Viaje de vuelta
Los accidentes de avión siempre son lamentables, suele morir mucha gente en ellos, y a veces pueden llegar a paralizar todoauna línea de aviones para analizar las causas del accidente, las consecuencias son desastrosas. El día de hoy murieron 68 personas en un avión de la aerolínea cubana Aerocaribbean, de los cuales 10 personas eran argentinas.
Voy a omitir cualquier asociación entre el régimen que impera en la isla-carcel del Caribe y el accidente de avión por el hecho de que el socialismo no va a dejar de ser un fracaso mayor o menor por un accidente de avión, y los accidentes, además, también los sufren las aerolíneas privadas.
¿Entonces sobre que voy a escribir? Sobre la ligereza que tiene el gobierno para usar el dinero ajeno. Leyendo en la noticia sobre el accidente me entero de lo siguiente:
La Cancillería argentina lamenta comunicar que en la madrugada se informó sobre un accidente aéreo en la Republica de Cuba, ocurrido en la tarde del día de ayer, de la línea aérea cubana Aerocaribbean S.A. que cubría la ruta entre Santiago de Cuba y La Habana», señaló el ministerio de Relaciones Exteriores a través de un comunicado.
La Cancillería destacó además que «inmediatamente, la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, ordenó la preparación de un avión oficial para la repatriación los restos de los argentinos fallecidos tan pronto como sea posible».
Las elites gobernantes, que se creen estar por encima del ciudadano promedio siempre argumentan que ellos pueden manejar mejor el dinero que gana legítimamente la gente, en este caso, deciden gastarlo para repatriar los restos de los turistas argentinos fallecidos en el accidente, lo que me lleva a preguntarme ¿cuál es el límite para que el gobierno gaste o deje de gastar? Las atribuciones estipuladas en la Constitución parece que no lo son, el primer premio en una competencia de demagogia, puede ser.
Me podrán decir, como me dicen muchas veces, que si el gobierno no se ocupa de eso nadie se ocuparía, y esa gente quedaría en Cuba por siempre. La realidad nos muestra lo contrario: los gobiernos nunca se ocuparon de repatriar cadáveres del exterior, las compañías de seguro lo hacen en sus ofertas de seguros médicos, seguros que, por otra parte, probablemente tengan los turistas muertos, así que el gasto por parte del gobierno sería innecesario porque de todas maneras el gasto corre por la agencia de seguros. El punto principal es que la demanda que muchas veces trata de cubrir el Estado, la puede cubrir una empresa privada, que además de tener que competir con otras, para financiarse y poder ofrecer ese servicio no necesita robar (impuestos), ni obligar a punta de pistola a la gente para que contraten sus servicios (monopolios estatales), debe convencerla voluntariamente.
Pasemos a otro escenario, supongamos que esta gente que lamentablemente falleció no tiene ni seguro ni los medios económicos para pagarse su viaje de vuelta en la bodega de algún avión (que, según me dijeron, es mas caro que viajar en la cabina), ¿debería el Estado traer los cuerpos de vuelta a casa? La respuesta también es NO. No existe justificativo alguno para obligarle al resto de la sociedad a soportar las conductas riesgosas (recordemos, viajar en avión implica un riesgo) y temerosas (viajar sin seguro) de unos pocos. Esto no quiere decir que no podamos organizar una colecta para traer los restos de las víctimas, pero la condición esencial para que sea un acto justo es que sea voluntario, y nadie sea obligado bajo amenaza o a la fuerza a pagar algo con lo que no esta de acuerdo en pagar.
Al fin y al cabo, cuando la gente se da cuenta que no puede depender de la violencia del Estado para satisfacer sus bienes y debe encontrar soluciones voluntarias, sin forzar a un tercero directa o indirectamente, para obtener los fines que desea alcanzar termina llegando a esas soluciones, más justas, como se dió en el caso del hincha argentino varado en Sudafrica.
Acertadamente, el gobierno no se hizo cargo de la repatriación de los restos del barra muerto en el último mundial de fútbol:
Si Yésica Forlenza quiere que los restos de su padre Luis, que permanecen en Sudáfrica, vuelvan al país, deberá pagarlo ella. Así se lo confirmaron a Perfil.com desde la embajada argentina en Sudáfrica. Y lo más grave es que a la chica le quedan 24 horas para tomar una decisión, de lo contrario el cuerpo irá a un depósito, que le costará 148 rans por día ($75).
Cuando se dieron cuenta que el papá Estado no les iba a solucionar su problema, alcanzaron una solución sin agredir a ningún tercero, como pretendían al principio:
El cuerpo de Forlenza arribó ayer al país en un vuelo de South African Airways, luego de varios inconvenientes que Vanesa tuvo que sortear. Finalmente, después de largas e intensas gestiones, la mujer logró que se considerara su situación económica y los costos del traslado bajaran de 5340 dólares a 1900. Los aportantes fueron dos barras de Boca Juniors, compañeros de su padre en el periplo, llamados «Chueco» y «Piturro» y los vecinos del barrio, en José León Suárez , donde Forlenza trabajaba como herrero.
Las intervenciones del Estado en la sociedad civil, no terminan generando únicamente desbarajustes económicos que tienen como consecuencia garantizar el atraso, y una peor calidad de vida para todos, sino que generan desbarajustes morales, desincentivando la solidaridad y la caridad, y enalteciendo el asistencialismo estatal basado en el robo y la extorsión.
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