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¿Quién sanciona a Movistar?

El gobierno nacional anunció con bombos y platillos que próximamente se sancionará a la empresa de telefonía celular Movistar, que el día lunes sufrió un desperfecto técnico y dejó sin servicio a casi 15 millones de personas.

En coherencia con la linea argumental del gobierno de no desperdiciar oportunidad para señalar la importancia de la intervención estatal, y la grandeza del gobierno frente al sector privado, el ministro de Planificación Julio De Vido hizo las siguientes declaraciones:

De Vido consideró que «hoy marcamos el camino y dimos absoluta claridad de que el Estado no va a permanecer pasivo cuando se afecta la prestación de un servicio que involucra a 18 millones de usuarios de telefonía móvil y otros tantos que tuvieron problemas con la fija» y adelantó que «los números de la multa se conocerán en los próximos días, cuando concluyan los trabajos técnicos».

Hay varios interrogantes que surgen a partir de las declaraciones de De Vido, y que deberían ser analizados. Está claro que el gobierno ha aprovechado la oportunidad de que el falló el servicio de Movistar para ponerse del «lado de los desprotegidos, los débiles que no pueden hacer nada ante semejante multinacional» como se dijo durante el día. El Secretario de Comunicaciones, Lisandro Salas, habló de una «desprotección por parte de la empresa» hacia los usuarios.

Sin embargo, todas estás declaraciones no hacen más que confirmar de forma categórica la ignorancia de los funcionarios acerca de como funciona el mercado, o en todo caso la intención de transmitirle y fomentar en la gente la dependencia total del Estado siguiendo el concepto básico del fascismo «todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado».

La sanción en este caso no va a provenir por parte del estado, si no que son los consumidores o usuarios los que pueden sancionar cuando Movistar, o cualquier otra empresa, falla en su servicio y no está a la altura de sus expectativas. El gobierno, sancionando a Movistar, no estaría defendiendo derechos individuales, como se suele decir que es su función fundamental, si no interfiriendo en un arreglo voluntario entre dos partes

Hasta el momento la empresa anunció algunas bonificaciones:

Según informó la empresa telefónica, «en la próxima factura se bonificará el día completo del abono», y a quienes utilicen el servicio prepago «se extenderá el vencimiento del crédito por 48 horas más», según reveló Ramón Ponce Gil, director Corporativo de Comunicación e Imagen del Grupo Telefónica.

En diálogo con radio Mitre, el directivo comunicó los primeros resarcimientos.

Además, según informó la compañía en un comunicado, le extenderá la vigencia del crédito por 48 horas, a aquellos clientes que tuvieran recargas con vencimiento el lunes dos de abril.

Por otra parte, todos los clientes Movistar podrán enviar SMS gratis durante los 4 días de Semana Santa a todo el país (de jueves a domingo).

Desigualdad. Por último, un argumento utilizado muy a menudo para defender este tipo de acciones, es la idea de que existe un desequilibrio en el poder de negociación entre la gran empresa multinacional, con una gran estructura, y el usuario particular que carece de cualquier tipo de poder de negociación. Esto, en principio, es verdad. Sin embargo, los que apelan a este argumento sufren de miopía al no poder observar todos los factores que están involucrados en la relación de Movistar y sus clientes. El poder, lo tienen los 16 millones de afectados, de los que depende Movistar para ser rentable,  además de la presión que existe por parte de los competidores que pueden capitalizar este error de la compañía española, y atraer nuevos clientes.

En conclusión, este tipo de situaciones nos demuestra que los mercados desregulados no existen, las alternativas que se pueden presentar son dos: por un lado un mercado regulado por un puñado de funcionarios que deciden que empresas deben sobrevivir y cuales deben dejar de ofrecer sus servicios, y que apliquen sanciones quien sabe con que criterio. Por el otro lado, un mercado regulado por los consumidores, que con sus decisiones diarias sobre como asignar sus ingresos, pueden castigar muy duramente a aquellos que no están a la altura de sus expectativas.