Agustín, víctima de un delito de lesa humanidad
Mi co-blogger Jaiek destacaba hace algunos dias la movida que se inició a partir de la situación Agustín Bustos Fierro para recaudar el dinero que les posibilitaría llevar a cabo una operación en Estados Unidos que le permita salvar su vida.
Hoy, la familia Bustos Fierro va a poder llevar a Agustín a Estados Unidos para que le realicen la operación allí, ya que alcanzaron el monto de 4 millones de pesos necesarios para realizarla, según informa La Nación:
La familia de Agustín Bustos Fierro, el adolescente cordobés de 14 años que sufre una grave enfermedad neurodegenerativa, logró reunir más de un millón de dólares gracias a donaciones y colectas, por lo que podrán llevarlo a Estados Unidos para un trasplante de médula ósea.
«La Argentina es un equipazo pero gracias a Dios esto fue difundido en otros países por lo que tenemos que agradecerle al planeta», sostuvo Javier Bustos Fierro, el padre de Agustín.
Por suerte para la familia Bustos Fierro, el titular de la AFIP les confirmó que no va a tener que pagar impuestos para garantizar la vida (o al menos una mejor calidad de vida, o una esperanza de que esta mejore) para Agustín:
El padre de los chicos confirmó, además, un encuentro con el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien le garantizó que la transferencia iba a poder realizarse sin pagar los impuestos necesarios para el movimiento de esa suma de dinero.
La conclusión deja un sabor agridulce, por un lado es sorprendente y positiva, pero tiene su lado lamentable.
Argentina es un país donde el espiritu de emprender ha sido anulado, principalmente, por la maraña regulatoria y la alta presión fiscal, a la vez que la mayoría del potencial humano es condenado a aceptar como aspiración máxima de felicidad, según el modelo dirigido desde el gobierno, a tener un LCD en 50 cuotas o una asignación universal por hijo en el medio de su mediocridad.
Si con todas estas características, entre muchas otras, se logró recolectar 4 millones de pesos para ayudar a que operen a un jóven con una enfermedad terrible como la de Agustín, la potencialidad en materia de solidaridad en un contexto de libertad, donde estén las condiciones dadas para un incremento de la riqueza producida, es, sin ninguna duda, infinito.
Teniendo estos dos aspectos, solo resta por concluir que el monopolio de hecho que tiene el Estado con la asistencia social, que se logra no sin antes obstruir las iniciativas privadas (tanto individuales como comunitarias), esquilmando a la población del fruto de su trabajo y anulando su potencial, solo puede ser considerado un delito de lesa humanidad.
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