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Moreno, para el lado de los tomates
«Agarrar para el lado de los tomates»: Esta expresión, de significado descabellado y origen hortícola, se utiliza para señalar que alguien ha comprendido mal, que se ha ido “lejos en sus razonamientos” (Zimmerman, Tres mil historias de frases…).
La medida impulsada por el Secretario de Comercio Interior para prohibir la venta de tomates en el Mercado Central habla mucho de lo que es el intento, obviamente infructuoso, de manipular la realidad, manipulando las estadísticas, al mejor estilo de la novela 1984 (se que soy insistente con esta analogía, pero cada vez es más clara).
Informaban en lanacion.com:
Fiel a su estilo, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, vuelve a intentar frenar los precios de los alimentos con técnicas poco ortodoxas. Esta vez eligió prohibir la venta de tomates por una semana en el Mercado Central para evitar la especulación que origina la suba estacional del producto.
«El Mercado Central de Buenos Aires suspende por una semana la comercialización de tomates, medida justificada por la suba momentánea en el precio que todos los años se da en estas fechas, debido a la rotación de las zonas de cultivo», dijo el escueto comunicado que salió de una dirección de e-mails denominada Prensa del Mercado Central, que estaría vinculada con la dirección del mercado, que está en manos de hombres fieles a Moreno, como su gerente, Guillermo Cosentino.
Al parecer el objetivo de esta prohibición consistía en evitar que se vendan tomates caros en el Mercado Central, lugar donde el INDEC dice realizar el relevamiento de precios de frutas y verduras, y de esta manera evitar que el aumento por causas estacionales en los tomates repercuta en el Indice de Precios del Consumidor.
Esta medida, que al final del día fue revertida, expresa en muchos aspectos la prepotencia que tiene este gobierno intentando modificar la realidad y las leyes económicas firmando un simple papel (en este caso, ni siquiera eso, pues estas maniobras se realizan extra-oficialmente, como para que no queden rastros).
Veamos las diferentes situaciones.
En primer lugar, al parecer Moreno entiende que el control de precios produce desabastecimiento, al menos ya no se molesta en ejercer eso controles, sino que se saltea a la etapa directamente posterior, la imposibilidad de adquirir el producto. Ahora no solo no hay tomate en el Mercado Central de manera oficial, si no que aquellos que quieran comprarlo deberán pagar más. En conclusión, en las cifras logrará el efecto deseado, en la realidad lo agravará.
En segundo lugar, es necesario diferenciar un aumento de precios por causas de mercado, que el aumento de precios que se produce como efecto de la inflación. El primero, como es en este caso de los tomates, es un ajuste que se produce en el precio, fruto de una situación climática, donde al haber una menor oferta, y asumiendo que la demanda de tomates se mantiene, se produce un aumento en el precio de mercado. Este aumento permite, que siga habiendo tomates disponibles para que aquellos que valoren la necesidad de un tomate en el presente más que el precio que tienen que desembolsar para obtenerlo, mientras que aquellos que no lo valoran a ese nivel, esperan el momento en el que para ellos el precio de tomate es menor a la utilidad que el consumo del mismo les brinda. Del lado de la oferta este aumento de precio le índica a los los productores bonarenses que llegó su momento de producir, al haber escasez como consecuencias de la falta de tomates provenientes del norte.
Ahora bien, el tercer punto, y para mi fundamental no perderlo de vista en estos casos, es que mas allá de que por la intervención gubernamental hubiesen quedado truncas operaciones de compra y venta de tomates, lo que, en un nivel de análisis mas profundo, está haciendo el gobierno es interfiriendo en la cooperación social que permite el mercado.
El mercado carece de personalidad, nadie ni nada lo puede representar, no tiene espíritu alguno, ni hace o deja de hacer cosas, cuando uno habla de mercado no habla de la bolsa de Buenos Aires, los banqueros de Wall Street o de los organismo multilaterales de crédito. El mercado, no es mas ni menos, que los intercambios voluntarios individuales que se dan simultáneamente en números inconmensurables. Lo que permite que ocurra está cooperación social que se da en cada una de estás transacciones, o en otras palabras, en el mercado, es la existencia de los precios que coordina toda esa información que se encuentra dispersa en cada uno de los individuos y que de cualquier otra manera sería imposible de conocer.
Es por este motivo que los precios, que permiten coordinar todas estás acciones, cuando son intervenidos por el gobierno, mediante el uso de la fuerza (o su amenaza), lo que hacen es distorsionar los fines y medios de cada persona, lo que hacen es colocar barreras en el proceso de cooperación social, que luego generan los descalabros económicos que traen consigo tragedias en el aspecto humano, como son la pobreza, la desnutrición, entre otras.
El accionar de los gobiernos, en todos los casos, es sinónimo de fuerza, y detectar el ejercicio de la violencia (legítima para algunos) o la amenaza de ella en todos sus actos, y exponerla, es una manera acertada de demostrar la naturaleza del gobierno, en contraste con el desarrollo voluntario, libre y descentralizado que sería un mercado liberado de intervención gubernamental.
«El mercado carece de personalidad, nadie ni nada lo puede representar,…» Ni el gobierno ni, lamentablemente, la gran mayoría de la gente lo entiende así. Para ellos, el mercado son Llambías, Biolcatti, y 5 personas más que se reúnen todas las semanas en un palacio para planificar la mejor manera de hacer infeliz al pueblo.
Mientras no cambie esa percepción, nada va a cambiar demasiado.
hoy mi sandwich de pollo con tomate venia sin tomate…