Una visión alternativa al conflicto educativo (Parte I)

(Para leer la Parte II, click acá)

En las últimas semanas la Ciudad de Buenos Aires fue testigo de un enfrentamiento entre alumnos de algunas escuelas secundarias de la ciudad  – fogoneados por partidos de izquierda – y el gobierno de Macri. Si no escribí nada al respecto fue porque veo este tipo de conflictos inconducentes e irrelevantes, su resultado no va a desembocar en un salto de calidad educativo o en una transformación del actual sistema de educación pública. Ningún resultado será interesante. La solución reclamada es absurda, se pretende solucionar el problema de la educación pública con más educación pública.

Sin embargo, el post de mi co-blogger Vastiat me motivó a escribir sobre algunos aspectos más importantes de la educación, más importantes que el presupuesto que le asigna el gobierno, el estado de los colegios, o si esta bien o mal que corten las calles los alumnos.

La educación va mas allá de eso, el sistema de educación pública no es un sistema educativo, su máximo interés es la escolarización, y los beneficios que pueden obtener los gobiernos de ella. No se trata de una conspiración ni nada por el estilo, vamos a ver que esto está bien explicito en los textos de pedagogos y políticos. Es hora de derribar algunos mitos relacionados con el sistema educativo obligatorio, y abrir un poco la mente para entender las implicancias de lo que para mi es una condena de 12 años de prisión a la que está sometido cada niño de este país y que los transforma para convertirlos en sumisos ante la autoridad.

Los invito a analizar algunos puntos.

1. Toda educación es pública. La educación privada no existe. Una de las confusiones a la hora de abordar el problema de la educación es creer que existe una educación que es estatal (o pública) y otra educación que es privada. En nuestro país todo el sistema educativo es estatal. Por un lado, tenemos las escuelas de gestión pública, los famosos colegios del estado, que se financian en su totalidad en base a impuestos. Por el otro lado están los colegios privados, ellos, en su mayoría, financiados por las cuotas que pagan los padres de los alumnos y donaciones, pero también financiados por subsidios estatales, de hecho más de la mitad de los colegios privados de la Ciudad de Buenos Aires reciben subsidios. En materia de financiación, ambos tipos de colegios reciben financiamiento estatal.

Pero ese no es el punto mas relevante de porque TODA LA EDUCACION ES ESTATAL. Por lejos,  el aspecto más importantes en los que queda demostrada la inexistencia de colegios verdaderamente privados es en la definición de contenidos educativos. Estos contenidos son definidos por el Estado para todos los colegios, no importa si son privados o públicos. El material de estudio tiene que ser aprobado por el Estado, los temas son definidos según el sesgo ideológico del gobierno. Los padres, los verdaderos responsables de la educación de sus hijos, son marginados, su impacto en la decisión de los contenidos educativos es casi nula o nula. No existe ninguna diferencia esencial entre colegios  públicos y privados, unos podrán tener sillas mas lindas, paredes recién pintadas, aire acondicionado y mas horas de clases, además de algunas actividades extracurriculares.

La decisión del Estado en los contenidos educativos es fundamental para poder concretar lo que explico en el siguiente párrafo.

2. Escolarización compulsiva no es educación.

Ya sabemos que hay educación pública de gestión estatal, o de gestión privada, pero que entre ambas no existen sustanciales diferencias.  Ahora bien, cuando hablamos de educación la realidad es que sólo nos referimos a la escolarización, lo que me lleva a preguntarme ¿es escolarización sinónimo de educación?. Escolarizar no implica educar, más bien lo contrario. Los chicos sometidos a la escolarización compulsiva (educación gratuita (o no) y obligatoria es el nombre por el cual se la conoce) pasan  12 años que encerrados en una escuela, entre 4 y 8 horas por día, 5 veces por semana, 9 meses al año, haciendo tareas simples, repetitivas, escuchando lo que dicen sus maestros y libros para después repetirlo en las evaluaciones, eso no parece que sea educar. Las escuelas (mejor dicho, los gobiernos) no tienen como finalidad que los alumnos incorporen conocimientos de matemática, lengua, ciencias naturales, ciencias sociales, geografía, historia, etc.  La finalidad de la escolarización obligatoria es otra. Si, seguramente haya chicos que terminen los 12 años de escolarización y sepan algunas cosas, pero la principal función «educativa» es ENSEÑAR A OBEDECER ORDENES. Es transformar individuos creativos, innovadores, llenos de energías, en una masa uniforme de personas obedientes con la autoridad, sin ningún tipo de pensamiento crítico.

Los 12 años que un niño es sometido al sistema educativo son 12 años donde es adoctrinado, donde sus ideas, creaciones, innovaciones y aspiraciones, dejan de ser una iniciativa propia sino que son aquellas implantadas en los 12 años de encierro compulsivo. Si, es verdad que se deja cierto margen de libertad, pero esta libertad es falsa, se ve reducida a los límites decididos por los diseñadores del sistema educativo. Los beneficiarios del sistema educativo no son los alumnos, ni la «sociedad», es el gobierno el que tiene el mayor interés en que siga todo como está.

Todo esto queda más claro si nos referimos a Alexander Ignlis, autor del libro Principios de la Educación Secundaria. Cuenta el Prof. John Taylor Gatto, que Inglis fue uno de los diseñadores de la educación pública en Estados Unidos, y que en el libro mencionado delínea las funcciones de la escolarización:

  1. La función adptativa. Las escuelas sirven para establecer hábitos fijos de reacción ante la autoridad. Esto, por supuesto, se opone por completo al pensamiento crítico. También deja de lado la idea de que deba ser enseñado material interesante o útil , porque no se puede evaluar la obediencia reflexiva hasta que sepas si podes hacer que los chicos aprendan, y hagan, cosas tontas y aburridas
  2. La función integradora. Esta debería ser llamada la «función de conformidad», porque su objetivo es hacer que los chicos se parezcan lo más posible, entre ellos. Las personas conformistas son predecibles, y esto es de gran uso para aquellos que desean aprovechar y manipular una gran fuerza laboral.
  3. La función diagnostica y directiva. La escuela esta hecha para determinar el determinado rol social de cada niño. Esto se hace mediante el archivo acumulativo de evidencia matemática e histórica. En otras palabras «Tu legajo».  Sí, tenés uno.
  4. La función diferencial. Una vez  que el rol social fue «diagnosticado,» los niños son asignados por rol y entrenados tan solo como para ocupar el lugar destinado en la maquina social de méritos – y ni un sólo paso mas. Ideal para que los chicos intenten dar lo mejor de ellos, ¿o no?
  5. La función selectiva. Esto no se refiere a la elección humana en absoluto, sino a la teoría de Darwin de la selección natural aplicada a lo que denominó «las razas favorecidas». En resumen, la idea es facilitar las cosas conscientemente tratando de mejorar el plantel reproductor. Las escuelas son para etiquetar a los menos aptos  – con malas calificaciones, repetidores de grado, grupos de alumnos atrasados , etc.  – con suficiente claridad para que sus compañeros  los acepten como inferiores y de manera eficaz los barran del sorteo reproductivo. Eso es lo que se pretendía hacer con  todas aquellas humillaciones desde  primer grado en adelante: lavar la suciedad por el desagüe.
  6. La función propedéutica. El sistema social derivado de estas normas requiere un grupo de cuidadores de elite. Con ese fin, a una fracción pequeña niños se les enseñará discretamente como manejar este proyecto continuo, como vigilar y controlar una población deliberadamente callado y amansada con el proposito de que el gobierno pueda actuar sin ataques sin cuestionamientos y las empresas puedan obtener mano de obra obediente.

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Que la educación privada no existe, y que es el gobierno el que decide qué y cómo aprenden los chicos en la escuela, está bastante claro. La obligatoriedad, los contenidos educativos definidos por el gobierno, la escuelas privadas sometidas al control de organismos gubernamentales, y la necesidad de una autorización estatal para abrir cualquier establecimiento educativo lo deja en evidencia.

Que escolarización no implica educación es una idea más compleja para poder  asimilar, para hacerlo, debemos romper con ciertas estructuras dentro de nuestro esquema de pensamiento que fueron construidas a base de, oh casualidad, interminables años de escolarización compulsiva. Para poder reforzar el segundo punto, en un segundo post sobre este tema voy  a analizar el nacimiento de la educación pública en el mundo, y en Argentina con la Ley 1420, ejemplos del pasado y del presente de como el gobierno utiliza la educación para crear obediencia y adoración al estado, entre otros elementos destinados a averiguar porque  escolarizar no es educar.