Juez, Jurado y Verdugo

Verdugo

«Les vamos a cortar las tarlipes si hablan» – AFIP Dixit

Cuando un ciudadano tiene un problema patrimonial con otro, por ejemplo una deuda o un incumplimiento de contrato, éste debe acudir a la justicia, pasar por un proceso bastante extenso y burocrático, donde el demandado puede defenderse, presentar pruebas, llamar testigos, plantear una estrategia, etc, etc. La situación tiene tres posibles desenlaces:

a) Gana el demandado. No se pudo comprobar que la deuda fuera tal. El demandante paga las costas del juicio.

b) Gana el demandante. La deuda es probaba legítima y el demandado deberá pagarla, así como también las costas. Puede hacerse un plan de pagos o, en caso de negarse, proceder legalmente sobre el remate de bienes actuales o futuros (un porcentaje del salario), hasta que la deuda quede saldada.

c) Se llega a un acuerdo, en el que probablemente el demandado deba desembolsar una suma en uno o varios pagos.

Lo que tienen en común las tres posibilidades, es que en ninguna el demandado es forzado a cesar su actividad económica. A lo sumo pueden congelarse algunos assets económicos, a fin de que el demandado no se insolvente a propósito para no pagar.

¿Cómo es posible que cuando se trata de un problema patrimonial entre un ciudadano y el estado, la situación sea completamente diferente, como podemos ver acá?

1 – No existe instancia judicial. El inspector es Fiscal, Juez, Jurado y Verdugo. No se pueden presentar pruebas ni justificaciones.

2 – La sentencia es inmediata.

3 – Se prohíbe a la parte «demandada» (en realidad, patoteada) seguir ejerciendo su actividad económica.

Esto no pasa solamente en Argentina, es mundial, y creo que necesitamos un psiquiátrico grande como el sistema solar para meternos a todos ahí adentro.

¿Cómo no nos llama la atención este delirio? ¿Cómo podemos considerarnos libres, si una facción, un grupúsculo de personas puede accionar contra nosotros legalmente de una forma que nosotros jamás podremos accionar?

Si somos iguales ante la ley, el estado también es igual. Por lo tanto, debería respetar los procedimientos:

1 – Avisar sobre la situación y sobre la demanda sobre supuesta «evasión» fiscal.

2 – Presentar las pruebas necesarias de que esos supuestos comerciantes estaban pagando menos impuestos que los debidos, desde cuándo y cuál sería el monto exacto. Por ejemplo, pruebas de que hace un mes o hace un año el local tenía el mismo tamaño, cuáles eran los precios, cuáles eran los costos y cuál sería la diferencia que se está «adeudando».

3 – Permitir que el tipo presente sus contra pruebas, testigos, etc. etc.

4 – Evidentemente el tipo no está intentando hacerse insolvente. En caso de que esté en una «categoría equivocada» y que eso se pueda comprobar en el momento, podría simplemente rectificarse el detalle, ponerlo en la categoría correcta, y que siga operando como siempre.

Hoy por hoy se asume que una persona debe pagar impuestos, y que no pagar es ser un pecador. Además, el estado tiene el poder total de cambiar cualquier regulación y dejarte en off-side. Finalmente, el fisco tiene la potestad de actuar de hecho sobre tu patrimonio. Y pueden llegar a dejarte arbitrariamente en la calle. Ya sea porque te tocó o porque dijiste algo que al funcionario de turno no le gustó.

Mientras esa discrecionalidad exista y la facción gobernante pueda dejarte sin techo y sin comida, no puede haber libertad.

Macristina

[Publicado originalmente el 9 de junio de 2011 – La crisis es filósofica]

Hace poco más de un año, cuando inauguré mi blog con el artículo “La Boheme Vs. Kapanga” planteé la idea de que los progresistas (que festejaban el bicentenario con rock nacional) por un lado, y los conservadores (que conmemoraron el bicentenario con música clásica y la reapertura del Colón) por el otro, se diferenciaban sólo en la superficie pero compartían sus premisas filosóficas básicas. A un año de esa situación, ni la superficie los diferencia.

En el pasado, cuando Macri eligió reabrir el Colón para festejar los dos siglos de la Revolución de Mayo, no dudó en gastar millones de pesos cobrados a la ciudadanía porteña, para refaccionar un teatro que -si bien tiene características aparentemente únicas en el mundo- sólo disfrutan unos pocos.

En contraste, la Presidenta Cristina Fernández se inclinó por financiar actividades más populares como espectáculos de rock que acapararon la atención del público.

Sin lugar a dudas (y más allá que la reapertura del Colón también tuvo su público) los espectáculos de la 9 de Julio fueron mucho más masivos. No obstante, la diferencia entre los dos actos fue sólo superficial ya que, en ambos casos, los dirigentes no dudaron en utilizar dineros públicos, que son de todos, para financiar y proveer la música, el arte y los espectáculos que disfrutan sólo algunos.

Un año después, ni siquiera queda la hipocresía de la diferencia superficial.

Este sábado 11 de Junio, “Los Pericos” (una banda que lleva vendidos más de 2,5 millones de discos) darán un recital con entrada libre y gratuita en el marco de la inauguración del “Distrito Tecnológico” de Parque Patricios.

Así es, como si Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg hubieran sido productos de la exención impositiva y la planificación municipal, el Gobierno de la Ciudad decidió delimitar un área propicia para que se instalen las empresas “tecnológicas” y, para darse un poco de autobombo, regalarán a los presentes un espectáculo del grupo “Los Pericos”.

Ergo, la pregunta obligada es: ¿Por qué Los Pericos? ¿Por qué no Los Cafres, Nonpalidece, u Otro Mambo? ¿Qué han hecho Los Pericos para que los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires los premiemos con los 10.000, 20.000 o 100.000 pesos que cobrarán por su Show? ¿Quiénes son Macri o el Ministro de Cultura Hernán Lombardi para decidir que son ellos mejores que alguna alternativa similar? ¿O acaso se trata de todos pagándoles la fiestita particular a los funcionarios?

Cuando un productor musical elige una banda para financiarla y difundirla, generalmente trata de encontrar una que le guste a la gente. ¿A toda la gente? Sabiendo que eso es imposible, no busca que le guste a todos, pero sí a una cantidad suficiente de modo que pueda hacer un buen negocio. Como colateral, el buen negocio resulta en beneficio para él, para la banda y para todos aquellos que encuentren placer al escucharla.

Cuando el gobierno es el que decide el show del día, el proceso es distinto. En lugar haber un productor que apuesta por un grupo que tiene potencial, lo que hay es un funcionario eligiendo la banda que tiene más potencial electoral –es decir, una banda consagrada que no tiene ninguna necesidad de seguir creciendo. Nada que ver con el aclamado “fomento a la cultura”.

Más aún, cuando el gobierno es el organizador de este tipo de eventos, se termina dando una situación que deberíamos reprobar entre todos:

José, el almacenero del barrio, que muere por la música de Cacho Castaña, paga todos los meses el impuesto a los Ingresos Brutos. Si no tuviera que pagarlo, tendría más dinero disponible que podría destinar ala compra de un nuevo disco de Cacho, comprar un nuevo equipo de música para escuchar mejor los discos viejos, o bien, comprarse una computadora para bajarse de internet la discografía completa en formato mp3.

Sin embargo, el capricho del gobierno, disfrazado de “Agenda Cultural”, se mete en el bolsillo de José (y le impide escuchar a Cacho Castaña) para que un tercero, que José no conoce y a quien no le debe nada, disfrute de un espectáculo que nunca se ganó en base a su mérito, sino que accede a él porque Mauricio aprendió de Cristina que las bandas taquilleras te suben en las encuestas.

No fue Duhalde, fue Rousseau

[Publicado Originalmente en La Crisis e Filosófica – 23 de diciembre  de 2010]

Probablemente por el enorme poder que acumuló durante su gobernación en la Provincia de Buenos Aires, cada vez que ocurren hechos como los del sur de la Ciudad, todos nos miramos y pensamos : “Duhalde debe andar detrás de esto”.

Dado que estos reclamos muestran la situación de precariedad y pobreza en que vive gran parte de nuestra población, siempre son funcionales a aquéllos que quieren ver la popularidad del actual gobierno debilitada. Ergo, las pistas llevan hacia pocos lugares.

Sin embargo, viajando por el “Discurso sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres de Jean Jaques Rousseau, al «cabezón» están por dictarle la falta de mérito.

Desde el punto de vista de los ocupantes –tanto del Parque Indoamericano, como del Club Albariño o los otros predios ocupados- las tomas son hechos ilegales pero consecuencia de situaciones injustas que hay que resolver y que representan una falta aún más grave que la toma misma.

Y no fue Duhalde sino Rousseau el que distinguió la desigualdad moral de la desigualdad natural (que es la que hace que vos seas rubia y yo morocho):

“… otra, que puede llamarse desigualdad moral (…) Esta consiste en los diferentes privilegios de que algunos disfrutan en perjuicio de otros, como el ser más ricos, más respetados, más poderosos, y hasta el hacerse obedecer.”

La consecuencia de esta lectura es que vos sos más rico, porque yo soy más pobre. Y si mañana Gonzalo Heredia tiene más seguidores en Twitter que “lacrisisesfilosofica” es probablemente porque se los sacó a este blog.

Entonces, cuando no tener acceso a la vivienda –mientras que otros tienen mansiones– es visto como un robo o una situación de beneficio de unos a costa de otros, el Estado que tiene que dar justicia frena y deja pasar ya que, piensa, tiene que reparar la primer situación “injusta”.

Y así es como caemos en las “políticas de vivienda”, los subsidios, y los planes de todo tipo, tamaño y color, que castigan el esfuerzo de unos en nombre de la necesidad de otros, con el objetivo de lograr la tan deseada «igualdad moral» roussoniana.

Como corolario, los principales sospechosos de coordinar las ocupaciones, como el ex-presidente, Pitu Salvatierra o Regino Acevedo, probablemente serían condenados (en un juicio que jamás existirá) como meros autores materiales.

Sin embargo, de seguirse la investigación, el autor intelectual de esta confusión de principios que termina en “usurpo porque vos me usurpaste antes” sería sin dudas el pensador francés J.J. Rousseau.


“Discurso sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres”, Jean Jaques Rousseau, Página 22: http://www.policialapaz.com.ar/biblioteca/Juan%20J.%20Rousseau%20-%20Discurso%20sobre%20la%20desigualdad.pdf

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