Siempre contra La Ley

La Ley de Say dice que “no puede haber demanda sin oferta”. Esto implica que, para poder demandar bienes y servicios, primero hay que haber producido y ofertado en el mercado algún bien o servicio.

manhunters

Say's Law: No Man Escapes It

Este principio es tan real como la Ley de Gravedad, pero los argentinos han tratado de ir contra él una y otra vez desde hace muchísimo tiempo. Y la historia siempre termina igual.

Desde la década del 30, la Ley de Say se viene negando desde el estado y los sucesivos gobiernos, a los que la mayoría de las personas no solo les cree, sino que además se suman a esta imposible cruzada de intentar vivir sin producir.

Analicemos un poquito la Ley de Say con un ejemplo muy simple. Supongamos que cultivo tomates, y mi producción es de 100 tomates por mes. Lo que puedo demandar en el mercado, de acuerdo a mi producción, es el equivalente en bienes y servicios a 100 tomates. Para poder consumir más que 100 tomates, sin producirlos, tengo dos opciones: endeudarme (o sea, negociar mis producciones futuras) o salir a afanarle al vecino y consumir con los bienes afanados.

La Ley de Say también se puede aplicar, en lugar de a una persona, a un país, y sería algo como “la cantidad de bienes y servicios importados que puede demandar un país, es igual a la cantidad de bienes y servicios que ese país puede exportar”. Lo que pasa dentro de las fronteras, es irrelevante para el análisis. Así, podemos desenmascarar fácilmente la impiadosa mentira desarrollista y proteccionista con la cual nos dicen que “si permitimos que entren productos importados, se destruye la industria nacional”. Evidentemente no: la cantidad de productos importados será, como máximo, igual a la cantidad de productos exportados, puesto que es la cantidad de divisas que se pueden obtener.

En los 30’s, el estado hizo buenas migas con un grupo corporativista que, para consumir más de lo que producía, empezó con regulaciones y restricciones. Así, estos señores pudieron “ganarle” a la Ley de Say: proteccionismo y regulaciones impiden la competencia, restringiendo la oferta, lo cual hace que se pueda pedir más por un bien igual de malo (maximización del precio y minimización de la calidad). En definitiva, lo que se hizo fue robarles la riqueza a los consumidores.

En los 40’s, por un lado se repartieron desde el estado grandes dádivas, que eran “ahorros” del banco central de los tiempos de la guerra. Así, los que recibían estas dádivas gozaban del fruto de lo no producido y consumían más de lo que producían. Esto no era más que dinero de impuestos previos, o sea, algo que se le había afanado a otro.

Las luchas por mejoras salariales cuando no hay aumento de la productividad, también son un intento de consumir sin producir. La única forma de que haya mejoras salariales es con mayores Tasas de Capitalización, que llevan a una mayor productividad. La excepción a esto es cuando se negocia en épocas de inflación, en la que todos están luchando por no perder justamente lo que producen.

Y ya que estamos, la inflación es también un intento de algunos para saltearse la Ley de Say: el Estado es el que quiere consumir sin demandar. Obra pública, más empleados públicos y dádivas obtenidos por el aumento de la masa monetaria es el estado obteniendo bienes y servicios sin haber producido. Lo que gana en este caso es favor político, en general traducido a voto y cargos. El “modelo” es, como dice Monteverde, tan anti-oferta y tan pro-demanda, que encima en determinado momento era mucho más conveniente demandar bienes al exterior mediante la compra de dólares baratos, que ponerse a producir.

La excepción a esto son, como siempre, los protegidos del estado como el señor de Lumigarco, claros herederos de aquellos corporativistas del 30’ que te venden a $2900 un LCD berreta mientras mandan un mono a la aduana para que no deje entrar los que en el resto del mundo se pagan $1250 (de mejor marca y calidad). Obviamente, están “torciendo” la ley de Say, afanándole a la gente.

Dejé para el final el más controversial. La progresía y los delirantes del desarrollismo le echan la culpa a los años 90 de que cerraran fábricas y que se importara todo y que esto “destruyó el país” y “se perdieron puestos de trabajo”. Sabemos que no se puede importar más de lo que se exporta ¿cómo es posible que haya sucedido esto?

Simple: el estado creció y se endeudó en divisas, con bancos privados y con los nefastos organismos que son el FMI y el Banco Mundial. Así, una vez más se hizo posible el sueño de los políticos de demandar sin producir. Endeudarse en divisas hizo que fuera más conveniente importar productos que fabricarlos internamente (estamos de nuevo ante un “modelo” anti-oferta y pro-demanda). Por eso, por un tiempo fue factible consumir infinidad de productos sin producir nada. Pero la mentira tiene patas cortas. Y la Ley de Say es como un agujero negro: nada puede escapar a ella.

En los 90’s se cerraron fábricas no por la libertad económica, sino por la deuda pública. Esta hay que pelearla a muerte en las discusiones.

Y los dejo con una frase de un viejo que, después de negarse un tiempo, se dio por vencido y aceptó a Say: “Cada argentino debe producir, por lo menos, lo que consume” – J.D. Perón

La Demanda Gana

Siempre. La demanda gana siempre.

La Interné

La Interné para todos

Trabajo en sistemas, el rubro que, según la visión argentina, tiene las peores condiciones laborales que pueden existir:

No posee sindicato propio.

No posee colegio profesional.

No tiene aranceles profesionales regulados.

No tiene regulaciones de seguridad e higiene por parte del Estado.

No tiene procesos y normativas aprobados por el ministerio de trabajo.

No tiene retenciones a las altas ganancias, por lo que el trabajo argentino se escapa (con muy buenos márgenes de ganancias).

No tiene barreras de entrada, cualquier monotributista puede hacerlo legalmente y ni hablar de la cantidad de trabajo informal.

No requiere estudios formales. Cualquiera con más de 15 años, sepa leer y escribir y un mínimo de lógica, una Pentium III, cinco pesos por semana y tres horas libres por día, puede en menos de un año convertirse en un trabajador de sistemas.

Los dueños de las empresas más grandes del rubro viven con grandes lujos, alguno es, incluso, el hombre más rico del mundo.

Ganancias se emperna a las empresas, porque lo único que se puede descontar son los sueldos, ya que casi no hay insumos.

Compite con lugares como La India, que cobran por un proyecto de similares características alrededor de un tercio de lo que se cobra en el pais.

Es el horror de todo burócrata. Al ministro Tomada se le caerían las lágrimas de sólo leer esto. Imposible que funcione. Imposible que la gente viva de eso.

Y sin embargo…

Cada vez que fui a buscar laburo conseguí.

Cada vez que pedí un aumento me lo dieron.

Cuando traté de hacer mi propia empresa y contratar gente, los pasantes, de los primeros años de la universidad y sin experiencia previa, pedían un delirio de guita.

Las empresas se roban entre sí a los trabajadores, ofreciendo jugosas cifras y, dependiendo del área de trabajo, incluso cifras absolutamente increíbles.

¿Cómo puede ser esto?

Fácil. La demanda siempre gana. Hay sistemas informáticos en todas partes y cada vez más: el sistema para el kioskero, reparación de PC, sitios web, bases de datos, programación en diversos lenguajes, aplicaciones y juegos para celulares, dispositivos de hardware de alta complejidad, simuladores de todo tipo y un infinito etcétera.

No da a basto la oferta de mano de obra en el rubro para satisfacer la demanda. Y cada vez menos.

Entonces se me ocurre que, capaz si, digo, de pronto, me parece… se copian las características de este rubro en otros rubros, podrían obtenerse resultados similares en cuanto a cantidad de puestos de trabajo, ganancias de los trabajadores, posibilidad de negociación de sueldos, movilidad ascendente, posibilidades de crecimiento, etc.

“Ya sé, ya sé…tiene que haber más demanda. Imprimamos billetes así aumenta la demanda”.

Wrong.

Hay que preguntarse cuáles son los factores que subyacen bajo esa demanda que tiende al infinito.

Progreso tecnológico. Research & Development. Baja de los costos de los equipos que no son “State of the art”. Bajo precio de los insumos. Targeting de equipos segmentando el mercado según poder adquisitivo.  Moda. Inexistencia de regulaciones gubernamentales. Gloria personal, como Steve y Bill. Lucro, muchas ganas de ganar plata. Flexibilidad de los mercados. Inexistencia de impuestos al uso o desarrollo de software.Un largo etcétera.

¿Pueden llevarse estas condiciones a otros rubros? Por supuesto que pueden.

Hay miles de abogados recibidos que no tienen laburo, porque están obligados a cobrar por una tablita. Si bien los estudios grossos te cobran para arriba, nadie te puede cobrar para abajo. Desregulen los honorarios, va a ver como hasta Doña Rosa va a poder hacer sus demandas a Defensa del Consumidor usando un abogado.

Saque el sello de mierda que tienen los escribanos, que se lo pasan de padres a hijos como si fueran una dinastía. Va a ver cómo disminuye el precio de todos los trámites.

¿Estaría bueno que se vendan más autos en el mercado interno? Me encantaría que todos puedan tener un auto. ¿Cómo puede ser que los autos cuesten el doble que en Estados Unidos? Ahí debe haber un curro impositivo importante. Sáquenle los impuestos, van a ver como automáticamente aumenta la demanda en el mercado interno. Y que la AFIP deje de perseguir al pobre tipo que se compra un usado. Qué le importa que esté laburando en negro si hace que se genere más laburo. ¿O no es eso lo que quieren y prometen todo el tiempo  y más en las campañas?

Y, antes que comprar autos, habría que poder usarlos, ¿no? Entonces sáquele el impuesto a las naftas, que es más o menos el 50% del precio. Cuánto más se andaría con esos precios…

Saquen las regulaciones al pedo que hay en fábricas y empresas de servicios. La demanda va a aumentar tan rápido que van a verse obligados a mejorar las condiciones antes que se le rajen los laburantes.

Los sindicatos encarecen más de un 17% los costos. Si quiere aumentar la demanda, tiene que disminuir los costos de los bienes y servicios, para que una mayor cantidad de gente acceda a ellos. Declare una libertad total sindical. Tal vez baje el encarecimiento a un 5% en promedio….y deje de haber sindicalistas viviendo en Puerto Madero.

Abra las barreras de importación. Es al pedo exportar si no se importa. Por la ley de Say, uno oferta para poder demandar. Si uno oferta a cambio de divisas es para poder adquirir bienes y servicios en divisas. No se puede solo exportar. Pónganse a pensar que pasaría si todos los países quisieran hacer eso. Hacen un rollito con los bienes y servicios y se lo meten….ahí. Así que, si se generan divisas, son para gastarlas en cosas importadas. Es imposible importar más de lo que se exporta (por lo menos sin endeudarse). Y, tener una “balanza comercial positiva” solo beneficia al estado, que es el que cambia las divisas por papelitos de colores.

Elimine barreras de entrada. El salario mínimo hace que ese chico de la villa de 16 años que se rompió el lomo 3 horas por día durante un año para aprender a programar (o algún otro oficio) no pueda, por más de que esté dispuesto a ganar unos pesos menos con tal de tener experiencia laboral.

¿Quiere que haya pan barato en la mesa de todos los argentinos y, a la vez, trabajo para los peones rurales? Saque las regulaciones que impiden que se plante trigo, el mejor trigo del mundo, en el sur.

Y podría seguir ejemplificando por párrafos y párrafos.

Habiendo miles de formas para aumentar la demanda, en Argentina solo se utiliza una: el aumento de los empleados y sueldos del Estado, financiados por la inflación. Es lo único que han sabido hacer administración tras administración en los últimos 80 años.

Podemos discutir y/o probar si las medidas propuestas sirven. Pero la única recontra probada que no funciona es generar inflación. Y es la única en la que se insiste. Tus viejos vivieron la hiper de los setentas, vos (o tus hermanos más grandes) vivieron la hiper del ’89 cuando eran chicos. ¿De verdad creés que la inflación puede beneficiarte a vos o al “pueblo argentino”?

Como dijo Say hace más de 200 años: para demandar primero hay que ofertar. Entonces, si queremos demanda (tanto local como internacional), tenemos que generar ofertas enormes de bienes y servicios lo más baratos posibles. Y cuando una gran parte de los costos son burocracias, ¿adiviná cuál es la parte que, por lógica, hay que cortar? Exacto, la que no le aporta absolutamente nada a los productos y servicios.

Bola de Demanda

Todos generando La Gran Bola de Demanda

¡Menos Tomada en 678, menos Débora Giorgi y Moreno generando un mercado cautivo para sus amigos, menos sindicalistas en Puerto Madero, menos Boudou y Marcó del Pont imprimiendo billetines y más demanda!

bestthemeswordpress.com - best wordpress themes - magazine wordpress themes restaurant wordpress themes