Pueblos originarios: Russel Means, un ejemplo libertario

Russel MeansRecientemente falleció Russell Means, referente libertario del American Indian Movement (AIM), organización estadounidense en defensa de los derechos civiles de los pueblos nativo americanos, o como solemos llamarlos en Argentina, pueblos originarios.

La lucha de estos pueblos es en ocasiones olvidada desde el libertarismo vulgar, sobre todo en Argentina, pese a que la conquista española fue especialmente despiadada en su violación a los derechos individuales más básicos. Por otro lado, las campañas de conquista posteriores de Rosas, Roca, Quiroga, Vintter y otros sobre poblaciones amerindias, son a veces vistas como la virtuosa expansión de la civilización, y acompañadas de un nacionalismo que con orgullo nos dice que «Argentina ganó miles de kilómetros de extensión» (aparentemente Argentina consistía en los nuevos propietarios fruto de la conquista).

El tema no es simplemente algo del pasado, si bien hoy todo territorio en el mundo pertenece a un Estado-nación, aún dentro de ellos hay personas que hán vivido al margen de dichas divisiones políticas (un ejemplo reciente es el intento del gobierno de Brasil de desplazar forzosamente a la tribu Kayapó para la construcción de una represa hidroeléctrica).

Al justificar las campañas de conquista es usual escuchar los siguientes argumentos sobre los territorios y sus legítimos propietarios:

  • «No eran propietarios dado no existían títulos de propiedad ni mantenían registro público alguno»: excusa estatista si las hay, reconociendo a la propiedad solo a partir del Estado. Pero además debe considerarse que en muchas zonas la densidad de población era muy baja, con lo cual no existía una real escasez de tierras. Uno empieza a delimitar propiedad para resolver conflictos ante recursos escasos, no ante la abundancia (por eso no es necesario que hoy definamos de quién es el aire). Con la llegada europea y la pretensión de toma de terrenos para su explotación, las tierras se convierten en escasas y llega la necesidad de delimitar la propiedad de las mismas, donde sus actuales ocupantes legitimamente pasan a ser sus propietarios.
  • «No pueden ser propietarios porque eran colectivistas, en las tribus la propiedad no era individualizada sino colectiva entre todos sus integrantes»: sea o no correcta esta información, es un dato irrelevante. Administrar comunalmente tierras o bienes no significa que no exista derecho de propiedad, sino que el mismo es compartido (podemos ejemplificarlo con la administración de un consorcio de departamentos ante sus espacios comunes).
  • «Muchas tribus en realidad saquearon y esclavizaron a otras que eran las originales ocupantes de las tierras»: es un hecho cierto, generalmente ejemplificado con los mapuches en la Patagonia. Pero más allá de que robar al ladrón tampoco hace justicia ante el derecho violado, no se puede generalizar o colectivizar a una causa en base a estos casos. Pretender negar a toda tribu el derecho de propiedad en base a un ejemplo particular es una falacia.
  • «Eran nómades, sus asentamientos eran temporales y entonces no podían ser propietarios»: aquí también aplica la falacia del ítem anterior, no todos eran nómades. Pero aún así, el ser nómade no implica ausencia de derecho de propiedad, justamente existe la posibilidad de ser nómade porque existe territorio sin dueño donde asentarse temporalmente, y al utilizarlo esta siendo apropiado, sin importar que en un futuro sea abandonado (y nuevamente sin propietario) para trasladarse a otra porción de tierra disponible.
  • «Si las campañas de conquista no se realizaban entonces las hubiesen realizado otros y las tierras no serían parte de Argentina»: si bien imposible de predecir, es una posibilidad valida, pero solo apunta a un sentimiento nacionalista. Violar derechos individuales no se vuelve menos reprobable por hacerlo antes que otros. Tampoco los nativos tenían porque pertenecer a Argentina contra su voluntad. Poner a las banderas y sus fronteras o líneas imaginarias por sobre los derechos de las personas puede sea la base de muchas ideologías y variantes políticas, pero no precisamente del libertarismo y sus corrientes.
  • «Situándonos en ese momento y en ese contexto era la manera normal de proceder»: este considero es el argumento más fuerte de todos. Me es muy fácil a mi hablar hoy analizando en frío acorde a los estándares de mi época y filosofía. Aún así, con tribus no belicosas la situación en ocasiones pudo resolverse de forma amistosa y pacífica, como sucedió con tehuelches y galeses en Chubut, donde tenían relaciones comerciales mutuamente beneficiosas.
  • «Aún probando la descendencia es imposible saber quienes serían los reales herederos»: desde el libertarismo se propone que la herencia no sea acorde a la ley sino acorde a la voluntad definida en vida por el propietario, impidiendo la legítima, donde la ley define ciertos herederos de manera forzosa (usualmente familiares), sin considerar las intenciones del fallecido. Un argumento buscando la perfecta coherencia con los principios podría decirnos que se desconoce si los descendientes de pueblos originarios serían reales herederos acorde a la voluntad de las generaciones pasadas. Es correcto el planteo, pero nada va a cambiar el pasado, la restitución nunca será perfecta, simplemente intenta traer algo de justicia donde existieron violaciones de derechos individuales. Creo bastante razonable, salvo demostración o prueba en contrario, suponer que la voluntad del fallecido estaría más cercana a dar en herencia a sus descendientes que a sus conquistadores.
  • «Los pueblos nativos tenían guerras entre sí y no respetaban los derechos individuales dentro de sus propias tribus, además algunos luchaban junto a las tropas de conquista»: tampoco hoy se respetan los derechos individuales en la sociedad, no pretendo sacralizar a nadie ni catalogar de pacífica a una de las partes. Pretendo, acorde a ciertos principios, analizar qué es o no legítimo. Salvo sean consecuencia o motor del tema aquí analizado, es irrelevante si una de las partes cometía otras violaciones a derechos individuales o si dentro de un grupo existían diferencias sobre cómo correspondia proceder.
  • «Las restituciones violan el derecho de propiedad de los actuales propietarios»: en realidad este argumento no es en favor de la conquista y puede venir de quienes repudian aquellos hechos, aún así creo que es útil tratarlo aquí. Los libertarios creemos en los derechos de propiedad justos, es decir, que no fueron obtenidos mediante el uso de la fuerza o el fraude. Significa que si una persona hace un reclamo y puede probar que la tierra que le pertenece fue robada, sería justo un resarcimiento y su devolución. Esto no quiere decir que el actual poseedor de un bien robado sea un ladrón, puede haber cambiado de mano en múltiples ocasiones y muchas de ellas de buena fe, pero si implica que no es el propietario y que deberá devolverlo, tal vez iniciando luego su propio reclamo destinado a quién se lo vendió o intercambió.

Por otro lado, debemos mencionar las limitaciones en las restituciones y los excesos que se cometen en los reclamos de pueblos originarios:

  • Límites a la apropiación: tampoco es cuestión de decir que todo territorio de lo que luego fue la Argentina era propiedad de los pueblos nativos. Como ya dijimos, la densidad de población era muy baja, no existía limitante alguno para que nuevos habitantes residan y formen su propia comunidad independiente. El derecho de propiedad de cada tribu correspondería a lo que realmente era utilizado para vivir, cazar o cualquier actividad. Además, como solía pasar ante los cambios climáticos, si una tribu tenía un lugar de residencia en verano y otro en invierno ambos podían ser reconocidos como propios, incluyendo el camino que utilizaban para ese traslado. Aún con estas consideraciones la mayoría del territorio seguiría en mayor medida vacío y disponible para nuevos habitantes.
  • Malones: de parte de pueblos originarios existían los malones, con los cuales se atacaban y saqueaban poblaciones. A veces pese a haber firmado previamente tratados de paz y de reconocimiento de tierras. Se requeriría un estudio en particular para ver la cadena de hechos en cada caso, lo cual escapa la intención de esta nota, pero estas acciones tuvieron como víctimas a inocentes y demuestran que el análisis no es sencillo como en ocasiones se presenta.
  • Prueba ante cada restitución: restituir lo robado cuando desde el hecho han transcurrido tantas generaciones puede sea más un tema teórico que aplicable en la práctica. Esto es así porque para quitar la propiedad a quien en el mundo de hoy actuó de buena fe implica probar tanto la pasada pertenencia de esa parcela, como la descendencia. Y si bien existen ejemplos de documentos y tratados entre conquistadores y pueblos originarios, en la mayoría de los casos hoy sería imposible de probar. Si es aplicable con facilidad en acontecimientos más recientes, como el robo de propiedades a ciudadanos estadounidenses de origen japonés o alemán durante la segunda guerra mundial.
Russel Means en "The American Indian", por Andy Warhol (1976)

Russel Means en «The American Indian», por Andy Warhol (1976).

Volviendo al hecho que detonó esta nota, Russell, quien además era actor y fuera retratado por Andy Warhol, era un libertario bastante particular. No era un experto en la filosofía de la libertad, ni padecía de la enfermiza coherencia que algunos de nosotros pretendemos de nuestras acciones. No obstante, gran parte de sus objetivos eran afines al libertarismo y eso es lo que lo llevó a afiliarse al Partido Libertario de Estados Unidos e intentar ser su candidato presidencial en 1988 (resultó segundo en las primarias detrás de Ron Paul, quien había renunciado al Partido Republicano debido a las políticas de aumento del gasto público y guerra contra las drogas de Ronald Reagan).

Entre sus actividades afines a nuestras ideas, además de su rebeldía de no pagar impuesto a las ganancias ni aceptar los «beneficios» del sistema de seguridad social, tal vez la más interesante fue su lucha por la independencia de la República de Lakota, dentro de lo que hoy es Estados Unidos. La causa consiste en el reclamo de soberanía en territorios del norte, basándose no en la secesión sino en la reafirmación de una soberanía que los amerindios manifiestan nunca haber abandonado, además de tratados que consideran incumplidos por el gobierno estadounidense. Las propuestas para este territorio abarcan desde el uso de un patrón oro a una organización comunal completamente descentralizada.

Pocos meses antes de morir Russell apoyó publicamente a Ron Paul, su pasado rival en las internas, quien ahora buscaba la nominación por el Partido Republicano. Desde allí decía «yo quiero ser libre. Yo quiero que vos seas libre. Es mucho más fácil para mi ser libre si vos sos libre». Que en paz descanse.

Casos de laboratorio

Hoy en mi regreso del trabajo, en el subte, me encontraba leyendo uno de esos típicos artículos libertarios de casos de laboratorio, con los cuales pretendemos refutar las hipotéticas y risibles situaciones en las que en ocasiones nos sitúan socialistas, fachos y conservadores para encontrar falencias en nuestras teorías o utopías. El artículo se denominaba «Libertad y propiedad: donde entran en conflicto» y trataba sobre el problema que se originaría si nuestro terreno se encuentra rodeado de otros cuyos propietarios no permiten sean transitados (algo así como encerrados en nuestra propia casa).

Cuando se plantean estas situaciones absurdas debe recordarse que el futuro es incierto y la cooperación social espontánea puede traer soluciones que superan lo que nuestra imaginación puede brindarnos. Por ejemplo, si contáramos a personas de hace 300 años que hoy podemos trasladar un texto de un lugar a otro en segundos, es muy probable pensaran lo logramos con alguna especie de cohete ultraveloz que lleva un papel de un lugar a otro, ninguno imaginaría una señal satelital binaria transmitiendo el texto. Las soluciones que podamos proyectar para hipotéticos problemas, es probable no sean las que finalmente los resuelvan.

No obstante, esta bien que querramos responder a las más alocadas situaciones que nos presentan respetando principios y manteniendo una consistencia ideológica. Pero sin olvidar que ante el estatismo salvaje podemos jugar el mismo juego. Al subordinar ellos los derechos individuales al poder de turno o a mayorías, uno directamente puede preguntarles «¿qué sucede si los gobernantes, elegidos democráticamente y una vez en el poder, modifican las leyes y mediante ellas emprenden un genocidio?».

Resulta absurdo, sin embargo, a diferencia de los raros casos de laboratorio que suelen plantear contra la filosofía de la libertad, fue realidad (http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Alemania_de_1933).

A río revuelto

Publicado originalmente el 14 de octubre de 2011 en el blog de Alessio Aguirre-Pimentel.

Nunca falta quién diga que si uno ama a alguien, no hay que regalarle pescado, sino enseñarle a pescar. Pero el problema en Argentina no es ese.

El hombre sabe pescar, está parado frente a un río lleno de peces. Tiene la caña en la mano, con su anzuelo y carnada.

Entre el río y él está el Estado, que no le avisa que para pescar deberá darles el 33% de lo que pesque más el 21% de lo que se coma más el 4% de la cantidad bruta de peces que pesque.

Todo esto solo lo podrá hacer luego de un proceso de obtención de una licencia que tarda meses, y consiste en tramitar la autorización para pescar, ART, seguro contra terceros, habilitación municipal, seguro de caución, etc, etc, etc. Y tiene que atornillarse una máquina expendedora de forros en la espalda. Y la tiene que pagar él. Si señor.

El Estado te cuida.

Dedicado a Künz.

Lumigarco: la fuerza de los oligar-K

Seguidores del Partido Liberal Libertario (PL) parodiaron la publicidad de la presidenta con el empresario prebendario y oligarca de termos Lumilagro (solventados con el sudor de todos los argentinos imposibilitados de elegir). Les dejo el video:

Algunos de nuestros posts sobre proteccionismo, mercados cautivos y violación de libertades en nuestros intercambios de bienes y servicios:

Antiimperialismo en serio

Mark Twain

El escritor Mark Twain fue vicepresidente de la Liga Antiimperialista de 1901 a 1910.

Suele decirse que la izquierda, a diferencia de la derecha, comparte con libertarios y liberales la causa antiimperialista. Desde la Liga Antiimperialista, formada por liberales clásicos en el siglo XIX, al reciente repudio a la política intervencionista de Estados Unidos (Reagan, Bush y Obama, entre otros).

Tal vez la coherencia de la izquierda, en su variante estatista, nunca fue mucha; se olvidaron del antiimperialismo frente al expansionismo soviético (Afganistán, Checoslovaquia, etc.), o frente a la intervención de la dictadura cubana en el Congo y Angola (operación Carlota). Pero por un momento asumamos que es real.

Pregunto entonces, ¿por qué acotarse a Estados? Si es inmoral imponer sobre otras naciones, ¿acaso no lo es sobre provincias, municipios, y finalmente, personas?

Si somos antiimperialistas y promovemos la independencia, soberanía y autodeterminación de países, ¿no sería coherente continuar el razonamiento y hacer lo mismo con la independencia, soberanía y autodeterminación de personas?

Como libertarios lo que proponemos no es mucho más que eso, el antiimperialismo llevado a su máximo, al individuo ejerciendo su plena soberanía personal sin afectar la soberanía personal de otros.

¿Partidos libertarios? ¿Dónde?

En un viejo post detallábamos quién es quién en los partidos políticos de la Argentina. Allí indicábamos que, en general, el libertarismo manifestado aquí coincide con las posturas del Partido Liberal Libertario (PL). Pero, ¿qué sucede en otros países?, ¿existen partidos libertarios?

Lo cierto es que sí, con diversas variantes, desde un liberalismo clásico no conservador (FDP en Alemania, Reformierakond en Estonia, etc.) a partidos libertarios propiamente dichos (en Estados Unidos, Noruega, etc.):

Se los puede encontrar en organizaciones como Liberal International, Libertarian International Organization o Interlibertarians.

También comunidades o proyectos:

La defensa irrestricta y consistente de la libertad individual es una filosofía política reciente y minoritaria, lo mismo aplica a la mayoría de los partidos que la representan. Pero atrás en el tiempo este listado siempre fue menor, y atrás en el tiempo en toda la Argentina no existió nadie que saliera a la calle a difundir estos principios. Hoy eso cambió, faltas VOS.

Peter Fechter

La canción «Libre», de Nino Bravo, habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín. El siguiente texto se encuentra disponible en distintos sitios web y cadenas de correo, sin indicar su autor.

Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la «frontera» alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado «corredor de la muerte», atravesarlo corriendo y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.

Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la «tierra de nadie», durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.

Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.

Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.

Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la «tierra de nadie», tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir (aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).

Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente «¡asesinos, asesinos!». En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.

Tiene casi veinte años y ya está cansado de soñar;
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada sólo es, un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre, como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.
Libre, como el viento que recoge mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y sabré lo que es al fin la libertad.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que no escuchó
la voz que le llamó.
Y tendido en el suelo se quedó,
sonriendo y sin hablar;
sobre su pecho, flores carmesí
brotaban sin cesar.

La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento. Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?

La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años…

Quemar banderas

Texto de José Benegas publicado originalmente el 11 de septiembre de 2011 en No me parece.

Me desperté pensando en un acto en un barco en el medio del océano para quemar todas las banderas de la tierra. Denunciar para quién quiera oírlo los crímenes del oscurantismo nacionalista. Ningún gobierno tiene derecho a restringir la migración de personas pacíficas. Ninguna identidad nacional justifica una guerra ni una diferencia en cuanto a reglas de convivencia, ni una mayor o menor consideración.

La patria es el lugar querido, no la nación. Muchos de los espíritus más libres y más confiables han debido abandonar su lugar de nacimiento para sacarse de encima algún yugo. Nos declaramos cerca de los que comparten nuestros valores, lejos de quienes los amenazan aunque hayan nacido al lado nuestro. La patria son nuestros vínculos morales, no la cédula compartida con cuanto malandra sea nuestro vecino.

Rechazamos el falso concepto de «migración ilegal». No puede haber crímenes sin víctimas. El crimen consiste en realidad en condenar a la gente a vivir en un cadalso no elegido porque al nacer se la señaló como al ganado. Son falsos los argumentos que señalan que los inmigrantes amenazan al trabajo. Los inmigrantes solo amenazan a los delincuentes encaramados en el poder o que lo utilizan para parasitar a las personas pacíficas. Se trabaja para demandar trabajo pacífico.

La migración es un tema privado o no hay libertad. Amenazan al trabajo los que tocan la puerta del cuartel para alentar al gobierno a atacar o privar de su libertad a los que trabajan. Los gobiernos sólo pueden dirigir asuntos públicos o proteger violaciones de derechos. No existe el derecho a que el otro no trabaje para mejorar nuestras oportunidades, además de no existir tal amenaza.

No aceptamos la numeración del campo de concentración, ni los colores de la bandera como señal de una barraca más grande. No le debemos nada al país, ni le pedimos nada. Creemos en los vínculos morales, en colaborar con los que deseen colaborar en paz y respetar. No nos une nada a los salvajes que nos marcan para proclamar que les pertenecemos, ni tenemos que rendirles cuenta a los otros salvajes que miran nuestra marca para hacernos valer su ilegítima frontera. No criamos ni somos criados por otras personas.

Un acto de gente de todos los países, de todos los colores, de todos los idiomas. No pertenecemos a nada ni a nadie, solo elegimos.

¿Las corporaciones son personas?

Leyendo sobre las primarias del Partido Republicano, donde un libertario, Ron Paul, esta peleando frente a los típicos candidatos del establishment (Romney, Perry) o fanáticos de la imposición moral o religiosa como Bachmann (catalogada como «la Hotton yankee» por un amigo), me encuentro con un interesante intercambio.

Resulta que Romney manifestó que «las corporaciones son personas» (aquí el video discutiendo con el público) y Paul le respondió negándolo e indicando que «Las personas son individuos, no son grupos y no son compañias. Los individuos tienen derechos y estos no son colectivos. Los individuos deberían ser responsables por las corporaciones, estás no deberían ser una nueva ‘criatura’, sino que los derechos y obligaciones deberían regresar al individuo» (aquí el video).

En este debate me encontré en una encrucijada. Comparto filosóficamente lo dicho por Ron Paul (las corporaciones no son personas sino asociaciones de ellas), pero carezco de una justificación utilitaria para acompañar el mensaje.

Si soy proveedor de «Juan Perez & John Doe S.A.» y esta sociedad me adeuda dinero y no me lo pagan ni tienen bienes societarios para responder, siendo un desconocedor del derecho, entiendo que la justicia en Argentina y en gran parte del mundo evitaría que yo pueda accionar sobre los bienes personales de Juan Perez y/o John Doe.

Lo que Ron Paul manifiesta entiendo me dejaría ir tras los bienes personales de ambos para saldar la deuda. Y tiene sentido así sea, ¿pero complicaría las posibilidades de emprender?

Pensándolo un minuto más tomé nota que no, en una sociedad libre podrían existir seguros o cláusulas en los contratos para paliar la inexistencia de personas jurídicas que se limiten al capital societario, o tal vez otras soluciones ni imaginadas, el orden espontáneo dirá…

El purismo funcional al sistema

Este post se podría decir es «interno». No está pensado para quienes han llegado al sitio por un sticker en subte o similar, sino más bien para quienes ya estamos difundiendo estás ideas y hemos vivido situaciones similares a la hora difundir en conjunto o de salir a la calle. Prometo este tipo de post continuará siendo una rareza.

Llegue al liberalismo libertario por mi cuenta, nadie me acerco un libro ni me dijo esto era lo mío. Tampoco se como sucedió exactamente, un artículo en la web llevó a otro, el principio de no agresión apareció en mi pantalla, vi una consistencia ideológica que jamás había presenciado en otra filosofía política y termine siendo un liberal libertario.

Creo hoy que afortunadamente fue así, porque si fuese por parte del ambiente o «scene» liberal tal vez no hubiese llegado a estas ideas. Ya un coblogger detallo el problema en su post Los llamados «liberales» porteños, y comparto su visión, pero allí se concentra en los conservadores. Existe también otro grupo, en este caso afín ideológicamente, que sin saberlo es funcional al sistema imperante o statu quo.

Me refiero al purista con tintes casi sectarios, con quien comparto principios, pero el cual es incapaz de relacionarse en una causa compartida con quien no es «puro» como él. Usualmente esa actitud lo lleva al liberalismo de café, dado los puristas son pocos, el té con macitas en mesa para 5 resulta una opción acorde a las circunstancias.

Distingo 2 variantes. Por un lado quienes pese a compartir con otro el 95% del ideario, se concentran en el 5% restante. Usualmente están en lo cierto y el otro tal vez no sea consistente en ese 5%, pero ante ello, en vez de amistosamente intentar persuadir mostrando el porque, expresan al extremo su repudio a la persona. Poco les importa cuanto esta haya ayudado a la causa o si es un novato al cual le queda camino por recorrer, será tildado de «socialista», «facho» o similares calificativos que sirvan para exaltar la caza de brujas emprendida. Tal vez si sus habilidades para el debate fuesen también aprovechadas en combatir los autoritarismos uno podría guardar cierto respeto, pero tal cosa no siempre los motiva, debatir con quien piensa radicalmente distinto no les resulta tan interesante como el juego de las diferencias en ese 5%…

La otra variante puede sea comprendida mediante un ejemplo. El caso del libertario que teme ir a una marcha por la despenalización de la marihuana porque puede cruzarse allí con remeras del Che y, horror mediante, que lo confundan con un colectivista. O porque la marcha puede tener también entre sus muchas descripciones una que menciona la salud pública. Claro, ellos solo pueden sumarse a marchas hechas por y para libertarios (test ideológico en cuadrante superior de Nolan como ticket de admisión). Aquí también, tal vez si solo así fuese uno podría guardar cierto respeto, pero cuando existen marchas libertarias, alta pureza 100% garantizada por el espíritu de Murray Rothbard, tampoco se presentan…

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