¿Por qué no todos los empresarios son favorables al capitalismo?

Hace unos meses planteaba las diferencias existentes entre lo que significa ser «pro-mercado» y «pro-empresa», un concepto que a muchos les cuesta diferenciar.

Otra de las preguntas relacionadas con la relación entre empresarios que suele emerger entre liberales (por que aquellos que no lo son tienden a estar convencidos, en general, que los empresarios son defensores de los mercados libres) es ¿Por qué no todos los empresarios son favorables al capitalismo?

Encontré un anécdota que expone de manera bastante clara este problema:

En uno de sus seminarios, un estudiante le pregunta al Profesor Mises, «¿Por qué no todos los empresarios están a favor del capitalismo?» «Esa pregunta,» le contesta Mises, «es marxista». La respuesta de Mises me shockeó en ese momento. Me tomó algún tiempo darme cuenta lo que estaba intentando decir. El que hizo la pregunta asumió, tal como Karl Marx, que los empresarios tienen un interés especial o «de clase» en el capitalismo que otras personas no lo tienen.

«El capitalismo,» prosiguió Mises, «beneficia a todos — consumidores, las masas. No solo beneficia a los empresarios.  De hecho, bajo el capitalismo algunos empresarios sufren pérdidas. La posición de un empresario en un mercado nunca es segura; la puerta esta siempre abierta para que cualquier competidor que lo quiera desafiar lo prive de obtener ganancias. Al fin y al cabo, es esta competencia la que le asegura a los consumidores que los empresarios intentaran hacer lo mejor para satsifacerlos, a ellos, con los bienes y servicios que desean.»

(Vía Mises Blog)

¿Pro-mercado o pro-empresa?

Mauricio Macri se define como lider de la primer fuerza política pro-mercado y pro-empresa en más de 80 años, según cable diplomático del 2006 difundido por Wikileaks:

”We are the first truly pro-market, pro-business political force in nearly 80 years of Argentine history that is ready to assume power.”

Las acciones de Macri, posteriores a este cable, desmienten cualquier tipo liderazgo pro-mercado por parte de su espacio político, sin embargo podemos considerarlo uno más de los tantos gobiernos pro-empresa que nos gobernaron en los últimos 80 años.

Ser pro-mercado y pro-empresa es algo muy diferente, y ser ambas al mismo tiempo es algo imposible.

Una política pro-mercado esta orientada a  mejorar el funcionamiento de los mercados, esto es, eliminando aquellas distorsiones creadas por políticas anteriores como pueden ser: controles de precios,  protecciones arancelarias, regulaciones varias, subsidios a empresas, leyes anti-monopolio, etc.  Como verán se apunta a permitir la libre competencia, eliminar barreras de entrada y de salida, y poner a todos los players bajo las mismas reglas de juego, sin privilegio alguno.

Una política pro-empresa, por otra parte, son muchas de las políticas que estamos acostumbrados a criticar todos los dias desde este y otros espacios. Un ejemplo son las medidas tomadas desde la Secretaría de Comercio que benefician a empresas en particular, verdaderos privilegiados, en desmedro del resto de las empresas, sectores, y la sociedad en general.  Por eso podemos decir que Guillermo Moreno, Mauricio Macri, Cristina Kirchner, y Carlos Menem han sido políticos pro-empresa, la introducción de restricciones a la competencia, la inclusión de nuevas regulaciones que terminan generando consecuencias indeseadas, o la creación de verdaderos monopolios legales (ya sean formales o no) son todas políticas pro-empresa que deben ser desterradas.

Mientras tanto, los mercados libres serán siendo solo un deseo.

¿Comprar barato es malo?

Ayer les comentaba sobre el autoritarismo económico a partir de medidas antidumping sancionadas por el Ministerio de Industria que despertaron una sensación de jolgorio en Jorge, el presidente de la empresa beneficiada:

“Nos congratulamos de la Resolución final de la investigación, tanto por nuestra empresa como por toda la Industria Nacional y nos comprometemos –afirmó el titular de la firma – a continuar produciendo en la Argentina pequeños electrodomésticos (estufas, procesadoras de alimentos, batidoras, licuadoras, ventiladores, etc) con la calidad, la innovación y la responsabilidad que nuestra trayectoria que el mercado nacional ha comprobado desde hace ya más de 40 años”.

Lo primero que podemos decir sobre  esto es que a Jorge no le gusta competir, que para poder ganar dinero tiene que excluir a otras personas que, como Jorge, producen productos similares. A diferencia de los intercambios voluntarios donde todos los participantes salen beneficiados, esta medida para beneficiar a la empresa Liliana perjudica a muchísimos, a saber:

– Los restantes 45 millones de argentinos que no pueden acceder a productos mas baratos.

– Las empresas eficientes, con empresarios dispuestos a ofrecer un producto competitivo, que se ven perjudicados por que sus consumidores deben gastar mas dinero en la compra de productos beneficiados por barreras arancelarias.

– Los trabajadores de otros sectores que no pueden conseguir trabajo

Una protección arancelaria implica beneficiar a los sectores ineficientes de la economía a costa de los mas eficientes. También se podrá argumentar que una protección temporal para las industrias incipientes no es algo malo, una vez más el que sostiene esa posición esta equivocado, las protecciones temporales terminan siendo temporalmente eternas, y las industrias nunca terminan desarrollándose porque no tienen incentivos para hacerlo al no tener que competir.

En conclusión, este tipo de protecciones es solo una protección para la empresa o las empresas beneficiadas y un ataque a todo el resto de la sociedad que pretender vivir pacíficamente, sin imposiciones o privilegios típicos de épocas de monarcas y súbditos.

Autoritarismo económico, cuando la democracia es dejada de lado

La defensa de los derechos humanos y la democracia por parte de los políticos en general, es una gran ficción.

Parece, a simple vista, que existe un consenso en la sociedad para defender el cumplimiento de los derechos humanos. No quiero meterme en temas que tengan que ver con el pasado de este país, me estoy refiriendo exclusivamente al estado actual de cosas ya que,  afortunadamente poca gente avalaría la imposición de una dictadura que viole los derechos fundamentales.

Muchas veces, enfocarse en el pasado nos distrae de la situación del presente.

Sin embargo,  también parece que los mismos opositores a un régimen dictatorial acotan la validez de la defensa de los derechos humanos, limitandolos a las violaciones flagrantes, las mas fáciles de detectar y oponerse. De esta manera se van dejando de lado las pequeñas violaciones que sufrimos todos los días (no ignoro que una matanza es gravisimo, pero las grandes violaciones de derechos humanos no surgen de la nada).

No diría que esas pequeñas violaciones nos desnaturalizan como humanos pero definitivamente nos restringe ciertos derechos básicos que deben existir en una sociedad justa y libre, como, por ejemplo, el derecho a entablar relaciones de manera voluntaria con otras personas, siempre respetando el interesante concepto de igual libertad (o libertad paretiana).

Más aún se acentúa esta indiferencia hacía los derechos humanos cuando se tratan de asuntos relacionados con la economía, parece que la tan mentada libertad, autonomía e independencia no es universal, sino que su defensa se ve limitada a aquellas situaciones donde se puede obtener algún rédito político.

La visión de las relaciones económicas por parte del actual gobierno, y también del 99% de los políticos, es autoritaria. Se asienta en la supresión de las voluntades individuales y el reemplazo de  éstas por una voluntad superior que pretende poder tomar mejores decisiones que los propios afectados.  Es un autoritarismo económico, que como cualquier otro autoritarismo, constituye una violación a los  derechos fundamentales.

Todo esta catarata de palabras se me dispararon al leer el comunicado de prensa respecto de medidas proteccionistas introducidas por el Ministerio de Industria.

En primer lugar identifica las causas de la medida introducida:

La participación de las importaciones de los orígenes investigados en el consumo aparente aumentó del 69 al 81% en los últimos años, a expensas de la producción nacional, que a su vez perdió rentabilidad debido a los precios de esos productos importados.

Al parecer el fracaso de un sector para competir habilita la imposición de medidas que vulnera la autonomía de las personas de poder decidir acerca de sus acciones que no afecten a terceros (la igual libertad, como mencioné antes).

Si seguimos leyendo nos enteramos que ni siquiera se trata de un sector, sino de una sola empresa, Liliana, cuyo director nos da una lección de autoritarismo económico:

La firma Liliana, radicada en la provincia de Santa Fe, fue la peticionante de la investigación y representa el 100% de la producción nacional, empleando a 500 trabajadores.

Oscar Jacobson, titular de la empresa expresó que “defender la Industria Nacional no sólo es una forma de sostener la Empresa y su trayectoria, sino ser responsable tanto de los 500 empleos directos y otros tantos indirectos que genera en la ciudad de Rosario y que sufre la agresión mediante malas prácticas comerciales de un conjunto de importadores a los que poco les importa la defensa del Trabajo Argentino”.

Una medida para beneficiar a una sola empresa, a costa del beneficio del resto de la sociedad.

El fervor de algunos  para defender la democracia es olvidado de inmediato, el discurso en contra de los  sectores económicos, los grandes intereses, y demás charlatanería  es dejado de lado para, en la práctica,  favorecer a los que pretenden vivir a costa del resto , los que subsisten a base de imposiciones y no a través  de intercambios voluntarios.  En definitiva, los discursos grandilocuentes, vacíos de contenido, nos de  las barreras impuestas a la libertad individual, que repercuten negativamente en muchos aspectos de nuestras vidas, pero que principalmente, empeoran la calidad de vida de los que menos tienen.

El autoritarismo económico es predominante en la política actual, e imperceptible para muchos porque a veces se torna difícil concebir una situación en la que nunca se estuvo. La imposición de  decisiones, violando la autonomía de cada uno de nosotros, para beneficiar grupos extremadamente minoritarios es una buena definición para autoritarismo y es en la situación en la que nos encontramos hoy.

El fin de semana voy a presentar el argumento económico contra este tipo de medidas proteccionistas, como refuerzo del post de hoy.

Bonus: El final del comunicado del Ministerio de Industria es digno de una novela de George Orwell:

También fueron investigados los tejidos de poliéster para cortinas originarios de Brasil, a los que sin embargo no se les aplicaron medidas por no haberse encontrado dumping ni haber sido causales de daño a la industria nacional

Makri

Franco Macri, padre de Mauricio, se sincera en una entrevista con La Nación:

Desde el punto de vista del afecto, obviamente lo votaría a Mauricio. Desde el punto de vista de la racionalidad, lo voto a Kirchner.

No es ilógico que Macri Sr. apoyara a Menem en tiempos de Menem, y a los K en tiempos K. Es razonable que los vote si van a mantener el actual socialismo light. Ya lo dijo Cristina:

que fundamentalmente [el estado] también interviniera fuertemente porque está comprobado que el mercado no es un buen asignador de recursos; el mercado puede producir recursos, pero la regulación de su asignación, su contralor y su vigilancia, sobre todo en el sector financiero, son responsabilidades ineludibles por parte del Estado.

Pero esto no lo cree solo Cristina, es un mal generalizado entre todos los políticos, que  se creen con el poder de asignar los recursos de manera «eficiente. Es por eso que mientras su criterio de «eficiencia» sea que los recursos sean asignados a pseudoempresarios como Macri, entonces nunca va a dejar de ser razonable para ellos votar a los que ostenten el poder en ese momento para seguir recibiendo los beneficios de ser amigo del asignador.

Cris y Fran, Cris y los pseudoempresarios, una historia de amor.

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