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¿Educación? ¿Gratuita?
Debemos entender que la «educación pública», ni es educación ni es gratuita como muchos piensan ¿por qué? Veamos.
En primer lugar, este tipo de «educación» suele ser obligatoria. O sea, se obliga a los padres, a punta de pistola, a llevar a sus hijos a una de las instituciones públicas, en las cuales el programa de estudios es decidido por una persona que cree tener el derecho de decirnos cómo educar a nuestros hijos o a nosotros mismos y tiene el suficiente poder y las suficientes armas como para hacernos obedecer a la fuerza. Si analizamos sólo este aspecto y nos alejamos del adoctrinamiento estatal, podremos observar cuán inmoral y autoritaria es esta realidad. Si yo obligara a un niño a educarse como a mí se me ocurre, apuntándole a él y a sus padres con un revólver, pues mucha gente diría que soy un psicópata y que, claramente, mi interés no es educar, sino lavarle el cerebro a ese pequeño con algún maligno propósito. Sin embargo, cuando esto lo hace el Ministro de Educación, nadie tiene sospecha alguna y, de hecho, justifican esta criminal acción.
En segundo lugar, debemos entender que no existe un sólo tipo de educación. No para todas las personas es lo mismo. Hay estilos diferentes y cada uno va marcando su camino. Lo importante del aprendizaje, desde que somos niños, es quitar la obligación del camino. Todos, desde que nacemos, tenemos interés en aprender cosas nuevas y ese deseo de educarnos, es natural. Podemos observarlo, incluso, en los bebés que repiten lo que los padres dicen o intentan encontrarle uno o más usos a un determinado objeto o prueban caminar por sus propios medios, etc, etc, etc. Del mismo modo, a medida que ese bebé va creciendo, puede continuar su educación de manera libre y entretenida. Lo importante es incentivar lo que un individuo (niño o adulto) quiere hacer de forma voluntaria y no obligarlo a acoplarse a un sistema monopólico y cruel, en el cual las personas pierden interés en estudiar por placer y se dedican únicamente a aprobar exámenes para satisfacer a sus padres y profesores, pero no a ellos mismos. El único remedio para curar esta enfermedad es terminar con el mito de que existe una sola manera de educarse y que esa es la que decide el Ministro de Educación de turno.
En tercer lugar, debemos analizar de qué se trata la «educación» pública. Un sólo sistema de estudios, en el cual el programa debe ser autorizado por un burócrata y consiste en adoctrinar a los estudiantes con el fin de que estos justifiquen las diversas inmoralidades que comete la clase dirigente y las califiquen como «actos morales por el bien social». Por brindar algunos ejemplos: la violenta y extrema recaudación impositiva, las limitaciones al mercado que sólo generan una disminución en las inversiones y, por lo tanto, producen un enorme daño al desarrollo y a las oportunidades labores de un país determinado. También el mismo sistema suele inculcar a los «estudiantes» un serio desprecio por las libertades individuales y los individuos suelen justificar prohibiciones ridículas, las cuales castigan de forma extremadamente violenta a las personas que «no cuidan de sí mismas» como a los burócratas de turno les parece que deben hacerlo, aunque no se le haga ningún tipo de daño a un tercero. Todo esto es un adoctrinamiento religioso autoritario el cual incita a las personas a someterse a un Dios (burócrata de turno) y respetar los mandamientos de la Biblia (ley) sin titubeos y con la justificación de que «está escrito». Así como en la religión, la moralidad o inmoralidad de estas leyes, no tiene ninguna importancia.
En cuarto lugar, este sistema público está basado en la crueldad y en la discriminación. El alumno no decide absolutamente nada, sino que todo se decide por él y más le vale adaptarse o, de lo contrario, será catalogado como un holgazán, un estúpido o un delirante por el resto de su vida, por el simple hecho de no adaptarse a este sistema monopólico.
Para cumplir este objetivo, el Ministerio de Educación, dicta las clases que cree convenientes y de la manera que le place, sin importarle en lo más mínimo los intereses del estudiante. Éste después es evaluado en base a ello y se le da un límite de tiempo para estudiar, se lo evalúa con un número y se lo castiga si utiliza un ayuda memoria o mira la hoja de su compañero durante un examen. Con este ejemplo, podemos observar cómo le destruimos al individuo su interés por el estudio, pues deja de hacerlo porque quiere, sino para complacer a otros. Además le producimos una sensación de fracaso y decepción por no lograr alcanzar una nota determinada en una materia que no le interesa o no le agrada la forma en la que es enseñada y el alumno comienza a sentirse atrapado y angustiado, intentando cumplir con el cruel ultimátum ¿Esto acaso incentiva a las personas a aprender o al revés?
En quinto lugar, este sistema no es gratuito como muchos piensan. No es solamente desastroso y opresivo, sino que además es extremadamente caro. Todas las personas deben pagar a la fuerza por él. Debido a que el pago no es voluntario, sino coercitivo, se desperdician millones, pues no existe competencia alguna en el mercado que los obligue a cuidar el dinero. Ese capital con el que se mantienen esos horribles centros de adoctrinamiento no crece de los árboles, sino que es quitado a la fuerza de las personas que lo obtuvieron de forma honesta y le hubieran podido encontrar una utilidad. No existe ningún tipo de control para ningún servicio, sólo el mercado es el que se limita a sí mismo y no permite derroches de capital.
El lector dirá: «este hombre critica mucho, pero no brinda soluciones». Lo cierto es que no existe una solución. La educación debe ser completamente libre. El mercado se encargará de brindarla de la mejor manera y las personas podrán elegir qué tipo de educación quieren. Los educadores deberán esforzarse para atraer alumnos e intentar por todos los medios posibles que se interesen por lo que ellos enseñan, sin calificaciones, sin limites de tiempo y sin otra crueldad de ningún tipo. Deben alentar a que los estudiantes aprendan por el placer de aprender y no para satisfacer a los padres, al profesor a o un burócrata. Si no lo logra, pues su remuneración será menor. De este modo, los educadores se verán en la obligación de brindar un buen servicio a bajo costo y no dedicarse a castigar y limitar a los alumnos, para seguir recibiendo el sueldo de forma coercitiva.
Es el cliente, o sea, el estudiante quien debe decidir qué, dónde y cómo estudiar y nadie más. Es él quien debe decidir si ser evaluado o no y en caso de quererlo, sólo él puede elegir cuándo y con quién.
Por último, es necesario aclarar que el sistema de educación libre, lejos de ser excluyente, es todo lo contrario, pues al no existir un monopolio, la educación no será una sóla y mucha gente podrá aprender a realizar tareas útiles, sin necesidad de estar obligada a recibir un papel firmado por un burócrata, sino únicamente será evaluado según sus capacidades laborales.
Si nuestro objetivo es educar, el Ministerio de Educación de cualquier país debe cesar de existir.
*Analista político argentino residente en Israel.
Bravo Leandro! Alguien tenía que decirlo: lo que llamamos sistema educativo no es más que un sistema penitenciario para menores, donde se castiga la iniciativa individual, el pensamiento libre y el verdadero aprendizaje. Cabe señalar, no obstante, que la sumisión a la autoridad se aprende, antes que en la escuela, en la familia (el estado tan sólo recoge los frutos del culto a la familia).
Ah! No dejen de pasar por School sucks – sin duda el mejor podcast existente al repecto.
Excelente!!!
Curiosamente, me estaba acordando en estos dias de mi paso por la educacion «compulsiva» (Fuen un colegio privado, pero sigue los lineamientos del estado)
Lo que mas aprendes es (en Educacion Civica para ser mas especifico), que tenes derechos, derechos obligatorios (El voto, si no votas multa) etc, para al final encontrarte con «Tenes derecho a esto, esto y esto.. PERO… »
Siempre hay que subordinarse a alguien que con la excusa de Tener una Cartulina (Por que al fin y al cabo es eso) expedida por el Estado, tiene derechos sobre uno.
Citando a Marcelo y Mariana que gran verdad la frase «el estado tan sólo recoge los frutos del culto a la familia»
http://www.youtube.com/watch?v=nPB-41q97zg&feature=player_embedded
tal vez haya una relacion entre la educacion compulsiva y el bulling escolar
No puedo decirte que haya una relación pero el bullying es un excelente argumento contra los que dicen que sin escolarización el chico no puede socializar.
Hubo una vez una niña
en la esquina de mi infancia
que le gustaba jugar a que formaba
una banda…
«Dale que yo soy el piano»,
«y yo soy la batería»
Y en libertad, la música crecía.
Pero lamentablemente
nos oyeron los que saben
y quisieron nuestro juego encasillar…
Repartieron instrumentos,
nos pusieron un maestro…
¡Y NOS ENSEÑARON A JUGAR!
Me permito, sin embargo, discrepar un poco. Como siempre, no están viendo más allá de sus propias narices, gente. No todos los niños escolarizados se sienten atrapados o torturados. ¿Alguna vez fueron a una escuelita rural? ¿Qué pasa con esos niños para los que la escuela es la única posible salvación de una vida de mierda? Esos chicos que esperan ansiosamente ir a la escuela para comer, para hacer amigos, para alejarse de sus casas? ¿Qué pasa con los chicos cuyos padres no tienen educación y, por lo tanto, no los incentivan ni los estimulan a aprender cosas nuevas? ¿Con los que no tienen recursos, ni un puto libro, ni internet, apenas una tele reciclada, diarios viejos y un par de revistas que sacan de por ahí?
Vamos. Hay otras realidades, traten de contemplarlas también. Por lo demás estoy de acuerdo en que los programas educativos son una cagada, pero vos lo ponés todo como si fuera un campo de concentración, y la verdad es que yo en la escuela no la pasé mal, al contrario, me cagué de risa, aprendí, hice mis amigas de la vida y aprendí la rebeldía. Colegio católico de monjas, imaginate. La mejor etapa de mi vida. Por eso, no exageren, no es TAAAAAAN así. Me gusta el post, ojalá todo fuera libre y voluntario, pero esas escuelitas ¿quién las paga? ¿Quién les da de comer a los chicos, quién les paga a los maestros? ¿Las corporaciones? I don’t fucking think so.
Yo si tuviera hijos elegiría mandarlos a la escuela, porque ahí se aprenden muchas cosas. Se aprende la amistad, la convivencia, el trabajo de grupo. Trataría de elegir una institución copada, no religiosa, mixta, creativa. Que se fije en los chicos no como parte de un todo, sino como individuos. Qué sé yo. A mí en el colegio nunca nadie me oprimió ni me censuró. Al contrario, me escuchaban, hacían reuniones con mis padres, me hablaban, hacían consultas interdisciplinarias con cada alumna del curso. Repito. No es todo taaaaaan así The Wall.
Te preocupa esa gente? Buenísimo, podés crear una fundación para ayudarlos, yo sería uno de los primeros en aportar mi granito de arena para que esos chicos tengan educación, y estoy completamente convencido de que no sería el único. De hecho, estoy convencidísimo de que una fundación para ayudar a los alumnos rurales los haría mucho más felices que el actual sistema.
Me parece bastante interesante aunque hay algunas cosas que no comparto, sobre todo la solución. Me parece ridículo que un profesor de matemática, por no mencionar otro ejemplo, le tenga que buscar la vuelta a su manera de enseñar para que todos se interesen en la materia. Y encima de que esté con la presión de cobrar su sueldo en función de la cantidad de gente que le interesa. La mayoría de los jóvenes actuales no les interesa en lo más mínimo esta ciencia, yo se mejor que nadie que un polinomio no nos ayuda a saber si nos están robando con el vuelto, pero después intentan estudiar ingeniería y ahí tenemos la escasez de profesionales.
Yo creo que el sistema actual está bastante deteriorado y es un problema social si el nivel educativo es bajo, hay sociedades del primer mundo (Alemania, Suiza, Inglaterra) que tienen un sistema educativo aún más severo pero la gente que lo finaliza sale perfectamente formado.