El mito de la inflación “buena”

«Comprometiendose a una política inflacionaria o deflacionaria un gobierno no promueve el bienestar general, el bien común, o el interés de toda una nación. Solo favorece a uno o varios grupos del país a expensas de otros grupos y es imposible de saber por adelantado que grupo se verá favorecido por las medidas deflacionarias o inflacionarias  y en que medida» – Ludwig von Mises

Hugo Moyano declaró que la inflación que tenemos es beneficiosa:

«Hay una inflación bastante controlada», indicó Moyano, quien puntualizó que «los principales defectos de una economía son la hiperinflación, la deflación y la depresión». En cambio, destacó que «la inflación actual está controlada y facilita la movilidad social».

No es la primera vez que tenemos que escuchar esto, probablemente el mas recordado desde la llegada de la democracia es el ex-presidente Alfonsín que nos sugería que «un poco de  inflación es bueno», algunos meses después ese «poco»  se convirtió en «mucho» y todos sabemos como termino esa historia.

Mucho más acá en el tiempo, la ex-ministra que guardaba dinero en el baño (solo se exponía a  bañaderas y no a  salideras), decía al órgano del gobierno, Página/12, lo siguiente:

Necesariamente debemos pasar por una inflación un poquito más alta que la deseada, pero es eso o la paz de los cementerios.

Lo que planteaba Felisa era un falso dilema, muchas veces después de la inflación mas alta que la deseada llega la paz de los cementerios.

Declaraciones así hay muchas, Viviani, el «representante» de los taxistas, también dijo algo similar. Sus representados no deben pensar lo mismo.

Cuando existe una duda sobre economía, como se habrán dado cuenta, todos los caminos conducen al gran Henry Hazlitt, el mejor divulgador de economía que tuvo la escuela austríaca. Esta vez vamos a consultar «Lo que deberías saber de la inflación» (en inglés disponible online acá) ¿qué tiene pare decirle a Felisa, Hugo, y el resto de la banda inflacionista?

Tampoco parecía comprender Slichter [profesor pro-inflación de Harvard al que crítica Hazlitt en este capítulo]  como la inflación ejerce su magia transitoriamente. Lo hace sólo mientras los precios aventajan a los costos (principalmente de los salarios). Después , la restauración en perspectiva o el aumento de los márgenes de utilidades pueden derivar en un aumento de la producción y de la ocupación. Pero todo se termina una vez que los trabajadores se dan cuenta del juego, y los salarios y otros costos empiezan a subir con más rapidez que los precios. Los apósotles de la inflación permanentemente (inflación «lenta conmtinuada») son aquellos que creen que los obreros se les puede engañar permanentemente.

[…]

Un gobierno no puede planear un aumento «gradual» de los precios, porque si la gente sabe, pongamos por caso, que los precios estarán 3% mas altos el año que viene, hará subir los precios inmediatamente. Si los acreedores saben que el poder adquisitivo del dinero se les pide en préstamo hoy se va a depreciar un 3% dentro de un año, agregarán un 3% al interés que hubieran exigido de no mediar esta circunstancia; de manera que en cambio de prestar, digamos, al 5% lo harán al 8.

Lo mas gracioso de todo esto, que mientras el Prof. Slichter defendía una inflación del 2% o 3%  anual, en Argentina Moyano y Cia. defienden una inflación del 25% o 30% anual, la maquina de la inflación ya parece funcionar por inercia.

A ningún país le resulta difícil poner en marcha su inflación, pero la mayoría de ellos encontraban que políticamente era casi imposible detenerla.