Guarda con la manifestación

Turba Iracunda

¡Caceroleo y Antorchas!

Manifestarse masivamente en contra de la administración actual del estado puede parecer muy bonito, una victoria del pueblo y traer la sensación de que «las cosas están cambiando».

Hay que tener cuidado, porque muchas veces no se entiende cuáles son las causas subyacentes de los problemas que llevan a esas crisis y manifestaciones, y se termina en una situación mucho peor.

Quejarse contra la corrupción sin entender que «La ocasión hace al ladrón» y que solo puede haber corrupción, coimas y enriquecimiento de los funcionarios si el estado tiene la potestad de inmiscuirse en todo tipo de relaciones voluntarias y económicas de las personas, no va a solucionar nada. Hoy están Boudou y De Vido, y mañana estarán otros haciendo lo mismo.

Quejarse por la inflación y no entender que es sólo por culpa del estado que te fuerza a usar sus papelitos pintados y que en unas pocas décadas la moneda (bueno, «moneda» es un término que le queda GIGANTE a cualquier billete que emita el estado argentino), está condenado a caer una y otra vez en hiperinflaciones y devaluaciones.

Quejarse de que los representantes responden al oficialismo del gobierno central y no a sus provincias y municipios, pero no exigir la demolición total de la AFIP y que la recaudación impositiva se haga a nivel municipal o provincial, es no entender nada de nada. El que maneja la caja, maneja las voluntades de los que están en su nómina. Lo dijo De La Boetié en el 1500 y pico y ya es hora de que lo vayamos entendiendo: Si no tenés la posibilidad de echar a patadas a tu empleado estatal cuando no cumple con su trabajo, estás totalmente frito.

Quejarse por el multimedios oficialista y por los propagandistas oficiales que van a prepotear a las manifestaciones y no exigir que el presupuesto de pauta oficial sea ABSOLUTAMENTE CERO, no va a eliminar nunca a la prensa adicta que existe en el país desde los 40’s.

Quejarse de que no te dejan importar un remedio pero creer que poner restricciones aduaneras va a «fomentar la industria nacional» y no darse cuenta de que esa arbitrariedad es solo una oportunidad para lobbystas y políticos berretas y nacionalistas, y que lastima de forma casi irrecuperable la verdadera industria nacional, te condena a vivir en un país que atrasa 50 años.

Quejarse de que no hay libertad, pero defender la  «educación pública», a través de la que ya sabés que los políticos y propagandistas utilizan para adoctrinar niños y jóvenes (por parte de la derecha en gobiernos de facto, por parte de la izquierda en la actualidad), tratando de imponer su visión del mundo como única, es un mero acto de hipocresía.

Y así podría seguir toda la tarde.

Manifestarse contra el estado pidiendo más estado, no va a funcionar. Así fue en 2001 y se pasó de un estado ineficiente y corrupto a un estado diez veces más ineficiente, diez veces más corrupto, que pisotea la Constitución cada vez que puede, patotero, generador de resentimientos sociales y que con su aparato clientelista de gasto infinito hizo desperdiciar el mejor momento histórico de circunstancias por las cuales todo el país podría haberse beneficiado.

Acordate que:

– Usan tu plata para enriquecerse, enriquecer a sus amigos y enriquecer a sus testaferros.

– Usan tu plata para comprar medios y decirte que sos un inútil, golpista, mal tipo, egoísta, forro, sin conciencia social, dictador amigo de Videla.

– Usan tu plata para adoctrinar a tus hijos y sobrinos y para que sean ovejitas y esclavitos.

– Usan tu plata para financiar todo tipo de subsidios individuales que les generan votos, y con esos votos te dicen «Como tenemos más ovejas que pusieron papelitos en una caja, te tenés que joder».

– Usan tu plata para decirte cómo hacer tu negocio, cuánto comprar, cómo producir, cómo vender, cuántos empleados tener, cuánto pagarles y si podés o no echarlos.

– Usan tu plata para que un patotero y una patotera te digan qué podés comprar y qué no y obligarte de hecho a comprarles a sus amigos a precio vil.

– Usan tu plata para apretar gente, en especial a comerciantes y empresarios con los que vos tenías una relación de intercambios pacíficos.

– Usan tu plata para decirte si podés o no salir del país, si podés obtener los medios monetarios para hacerlo o, si los conseguiste en el mercado negro, para tildarte de criminal y mandarte los perros.

Manifestate y acordate que todos estos tipos SON TUS EMPLEADOS. Y que el día que TUS EMPLEADOS te dicen QUÉ HACER y CÓMO VIVIR mientras te exigen que les entregues tu guita para que ellos hagan todo lo contrario y vivan como reyes, estás completemente en el horno. SOS UN ESCLAVO.

Manifestación con rebelión fiscal.

La Fatal Arrogancia y el Caos

En los comentarios de la anterior entrada, se planteaba algo como que «sin la existencia de las licencias y regulaciones estatales, los empresarios se aprovecharían de los consumidores, los cuales estarían a merced de fieras salvajes que los robarían, violarían o envenenarían». Bueno, puedo estar exagerando un poco.

La realidad es que las regulaciones estatales generan monopolios artificiales y una suerte de «solución única habilitada» para ciertas necesidades de los consumidores. Creer que existe una única solución y que es la correcta es creérsela de más (por parte del que pone la regulación) y creer que se sabe más que el que tiene la necesidad misma. Por eso me parece acertado compartir esta excelente charla de TED de Tim Harford:

Viaje de vuelta

Los accidentes de avión siempre son lamentables, suele morir mucha gente en ellos, y a veces pueden llegar a paralizar todoauna línea de aviones para analizar las causas del accidente, las consecuencias son desastrosas. El día de hoy murieron 68 personas en un avión de la aerolínea cubana Aerocaribbean, de los cuales 10 personas eran argentinas.

Voy a omitir cualquier asociación entre el régimen que  impera en la isla-carcel del Caribe y el accidente de avión por el hecho de que el socialismo no va a dejar de ser un fracaso mayor o menor por un accidente de avión, y los accidentes, además, también los sufren las aerolíneas privadas.

¿Entonces sobre que voy a escribir? Sobre la ligereza que tiene el gobierno para usar el dinero ajeno. Leyendo en la noticia sobre el accidente me entero de lo siguiente:

La Cancillería argentina lamenta comunicar que en la madrugada se informó sobre un accidente aéreo en la Republica de Cuba, ocurrido en la tarde del día de ayer, de la línea aérea cubana Aerocaribbean S.A. que cubría la ruta entre Santiago de Cuba y La Habana», señaló el ministerio de Relaciones Exteriores a través de un comunicado.

La Cancillería destacó además que «inmediatamente, la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, ordenó la preparación de un avión oficial para la repatriación los restos de los argentinos fallecidos tan pronto como sea posible».

Las elites gobernantes, que se creen estar por encima del ciudadano promedio siempre argumentan que ellos pueden manejar mejor el dinero que gana legítimamente la gente, en este caso, deciden gastarlo para repatriar los restos de los turistas argentinos fallecidos en el accidente, lo que me lleva a preguntarme ¿cuál es el límite para que el gobierno gaste o deje de gastar? Las atribuciones estipuladas en la Constitución parece que no lo son, el primer premio en una competencia de demagogia, puede ser.

Me podrán decir, como me dicen muchas veces, que si el gobierno no se ocupa de eso nadie se ocuparía, y esa gente quedaría en Cuba por siempre. La realidad nos muestra lo contrario: los gobiernos nunca se ocuparon de repatriar cadáveres del exterior, las compañías de seguro lo hacen en sus ofertas de seguros médicos, seguros que, por otra parte, probablemente tengan los turistas muertos, así que el gasto por parte del gobierno sería innecesario porque de todas maneras el gasto corre por la agencia de seguros. El punto principal es que la demanda que muchas veces trata de cubrir el Estado, la puede cubrir una empresa privada, que además de tener que competir con otras, para financiarse y poder ofrecer ese servicio no necesita robar (impuestos), ni obligar a punta de pistola a la gente para que contraten sus servicios (monopolios estatales), debe convencerla voluntariamente.

Pasemos a otro escenario, supongamos que esta gente que lamentablemente falleció no tiene ni seguro ni los medios económicos para pagarse su viaje de vuelta en la bodega de algún avión (que, según me dijeron, es mas caro que viajar en la cabina),  ¿debería el Estado traer los cuerpos de vuelta a casa? La respuesta también es NO. No existe justificativo alguno para obligarle al resto de la sociedad a soportar las conductas riesgosas (recordemos, viajar en avión implica un riesgo) y temerosas (viajar sin seguro) de unos pocos. Esto no quiere decir que no podamos organizar una colecta para traer los restos de las víctimas, pero la condición esencial para que sea un acto justo es que sea voluntario, y nadie sea obligado bajo amenaza o a la fuerza a pagar algo con lo que no esta de acuerdo en pagar.

Al fin y al cabo, cuando la gente se da cuenta que no puede depender de la violencia del Estado para satisfacer sus bienes y debe encontrar soluciones voluntarias, sin forzar a un tercero directa o indirectamente, para obtener los fines que desea alcanzar termina llegando a esas soluciones, más justas, como se dió en el caso del hincha argentino varado en Sudafrica.

Acertadamente, el gobierno no se hizo cargo de la repatriación de los restos del barra muerto en el último mundial de fútbol:

Si Yésica Forlenza quiere que los restos de su padre Luis, que permanecen en Sudáfrica, vuelvan al país, deberá pagarlo ella. Así se lo confirmaron a Perfil.com desde la embajada argentina en Sudáfrica. Y lo más grave es que a la chica le quedan 24 horas para tomar una decisión, de lo contrario el cuerpo irá a un depósito, que le costará 148 rans por día ($75).

Cuando se dieron cuenta que el papá Estado no les iba a solucionar su problema, alcanzaron una solución sin agredir a ningún tercero, como pretendían al principio:

El cuerpo de Forlenza arribó ayer al país en un vuelo de South African Airways, luego de varios inconvenientes que Vanesa tuvo que sortear. Finalmente, después de largas e intensas gestiones, la mujer logró que se considerara su situación económica y los costos del traslado bajaran de 5340 dólares a 1900. Los aportantes fueron dos barras de Boca Juniors, compañeros de su padre en el periplo, llamados «Chueco» y «Piturro» y los vecinos del barrio, en José León Suárez , donde Forlenza trabajaba como herrero.

Las intervenciones del Estado en la sociedad civil, no terminan generando únicamente desbarajustes económicos que tienen como consecuencia garantizar el atraso, y una peor calidad de vida para todos, sino que generan desbarajustes morales, desincentivando la solidaridad y la caridad, y enalteciendo el asistencialismo estatal basado en el robo y la extorsión.

Superavit Fiscal

¡Como me molesta cuando los gobiernos se tiran flores al tener superávit fiscal!

Evidentemente, cuando tenés superávit fiscal es porque estás haciendo algo mal.

Supóngase que el Estado tiene que gastar 1.000 pesos por mes para cumplir con sus funciones (dejemos de lado en este momento cuáles deben ser esas funciones y si el presupuesto es excesivo o no) y, para solventar los gastos asociados a las mismas, cobra el impuesto X.

Si recauda 1.100 pesos, está claro que el impuesto X está siendo excesivo y ese superávit fiscal de 100 pesos debería serle devuelto a los contribuyentes porque…¿Para qué necesitaría el Estado ese dinero extra? Si ya se están cubriendo todos los gastos que genera.

Primer problema (que van a plantear): “Distribuir ese excedente entre todos los contribuyentes sería una locura, porque a cada uno le correspondería una infinitésima parte y la burocracia de esa repartija generaría demasiado gasto”.

Estoy de acuerdo en que, a fines prácticos, devolverlo generaría un gasto mayor.

Segundo problema (que planteo yo, porque los detractores no lo van a plantear): “¿Qué pasa el mes que viene si seguimos cobrando como ahora el impuesto X?”

Voy a tratar de resolver primero el segundo problema:

a)      Se recaudan los mismos 1.000 pesos originales que se necesitaban.

b)      Se recaudan menos de 1.000 pesos.

c)       Se recaudan más de 1.000 pesos.

El caso a) plantea que el mes en el que hubo superávit fiscal, fue por una circunstancia extraordinaria, por la que no valdría la pena realizarle retoques al impuesto X.

El caso b) muestra que el impuesto X está sujeto a fluctuaciones, digamos que tiene una varianza notable (esperaba recaudar una cifra y lo que recaudé fue o bastante más o bastante menos de lo que esperaba).

El caso c) muestra que el impuesto X está recaudando más dineros de los que necesita el Estado y debería recalcularse.

Habiendo visto un poquito lo que puede pasar en el futuro, pasemos a resolver el primer problema: ¿Qué hacemos con la plata que sobra?

Opciones:

1)      La devolvemos

2)      La guardamos

3)      La gastamos

La opción 1) es bastante impráctica, puesto que, como se dijo antes, los gastos administrativos superarían los beneficios que recibirían los contribuyentes al devolverse el dinero.

La opción 2) parece bastante sensata. Se guarda en un banco a interés, por si algún mes hace falta cubrir gastos, como en el caso b) más arriba, ya sea por ser un impuesto con alta varianza o porque en algún mes aleatoriamente se recaudó menos.

La opción 3) es la que nunca debe dejársele realizar al Estado.

Es más, me juego a que los Estados se hicieron monstruosos a causa de la opción 3!

Me imagino que cuando el Estado (de algún país) era como un Tamagotchi, con funciones bien acotadas y poquito consumo, un día recaudó 100 pesos de más…

-Che, sobraron 100 mangos, ¿qué hacemos?

-Yyy….no da devolverlos, ¿y si subsidiamos el tren / hacemos una plaza / se lo damos a alguien que lo necesite?

Así, el mes siguiente no sobró nada y había que mantener la nueva función del Estado, así que se subieron los impuestos….y comenzó el efecto bola de nieve que llegó hasta nuestros días. :D

Volviendo al tema serio ¿qué hacer ante un superávit fiscal?

Primero que nada, guardar la plata a interés.

Observar qué pasa en el futuro y corregir el patrón que provee el superávit, bajando el impuesto X.

En caso de quedar en déficit, paliarlo con los ahorros y corregir hacia arriba el impuesto.

Así, se irán conociendo los patrones de fluctuación (en caso de que existan) y se tenderá al límite entre lo que se gasta y lo que se recauda, beneficiando siempre al contribuyente y evitando innecesarias nuevas atribuciones del Estado.

Como se aclaró en un principio, considérese que el Estado le brinda una serie de contraprestaciones bien definidas a los contribuyentes a cambio de esos 1.000 pesos.

¿Qué pasa si el Estado necesita ampliar el volumen de esas contraprestaciones? Lo dejo para otro artículo, pero seguramente será contestado por algún lector en los comentarios (Nótese, para los despistados de siempre, que puse VOLUMEN de las contraprestaciones y en ningún momento NUEVAS ATRIBUCIONES).

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