Club Social y Deportivo

Club Social Y Deportivo

Club Social Y Deportivo

Sábado a la tarde voy a comer a un Burger King con un amigo que, al retirar el pedido, me hace el siguiente comentario: «Pedile sal y eso, porque salió la legislación esa que no le pueden poner más sal al morfi». Las papas ya venían con sal, así que no fue necesario pedir nada. Pero el solo hecho de que se nos cruce ese pensamiento es altamente perturbador.

¿Cuándo perdimos el camino? ¿Cómo dejamos que algo así pase?

El señor Salvia es dueño de un precioso local a la calle, el cual tiene disponible para concretar el sueño de su vida. Fue un laburante desde los 16 años, juntó peso sobre peso, generó diversos emprendimientos con los cuales proveyó a la sociedad con valiosos bienes y servicios (y los consecuentes e importantes «puestos de trabajo», siempre importantes en el discurso de los políticos). Ahora quiere simplemente tener un pequeño bar donde compartir dos de sus placeres más grandes: fumar y comer comidas con alto contenido de sal (unas buenas Costillitas a la Riojana, por ejemplo, con papas fritas, huevo frito y todo lo que se te ocurra).

Es así como, con dos amigos que lo acompañan en sus gustos, decide fundar el Club Social y Deportivo Amantes del Pucho y la Hipertensión. Así como hay círculos de lectura y clubes de ajedrez o fútbol, este espacio será para ofrecer, intercambiar, probar y disfrutar cigarrillos y tabacos de todo el mundo, al mismo tiempo que se sirven platos extremadamente salados.

Se corre la voz en todo el ambiente. Revistas especializadas, tiendas, foros, todos están expectantes a la inauguración de ese lugar en el cual un grupo de personas podrá compartir su pasión, conocer nuevos amigos e intercambiar interesantes anécdotas.

Salvia invierte un importante dinero en las instalaciones del local, decoración, publicidad en gráfica, contrata un cocinero y dos mozos, paga derechos de importación para ciertos tabacos específicos que vienen de fuera del país (y las consecuentes coimas a causa de las «licencias no automáticas»). Todo está listo para el puntapié inicial.

En el día de la inauguración, el local está abarrotado de gente. Vinieron todos, de Capital, de Provincia, algunos viajaron muchos kilómetros desde ciudades del interior. Pero muy pronto, un éxito absoluto se convierte en pesadilla.

Primero llega la Brigada de Control de Cuanta Gente Entra En TU Boliche. A pesar de ser un local muy espacioso, la municipalidad le dió una habilitación «Tipo C», donde pueden entrar un máximo de 300 personas. 200 personas se quedan afuera, a pesar de que tranquilamente podrían entrar y sobraría espacio. Pero al intendente qué le importa.

A continuación llegan los Inspectores por una Ciudad y un Mundo Libres de Humo. Tienen que clausurar el local por violar la ley por la cual no se puede fumar en ningún tipo de «espacio público» (notemos que este espacio es, en realidad, privado, pero con acceso libre y voluntario de personas). Salvia le explica a los inspectores la naturaleza del emprendimiento. Pero no hay caso. «La ley es la ley» y los inspectores proceden a la clausura del lugar.

Finalmente, y para cerrar la noche, cae el legislador Cabandié con una ONG (que recibe subsidios públicos), para realizar una segunda clausura, debido a la venta de comidas con alto contenido de sodio, alto contenido de grasa, por tener el salero en la mesa, por no ofrecer un menú para niños y por no tener una variante «light» en el menú. El intento de Salvia por explicarle a este muchacho las razones de eso son, nuevamente, futiles.

Al día siguiente le llegan unos representantes del Gremio de Gastronómicos, junto con los abogados y un juez, para decirle que se inicia contra él un juicio por parte del cocinero y los mozos, debido a haber sido sometidos a «condiciones de trabajo insalubres» por haber estado en un ambiente con mucho humo.

Con mucha tristeza, Salvia echa a los mozos y al cocinero y cierra el local. Pero, arma una suerte de club privado en el cual él mismo sirve de anfitrión, mozo y cocinero para algunos participantes selectos (via invitación) que colaboran con el emprendimiento donando «a voluntad» para solventar los gastos.

Unos días después, le llega una solicitud de invitación a este club firmada por el legislador Cabandié. Salvia, ya montado en cólera, le niega la invitación y la entrada. Cabandié presenta una denuncia en el INADI, y Salvia termina juzgado culpable de discriminación y una sentencia de dos años de probation y trabajos comunitarios.

Esta historia es, obviamente, ficticia, pero todos conocemos casos de personas a los que les pasó algo de lo que acá se comenta. El estado interviniendo en las relaciones voluntarias de las personas, nunca puede tener un resultado positivo para ninguna de las partes, solo para sí mismo y para los megalómanos que se adueñaron de él.

Yo nunca fumé. Aborrezco el olor y el humo del cigarrillo. Casi no uso sal. Como sano y soy fanático de estar saludable y en estado físico.

Pero tenemos que entender que no podemos imponerles a los demás nuestro criterio y nuestra forma de vivir. No podemos regular las actividades de las personas de acuerdo a lo que es «políticamente correcto» en un momento determinado.

¿Qué pasa si el día de mañana el fútbol pasa a ser «políticamente incorrecto»? ¿Qué pasa si un legislador pone un proyecto para sacar todas las canchitas de los gimnasios y clubes porque considera que las lesiones son malas para la salud de las personas? ¿Qué pasa si lo «políticamente incorrecto» son las camisas blancas o teñirse el pelo o la homosexualidad? ¿Realmente quieren que el estado y los megalómanos que lo manejan tengan poder sobre eso?

Todos quieren prohibir lo que a ellos no les gusta: un vegetariano quiere prohibir la ingesta de carnes, un «pacifista» quiere prohibir la portación de armas y la práctica de artes marciales, la familia de un hipertenso quire prohibir que esté el salero en la mesa de los restaurantes y un político quiere prohibir aquella cosa que le dará más votos en la próxima elección.

Una sociedad abierta y libre, solo puede funcionar por incentivos. ¿Cuáles son los incentivos para tener un local «libre de humo»? ¿Existe realmente una conciencia en las personas? ¿O el mismo que «está de acuerdo» con la ley que prohíbe fumar en el bar de Salvia después va a lo de un amigo fumador y se come el humo sin chistar? ¿Sabían que el Congreso y la UBA son dos de los lugares en los que el humo del cigarrillo está presente constantemente? ¿Cuánta sal le ponen los legisladores a la comida en su casa? ¿Y en el restaurant de la legislatura está la sal en la mesa o no?

Como dice mi mejor amigo «Cuando la gente entienda las implicancias de que el estado tenga la capacidad de decidir que no puede estar la sal en la mesa de un restaurant, va a aterrorizarse realmente».

Digame liberal

Al defender la libertad en un país en democracia no tengo otro remedio para la enfermedad del estatismo que ser libertaria. Es el sistema politico-filosófico que más puede asemejarse a la defensa de los derechos individuales de los argentinos.

Para todos aquellos que no lo son, solo me gustaría que reflexionen acerca de cómo nos (enfatizo el pronombre) están cagando.

Nos cagan cuando:

  1. Nos quitan la mitad del sueldo para distribuirlo donde al gobierno se le antoje (seguramente se pierda en bolsillos sindicalistas, en burocracias focaultianas, en películas que nunca irás a ver o en el mantenimiento de aviones que jamás te vas a tomar).
  2. Te dicen que respetan la libertad de expresion, intimidando periodistas, tomando control de una planta de papel, distribuyendo a piaccere publicidad oficial, centralizando las licencias y renovaciones de canales de tv y radios opositoras.
  3. Representandote en el exterior, hablando en tu nombre al lado de asesinos y genocidas, y aceptando regalos de dictadores inescrupulosos incapaces de respetar la propiedad de la gente que pretenden defender.
  4. Cuando dicen cuidar las instituciones republicanas, con poderes extraordinarios, aplastando la justicia que alguna vez dijo ser independiente, haciendo uso y abuso de los decretos de necesidad y urgencia; manteniendo esos decretos de urgencia por varios años que los antropólogos llamarían eras.
  5. Diciendote que las buenas intenciones son suficientes para tomar decisiones por vos. Total qué mejor que un grupo de funcionarios del gobierno para decidir por vos cuántos atados deberías fumar, cuántas papas fritas es correcto que se vendan para cuidar tu salud, que la sal puede hacerte daño por eso las sacamos de las mesas de los restoranes. por eso subimos los impuestos a los cigarros, vetamos la venta de alcohol después de las 22 en BA, obligamos a los automovilistas a utilizar el cinturón de seguridad y les decimos a los dueños de los albergues transitorios a que no dejen entrar más de 2 personas a las habitaciones.
  6. Pero ojo… ellos -¡ellos!- tienen la intención de promovernos a todos los que volvemos del exterior con alguna compra como actores en ascenso. Para mi que nos quieren ver a todos en la calle corrientes. Nos hacen mentir, esconder ipads, iphones, bberrys, memorias, o cualquier otro IT para poder pasar por los escaners sin ser descubiertos. Es un 1 a 1 contra el empleado con el perro. Pero a pesar de que te rompiste el lomo laburando -o no, quién sabe- para comprarte ese aparatito que en BA sale 4 veces más, como si tuviera algo de malo el hecho de que fuera extranjero, te frenan, te interrogan. Para ellos sos un llano delincuente.
  7. Como si fuera poco, te dicen en qué moneda es mejor ahorrar. y si no querés esa, te pegan como a nene caprichoso. Que clave fiscal, que una cola de 10 personas en agencia de la AFIP, y andá a adivinar el monto que al sistema al boleo -o bajo quién sabe cuáles variables- te deja trocar.
  8. Y sino te pasa como a mi, que quise ir a ver qué sabía la AFIP de mí. Y resulta que después de varios idas y vueltas en la justicia por un habeas data, me citan para decirme: esto es lo que se de vos. Saben todo. Me dieron ganas de cerrar todo y empezar a vivir en la clandestinidad, ahí donde quedó la dignidad de varios de nosotros.

Y todavía tienen el tupé de decirte que la inflación es baja, que la culpa es de los comerciantes. La culpa del hoy son las políticas del ayer, y que se sostienen en el hoy. Tambalean. Que exista un ente que tiene la facultad de decirte que te ayuda a vos como pyme diciendote cual es la cantidad de empleados que deberias contratar es una joda. Todo lo que viniste pagando fue impuesto para que otros lo gasten y te digan qué es lo mejor para vos.

Basta de corralitos cambiarios. Basta de subsidios. Que bajen los impuestos. Que dejen de manipular una moneda que sólo puede ser manipulada por la oferta y por la demanda, como cualquier otro bien. Basta de hacernos pagar productos nacionales, caros y de peor calidad. Basta de tanto lobby barato. Basta de tanta frase hecha. Vos tenés derecho a vivir como más te guste, dónde más te guste. Antes, ahora y siempre.

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Doblepensar y van…

A esta altura del partido, ya estoy seguro de que quieren volver locos a los pocos que ya no lo estaban.

doublethink

A = ~A <=> Lo dice el estado

Por un lado, desde el estado te comunican que es tu deber como ciudadano renunciar a los subsidios de la luz, el gas y el agua. Se los sacan de prepo a «los que más tienen». Hacen un formulario de renuncia. Hacen un cuestionario para ver si «te los merecés». Hacen una gran campaña mediática (qué seguro costó uno que otro mango) con muchos de sus convenien-progres, como el turro de Dolina. Te dicen que si renunciás al subsidio sos un héroe de la patria y harán estatuas en las plazas que representen a esos ciudadanos concientizados.

Por otro lado, sacan un spot publicitario para que vayas corriendo (YA! YA! YA!!!!) a buscar una SUBE, para PODER MANTENER EL SUBSIDIO EN LOS TRANSPORTES.

¿En qué quedamos, muchachos? ¿No era que renunciar a los subsidios era lo mejor que se podía hacer? ¿Puedo ser considerado un héroe por renunciar a los subsidios de luz, gas y agua pero haber adquirido mi sube para seguir subsidiado en transporte?

¿Subsidiar es bueno o es malo al final? ¿Es bueno en ciertos rubros y malo en otros? ¿Quién lo decide y cómo? ¿Tiene acaso un subsidiómetro para darse cuenta?

Se me frió el cerebro y ya no entiendo nada de nada.

 

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Perdón por dejarme subsidiar

Con los anuncios de la quita de subsidios a los servicios públicos, el gobierno nacional instrumentó tres modalidades por las que los beneficiarios de los mismos iban a perder los subsidios, a saber:

  1. Zonas designadas. Sin ningún tipo de advertencia previa, el Ministerio de Planificación y el Ministerio de Economía, designaron algunas zonas, consideradas según su criterio, como las zonas más ricas que ya no merecían recibir los subsidios. En una conferencia de prensa leyeron el listado, de aquellas zonas donde vivía gente que «no los necesitaba».
  2. Renuncia voluntaria por formulario. El Ministerio de Planificación habilitó en el mes de noviembre un formulario donde el que quería podía adherir a una renuncia voluntaria de estos subsidios.
  3. Cuestionario. A partir de enero y febrero, los usuarios de servicios públicos que no hayan sido alcanzados por el punto 1, o no hayan optado por el punto 2, recibirán un cuestionario a partir del cual se evaluará si la persona es merecedora de un subsidio.

Estos tres métodos son relativos a recibir el subsidios, para renunciar a su financiación no hay muchas alternativas (tal vez, un  formulario así?)

No es casualidad que hayan optado por estas tres modalidades, y no por anunciar que el entramado de subsidios no se podía sostener más porque ni los miles de millones de pesos que recaudan mensualmente alcanzan para seguir construyendo esta ficción. Los tres mecanismos elegidos para la quita de subsidios responden a una faceta en la que el kirchnerismo ha mejorado ostensiblemente: la comunicación. Así como el régimen nazi (aunque las comparaciones son odiosas) tuvo que apelar a una estrategia de comunicación esbozada por Joseph Goebbels,  una persona muy capaz, según los que saben, el kirchnerismo ha mejorado el aspecto comunicativo, y la gente lo empezó a comprar. La famosa «crisis del campo», en la que el Senado no aprobó el aumento a las retenciones pudo haber sido una victoria para los que se oponían, pero en ese mismo instante el gobierno aprendió una lección sobre comunicación y aprendió bien.

La quita de subsidios a los servicios públicos la va a hacer el gobierno, pero no fue éste quien la motivó. Ese es por lo menos el mensaje que están dando. Veamos, si no caso por caso, como nunca es el gobierno el que  sacó los subsidios.

En el caso 1, con mayor claridad, es el gobierno el que directamente quita los subsidios. La única salvedad es que no hay costo político alguno en quitarle los subsidios a los que viven en las zonas de mayor poder adquisitivo. En una sociedad donde en muchos sectores lo importante es la «redistribución de riqueza» y no la generación, sacarle privilegios a los que más tienen está bien visto, sacarle derechos también, la cultura perdominante los señala como «los malos».

El caso 2, es el primer caso donde no es el gobierno el que quita los subsidios, si no uno mismo. Lo primero que se me vino a la cabeza fue lo que los comunistas llamaban autocrítica, y Wikipedia lo explica sucintamente así:

Llevado al extremo en la época del estalinismo, y conjugado con la política de purgas, obligaba incluso al reconocimiento de la propia traición y delitos gravísimos de los que se autoinculpaban los sometidos a algunos procesos.

Mao Zedong explicó en «Sobre el gobierno de coalición» la importancia de la autocrítica:

La concienzuda práctica de la autocrítica es otro rasgo que distingue a nuestro Partido de los demás partidos políticos. Hemos dicho que la habitación se debe limpiar regularmente, porque de otra manera se amontonará el polvo, y que tenemos que lavarnos la cara regularmente, porque de otra manera se nos cubrirá de mugre. La mente de nuestros camaradas y el trabajo de nuestro Partido pueden cubrirse de polvo y deben ser limpiados y lavados. El agua corriente no se corrompe y a los goznes de la puerta no los carcomen los gusanos. Este proverbio expresa cómo el movimiento constante impide el ataque de los microbios y otros organismos. Revisar regularmente nuestro trabajo, desarrollar durante el proceso de revisión el estilo democrático de trabajo, no temer a la crítica ni a la autocrítica y aplicar aquellas máximas populares chinas tan buenas como di todo lo que sepas y dilo sin reservas, no culpes al que hable, antes bien, toma sus palabras como una advertencia y corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno: he aquí la única forma eficaz de evitar que el polvo y microbios políticos infecten la mente de nuestros camaradas y el cuerpo de nuestro Partido.

El proceso en renunciar a los subsidios de forma voluntaria, va en el mismo sentido. En primer lugar, nos da la posibilidad a renunciar a un beneficio que nunca pedimos. Renunciarlo implicaría haberlo pedido, y ahí es donde comienza la perversión del relato que intentan crear, y el deslinde responsabilidades del gobierno por la quita de subsidios, que ahora son simplemente tres palabras, pero que el próximo meses serán cientos de pesos más en la cuenta de gas, luz o agua. En segundo lugar, la renuncia voluntaria no es técnicamente que alguien te esté sacando los subsidios, uno lo está renunciando de forma voluntario, uno mismo es el responsable de que haya aumentado, y además el culpable de no haberse dado cuenta que recibía un privilegio injusto a costa de los demás.

Este discurso que se intenta implantar, refuerza la noción de que las consecuencias que se darán por la quita de subsidios, un aumento de más del 200% en la tarifas,  son ajenas al gobierno. El ejercicio de renuncia, el reconocimiento de que hicimos algo mal, nosotros y no ellos.

Los que no opten por la opción 2, ni tampoco vivan en las zonas designadas en el punto 1, recibirán un cuestionario donde deberán contestar algunas preguntas para que después las autoridades definan si uno merece o no recibir subsidios.

Esta útima opción para la quita subsidios, ya no es más una autocrítica, ni son señalados por el gobierno como ‘los malos, es más parecido a una confesión.

La confesión era el medio de prueba por excelencia en los procesos que llevaba adelante el Santo Oficio de la Inquisición, el juicio terminaba cuando el acusado, bajo tortura o amenaza de ser torturado, confesaba todos los delitos de los que era acusado, y con esa confesión, tomada por cierta, el Santo Oficio le confería a una autoridad secular la última palabra, que por supuesto respetaba lo que había «admitido» el acusado.

Leyendo el cuestionario, me parece que estamos ante lo mismo:

1.- Usted acredita una enfermedad crónica que implique un mayor consumo del servicio.

2.- Usted percibe como único ingreso previsional una jubilación y/o pensión equivalente a un haber mínimo.

3.- Usted percibe Pensiones No Contributivas.

4.- Usted es beneficiario de algún Plan o Programa Social (Asignación Universal por Hijo, Subsidios Por Desempleo, Plan Familias, etc.).

5.- Usted tiene el domicilio afectado por actividades de índole social (Institutos, comedores comunitarios, centros de recuperación, etc).

6. Usted percibe alguna asignación familiar.

7.- Usted cuenta con certificado de discapacidad.

8.- Usted posee ingresos familiares insuficientes para afrontar el pago de la tarifa plena.

9.- Usted se encuentra exento del pago de ABL.

10.- Su vivienda posee características edilicias desfavorables que impliquen la utilización de un mayor consumo de otro servicio (vivienda precaria con familia numerosa, vivienda precaria carente de alguno de los servicios -gas o agua, etc).

11.- Su vivienda posee un local anexo destinado a la actividad comercial (pequeños comercios, talleres de oficio, etc.).

12.- En su vivienda conviven múltiples hogares.

Tal vez se trate de una exageración, pero en este último caso, contestar las preguntas que realiza el Ministerio de Planificación, bajo carácter de declaración jurada, implica en la mayoría de los casos que uno admite que no merece los subsidios. Una vez más, no son ellos. Somos nosotros.

Por supuesto que los usuarios de servicios como luz, agua, gas, no van a ser los únicos que pierdan los subsidios. El gasoil, fuertemente subsidiado para mantener un boleto a una tarifa irreal también perderá el subsidio, y con ello los transportistas se verán obligados a aumentar el boleto.

¿Cómo harán para desligarse de la responsabilidad de esos aumentos? Con el Subte fue facil, el problema (y la culpa) es de Macri.  La estrategia para el subsidio al combustible de los colectivos empieza a armarse, por suerte, está vez no va a ser nuestra culpa, ni la culpa de Macri, es el turno de los empresarios.  Estas primeras denuncias sobre un «sobreprecio«de la venta de gasoil a granel son los primeros indicios de que próximamente, por culpa de las empresas, no habrá más subsidios para viajar en colectivo.

La estrategia actual del gobierno en materia de comunicación se corresponde con su proyecto político. Dejaron de lado los errores de hace algunos años, y ahora, el proyecto de un estado presente en cada aspecto de nuestra vida diaria, e interfiriendo en las millones decisiones que toman los argentinos a diario, está sustentado por una estrategia de comunicación donde el proceso de sacralizar al estado se acentúa, y pronto estén todos adulando y agradeciendo al estado por todo lo que nos da y nosotros, simples humanos, no lo merecemos.

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Prensa sucia

«Los mercados contra la democracia» pone en primera plana Le Monde Diplomatique, con letras enormes y, algunas, rojas. ¿Se puede ser tan mentiroso? ¿Se puede ser tan ignorante? ¿Se puede ser tan mala leche?

Le Monde
Pasquín socialista

Los «mercados» son simplemente personas intercambiando bienes y servicios de acuerdo a las preferencias del momento. ¿Cómo podría eso atentar contra la democracia? ¿Puede alguien ser tan tarado para creerse eso? Tal vez después de unos cuántos años de lavado de cerebro con basura estatista.

Si el estado se ocupara simplemente de proteger los derechos individuales de las personas, no habría absolutamente ninguna relación entre los mercados, la forma de gobierno o quién está administrando en el momento.

Los problemas empiezan cuando ciertos burócratas megalómanos y con baja autoestima por sus logros personales, aumentan el tamaño del estado y lo hacen encargarse de cosas de las que jamás podrá encargarse. Las preferencias de la gente no pueden ser controladas. La producción no puede controlarse desde un ministerio. Las compras y las ventas siempre pueden escapar a los controles estatales.

Unos tipos de traje le prometen a la gente la felicidad servida y la vida perfecta totalmente planificada a cambio de unos votos. Para tratar de cumplirlo imprimen dinero, ponen regulaciones de todo tipo a las transacciones voluntarias, obligan a dar créditos a quienes no pueden pagarlos, tratan de «regular» los mercados financieros haciendo que se cuelen «activos tóxicos» en los mismos.

Y cuando las preferencias e intercambios de las personas no respetan «el plan», cuando alguien tiene que producir y generar la riqueza prometida, cuando el cuentito de hadas se choca con esa fuerza imbatible llamada realidad y esa no es como lo prometieron unos tipos de traje, tenemos un culpable: LOS MERCADOS. Serán culpabilizados de atentar contra lo que se dice que es lo mejor que le pasó a la humanidad… «la democracia».

Una democracia sin república es, simplemente, la tiranía de la mayoría. Una democracia en la que el estado no respeta irrestrictamente el proyecto de vida de los ciudadanos no se diferencia en nada de un nuevo despotismo ilustrado. Una democracia sin derechos individuales, es una simple maquinaria socialista. El mercado no atenta contra una forma específica de gobierno; es la forma de gobierno la que atenta contra sí misma al intentar abarcar cosas imposibles e irrealizables.

Señores estatistas e izquierdistas de cuarta, les informo nuevamente que fallaron. Su megalomanía y ansias de controlar lo incontrolable los han llevado hasta este punto. Háganse cargo de sus errores y váyanse a su casa. El futuro es Libertario.

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Percepciones

Volví a Buenos Aires después de un tiempo relativamente largo de estar afuera de las fronteras argentinas por temas laborales. Sábado a la noche, luego de la jura de la Señora Reina, salgo para encontrarme con unos amigos. Me dirijo hacia una estación de subte del barrio de Almagro, contento y lo más campante, caminando cual Heidi del viejo animé y de a poco me voy percatando de algo: todo el mundo en la calle está con cara de orto.

v-for-vendetta

Lunes por la madrugada, tantas caras dibujadas.

Pienso que es solamente mi impresión, pero todo el vagón está igual. Trato de ser más objetivo, pero me pasa lo mismo en el bar y en los días subsiguientes. Todo el mundo con cara de traste, algo que jamás había notado que fuera tan alevoso. Algo a lo que me había desacostumbrado.

Es entonces cuando recuerdo algo que contaba un ruso que se escapó de la Unión Soviética: «Lo peor no es saber que en cualquier momento pueden entrar a tu casa y llevarte a Siberia, a un Gulag o a una institución mental. Lo peor es que, a cada momento te es recordado lo futil e irrelevante de tus esfuerzos. No importa lo que quieras, no importa cuánto trabajes por ello.»

Y la verdad que lo entiendo. ¿Cómo puede alguien ir despreocupado, feliz y campante por la vida sabiendo qué…..

– todo aumento de sueldo que reciba será gracias a un sindicalista al que tiene que rendirle tributo y no a la superación personal o mejora de rendimiento?

– el valor de su sueldo y su dinero disminuye minuto a minuto porque hay alguien imprimiendo a mansalva?

– hay un tipo que le dice qué puede comprar y qué no, coartando de gran manera su libertad de elección?

– deberá viajar día tras día en un transporte público cada vez en peores condiciones, más saturado y sin poder elegir otra cosa?

– una manga de chorros te dice qué cosas podés pasar y qué tenés que pagar para entrar a través de una línea imaginaria algo que compraste con tu dinero bien habido?

– jamás podrá capitalizar sus ahorros a largo plazo en bienes durables como, por ejemplo, una casa?

– un grupo de inescrupulosos acomodaticios como La Cámpora se da la gran vida a costa de sus impuestos?

– la Señora Reina junto con su gabinete de millonarios se dedican a hablar de que están para cuidar a «los más pobres», mientras recaudan como locos y se mandan ostentosos viajes alrededor del mundo?

– se intenta imponer un relato de una historia que no fue y que es tan bizarra y delirante que nadie, pero nadie se la puede creer?

El ser humano encuentra satisfacción cuando se desafía a sí mismo, cuando logra un objetivo con mérito propio (desde ganar el torneo de fútbol del barrio hasta recibirse en la universidad), cuando recibe una retribución digna de los servicios que ha prestado, cuando es productivo, cuando sirve a los demás, cuando colabora, cuando gana, cuando pierde pero dió todo.

Dejar que un grupo de megalómanos con aires de grandeza decidan cada vez más cosas por nosotros, nos digan qué hacer y nos pongan barreras idiotas para lo que nosotros queremos hacer, solamente lleva a frustración, porque ningún ser humano puede sentirse realizado siendo un simple engranaje de una maquinaria social (¿o debería decir socialista?).

Ahora que leíste esto, no vas a poder evitar prestar atención a eso que te dije. Y ahí acordate las palabras de la carta de Valerie en V For Vendetta: «Every inch of me shall perish. Every inch, but one. An inch. It is small and it is fragile and it is the only thing in the world worth having. We must never lose it or give it away. We must NEVER let them take it from us.»

Nunca entregues la última pulgada. Expandila. Contagiala. Hablá de la libertad. Y así, una pulgada a la vez, capaz que algún día recuperemos esa libertad que (¿no?) supimos tener.

La maquina de adoctrinar

Cuando el diario Tiempo Argentino, sostenido casi exclusivamente por publicidad oficial, hace una nota sobre el proyecto que viene desarrollando una ONG durante 20 años en escuelas de gestión estatal y de gestión privada, cuyo fin es promover el espíritu emprendedor en chicos de primaria y secundaria, uno se da cuenta de la importancia que tiene para los defensores del poder estatal, defender el control que mantienen sobre el  sistema educativo.

A diferencia de lo que se cree, las escuelas no representan la herramienta de progreso que hace que la nueva generación sea más prospera que la anterior. No, son todo lo contrario. Las escuelas, en general, no educan, son la herramienta perfectas para que los que gobiernan puedan implantar su mensaje a cientos de miles de chicos y así sostener el modelo estatocentrico (donde el interés que debe primar ante todo es el del estado) mientras que incorporan los matices que propone eventualmente quien detenta el poder. El progreso no está en un sistema cruel que desindividualiza a los alumnos y anula sus curiosidades. El progreso está en la innovación que ofrecen mentes brillantes que pueden ofrecer de forma pacífica a la sociedad, el progreso se encuentra en el capital que generan esas innovaciones, entonces el progreso se encuentra en una sociedad voluntaria, pacífica y llena de libertad.

La importancia para el estado de controlar esas instituciones, similares a hospitales mentales, o cárceles, la admite una diputada en  la nota de Tiempo Argentino:

La legisladora Adriana Puiggrós, presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación, se manifestó muy preocupada ante las consulta de Tiempo Argentino. “Me parece muy grave que entre a las escuelas públicas una fundación privada con su propio mensaje, sea cual fuere. Es la tercerización del discurso pedagógico y de la ideología educativa. Debería haber más controles del Estado”, sostuvo Puiggrós

Se sincera, lo grave no es el mensaje que se transmite, lo grave es que no sea el estado el que decida lo que van a leer esos chicos. Sería un horror que un día millones de personas se despertaran, que comenzarán a ignorar al estado, que entiendan que el futuro depende de ellos mismos, y no de la violencia que puedan lograr ejercer, a través del estado, en los demás. Sería un horror para aquellos que viven de parasitar al resto, o para los que les gusta digitar la vida de los otros, que exista esa clase de personas en un futuro.

La educación estatal, desde sus comienzos, ha sido concebida como una maquina de adoctrinar, ya sea para uniformizar a la sociedad de inmigrantes de finales y principios del S. XIX, para convertir a personas en objetos obedientes del estado y anular el pensamiento crítico, cualquiera sea el que lo ocupe, y por último,  garantizar obediencia al gobierno, esto último si tienen el tiempo para modificar los planes de estudio, los libros de texto y demás.

Lo preocupante de las distintas posiciones que se presentan en la nota de Tiempo Argentino, que por supuesto, solamente representan opiniones en un sólo sentido respecto de la excelente labor de Junior Achievement en las escuelas, es que todos dan por hecho de que tienen la potestad de imponer que es lo que deben estudiar no sus hijos, sino los hijos de los demás.

Como si se encontraran, por ser votados por un determinado numero de personas, en condiciones de diseñar las diferentes etapas en un proceso de aprendizaje, y peor aún ya que se trata de un solo plan para millones de personas únicas e irrepetibles.

Por supuesto, la solución no radica en la imposición de valores a los chicos, sean estos positivos o no a la causa de la libertad. Lo único que podrá generar una sociedad libre son personas libres, fundamentalmente, libres de el sistema de escolarización actual que oprime de una forma cruel a los niños moldeando sus mentes y su forma de pensar para que se conviertan en los conformistas del mañana, y aduladores del estado, de los que deciden lo que van a estudiar.

Fue el estado el que en primer lugar le expropió y se apropió de la potestad de los padres de elegir que educación brindarle a sus hijos. Al igual que con la riqueza, cuando el estado interviene, unos ganan y otros pierden, en este caso gana el estado y pierden todos lo demás.

En conclusión, un punto fundamental para colocar las piedras fundamentales de una sociedad libre es la posibilidad de que haya libre oferta de los contenidos educativos, y que ya no esté en manos de algún burócrata decidir sobre que van a estudiar los hijos de los demás, sino que sean los padres los que tengan a su disposición la posibilidad de elegir, no sólo contenidos, si no en que tipo de colegio y educación quiere que sus hijos estén, si es que no quiere educarlos en casa.

Mientras haya gente que no entienda que no tiene derecho a imponerle a los demás sus propios valores, su propia agenda, su propio plan de estudio, y se arrogue el poder de diseñar la sociedad a su antojo violentando el derecho de los padres, por un lado, e incorporando a los chicos en la maquina de adoctrinar, el sueño de una sociedad libre seguirá siendo eso, tan solo un sueño.

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Siempre contra La Ley

La Ley de Say dice que “no puede haber demanda sin oferta”. Esto implica que, para poder demandar bienes y servicios, primero hay que haber producido y ofertado en el mercado algún bien o servicio.

manhunters

Say's Law: No Man Escapes It

Este principio es tan real como la Ley de Gravedad, pero los argentinos han tratado de ir contra él una y otra vez desde hace muchísimo tiempo. Y la historia siempre termina igual.

Desde la década del 30, la Ley de Say se viene negando desde el estado y los sucesivos gobiernos, a los que la mayoría de las personas no solo les cree, sino que además se suman a esta imposible cruzada de intentar vivir sin producir.

Analicemos un poquito la Ley de Say con un ejemplo muy simple. Supongamos que cultivo tomates, y mi producción es de 100 tomates por mes. Lo que puedo demandar en el mercado, de acuerdo a mi producción, es el equivalente en bienes y servicios a 100 tomates. Para poder consumir más que 100 tomates, sin producirlos, tengo dos opciones: endeudarme (o sea, negociar mis producciones futuras) o salir a afanarle al vecino y consumir con los bienes afanados.

La Ley de Say también se puede aplicar, en lugar de a una persona, a un país, y sería algo como “la cantidad de bienes y servicios importados que puede demandar un país, es igual a la cantidad de bienes y servicios que ese país puede exportar”. Lo que pasa dentro de las fronteras, es irrelevante para el análisis. Así, podemos desenmascarar fácilmente la impiadosa mentira desarrollista y proteccionista con la cual nos dicen que “si permitimos que entren productos importados, se destruye la industria nacional”. Evidentemente no: la cantidad de productos importados será, como máximo, igual a la cantidad de productos exportados, puesto que es la cantidad de divisas que se pueden obtener.

En los 30’s, el estado hizo buenas migas con un grupo corporativista que, para consumir más de lo que producía, empezó con regulaciones y restricciones. Así, estos señores pudieron “ganarle” a la Ley de Say: proteccionismo y regulaciones impiden la competencia, restringiendo la oferta, lo cual hace que se pueda pedir más por un bien igual de malo (maximización del precio y minimización de la calidad). En definitiva, lo que se hizo fue robarles la riqueza a los consumidores.

En los 40’s, por un lado se repartieron desde el estado grandes dádivas, que eran “ahorros” del banco central de los tiempos de la guerra. Así, los que recibían estas dádivas gozaban del fruto de lo no producido y consumían más de lo que producían. Esto no era más que dinero de impuestos previos, o sea, algo que se le había afanado a otro.

Las luchas por mejoras salariales cuando no hay aumento de la productividad, también son un intento de consumir sin producir. La única forma de que haya mejoras salariales es con mayores Tasas de Capitalización, que llevan a una mayor productividad. La excepción a esto es cuando se negocia en épocas de inflación, en la que todos están luchando por no perder justamente lo que producen.

Y ya que estamos, la inflación es también un intento de algunos para saltearse la Ley de Say: el Estado es el que quiere consumir sin demandar. Obra pública, más empleados públicos y dádivas obtenidos por el aumento de la masa monetaria es el estado obteniendo bienes y servicios sin haber producido. Lo que gana en este caso es favor político, en general traducido a voto y cargos. El “modelo” es, como dice Monteverde, tan anti-oferta y tan pro-demanda, que encima en determinado momento era mucho más conveniente demandar bienes al exterior mediante la compra de dólares baratos, que ponerse a producir.

La excepción a esto son, como siempre, los protegidos del estado como el señor de Lumigarco, claros herederos de aquellos corporativistas del 30’ que te venden a $2900 un LCD berreta mientras mandan un mono a la aduana para que no deje entrar los que en el resto del mundo se pagan $1250 (de mejor marca y calidad). Obviamente, están “torciendo” la ley de Say, afanándole a la gente.

Dejé para el final el más controversial. La progresía y los delirantes del desarrollismo le echan la culpa a los años 90 de que cerraran fábricas y que se importara todo y que esto “destruyó el país” y “se perdieron puestos de trabajo”. Sabemos que no se puede importar más de lo que se exporta ¿cómo es posible que haya sucedido esto?

Simple: el estado creció y se endeudó en divisas, con bancos privados y con los nefastos organismos que son el FMI y el Banco Mundial. Así, una vez más se hizo posible el sueño de los políticos de demandar sin producir. Endeudarse en divisas hizo que fuera más conveniente importar productos que fabricarlos internamente (estamos de nuevo ante un “modelo” anti-oferta y pro-demanda). Por eso, por un tiempo fue factible consumir infinidad de productos sin producir nada. Pero la mentira tiene patas cortas. Y la Ley de Say es como un agujero negro: nada puede escapar a ella.

En los 90’s se cerraron fábricas no por la libertad económica, sino por la deuda pública. Esta hay que pelearla a muerte en las discusiones.

Y los dejo con una frase de un viejo que, después de negarse un tiempo, se dio por vencido y aceptó a Say: “Cada argentino debe producir, por lo menos, lo que consume” – J.D. Perón

El día de los Héroes

El mundo se dió vuelta totalmente. Cuando yo era chico, en toda ficción desde Patoruzú hasta Brigada A y James Bond, los malos eran siempre los que afanaban, los que obligaban a los demás a hacer algo que no querían, los que tenían los palos y los usaban totalmente sin escrúpulos.

Heroes

¿De qué lado estás?

Hoy nos quieren hacer creer, también desde chiquitos, que los malos son todos aquellos que interactúan voluntariamente y los que no colaboran con el estado buenista. Y que los buenos son los que imponen a los demás su voluntad y lo que ellos creen que es bueno.

Aprovecho la fecha de hoy para proponer festejar El Día de los Héroes. No los héroes tradicionales con mascarita y capa, sino héroes de nuestra vida cotidiana como:

El que evade impuestos y así no colabora con la máquina de propaganda y adoctrinamiento.

El arbolito que te vende dólares sin preguntarte ni tu nombre ni cuánto ganás, ni dónde vivís.

El que hace transacciones en negro, evitando el derroche (y el choreo) de esa asquerosidad llamada Impuesto al Valor Agregado. (Irónico nombre para algo que destruye el valor de las transacciones).

El que acepta trabajar en negro, cumple con su parte de lo pactado y no va después llorando al Ministerio de Trabajo, ni aunque lo hayan currado.

El contrabandista, que te trae lo que querés y lo pasa a través de una línea imaginaria que trazaron dos burócratas.

Todos estos, y muchos más, son los que hacen que, a pesar de haber policías del comercio y policía política, la sociedad siga sobreviviendo. Son los que hacen el «Mercado Negro», que termina siendo mucho más honesto que el «Mercado Blanco».

«Ooooohhh, ¿estás haciendo apología al delito?»

Delito es que venga alguien a decirte cómo y cuánto trabajar, y cuánto cobrar.

Delito es que un idiota venga con la policía del comercio a decirte qué podés pasar por una línea imaginaria, y obligarte a que le des tu riqueza a un amigo de ellos.

Delito es que te impidan salvar tu salario de la inflación.

Delito es que usen tu guita para adoctrinar a tus hijos diciéndoles que sos un «malvado burgués».

Delito es que usen la guita que te afanan para financiar un aparato propagandístico estatista y autoritario.

Por eso, en vez de enojarte cuando no te dan el ticket, en vez de poner mala cara cuando alguien zafa de garpar y vos no, ALEGRATE. Alegrate y sumate vos también al bando de los héroes.

Hoy después del trabajo, durante el trabajo o cuando salgas a la noche y estés brindando, hacé un brindis por estos héroes anónimos. Y porque haya más. Muchos más.

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Tierra del Hielo

Tengo la sospecha de que cuando le pusieron el nombre a la provincia más austral del país, lo hicieron en joda. Ponerle “Tierra del Fuego” a un inhóspito lugar frío y lleno de hielo denota un gran sentido del humor y creo que habría que definir como aniversario de la provincia el 28 de diciembre.

Oligarcas

Los amigos del estado...que viven de tu guita!

No contentos con eso, pensaron que había que convertirla en una joda aún más grande. Creo que fue en los 80’s que a alguien se le ocurrió qué era lo que le faltaba para ser un gran chiste: “Acá tenemos que hacer un polo tecnológico y fabril” dijo alguien cagándose de risa. “Y para eso vamos a dar ventajas impositivas acá y castigar a todos los que no estén en este triángulo de hielo”.

Y así fue.

Realmente no se me ocurre un lugar más inconveniente para ser un polo tecnológico y fabril que Tierra del Fuego. Poner una fábrica ahí le genera una cantidad de overhead tremenda a los costos de producción:

Overhead por llevar los insumos / materia prima hasta allá, ya sea por mar o por tierra.

Overhead por transportar los productos terminados hasta donde serán comerciados. Tren no hay, hay que cruzar todo por barco al continente, mandar camiones que recorran el país desde la punta más austral hasta el norte.

Overhead por energía: en un lugar donde hay seis u ocho meses de invierno ¿cuánto sale calefaccionar todas esas fábricas?

Overhead por sueldos: como es considerada una “zona desfavorable”, hay que pagar una buena mosqueta para que la gente vaya a trabajar allá.

Si uno pone en la balanza el overhead y los beneficios impositivos ¿Conviene “fabricar” en Tierra del Fuego? ¿Cuánto tienen que cobrarse los productos al hacerlos ahí? ¿No sería mejor hacerlos en Córdoba o bajarlos de un container de China?

POR SUPUESTO QUE NO CONVIENE HACER NI UN CLAVO EN TIERRA DEL FUEGO.

Pero, a uno de esos genios tecno-burócratas se le ocurre que hay que “defender la industria nacional”. Para esto, en vez de fijarse en cosas tan simples como que, si se le dan beneficios impositivos a otras zonas del país o, guarda con esto, A TODO EL PAÍS, se pueden obtener costos mucho más bajos y así, más productos a menor precio.

Pero en vez de hacer eso, se arman un kiosquito con un grupito de amigos a los que, por un lado, les dan la habilitación para poner una empresa en Tierra del Fuego (solo hay 23 empresas habilitadas) y, por otro lado, subir barreras arancelarias o incluso impedir el ingreso de ciertos productos al país.

Se pone como excusa “los puestos de trabajo” que esas pseudo-empresas proveen. Según dijo el Lacha la otra vez, serán unas 10.000 personas, o sea el 0.25% del país. Por 10.000 personas, 40.000.000 pagan productos de baja calidad hasta un 100% o 200% más caro que lo que se paga en otros lados productos de excelente calidad.

Desde un punto de vista bien socialista del “bien común” ¿es esto justo? ¿qué tiene esto de “justicia social peronista”? Son una banda de chorros entongados con el estado, haciendo negocios y prohibiéndole a los laburantes que accedan a otros productos que no sean los suyos. Esto en mi barrio se llamaba OLIGARQUÍA y MONOPOLIO.

Repito, son un grupo de entongados pasándola bomba y dándose la gran vida con la guita de 40.000.000 de personas.

¿Qué más hace falta para que alguien se caliente?

Y para los progres que van a decir “eh, vos querés una iPad y hay chicos que se mueren de hambre”, les digo que, si se dejaran de dilapidar recursos pagando cosas 3 o 4 veces más caras de lo que costarían sin los delirios dirigistas, esos recursos sobrantes irían a nuevos nichos de la economía, que podría darle un excelente nivel de vida a toda esa gente.

COMO DIGO SIEMPRE: PAREN DE AFANAR.

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