Agresión Verde

GreenLantern

¿Me podrán imprimir unos cuantos de los verdes, muchachos?

Y llegó el día tan esperado donde se arrestó a una persona que estaba parada en la calle intercambiando papelitos de un color por papelitos de otro. Una persona que a nadie había agredido. Una persona que no estaba atentando ni contra la vida, ni contra la propiedad, ni contra la libertad de nadie. Una persona que estaba ayudando a otros a concretar sus proyectos personales de vida. Enjaulado por un grupo de autoritarios, apoyado por una gran cantidad de personas a las que les encantan los autoritarios.

Pero el problema está mucho antes. Muchísimo antes, y voy a hacer una descripción de las etapas del mismo:

1 – El estado se arroga la facultad de imprimir una moneda y forzar los intercambios de todas las personas del territorio usando esos papelitos «de curso legal».

2 – El estado se arroga la facultad de decidir qué bienes salen por la frontera, de confiscar las divisas que ingresan(mayoritariamente dólares) y de depositarlas en su «banco central».

3 – El estado prohíbe la existencia de todo banco o entidad financiera que no cumpla con las normas de su «banco central».

4 – El estado obliga a las entidades financieras y bancos a llevar un registro de quién cambia sus papeles forzosos de «curso legal» por divisas.

5 – El estado usa las divisas que confisca por exportación de bienes y servicios para subsidiar la compra de energía importada a precios altísimos.

6 – El estado obliga a su banco central a realizar las operaciones de compra y venta de divisas necesarias para intentar controlar el precio de las mismas: 4,4 papelitos de curzo forzoso = 1 divisa verde.

7 – El estado imprime una cantidad abismal de papelitos forzosos de curso legal, con los cuales OBTIENE BIENES Y SERVICIOS POR LOS CUALES NO ENTREGA NADA A CAMBIO (Un efecto muy distinto del que pasa si el dinero que gasta el estado en pagarle a sus funcionarios y a sus proveedores fue solamente confiscado por medio de impuestos.).

8 – La inflación se dispara a niveles de 2 cifras anuales. Los precios (información) de los bienes y servicios se distorsionan, aumentando en forma caótica y dispar respecto de los papelitos de curso forzoso. O sea, los papelitos de curso forzoso pierden valor, debido a que hay una increíble oferta de los mismos.

9 – El estado obliga al banco central y a las entidades financieras a seguir cambiando la suma de 4,4 papelitos de curso forzoso por divisa verde. Al haber muchos más papelitos de curso forzoso, la relación entre la cantidad de divisas que hay y la cantidad de papelitos, disminuye.

10 – Viendo que el banco central entrega cada vez más divisas, el estado obliga a toda entidad financiera a no entregar más divisas a las personas, a no ser que concurran con una autorización del fisco que dice qué cantidad de las mismas (proporcional a su sueldo) pueden comprar.

Como aclaración, la Constitución Nacional dice en el art. 19 que toda actividad que no esté expresamente prohibida, está permitida. Intercambiar papelitos no es una actividad prohibida por ninguna ley, no viola de ninguna forma el derecho de propiedad, no atenta contra la vida ni contra la libertad de las personas. Por cierto, en un esquema republicano nadie puede tener una sentencia previa. O sea, no puede imputársele un ilícito sin el debido proceso en un Juzgado local o nacional. Exigir el comprobante del origen de los fondos para la compra de divisas, viola totalmente este derecho. Están invirtiendo la carga de la prueba. Si se sospechara que alguien está comprando dólares con dineros que provienen de un ilícito, tienen que probar ese ilícito ANTES. O sea, si una persona está trabajando «en negro» y es considerado un delito (una ridiculez total), primero debería llevarse a cabo un juicio contra esa persona, no se le puede prohibir hacer transacciones mientras tanto. Por cierto, los que sí están obligados a previamente declarar el origen de sus fondos son los funcionarios públicos, dado que son los únicos que pueden estar haciéndose con fondos de los pagadores de impuestos o pueden estar entongados favoreciendo a alguien con regulaciones o incumpliendo sus funciones, coima mediante. (Curiosamente éstos tipos son los que nunca tienen problemas para comprar divisas en ninguna cantidad).

11 – Se desdobla «de hecho» el mercado de cambios: existe el dólar «oficial» al precio «oficial», que solo algunas personas pueden comprar y aparece el dólar «negro», más caro, para todos aquellos que desean comprar y el fisco no los deja, a pesar de no haber cometido ningún ilícito en sus actividades ni atentar contra nadie.

12 – A medida que la inflación sigue aumentando, y el estado sigue demandando bienes y servicios mucho más allá de lo que le permite su confiscación impositiva, las personas ven cómo cada vez sus papelitos de curso forzoso valen cada vez menos. Viendo que el dólar «oficial» sigue valiendo lo mismo, lo perciben como barato y se lanzan a comprar todo lo que pueden. Todo lo que el fisco les permite. Los que no pueden comprar, acuden a proveedores no autorizados por el estado para comprar esta divisa, pagando incluso un 10% más

13 – Personas que no están usando los dólares que les permite comprar el fisco para ahorrar, se dedican a hacer la siguiente maniobra: comprar todos los dólares que les permite el fisco por su trabajo «en blanco», a precio barato (en realidad, el precio es uno solo y es el que el mercado está dispuesto a pagar, en este caso, el del dólar en negro, por lo tanto, el dólar «oficial» simplemente está siendo subsidiado). Inmediatamente acuden a las famosas «cuevas» a venderlo a precio de dólar «negro», haciéndose en un par de horas una tentadora diferencia en su salario, de entre un 10 y un 20%, para nada despreciable. Esto es lo que se conocía en los 80s como la «Bicicleta Financiera» (aunque en esa época también incluía operaciones muy cortas de plazos fijos y retiro).

14 – El banco central sigue desangrándose de dólares, puesto que la inflación sigue en aumento. Las reservas ya no alcanzan para cubrir los subsidios que el estado tenía planeado gastar en energía para que no fueran necesarios los aumentos en las tarifas, que siempre tienen un gran costo político.

15 – El estado prohibe «de hecho» la venta de dólares al público en toda entidad financiera. El fisco ya no autoriza a que nadie pueda comprar divisas, aún si tienen haberes «en blanco».

16 – Se dispara el precio del dólar. ¿De cuál? Del único que se puede conseguir, del dólar en negro. La diferencia ya no es de un 10%, sino de un 20%.

17 – La AFIP y la policía encuentran a una persona cambiando papelitos de curso forzoso por divisas, y lo detienen. Lo apresan. Le niegan su libertad.

¿Cómo se llega a que el estado aprese a una persona por intercambiar papelitos? En especial…papelitos que no significan nada. Los verdes salen de una imprenta de Estados Unidos y los otros salen de una imprenta de Sumbutrule, amigo del vicepresidente de la nación.

Además, si nos fijamos cómo se fueron desenvolviendo los acontecimientos, vemos que hay un solo agente que generó todas las situaciones que llevaron a que ese mismo agente arrestara a un inocente. El estado es el que prohibe que las personas intercambien y hagan contratos en el medio que quieran. El estado es el que obliga a que las divisas pasen por sus manos. El estado es el que fija tarifas por debajo de los costos y trata de subsanar esto mediante la entrega de subsidios. El estado es el que aumenta descontroladamente la cantidad de papelitos de curso forzoso destruyéndolo como reserva de valor. El estado es el que impone restricciones creando inmediátamente mercados «negros». El estado es el que vende los dólares a precio más bajo del que están en el mercado, y justamente se los vende a la gente de más recursos. El estado es el que impide que la gente guarde su riqueza como más le guste.

Y finalmente, el estado es el que mete preso a una persona inocente, que, lo único que estaba haciendo era ayudando a otras personas inocentes a protegerse un poco de las acciones de los burócratas de turno.

Agresión tras agresión tras agresión tras agresión. Nunca estuvo mejor evidenciado lo que es el estado:

Agresión al no dejarte intercambiar como vos quieras.

Agresión al obligarte a usar sus papelitos.

Agresión al demandar bienes y servicios imponiendo más papelitos de los que había, tratando de violar la Ley de Say.

Agresión imponiéndose ante emprendimientos que a nadie perjudicarían, como la banca y el cambio de divisas.

Agresión al impedirle a ciertas personas realizar intercambios voluntarios de papelitos. En especial a los más pobres.

Agresión metiendo en una jaula a aquel que ayudaba a sus compatriotas a preservar el fruto de trabajo de un agresor expoliador.

Ahí está el estado sín máscaras. El estado es agresión pura y dura. Mientras puede robarle a otros y hacerse una fiestita, por ahí te deja en paz. Por ahí hasta te tira una migaja. Pero ¡ay de vos si llegado el momento te encuentra haciendo algo que perjudica sus intereses momentáneos! Están dispuestos a todo, a robarte, a expoliarte, a obligarte y, si es necesario, a encerrarte.

Muchas personas, creo que cerca del 95% de los habitantes de la Argentina se la pasaron y se la pasan pidiendo más y más estado. Lo que están pidiendo es más y más agresión. Cuidado con lo que pedís, porque un día sin darte cuenta van a caer los representantes de la agresión y te va a tocar a vos.

Sobre los precios y la violencia en los recitales

Hace unos días saqué una entrada para ver a Aerosmith en su nueva visita a la Argentina. Fui a ticketek. Ya que no tengo tarjeta de crédito como para sacarla por internet, me decidí a hacerlo a la antigua. La chica que atiende el mostrador me informó de los precios de las entradas que, como sucede últimamente para estos recitales internacionales, eran bastante salados. Pero lo que más me llamó la atención es que había precios diferenciados para el campo. «¿Cómo es eso?» pensé al principio algo contrariado, ya que toda mi vida rockera fue igual: el campo siempre vale lo mismo. Compré entrada para campo; la más barata que había.

Aerosmith vuelve a la Argentina

Llegué a casa y empecé a bucear un poco y ví el revuelo y el descontento que había armado el tema del campo VIP, no sólo de este recital, sino de muchos otros. Entonces me puse a pensar.

Mi recuerdo de los recitales en el campo no siempre es el mejor, aunque debo aceptar que por cada recital que asistí los pros fueron mayores que los contras. Pero había una constante de mi vida antes de cumplir los 23 años y otra luego de pasada esa edad. Primero tengo que hacer una aclaración: físicamente soy un tipo grandote -aunque no muy morrudo-. Bien; la cuestión es que antes de los 23 era uno de esos a los que le gustaba irse a las vallas adelante de todo, intentando -la mayoría de las veces infructuosamente- obtener algún recuerdo del recital, como una púa, baqueta o lo que fuera. A partir de los 23, decidí que era hora de disfrutar de los recitales, y a partir de allí, nunca paso la mitad del campo hacia adelante. Si dije bien. Disfrutar de los recitales. La verdad es que estar en el frente no es del todo placentero. Hay mucha violencia. Ví demasiadas veces gente desmayada tratando de ser evacuada del recital, recibí muchos golpes sólo por el hecho de ser alto y que la persona que estaba detrás se sintiera perjudicada como para realizar justicia por mano propia, salía completamente transpirado con la transpiración de otros en mi ropa y un sinfín de situaciones que no tienen más que una sola conclusión: en el campo de un recital de Rock, el frente era de los más fuertes. Sí, de los más fuertes, los más violentos y los que pueden hacerse valer con la fuerza bruta y física. Nunca había una chica menudita, y si la había, la mayoría de las veces te dabas cuenta cuando la sacaba de allí algún voluntario de la cruz roja. Recién cuando me fuí al fondo, es cuando comencé a disfrutar de la música y la fiesta. No tenía que sufrir las consecuencias físicas luego del recital.

Bueno, hay que llegar al precio diferenciado de una vez. El precio diferenciado, lo que indica es que hay gente que le da una valoración especial y subjetiva al hecho de estar delante de todo y cerca de los músicos. Lo suficiente como para que la empresa organizadora pueda sectorizar y haya gente dispuesta a pagar precios mayores por la cercanía, que los hay y mucha. Entonces ¿qué función viene a cumplir el precio? Primero nos da una señal: la mayoría de la gente, valora más estar delante de todo que detrás. La segunda función, es una función pacificadora. ¿Cómo? Muy fácil. Ahora el que quiere estar adelante no tiene que tener fuerza física, ni cara de malo, ni falta de escrúpulos para golpear y pisotear. Mientras no había precio para el campo, la mejor parte se la llevaban los violentos. Hoy se la llevarán quienes realmente así lo valoren. Quienes se sacrifiquen a trabajar un día más o a privarse de otro gasto. Aquél que no tenía que faltar a sus obligaciones para llegar 3 horas antes de lo establecido (cuando no dormir directamente en el lugar) sólo para tener la chance de poseer una ubicación que le sería arrebatada en forma violenta apenas 5 minutos de comenzado el espectáculo.

La propiedad y el precio, se demuestra en este caso, tienen la función de distribuir un bien escaso entre aquellos que le dan un valor especial a su ubicación en un recital. Aquellos que quieren ir delante de todo, pueden esforzarse y llegar allí sin necesidad de poseer fuerza física o ser más violentos. Los que no están dispuestos a pagar ese precio, se benefician con el menor costo que implica no desear dichas ubicaciones o directamente resignarlas y poder tener la diferencia disponible para solventar otro gasto que crean necesario.

Entiendo el disgusto de quienes protestan contra el precio diferenciado. Pero como en el fútbol, la violencia en los recitales no es parte de la cultura ni del folklore. Es sólo violencia. Bienvenido el precio, cuando trae paz y oportunidades para quienes no quieren ni pueden ejercer la violencia.

 

 

Folleto para un estatista

Gracias a Stefan Molyneux y a la traducción de Freedomain Radio en Español nos llega este folleto para un clásico estatista. Al igual que me paso a mi, seguramente muchos lectores se sentirán identificados como una de las partes de este intercambio ficticio.

(más…)

Desenmascarando la agresión

Algunos de nosotros vemos en el inicio del uso de la fuerza al enemigo de la libertad. Creemos que la agresión de muchas medidas de gobierno esta a la vista de todos, pero no, solo nosotros la estamos viendo. Si el inicio de violencia fuese visible por todos el debate sería muy distinto, la gente normalmente se pone del lado contrario a las posturas violentas, muy pocos avalarían la agresión plenamente visible ante una persona pacífica.

El problema está entonces en que la violencia del Estado sea reconocida aún bajo un camuflaje como «fútbol para todos» y un lenguaje propio que la esconde.

El puercoespín es un animal exclusivamente defensivo. Ante un ataque expone y sacude sus púas para repeler la agresión.

Veamos en 2 personas con posiciones opuestas como desenmascarar la agresión de una de ellas.

Individuo A: Respeto tu derecho a no estar de acuerdo conmigo. ¿Coincidís en hacer lo mismo conmigo?
Individuo B: Si.

Individuo A: Como respeto tu derecho a no compartir mis opiniones o posiciones, esto implica jamás ejerceré la violencia hacia vos para forzarte a las mismas. ¿Coincidís en hacer lo mismo conmigo?
Individuo B: …

La duda llegará a B, si respeta el derecho de A a pensar distinto entonces no podrá obligarlo a hacer lo que B quiere. Probablemente tendrá que responder «si», abrir su billetera y aportar a la AFA y su «fútbol para todos» el solo. Por un momento habrá notado la violencia y lo autoritario que estaba siendo en su visión.

Si B responde «no» queda en evidencia que mientras A acepta cualquier posición de B, B no acepta cualquier posición de A. Es una persona que toma una actitud intolerante, no cree en la igualdad de derechos y esta afirmando no tiene reparos en usar la violencia para imponer sobre otros sus opiniones o formas de vida. Ya no es quien no lo pensó a fondo o no vio las implicancias de la medida, sino que su actitud hace sospechar que podría no tener problema alguno en ser dictador si su capacidad o ambición lo permitiera.

Esta manera de encarar el dialogo podemos adaptarla a casi cualquier medida que pudiendo ser individual y voluntaria, es impulsada de manera colectiva y compulsiva, sea solventar Aerolíneas Argentinas, emprender una guerra en Irak o promover subsidios. La extraje de Stefan Molineux en el New Hampshire Liberty Forum.

El primero en sacar un arma es quien pierde la batalla de las ideas, jamás seremos esos. Intentemos otros sean conscientes que lo están siendo diariamente.

Ver al tributo como un botín

Considerando a un automóvil como un bien propio legítimamente adquirido gracias a mi sudor, tiempo, habilidad y esfuerzo, mediante libre intercambio voluntario con su fabricante, y que dicho fabricante utilizó la misma operatoria con sus proveedores y empleados:

  1. Una persona me roba automóvil mediante violencia (coacción).
  2. 100 personas me roban automóvil bajo amenaza de violencia (coerción).
  3. 1.000 personas votan sobre si robarme automóvil bajo amenaza de violencia y por mayoría deciden afirmativamente.
  4. 100.000 personas votan sobre si robarme el dinero equivalente al costo de un automóvil bajo amenaza de violencia y por mayoría deciden afirmativamente, pero me permiten participar de la votación y me brindan una bicicleta a mi y a un tercero.
  5. 1.000.000 personas votan sobre si hacerme tributar el equivalente al costo de automóvil bajo amenaza de violencia y por mayoría deciden afirmativamente, pero me permiten participar de la votación y me brindan un servicio no solicitado a mí y a todos los individuos.

Dado el último ítem es equivalente a situaciones vividas en un Estado actual, ¿en que momento lo moralmente reprobable se convierte en moralmente virtuoso?

Taxation is theft

¿El tributo es robo?

Con esto no pretendo nos pongamos a debatir que tanto tributo es aceptable o si es o no posible una sociedad sin ellos, pero si que mediante la razón veamos su naturaleza violenta y que entonces miremos con otros ojos a políticos cuando sin culpa pretenden subir nuestros impuestos.

Los burócratas en ocasiones intentan mostrar virtud en el tributo con mensajes como «por una cultura tributaria», pero son ellos mismos los que reconocen la naturaleza violenta de su acciones al denominar a sus operativos como «torniquete fiscal» (ejemplo de ARBA también aplicable a la AFIP).

Y no alcanza con criticar a la corporación política, no siempre es para sus bolsillos. Esta en nosotros darnos cuenta que cuando solicitamos al Estado nos subsidie o brinde un bien o servicio «gratis», si tiramos de la soga en el otro extremo encontraremos a otro individuo que siendo pacífico es violentado, y que fue nuestro pedido el que provoco la agresión o amenaza de ella.

Poner a la violencia como norma institucional mediante impuestos y aún no poder eliminarla debería avergonzarnos como sociedad. No debemos olvidarlo, menos aún promoverlo.

La culpa es del chancho, la responsabilidad no

Según su definición, una «delegación» es una transferencia de tareas, funciones, atribuciones y autoridad, que se realiza entre una persona que ocupa un cargo superior, a un inferior jerárquico para que opere en un campo limitado y acotado, normalmente con un objetivo específico.

Si A delega en B , y este a su vez delega en C , B sigue rindiendo cuentas a A y C a B. Con lo cual, lo que se delega es la tarea, pero no la responsabilidad. Si B le sigue respondiendo a A, pero A delega la responsabilidad, A desaparece del ciclo. Delegar responsabilidad, es salir del circulo. Es no hacer la tarea ni responder ni como va la tarea ni hacerse cargo si sale mal, eso es delegar responsabilidades, y en un sistema de jerarquías, eso es inadmisible.

Ahora bien, cuando B comete un atropello, pero A no delego la responsabilidad; A, al no intervenir reemplazando, reprendiendo, o sancionando al funcionario, valida su accionar y asume toda la responsabilidad por el atropello de B, como vimos antes.

Es natural que nos indignemos con las violentas actitudes del ministro del interior, o con las inescrupulosas intervenciones de la mayoría de los que conforman la primera plana de funcionarios del poder. Pero no hay que dejarse llevar por la primera reacción. En todas esas situaciones, uno tiende a tomárselas exclusivamente con el protagonista, cuando el verdadero responsable y actor virtual se encuentra en la punta de la piramide del poder: El gran titiritero.
¿Y por que el máximo responsable de ese poder no lo hace el mismo? Porque si lo hiciera, debe pagar el costo político, y le impactara negativamente en votos y aceptación. De modo que no le queda otra que mandar a un sicario a que haga su trabajo sucio por el. Afinemos bien el indice, y no mezclemos culpables con responsables.

Sobre la interferencia de los gobiernos

«Es importante recordar que la interferencia del gobierno siempre implica acción violenta o la amenaza de tal.  El gobierno es, en última instancia, el empleo de hombres armados, policías, gendarmes, soldados, carceleros y verdugos. La característica esencial del gobierno es la ejecución de sus decretos mediante golpizas, muertes y encarcelamientos.»
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