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Que el último apague la luz
Ayer, al igual que en España hace poco, el Congreso sancionó una ley nacional anti-tabaco y anti-propiedad privada. Esta ley ya la analizamos cuando fue aprobada por el Senado, el año pasado, y además nos ocupamos de la normativa que había a nivel Ciudad de Buenos Aires.
Pero no sólo esta ley fue sancionada hoy, si no que también esta semana comenzó a regir una ley que fue aprobada en el 2009 y prohíbe la venta de lamparas incandescentes.
El desprecio del gobierno por el invento de Edison no se limita sólo al nuestro, muchos otros gobiernos se han sumado a esta ola intervencionista en materia de la lamparitas.
Podría ponerme a enumerar las grandes desventajas que tienen las nuevas lamparas impuestas por el estado, algunas
de ellas son su precio (las de bajo consumo cuestan hasta un 1500% mas que las actuales), la baja durabilidad si son encendidas y apagadas muchas veces (como en el baño, por ejemplo), los gases venenosos que contienen y que en caso de romperse puede causar trastornos en la salud de bebés (mercurio), la contaminación que generan (deben tener un tratamiento especial al tirarlas), emiten ondas que generan interferencias, entre otros factores que las tornas polémicas.
Sobre el punto que quisiera hacer hincapié en este caso es uno mucho mas simple, y alejado de cuestiones técnicas (Wikipedia en inglés, con su página de discusión y las fuentes son un buen lugar para comenzar a indagar sobre cuestiones mas del tipo técnico), se trata sobre la manera en que estas lamparas ingresan al mercado.
Las bondades que nos cuenta la clase política, y los ecologistas, sobre las lamparas fluorescentes compactas (CFL por sus siglas en inglés) son asombrosas. Parece que es una de las innovaciones mas importantes y que las CFLs llegaron para quedarse, y mejorar nuestra calidad de vida, sin embargo, hay algo que no termina de cerrar. La historia de este tipo de lamparas se remonta al siglo XIX, cunado fueron inventadas por un ingeniero americano, y se consolidaron, desde un punto de vista técnico, casi 100 años mas tarde a mediados de la década de los 80s con las mejoras introducidas por Phillips y Osram a las mismas, es decir estas lamparitas están entre nosotros desde hace mas de 25 años y sólo con una ley van a poder masificarlas. ¿Qué implica todo esto?
Esto quiere decir que los políticos, ley mediante, están imponiendo un producto, que los consumidores a la hora de comprar lamparas eléctricas lo rechazaron. Una vez más la élite de la clase política cree estar capacitada para decidir por vos, considera que si uno no optó por comprar las nuevas CFL es porque no desprecia el medioambiente y es malo, y no por la infinidad de razones que pueden llevar a una persona a tal conclusión. Las lamparas son malas, alumbran poco, tardan en encenderse, tienen una forma poco elegante, y además son contaminantes y caras, el tan mentado ahorro que promocionan solo lo van a ver los políticos, y especialmente, este gobierno, que con tarifas de energía congeladas convirtieron este insumo en un bien mucho mas escaso de lo que es.
Si verdaderamente se quiere ahorrar energía, que la gente le de un uso mas responsable a la electricidad, y no haya faltantes debería terminarse con el socialismo energético, que por el momento los sufren las industrias que tienen que someterse a un régimen de racionalización de energía tal cual sucede y sucedía en las economías socialistas.
Una vez más los políticos se toman el trabajo de decidir que es lo mejor para vos, ¿acaso los votaste para eso?
agregaría a lo sucedido el día negro de ayer la nueva ley de quiebras aprobada por mayoría total, donde se transforman a las «cooperativas» que toman empresas en organizaciones que recibirán además de apoyo técnico, financiamiento del estado para su funcionamiento, convirtiendo el capital voluntario que creo la estructura y los empleos en un sistema coercitivo de financiamiento basada en policías y agentes del fisco, una especie de «empleos públicos a la distancia», la finalidad de todo socialismo.
Perdón maga pero baja un poco el nivel de paranoia e hiperbolización. Tenes tu ideología pero ya tildar la ley de quibras como coercitiva y policial me parece un tendencioso absurdo.
Las cooperativas mismas son las que salieron a requerir asistencia y un cambio en la regulación de la ley de quiebras, así que dudosamente podamos calificarla como coercitiva.
Y que reciban una ayuda economica del estado para empezar y asistencia técnica ¿Por qué lo hace «policial»?
En ningún lado leí que el estado vaya a tomar beneficios de lo que produzcan las empresas, o que les va a ordenar cuanto y que producir, ni nada.
Planteas una verborragica adjetivación sobre una medida sobre resultados, ayuda a grupos de personas que perdieron su empleo a que vuelvan a poder trabajar. «Un horror socialista!», «mejor que se caguen de hambre», en nombre del minarquismo…
esto es off topic del excelente post, pero ..¿que tiene de asociación voluntaria y cooperación organizaciones que reciben financiamiento de impuestos para su existencia? Primero definí bien las cosas, eso no es cooperativismo, es una clase de fascismo descentralizado, un corporativismo de algunos vivos que necesitan de privilegios para laburar (¿ahora se combate el desempleo con privilegios de producción, impuestos y neo empleo estatal?)..
Claro que es socialismo, el cooperativismo visto como mutualismo de primer grado, es contradictorio con una fuente de supervivencia burocrática. Así que no se apropien de terminologías que solo les sirve para hacer leyes impuestas a pedido de algunos lobbystas y aprovechadores.
http://www.mutualismo.org/
La ley de quiebras actual es basura, un sistema de chantaje estatal basado en privilegios adquiridos para los sindicatos con un incentivo impresionante para la extorsión, la quiebra y luego la expropiación para constituirse como oligarquía privilegiada.
Como el socialismo energetico, sino es a fuerza de ley y brazo de hierro burocratico, cierto tipo de abusos e imposiciones serían imposibles de reproducir socialmente.
Una cosa es estar en contra de que el Estado te prohíba comprar lámparas incandescentes y otra es decir que las CFL son malas. ¿Si fueran buenas estarías de acuerdo con la prohibición?
Ya que te metiste en el tema de las CFL, te tengo que decir que son mejores que las incandescentes en todo, también en el precio.
La CFL cuesta más, pero dura más tiempo y en ese tiempo gasta menos electricidad para iluminar lo mismo. Aún con la electricidad subsidiada, ganás plata. Cualquiera puede hacer la cuenta.
Que iluminen menos es falso. Las luminosidad se mide en lúmenes y tanto las CFL como las otras tienen esa medida en la caja. Te basta con comprar una que tenga los lúmenes necesarios.
Que contaminan más también es falso. Sí es cierto que la lámpara en sí contiene más materiales potencialmente peligrosos que las incandescentes, al consumir menos energía se contamina menos en su generación. Hay que considerar la contaminación total de su uso y no únicamente una parte. Al usar incandescentes no contaminás tanto con la lamparita, pero estás quemando más carbón (fuel oil o gas) para generar electricidad.
Y que el marcado no las haya aceptado es también falso. Se venden hace años, desde que la economía de escala y el avance tecnológico hizo que bajaran los precios de su fabricación.
Los deméritos de las CFL existen, pero sus beneficios son superiores.
Yo pienso que la prohibición apunta a evitar la confusión que genera que su precio sea superior. Mucha gente no se da cuenta de que no es negocio usarlas por eso. Sería mejor educar, pero los fabricantes de incandescentes van a tratar por todos los medios de deseducarlos para no perder ventas. Es complejo. Y lo peor es que la electricidad es escasa (aunque sea barata).