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Chocar la K-lesita
Es increíble cómo hicieron estos tipos para, con el mayor viento en popa de los últimos 60 años (el altísimo precio de la soja y otras commodities), armar semejante debacle económica en el país, y dividir a la sociedad en K y anti-K.
Empecemos por el principio: el Estado argentino tiene un problema crónico, y es que gasta más de lo que recauda. Esto se puede financiar-subsanar de 3 formas: aumentando los impuestos, endeudándose, o emitiendo moneda (con la inflación que esto conlleva).
Nestor Kirchner, en su mandato, optó por este último recurso. Cuando la inflación se empezó a descontrolar, recurrió a cuatro medidas: manipulación de las estadísticas del INDEC, precios máximos, subsidio a las tarifas de servicios y control del tipo de cambio desde el Banco Central. Todo para que la inflación “no se note”. ¿Qué consecuencias trajeron estas medidas?
Control del tipo de cambio: con la inflación y el dólar anclado, la industria nacional perdió competitividad con el exterior, al elevarse los sueldos, precios de materias primas y costos fijos locales.
Subsidios al consumo + precios máximos: ese es el resumen de la Política Energéti-K. Al estar la energía barata, no hay un incentivo para que la gente sea austera en su consumo. Al tener los precios de venta de la energía un tope por debajo del precio de mercado, no hay incentivos para que las empresas exploren en busca de nuevos yacimientos, o inviertan en mejor infraestructura. Consecuencia: aumento exponencial de la cantidad de dinero destinada a los subsidios. Una bomba de tiempo.
Ahora, para emparchar esta situación generada por ellos mismos, y tapar el agujero fiscal, primero intentaron aumentarle los impuestos al campo, sin éxito.
Luego confiscaron los fondos de las AFJP.
Posteriormente, para intentar acomodar el desajuste en la balanza comercial producida por este dólar subsidiado, decidieron poner controles en la aduana, empeorando aún más la situación de la industria nacional (porque, como sabemos, prácticamente todos los procesos requieren de algún insumo importado).
Después, al seguir siendo atractivo (ahora para los ahorristas) el dólar artificialmente barato, procedieron a imponer las restricciones a la compra de divisas, controles en la frontera y agencias de viaje, etc..
Luego confiscaron el 51% de YPF, para quedarse con sus activos.
Ahora no tienen para pagarle a las provincias los fondos que les corresponden. Scioli, cómplice de la gestión, decide nuevamente intentar aumentarle los impuestos al campo.
¿Corregir el problema desde su origen? Jamás. El Banco Central sigue imprimiendo pesos a lo loco (en 2011, la masa monetaria se expandió un 38% respecto del año anterior) y el gobierno sigue gastando más de lo que recauda.
Esta es, en resumidas cuentas, la gestión K (sin mencionar el capitalismo de amigos, la corrupción, el colapso de las instituciones republicanas, los desastres en la gestión de empresas públicas y semi-públicas, el deterioro del sistema educativo, etc.). El resto es solamente la retórica del relato, propaganda oficialista y medidas demagógicas para mantener a la población mirando para otro lado.
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