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Información

El precio de un bien o servicio está definido solamente por lo que los consumidores están dispuestos a pagar por el mismo. Los costos solo sirven para que el proveedor sepa si conviene o no dedicarse a eso (si los costos son menores que el precio y considera la diferencia entre ambos suficiente, producirá. Si no le cierra el negocio, no).

El sistema de precios en su totalidad es simplemente un gran sistema de información, que evidencia las preferencias relativas de los consumidores en cuanto a los bienes y servicios disponibles. Por ejemplo si la gente quiere más naranjas que sillas, o más refugios nucleares que casas.

Es un sistema complejísimo, tal vez el más complejo y más completo existente que haya existido jamás. Se actualiza al instante, tiene una cantidad de datos inmanejable por cualquier organización de personas o máquina creada por el hombre, además de que muchas veces trabaja con datos que no están explícitos, sino que es conocimiento subjetivo.

Cuando se trata, desde la autoridad, de «intervenir» o «regular» el mercado y, por ende, el sistema de precios, lo que se hace es destruir esa información. Para hacer una analogía simple: supongamos un sistema de información simple como una guía telefónica. Es un sistema útil porque vincula las identidades de las personas con su número de contacto. El estado interviniendo es como que haya un tipo que te cambie los números de teléfono de la guía. Si vos querés llamar a Juan Pérez y el número que figura ahí te comunica con Roberto Pincho, es absolutamente inservible.

Los precios marcan dónde están las oportunidades para que los que tienen algún capital ahorrado intenten convertirlo en más capital, proveyendo bienes y servicios en el proceso. Voy a poner como ejemplo el mercado de la carne. Allá en el 2005, cuando empezaban a sincerarse los precios después de la hiper devaluación, la carne se empezó a disparar de a poco. Ni lento ni perezoso, don Néstor mandó a su patotero de turno a hacer dos cosas: cerrar las exportaciones de carne y fijar los precios en el mercado interno.

Canguro Tiroteado

No destruyan las señales!

Cuando el precio de un producto sube, esto es simplemente el sistema de información reflejando que  hay una demanda insatisfecha del mismo (o, una oferta insuficiente, que es lo mismo). Lo que idealmente pasa con algo así, es que algún emprendedor se da cuenta de que en ese lugar hay una oportunidad importante de hacer una buena diferencia entre precio y costo, y que poniendo platita, puede sacar más platita. Así, demanda y oferta tienden a equilibrarse, beneficiando a los consumidores por una baja del precio (y puede adquirí más u otro bien) y a los que pusieron la platita, porque recibieron una buena ganancia.

Intervenir el mercado de la carne con prohibiciones y fijando precios lo que hace es destrozar el sistema de información, y enviar justamente la señal opuesta a los posibles emprendedores. Si pusiste guita con intención de ganar, y tus expectativas son bajadas a los palos, no solo no vas a poner más guita, sino que vas a sacar todo lo que tengas ahí. Si pensabas ganar 400 y terminás ganando 100, vas a vender la última vaquita y después vas a alquilarle tu campo a un malvado pool de siembra para que meta soja. Es plata segura y pocas complicaciones y esto lo sabés porque el Sistema de Precios así te lo dice.

Por ahí a corto plazo el estado cumple su objetivo de fijar los precios, pero el daño causado es gigante. Pueden preguntarle a cualquiera que haya vivido en la Unión Soviética sobre la escasez: sobraban acero y tanques y no podías conseguir pan o fósforos. Lamentablemente el acero y los tanques no los podés comer.

Este año fue un récord histórico de la poca cantidad de carne consumida por habitante en muchísimo tiempo. El único culpable es el estado:

1. Destruye el sistema de precios con inflación

2. Tratando de evitar la suba de precios, los fija y prohibe comercialización.

3. Los precios suben igual, justamente porque hay faltantes y se ajustan oferta y demanda.

4. Los viejos productores de carne ya están en otra cosa.

5. No hay nuevos emprendedores en ese rubro, porque el Sistema de Información dice que es malísimo dedicarse a eso.

Prohibiciones, intervenciones, regulaciones e impuestos «progresivos» destruyen ese delicado Sistema de Información, llevando a una muy ineficiente asignación de recursos (que son escasos), dando como resultado una «guía telefónica con un montón de números cambiados».  Es así que los precios siguen subiendo, hay escasez de ciertos productos y otros se volvieron directamente incomparables.

Más allá de la inmoralidad de que el estado te diga qué hacer y cómo con tu propiedad y meterse en los intercambios voluntarios, está el resultado muchísimo más eficiente que tiene la asignación de recursos entre privados.

La próxima vez que tu tío o tu primo te hable de las bondades de Moreno o esté contento porque consiguió un empleo público, explicale que destruir el Sistema de Información de Precios se paga, a la corta o a la larga. Y se paga caro.