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En defensa de los caramelitos y masajes (de Zaffaroni)
Mark Twain escribió que cuando uno se encuentra del lado de la mayoría, debería hacer una pausa y reflexionar. Creo que este es el momento.
El otro día el Diario Perfil denunció que en un departamento de propiedad del juez de la Corte Suprema, Raul Zaffaroni, funcionaba un prostíbulo, el diario informaba lo siguiente:
El juez de la Corte Suprema de la Nación Eugenio Raúl Zaffaroni vive en un lujoso caserón del barrio porteño de Caballito. Pero además en el 2000 compró un monoambiente en la exclusiva zona de Recoleta, que hoy está rentado a unos inquilinos que no pasan desapercibidos: allí trabajan tres mujeres que se dedican a la prostitución.
El negocio funciona, según pudo comprobar Perfil.com, en Vicente López 2217, frente al cementerio de Recoleta. El departamento 19 del piso 5º, que figura a nombre de Zaffaroni en el prorrateo de expensas, tiene unos 25 metros cuadrados divididos en tres habitáculos.
Zaffaroni reconoció ante el Congreso que había adquirido ese departamento en octubre del 2000, según indican una resolución de la Cámara de Diputados y el diario de sesiones del Senado del 2003.
Allí «trabajan», por turnos, dos o tres chicas que cobran 120 pesos la hora por sus servicios. El rubro 59 fue prohibido por un reciente decreto presidencial, pero las prostitutas se promocionan de otra forma: sus «volanteros» reparten anuncios de «caramelitos y masajes 24 horas» en la zona y en los mismos departamentos del edificio.
El escándalo no terminó ahí. Días más tarde se descubrió que en otros dos departamentos de su propiedad había trabajadoras del sexo que lo utilizaban para llevar a cabo sus quehaceres laborales:
Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, será denunciado ante la Procuración General de la Nación, que preside Esteban Righi, a raíz de los tres departamentos de su propiedad en los que funcionan prostíbulos. La denuncia estará a cargo de la ONG La Alameda, dedicada a combatir la trata de personas.
Sin caer en un argumento legalista, y declamar como autómata que Zaffaroni violaba leyes y por eso debe ser condenado y renunciar a su cargo, es necesario analizar las leyes que Zaffaroni violaba con el objetivo de realizar un análisis más preciso de sus conductas. Es que a veces violar la ley no está mal, y son los que la violan aquellos que pueden respirar un poco de libertad.
La misma nota de Perfil nos ayuda con las leyes que son violadas:
Todas las propiedades violan la Ley de Profilaxis (Nº 12.331, artículos 15 y 17), que prohibe poner un inmueble a disposición para facilitar la prostitución, y la Ley de Propiedad Horizontal (Nº 13.512, artículo 6), que obliga a los copropietarios a no poner en riesgo la seguridad del edificio. Además, entra en conflicto con el Convenio para la represión de la trata de personas y la represión de la prostitución ajena, de 1949, al que Argentina adhiere.
Los artículos 15 y 17 de la Ley de Profilaxis, que data de 1937, dicen:
Art. 15.– Queda prohibido en toda la República el establecimiento de casas o locales donde se ejerza la prostitución, o se incite a ella.
Art. 17.– Los que sostengan, administren o regenteen, ostensible o encubiertamente casas de tolerancia, serán castigados con una multa de doce mil quinientos pesos como mínimo y ciento veinticinco mil pesos como máximo. En caso de reincidencia sufrirán prisión de 1 a 3 años, la que no podrá aplicarse en calidad de condicional. Si fuesen ciudadanos por naturalización, la pena tendrá la accesoria de pérdida de la carta de ciudadanía y expulsión del país una vez cumplida la condena; expulsión que se aplicará, asimismo, si el penado fuese extranjero.
Por otro lado la ley de Propiedad Horizontal dice:
Articulo 6 – Queda prohibido a cada propietario y ocupante de los departamentos o pisos: a) destinarlos a usos contrarios a la moral o buenas costumbres o a fines distintos a los previstos en el reglamento de copropiedad y administración; b) perturbar con ruidos o de cualquier otra manera la tranquilidad de los vecinos ejercer actividades que comprometan la seguridad del inmueble. o depositar mercaderías peligrosas o perjudiciales para el edificio.
Los artículos de ambas leyes chocan con los principios liberales de respeto a los proyectos de vida ajenos. Restringen el uso de la propiedad, y se entrometen en acuerdos privados. El tema de la prostitución y los prostíbulos ya los tratamos en distintas oportunidades. Cabe hacer una aclaración, que no puedan existir disposiciones estatales contra el uso pacifico de la propiedad no quiere decir que ésta se encuentre totalmente ausente de regulación. Los reglamentos de copropiedad podrían llegar a prohibir este tipo de actividades, e incluso más como prohibir que políticos vivan en su edificio, personas verdaderamente peligrosas.
Está claro que desde nuestro punto de vista las leyes transgredidas por el juez de la Corte no deberían existir porque constituyen una extra-limitación del estado: la ley no puede prohibir una conducta cuando es inmoral pero no agrede a terceros.
Algunos pueden juzgar la conducta de Zaffaroni moralmente incompatible con su cargo, e incluso a mi me parece algo chocante que un Juez viole la ley de manera flagrante, pero al final del día no encontramos ningún motivo grave para que Zaffaroni deba renunciar o ser sometido a un juicio político, es una buena oportunidad para que cuando se discuta el tema ofrecer la visión liberal sobre la cuestión, una visión distinta.
agrego, revisando el post gracias a unos comentarios en facebook tengo que admitir que omití una cuestión no menor: Zaffaroni no solo violó la ley, si no que aprovechó su posición como Juez de la Corte para pasar por arriba a la prohibición que disponen diferentes leyes.
hay un trasfondo persecutorio contra la prostitución cuando se lee las acusaciones y opinión general, denigrando tan ética, digna y revolucionaria profesión.
El entramado legal es el envase de frenesí moralista. Hace falta mas Pretty Woman y menos Todos los Hombres del Rey… en esta ejecución mediática.
En realidad, justamente lo que se estaría violando son los acuerdos de copropietarios.
Uno compra un departamento en una zona residencial, tal vez, porque el acuerdo impide que funcionen consultorios, estudios o prostíbulos en los edificios, asegurándose que no va a haber personas extrañas caminando por los pasillos, mucho movimiento de gente, etc.
Asimismo, podría haber otros asuntos, como el tema del ruido que se hace y si está contemplado en el acuerdo de copropietarios y las penalidades a aplicarse.
Ahora, por lo que debería renunciar Zaffaroni (dejando de lado que es un mamarracho inconstitucionalista y porque accedió a la corte mediante un Golpe de Estado), es porque la corte no tildó automáticamente de inconstitucional la prohibición del Rubro 59. Si está a favor de la prostitución, no se puede bancar medidas contra su difusión. Debería irse por estar indignado con el ejecutivo. Ahora, si banca la medida del ejecutivo, ¿por qué tiene piringundines? Eso se llama INCONGRUENCIA en la forma de actuar y, la verdad, no me parece correcto que la última instancia de justicia esté en manos de gente que es incongruente entre lo que dice y lo que hace.
En mi opinión no creo que Zaffaroni realmente haya tenido conocimiento de lo que sucedía en sus departamentos, no tiene solo esas propiedades sino que muchas más, y estaban bajo la administración de un mandatario, quien incluso firmó los contratos por éste. Sinceramente, más allá de la cuestión de si las leyes van mas allá de lo que tendrían que ir, no creo que él siendo integrante de la CSJ tenga la necesidad de instalar prostíbulos ya que posee una fortuna personal, muchas veces uno alquila una de sus propiedades y en los contratos dicen que serán utilizados para un fin y luego se utilizan para otro… Por supuesto que debo reconocer que si es así, ha actuado imprudentemente y que debería prestarle mas atención a sus asuntos… Pero por esto no puede dejarse de reconocer el excelente desempeño que tiene en su cargo, y no es motivo para que sea destituido del mismo, ni menos aun que se lo someta a un juicio político como anduvieron diciendo por ahí.