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Sobre los precios y la violencia en los recitales
Hace unos días saqué una entrada para ver a Aerosmith en su nueva visita a la Argentina. Fui a ticketek. Ya que no tengo tarjeta de crédito como para sacarla por internet, me decidí a hacerlo a la antigua. La chica que atiende el mostrador me informó de los precios de las entradas que, como sucede últimamente para estos recitales internacionales, eran bastante salados. Pero lo que más me llamó la atención es que había precios diferenciados para el campo. «¿Cómo es eso?» pensé al principio algo contrariado, ya que toda mi vida rockera fue igual: el campo siempre vale lo mismo. Compré entrada para campo; la más barata que había.
Llegué a casa y empecé a bucear un poco y ví el revuelo y el descontento que había armado el tema del campo VIP, no sólo de este recital, sino de muchos otros. Entonces me puse a pensar.
Mi recuerdo de los recitales en el campo no siempre es el mejor, aunque debo aceptar que por cada recital que asistí los pros fueron mayores que los contras. Pero había una constante de mi vida antes de cumplir los 23 años y otra luego de pasada esa edad. Primero tengo que hacer una aclaración: físicamente soy un tipo grandote -aunque no muy morrudo-. Bien; la cuestión es que antes de los 23 era uno de esos a los que le gustaba irse a las vallas adelante de todo, intentando -la mayoría de las veces infructuosamente- obtener algún recuerdo del recital, como una púa, baqueta o lo que fuera. A partir de los 23, decidí que era hora de disfrutar de los recitales, y a partir de allí, nunca paso la mitad del campo hacia adelante. Si dije bien. Disfrutar de los recitales. La verdad es que estar en el frente no es del todo placentero. Hay mucha violencia. Ví demasiadas veces gente desmayada tratando de ser evacuada del recital, recibí muchos golpes sólo por el hecho de ser alto y que la persona que estaba detrás se sintiera perjudicada como para realizar justicia por mano propia, salía completamente transpirado con la transpiración de otros en mi ropa y un sinfín de situaciones que no tienen más que una sola conclusión: en el campo de un recital de Rock, el frente era de los más fuertes. Sí, de los más fuertes, los más violentos y los que pueden hacerse valer con la fuerza bruta y física. Nunca había una chica menudita, y si la había, la mayoría de las veces te dabas cuenta cuando la sacaba de allí algún voluntario de la cruz roja. Recién cuando me fuí al fondo, es cuando comencé a disfrutar de la música y la fiesta. No tenía que sufrir las consecuencias físicas luego del recital.
Bueno, hay que llegar al precio diferenciado de una vez. El precio diferenciado, lo que indica es que hay gente que le da una valoración especial y subjetiva al hecho de estar delante de todo y cerca de los músicos. Lo suficiente como para que la empresa organizadora pueda sectorizar y haya gente dispuesta a pagar precios mayores por la cercanía, que los hay y mucha. Entonces ¿qué función viene a cumplir el precio? Primero nos da una señal: la mayoría de la gente, valora más estar delante de todo que detrás. La segunda función, es una función pacificadora. ¿Cómo? Muy fácil. Ahora el que quiere estar adelante no tiene que tener fuerza física, ni cara de malo, ni falta de escrúpulos para golpear y pisotear. Mientras no había precio para el campo, la mejor parte se la llevaban los violentos. Hoy se la llevarán quienes realmente así lo valoren. Quienes se sacrifiquen a trabajar un día más o a privarse de otro gasto. Aquél que no tenía que faltar a sus obligaciones para llegar 3 horas antes de lo establecido (cuando no dormir directamente en el lugar) sólo para tener la chance de poseer una ubicación que le sería arrebatada en forma violenta apenas 5 minutos de comenzado el espectáculo.
La propiedad y el precio, se demuestra en este caso, tienen la función de distribuir un bien escaso entre aquellos que le dan un valor especial a su ubicación en un recital. Aquellos que quieren ir delante de todo, pueden esforzarse y llegar allí sin necesidad de poseer fuerza física o ser más violentos. Los que no están dispuestos a pagar ese precio, se benefician con el menor costo que implica no desear dichas ubicaciones o directamente resignarlas y poder tener la diferencia disponible para solventar otro gasto que crean necesario.
Entiendo el disgusto de quienes protestan contra el precio diferenciado. Pero como en el fútbol, la violencia en los recitales no es parte de la cultura ni del folklore. Es sólo violencia. Bienvenido el precio, cuando trae paz y oportunidades para quienes no quieren ni pueden ejercer la violencia.
Creo que hay otro argumento que sirve aun de mayor consuelo para quienes rechazan la discriminacion de precios. Si el campo VIP no existiera, qué pasaría con el precio del campo standard?
Al poner el precio la empresa decide cobrar un poco más caro a quienes quieren estar en primera fila pero al mismo tiempo le cobra más barato a quienes aceptan el campo. Si existiera un solo precio, este estaría probablemente en algún lugar en el medio de los dos que ahora existen.
Excelente Jaiek, me encantó. Innovadora e iluminada manera de explicar cómo la propiedad privada y el sistema de precios coordinan a los hombres de manera pacífica en lugar de dejar que actúe la «ley del más fuerte».
Abrazo!
Mmm, en esta sí que no te banco para nada.
1) No es tan así como vos decís el tema de la violencia y el amontonamiento en los recitales. En los primeros 20-25 metros a partir de las vallas puede ser. Pero pasada esa distancia, solamente hay amontonamiento, está lleno de mujeres y de flaquitos en todos los recitales.
Si te gusta estar adelante, hay que bancarse eso. Por qué?:
2) Mata tremendamente la cultura de los recitales de rock Argentina. Como seguramente sabés, Argentina tiene el mejor público del mundo entero. Y sinó esta 2do después de Brasil. Cientos de bandas del mundo lo dijeron, admiten siempre que les encanta dar recitales en Argentina. Por qué les encanta? Justamente por esto, por el «salvajismo» del argentino, por lo fanático que es el argentino de estar en un recital y demostrárselo a la banda. Porque cuando tocan en Japón, Finlandia o Estados Unidos, el 95% de la gente está quieta en su lugar y haciendo palmas como si tocara Pimpinela, y en frente tienen a Cannibal Corpse.
3) Esta medida va a generar aún más violencia en muchos casos. Ya pasó en Chile y en Brasil, la gente comenzó a tirar las vallas, saltarlas, pelearse con el personal de seguridad.
También va a generar que mucha gente deje de ir a recitales. Y eso ya se notó y mucho acá desde que empezaron con el campo VIP.
4) La opción para el que lo quiere ver tranquilo siempre fue la misma, platea o popular. Muchas veces lo hice. A veces hasta sale más barata que campo.
«Si te gusta estar adelante, hay que bancarse eso. Por qué?»
Justo lo que estoy diciendo es que hay una alternativa a la violencia y eso es el precio.
«2) Mata tremendamente la cultura de los recitales de rock Argentina»
La violencia no es cultura, es violencia. A los que vienen de afuera les gusta ver cómo nos agarramos a trompadas. Pero después, como sucedió en Iron Maiden, siguiendo la «cultura recitalera argentina» prenden una bengala y el tipo se enoja y cortan antes el recital.
«3) Esta medida va a generar aún más violencia en muchos casos. Ya pasó en Chile y en Brasil, la gente comenzó a tirar las vallas, saltarlas, pelearse con el personal de seguridad.»
Seguimos justificando la violencia. Que un tipo mate a otro, no lo justifica nada que no sea la defensa. Aquí es lo mismo. Si queremos justificar la violencia justifiquémosla. Pero el problema de la violencia no es el precio, sino que dejamos que los violentos ejerzan la violencia.
«4) La opción para el que lo quiere ver tranquilo siempre fue la misma, platea o popular. Muchas veces lo hice. A veces hasta sale más barata que campo.»
Estoy planteando una nueva opción. Verlo adelante tranquilo. Gracias al precio.
Alguna vez fui a platea y a popular. Pero esta es una alternativa no violenta para verlo en campo de cerca que en los estadios grandes es la única opción para hacerlo.
:D
Además estoy usando el tema de los recitales como metáfora.
La violencia en los recitales o en el futbol es un problema cultural y de respeto que tenemos los argentinos y que deberíamos pensar en cambiar algún día si queremos vivir más civilizadamente.
La única forma de frenar los altísimos costos de las entradas y la estupidez del campo VIP es no yendo, cosa que planeo hacer en shows a los que me muero por ir (como el de Pearl Jam). Digo «estupidez», porque en el show de PJ hay campo VIP a $460, campo medio a $400 y campo trasero a $250.
JM,
convengamos que los precios elevados no son culpa del VIP, son culpa del BCRA. :D
Un poco absolutista Jaiek, el precio puede ser mas alto por los efectos de la inflación pero también puede tener influencia un aumento en la demanda.
En todo caso una contracción de la oferta, por la expectativa de vida del grupo.
Cada show es un bien diferente por lo que es un error asignarle a la inflación todos sus efectos sobre el precio, en fin, nos fuimos de tema.
Siempre me pregunté por qué sale más caro ver una banda en River que verla en Wembley. Y hablo de precios absolutos.
La única explicación es PORQUE LA GENTE LO PAGA.
En un ambiente inflacionario, la única forma de lucharla es teniendo un mejor pasar hoy: comprarte pilcha, ir a morfar afuera, ir a un recital, etc.
Una economía que permite el ahorro y la inversión a largo plazo «obliga» a que los bienes y servicios de consumo bajen de precio, ya que están compitiendo, en conjunto, con un departamento, acciones de empresas, campo, etc.
Totalmente. Igual la inflación tiene su parte de la responsabilidad, tienen razón los pibes arriba. Al 30% anual, la entrada que salía 70 pesos en el 2005 ahora saldría unos $330.
Gracias por darle más sustento a mi teoría de que ser garca y careta viene en combo…