El Derecho a Acampar
No voy a cuestionar aquí la legitimidad o no de un programa como «Argentina Trabaja», y si estos incidentes no son mas que sus obvias consecuencias. Solo quiero detenerme a analizar el origen de la agresión, su represalia, y sus destinatarios. Quienes se sienten violentados son los grupos como «Barrios de Pie», y su supuesto agresor es el Gobierno nacional al tener un trato discriminatorio con respecto a la asignación de estos planes sociales. Ahora, si los violentados son determinados grupos y el agresor es el gobierno, se supone que la represalia o reclamo debería tener como destinatario a este último. Pero no. Los destinatarios de la represalia son los ciudadanos inocentes que deben sufrir embotellamientos, amenazas contra su integridad, su propiedad y otros trastornos de todo tipo por las protestas en arterias claves de la ciudad, mientras intentan desarrollar sus actividades normalmente (un concepto ridículo en esta ciudad).
Hablamemos de espacios públicos
¿Cual es la diferencia entre una calle a un ministerio? Los dos son espacios públicos, y son usados específicamente para ciertas cosas. El primero para transitar y el segundo para hacer tramites (o algo así); pero ninguno de los dos esta destinado para el acampe. Existen lugares públicos destinados para ello, y se los puede reconocer fácilmente por un cartel que dice «Camping Municipal».
Si para que el reclamo sea escuchado, uno debe hacer caso omiso de observar el fin específico para el cual un espacio publico fue concebido, ¿por que preferiría hacerlo en la calle y no adentro de una repartición gubernamental? En la calle la represalia recae sobre un tercero que nada tiene que ver; y en el segundo caso, la represalia recaería directamente sobre el agresor. ¿No es mucho mas moral la segunda alternativa entonces? Definitivamente, lo es. Pero lo determinante es quien tiene el garrote. El garrote lo tiene el gobierno, y lo usa para pegar. Los ciudadanos comunes no tenemos garrote; se nos fue denegado ya hace mucho tiempo atrás, y no estamos autorizados a defendernos. La elección entonces, es simple: En represalia a nuestro agresor, tomémonos con quien no se puede defender, por las dudas.
Uno puede distinguir a los cobardes por una actitud especifica: Un cobarde no se atreve a agredir a alguien a quien presuponga más fuerte, irá a por quien sea más débil. Esto aplica a todo tipo de agresión entre personas, sean estas del mismo sexo, o diferente. Un valiente no tiene miedo ante su supuesta inferioridad contra el mas fuerte, porque tiene valores altos que defender; tanto o mas importantes que su propia seguridad. Y hacerlo, requiere coraje. Con coraje claramente no aludo aquí a pelearse con colectiveros o a la salida de los boliches, sino exclusivamente a la actitud que obedece a lo que es propiamente humano, al espíritu, a la racionalidad, y al esfuerzo del ánimo. Ojala estas agrupaciones algún día recapaciten sobre estas cosas antes de decidirse por algún tipo de reclamo.
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