Crónica de un viaje a Angola

«Pesimista es aquel que cuando puede escoger entre dos males, elige ambos.»  — Oscar Wilde

No vamos a perder la oportunidad de recorrer con Cristina Fernández la República de Angola, y sus intervenciones en los diferentes espacios que visitó en la ex-colonia portuguesa. Omitiremos hablar de episodios menores, como la distribución de medias con la inscripción «Clarín Miente», y evitar distraernos con asuntos menores como el baile de la jefa de estado, pues la verdad ha sido, tal vez, la acción mas inocua de la gira, y quizás de su presidencia.

Mucho más grave es resaltar el pernicioso esquema de créditos estatales para que angoleños puedan comprarle a empresarios argentinos, o en otras palabras, que los contribuyentes financien las compras de los empresarios de Angola, a tasas que ningún argentino podría acceder jamás, para que le compren a los mismos que reciben una y otra vez privilegios por parte del gobierno.

Ya de por sí el viaje a Angola es un episodio sumamente extraño, un grupo de empresarios llevados de la mano del secretario anti-comercio a vender vacas, golosinas y motos a uno de los países mas pobres del mundo. Claro está, que el gobierno de Angola y el argentino comparten los mismos valores (anti-valores) de la corrupción y el corporativismo, sino no se entiende tamaña empresa al insólito país.

Ella y Él

Cuando Jorge Lanata le preguntó a Timermman sobre los derechos humanos en Angola, no dijo nada. Por suerte, Cristina Kirchner, en un discurso frente a la Asamblea Legislativa en Luanda, aclaró la posición argentina respecto del país que, hace 33 años, gobierna  José Eduardo Dos Santos,  cuando consideró a Angola un país democrático:

Recién mencionaba el señor Presidente cuando finalmente en el año 2002 cesó la guerra civil que enfrentara al país por casi 22 años. Quienes han pasado por una guerra o quienes hemos pasado también por largos períodos sin democracia en nuestro país, porque se desarrollaban en él escenarios de la guerra fría, como también sucedió aquí en Angola, sabemos de los valores insustituibles e irremplazables que tiene la democracia, la participación popular, la voluntad libremente expresada para elegir presidente, diputados, para poder como instrumento, como ese gran instrumento que es la democracia, lograr el objetivo final que es precisamente el de construir una sociedad más justa, más equitativa, más inclusiva.

Otra de las imagenes tristes, por lo menos para los que tenemos que trabajar todos los días y financiar estos viajes, o para los que tienen que ofrecer un producto o servicio en el mercado y competir contra otros, es la que se dió en la feria de Angola. Ese circo armado para continuar con la propia mentira que ellos mismos se fabrican, que ha llegado hasta el punto de mostrarse triunfantes en Angola, la tierra de los 54 años de esperanza de vida, como parámetro de progreso.  Y me refiero a los obsecuentes pseudo-empresarios que viajaron a aquél país, que han demostrado cuan bajo han caído y como no existe ni un ápice de dignidad en su actividad, en el momento que la mano que maneja el garrote que les da de comer, empezó a nombrar los productos que se comercializaban en la feria y todos comenzaban a gritar que es lo que habían traído (ir al 2:45 para ver la patética imagen):

La Argentina hace ya rato ha dejado de ser una república, y sus ciudadanos se han convertido en súbditos, y la evidencia se acumula en forma constante. Esta vez, cuando la misma presidenta no duda en burlarse de que las estadísticas que ofrece el INDEC son falsas, en su enésimo discurso en tierras africanas:

Yo recuerdo un censo del año 1778 elaborado por el entonces virrey del Río de la Plata, don José Vértiz y Salcedo, que hablaba que la mitad de la población de la ciudad, esto es la vieja Buenos Aires y la campaña circundante, tenía un 50 por ciento de población de origen afro. Sí, señor Presidente, no era del INDEC el censo, era del virrey….los argentinos me van a entender el chiste, ustedes no lo van a entender pero después le contamos por qué lo digo; no era un censo del INDEC sino que era un censo del virrey Vértiz donde el 50 por ciento de la población eran negros, de origen africano

El discurso no tiene desperdicio para los que quieran hacer una análisis de la personalidad egocéntrica y megalomániaca de la presidenta, pero insisto, no nos detengamos en asuntos menores. ¿Y el INDEC? ¿Reformarlo? No, eliminarlo.

Por último, y para dejar de lado la mirada argentina sobre la excursión africana,  el Jornal de Angola, al aparecer el diario mas importante de ese país, desestima la caracterización que hace el gobierno, en este caso el embajador argentino, sobre la economía del país, entrecomillando el «considerable» crecimiento económico de un país sumido en la mayor de las pobrezas:

O embaixador da Argentina em Angola, Juan Agustin Caballero, em declarações à imprensa, disse que a visita de Cristina Kirchner está a ser encarada com muita expectativa pelo governo do seu país, que considera Angola um potencial parceiro de futuro, tendo em conta o seu “considerável” crescimento económico.

Ni ellos quieren hacerse cargo.

Un vistazo al circo montado en Angola no nos deja otra conclusión más que admitir que el viaje fue una parodia de lo que padecemos todos los días en este país, aunque con un toque adicional de pobreza, surrealismo y color, la aventura angoleña no es muy diferente a la aventura argentina, que al final del día se va a terminar pagando caro, mucho más de lo que creen.

Cristina Kirchner en un discurso

Dicen los obsecuentes, y aquellos seguidores de los obsecuentes, que Cristina Kirchner es una gran oradora, probablemente los que sostienen esto nunca la escucharon hablar.  Un discurso de Fernández de Kirchner se encuentra plagado de conceptos sin terminar, de frases mal construidas, de datos falsos, de gaffes, y principalmente de un actitud soberbia que hace que cualquiera que no caiga dentro del plano de la obsecuencia quiera dejar de escucharlo.

Pero los discursos de la presidenta son reveladores. Son reveladores de su forma de pensar, de su paradigma de ver el país, de la posición que piensa para ella misma en el país, y por supuesto de las políticas que lleva adelante. Un gran ejemplo de esto es el último discurso que dio anunciando una nueva fase de los Créditos del Bicentenario.

Los tres temas del título de este post, nos da un panorama de lo que se avecina en el país, y la verdad no es nada bueno. Veamos lo que dice desde su altar la presidenta.

Alerta!

Corporativismo. Este fue el tema principal por el que se convocó a la dosis diaria de  palabras de la líder. Una oda a la alianza entre empresas especialmente seleccionadas y el estado, una homenaje a la ignorancia de las decisiones individuales de la gente. Dice Kirchner:

Hoy, estamos prácticamente completando con éstos – me voy a poner los anteojos porque no me quiero equivocar- la primera etapa de este Proyecto de Financiamiento del Bicentenario, que lancé en este mismo salón, el 4 de junio –  nos andamos con los 4 últimamente, vienen los 4 de punta – el 4 de junio de 2010, que eran por un total de 8 mil millones de pesos, con una tasa del 9,9, con un plazo de gracia de un año y a cinco años. Bueno prácticamente es una cosa imposible en el mercado bancario normal y realmente con mucho éxito porque hoy estamos alcanzando con los créditos que hemos otorgado elegibilidad hoy llegando a los 7.808 millones, los créditos de hoy son por 1.545 millones. Y yo también quiero anunciar que vamos a lanzar la segunda etapa, por otros 8 mil millones de pesos más para el Proyecto del Bicentenario.

No son simplemente créditos para generar puestos de trabajo, o para sostener la demanda interna, son privilegios que recibe un puñado de empresarios a costa de todo el resto de la sociedad. Si, los 8 mil millones, que fueron prestados a tasas negativas (con una inflación del 25%, una tasa del 10% es negativa), son obtenidos del dinero que el gobierno toma de los salarios, de las ganancias de los que ofrecen un producto o servicio demandado por la gente, de los fondos con los que se van a pagar míseras jubilaciones en un futuro (previamente saqueados a sus verdaderos dueños). Si está todo tan bien, y los proyectos son rentables, ¿por qué es necesario que el gobierno realice estas transferencias forzosas y regale dinero a las empresa?. ¿Por qué el gobierno ignora las decisiones que toma la gente de que hacer con su dinero? Por último, estos créditos del bicentenarios, no generan empleo, y mucho menos generan riqueza, son una simple manera de dirigir la economía, que, como en todos los casos, luego termina estrellándose contra un paredón, y el impacto es doloroso.

Proyecto X. Si el control económico, que por supuesto no se limita a los créditos del bicentenario, no es suficiente. El gobierno kirchnerista no se sonroja a la hora de aplicar mecanismos de control social, ni a admitir lo que antes no existía:

Porque cuando van a constatar – porque está detenido quien conducía, estaba identificado en el proyecto X ¿Se acuerdan de las tapas, que tuvimos – ya se van a acordar algunos – de las tapas que nos pusieron que la Gendarmería tenía un proyecto X, que investigaba y seguía a los políticos, o sea que prácticamente habíamos armado una red de espionaje, que Esquenone estaba espantado, que es el jefe de la Gendarmería y decía: “señora, nunca hicimos eso”. Este que conducía el camión figuraba en dos circunstancias adentro de ese software del proyecto X y se lo está también identificando sobre ese tema. Miren ustedes cuántas tapas nos comimos diciendo que espiábamos a la gente con ese proyecto X. Él que detuvimos, en el camión, estaba en el proyecto X, así que quédense tranquilos. Salvo que estén haciendo algo que no corresponda, ahí si puede ser que estén en el proyecto X.

Meses atrás, Anibal Fernández, decía: «El «Proyecto X» no existe». Como si se hubiese acabado un hechizo, el «Proyecto X» ahora existe. A Cristina Kirchner no le importó admitir, junto a la existencia de dicho proyecto, que el estado recaba información de los ciudadanos, sin ningún tipo de orden judicial.

Mientras tanto, pocos valientes se dedican a decir las cosas como son.


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Cirugías para todos, gentileza del mercado

Para todos

El slogan «para todos» está hoy fuertemente asociado al gobierno kirchnerista. Por más que se trate de una falacia, ya que los productos ofrecidos bajo los programas denominados «Para todos» llegan a una parte minúscula de la población (tal vez con excepción del fútbol), y además implican una financiación forzosa de esos programas gubernamentales mediante impuestos.

Pescado, carne, frutas y hasta bicicletas y autos para todos se han llegado a proclamar, aunque en muchos casos sólo quedo en eso, una mera proclama. Sin embargo, el slogan «para todos» marcó una tendencia y ahora esta asociado a planes gubernamentales que ofrecen un puñado de kilos de carne, pescado o frutas, a un precio inferior al del mercado, previa extorsión a vendedores, o la venta a pérdida financiada con impuestos de todos.

La semana pasada, en el diario La Nación, publicaron una curiosa nota sobre «cirugía plástica para todos«, no se trata de un nuevo plan del gobierno para ofrecer transformaciones estéticas a bajo precio, si no que la nota refleja una disminución del precio de la cirugías plásticas que las tornan accesibles para segmentos socio-económicos que anteriormente se veían privados de poder adquirir este tipo de servicios:

«Una de las fuentes de financiación que ofrecemos es el ‘plan de ahorro’, que consiste en la creación de un fondo durante seis meses para la realización de la práctica», explica Carlos Traseira, director comercial de Xetica Argentina, una empresa que ofrece cirugías estéticas mediante un plan de pagos en cuotas. «Esta opción es muy atractiva porque el costo de la intervención se congela al momento de iniciarse el ahorro». Para quienes no quieran esperar los plazos del plan de ahorro, también pusieron a disposición una financiación vía tarjeta de crédito a 12 meses.

Según datos de la empresa, a seis meses de difundido este sistema los resultados son muy positivos: las cirugías se multiplicaron por diez. El médico cirujano Facundo Monti, del staff de Xetica, informa a LA NACION que, a partir de la implementación de este sistema de plan de ahorro, el perfil de demanda, en general, no cambió, pero sí aumentó el número de personas que pasa del presupuesto a la operación efectiva. «Ahora volvió gente que antes no llegaba a reunir el dinero. Vienen otros que nunca habían soñado poder operarse. Por eso decimos que es la cirugía plástica para todos», dice.

A pesar de la monopolización por parte del gobierno del famoso «para todo», esta nota deja en evidencia como un mercado libre puede proveer servicios a precios competitivos, sin necesidad de apelar a la coerción para ofrecerlos, tal como lo hace el gobierno. Ni planes nacionales de salud, ni la incorporación a los planes de la obras sociales, ni algún  plan ideado por los  burócratas de turno hicieron falta para que las cirugías bajaran el precio, y además exista la posibilidad de financiar este tipo de operaciones.

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¡Que la crisis la paguen los corporativistas!

Todos vimos los carteles de los partidos de izquierda con la consigna “que la crisis la paguen los capitalistas” posteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en 2008. Y constantemente está en las conversaciones, blogs y documentales la idea de que “el sistema capitalista está en crisis”.

Algo de cierto hay en esa afirmación: el sistema está en crisis. Pero… ¿ese sistema es el Capitalismo? La situación actual apesta más a corporativismo, fascismo y socialismo que a capitalismo laissez-faire.

Alberto Benegas Lynch indaga en el asunto:

Izquierda Desunida

Te pongo la foto de la Izquierda, a la derecha del post.

“[…] Veamos las diez recomendaciones que constituyen los pilares políticos del marxismo. Sin ánimo de analizarlos y criticarlos aquí, solamente señalemos los correspondientes capítulos:

Primero: reforma agraria, la cual apunta a la expropiación directa pero admite pasos sucesivos, principalmente a través de la política fiscal e incluso la cambiaria. La política cambiaria puede aparecer como de relación remota con la reforma agraria pero, igual que que las llamadas retenciones e impuestos a la exportación, al reducir el valor del producto exportado se perjudica principalmente a los productores marginales, con lo que se achica la frontera agropecuaria.
Segundo: el establecimiento de impuestos progresivos.
Tercero: impuesto a la herencia, apuntando finalmente a la abolición de la misma.
Cuarto: ejercer opresión sobre los disidentes del régimen a traves de los más diversos canales y procedimientos.
Quinto: centralización de la moneda y el credito en manos de un banco nacional.
Sexto: estatización de empresas, con prioridad en las áreas de comunicación y transporte. El séptimo y el noveno puntos se refieren a la planificación de las áreas agricola y manufacturera (industrial).
Octavo: establecimiento de ejércitos industriales (sindicatos), sobre la base de la adhesión obligatoria.
Décimo: educación pública, obligatoria y gratuita.

Si analizamos estos diez puntos del Manifiesto Comunista observamos que, en mayor o menor grado, todos los países del mundo libre los han llevado a la práctica. He ensayado ante diferentes auditorios la lectura de ese decálogo —sin decir que se trata del Manifiesto Comunista— e indagado acerca del origen del documento. En muchos casos, tanta es la infiltración marxista y tal es la dosis de socialismo adoptado, que aquellos puntos aparecen como la plataforma de un partido político “moderado”. Sin embargo, se trata —nada más y nada menos— de los consejos del marxismo para producir el colapso de la sociedad libre. Éste es el corazón del marxismo. Es la receta en cápsula, y no podemos decir que Marx y Engels no eran marxistas.”

– Alberto Benegas Lynch, Liberalismo para liberales, Editorial Emecé, 1986.

Que la crisis la paguen los que la generaron; es decir: políticos, banqueros, lobbystas y empresarios amigos del poder.

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