Vivir sin gobierno
Dos notas salieron en los últimos días sobre países o ciudades sin gobierno. Uno es el caso de Bélgica, cuya situación se ha extendido por los últimos 365 días y por otro lado el caso de Gurgaon, la ciudad india que no tiene gobierno.
El primer caso es más conocido por tratarse de un país de 11 millones de habitantes y con una ubicación central en Europa. A decir verdad tal como lo refleja la nota de hoy en BBC Mundo, la situación no es totalmente anarquica:
En el último año, los asuntos corrientes de Bélgica han estado a cargo de un gabinete en funciones dirigido por el primer ministro saliente Yves Leterme, el mismo que renunció en abril del año pasado.
Este gabinete en funciones debe tomar medidas que se consideren urgentes o darle continuidad a las políticas implementadas por el anterior gobierno hasta que se forme una nueva coalición en el poder.
El gobierno, en definitiva, sigue funcionando, aunque de manera restringida. En el último año la nota consigna que Bélgica ha enviado aviones a bombardear Libia, presidido la UE, aprobado un Sistema de Patentes comunitario en Europa, entre otros hitos. Nada emocionante pasa en Bélgica, y aunque la reflexión de un profesor del a Universidad de Amberes que dice que «esta idea loca de que se necesita un gobierno pleno con funciones plenas puede no ser cierta», el monopolio de la fuerza sigue en manos del estado belga. Nada emocionante pasa en Belgique.
Mucho mas interesante es la segunda historia que apareció el miércoles pasado en el New York Times, acerca de la ciudad india de Gurgaon que posee características peculiares. Jim Yardley comienza describiendo a Gurgaon de la siguiente manera:
En esta ciudad que apenas existía hace dos décadas, hay 26 paseos de compras, siete campos de golf y lujosos comercios vendiendo Chanel y Louis Vuitton. Mercedes-Benz y BMWs brillan en los showrooms automotores. Torres de departamentos brotan como hierba de concreto, y un centro comercial futurista llamado Cyber City aloja a las empresas mas prestigiosas del mundo.
Claro que no todo parece ser color de rosa:
Gurgaon, localizada a 15 millas al sur de la capital nacional, New Delhi, parecería tenerlo todo, exceptuando lo que no tiene: un sistema de drenaje o cloacas que alcance a toda la ciudad; proveedores confiables de electricidad o agua; veredas, estacionamientos adecuados, caminos decentes, o un sistema local de transporte público. La basura es todavía tirada en terrenos vacíos a la vera de las carreteras.
Sin embargo, las soluciones a estos problemas en Gurgaon no las ofrece el gobierno (por un detalle que veremos a continuación):
Para compensar con los apagones de luz, las empresas de Gurgaon y los desarrolladores inmobiliarios operan generadores de masivos a diesel para alumbrar pequeños barrios. ¿No hay agua? Hay perforación de pozos privados. ¿Transporte público? Las compañías emplean a cientos de buses privados y taxis. ¿Preocupado acerca de la inseguridad? La cantidad de guardias privados en Gurgaon casi cuadriplica a las de efectivos policiales.
Gurgaon hace 40 años era una ciudad completamente diferente:
Antes de que tenga centros comerciales, parques temáticos, y lujosos complejos de viviendas, Gurgaon tenía vacas.
Y he aquí la parte mas interesante de la nota, Gurgaon no tiene gobierno distrital. Además se encuentra al lado de otra ciudad, Faridabad que tiene características muy diferentes. Al respecto, dice la nota:
Gurgaon fue mayormente considera un zona económicamente devastada. En 1979, el estado de Haryana creó Gurgaon dividiendo un distrito en las afueras de Nueva Delhi que databa de hace muchos años. Una mitad iba a girar en torno a la ciudad de Faridabad, que tiene un activo gobierno municipal, acceso ferroviario directo a la capital, tierras fértiles para la siembra, y una fuerte base industrial. La otra mitad, Gurgaon, tenía un suelo rocoso, no tenía gobierno local, ni ferrocarril, y casi no poseía industrias.
Como competencia económica, parecía una lucha desigual. Y lo fue: Gurgaon ganó, y de manera sencilla. Faridabad ha tenido que luchar para alcanzar la ola de modernización de India, mientras que las desventajas de Gurgaon se convirtieron en ventajas, ninguna más importante, inicialmente, que la ausencia de un gobierno distrital, lo que significó menos cinta roja capaz de estrangular el desarrollo.
Una comparación de ambas ciudades es inevitable, y al igual que nos ha demostrado la historia, los resultados son contundentes. Como en el caso de las dos alemanias o las dos coreas, la experiencia ha apoyado a la teoría y Gurgaon ha progresado frente al estancamiento de Fairdabad. Un sistema de respeto por los derechos de propiedad y los mercados libres son el motor del desarrollo y crecimiento de los países, Corea del Norte y Alemania Oriental son la contracara de esto.
Por supuesto que no pretendo que Gurgaon sea una ciudad perfecta, es una ciudad repleta de problemas relacionados al desarrollo, como lo está India en general. Sin embargo, es un buen ejemplo de cómo el gobierno no es esencial para el crecimiento y desarrollo de una ciudad, y aún en casos donde las tasas de capitalizacion son bajisimas, se han logrado resultados ampliamente positivos. En comparación con la ciudad lindera llena de recursos, pero con un gobierno que obstruye su crecimiento, Gurgaon es una ciudad avanzada, que no ha necesitado de los mesías arregla-todo (políticos) para su progreso.
Los casos en Bélgica y en India son completamente diferente, sin embargo, y el nivel de no-gobierno en ambas es radicalmente diferente. El país europeo, en realidad, posee un gobierno residual, cuya intervención es mucho menor, pero cuenta con los mecanismos para que las funciones de gobierno se lleven adelante con normalidad. En Gurgaon es todo mucho mas espontaneó y carece de un orden centralizado, aún así eso no se ha traducido en caos.
Ambas son lecciones importantes, y principalmente el caso de Gurgaon es un cachetazo al paradigma imperante, la estatolatría.
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