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Prensa sucia

«Los mercados contra la democracia» pone en primera plana Le Monde Diplomatique, con letras enormes y, algunas, rojas. ¿Se puede ser tan mentiroso? ¿Se puede ser tan ignorante? ¿Se puede ser tan mala leche?

Le Monde
Pasquín socialista

Los «mercados» son simplemente personas intercambiando bienes y servicios de acuerdo a las preferencias del momento. ¿Cómo podría eso atentar contra la democracia? ¿Puede alguien ser tan tarado para creerse eso? Tal vez después de unos cuántos años de lavado de cerebro con basura estatista.

Si el estado se ocupara simplemente de proteger los derechos individuales de las personas, no habría absolutamente ninguna relación entre los mercados, la forma de gobierno o quién está administrando en el momento.

Los problemas empiezan cuando ciertos burócratas megalómanos y con baja autoestima por sus logros personales, aumentan el tamaño del estado y lo hacen encargarse de cosas de las que jamás podrá encargarse. Las preferencias de la gente no pueden ser controladas. La producción no puede controlarse desde un ministerio. Las compras y las ventas siempre pueden escapar a los controles estatales.

Unos tipos de traje le prometen a la gente la felicidad servida y la vida perfecta totalmente planificada a cambio de unos votos. Para tratar de cumplirlo imprimen dinero, ponen regulaciones de todo tipo a las transacciones voluntarias, obligan a dar créditos a quienes no pueden pagarlos, tratan de «regular» los mercados financieros haciendo que se cuelen «activos tóxicos» en los mismos.

Y cuando las preferencias e intercambios de las personas no respetan «el plan», cuando alguien tiene que producir y generar la riqueza prometida, cuando el cuentito de hadas se choca con esa fuerza imbatible llamada realidad y esa no es como lo prometieron unos tipos de traje, tenemos un culpable: LOS MERCADOS. Serán culpabilizados de atentar contra lo que se dice que es lo mejor que le pasó a la humanidad… «la democracia».

Una democracia sin república es, simplemente, la tiranía de la mayoría. Una democracia en la que el estado no respeta irrestrictamente el proyecto de vida de los ciudadanos no se diferencia en nada de un nuevo despotismo ilustrado. Una democracia sin derechos individuales, es una simple maquinaria socialista. El mercado no atenta contra una forma específica de gobierno; es la forma de gobierno la que atenta contra sí misma al intentar abarcar cosas imposibles e irrealizables.

Señores estatistas e izquierdistas de cuarta, les informo nuevamente que fallaron. Su megalomanía y ansias de controlar lo incontrolable los han llevado hasta este punto. Háganse cargo de sus errores y váyanse a su casa. El futuro es Libertario.