Posted by Freed Man on 18 mayo 2012 in Economía | 3 comments
¿Me podrán imprimir unos cuantos de los verdes, muchachos?
Y llegó el día tan esperado donde se arrestó a una persona que estaba parada en la calle intercambiando papelitos de un color por papelitos de otro. Una persona que a nadie había agredido. Una persona que no estaba atentando ni contra la vida, ni contra la propiedad, ni contra la libertad de nadie. Una persona que estaba ayudando a otros a concretar sus proyectos personales de vida. Enjaulado por un grupo de autoritarios, apoyado por una gran cantidad de personas a las que les encantan los autoritarios.
Pero el problema está mucho antes. Muchísimo antes, y voy a hacer una descripción de las etapas del mismo:
1 – El estado se arroga la facultad de imprimir una moneda y forzar los intercambios de todas las personas del territorio usando esos papelitos «de curso legal».
2 – El estado se arroga la facultad de decidir qué bienes salen por la frontera, de confiscar las divisas que ingresan(mayoritariamente dólares) y de depositarlas en su «banco central».
3 – El estado prohíbe la existencia de todo banco o entidad financiera que no cumpla con las normas de su «banco central».
4 – El estado obliga a las entidades financieras y bancos a llevar un registro de quién cambia sus papeles forzosos de «curso legal» por divisas.
5 – El estado usa las divisas que confisca por exportación de bienes y servicios para subsidiar la compra de energía importada a precios altísimos.
6 – El estado obliga a su banco central a realizar las operaciones de compra y venta de divisas necesarias para intentar controlar el precio de las mismas: 4,4 papelitos de curzo forzoso = 1 divisa verde.
7 – El estado imprime una cantidad abismal de papelitos forzosos de curso legal, con los cuales OBTIENE BIENES Y SERVICIOS POR LOS CUALES NO ENTREGA NADA A CAMBIO (Un efecto muy distinto del que pasa si el dinero que gasta el estado en pagarle a sus funcionarios y a sus proveedores fue solamente confiscado por medio de impuestos.).
8 – La inflación se dispara a niveles de 2 cifras anuales. Los precios (información) de los bienes y servicios se distorsionan, aumentando en forma caótica y dispar respecto de los papelitos de curso forzoso. O sea, los papelitos de curso forzoso pierden valor, debido a que hay una increíble oferta de los mismos.
9 – El estado obliga al banco central y a las entidades financieras a seguir cambiando la suma de 4,4 papelitos de curso forzoso por divisa verde. Al haber muchos más papelitos de curso forzoso, la relación entre la cantidad de divisas que hay y la cantidad de papelitos, disminuye.
10 – Viendo que el banco central entrega cada vez más divisas, el estado obliga a toda entidad financiera a no entregar más divisas a las personas, a no ser que concurran con una autorización del fisco que dice qué cantidad de las mismas (proporcional a su sueldo) pueden comprar.
Como aclaración, la Constitución Nacional dice en el art. 19 que toda actividad que no esté expresamente prohibida, está permitida. Intercambiar papelitos no es una actividad prohibida por ninguna ley, no viola de ninguna forma el derecho de propiedad, no atenta contra la vida ni contra la libertad de las personas. Por cierto, en un esquema republicano nadie puede tener una sentencia previa. O sea, no puede imputársele un ilícito sin el debido proceso en un Juzgado local o nacional. Exigir el comprobante del origen de los fondos para la compra de divisas, viola totalmente este derecho. Están invirtiendo la carga de la prueba. Si se sospechara que alguien está comprando dólares con dineros que provienen de un ilícito, tienen que probar ese ilícito ANTES. O sea, si una persona está trabajando «en negro» y es considerado un delito (una ridiculez total), primero debería llevarse a cabo un juicio contra esa persona, no se le puede prohibir hacer transacciones mientras tanto. Por cierto, los que sí están obligados a previamente declarar el origen de sus fondos son los funcionarios públicos, dado que son los únicos que pueden estar haciéndose con fondos de los pagadores de impuestos o pueden estar entongados favoreciendo a alguien con regulaciones o incumpliendo sus funciones, coima mediante. (Curiosamente éstos tipos son los que nunca tienen problemas para comprar divisas en ninguna cantidad).
11 – Se desdobla «de hecho» el mercado de cambios: existe el dólar «oficial» al precio «oficial», que solo algunas personas pueden comprar y aparece el dólar «negro», más caro, para todos aquellos que desean comprar y el fisco no los deja, a pesar de no haber cometido ningún ilícito en sus actividades ni atentar contra nadie.
12 – A medida que la inflación sigue aumentando, y el estado sigue demandando bienes y servicios mucho más allá de lo que le permite su confiscación impositiva, las personas ven cómo cada vez sus papelitos de curso forzoso valen cada vez menos. Viendo que el dólar «oficial» sigue valiendo lo mismo, lo perciben como barato y se lanzan a comprar todo lo que pueden. Todo lo que el fisco les permite. Los que no pueden comprar, acuden a proveedores no autorizados por el estado para comprar esta divisa, pagando incluso un 10% más
13 – Personas que no están usando los dólares que les permite comprar el fisco para ahorrar, se dedican a hacer la siguiente maniobra: comprar todos los dólares que les permite el fisco por su trabajo «en blanco», a precio barato (en realidad, el precio es uno solo y es el que el mercado está dispuesto a pagar, en este caso, el del dólar en negro, por lo tanto, el dólar «oficial» simplemente está siendo subsidiado). Inmediatamente acuden a las famosas «cuevas» a venderlo a precio de dólar «negro», haciéndose en un par de horas una tentadora diferencia en su salario, de entre un 10 y un 20%, para nada despreciable. Esto es lo que se conocía en los 80s como la «Bicicleta Financiera» (aunque en esa época también incluía operaciones muy cortas de plazos fijos y retiro).
14 – El banco central sigue desangrándose de dólares, puesto que la inflación sigue en aumento. Las reservas ya no alcanzan para cubrir los subsidios que el estado tenía planeado gastar en energía para que no fueran necesarios los aumentos en las tarifas, que siempre tienen un gran costo político.
15 – El estado prohibe «de hecho» la venta de dólares al público en toda entidad financiera. El fisco ya no autoriza a que nadie pueda comprar divisas, aún si tienen haberes «en blanco».
16 – Se dispara el precio del dólar. ¿De cuál? Del único que se puede conseguir, del dólar en negro. La diferencia ya no es de un 10%, sino de un 20%.
17 – La AFIP y la policía encuentran a una persona cambiando papelitos de curso forzoso por divisas, y lo detienen. Lo apresan. Le niegan su libertad.
¿Cómo se llega a que el estado aprese a una persona por intercambiar papelitos? En especial…papelitos que no significan nada. Los verdes salen de una imprenta de Estados Unidos y los otros salen de una imprenta de Sumbutrule, amigo del vicepresidente de la nación.
Además, si nos fijamos cómo se fueron desenvolviendo los acontecimientos, vemos que hay un solo agente que generó todas las situaciones que llevaron a que ese mismo agente arrestara a un inocente. El estado es el que prohibe que las personas intercambien y hagan contratos en el medio que quieran. El estado es el que obliga a que las divisas pasen por sus manos. El estado es el que fija tarifas por debajo de los costos y trata de subsanar esto mediante la entrega de subsidios. El estado es el que aumenta descontroladamente la cantidad de papelitos de curso forzoso destruyéndolo como reserva de valor. El estado es el que impone restricciones creando inmediátamente mercados «negros». El estado es el que vende los dólares a precio más bajo del que están en el mercado, y justamente se los vende a la gente de más recursos. El estado es el que impide que la gente guarde su riqueza como más le guste.
Y finalmente, el estado es el que mete preso a una persona inocente, que, lo único que estaba haciendo era ayudando a otras personas inocentes a protegerse un poco de las acciones de los burócratas de turno.
Agresión tras agresión tras agresión tras agresión. Nunca estuvo mejor evidenciado lo que es el estado:
Agresión al no dejarte intercambiar como vos quieras.
Agresión al obligarte a usar sus papelitos.
Agresión al demandar bienes y servicios imponiendo más papelitos de los que había, tratando de violar la Ley de Say.
Agresión imponiéndose ante emprendimientos que a nadie perjudicarían, como la banca y el cambio de divisas.
Agresión al impedirle a ciertas personas realizar intercambios voluntarios de papelitos. En especial a los más pobres.
Agresión metiendo en una jaula a aquel que ayudaba a sus compatriotas a preservar el fruto de trabajo de un agresor expoliador.
Ahí está el estado sín máscaras. El estado es agresión pura y dura. Mientras puede robarle a otros y hacerse una fiestita, por ahí te deja en paz. Por ahí hasta te tira una migaja. Pero ¡ay de vos si llegado el momento te encuentra haciendo algo que perjudica sus intereses momentáneos! Están dispuestos a todo, a robarte, a expoliarte, a obligarte y, si es necesario, a encerrarte.
Muchas personas, creo que cerca del 95% de los habitantes de la Argentina se la pasaron y se la pasan pidiendo más y más estado. Lo que están pidiendo es más y más agresión. Cuidado con lo que pedís, porque un día sin darte cuenta van a caer los representantes de la agresión y te va a tocar a vos.
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