Sushi matavacas

A pesar de ser una comida muy normal en oriente, barata y muy popular en diversas culturas (suele ser más barato que almorzar un bife en varios lugares del mundo, no necesariamente orientales), en Argentina es visto como algo snob, reservado para yuppies y personas de alto nivel económico. Aún así, el sushi, como otras comidas y costumbres orientales, supo construir un nicho de consumo y consiguió cierto éxito en la sociedad.

sushi mata

¿Desde 1984? ¡Por supuesto!

El freno a las importaciones lo impactó directamente, porque varios de los insumos que se utilizan en la preparación del mismo (algas, salsa y salmón), son importados y, como sabemos, para nuestro beneficio, el estado está en guerra con los productos importados, así podemos tener una vida plena y feliz.

Salió la información de que una cadena de restaurantes de este tipo de comida, Sushi Club, logró conseguir una audición con el lord Moreno, donde le explicaron que tenían casi 50 restaurantes, alrededor de 450 empleados y que las restricciones les estaban haciendo imposible seguir con el negocio. La respuesta fue la siguiente:

«¿Cuántos restaurantes tienen? ¿48? La solución es fácil: de ahora en más, 48 parrillas! Al argentino no le gusta el sushi, le gusta el asado».

Primero me pregunto ¿quién carajo es Moreno para saber qué le gusta a 40.000.000 de personas?

Y después, la pregunta obligada es ¿se da cuenta este ignorante de lo que propone?

Supongamos que hay dos grupos de amigos que se juntan a comer todas las semanas:

Grupo A: muchachos de clase media, que tienen por casi único gusto / lujo, hacer un asadito el sábado a la noche y tomar unos vinos.

Grupo B: muchachos de clase media / alta que disfrutan ir a un restaurant de sushi una vez por semana.

Supongamos también, que la economía está compuesta por una vaca y X cantidad de kilos de sushi, ambos suficientes para proveer a ambos grupos de sus comidas semanales.

La movida de M0reno ELIMINA POR COMPLETO la existencia del sushi. Ahora tenemos una economía que tiene UNA SOLA VACA.

Sin tener la posibilidad de comer sushi, el Grupo B opta por el asado, porque otra no les queda. Así, tenemos a dos grupos compitiendo por el mismo recurso. El carnicero, propietario de la vaca, tipo con calle y ningún gil, se da cuenta al toque del aumento de la demanda, aumentando así el precio. ¿Hasta cuándo va a aumentar el precio? Hasta llegar al precio que el Grupo B esté dispuesto a pagar.

El Grupo B tiene ingresos más altos que los del Grupo A, por lo tanto serán ellos los que definan el precio del asado. El Grupo A podrá optar por pagar el nuevo precio más elevado (relegando algún otro tipo de consumo que tenían) o por quedarse sin asado.

¿Podría Tito el carnicero aumentar la oferta de vacas? Podría, pero como ya dijimos, no es ningún gil. Pudiendo ganar más trabajando lo mismo que antes, no va a elegir ninguna otra opción. Es un tema de incentivos. Además, generar el doble de vacas que antes, toma un tiempo considerablemente mayor al tiempo de consumir los insumos existentes. ¿O acaso cree Moreno que va a haber nuevas vacas instantáneamente por arte de magia?

Es así como un cavernícola con palos es el responsable de que el Grupo A, al que alega estar tratando de «defender», se terminó quedando sin algo que disfrutaban mucho. Lo más triste del caso es que, muy probablemente, los miembros de ambos grupos estén chochos con las atrasadas ideas de que «importar es malo y exportar es bueno».

Y no olvidemos: TODA MOVIDA EN EL PLANO DE IMPORTACIONES Y EXPORTACIONES QUE HACE ESTA MANGA DE SIMIOS SÁTRAPAS, ES PARA TENER LOS DÓLARES PARA CUBRIR EL DÉFICIT EN EL MERCADO ENERGÉTICO QUE ELLOS MISMOS DESTRUYERON. Por cierto, cada nicho que se traba, impide o destruye ACHICA LA ECONOMÍA, o sea, hace que existan menos bienes y servicios disponibles para la misma cantidad de gente y demanda. ¿Quién piensan que va a tener más posibilidades de hacerse de esos recursos, «los que más tienen» o «los que menos tienen»? ¿Y quiénes se van a quedar sin nada?

Advertencia para los cybergurkas / estatistas básicos antes de que salten con algo como «el sushi es para la gente de guita y bla bla bla»: Dentro de el Grupo B debe haber unos cuántos pertenecientes a La Cámpora y otros miembros de la facción que detenta el poder, y tienen campos, departamentos en Puerto Madero y otros bienes de lujo.

Advertencia 2, para los mismos básicos: Es lo mismo la nota tanto para el Sushi Club, como si hubiese sido el Club de la Milanesa, el Club de la Comida China o el Club de la Tarta Pascualina.

Los dos árboles

La idea de los árboles como representación de ideas políticas parece que fue popular durante algún tiempo. Ya el ensayista y filósofo Henry David Thoreau expresaba esta idea en su famosa frase «Hay miles cortando las ramas del mal por cada uno que está asestando golpes a la raíz». Tiempo antes Thomas Jefferson, redactor de la Constitución de Estados Unidos y Presidente de ese país, había escrito: «¿Qué significan unas cuantas vidas perdidas en un siglo o dos? El árbol de la libertad debe de vez en cuando ser regado con la sangre de patriotas y tiranos. Es su abono natural.»

Más acá, tomando la tradición libertaria de Thoreau, varios activistas han apelado a la analogía  del árbol para presentar sus escritos. Larry Reed, hoy presidente de la pionera FEE, publicó una serie de ensayos bajo el título «Striking the root», otro destcado sitio web, Strike-the-root, toma su nombre de la analogía botánica del hijo pródigo de Concord, Massachusetts, el mencionado Thoreau.

El árbol del estatismo

En algún momento, apenas sucedida la muerte del ex-presidente Kirchner, el actual gobierno tomó como estrategia promover un discurso en el que se presentaba a las políticas e ideas, que dicen defender, como propuestas motivadas por el amor y la felicidad, propuestas constructivas , en contraposición del odio y la destrucción que proponen desde la opo y la corpo. El punto de partida, y tomada como referencia hasta el día de hoy, fue la frase que alguna vez repitió Kirchner, «que florezcan mil flores» decía Él. De esta   emulaba a Mao Zedong que apeló a otra analogía bótanica para lanzar la terrible «Revolución Cultural«.

Si continuamos con esta linea de identificar ideas árboles, por ejemplo, tendríamos por un lado el arbol de la libertad, y por el otro el árbol del estatismo, kirchnerista en este caso, que dicen construir sus defensores. Estos árboles serían abismalmente diferentes.

Si vamos a identificar las ideas políticas con los árboles, el arbol de la libertad y el arbol del kirchnerismo, o el estatismo que esté de turno, serían abismalmente distintos, es más, no podríamos saber cuán distintos serían.

El árbol de la libertad

Por un lado, tenemos el árbol del estatismo, un árbol que no existe, ya que aquellos que dicen construirlo pretenden mantener el control absoluto sobre como debería ser ese árbol, altura, cantidad de hojas, flores, ramas, cada atributo tendría su propio ministerio ¿Dónde se ha visto un árbol así? Ni los japoneses lo han logrado.  El Ministro de los Troncos calcularía que el ancho del tronco sea adecuado para el proyecto que está encabezando, el Ministro del Color evaluaría si el verde de las hojas es el deseado por su jefe (o jefa), el Ministro de la Altura va a estar midiendo todos los días el progreso del arbol y cortando aquellas ramas que excedan la altura planificada. Por supuesto, un árbol sometido a tantas vejaciones diarias para contentar a un puñado de personas termina por morir. Un arbol como el que el estatismo quiere construir sería imposible, tan imposible como el control estatal total de la economía.

¿Y cómo sería el árbol de la libertad? No lo se. Sería imposible saber como sería aquél árbol, así como es imposible saber como sería cualquier árbol, o cualquier desarrollo de la sociedad en libertad, donde la innovación y la iniciativa está puesta a disposición de satisfacer las demandas de los demás.

Volviendo al estatismo, sin dudas existe cierta perversión en la idea de que ellos expresan la «felicidad, el amor, la construcción, la inclusión». Pocos han podido notar, no por algún tipo de maldad, si no más bien por la incapacidad de mirar un poco más allá de lo obvio, que detrás de cada propuesta política que emerge desde el ente estatal, o que proponen aquellos defensores de la intervención del estado, está todo lo contrario a lo que dicen sostener. No es el amor o la construcción lo que defienden, si no más bien, la agresión. Defienden la exclusión, o en otras palabras, la noción de que un grupo de personas sabe más que el resto como para dirigir la vida de ellos. Defienden la idea de que no todos son capaces de aportar a la construcción de una sociedad libre, si no que un grupo de excluídos (que han sido excluidos, en su gran mayoría, por políticas de carácter similar a las que proponen) deba depender parasitariamente de otro, sin poder ofrecer nada a cambio.

Es importante tener en cuenta la racionalidad de las acciones que toman y defienden y que luego, algunos jóvenes confundidos creen que son rebeldes al apoyarlas, para desnudar el verdadero accionar del estatismo, sea kirchnerista o sea de cualquier otra forma o color.

Protecciones

Sin ningún problema, desde su iPhone, diseñado en Cupertino, Californa, el vicepresidente, Amado Boudou, defendió el otro día por Twitter la política de autarquía al estilo Corea del Norte que se está llevando adelante en este país, a través de este tweet:

La política de proteccionismo es un hecho en Argentina, y se ve reflejada en precios, góndolas y ganancias de los empresarios. A diferencia de lo que ha explicado la teoría económica de los últimos 250 años, a partir de la Ley de Asociación de Ricardo, para el gobierno de Cristina Férnandez, y sus fieles esbirros de la talla de Giorgi, Moreno y el propio Boudou, apelar a la teoría mercantilista que predominó entre los siglos XVI y XVIII en Europa es el camino a seguir.

No podemos negar que el proteccionismo protege, sin embargo, lo que protege estás políticas arbitrarias son cosas muy diferente a lo que vociferan con palabras presuntuosas desde palcos los «defensores del proyecto nacional y popular», mientras los periodistas oyen atentamente sin preocuparse de que no pueden, nunca, realizar alguna pregunta.

El proteccionismo, en primer lugar, protege a algunos empresarios de la competencia extranjera. Al prohibir que se importen productos del exterior el ámbito donde tiene que competir un empresario pasa de ser mundial, a ser limitado solamente a un sector del globo, la República Argentina, un territorio demarcado arbitrariamente, como cualquier país del mundo. De esta forma, al haber menos competencia, se producen dos efectos positivos para estos empresarios que no dudan en defender las políticas proteccionistas: puede elevar los precios, porque no tienen competencia, y al mismo tiempo elevan sus márgenes de ganancias. El proteccionismo es una redistribución de la riqueza desde los sectores productivos y competitivos hacia los sectores parasitarios. 

Cuando se implementan políticas proteccionistas, surgen empresas que de tener que competir en un mercado libre no podrían existir, ya sea por una cuestión de costos, de tecnología disponible, know-how, o lo que sea. Cuando se abre una empresa, ésta demanda mano de obra, además de otros factores de producción, como bienes de capital.  Pero ¿es positivo esto? El trabajador que fue contratado por esa empresa, contestaría que si. Sin embargo, salvo para esos nuevos empleados, y para el empresario que ahora tiene una fuente de generación de ingresos a costa de que sus consumidores se ven privados de acceder a la competencia, esta nueva empresa es perjudicial. Es perjudicial porque ocupa factores escasos, como son los trabajadores y los bienes de capital, y los destina a una actividad que no produce riqueza, más bien les genera un perjuicio.

Como vimos hasta ahora, el proteccionismo ofrece mayores precios para los consumidores, mayores márgenes de ganancias para algunos empresarios y además desperdicia recursos escasos que podrían ser destinados a otras actividades productivas. Pero hay mas.

También hay empresarios que se ven perjudicados por el proteccionismo imperante, son aquellos que dependen de algún insumo proveniente del extranjero, así se ven frustradas oportunidades de abrir nuevos emprendimientos, o de continuar emprendimientos ya existentes. ¿De dónde salen aquellos puestos de trabajo que «genera» el proteccionismo? Acá ya podemos contar algunos.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar al hombre olvidado, aquel que debe pagar más por productos que, en un mercado libre, pagaría menos. Ese hombre, o mujer, está obligado a destinar una mayor parte de sus ingresos en menos productos, y en consecuencia, su nivel de vida baja, pudiendo acceder a un menor número de facilidades. Mucho peor es para aquellos que se encuentran en los márgenes, y que los incrementos de precios no solamente significa consumir menos de otras cosas, si no, dejar de consumir.

Los argumentos a favor del proteccionismo suelen ser básicos y emocionales, pero carentes de cualquier lógica económica, de ser tan beneficiosa la aplicación de este tipo de políticas, cada provincia, municipio, barrio, manzana, cuadra o familia,  debería adoptar el proteccionismo, y de esta manera, asegurar los puestos de trabajo, y la superioridad de la industria provincial/municipal/barrial/manzanal/cuadral/familiar, según sea el caso.

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¿Quién sanciona a Movistar?

El gobierno nacional anunció con bombos y platillos que próximamente se sancionará a la empresa de telefonía celular Movistar, que el día lunes sufrió un desperfecto técnico y dejó sin servicio a casi 15 millones de personas.

En coherencia con la linea argumental del gobierno de no desperdiciar oportunidad para señalar la importancia de la intervención estatal, y la grandeza del gobierno frente al sector privado, el ministro de Planificación Julio De Vido hizo las siguientes declaraciones:

De Vido consideró que «hoy marcamos el camino y dimos absoluta claridad de que el Estado no va a permanecer pasivo cuando se afecta la prestación de un servicio que involucra a 18 millones de usuarios de telefonía móvil y otros tantos que tuvieron problemas con la fija» y adelantó que «los números de la multa se conocerán en los próximos días, cuando concluyan los trabajos técnicos».

Hay varios interrogantes que surgen a partir de las declaraciones de De Vido, y que deberían ser analizados. Está claro que el gobierno ha aprovechado la oportunidad de que el falló el servicio de Movistar para ponerse del «lado de los desprotegidos, los débiles que no pueden hacer nada ante semejante multinacional» como se dijo durante el día. El Secretario de Comunicaciones, Lisandro Salas, habló de una «desprotección por parte de la empresa» hacia los usuarios.

Sin embargo, todas estás declaraciones no hacen más que confirmar de forma categórica la ignorancia de los funcionarios acerca de como funciona el mercado, o en todo caso la intención de transmitirle y fomentar en la gente la dependencia total del Estado siguiendo el concepto básico del fascismo «todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado».

La sanción en este caso no va a provenir por parte del estado, si no que son los consumidores o usuarios los que pueden sancionar cuando Movistar, o cualquier otra empresa, falla en su servicio y no está a la altura de sus expectativas. El gobierno, sancionando a Movistar, no estaría defendiendo derechos individuales, como se suele decir que es su función fundamental, si no interfiriendo en un arreglo voluntario entre dos partes

Hasta el momento la empresa anunció algunas bonificaciones:

Según informó la empresa telefónica, «en la próxima factura se bonificará el día completo del abono», y a quienes utilicen el servicio prepago «se extenderá el vencimiento del crédito por 48 horas más», según reveló Ramón Ponce Gil, director Corporativo de Comunicación e Imagen del Grupo Telefónica.

En diálogo con radio Mitre, el directivo comunicó los primeros resarcimientos.

Además, según informó la compañía en un comunicado, le extenderá la vigencia del crédito por 48 horas, a aquellos clientes que tuvieran recargas con vencimiento el lunes dos de abril.

Por otra parte, todos los clientes Movistar podrán enviar SMS gratis durante los 4 días de Semana Santa a todo el país (de jueves a domingo).

Desigualdad. Por último, un argumento utilizado muy a menudo para defender este tipo de acciones, es la idea de que existe un desequilibrio en el poder de negociación entre la gran empresa multinacional, con una gran estructura, y el usuario particular que carece de cualquier tipo de poder de negociación. Esto, en principio, es verdad. Sin embargo, los que apelan a este argumento sufren de miopía al no poder observar todos los factores que están involucrados en la relación de Movistar y sus clientes. El poder, lo tienen los 16 millones de afectados, de los que depende Movistar para ser rentable,  además de la presión que existe por parte de los competidores que pueden capitalizar este error de la compañía española, y atraer nuevos clientes.

En conclusión, este tipo de situaciones nos demuestra que los mercados desregulados no existen, las alternativas que se pueden presentar son dos: por un lado un mercado regulado por un puñado de funcionarios que deciden que empresas deben sobrevivir y cuales deben dejar de ofrecer sus servicios, y que apliquen sanciones quien sabe con que criterio. Por el otro lado, un mercado regulado por los consumidores, que con sus decisiones diarias sobre como asignar sus ingresos, pueden castigar muy duramente a aquellos que no están a la altura de sus expectativas.

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¿Quién es el país?

Mark Twain

No es Einstein joven, queridos lectores. Es Mark Twain.

Desde las elecciones del pasado octubre, el discurso de los que en este momento detentan el poder público es algo así como «Sacamos el 54% de los votos, hacemos lo que queremos» (y no olvidemos a esa señora coqueta gritando en el discurso de una autoridad municipal «Vamos por todo. Vamos por todos»).

Por otro lado, está la (mal) llamada oposición, que se mueve cabizbaja diciendo algo como «Sacaron el 54% de los votos, pueden hacer lo que quieran. Es más, tenemos que colaborar con ellos». Esta gente, en realidad, se muere de ganas por estar dentro del oficialismo y hacer lo mismo que el oficialismo hace (o cosas peores, tal vez), pero ya sea por lo fracasados que son o porque no tienen una ausencia de escrúpulos tan grande, están «en la vereda del costado».

Vengo pensando hace un tiempo, qué puede hacer un ciudadano de una supuesta República cuando el «contrato» por el cual se deposita una parte del poder propio para que sea administrado por el Estado, deja de ser cumplido por los empleados designados para ésta actividad. ¿Qué pasa cuando, por el mero acto de elegir quiénes son los administradores de lo público, éstos se arrogan poderes superiores a los que el Contrato / Constitución les otorga, simplemente porque había más papelitos con su nombre en una caja? ¿Y qué pasa cuando los que no están de acuerdo con este avasallamiento de derechos y abuso claro y sistemático del poder son tildados de enemigos de la patria, cipayos y no pertenecientes al país? ¿Quién define quiénes son el país y quiénes no lo son?

La respuesta me llegó inesperadamente de un cómic, donde el mismísimo Capitán América (si, el corazón del malvado Imperio!) se pone totalmente en contra de su propio gobierno y encabeza una rebelión. En un momeno, cuando le preguntan cómo sabe si está haciendo lo correcto, se despacha con la siguiente cita de Mark Twain:

¿Quién es el país?

¿Es acaso el gobierno que de momento está a cargo? No. El gobierno es solo un siervo temporal; no puede ser su derecho decir qué es lo correcto y qué está mal, y decidir quién es patriota y quién no. Su función es obedecer órdenes, no crearlas.

¿Quién es entonces El País?  ¿Es el periódico? ¿Es el púlpito? No, estas son pequeñas partes del País, no son el todo; no pueden mandar, sólo tienen su pequeña parte en el mandato.

En una monarquía, el rey y su familia son el país; en una república, es la voz del pueblo. Cada uno de ustedes para sí mismo y bajo su responsabilidad, debe hablar.

Es una solemne y dura responsabilidad y no debe ser fácilmente dejada de lado bajo la presión del púlpito, la prensa, el gobierno o la vacía palabrería de los políticos.

Cada uno por sí solo debe decidir qué está bien y qué está mal, cuál es el camino patriótico y cual no. No puedes evitar esto y ser un hombre.

Decidir contra tus convicciones es ser un traidor imperdonable, tanto para ti mismo como para tu país. Deja que los hombres te califiquen como quieran.

Si solo tú de entre toda la nación elige un camino, siendo este el correcto según tus convicciones de lo correcto, has cumplido tu deber para ti mismo y para tu país.  Mantén la cabeza en alto. No tienes nada de qué avergonzarte.

No importa lo que diga la prensa. No importa lo que digan los políticos o las masas. No importa si todo el país decide que algo malo es algo bueno.

Esta nación se fundó sobre un principio por encima de todos: la exigencia de que nos levantemos por lo que creemos, sin importar el riesgo o las consecuencias.

Cuando las masas y la prensa y el mundo entero te dicen que te muevas, tu trabajo es plantarte como un árbol junto al río de la verdad y decirle al mundo entero… “NO. MUÉVETE TÚ.»

(ciertamente la cita en idioma original pega mucho más. En especial la última parte «No. You Move.»)

Las Constituciones no existen para legitimar a los gobiernos. Las constituciones fueron impuestas por la gente para limitar el poder del estado mismo y para proteger los derechos individuales de los ciudadanos. Si la constitución fuera solamente para decir que el gobierno puede hacer lo que se le canta porque lo votaron, como dijo Benegas, es preferible no tenerla, que declaren el territorio argentino como El Reino de la Milanesa, le pongan una corona a la señora y punto.

En cuanto los que están en el estado violan y contradicen la constitución, su mandato deja de ser legítimo (en dicho documento se establece la forma de llegar a los cargos públicos SOLAMENTE para hacer lo que ahí está explicitado, no para usar el estado para hacer lo que se le canta). Desgraciadamente, la Constitución sola no nos va a defender de nada. Es un simple papel con tinta encima, que no nos va a defender de las balas, ni de la cárcel, ni va a traernos productos, ni va a producir nada, ni nos va a defender de los abusos del fisco o de patoteros como Cristina Fernández y su perrito faldero Guillermo Moreno.

La Constitución es una simple advertencia para las autoridades electas: «si se hacen los boludos y tratan de pasarse de vivos con el poder, les va a ir bastante mal». Pero, al final del día la constitución debe ser ENFORZADA al estado, desde la ciudadanía. Los ciudadanos tienen que estar dispuestos a imponerles, por la fuerza si es necesario, la constitución a los gobernantes, sin importar ni medio segundo si fueron votados por una cantidad X de la población. Ahora, si los ciudadanos no están dispuestos a enforzar la Constitución y se bancan cualquier tipo de abuso que venga desde el poder, no se merece tenerla. Directamente, merece ser un súbdito más del Reino de la Milanesa.

Entreguen los libros

Jailed Books

Acá los tenemos...bien guardaditos a la sombra.

Yo ya no entiendo si estos megalómanos inescrupulosos toman a la totalidad de los argentinos por boludos o si, al final, una abrumadora mayoría de los argentinos son, efectivamente, boludos.

Que venga un tipo y prohíba las importaciones de TODOS los libros porque no están seguros de si la tinta con la que están impresos tiene menos del 0.000000000000000000000001% de plomo así de la nada es un absoluto insulto a la inteligencia de un nene de 5 años.

¿Hubo algún caso de algún intoxicado? ¿No? ¿Hubo algún comunicado de los países que imprimen los libros sobre incidentes allá y que podía ser peligroso? ¿No? ¿Hay algún estudio serio sobre el tema? ¿No? Ah, ¿que estuvieron viendo El Nombre de la Rosa?

Supongamos por un segundo que les importa el asunto del plomo ¿Se pegaron una vueltita por Dock Sud? ¿Por el Riachuelo? Los trenes y las vías propiedad del estado ¿están 100% libres de plomo? ¿Y los viejos aviones de Aerolíneas? ¿Y las curtiembres? ¿Y las fábricas?

Y quiero creer también que hicieron pericias y estudios a lo largo y a lo ancho del país y que ABSOLUTAMENTE TODOS los diarios y revistas de alcance nacional, provincial, municipal y barrial cumplen con los requisitos del plomo en la tinta. ¿Podríamos ver ese informe? Ah…¿hoy no? Mañana…¿tampoco?…Bueno, avisen cuándo, eh.

Muchachos, si el plomo fuera una amenaza para la salud de la población, tienen que cortar mucha, pero mucha tela y sanear una enorme cantidad de áreas que impactan muchísimo más y muchísimo más directamente que la tinta de los libros. En toda mi vida no conozco un solo caso de algo ni remotamente similar.

Como dijo Frank Zappa cuando daba testimonio ante el Congreso de USA: «El estado siempre tiene que tomar las medidas que impacten lo menos posible en la vida de la gente. Esta regulación es como si, para combatir la caspa, recurriéramos a la decapitación».

Por cierto, nunca faltan los chorros acomodaticios buscadores de prebendas, ratas parásitas dispuestas a succionar cuanto calcetín del gobierno puedan para conseguir una traba y/o regulación que les permita afanar unos mangos, como el señor Juan Carlos Sacco que dijo «Si uno se pone el dedito en la lengua para cambiar la hoja puede ser peligroso». ¿Usted me está cargando? Si sobreviví desde los 4 años pasando las páginas de las viejas Isidoro y de diarios viejos y baratos de esos que te dejan la tinta en los dedos, tengo inmunidad de por vida para todo tipo de tintas.

Después, el despreciable agrega «En los últimos cinco años se importaron 140 mil toneladas de libros por 550 millones de dólares. Y en 2011 tuvimos un desbalance de 78 por ciento, unos 125 millones de dólares en contra». O sea, comete sincericidio y admite que ES TODO POR LA GUITA. De nuevo rompen las bolas con la famosa  «balanza comercial». El tema es que, en este caso, es INJUSTIFICABLE. Pueden decirte que es lo mismo traer un rulemán de afuera que usar uno de los que fabrican los chorros amigos del gobierno, pero los libros hay que escribirlos y editarlos. ¿Van a decir acaso que los libros escritos por extranjeros «le quitan trabajo a los escritores argentinos»? No sé si hoy, pero creo que son capaces de hacerlo en un año o dos y que una importante parte de la población asienta con la cabeza y diga «es verdad, hay que defender el trabajo intelectual de los argentinos». Ya no me sorprende nada.

Y digo, si el problema son los libros impresos ¿Por qué no liberan la importación de e-readers y les sacan todo tipo de impuesto aduanero para que la gente pueda leer en digital? No, claro, en vez de eso van a inventar que el plástico con el que está hecho el Kindle es nocivo para los huesos y la piel.

En fin, un nuevo episodio de «tenemos que afanar la mayor cantidad posible de dólares para pagar las importaciones de gas carísimo de Qatar, con el cual hicimos un curro grande como una casa gracias al descalabro energético que previamente habíamos armado».

No dejes que la escuela interfiera en tu educación

Este video, muy positivo, está dando vueltas por las redes sociales, y es publicado por el sitio web Educación Viva aunque nada sabemos sobre ellos.

Una buena noticia que este tipo de campañas se hagan virales, es la educación pública, una de las raíces del árbol que hay que derribar.


 

Acá escribimos en más detalle sobre este tema:

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Casos de laboratorio

Hoy en mi regreso del trabajo, en el subte, me encontraba leyendo uno de esos típicos artículos libertarios de casos de laboratorio, con los cuales pretendemos refutar las hipotéticas y risibles situaciones en las que en ocasiones nos sitúan socialistas, fachos y conservadores para encontrar falencias en nuestras teorías o utopías. El artículo se denominaba «Libertad y propiedad: donde entran en conflicto» y trataba sobre el problema que se originaría si nuestro terreno se encuentra rodeado de otros cuyos propietarios no permiten sean transitados (algo así como encerrados en nuestra propia casa).

Cuando se plantean estas situaciones absurdas debe recordarse que el futuro es incierto y la cooperación social espontánea puede traer soluciones que superan lo que nuestra imaginación puede brindarnos. Por ejemplo, si contáramos a personas de hace 300 años que hoy podemos trasladar un texto de un lugar a otro en segundos, es muy probable pensaran lo logramos con alguna especie de cohete ultraveloz que lleva un papel de un lugar a otro, ninguno imaginaría una señal satelital binaria transmitiendo el texto. Las soluciones que podamos proyectar para hipotéticos problemas, es probable no sean las que finalmente los resuelvan.

No obstante, esta bien que querramos responder a las más alocadas situaciones que nos presentan respetando principios y manteniendo una consistencia ideológica. Pero sin olvidar que ante el estatismo salvaje podemos jugar el mismo juego. Al subordinar ellos los derechos individuales al poder de turno o a mayorías, uno directamente puede preguntarles «¿qué sucede si los gobernantes, elegidos democráticamente y una vez en el poder, modifican las leyes y mediante ellas emprenden un genocidio?».

Resulta absurdo, sin embargo, a diferencia de los raros casos de laboratorio que suelen plantear contra la filosofía de la libertad, fue realidad (http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Alemania_de_1933).

Loco

Loco, adj. Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual; del que no se conforma a las normas de pensamiento, lenguaje y acción que los conformantes han establecido observándose a sí mismos; del que no está de acuerdo con la mayoría; en suma, de todo lo que es inusitado. Vale la pena señalar que una persona es declarada loca por funcionarios carentes de pruebas de su propia cordura. Por ejemplo, el ilustre autor de este Diccionario no se siente más convencido de su salud mental que cualquier internado en un manicomio, y —salvo demostración en contrario— es posible que en vez de la sublime ocupación
a que cree dedicar sus facultades, esté golpeando los puños contra los barrotes de un asilo y afirmando ser Noé Webster, (autor del diccionario Webster) ante la inocente delectación de muchos espectadores desprevenidos.

[De «Diccionario del Diablo» de Ambrose Bierce]

Ver también: ¿Loco? yo?

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Otras personas no son tu propiedad

[O]tras personas no son tu propiedad. En otras palabras: no son tuyos para que les mandes. Sus vidas no son tuyas para microgestionarlas. Los frutos de sus trabajos no son tuyos para disponerlos. No importa lo inteligente o maravilloso o útil que sería lo que sea que quieras que otras personas hagan. No es asunto tuyo si usan cinturones de seguridad, rinden culto al dios correcto, tienen relaciones sexuales con las personas equivocadas, o participan en transacciones de mercado que te irritan. Sus opciones no son tuyas para dirigirlas. Son seres humanos como tú, tus iguales bajo la ley natural. No posees autoridad legítima alguna sobre ellos. Mientras ellos no crucen la línea y empiecen a tratar a otras personas como su propiedad, no tienes ningún fundamento moral para iniciar la violencia contra ellos, ni para autorizar a cualquier otra persona que lo haga en tu nombre […]

Roderick T. Long

(Vía Mises Hispano)

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