Una ayuda terrenal para Agustín

Hace unas semanas me enteré del caso del chico cordobés Agustín Bustos Fierro y de sus hermanos. Estos chicos sufren de una enfermedad muy terrible y necesitan un tratamiento que el sistema de salud en nuestro país no puede darle (ni el público ni el privado). Por eso tiene que recurrir a los demás, ya que su familia no posée los medios para que puedan ser tratados en los Estados Unidos.

En este blog siempre remarcamos la importancia de la caridad privada y de la ayuda voluntaria. Por eso voy a aprovechar mi espacio y las muchas visitas que tiene el blog para difundir el sitio donde pueden donar y ayudar a que Agustín y su familia tengan una vida mejor.

http://www.unmilagroparaagustin.com/
Al contrario del nombre que le pusieron al sitio para su ayuda, Agustín no necesita de ninguna ayuda divina, necesita la ayuda voluntaria y terrenal de todos aquellos que podamos brindársela.

Peripecias de un comerciante para trabajar en Buenos Aires

Un lector del blog nos contactó, contándonos sus peripecias con la burocracia del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que hizo que perdiera las ventas de los mejores días del año por una clausura errónea. Por motivos de decoro, quitamos todas las referencias a nombres propios, ya que nuestro amigo hizo la denuncia correspondiente del hecho y no nos gustaría interferir con la misma. Aquí su relato del hecho:

El 20 diciembre alrededor de las 11 hs. aparecieron en mi local 2 inspectores del Gobierno de la Ciudad. Les pedí sus credenciales y me las negaron. Durante la semana que estuve luchando para que me levantaran la clausura me enteré que eran los inspectores Sr. A y Sra. B

Cuando se presentaron el 20/12 me dijeron que tenía la habilitación suspendida. Les pregunté por qué y no me contestaron. Les supliqué que no me clausuraran el local porque era la semana MAS importante del año para las ventas, ya que era justo 5 días antes de la navidad. La inspectora me hizo una serie de preguntas leyendo de una lista: me pidió inspeccionar el baño, el matafuegos, el seguro de responsabilidad civil y del cartel, y unas cosas más. Me dijo «bueno tenés todo en orden». Se fueron del local.

En aproximadamente 15 minutos volvieron y me dijeron que iban a clausurar el local, por lo cual empecé a llorar y a rogarles que llamaran a alguien ya que debía ser un error porque no tenía nada fuera de regla y si me clausuraban el local iba a tener una pérdida más que importante en las ventas, dada la época del año.

Llamé a una persona conocida que sabe del tema y le dijeron que Villa Urquiza es una zona histórica y que no están permitidas las casas de golosinas (que es el negocio que tengo). Esta persona les dijo que se fijaran en una página de internet del propio gobierno que claramente dice que la zonificación de mi local es C3 y no PH como sostenían. Se negaron hacerlo. Llamaron a la policía, le dijeron a una cliente que estaba en el local comprando que el local estaba cerrado y me obligaron a bajar la persiana. En ningún momento me pidieron el libro de actas. Fue una de las peores experiencias de mi vida.

Esa misma tarde me presenté en las oficinas de Perón 2933, y me atendieron en faltas especiales unidad ##. Al muchacho que me atendió le expliqué lo que estaba pasando. Ni siquiera me miró; siguió escribiendo. Me dijo que tenía que volver al día siguiente a habilitaciones a las 8:30 hs. Volví a la mañana y me informaron que no tenía ninguna información en el sistema y que iba a tardar una semana en llegar. Le expliqué a la persona que me atendió que tengo un local lleno de mercadería perecedera y necesitaba trabajar. Me miró y no dijo nada.

Volví toda esa semana hasta el jueves 23, ya que el 24 no trabajaron los empleados de la ciudad. A la semana siguiente volví y todavía no tenían mi legajo. Finalmente el lunes 10, en informes, me dijeron que tenía que ir a faltas especiales y que volviera a las 14 hs. A esa hora fui a faltas especiales. Me dijeron que mi local estaba clausurado y que tenía que hablar con habilitaciones ya que ellos no tenían nada que ver.

Volví el martes 11 a las 8:30; me dieron un número para atenderme en habilitaciones pero me dijeron que atendían a partir de las 10 hs. A las 10hs me atendió un Sr. R. Me explicó todo y fue a buscar mi legajo. En el mismo había una nota firmada por Dra. A que decía «Visto los términos de la Disposición No. 5613/DGHP/2009 y la presentación realizada por el interesado donde manifiesta que el «distrito de zonificación es C3″, se remite para su conocimiento y prosecución de su correspondiente trámite». Firmada y sellada por Dra. A.

Me informó el Sr. R en habilitaciones que hubo un error y a las 14 hs. cuando abriera faltas especiales debería presentarles esta nota y allí me levantarían la clausura. A las 14 hs. volví a faltas especiales y me atendieron unas asistentes de la Dra. C, que el dia anterior me habían indicado que tenia que ir a habilitaciones. Le llevaron la nota a la Dra. que estuvo sentada en una oficina con al puerta cerrada. Vi por la pared de vidrio de la oficina de la Dra. que hizo unos movimientos con la cabeza y de repente la asistente salió y me dijo que no aceptaban esta nota. Pregunté por qué y me dijo que tenía que hablar con habilitaciones. Le pregunté a la asistente si podía hablar con la Dra. C, quien me dijo que no me podía atender porque estaba levantando una clausura. Le informé que no me iría de allí hasta que saliera la Dra. para atenderme y me dijo «OK hacé lo que quieras» y empezó a llamar otras personas para atenderlas. Finalmente la Dra. salió y le dije que necesitaba hablar con ella para que me dijera cómo resolver mi situación. Me dijo que la nota firmada por la Dra. A no le significaba nada y le pregunté qué tenía que decir una nota de ese estilo. Su respuesta fue «Eso me tenés que decir vos». Le pregunté si podía comunicarse directamente con habilitaciones para poder resolver esto y su respuesta fue «Yo no les voy a hablar, hablálo vos». Insistí ya que el escritorio de él está a menos de 50 metros de su oficina. Ni me miro; se metió en su oficina de vuelta, bajó la cabeza y me ignoró.

Empecé a exijir que alguien me ayudara. Vinieron unos agentes de seguridad que me acompañaron hasta abajo de vuelta a habilitaciones. Volví a hablar con el Sr. R y se ofreció hablar con la Dra. ya que ella se había negado a hablar con él cuando yo se lo pedí. Poco después bajó a planta baja donde yo estaba, para ayudarme, el Sr. S. El Sr. S se tomó el tiempo de escuchar mi caso y acompañó al Sr. R al box donde estaba la Dra. C para ver cómo podíamos resolver esta situación. Mientras tanto, el Sr. S me trajo el libro de quejas para que yo anotara todo lo que estaba pasando. En un rato el Sr. S me dijo que él y el Sr. R hablaron con la Dra. C y que estaban trabajando para levantar mi clausura ese día miércoles.

Esperé varias horas, hasta las 19:30 hs, para que me entregaran fotocopias de los documentos del levantamiento de la clausura. Pedí hablar con la Dra. C nuevamente. Me atendió con una muy mala actitud y le pregunté por qué no quería ayudarme, a lo que respondió «yo no me tengo que hacer responsable por un error de habilitaciones». Luego le pregunté por qué se negó a hablar con el Sr. R para tratar de solucionarme el problema. Su respuesta fue: «no es parte del procedimiento que tengo que seguir» y después insistió que ella fue la que habló con el Sr. R y que yo debía estar agradecido a ella por haberme hecho el favor. Mi contestación fue que la iba a denunciar por la forma en que me trato y me dijo fue que ella va a accionar legalmente contra mi si yo la denuncio por que hizo todo lo que tenía que hacer y que yo no la escuchaba cuando me quería explicar el proceso (a todo eso, nunca me había hablado nada, salvo por 2 frases). La Dra. C me dijo también que no le va a pasar nada si la denuncio, porque su récord es impecable.

Esperé que terminaran con los papeles y me dijeron que un inspector iba a ir a mi local a PRIMERA HORA a levantar la clausura. Estuve esperando desde las 8:00 hs en el local con la cortina cerrada hasta las 14 hs. para que viniera un inspector. No apareció nadie.

Llamé a la comisaría 39 para ver si les habían notificado que la clausura había sido levantada. Hablé 2 veces y no sabían nada del levantamiento.

A las 14 hs. me fui del local ya que todo este lío me había causado terribles picos de presión. Camino a la oficina del médico para ser atendido, me llamó el inspector S a las 14:20 para decirme que estaba frente al local para levantar la clausura. Me confirmó que estaba levantada y que me iba a dejar la constancia pegada a la cortina. Le pregunté si iban a informarle a la comisaría 39 del levantamiento y me dijo eso lo tenía que hacer yo mismo.

La AGC es la que tiene que hacer eso. Ya ni me sorprende que ni los mismos inspectores sepan los procedimientos. Toda esta odisea ha sido UN DESASTRE económico para mi personalmente y para mi negocio. El día de la clausura mucha gente que estaba alrededor de mi local vio lo que estaba pasando y la posterior clausura. Seguramente pensarán que yo cometí infracciones y no volverán a comprar nunca más en mi local. No hay palabras para esto. Es un ejemplo de la poca seriedad de este gobierno de la ciudad y la poca consideración para la gente, sobre todo porque estoy al día con TODO, IVA, ingresos brutos, cargas sociales, autónomos, obra social, alquiler, proveedores y ahora debido a esto, seguramente no voy a poder cubrir mis gastos fijos el mes que viene. Todo por un error del propio gobierno y a que NO ME HICIERON CASO en ningún momento.

Me decidí a poner mi situación en conocimiento público aparte de un juicio que voy a realizar.

Espero que en el Gobierno de la Ciudad estén satisfechos. Arruinaron un negocio que andaba bien y aportaba impuestos y dejaron a un comerciante y un residente de la Ciudad de Buenos Aires con una desconfianza TOTAL de todo lo que corresponda a la administración pública.

Que no te pisen!

Es común salir a la calle, sobre todo en una ciudad como Buenos Aires, y sentir que la masa de gente que circula por la vereda, aquellos que ingresan o salen de un vagón de tren o subterráneo pasa por encima tuyo sin importarle en lo más mínimo quién sos y por qué estás allí. Ellos quieren lograr su cometido al igual que vos, pero al sumar un gran número, se sienten habilitados a hacer valer ese número sin importar cuán importante o urgente puedan ser tus objetivos. Día a día, tratamos que no nos pisen al movernos por la ciudad.

Vivir en esta sociedad se siente exactamente igual que caminar por la ciudad y usar el transporte público. Tenemos que estar alertas y constantemente vigilar que «no nos pisen». Esta vez en sentido metafórico. Todos los grupos de poder están al acecho, viendo qué te pueden sacar, o cómo pueden utilizarte para su propio provecho. El ejemplo más claro está en los aumentos impositivos de los cuales seremos víctimas a la brevedad. No terminamos de salir de la crisis económica, que los gobiernos, en lugar de estar pensando cómo cumplir con sus obligaciones más importantes, están buscando cómo exprimirnos más y más. La gente no importa; el gobierno, el estado y los negociados son todo. El individuo es prescindible. El estado imprescindible. Te dicen que la sociedad sin estado no puede funcionar, pero para el estado no importa si vos existís o no a fin de cuentas.

Es por eso que como individuos tenemos la obligación de convertirnos en el puercoespín. Tierno animalito que interactúa con los demás animales en forma pacífica, pero cuando está siendo amenazado por otro, despliega sus púas para defenderse de aquél que quiera pasar sobre él.

Escribiré para conectarme con todos aquellos que estén preparados para vivir en una sociedad de individuos libres y responsables, y no en una sociedad de estados voraces e irresponsables.

El cambio es posible, y el primer paso, es declarar «No me van a pisar!».

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