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Autoritarismo Intelectual

En mi post anterior hacía hincapié en que es necesario que los liberales critiquemos y  opinemos  sobre las cuestiones de fondo y no sobre aspectos superficiales del debate. Constantemente, los enemigos de la libertad, intentan incorporar conceptos muy peligrosos de una manera muy liviana, que pasan por desapercibidos y terminan siendo aceptados. Son frases que no fueron armadas por casualidad, tienen toda una lógica dentro de la estructura de poder que manejan, sirve para reforzar otros conceptos que de ser analizados con un poco de claridad horrorizaría a la mitad de la población. Ya sea la idea de que la prosperidad está a cargo de un ministerio, que los políticos son los que realizan las cosas, y los ciudadanos las herramientas para hacerlo, o que el individuo no vale nada más que como un engranaje de la maquina estatal.

Están ahí, a la vista de todos, por ejemplo, en los discursos que da a diario CFK.

El de la semana pasada es un simple ejemplo, de muchos. El día del discurso por el «Día de la Soberanía Nacional», CFK dijo:

Y ahora, en este mundo que también parece derrumbarse y desde el cual nos daban lecciones de cómo hacer las cosas, nosotros, los argentinos, no ya con cadenas, no ya con buques, no ya con un concepto militar sino con un concepto económico, político, social y cultural, debemos también dar esa batalla de ideas, esa batalla por la soberanía intelectual. Lo hacemos en el marco de un proyecto que nacido en el año 2003 remó contra viento y marea, nadamos como los salmones contra la corriente. [Las negritas son mias]

La introducción del concepto de «soberanía intelectual» nos da una pauta muy claro de como funciona el paradigma del modelo en el que vivimos (no hablo del modelo K, si no del modelo «Argentina»). Llevar la cuestión de la soberanía al ámbito intelectual, al ámbito de las ideas, implica que es necesario usar la fuerza para repeler ciertas ideas que no son «nuestras», que no son «nacionales». Por supuesto, la definición de lo que es nacional y lo que no es nacional queda a cargo de ellos. La presidenta nos va a proteger de las  ideas invasoras.

Tampoco quisiera engrandecer la figura de Cristina Kirchner, ya que ni siquiera «soberanía intelectual» es un concepto original de ella. El sitio chavista APORREA publicó en el 2010 un artículo que decía lo siguiente:

Entendemos entonces por soberanía intelectual, el espacio ideologico-mental construido social, cultural e históricamente por «individuos-coletividades» en un tiempo y un espacio definido y que no se asimila a la cultura ni a la identidad del «otro», pues nunca llegara a ser como «él» o «ellos». Teniendo clara la soberanía intelectual se puede resistir o resistiremos para no dejar de ser lo que «somos» en función del «otro», en otras palabras es un territorio de nuestro imaginario a diferencia del territorio material que puede ser violado por una potencia extranjera físicamente o a través de los medios de comunicación o comunicación masiva, unilateral y la alienación compulsiva

Y ejemplifica:

El consumo cultural, bienes materiales y tecnológicos es una clave para saber cuán soberanos somos y cuanto nos arrodillamos ante el poder imperial alienante, recordemos que esa fue unas de las claves del derrumbamiento del proyecto soviético cuando comenzaron a consumir Macdonalds, Cocacola y el concierto de Michael Jakcson. Ahí queda eso.

Encaja todo, un modelo sostenido por el proteccionismo y los privilegios a empresarios nacionales, nos ayuda a ser más soberanos intelectuales y a rechazar las invasiones extranjeras de McDonald’s, Coca Cola o Michael Jackson.

No hace falta aclarar que todo esto constituye un absurdo. Es absurdo creer que las ideas tienen nacionalidad, puede tener origen en un lugar determinado, pero ¿una nacionalidad que mantienen y que por ese motivo hay que rechazar? Pero no es absurdo bajo estas circunstancias, es lógico con el modelo donde el estado es el centro de la acción. ¿Por qué las ideas buenas no iban a surgir del estado, si el resto de las cosas buenas surge de allí? En realidad no es absurdo, es autoritario. Es negar que las personas son las que tienen ideas, las que reciben y las que las procesan y luego reflexionan en torno a ellas. La soberanía intelectual es el uso de la fuerza del estado para repeler ideas extranjeras. La persona elegida por el 54% de los votantes está planteando en un discurso que existen ciertas ideas que son nuestras y otras que son invasoras, y nadie dice nada. La oposición, en verdad, son sus escuderos, son uno más.

Al final del párrafo, CFK acierta al admitir que es como si nadan contra la corriente, como el salmón. Lamentablemente algunos se quedan con el chiste y  dicen que «reconocieron ser pescados» o cosas por el estilo. Sería mucho mas productivo y contribuiría más a la promoción de la filosofía de la libertad, explicar que el gobierno al igual que el salmón nada contra la corriente, no porque tenga que derribar obstáculos o «porque son pescados», sino porque con cada acción que hace el gobierno, ignoran y pasan por arriba millones de acciones individuales, obstruyen el desarrollo pacifico y voluntario de la sociedad, y se convierten en estorbos al orden que surge sin ninguna violencia, son salmones por qué van en contra mano de las relaciones humanas, su única herramienta: la violencia.