La guerra contra la felicidad

Cuando era un niño y me alcanzaban las dos manos para señalar mi edad tenía ciertos momentos de alegría y felicidad que eran inigualables, uno de ellos (quizás hoy el mas insignificante de todos) era la sonrisa que me producía que mamá me llevara a comprar la Cajita Feliz, nunca sabía primero si abrir el juguete, comer las papas, o la hamburguesa (igual ahora creo que estoy confundiendo recuerdos de mi infancia con una publicidad de hace poco).  Hoy, recién llegado

Víctima de los burócratas

del patio de comidas shopping, pude confirmar que a pesar de los años la Cajita Feliz sigue siendo una fuente de felicidad momentánea en los chicos.  En especial  para aquellos que los padres se rompen laburando  toda la semana para llevarlos a comer afuera el viernes a la noche para comprarles la Cajita Feliz que trae la hamburguesa (o los nuggets), las papas y, por supuesto, el juguete. Un juguete que representa mucho para esos chicos que, tal vez, sea el único muñeco nuevo que van a tener en todo el mes.

Toda esta introducción sentimental es necesaria para poner en contexto el próximo Proyecto de Ley que podría ser tratado en la Legislatura porteña, porque ahora los legisladores están copiando la ley que se aprobó en  San Francisco a principios de año que es la prohibición de la Cajita Feliz, o más precisamente, incluir juguetes en las comidas que el legislador considera insalubres.  Lo que se dice una verdadera guerra contra la felicidad. Veamos los argumentos de Juan Cabandié, el impulsor de esta ley:

[e]l presidente del bloque K en la Legislatura porteña, Juan Cabandié, presentó un proyecto de ley para que se prohíba “la venta de menúes que estén acompañados de objetos de incentivo para consumo en todos los establecimientos expendedores de alimentos y bebidas de la Ciudad”. La iniciativa propone una opción para que los locales de comidas rápidas puedan seguir incluyendo en sus menúes infantiles juguetes: que los mismos contengan frutas y/o verduras, o que los alimentos que lo conformen no supere el nivel calórico recomendado por los expertos en nutrición.

Volvamos a la realidad, es verdad que a pesar de la felicidad que le trae la cajita feliz a los chicos, y por ende a sus padres, ésta no constituye el componente de una dieta saludable. Sin embargo, existen varios motivos para oponerse a esta medida.

En primer lugar, Juan Cabandié pretende que el estado tome el lugar de los padres, o que funcione como una niñera, decidiendo en lugar de los que padres cómo deben alimentar a sus hijos, una función que sin dudas no le pertenece al gobierno si no a sus padres. Es decir, debemos respetar la libertad de elección de los padres, que ellos sean los que decidan sobre como alimentar a sus hijos, no Cabandié, ni cualquier otro legislador ansioso de anunciar su apoyo a la propuesta.

En segundo lugar, es una intromisión más en la actividad privada. Se le esta imponiendo a McDonald’s que productos puede vender  y cuales no, siendo que la empresa no fuerza ni engaña a nadie para que compren la Cajita Feliz. Nadie le está diciendo que se trata de una ensalada de lechuga y tomate.

Por último, este es otro paso mas en la pendiente resbaladiza del paternalismo estatal. La prohibición de la Cajita Feliz, la cual determinó Cabandié que es insalubre para todos, no es la primer medida donde el estado se quiere convertir en la niñera, o nutricionista, de todos. Antes de eso, McDonald’s tuvo que poner la información nutricional de sus productos en una de las carillas de los papeles que van sobre todas las bandejas, y anteriormente, el gobierno a nivel general, se introdujo en el tema alimenticio con el Código Nacional Alimentario, que nos dice que podemos y que no podemos comer. Hace apenas unos meses habían prohibido la publicidad de estos productos.¿Cuál es el límite? ¿Tiene algún freno la pendiente resbaladiza (slippery slope) desde un estado liberal y democrático (tal como lo señala la Constitución Nacional) a un estado fascista y paternalista? Espermos que si.

Nada sorprende de los políticos, la mayoría sufre de algún sindrome de grandeza creyendo que pueden manejar las vidas de los demás,  lo hacen todo el tiempo, y está vez hacen 2 x 1, les dicen a las empresas como tienen que vender sus productos.

De acá me voy corriendo a avisarle a mi primita de 6 años, que cuando tenga alguna duda, el gobierno se va a preocupar más por ella que sus padres.

 

«La Gente no Entiende»

[Publicado originalmente el 6 de enero de 2011 en La Crisis es Filosófica.]

Los inconsistentes argumentos en favor de una Ley de Medios

Cuando haciendo zapping aparece un genio en la pantalla, no puedo hacer otra cosa que mirarlo. Y esto fue lo que me pasó este lunes cuando enganché el programa “Chiche en Vivo” que se emite todos los días a las 20 Hs. por el canal Magazine de Cablevisión.

Si bien Chiche Gelblung ha marcado un estilo único en la televisión, el genio al que hago referencia era su invitado del día: el fantástico Guillermo Vilas.

En la entrevista, el ex número uno charlaba sobre antioxidantes y contaba una anécdota de relativa gracia al respecto, lo que llevó a Chiche a reflexionar sobre los medios y las veces que éstos publicitan que las propiedades del producto “A” son buenas para el síntoma “B”, para luego decir exactamente lo contrario a los pocos días.

Ante este comentario, la reacción de Vilas fue sugerir que semejante tendencia debería ser controlada, regulada, prohibida o “frenada”, para usar sus términos. Que los medios digan una cosa para después decir otra exactamente opuesta debe frenarse “porque la gente no entiende, se confunde”, argumentó.

Ahora la pregunta es ¿Quiénes?

¿Quién no entiende? ¿A qué gente se refiere el gran campeón cuando habla de que “la gente no entiende”? ¿Se referirá a sí mismo, o querrá decir que él sí es suficientemente inteligente para entender pero hay muchos que se creen cualquier cosa? Ahora, si él es tan inteligente ¿Por qué no puede serlo el resto de la sociedad? ¿O hay que ganar Roland Garros para no creer todo lo que dice la tele?

El cuento, que parece banal, no lo es en lo más mínimo puesto que este mismo argumento es el que utilizan nuestros gobernantes para combatir el supuesto “monopolio informativo” y, de paso, controlar la red de comunicación nacional en lo que representa una seria amenaza a la libertad de expresión en el país.

Según este razonamiento, hay gente incapaz en riesgo de creerse todas las pavadas que dicen “los medios” y gente iluminada, que puede protegernos del monstruo. A saber, Cristina Fernández, Gabriel Mariotto o Luciano Galende.

Ahora bien, si todos creemos que una Ley de Medios es buena porque protege a aquéllos que creen todo lo que la «corpo mediática» afirma, vuelve la duda. ¿Dónde están estas «víctimas»? ¿Quiénes son? ¿A quién vamos a “proteger” si, en realidad, todos pensamos que la ley es buena para “otros”?

Creo que este argumento oculta la inseguridad propia de los que lo esgrimen. “El protegido” no es otro que ellos mismos que todavía no se dispusieron a asumir que son los únicos responsables de creer o desconfiar, de mirar un canal o cambiar a otro, de leer un diario o leer un libro.

Olvidan que, como dijera Martin Luther King, “Nadie se nos montará encima, si no doblamos la espalda”.

Paternalismo estatal (I)

La gente del Partido Liberal Libertario (PL) estuvo en evento de ¡Libertad Querida!. Aquí Gonzalo Blousson sobre paternalismo estatal:

El peligro de la marihuana

El domingo se publicó en La Nación, un artículo sobre el uso de marihuana y otras y drogas entre la población local. Bastante objetivo, la mayor parte del artículo fue dedicado a las estadísticas:

Esa [Observatorio de Políticas Públicas en Adicciones] oficina del gobierno porteño realizó un sondeo entre 1000 personas de entre 15 y 35 años; para el 44% de los consultados, la marihuana es la droga del momento, incluso en los lugares de diversión nocturna.

«La moda se identifica por el costo y accesibilidad de las drogas; también, por su uso difundido y su alto nivel de aceptación social. Sorprendentemente, cuando se hace referencia al consumo de marihuana, se dice que es la droga de moda porque es legal», se afirmó en el documento presentado por el observatorio porteño.

El artículo, afortunadamente, deja de lado cualquier tipo de alarmismo típico de este tipo de notas en la tribuna de doctrina, sin embargo en la población en general, y en los lectores del diario de Mitre en particular, suelen alarmarse por el peligro que está expuesto gran parte de la juventud, consumidora de drogas.

Y tienen razón, consumidores (sean adictos, habituales o sociales) están expuestos a severos peligros al consumir drogas, pero no por el consumo mismo, el peligro más grande al que hoy en día están expuestos los jóvenes son derivados de la prohibición. La clandestinidad del mercado de las drogas  genera que información a la que estamos habituados de obtener en los productos legales sea difícil de obtener y se este mas desprotegido frente a diversas situaciones, principalmente respecto de dos características:

1. Calidad. Los narcotraficantes carecen de una marca, de una estructura empresarial, o de una sucursal o un telefono al cual acudir ante alguna duda o inconveniente, esto genera un gran desincentivo a la hora de establecer una reputación o prestigio para con los clientes. Si Coca-Cola, Pepsi o Halls ofrecieran productos adulterados perderían millones de clientes e indefectiblemente quebrarían por la responsabilidad que tienen frente a los daños cometidos por su negligencia, en cambio, los productores y distribuidores de drogas no padecen de estos problemas y en consecuencia la sustancia es adulterada con otras sustancias mas baratas y nocivas que la que uno cree estar contando.

Casos: La gran mayoría de las muertes por consumo de éxtasis no se dan por la sustancia propiamente dicha (MDMA), sino por las adulteraciones, realizadas desde fábrica, con otras sustancias como DXM, o la falta de responsabilidad de los usuarios (deshidratación o sobrehidratación) o mezclas con otras drogas.

2. Dosis. Relacionado con el punto anterior, la inexistencia de un mercado libre no genera los incentivos adecuados para que se de una estandarización en la presentación de las diferentes sustancias para poder tener una noción acerca de la dosis que se está ingiriendo, de ahí a que el riesgo de sobredosis aumente exponencialmente con políticas prohibicionistas. El mercado ha encontrado las presentaciones adecuadas para cada producto, botellas de  1.5 L (y no de 3 como en otros países), aspirinas con el contenido especificado, pack de caramelos o chiles de 6 unidades, sin embargo en 1 gramo de cocaína, o una pastilla de éxtasis, nadie puede determinar su contenido o la potencia, porque, como decíamos antes, no existe incentivo (ni mecanismo) alguno para brindar mas información en el mercado negro.

Estos son dos de los muchos efectos negativos (comercialización de venenos, aumento de la inseguridad, establecimiento del crimen organizado, etc.)  que tiene la prohibición de las drogas. Los defensores de la prohibición podrán estar llenos de buenas intenciones (se suele decir que «el camino al infierno esta plagado de buenas intenciones») pero por mas que lo nieguen, más de 100 años de prohibicionismo a nivel mundial han demostrado el fracaso de esa política para combatir el consumo de drogas.

España y el humo

Leyendo sobre  de la implementación de una estricta ley en España, que prohíbe a los dueños de bares, restaurantes y hoteles decidir si permiten o no fumar en sus establecimientos imponiendo una prohibición absoluta sobre el cigarrillo, me encontré con dos imágenes que me llamaron la atención:

Este cartel, valiente y sensato, se podía leer en la puerta de una parrilla en Marbella. (vía blogbis)

El otro contiene un mensaje contundente:

Para terminar, Guillermo Dupuy explica por qué esta ley debe ser repudiada:

Tal y como advertían los liberales clásicos, uno de los muchos y muy lamentables resultados de la proliferación de pseudoleyes y mandatos intervencionistas es que las leyes genuinas, las que están destinadas a preservar la libertad de los ciudadanos, lejos de ser respetadas por todos, tienden a perder credibilidad ante semejante «inflación» legislativa. Cuando el orden jurídico, llamando a ambas «leyes», da un tratamiento similar a la proscripción del tabaco, por poner un ejemplo, que a la prohibición de invadir propiedad ajena, es de esperar que la gente pierda el respeto a la ley, pensando que es simple convención que nos imponen los que ahora ocupan el poder, en lugar de algo que en realidad se debe cumplir ahora y siempre.

La «ley» que acaba de entrar en vigor y que prohíbe fumar en cualquier centro privado abierto al público, violando así tanto la libertad de los consumidores como la propiedad de los hosteleros, es un buen ejemplo de ello. Al Gobierno, sin embargo, sólo le importa que sus mandatos de ingeniería social se acaten y, para ello, incluso ha animado a los ciudadanos a que delaten a los ciudadanos que los incumplan. La pretensión de convertir a cada ciudadano en un chivato, en un delator al servicio del poder, lejos de alentar «comportamientos cívicos», tal y como pretende Leire Pajín, es una pulsión característica de los regímenes totalitarios. Menos mal que este ataque a los derechos de propiedad, que el Gobierno acaba de perpetrar con la excusa de la salud pública, no incluye las viviendas de los ciudadanos; en caso contrario nos vemos a Doña Leire instando a los niños a delatar a sus padres, tal y como hacían los jemeres rojos para extirpar cualquier actitud «contrarrevolucionaria».

Leer artículo completo

¿La Feliz?

[Publicado Originalmente el 28 de diciembre de 2010 – La Crisis es Filosófica]

Pensando en el famoso sobrenombre que lleva la ciudad de Mar del Plata me acordé de este breve cuento:

“La Maestra enseñaba a los niños: ‘La hiena es un animal que vive en el norte de África, come carroña y se aparea una vez al año. Su característica distintiva es que emite un aullido semejante a la risa del hombre…’

Entonces pregunta:

A ver, Juan, ¿qué entendiste?

La hiena es un animal que vive en África, come carne podrida y se aparea una vez al año, y hace un aullido que parece que se está riendo…

¡Muy bien, Juanchi! ¿Y vos, Jaimito?

Yo, en realidad, tengo una pregunta maestra: Teniendo en cuenta lo lejos que vive, la porquería que come, y lo poco que coje… ¿De qué corno se ríe la Hiena?”

Ahora repasemos las últimas noticias de “la feliz”.

El 23 de Diciembre el diario Infobae publicó que en Mar del Plata, las motos se venderán con cascos de manera obligatoria gracias a una nueva ley del Concejo Deliberante. Para que se entienda, esto es como que vos tengas un quiosco y cada vez que vendas chicles o caramelos, tengas que agregar –de regalo– una pasta de dientes o un tratamiento anti caries.

Por otro lado, el suplemento “Saludable” del mismo medio festeja con bombos y platillos el hecho que La Feliz sea una ciudad 100% libre de humo . Tan libre de humo que parece que no se podrá fumar ni en los clubes de fumadores donde los que fuman no afectan a nadie.

Por último, hoy se anunciaba por TV (y con menos jolgorio) el aumento de 20% y 30% en carpas, hoteles y restaurantes para esta temporada.

Entonces, si los vendedores tienen que ser niñeras de los compradores, si cada vez se pueden comprar menos cosas y si los que deciden jorobarse la vida sin dañar a nadie no pueden hacerlo porque estarían restándole un 0.8% al 100% del «libre de humo»: ¿Estaremos realmente en “La Feliz” cuando vayamos a Mar del Plata?

Bueno, puede que todavía sí. Después de todo siguen teniendo, sol, playa y olas. Y por si esto fuera poco, siempre se puede ir a ver el espectáculo de Ricardo Fort.

“Soy feliz, soy feliz, vamos que la vida es una fiesta…”

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Día negro para la libertad en Buenos Aires

Hay una frase del libertario Mark Twain muy cierta «La vida, libertad y propiedad de nadie está segura mientras la legislatura está en sesión.»  Si la legislatura porteña no le declara la guerra a nadie antes de que termine de sesionar hoy podemos decir que tanto la libertad y la propiedad han sido violadas una vez mas por un estado que avanza a paso constante sobre los derechos individuales de la ciudadanía.

1. Prohibido Fumar

Por un lado se endureció la legislación anti-tabaco en Buenos Aires:

Sobre el final de la sesión, y con varias modificaciones, los legisladores aprobaron también la prohibición total para fumar en bares y restorantes.

El proyecto de ley propone prohibir que continúen funcionando espacios para fumadores en bares, restoranes, shoppings, hoteles, salones de fiestas y el resto de los espacios cerrados con acceso público. La iniciativa refuerza la ley 1799, que entró en vigencia hace cuatro años y restringió la posibilidad de fumar en espacios cerrados, aunque dejó abierta la chance de habilitar lugares para fumadores en locales con una superficie mayor a 100 m2.

Una vez más los  legisladores asumiendo un papel que nadie les asignó, el de padres. De esta manera sigue el atropello constante del estado, porteño en este caso, de los derechos individuales de los fumadores y de los dueños de los locales.  Sobre este tema, y el paternalismo estatal en general,  ya escribimos en varias oportunidades: [1],  [2],  [3],  [4] y  [5]

2. Prohibido demoler

Por otro lado, la legislatura también aprobó la preservación de dos inmuebles en detrimento del derecho de propiedad de sus dueños a demolerlos:

Por otra parte, esta noche, tras consensuar varios proyectos, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó un proyecto de declaración para que se preserven los inmuebles de “La Cuadra” y “La Imprenta”, teniendo en cuenta “sus valores arquitectónicos, históricos, urbanísticos, sociales y culturales”.

La iniciativa, que además le pide al poder Ejecutivo que no otorgue los permisos de demolición para dichos inmuebles, había sido presentada por la presidenta de la comisión de Planeamiento Urbano, Silvina Pedreira (bloque Peronista)

Pedreira destacó que los dos inmuebles “tienen que ver con la identidad de un barrio, forman parte de su patrimonio histórico y hay una construcción sociocultural barrial que los reconoce como propios”.

“Considero que expresiones arquitectónicas como éstas, no deberían perderse. En primer lugar, La Cuadra está considerado ‘Bien integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires’; en segundo Lugar, el inmueble perteneciente a La Imprenta tiene un inestimable valor sociocultural, al punto tal, que a esa zona se la denomina popularmente como ‘el barrio de la Imprenta’”, finalizó la legisladora peronista.

Este tema da para un análisis más extenso de lo que tengo pensado hacer este post, por lo que lo dejo para otro momento.

Lo primordial es darse cuenta como nuestros derechos individuales, sea nuestra vida, propiedad o libertad se ven constantemente amenazados y son atropellados sin ningún cuidado por los políticos de turno sea del partido que sean (no olviden que ambos proyectos fueron aprobadas con amplias mayorías que responden a todos los partidos políticos que integran la legislatura) y la única manera de detener esto está en tus manos y es la acción.

Todos somos Sam

I am Sam (2001) es una pelicula que se enfoca en la relación entre Sam Dawson (Sean Penn), un adulto con una capacidad intelectual de un chico de 7 años y su hija (Dakota Fanning) que  recién cumplió 7 años y ya es más inteligente que su padre. La trama de la película analiza la relación entre el padre y la hija, y posteriormente la lucha del padre por mantener la tenencia de su hija  frente a los intentos del estado, los llamados servicios sociales, de separarlos.

La película muestra como los representantes del estado inician un juicio para determinar la capacidad de Dawson de criar a su hija que, si todavía no lo había hecho, pronto lo superaría en términos de coeficiente intelectual. La pregunta sobre la que basaban su argumento los representantes de ‘servicios sociales’ era:  ¿Es lo mejor para la nena ser criada por su padre o debería ser entregada a una familia sustituta?

Sam y su hija.

La película es muy emotiva y un fiel reflejo de como actúa el gobierno, dicen que hacen algo por el bien de la hija, mientras hacen sufrir a un padre y a su hija separandolos, el film es muy recomendable. En síntesis, no sólo es una historia de amor entre padre e hija, sino la lucha que entablan ambos, junto a su abogada,  Michelle Pfeiffer, contra el gobierno y el derecho de un padre y su hija  a decidir por ellos mismos que es lo mejor para ellos.

La pelicula es un gran testimonio de como funcionan la mayoría de los gobiernos, y la lógica de los funcionarios que los integran. Muestra como un grupo de hombres y mujeres arrogantes se atribuyen el poder de decidir que es lo mejor para la vida de los demás, no te dan un consejo ni  una sugerencia.  Son ordenes, es una sola orden aplicada a todos por igual, en primer lugar asumiendo que cada individuo tiene la misma personalidad y la misma escala de valores, y en segundo lugar poniéndose ellos en un escalón por sobre los demás, como si supiesen algo que el resto no lo conoce.

Parar un segundo y ponerse a pensar estas cosas lleva a hacernos muchas preguntas . ¿Qué facultad especial tienen los políticos para decidir que es lo mejor para uno? ¿Son sus vidas perfectas como para tener la autoridad para hacerlo? E incluso si sus vidas fuesen perfectas ¿la vida debe ser para todos igual? El gobierno (este y cualquier otro que hayamos tenido), aunque muchas veces no nos demos cuenta porque ya lo internalizamos, influye en cientos de decisiones que tomamos y nos anula cualquier capacidad de decisión. Decide donde podemos fumar y donde no, que cosas podemos comprar de manera libre, que cosas tenemos que pedir un permiso para comprar, y que cosas no podemos comprar, como tenemos que administrar nuestro sueldo (nos obligan a destinarle una parte a la salud, otra para la jubilación (aunque la usen para cualquier cosa después), nos dicen a que hora tenemos que entrar a un boliche, y a que hora salir, nos dicen que le tienen que y donde le tienen que enseñar a nuestros hijos, y un largo etcétera.

Explican, enseñan, cuentan, relatan, ordenan, y no saben NADA.

Al final, todos somos Sam, nos tratan como si no tuviésemos la capacidad de pensar, analizar y decidir, como si alguien les pidió que nos salven de nuestras equivocaciones (como si pudiesen detectarlas), lo peor de todo es que la gran mayoría se deja abusar, y otros tantos que están al tanto de esto se dividen entre complices (los que aman ser las ovejitas del pastor) y los que están disconformes con la situación pero que en el fondo les gusta ser abusados por qué no hacen nada para cambiar la situación.

¿La alternativa? Vivir en libertad, y asumir las consecuencias de nuestros actos, asumir el control de nuestras vidas y dejar que otro decida por vos que es lo mejor para vos, sea el otro un dictador, o una mayoría, reconocer que alguien tiene derecho a tomar decisiones sobre nuestros asuntos es admitir que somos seres inferiores, esclavos, o súbditos de alguna clase, de algún superhombre, o de los sabios.

¿Cómo? Exigiendo que se nos respete, levantando nuestra vos cuando una nueva ley del congreso se sanciona con el objetivo de limitar cada vez mas nuestras opciones, cuestionando la legitimidad de los ministros, secretarios  y cualquier otro funcionario que con su habitual tono soberbio nos diga que hacer, o que dejar de hacer. Difundiendo estas ideas, plantando semillas de la libertad en la mayor cantidad de gente posible, para poder en un futuro dejar de ser ovejas de un rebaños, siervos del señor feudal y poder desarrollar plenamente nuestras aptitudes como seres humanos libres.

Un 82% de inseguridad social

Para entender el debate de ayer en el Senado sobre el famoso 82% se puede imaginar la siguiente situación: Con una nueva ley perdiste la posibilidad de elegir tu trabajo y un grupo de hombres pertenecientes a la Comisión de Bienestar Laboral deciden cuál será el trabajo que vas a desempeñar desde este momento, un grupo cree que tenes que ser limpiador de excremento de cerdos en una granja, el otro grupo masturbador de toros para inseminación artificial (un instructivo, por si es necesario) ambos trabajos pagan lo mismo, una miseria. El resultado para vos es indistinto, salís perdiendo en ambos casos.

Un panorama de ese estilo se presenta cuando se discute el esquema de inseguridad social de nuestro país y tenemos que adoptar una postura. La situación de los más ancianos siempre es un tema que le importa a los políticos a la hora de hacer declaraciones rimbombantes. El Senador socialista Giustiniani dijo, respecto a la ley sancionada ayer en la Cámara de Senadores, «Con esta ley no solamente le daremos dignidad a los cinco millones y medio de jubilados y a sus familias, sino que esta noche tendremos un país más digno». Una senadora opositora chubutense afirmó «Desde nuestro sector adelantamos la decisión de apoyar la ley: se tiene que terminar una enorme injusticia. Uno de los pilares de nuestra sociedad tiene que ser la solidaridad», mientras que del otro lado el Senador Pichetto resaltó el carácter salvador del gobierno kirchnerista respecto de las jubilaciones: «El sistema era deficitario, las AFJP tenían mejores aportes pero con ecuaciones previsionales muy malas para la gente. Hoy un trabajador jubilado estaría cobrando 300 pesos de una AFJP»

Bajo el sistema de reparto actual, ni los jubilados actuales, ni los del futuro, tienen salida.

Los jubliados, y los futuros jubilados (o sea, los trabajadores actuales), son las verdaderas víctimas de estas declaraciones sinsentido. Ni una ley del Senado puede convertir, de la noche a la mañana,  la situación del jubilado en un paraíso, ni tampoco la expropiación de las cuentas de capitalización cuasi-estatales (las AFJPs eran las esponjas del menemismo, que las exprimió hasta eliminarlas) puede significar una mejora en la situación de los viejitos. Oficialistas, y opositores, son cómplices de la penosa situación que viven los jubilados.

Sorprendentemente, en este caso, tanto oficialistas como opositores están en lo correcto, por un lado los defensores de la jubilación mínima de un 82% en relación al salario minimo actual aciertan al afirmar que la situación actual de los jubilados es inmerecida. Por el otro lado, los que sostienen que la jubilación mínima de un 82% no se puede financiar y «dinamita la seguridad social y mete el déficit en el Presupuesto», como dice Calcagno, también son razonables.

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La comida chatarra contraataca

En el blog de Guía Oleo me encontré con un artículo que proponía directamente lanzar una guerra santa (!) contra la comida chatarra, a continuación copio mi respuesta también aparecida en ese blog:

No me caben dudas que los hábitos alimenticios de los argentinos no son los mejores. En general, sus dietas están constituidas por alimentos con un alto nivel de grasas, calorías, y al mismo tiempo la actividad física que realizan es escasa,  ambos factores  son una combinación peligrosa que pueden generar graves problemas en la salud.

Ante esta situación, sin dudas preocupante y más si se trata de la salud de uno, Bernabela  Sugasti, en su post “Comida Chatarra- La nueva guerra santa” plantea “tomar decisiones radicales y defender la salud de la gente”. Una afirmación que me dispara algunas preguntas  ¿Le ha pedido alguien a la autora que defienda su salud? ¿Es razonable librar  una guerra santa contra “comida”? Todo índica que ambas respuestas son negativas.

Propuesta: avanzar con la regulación y prohibición de las comidas «chatarra»

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