Casos de laboratorio
Hoy en mi regreso del trabajo, en el subte, me encontraba leyendo uno de esos típicos artículos libertarios de casos de laboratorio, con los cuales pretendemos refutar las hipotéticas y risibles situaciones en las que en ocasiones nos sitúan socialistas, fachos y conservadores para encontrar falencias en nuestras teorías o utopías. El artículo se denominaba «Libertad y propiedad: donde entran en conflicto» y trataba sobre el problema que se originaría si nuestro terreno se encuentra rodeado de otros cuyos propietarios no permiten sean transitados (algo así como encerrados en nuestra propia casa).
Cuando se plantean estas situaciones absurdas debe recordarse que el futuro es incierto y la cooperación social espontánea puede traer soluciones que superan lo que nuestra imaginación puede brindarnos. Por ejemplo, si contáramos a personas de hace 300 años que hoy podemos trasladar un texto de un lugar a otro en segundos, es muy probable pensaran lo logramos con alguna especie de cohete ultraveloz que lleva un papel de un lugar a otro, ninguno imaginaría una señal satelital binaria transmitiendo el texto. Las soluciones que podamos proyectar para hipotéticos problemas, es probable no sean las que finalmente los resuelvan.
No obstante, esta bien que querramos responder a las más alocadas situaciones que nos presentan respetando principios y manteniendo una consistencia ideológica. Pero sin olvidar que ante el estatismo salvaje podemos jugar el mismo juego. Al subordinar ellos los derechos individuales al poder de turno o a mayorías, uno directamente puede preguntarles «¿qué sucede si los gobernantes, elegidos democráticamente y una vez en el poder, modifican las leyes y mediante ellas emprenden un genocidio?».
Resulta absurdo, sin embargo, a diferencia de los raros casos de laboratorio que suelen plantear contra la filosofía de la libertad, fue realidad (http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Alemania_de_1933).
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