Moreno, para el lado de los tomates

«Agarrar para el lado de los tomates»: Esta expresión, de significado descabellado y origen hortícola, se utiliza para señalar que alguien ha comprendido mal, que se ha ido “lejos en sus razonamientos” (Zimmerman, Tres mil historias de frases…).

La medida impulsada por el Secretario de Comercio Interior para prohibir la venta de  tomates en el Mercado Central habla mucho de lo que es el intento, obviamente infructuoso, de manipular la realidad, manipulando las estadísticas, al mejor estilo de la novela 1984 (se que soy insistente con esta analogía, pero cada vez es más clara).

Informaban en lanacion.com:

Fiel a su estilo, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, vuelve a intentar frenar los precios de los alimentos con técnicas poco ortodoxas. Esta vez eligió prohibir la venta de tomates por una semana en el Mercado Central para evitar la especulación que origina la suba estacional del producto.

«El Mercado Central de Buenos Aires suspende por una semana la comercialización de tomates, medida justificada por la suba momentánea en el precio que todos los años se da en estas fechas, debido a la rotación de las zonas de cultivo», dijo el escueto comunicado que salió de una dirección de e-mails denominada Prensa del Mercado Central, que estaría vinculada con la dirección del mercado, que está en manos de hombres fieles a Moreno, como su gerente, Guillermo Cosentino.

Al parecer el objetivo de esta prohibición consistía en evitar que se vendan tomates caros en el Mercado Central, lugar donde el INDEC dice realizar el relevamiento de precios de frutas y verduras, y de esta manera evitar que el aumento por causas estacionales en los tomates repercuta en el Indice de Precios del Consumidor.

El vengador de los tomates en el Mercado Central

Esta medida, que al final del día fue revertida, expresa en muchos aspectos la prepotencia que tiene este gobierno intentando modificar la realidad y las leyes económicas firmando un simple papel (en este caso, ni siquiera eso, pues estas maniobras se realizan extra-oficialmente, como para que no queden rastros).

Veamos las diferentes situaciones.

En primer lugar, al parecer Moreno entiende que el control de precios produce desabastecimiento, al menos ya no se molesta en ejercer eso controles, sino que se saltea a la etapa directamente posterior, la imposibilidad de adquirir el producto.  Ahora no solo no hay tomate en el Mercado Central de manera oficial, si no que aquellos que quieran comprarlo deberán pagar más. En conclusión, en las cifras logrará el efecto deseado, en la realidad lo agravará.

En segundo lugar, es necesario diferenciar un aumento de precios por causas de mercado, que el aumento de precios que se produce como efecto de la inflación. El primero, como es en este caso de los tomates, es un ajuste que se produce en el precio, fruto de una situación climática, donde al haber una menor oferta, y asumiendo que la demanda de tomates se mantiene, se produce un aumento en el precio de mercado. Este aumento permite, que siga habiendo tomates disponibles para que aquellos que valoren la necesidad de un tomate en el presente más que el precio que tienen que desembolsar para obtenerlo, mientras que aquellos que no lo valoran a ese nivel, esperan el momento en el que para ellos el precio de tomate es menor a la utilidad que el consumo del mismo les brinda. Del lado de la oferta este aumento de precio le índica a los los productores bonarenses que llegó su momento de producir, al haber escasez como consecuencias de la falta de tomates provenientes del norte.

Gendarmes: La próxima herramienta con la que Moreno intentará detener los precios

Ahora bien, el tercer punto, y para mi fundamental no perderlo de vista en estos casos, es que mas allá de que por la intervención gubernamental hubiesen quedado truncas operaciones de compra y venta de tomates, lo que, en un nivel de análisis mas profundo, está haciendo el gobierno es interfiriendo en la cooperación social que  permite el mercado.

El mercado carece de personalidad, nadie ni nada lo puede representar, no tiene espíritu alguno, ni hace o deja de hacer cosas, cuando uno habla de mercado no habla de la bolsa de Buenos Aires, los banqueros de Wall Street o de los organismo multilaterales de crédito. El mercado, no es mas ni menos, que los intercambios voluntarios individuales que se dan simultáneamente  en números inconmensurables. Lo que permite que ocurra está cooperación social que se da en cada una de estás transacciones, o en otras palabras, en el mercado, es la existencia de los precios que coordina toda esa información que se encuentra dispersa en cada uno de los individuos y que de cualquier otra manera sería imposible de conocer.

Es por este motivo que los precios, que permiten coordinar todas estás acciones, cuando son intervenidos por el gobierno, mediante el uso de la fuerza (o su amenaza), lo que hacen es distorsionar los fines y medios de cada persona, lo que hacen es colocar barreras en el proceso de cooperación social, que luego generan los descalabros económicos que traen consigo tragedias en el aspecto humano, como son la pobreza, la desnutrición, entre otras.

«El culto al estado es el culto a la fuerza» Ludwig von Mises

El accionar de los gobiernos, en todos los casos, es sinónimo de fuerza, y detectar el ejercicio de la violencia (legítima para algunos) o la amenaza de ella en todos sus actos, y exponerla, es una manera acertada de demostrar la naturaleza del gobierno, en contraste con el desarrollo voluntario, libre y descentralizado que sería un mercado liberado de intervención gubernamental.

Perón, Perón, que grande sos!

Por Alberto Bengas Lynch (h)
En Fundamentos del Analisis Economicco, pp. 160-162, ed. Fundación BCBA, 1979.
A partir de 1943, se reformó todo el sistema bancario y la carta orgánica del Banco Central. Irrumpió, a partir de entonces, una inflación galopante, ejerciendo sus consabidos efectos sobre la comunidad. La cotización del dolar en pesos argentinos experimentó un alza del 985% desde 1945 hasta 1955. El salario real en ese mismo período se elevó a un ritmo anual que resultó ser 4,8 veces inferior al de los diez año procedentes y desde 1955 hasta 1968 el promedio anual de aquel índice – aún siendo poco – fue el doble de los años de la dictadura. Las reservas monetarias sufrieron una merma del 77% desde el advenimiento de Perón hasta su derrocamiento; en 1948 entramos en cesación de pagos hasta que en 1951, con el auxilio de la banca extranjera, comenzamos a cumplir nuestros compromisos financieros internacionales más apremiantes.

Perón, Perón, el gran ladrón. (De cuando tenía las manos)

La deuda externa se elevó nada menos que en un 380% durante el peronismo y en 1955 hubo que designar una comisión ante el Club de París para negociar la asfixiante deuda que se soportaba al momento. Si comparamos el volumen del comercio exterior en 1955, con las cifras que refleja el año 1943 para el mismo rubro, observamos que las exportaciones cayeron a menos de la mitad. La producción física de cereales y carnes mermó de un 28% y 41% respectivamente durante la década de desgobierno de Perón. La producción industrial experimentó un alza del 11% en aquel período, cifra que resulta sumamente reducida si se la compara con el incremento del 97% de aumento de los quince años siguientes. Ademas, aquel incremento insignificante en los productos industriales se logró principalmente merced a la sistemática expoliación del campo, lo que permitió subsidiar una pesada y gravosa industrialización artificial. Este último fenomeno – la traslación forzosa de recursos del campo a la industria – provocó la emigración de poblaciones campesinas con destino a las ciudades y sus aledaños, engendró la peor de las crisis habitacionales que vivió la Argentina, dando así origen a las tristemente conocidas «villa miseria».

Torpemente se fueron sucediendo las «nacionalizaciones» de empresas de servicios públicos, derrochando así fondos del tesoro nacional y brindando cada vez peores servicios a la comunidad. Debido a la gran inflación el ahorro mermó considerablemente; los saldos que el público mantenía en Cajas de Ahorro, depósitos a plazo fijo y en instituciones de crédito hipotecario, representaban el 32% del PBN en 1944, para pasar al 8% en 1954.

Salvo escaso paréntesis, hasta la fecha, los distintos gobiernos no han hecho más que adoptar en grado diverso, la política socialista de la segunda tiranía [ABL considera que el período de Rosas fue la primer tiranía]. Así es que desde 1943 hasta mediados del corriente año el costo de la vida subió 360 veces, esto es el 36.000%.

Cita completa: Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos del Analisis Economico, pp. 160-162, Editorial Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Argentina 1979.

El fracaso del cine argentino

Con el espíritu tradicional de los reguladores, que oscilan entre no importarle el gusto de los espectadores y la falta de respeto total por las decisiones que toma la gente en como asignar sus gastos, la Directora del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) firmó una resolución que impone un arancel a las copias de peliculas extranjeras con el objetivo de que la gente se vuelque a ver peliculas argentinas.

El gobierno prohibiendo e imponiendo no es ninguna novedad. Esta regulación, además, resulta en un beneficio para los grandes cines frente a las pantallas independientes, tal como lo señala la carta enviada por los dueños de estos últimos. También los cines del interior, a pesar de ser allí más barato el ingreso de las copias, se verán perjudicados al circular menor cantidad de copias en el país.

Por suerte se ha escrito bastante sobre el tema, donde está explicado de manera clara de que va todo esto:

– Las fallas conceptuales de la Resolución del INCAA – CinesArgentinos.com.ar

– Pasar un solo trailer en Buenos Aires costará $ 1.176 y en Rosario $588,25 – CA

– Carta de los cines independientes a la presidenta del INCAA 

Además Perfil, en su edición dominical, analizó la cuestión de los subsidios a las películas nacionales:

– Cómo se subsidia el cine nacional desde el Estado

y cierra su informe con una infografía muy clara sobre las pérdidas en las que incurre el INCAA (en realidad, incurrimos nosotros, los que pagamos impuestos) y cómo películas argentinas que han tenido cierto éxito (El Secreto de sus Ojos, también han apelado a la financiación obtenida forzosamente de la sociedad).

La industria del cine no es ajena al corporativismo reinante en el resto de los sectores de la economía, en este caso sus beneficiarios son figuras conocidas, que sólo trabajan al obligar, a través de los subsidios, al resto de la población que no tiene mucho interés en ver el paupérrimo cine nacional.

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Un gran polo en Buenos Aires

Como si tuviesen la varita mágica los legisladores del PRO , entre otros, crearon un polo audiovisual.

En que consiste el proyecto:

La ley, impulsada por el PRO y resistida por legisladores de Proyecto Sur y parte del bloque de la Coalición Cívica, delimita un área de 720 hectáreas en La Paternal, Chacarita, Colegiales y Agronomía con centro en Palermo Hollywood. Las firmas vinculadas con la producción audiovisual que se instalen o que ya estén instaladas allí no pagarán ABL ni impuesto al sello durante 15 años –para las nacionales– o 10 años –para las extranjeras. El Gobierno espera de esta forma que se repita el impulso que tuvo Parque Patricios con el polo tecnológico.

Por lado podemos decir que el proyecto es abusrdo, intentarán fomentar un polo audiovisual donde ¡ya existe un polo audiovisual!. La zona de Palermo Hollywood no se llama asi por un mero capricho de los habitantes de ese barrio, o de las inmobiliarias de la zona. Su nombre se debe a que se han instalado en los últimos 10 años un gran numero de productoras, estudios de TV, y demás empresas vinculadas a la comunicación.

Por supuesto que una exención de un impuesto, en este caso el ABL, a determinado sector es bienvenida. Por más de que se trate de una herramienta utilizada por los funcionarios para estimular ciertos sectores de la producción no podemos oponernos a la nueva situación en la que se encuentran las empresas alcanzadas por esta ley: el gobierno deja de tomar por la fuerza parte de su ingreso legítimamente obtenido. Aún si este tipo de legislación termina teniendo efectos contraproducentes en otros sectores que de gozar de los mismos beneficios fiscales serían igual o más productivos, es preferible este tipo de intervencionismo, que las trasnferencias forzosas de un sector a otro a través de algún subsidio.

Como dice Sheldon Richman, «Los subsidios deben ser rechazados. Las oportunidades para mantener su propio dinero, no.»

Es decir, si bien este tipo de beneficios fiscales puede hacer dudar al liberal que percibe detrás de tales políticas la existencia de intereses creados, y la promoción de distorsiones en otros sectores, la realidad es que las mismas son preferibles a que se promueva la actividad  mediante subsidios y otros mecanismos donde se le priva de su ingreso a un sector de la sociedad, y el beneficiario se aprovecha de ese robo.

Los libertarios debemos apoyar las reducciones de impuestos, de cualquier tipo, sin embargo, al mismo tiempo denunciar este tipo de prácticas discriminatorias, intentar ampliar los alcances de este tipo de políticas, para que el derecho de mantener los ingreses obtenidos de forma legítima sean extensivos para todos.

Por último, los legisladores deberían ser coherentes, y si entienden que la reducción de impuestos y burocracia incentiva un sector económico y promueven polos industriales, la reducción de impuestos y burocracia en TODOS los sectores promovería que la ciudad sea un gran polo industrial.

«Los esfuerzos para ampliar estas excepciones podrán no tener éxito, ya que irían contra el objetivo de los políticos, que es manipular las conductas privadas. Pero, por lo menos, podemos exponer el punto que es mejor para la gente gastar su propio dinero en sus propios objetivos», concluye Richman.

Mientras tanto, y con lógica política (es decir, contrario a la lógica) se planifica una suba del 40% del ABL para el resto de los habitantes.

Inseguridad: Hacer algo

Cuando suceden tragedias como la de Candela, una chiquita de 11 años secuestrada y asesinada por motivos que aún se desconocen, la reacción inmediata de los medios y la sociedad en general es «Hay que hacer algo!». La reacción es correcta, ante una situación tan desgraciada la única manera de alterar el estado de cosas es introduciendo un cambio, y un cambio quiere decir llevar adelante una acción que produzca ese cambio.

Una vez determinado que hay que hacer algo existen otras dos preguntas que rara vez se formulan: ¿qué se debe hacer? y ¿quién debe hacerlo? La segunda respuesta está relacionada con la primera, dependiendo quién es el que debe hacerlo se determinará que se hará. La respuesta habitual a la segunda pregunta, al ¿quién?, es «los políticos», y en consecuencia, la respuesta a la primera, el ¿qué?, estará relacionada a alguna de las pantomimas a las que estamos acostumbrados a escuchar, en este caso crear una fuerza similar al FBI:

El secuestro y muerte de Candela Rodríguez generó toda una serie de críticas a los métodos utilizados para llevar a cabo la investigación. Los escasos resultados obtenidos en la pesquisa que demandó cientos de allanamientos y el uso de más de 2000 efectivos policiales bonaerenses provocó que una vieja idea reflotara: crear un cuerpo federal de investigaciones al estilo Federal Bureau of Investigation (FBI).

Los políticos son siempre el punto de referencia para buscar la próxima solución al problema de la inseguridad. Es lógico, ellos asumen el compromiso desde el estado de brindar seguridad, es más, su compromiso es gigante ya que ostentan el monopolio de la violencia, es decir son sólo ellos los que pueden proveer seguridad, y por ende, ofrecer las respuestas que se piden.

Mi propuesta es parar un minuto y reflexionar:  los políticos ya hicieron mucho por nosotros, desde los gobiernos han bloqueado las importación y nos han traído robo de neumáticos, han continuado con la prohibición de drogas que da lugar al surgimiento de mafias donde inocentes terminan pagando la violencia generada por dicha legislación. La misma policía, a la que se le reclama seguridad, está involucrada en  actos delictivos. Hasta desde la cárcel, los convictos, en connivencia con la policía, siguen delinquiendo. La solución no puede estar ahí.

Seguir confiando en los mismos que generan las condiciones para que se lleven adelante estos hechos, y pretender una respuesta diferente, una respuesta acertada, resulta poco verosímil. Evidentemente, ya no es posible confiar en que el estado brinde seguridad, cuando es el primer responsable de la inseguridad, directa o indirectamente.

La inseguridad y la violencia son dos flagelos que afecta a casi todos, los que pueden viajar en helicóptero, o tener custodia personal, no la sufren. Los que son poseedores de los escasisimos permisos de portación de armas, hoy por hoy casí imposibles de obtener sin un contacto en el RENAR, tienen una herramienta que los ayuda a combatirla. El resto estamos desamparados, somos dependientes de un monopolio que se ha comprometido en crear delincuentes, cuando su función es combatirlo. Salir del esquema de financiación de ese monopolio es imposible (¿rebelión fiscal? tal vez),  por suerte algunos pueden pueden salir de ese esquema de indefesión organizando soluciones alternativas, imperfectas, por supuesto, pero que resultan un remedio provisorio al fracaso (otro fracaso más) del estado.

Mientras tanto, el común de la gente son rehenes de los que supuestamente están para cuidarlos y defenderlos.

Más historias de todos los días

El viernes publicamos la historia de Marcelo, y como  él y sus empleados se veían severamente afectados por la intervención estatal. Siempre hay historias, terribles historias, detras de las regulaciones. No podemos conocer todas pero las podemos imaginar.

Veamos como  la regulación estatal afecta a los más mayores de la sociedad, el lunes comentábamos acerca del sistema jubilatorio estatal, y como afectará a las generaciones de jubilados venideras. La realidad es que le día de hoy los jubilados ya son víctimas de este sistema perverso, teniendo que rogar en los tribunales cobrar lo que les fue prometido.

Otro sector altamente regulado es el del transporte, en especial, los taxis. El servicio de taxis es uno de los más regulados, licencias para limitar la oferta, regulaciones sobre la antigüedad y prestaciones de los vehículos, y por supuesto una tarifa fijada entre el sindicato y el gobierno, dejando a fuera a los propios taxistas, o dueño del taxi.

Como dice el Sr. P. Ibañez, «todo tiene que ver con todo».

Cuantas micro-historias debe haber allá afuera en las que jubilados tuvieron que tomarse un colectivo, por su misera jubilación, y por los altos precios artificiales fijados por el gobierno a los taxis, y terminaron con caderas fracturadas, cabezas rotas, y otras lesiones que afectaron de manera trascendental su calidad. Yo conozco varias.

Las regulaciones masivas, los avisos rimbombantes ante invitados especiales en salones fastuosos, las concesiones a los distintos lobbies, el poder político en general, tienen un fuerte impacto en las pequeñas cosas de todos los días, no lo notamos, no podemos verlos porque estamos inmersos en esa sociedad estatista, naturalizamos las situaciones alteradas por el uso de la fuerza del gobierno como si fuesen fruto de acuerdos voluntarios, pero si prestamos un poco de atención, si miramos desde afuera de la matrix, las pequeñas consecuencias de esos grandes anuncios están en todos lados.

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Ética laboralista

No esperaba encontrarme en la clase de derecho laboral una clase de ética. De alguien que enseña, y  avala, la rama del anti-derecho por excelencia, la rama que fue creada para desvirtuar los acuerdos libres y voluntarios entre empleado y empleador (o mejor dicho, para intervenir aún más en dichos acuerdos) no me sorprende.

La situación fue la siguiente:

Profesora: Las modalidades de jornada en los contratos de trabajos son 3:

a. Jornada completa de 8 horas

b. Jornada reducida entre 4 y 8 horas

c. Jornada parcial hasta 4 horas

La jornada reducida siempre se pagan 8 horas, se trabajen 4h30m o 7h59m

Por ejemplo, usted alumna, ¿cuantas horas trabaja?

Alumna: Yo trabajo 5 horas.

P: ¿Y le pagana las 8?

A: No, me pagan 5. Mañana voy a ir a reclamar entonces.

P: Bueno, tampoco para tanto alumna. No vaya a a ser que pierda el trabajo, si usted ahora está satisfecha con su sueldo no diga nada. Pero hay que tenerlo en cuenta para cuando la despidan y quiera  hacer un reclamo.

Les dije, no era ninguna clase  de ética.

 

edito: Tres meses más tarde, habiendo terminado de cursar la materia, tengo que aclarar que mi comprensión o la explicación de la profesora era equivocada. Sin embargo, la esencia del post queda intacta. La profesora en principio reconocía las leyes del mercado y que los acuerdos voluntarios arrojan beneficios para ambas partes, y al mismo tiempo incitar a la alumna luego de terminar la relación laboral, aprovechando de las ventajas que le otroga la legislación para «estafar» al empleador 

Futuros jubilados, sin futuro

Los argentinos sufren disonancia cognitiva. Hace dos años, alrededor del 62% contestaron en una encuesta acerca de su visión del proyecto de ley para estatizar los fondos de los jubilados:

 La primera pregunta de la encuesta apunta a la decisión de reestatizar los fondos de las AFJP. Según las respuestas, el 62,1 por ciento de la población manifestó estar de acuerdo con el proyecto del Gobierno

La semana pasada el diario La Nación publicó una encuesta sobre la visión de su futuro de los aportantes al sistema de inseguridad social:

Ocho de cada diez personas dicen estar preocupadas por cómo será su realidad económica a partir del momento de su jubilación. Y casi seis de cada diez trabajadores (el 56%) consideran desde ya que, tras su retiro del mercado laboral, los ingresos que recibirán serán insuficientes para el nivel de vida que proyectan tener: esa percepción es más pronunciada aun en las clases medias y bajas y entre las mujeres.

Bastante prudente expresar preocupación por su futuro bajo este sistema donde el futuro de los aportantes depende del gobierno.

Otro dato particular es que si bien el 56% expresó su preocupación por su futuro, no todos van a hacer algo respecto de ese tema:

Ante esa idea sobre el porvenir, poco menos de la mitad (un 43%) afirma que está pensando en alguna estrategia para ese entonces, como tener una nueva actividad o un comercio o bien invertir en algo que les permita generarse un complemento a los haberes mensuales; por ejemplo, adquirir una propiedad que ofrezca un ingreso por alquilarla.

Comportamiento extraño de ese 13%.

La humillación de cada mes a la que están sometidos los jubilados.

Sobre este tema quien se ha ocupado varias veces y de manera acertada es el economista Roberto Cachanosky, antes, durante y después del proceso de estatización:

¡Por favor, que el estado no me cuide más! (Segunda parte del art.)

El sistema jubilatorio estatizado (Margariti)

Jubilaciones: un ejemplo de lo que genera el progresismo

Si esto es solidaridad, al diablo con ella

Para los interesados en profundizar sobre el tema les recomiendo el informe de Alberto Benegas Lynch (h) y Martin Krause, sobre las jubilaciones en el marco de sus Proyectos para una Sociedad Abierta.

Y acá ofrecimos nuestra humilde visión

Historias de cada día

Las historias de todos los días son las que ponen en dimensiones el accionar del estado y los incentivos perversos que genera.  Las historias de todos los días son las que no aparecen en los diarios, son esos relatos efímeros que expresan mucho más de lo que está escrito. Expresan lo que Bastiat agrupaba bajo la categoría: lo que no se ve.

El verdadero daño del estado solo se puede comprender si se analizan esas pequeñas escenas de todos los días, en las que no lo vemos, no lo percibimos, pero está ahí, haciendo uso de la fuerza, lo único que sabe hacer.

Decía J.P. Prouhdon:

«Ser gobernado es ser observado, inspeccionado, espiado,dirigido, sometido a la ley, regulado, escriturado, adoctrinado, sermoneado, verificado,estimado, clasificado según tamaño, censurado y ordenado por seres que no poseen los títulos, el conocimiento ni las virtudes apropiadas para ello. Ser gobernado significa, con motivo de cada operación, transacción o movimiento, ser anotado, registrado, contado, tasado, estampillado, medido, numerado, evaluado, autorizado, negado, autorizado, endosado, amonestado, prevenido, reformado, reajustado y corregido. Es, bajo el pretexto de la utilidad pública y en el nombre del interés general, ser puesto bajo contribución, engrillado, esquilado, estafado, monopolizado, desarraigado, agotado, embromado y robado para, a la más ligera resistencia, a la primera palabra de queja, ser reprimido, multado, difamado, fastidiado, puesto bajo precio, abatido, vencido, desarmado, restringido, encarcelado, tiroteado, maltratado, juzgado, condenado, desterrado, sacrificado, vendido, traicionado, y, para colmo de males, ridiculizado, burlado, ultrajado y deshonrado.»

 Nadie lo puede negar.

Sin más introducciones les dejó la historia que dejo nuestro lector marcelo, en un comentario, contando todas las peripecias que tuvo que vivir cuando quiso emprender en este país. (más…)

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Yo no sé

Este artículo de Penn Jillette (de Penn & Teller: Bullshit, entre otros) me gustó mucho cuando lo leí, en él explica de manera sincera por qué es un libertario y un ateo. Un postura humilde y sincera, entre todos aquellos que dicen tener respuestas para todos.

Gracias a Mike, un amigo de la casa, que postea en el Opinador Compulsivo, por la traducción de este artículo. A continuación los párrafos que mas me gustaron, y clickeando mas abajo, la nota completa.

Dice Penn:

Penn Jillette

Y yo no creo que nadie realmente sabe cómo ayudar a todos. Yo ni siquiera sé qué es lo mejor para mí. Toma mi incertidumbre acerca de qué es lo mejor para mí, y multiplicala por todas las combinaciones de los más de 300 millones de personas en los Estados Unidos… yo no tengo ni idea de lo que el gobierno debería hacer.

Me asombra que muchas personas piensen que votar para que el gobierno dé dinero a los pobres es compasión. Ayudar a los pobres y mitigar el sufrimiento, eso es compasión. Votar porque nuestro gobierno use armas para conseguir el dinero para ayudar a los pobres, es haraganería intimidatoria, inmoral y santurrona.

La gente necesita ser alimentada, medicada, educada, vestida y abrigada, y si somos compasivos les vamos a ayudar, pero no se obtiene ningún crédito moral por forzar a otros a hacer lo que uno cree que es correcto. Es causa de gran alegría el ayudar a la gente, pero no hay ninguna alegría en hacerlo a punta de pistola.
(más…)

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