, es el gobierno el que directamente quita los subsidios. La única salvedad es que no hay costo político alguno en quitarle los subsidios a los que viven en las zonas de mayor poder adquisitivo. En una sociedad donde en muchos sectores lo importante es la «redistribución de riqueza» y no la generación, sacarle privilegios a los que más tienen está bien visto, sacarle derechos también, la cultura perdominante los señala como «los malos».

El caso 2, es el primer caso donde no es el gobierno el que quita los subsidios, si no uno mismo. Lo primero que se me vino a la cabeza fue lo que los comunistas llamaban autocrítica, y Wikipedia lo explica sucintamente así:

Llevado al extremo en la época del estalinismo, y conjugado con la política de purgas, obligaba incluso al reconocimiento de la propia traición y delitos gravísimos de los que se autoinculpaban los sometidos a algunos procesos.

Mao Zedong explicó en «Sobre el gobierno de coalición» la importancia de la autocrítica:

La concienzuda práctica de la autocrítica es otro rasgo que distingue a nuestro Partido de los demás partidos políticos. Hemos dicho que la habitación se debe limpiar regularmente, porque de otra manera se amontonará el polvo, y que tenemos que lavarnos la cara regularmente, porque de otra manera se nos cubrirá de mugre. La mente de nuestros camaradas y el trabajo de nuestro Partido pueden cubrirse de polvo y deben ser limpiados y lavados. El agua corriente no se corrompe y a los goznes de la puerta no los carcomen los gusanos. Este proverbio expresa cómo el movimiento constante impide el ataque de los microbios y otros organismos. Revisar regularmente nuestro trabajo, desarrollar durante el proceso de revisión el estilo democrático de trabajo, no temer a la crítica ni a la autocrítica y aplicar aquellas máximas populares chinas tan buenas como di todo lo que sepas y dilo sin reservas, no culpes al que hable, antes bien, toma sus palabras como una advertencia y corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno: he aquí la única forma eficaz de evitar que el polvo y microbios políticos infecten la mente de nuestros camaradas y el cuerpo de nuestro Partido.

El proceso en renunciar a los subsidios de forma voluntaria, va en el mismo sentido. En primer lugar, nos da la posibilidad a renunciar a un beneficio que nunca pedimos. Renunciarlo implicaría haberlo pedido, y ahí es donde comienza la perversión del relato que intentan crear, y el deslinde responsabilidades del gobierno por la quita de subsidios, que ahora son simplemente tres palabras, pero que el próximo meses serán cientos de pesos más en la cuenta de gas, luz o agua. En segundo lugar, la renuncia voluntaria no es técnicamente que alguien te esté sacando los subsidios, uno lo está renunciando de forma voluntario, uno mismo es el responsable de que haya aumentado, y además el culpable de no haberse dado cuenta que recibía un privilegio injusto a costa de los demás.

Este discurso que se intenta implantar, refuerza la noción de que las consecuencias que se darán por la quita de subsidios, un aumento de más del 200% en la tarifas,  son ajenas al gobierno. El ejercicio de renuncia, el reconocimiento de que hicimos algo mal, nosotros y no ellos.

Los que no opten por la opción 2, ni tampoco vivan en las zonas designadas en el punto 1, recibirán un cuestionario donde deberán contestar algunas preguntas para que después las autoridades definan si uno merece o no recibir subsidios.

Esta útima opción para la quita subsidios, ya no es más una autocrítica, ni son señalados por el gobierno como ‘los malos, es más parecido a una confesión.

La confesión era el medio de prueba por excelencia en los procesos que llevaba adelante el Santo Oficio de la Inquisición, el juicio terminaba cuando el acusado, bajo tortura o amenaza de ser torturado, confesaba todos los delitos de los que era acusado, y con esa confesión, tomada por cierta, el Santo Oficio le confería a una autoridad secular la última palabra, que por supuesto respetaba lo que había «admitido» el acusado.

Leyendo el cuestionario, me parece que estamos ante lo mismo:

1.- Usted acredita una enfermedad crónica que implique un mayor consumo del servicio.

2.- Usted percibe como único ingreso previsional una jubilación y/o pensión equivalente a un haber mínimo.

3.- Usted percibe Pensiones No Contributivas.

4.- Usted es beneficiario de algún Plan o Programa Social (Asignación Universal por Hijo, Subsidios Por Desempleo, Plan Familias, etc.).

5.- Usted tiene el domicilio afectado por actividades de índole social (Institutos, comedores comunitarios, centros de recuperación, etc).

6. Usted percibe alguna asignación familiar.

7.- Usted cuenta con certificado de discapacidad.

8.- Usted posee ingresos familiares insuficientes para afrontar el pago de la tarifa plena.

9.- Usted se encuentra exento del pago de ABL.

10.- Su vivienda posee características edilicias desfavorables que impliquen la utilización de un mayor consumo de otro servicio (vivienda precaria con familia numerosa, vivienda precaria carente de alguno de los servicios -gas o agua, etc).

11.- Su vivienda posee un local anexo destinado a la actividad comercial (pequeños comercios, talleres de oficio, etc.).

12.- En su vivienda conviven múltiples hogares.

Tal vez se trate de una exageración, pero en este último caso, contestar las preguntas que realiza el Ministerio de Planificación, bajo carácter de declaración jurada, implica en la mayoría de los casos que uno admite que no merece los subsidios. Una vez más, no son ellos. Somos nosotros.

Por supuesto que los usuarios de servicios como luz, agua, gas, no van a ser los únicos que pierdan los subsidios. El gasoil, fuertemente subsidiado para mantener un boleto a una tarifa irreal también perderá el subsidio, y con ello los transportistas se verán obligados a aumentar el boleto.

¿Cómo harán para desligarse de la responsabilidad de esos aumentos? Con el Subte fue facil, el problema (y la culpa) es de Macri.  La estrategia para el subsidio al combustible de los colectivos empieza a armarse, por suerte, está vez no va a ser nuestra culpa, ni la culpa de Macri, es el turno de los empresarios.  Estas primeras denuncias sobre un «sobreprecio«de la venta de gasoil a granel son los primeros indicios de que próximamente, por culpa de las empresas, no habrá más subsidios para viajar en colectivo.

La estrategia actual del gobierno en materia de comunicación se corresponde con su proyecto político. Dejaron de lado los errores de hace algunos años, y ahora, el proyecto de un estado presente en cada aspecto de nuestra vida diaria, e interfiriendo en las millones decisiones que toman los argentinos a diario, está sustentado por una estrategia de comunicación donde el proceso de sacralizar al estado se acentúa, y pronto estén todos adulando y agradeciendo al estado por todo lo que nos da y nosotros, simples humanos, no lo merecemos.

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Prensa sucia

«Los mercados contra la democracia» pone en primera plana Le Monde Diplomatique, con letras enormes y, algunas, rojas. ¿Se puede ser tan mentiroso? ¿Se puede ser tan ignorante? ¿Se puede ser tan mala leche?

Le Monde
Pasquín socialista

Los «mercados» son simplemente personas intercambiando bienes y servicios de acuerdo a las preferencias del momento. ¿Cómo podría eso atentar contra la democracia? ¿Puede alguien ser tan tarado para creerse eso? Tal vez después de unos cuántos años de lavado de cerebro con basura estatista.

Si el estado se ocupara simplemente de proteger los derechos individuales de las personas, no habría absolutamente ninguna relación entre los mercados, la forma de gobierno o quién está administrando en el momento.

Los problemas empiezan cuando ciertos burócratas megalómanos y con baja autoestima por sus logros personales, aumentan el tamaño del estado y lo hacen encargarse de cosas de las que jamás podrá encargarse. Las preferencias de la gente no pueden ser controladas. La producción no puede controlarse desde un ministerio. Las compras y las ventas siempre pueden escapar a los controles estatales.

Unos tipos de traje le prometen a la gente la felicidad servida y la vida perfecta totalmente planificada a cambio de unos votos. Para tratar de cumplirlo imprimen dinero, ponen regulaciones de todo tipo a las transacciones voluntarias, obligan a dar créditos a quienes no pueden pagarlos, tratan de «regular» los mercados financieros haciendo que se cuelen «activos tóxicos» en los mismos.

Y cuando las preferencias e intercambios de las personas no respetan «el plan», cuando alguien tiene que producir y generar la riqueza prometida, cuando el cuentito de hadas se choca con esa fuerza imbatible llamada realidad y esa no es como lo prometieron unos tipos de traje, tenemos un culpable: LOS MERCADOS. Serán culpabilizados de atentar contra lo que se dice que es lo mejor que le pasó a la humanidad… «la democracia».

Una democracia sin república es, simplemente, la tiranía de la mayoría. Una democracia en la que el estado no respeta irrestrictamente el proyecto de vida de los ciudadanos no se diferencia en nada de un nuevo despotismo ilustrado. Una democracia sin derechos individuales, es una simple maquinaria socialista. El mercado no atenta contra una forma específica de gobierno; es la forma de gobierno la que atenta contra sí misma al intentar abarcar cosas imposibles e irrealizables.

Señores estatistas e izquierdistas de cuarta, les informo nuevamente que fallaron. Su megalomanía y ansias de controlar lo incontrolable los han llevado hasta este punto. Háganse cargo de sus errores y váyanse a su casa. El futuro es Libertario.

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Hey, Gatito-Gatito!

Gatito

Gatito

Le estaba dando de comer a mis gatos, y por un momento me puse en su lugar. Alguien aparece una vez por día y le pone comida en un plato, y consumiéndola sacia su hambre. Cualquier cosa que la gente que se ocupa de su bienestar deje de hacer con respecto a eso lo pondrá instantáneamente en peligro de muerte. Mi gato no tiene conciencia de eso, si así fuera, todo el que le arrima un plato de comida seria devocionado como un dios, o algo parecido. Pero a el no le importa ni como ni de donde viene la comida, cierra sus ojos, apresta sus patitas, abre su boca y simplemente come. Es una conducta de lo mas natural tratándose de un ser irracional.

Gatito
Gatito

Como no podía ser de otra forma, relacione a mi gato con cualquiera que recibe un desembolso del estado. Si cada uno de los que la reciben tuviera real conciencia de que por cada beneficio obtenido hay alguien que ya no puede disponer de parte de su legitima propiedad porque le fue arrebatada, o a todos se les licua el valor de sus billetes con inflación monetaria, o pasamos a ser todos, junto con las futuras generaciones, garantes por deudas gubernamentales contraídas para poder realizar el gasto que se esta aceptando, cual seria la situación? Estas personas son todas seres racionales muy capaces de relacionar las causas con las consecuencias de este sistema con una simple explicación. Definitivamente no tienen la disculpa de mi gato.

Esto aplica a todos los que aceptan de un modo no obligatorio el cobro de alguna prestación de servicio, sueldo, utilidad, beneficio, plan, a miles y miles de estudiantes de escuelas y universidades publicas, a los que ejercen profesiones monopólicamente con la complicidad del estado, y a unos cuantos mas . Todos, absolutamente todos estos, al igual que mi gato, en algún momento, cierran los ojos, aprestan sus patitas, y simplemente se ponen a comer.
Que vos no sos tan culpable, porque el gato de al lado come mas alimento balanceado que vos? No, no, eso es irrelevante. Lo que importa es si comes el alimento, o no lo comes. Y si solo aquellos que no lo comen en absoluto son los únicos moralmente autorizados para señalar los abusos del estado? Cómo quedaría el panorama? Qué vas a decir en tu defensa ahora, Gatito-Gatito? Miau?

¿Loco? ¿yo?

¿Locura?

Muchas veces escucho el miedo de algunos defensores de las ideas de la libertad en ser tratados como «locos». Es más, me han dicho que esperan en el futuro que los libertarios sean señalados como «miren estos locos las ideas que tienen», en vez de ser un grupo de gente ignota, ignorada en cualquier debate.

Mi parecer es que no va a faltar mucho para que un grupo de personas que se opone al status quo, cuestiona el paradigma de poder actual, y principalmente, tiene como objetivo lograr una sociedad de hombres [y mujeres] libres. Este parecer no es una predicción alarmista sin ningún tipo de base, es por lo contrario, casí una certeza observando en el presente y en el pasado la liviandad con que se acusa a alguien de loco.

Es algo que ya está pasando, en Estados Unidos, no son pocas las veces que  a nuestro candidato favorito Ron Paul lo acusan de «loco». Lo acusan de loco por querer terminar con la persecución a los consumidores, y vendedores, de drogas,  una de las políticas que más fracasaron en los últimos 40 años y que impacta especialmente en las minorías de Estados Unidos, y entre los más pobres, lo acusan de loco porque propone que la moneda sea provista por el mercado, y esté respaldada con un activo físico, y no continuar con la manipulación que hacen de la moneda el gobierno de USA, a través de la Fed junto a los banqueros,, también porque se opone a la nueva ley que autoriza la detención indefinida, a asesinar ciudadanos americanos por ser acusados de algún delito, sin juicio previo, entre otra gran variedad de  temas.

El comentario de Conor Friedersdorf en The Daily Beast es muy atinado, sobre este tema:

Si el regreso al patrón oro es impensado, ¿no es eso tan extremo como que el Presidente Obama tenga un poder ilimitado para asesinar, sin el debido proceso, a cualquier estadounidense que viva en el extranjero y que lo haya designado como enemigo combatiente?  ¿O que [el Senador] Joe Lieberman quiera despojar a un estadounidense de su ciudadanía, no cuando fueron encarcelados por actos terroristas, si no cuando son acusados y designados combatientes enemigos?  En política interna, los expertos se burlan de los subsidios al etanol, la deducción de impuestos para casas con hipotecas, control de alquileres, pero los políticos mainstream que abogan por estas políticas son tratados como personas completamente serias.

Llamenlo locos, pero Rand Paul, Ron Paul y el ex-gobernador de New Mexico, Gary Johnson, probable candidato a presidente para el 2012, se oponen a estas políticas, y los ponen en conflicto con el establishment, cuyo consenso no debería ser determinante sobre si debemos considerar o descartar una idea. Como los excesos mas flagrantes de la guerra contra el terrorismo demuestra, la ideología libertaria no siempre conducen a la locura, y estar «en el mainstream» no siempre es una característica deseable per se, ni lo ha sido en la larga historia de la política estadounidense.

Samuel Cartwright

Revisando la historia nos podemos dar cuenta que el uso de la psiquiatría con fines políticos no es ninguna novedad. Las críticas, o mejor dicho acusaciones, que reciben los libertarios son previsibles. Ya en el S. XIX, el médico Samuel A. Cartwright hablaba de una enfermedad que sólo eran afectados los esclavos de USA, la drapetomanía, consistente en unas «ansias de libertad» o expresión de sentimientos en contra de la esclavitud.

El diagnóstico apareció en un artículo publicado en el New Orleans Medical and Surgical Journal donde el Dr. Cartwright argumentaba que la tendencia de los esclavos a tratar de escapar de sus captores o dueños era en verdad un desorden médico necesitado de estudio. Añadía además que con «el consejo médico adecuado y estrictamente seguido, esta práctica podría prevenirse».

Cartwright también se las rebuscó y encontró un diagnóstico para explicar «la pereza de los esclavos», una forma de apañar «científicamente» el maltrato a los esclavos.

Glenn Greenwald, abogado de derechos civiles y columnista de Salon.com, ofrece una de las mejores defensas de Ron Paul, a pesar de él mismo no coincidir con muchas de sus posturas, en especial las económicas y sobre inmigración,  hace hincapié en que aquellos que lo señalan como «loco» apelan a una de las estrategias más repulsivas de los regímenes autoritarios:

calificar a la gente como «loca» como forma de descartar sus opiniones – básicamente describir el desacuerdo político como una enfermedad mental – es uno de medios más antiguos y rancios para desacreditar a las personas que disienten; es básicamente el arma principal para imponer la ortodoxia dominante y castigar a los disidentes. Llevándolo a su conclusión más odiosa y extrema, la Unión Soviética institucionalizaba a cualquiera que desafiara la ortodoxia, en hospitales psiquiátricos, y China ahora hace lo mismo.  […]

Más importante aún, aquellos que les gusta llamar a otros «chiflados» y «locos» en el discurso político casi siempre quiere decir que simplemente: la persona expresa visiones que está por fuera del mainstream. Cualquier idea que está cómodamente instalada en el mainstream bipartidista es, por definición, sana (incluso si está equivocada; incluso si es loca)

Greenwald menciona el uso de la psiquiatría como herramienta política en China y la Unión Soviética, algo que está fuera de discusión.

Tampoco es ajena a este aprovechamiento de los regímenes totalitarios de categorías médicas para perseguir disidentes, la más cercana isla de Cuba, donde la tortura estaba apañada por la psiquiatría y los psiquiatras obligados a cooperar con el estado.

Dr. Thomas Szasz

Por supuesto que esto no se da solamente en tiranías comunistas, el llamado mundo occidental está repleto de casos de abuso de la psiquiatría. El estado, justificado por los psiquiatras, encierra en cárceles llamadas «instituciones mentales», a aquellos que se desvían del comportamiento esperado en una sociedad. Algunos de ellos son los que no han podido ser adoctrinados por la maquina de adoctrinar, otros simplemente son calificados como locos y apartados de la sociedad. En palabras de uno de los exponentes del movimiento anti-psiquiatría, y libertario,  Thomas Szasz:

El creador exitoso y el destructor exitoso se parecen entre sí en su determinación al enfocarse en alcanzar sus objetivos. Los alienistas franceses del S. XIX  medicalizaron esa determinación llamándola «monomanía». De acuerdo al Oxford English Dictionary, el término fue usado por primera vez en 1823, par referirse a «Una forma de insanidad en la cual el paciente es irracional en un solo tema»; también es usada para identificar «Un entusiasmo exagerado o devoción por un tema; una locura.» Debido a que en diferentes momentos (o lugares) la gente valor la devoción a un tema particular de forma diferente, ciertas personas son difamados como locos así como en otro momento pudieron haber sido considerado genios, y vice versa.

Todas las columnas de Szasz en The Freeman, son interesantes. Para aquellos interesados en conocer más su obra, Jose Benegas ha escrito un ensayo llamado «Thomas Szasz: Redención, locura y disidencia. Política y control moral», donde hace un repaso por los puntos más sobresalientes de su obra.

La próxima vez que escuche a alguien mencionar que otro  posee «ideas locas» voy a tender a escuchar al llamado loco, que seguramente, tenga cosas más interesantes para decir, que el que lo acusa como tal. Los libertarios, e incluso aquellos que no lo eran pero que buscaban su libertad (esclavos, disidentes sovieticos, chinos, pacientes institucionalizados o atontados por medicaciones) , han sido llamado locos en varias oportunidades. Retomando el artículo de Szasz,  esto se debe a que muchas de esas ideas, innovadoras, creativas, que no pertenecen al pensamiento corriente al que la gente está acostumbrado son proclives de ser excluidas del debate con la simple medicalización de esas ideas.

Simon Sinek plantea está delgada linea fina, inexistente en realidad, entre los inadaptados»de un lado» y «los del otro»:

Curva de Bell

El primer grupo, del lado derecho de la curva, son los inadaptados que no sociabilizan. […] Son aquellos que no parecen vivir en el mismo planeta que los demás. Ven cosas que la mayoría no ve. Y lo que es peor, no tienen la capacidad para interactuar en una sociedad normal. Es por eso que los empujamos hacia un costado y los señalamos.

En el lado izquierdo de la curva hay otro grupo de inadaptados. Al igual que sus hermanos y hermanas del otro lado de la curva, también parecen vivir en otro planeta. También ven cosas que la mayoría no ven. Sin embargo, tienen la capacidad de parecer normales – es decir, de ser socialmente funcionales. Pero no se engañen. También son inadaptados.

Si ves cosas que los demás no ven y estás del lado derecho de la curva, sos llamado insano. Si ves cosas que los demás no ven y estás del lado izquierdo, sos un visionario.  Si marchás al ritmo de tu propio tambor desde el lado derecho, sos un marginado. Si marchas al ritmo de tu propio tambor desde el lado izquierdo sos único o auténtico.

Entre los defensores de las ideas de la libertad encontramos cientos de casos de uno y del otro lado. Locos y genios, inadaptados sociales e inadaptados que sociabilizan.  Todos tienen una visión para aportar, todos vislumbran un futuro diferente, un futuro mejor. Por lo que cuando son llamados locos, nada mejor que inflar el pecho y estar orgulloso de ser identificado como tal, son los locos los que cambian los paradigmas, los que influyen en la historia. Son los acusados de herejes, los quemados en la hoguera, o los encerrados en instituciones mentales, muchas veces, por decir una verdad que la sociedad, o el poder, no tolera.

Consecuencias indeseadas, en todas partes

El afán de los reguladores de dictar como cada individuo debe vivir su vida es, desde el vamos, una actitud aborrecible. Los resultados de las políticas para controlar la vida de las personas, muchas veces en nombre de su propio bien, son todavía peores. En Estados Unidos tienen un problema con la obesidad, y en vistas a prevenirla, el distrito escolar de L.A. modificó las comidas disponibles en los comedores escolares, eliminando los rastros de alimentos altos en grasas, nocivos para la salud de los niños. Es difícil pasar de tener una dieta que consista en la llamada comida chatarra a pasar a almorzar pasto y leche, los efectos fueron los siguientes:

Muchas de las comidas están siendo rechazados en forma masiva. La participación en el programa de almuerzos escolares ha disminuido de forma considerable. Los directores informan de residuos masivos, con cartones de leche sin abrir y platos sin ser comidos que se tiran. Los estudiantes están abandonando el almuerzo, y algunos dicen que están sufriendo de dolores de cabeza, dolores de estómago e incluso anemia. En muchas escuelas,  está creciendo un mercado clandestino de papas fritas, dulces, hamburguesas de comida rápida y otros platos tabú…

Iraides Rentería y Mayra Gutiérrez ni siquiera se molestan en hacer la fila. Iraides dijo que la comida de la escuela ya la hizo vomitar, y Mayra llama «cosas desagradables, podridas». Entonces, ¿qué comen? Las  jóvenes sacan tres bolsas de chizitos y una gaseosa de  sus mochilas.

«Esta es nuestra comida diaria», dice Iraides. «Estamos comiendo más comida chatarraya que el año pasado».

Esto no nos dice tanto sobre los hábitos alimenticios de los americanos, como de la ley de consecuencias indeseadas. Los funcionarios se creen muchas veces que por poder firmar un decreto puede afectar la realidad, y que ellos pueden influir con su pluma en las conductas habituales de las personas, un acercamiento a estos problemas muy superficial que no analiza las causas subyacentes, de por qué suceden las cosas. En Argentina, está actitud es una constante, el opocialismo (oposición + oficialismo) proponen leyes para avanzar con su agenda, como si fuese lo que faltaba para corregir las cosas que están mal.

Este es un excelente ejemplo del que los políticos deberían aprender, sea en grandes o en chicos, sus absurdos decretos y medidas, por más bienintencionados que sean,  tienen consecuencias indeseadas que nunca están dispuestos a reconocer.

(Vía Hit & Run)

La hora de desconcertar al mundo

Hay una persona que está desconcertando al mundo. Con él las categorías tradicionales para describir a los actores políticos desaparecen. Nadie sabe bien como definirlo, y encontrar una nota sobre él, que no se contradiga, no se equivoque al describir sus posturas, o las enmarque en el contexto adecuado es bastante difícil.

Dr. Ron Paul

Estoy hablando de una persona que ha predicado durante los últimos 30 años la defensa de los derechos individuales y de los mercados libres, pero que recién ahora, luego de predecir la burbuja inmobiliaria, de la crisis de la deuda en Estados Unidos y Europa y los salvatajes billonarios a bancos y empresas, se empieza a hacer escuchar. Obviamente, me refiero al médico de 76 años, y congresista por el estado Texas, Ron Paul.

La cobertura mediática del Dr. Paul, en los medios hispanos, confirma una de las tesis que sostenemos los optimistas en relación a las posibilidades de vivir en una sociedad libre. Es que las ideas que expone Ron Paul son ineditas  en esta parte del mundo en estos tiempos. Aún en Estados Unidos, cuyos principios fundacionales se asemejan a las ideas que expone Paul, sus ideas no son del todo comprendidas por los votantes, mucho menos cuando es un candidato anti-guerra en un país en el que desde los atentados del 11-s, los políticos han apelado al miedo, a la «seguridad nacional» y a la necesidad de una presencia militar fuerte en el mundo como los factores fundamentales que definirán la supervivencia de Estados Unidos como tal.

Pero el desconocimiento de las ideas de Paul, y la imposibilidad de identificarlas, en la prensa en español es aún mayor. Tan sólo basta ver algunos ejemplos de lo que se escribe por ahí:

Página/12 (Argentina)

El congresista Ron Paul, defensor del libre mercado y contrario a la inversión extranjera en el país, quedó posicionado en el tercer lugar.

Las negritas son mías. No se de donde sacó el periodista de Página12 que Ron Paul se opone a la inversión extranjera, pero habla del poco rigor profesional para investigar sobre lo que va a escribir. Ron Paul es un libertario, favorece el libre tránsito de productos y capitales, y eso incluye la inversión extranjera.

La publicación online Observador Global va más allá y dice:

En algunos aspectos, Ron Paul coincide con ideas que levantan los sectores de izquierda, en otras con los neoliberales económicos, a veces parece ultrarreligioso, pero con respecto a otros temas sus opiniones y sus votos en la Cámara de Representantes suenan a anarquismo.

Varias de sus declaraciones podrían incluirse dentro del fascismo, principalmente por el grado de racismo, pero su campaña para la reducción del Estado en varios aspectos no coincide con las ideas fascistas de un Estado controlador, sino que recuerda a los ideólogos neoliberales económicos.

Sbarbi Osuna, el autor de la nota, no tiene idea de lo que está hablando. Un conjunto de ideas que rompe con sus esquemas mentales y lo termina desconcertado, ¿cómo puede una persona defender al mismo tiempo ideas que parecen de izquierda e ideas que parecen de derecha?

Acá lo ayudamos.

Una revolución en marcha

La cobertura de IPS Noticias es una de las más acertadas:

En temas económicos es un fiel neoliberal. En sus más de 20 años en el Congreso legislativo ha continuamente votado contra toda propuesta que incrementara el gasto del gobierno federal, algo que considera la mayor amenaza a las libertades individuales. También ha propuesto en varias ocasiones la eliminación de departamentos de gobierno como el de Seguridad Social y la Reserva Federal.

Es un fuerte defensor de los «derechos de los estados». Cree que aquellos temas en los que la Constitución no le confiere explícitamente la última palabra al gobierno federal, como el aborto, el matrimonio homosexual y la legislación de la marihuana, deben quedar en manos de las respectivas autoridades estaduales.

Coherente con sus posturas libertarias, es fuerte defensor de todos los derechos individuales, incluso el de portar armas, y se opone a los cateos y las confiscaciones sin orden judicial en el marco de la guerra al terrorismo.

Sin embargo, no lo llamaría a Paul un neoliberal. Ron Paul es un verdadero defensor de los mercados libres y seguidor de la Escuela Austríaca de Economía, mientras que un neoliberal sólo realiza discursos defendiendo los mercados libres, pero favorece la regulación, el endeudamiento estatal y la intervención del estado en numerosas áreas de la economía.

Finalmente, el español ABC lo describe así:

En «asuntos sociales» Paul es «progresista» en virtud de su opinión de que el Estado no debe inmiscuirse en la vida de los individuos. En política exterior, Paul es aislacionista y se ha opuesto a las guerras y la permanencia de tropas estadounidenses en ultramar.

En materia económica y fiscal, Paul propone la abolición de la Reserva Federal, se opone a los impuestos y todos los programas gubernamentales de asistencia social.

 Una descripción precisa, que sin embargo apela a encasillarlo a Paul en las categorías políticas tradicionales.

¿Qué quiere decir todo esto? En mi opinión esta confusión se da por dos factores. En primer lugar, la poca profesionalidad periodística para investigar acerca de un candidato. En segundo lugar, que las ideas de la libertad no son muy difundidas, y mucho menos en español, por lo que toparse con un libertario en la mitad de las primarias republicanas es un shock para muchos periodistas que quedan desubicados.

Esto último creo que es una buena noticia para los que aspiramos vivir en una sociedad libre, el desconocimiento de una idea no indica que no es popular, o que fue rechazada, el desconocimiento de una idea indica que tiene mucho lugar para crecer. A mi entender, una buena noticia.

Pero esto también quiere decir que tenemos un arduo trabajo por delante, Ron Paul tardó 30 años en llegar a donde está, y todavía queda un largo trabajo para seguir avanzando sus ideas, aunque de a poco se van instalando en el debate político. Un tercer lugar en los caucus de Iowa no es un resultado para frustrarse, veinte mil personas eligieron una opción impensada como alternativa hace algunos años, al contrario, es un resultado para ilusionarse.

La posibilidad de alcanzar el objetivo de conseguir una sociedad libre está cerca, depende de la acción que tomemos para llevar adelante está idea, depende del esfuerzo personal y del compromiso. No es fácil, va a haber muchos obstáculos en el camino, pero es al final del día es gratificante, y a pesar de todas las injusticias uno se puede ir a dormir, cualquiera sea el camino que haya optado para intentar alcanzar el objetivo, que está haciendo algo por la causa de la libertad.

Es hora de salir, y desconcertar al mundo con la noción tan radical de que nadie tiene derecho a iniciar el uso de la fuerza contra otra persona, o su propiedad.

Adelante!

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En un mundo irreal

Como si fuese sacado de un libro que se burla de las políticas populistas de la región, el nuevo paso del gobierno argentino para satisfacer su voracidad (y necesidad) fiscal será ejercer un mayor control sobre los contratos de alquiler, que, a partir de ahora, aquellos que sean celebrados por un importe mayor a 8.000 pesos mensuales deberán ser registrados en la base de datos de nuestra potencial Stasi local, la AFIP.

La medida se enmarca en un contexto muy particular, aquel castillo de naipes que venimos señalando desde hace más de un año que es el famoso Modelo se está tambaleando, y para sostenerlo necesitan seguir atacando la propiedad privada, e interviniendo en la economía. La quita de subsidios, la restricción a la compra de dólares, entre otras medidas, son señales que la viabilidad del modelo es limitada, y su prognosis no es  muy alentadora.

La medida parece estar desconectada de la realidad. En un país dónde el «deficit habitacional» y la dificultad del «acceso a la vivienda» son temas tan importantes, y existen constantes reclamos sobre la cuestión, la idea de agregar mas obstáculos para el alquiler de una vivienda, generando trámites, controles, registraciones y demás terminará dificultando más la posibilidad que aquellos en peores condiciones económicas.

Este párrafo del post lo iba a dedicar a describir brevemente el efecto que podría a llegar a tener esta medida, disminuyendo la oferta de unidades de menor valor, ya que a partir de estos mayores controles se genera un desincentivo para aquellos que poseen una situación fiscal con «inconsistencias» abandonar las unidades de menor valor, para mudarse a las de mayor de $ 8.000. Pero como decía recién, es inútil brindar una explicación sobre los efectos que trae esta medida sobre las posibilidades de acceder a una vivienda a la población. La desconexión existente en el gobierno entre las causas y los efectos de las medidas implementadas es evidente, una explicación racional de como afectaría este nuevo mecanismo a los alquileres no sería motivo siquiera de reflexión ni para los apologistas del gobierno, ni para funcionarios.

La lógica estatista es en realidad una patología, la idea de que un decreto, una ley, o una nueva regulación sólo tendrá los efectos que ellos desean, y cualquier consecuencia  indeseada puede ser solucionada con otro decreto, ley o regulación. Ante esta realidad, el debate basado en una estructura lógica de argumentación es inocuo para las posturas estatistas. Cuando deciden reconocer la realidad, es demasiado tarde.

Por otra parte los que no pueden negar la realidad son los que ser verán afectados por esos efectos. No son aquellos que viajan en helicóptero todas las mañanas a su trabajo, o los que tienen a un guardaespaldas, son las miles de personas buscando una casa para alquilar, o para comprar, pero que gracias a los que se creen todopoderosos cada vez se les hace más dificil.

Por último, y a pesar de no verse afectados directamente, la población general debería preocuparse por esta medida. No por aquellos que tendrán que recorrer más y pagar más para vivir en el inmueble que querían, sino por todo el resto, ya que la AFIP cada vez obtiene más poder, y no me extrañaría que en momentos que el gobierno ya no podrá mantener al rebaño que se ha convertido la mayor parte de la sociedad bien alimentado, fogoneando el boom del consumo, las próximas medidas que tomen, ya no serán programas demagogos de fútbol, pescado y vino para todos, será el Estado haciendo uso de lo que mejor hace (y lo único), el uso de la fuerza sin ningún maquillaje.

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Volver a lo básico

¿Por qué la mayoría de la gente lleva adelante una vida repleta de hipocresía? ¿Por qué olvidamos de aplicar en la vida lo que nos enseñaron nuestros padres desde chiquitos? ¿Por qué no aplicamos lo que les enseñamos a nuestros hijos? De repente, nos olvidamos de las enseñanzas más esenciales que recibimos para manejarnos en la vida, las que nos sirven para sobrevivir viviendo en sociedad, y abogamos por todo lo contrario.

¿Cómo es posible que la gente, en su mayoría, haya abandonado los principios fundamentales bajo los que crecieron?  Son tres cosas básicas las que aprendemos de chicos: 1. Robar está mal.  2. Si el otro no te hizo nada no hay que molestarlo/pegarle/etc. 3. Mentir está mal.

Veamos como influyeron en nuestras vidas estos tres principios, casi universales en esta parte del planeta a la hora de criar a un hijo:

1. Robar está mal. Nuestros padres nos enseñaban que sacarle a otro lo que era suyo estaba mal. No podíamos tomar por la fuerza lo que no nos pertenecía. Ese fue nuestra primera aproximación al concepto de propiedad. En general, la empezamos a respetar cuando le «sacamos» el lápiz a alguien, y después otro nos roba el lápiz a nosotros. Es un principio universal, si nos robamos entre todos salimos perjudicados.

2. Si el otro no te hizo nada no hay que molestarlo. Bueno, tal vez no es tal cual nos decían en casa, el mensaje era otro: «no tenés que pegarle», pero el otro si nos hacía algo no nos podíamos quedar de brazos cruzados. De ahí a que cuando un compañerito del jardín/primaria se estaba peleando con otro y la maestra los retaba, nadie iba a poner en discusión quién había pegado la piña mas fuerte, la primera respuesta, casi instintiva,  era «él empezó». Desde chicos teníamos la intuición de que estaba mal empezar a pelearse, el que empezaba la pelea nunca tenía la razón, sea cual fuese el motivo había una cosa que estaba claro: el que iniciaba la pelea estaba actuando mal. Esto no es muy distinto a lo que se puede considerar la base  de la filosofía de la libertad, la idea de que nadie tiene derecho a iniciar la fuerza contra otra persona, la agresión no se puede justificar.

3. Mentir está mal. Esta es la tercer premisa que identifico como la que guía a vida de un niño, o por lo menos la que los padres tratan de inculcarle. No mentir implica no decir una cosa por otro, no evadir la responsabilidad de los actos que llevamos adelante («yo no fuí»).

Sin embargo, estos principios en algún momento pasan a quedar en el olvido. De un día para el otro, lo que nos dijeron todos los días durante varios años parece que dejó de servir. Nadie lo aplica. Se lo siguen explicando a las nuevas generaciones, pero llega un día en la vida de las personas que tres cosas básicas como comprender que «robar está mal», que «si el otro no te hizo nada no hay razón para molestarlo», y que «mentir está mal» desaparecen de los valores de las personas, y ven en cada robo, cada agresión y cada mentira, la solución a los problemas.

¿Por qué de un día para el otro empezamos a creer que los problemas sociales se resuelven con violencia? ¿Quién le explica a sus hijos que ante un problema que se presente la violencia, el robo, la agresión, la mentira, están bien y resuelven los problemas? Supongo que nadie. En ese caso, ¿por qué cuando pensamos en soluciones a los problemas sociales la mayoría aboga por la violencia? La necesidad de que el estado resuelvas los problema que se nos presentan todos los días, prohibiendo, creando licencias, regulando, subiendo impuestos, imponiendo conductas, es una forma de decir que la violencia es la manera de resolver los problemas.

La amenaza de la violencia como solución de los problemas.

Los ejemplos están a la vista, ¿cuál es la mejor forma de ofrecer educación? Que el gobierno tome por la fuerza a los chicos, decida que contenidos enseñarles y expropiarle parte de su dinero a todo el resto (¡incluso a los que no tienen hijos!) para financiar ese sistema. ¿Qué hacer si una persona está fumando un cigarrillo de una hierba no aprobada por el gobierno? Meterlo preso u obligarlo a renunciar a sus hábitos, inocuos para el resto, encerrándolo en una granja y etiquetándolo de enfermo. Lo mismo podríamos seguir con varios ejemplos, para casi todos los problemas la gente tiene una solución, y en la mayoría incluye la violencia.

La violencia que ejerce el gobierno no está mal vista por gran parte de la sociedad, incluso entre aquellos que les parecería disparatado creer que con violencia se resuelven los problemas. Al gobierno se lo juzga con un criterio diferente, como si las persona que se hacen llamar gobierno pueden apartarse de los principios que rigieron nuestra vida en sociedad en la infancia, y que rigen nuestra vida a diario cuando no estamos proponiendo propuestas políticas.

La propuesta del liberalismo no es complicada, no es rebuscada, ni requiere mucho estudio, es más bien sencilla. Es hora de volver a los principios básicos con los que crecimos y con los que vivimos la mayoría todos los días, sólo hace falta aplicarlos de forma consistente, entender que si está mal robar para uno, está mal robar para todos, entender que si usar la fuerza está mal para uno está mal para todos, y cuando uno dice todos incluye también al gobierno, sea quién sea que esté en el poder en ese momento.

El pedido es simple, comencemos a comportarnos como personas civilizadas en todo momento, volvamos a los principios básicos y apliquemoslo de forma consistente. Veamos en cada acto los medios que usamos para alcanzar el fin que buscamos, analicemos si estamos forzando a alguien a hacer algo que no quiere, si le estamos sacando a alguien algo que no nos pertenece, y cada vez que propongamos que el gobierno deba hacer algo preguntémonos: ¿estaría dispuesto a hacerlo yo por mi cuenta?

Percepciones

Volví a Buenos Aires después de un tiempo relativamente largo de estar afuera de las fronteras argentinas por temas laborales. Sábado a la noche, luego de la jura de la Señora Reina, salgo para encontrarme con unos amigos. Me dirijo hacia una estación de subte del barrio de Almagro, contento y lo más campante, caminando cual Heidi del viejo animé y de a poco me voy percatando de algo: todo el mundo en la calle está con cara de orto.

v-for-vendetta

Lunes por la madrugada, tantas caras dibujadas.

Pienso que es solamente mi impresión, pero todo el vagón está igual. Trato de ser más objetivo, pero me pasa lo mismo en el bar y en los días subsiguientes. Todo el mundo con cara de traste, algo que jamás había notado que fuera tan alevoso. Algo a lo que me había desacostumbrado.

Es entonces cuando recuerdo algo que contaba un ruso que se escapó de la Unión Soviética: «Lo peor no es saber que en cualquier momento pueden entrar a tu casa y llevarte a Siberia, a un Gulag o a una institución mental. Lo peor es que, a cada momento te es recordado lo futil e irrelevante de tus esfuerzos. No importa lo que quieras, no importa cuánto trabajes por ello.»

Y la verdad que lo entiendo. ¿Cómo puede alguien ir despreocupado, feliz y campante por la vida sabiendo qué…..

– todo aumento de sueldo que reciba será gracias a un sindicalista al que tiene que rendirle tributo y no a la superación personal o mejora de rendimiento?

– el valor de su sueldo y su dinero disminuye minuto a minuto porque hay alguien imprimiendo a mansalva?

– hay un tipo que le dice qué puede comprar y qué no, coartando de gran manera su libertad de elección?

– deberá viajar día tras día en un transporte público cada vez en peores condiciones, más saturado y sin poder elegir otra cosa?

– una manga de chorros te dice qué cosas podés pasar y qué tenés que pagar para entrar a través de una línea imaginaria algo que compraste con tu dinero bien habido?

– jamás podrá capitalizar sus ahorros a largo plazo en bienes durables como, por ejemplo, una casa?

– un grupo de inescrupulosos acomodaticios como La Cámpora se da la gran vida a costa de sus impuestos?

– la Señora Reina junto con su gabinete de millonarios se dedican a hablar de que están para cuidar a «los más pobres», mientras recaudan como locos y se mandan ostentosos viajes alrededor del mundo?

– se intenta imponer un relato de una historia que no fue y que es tan bizarra y delirante que nadie, pero nadie se la puede creer?

El ser humano encuentra satisfacción cuando se desafía a sí mismo, cuando logra un objetivo con mérito propio (desde ganar el torneo de fútbol del barrio hasta recibirse en la universidad), cuando recibe una retribución digna de los servicios que ha prestado, cuando es productivo, cuando sirve a los demás, cuando colabora, cuando gana, cuando pierde pero dió todo.

Dejar que un grupo de megalómanos con aires de grandeza decidan cada vez más cosas por nosotros, nos digan qué hacer y nos pongan barreras idiotas para lo que nosotros queremos hacer, solamente lleva a frustración, porque ningún ser humano puede sentirse realizado siendo un simple engranaje de una maquinaria social (¿o debería decir socialista?).

Ahora que leíste esto, no vas a poder evitar prestar atención a eso que te dije. Y ahí acordate las palabras de la carta de Valerie en V For Vendetta: «Every inch of me shall perish. Every inch, but one. An inch. It is small and it is fragile and it is the only thing in the world worth having. We must never lose it or give it away. We must NEVER let them take it from us.»

Nunca entregues la última pulgada. Expandila. Contagiala. Hablá de la libertad. Y así, una pulgada a la vez, capaz que algún día recuperemos esa libertad que (¿no?) supimos tener.

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