El peligro de la marihuana

El domingo se publicó en La Nación, un artículo sobre el uso de marihuana y otras y drogas entre la población local. Bastante objetivo, la mayor parte del artículo fue dedicado a las estadísticas:

Esa [Observatorio de Políticas Públicas en Adicciones] oficina del gobierno porteño realizó un sondeo entre 1000 personas de entre 15 y 35 años; para el 44% de los consultados, la marihuana es la droga del momento, incluso en los lugares de diversión nocturna.

«La moda se identifica por el costo y accesibilidad de las drogas; también, por su uso difundido y su alto nivel de aceptación social. Sorprendentemente, cuando se hace referencia al consumo de marihuana, se dice que es la droga de moda porque es legal», se afirmó en el documento presentado por el observatorio porteño.

El artículo, afortunadamente, deja de lado cualquier tipo de alarmismo típico de este tipo de notas en la tribuna de doctrina, sin embargo en la población en general, y en los lectores del diario de Mitre en particular, suelen alarmarse por el peligro que está expuesto gran parte de la juventud, consumidora de drogas.

Y tienen razón, consumidores (sean adictos, habituales o sociales) están expuestos a severos peligros al consumir drogas, pero no por el consumo mismo, el peligro más grande al que hoy en día están expuestos los jóvenes son derivados de la prohibición. La clandestinidad del mercado de las drogas  genera que información a la que estamos habituados de obtener en los productos legales sea difícil de obtener y se este mas desprotegido frente a diversas situaciones, principalmente respecto de dos características:

1. Calidad. Los narcotraficantes carecen de una marca, de una estructura empresarial, o de una sucursal o un telefono al cual acudir ante alguna duda o inconveniente, esto genera un gran desincentivo a la hora de establecer una reputación o prestigio para con los clientes. Si Coca-Cola, Pepsi o Halls ofrecieran productos adulterados perderían millones de clientes e indefectiblemente quebrarían por la responsabilidad que tienen frente a los daños cometidos por su negligencia, en cambio, los productores y distribuidores de drogas no padecen de estos problemas y en consecuencia la sustancia es adulterada con otras sustancias mas baratas y nocivas que la que uno cree estar contando.

Casos: La gran mayoría de las muertes por consumo de éxtasis no se dan por la sustancia propiamente dicha (MDMA), sino por las adulteraciones, realizadas desde fábrica, con otras sustancias como DXM, o la falta de responsabilidad de los usuarios (deshidratación o sobrehidratación) o mezclas con otras drogas.

2. Dosis. Relacionado con el punto anterior, la inexistencia de un mercado libre no genera los incentivos adecuados para que se de una estandarización en la presentación de las diferentes sustancias para poder tener una noción acerca de la dosis que se está ingiriendo, de ahí a que el riesgo de sobredosis aumente exponencialmente con políticas prohibicionistas. El mercado ha encontrado las presentaciones adecuadas para cada producto, botellas de  1.5 L (y no de 3 como en otros países), aspirinas con el contenido especificado, pack de caramelos o chiles de 6 unidades, sin embargo en 1 gramo de cocaína, o una pastilla de éxtasis, nadie puede determinar su contenido o la potencia, porque, como decíamos antes, no existe incentivo (ni mecanismo) alguno para brindar mas información en el mercado negro.

Estos son dos de los muchos efectos negativos (comercialización de venenos, aumento de la inseguridad, establecimiento del crimen organizado, etc.)  que tiene la prohibición de las drogas. Los defensores de la prohibición podrán estar llenos de buenas intenciones (se suele decir que «el camino al infierno esta plagado de buenas intenciones») pero por mas que lo nieguen, más de 100 años de prohibicionismo a nivel mundial han demostrado el fracaso de esa política para combatir el consumo de drogas.

¿Es la libertad una alternativa?

Me preguntaba mientras miraba los miles de rostros que se me cruzaban en la calle cuántos de ellos a la hora de considerar soluciones a los diferentes problemas que preocupan a la gente pensaban en la libertad como una alternativa plausible. En otras palabras, favorecer la posibilidad de permitir que diferentes soluciones emerjan de relaciones voluntarias e intercambios libres,  frente a la coacción estatal, que se posiciona como «la respuesta a todos los problemas«, pero que, como sabemos, solo los empeora.

Lamentablemente creo que la respuesta es casi-ninguno (y más ninguno que casi), que la alternativa que promovemos no esta instalada en el ideario de la gente, que directamente no es una alternativa.. Un optimista diría que muchos no conocen las ideas que promovemos, un pesimista diría que la gente conoce esa alternativa y la rechaza por temor, o por negarse a ser responsable de sus acciones y aceptar los resultados.

Ambas visiones están en lo correcto, existen esos dos tipos de personas, pero a la vez, existe mucha gente que nunca ha sido introducida a la filosofía de la libertad y concibe erróneamente los principios que sostenemos aquellos que las defendemos, es por eso que hago tanto hincapié en  la difusión de ideas, en posts como este o este.

Esto me hace acordar una anécdota que me contaban unos amigos mios, alemanes ellos, cuyos padres nacieron, crecieron y vivieron en Alemania Oriental. Ellos, me decían, que con la caída del muro de Berlin y del régimen comunista sus padres, y la sociedad alemana oriental en general,  se preguntaban como se iban a fabricar los autos sin la fábrica estatal, quién iba a tomar las decisiones de producción sin los diferentes dirigentes a cargo de las industrias, etc.

Esta historia me marcó mucho, los padres de mis amigos no concebían la idea de un mercado libre, la idea de empresarios innovando y asumiendo el control de las decisiones empresariales, de un orden espontáneo, en definitiva la idea de la ausencia del uso de la fuerza en las relaciones diarias entre ciudadanos.  Algo similar puede ser lo que sucede, y ha sucedido desde siempre o casi-siempre) en nuestro país, la salvedad es que los alemanes estaban en desventaja, el gobierno ejercía una feroz censura a la libertad de  expresión, y las ideas no circulaban libremente.

Afortundamente, todavía, en Argentina tenemos la ventaja de promover nuestras ideas. Nadie las adoptará de la noche a la mañana, ni será masivo, pero si todos los días nos encargamos de plantar una semilla de la libertad entre nuestros conocidos y no-conocidos, y con esto me refiero a ofrecerle otra alternativa de la que nunca escucharon, entonces puede ser que esas semillas, en un futuro, fortalezcan, como decía Jefferson, el arbol de la libertad.

El llamado esta hecho, y solo las acciones traen consecuencias, y acciones liberales, traen consecuencias liberales.

Por otro lado, si llegaste a este blog y no conoces nuestra idea de una sociedad libre, y si sos una persona tolerante con los proyectos de vida de los demás, te invito a que te des una recorrida y consideres una alternativa diferente de lo que venís escuchando todo el día, todos los días.

Corporativismo

Muchas veces escribimos en el blog sobre el corporativismo, y lo diferenciamos claramente del libre mercado. También destacamos cómo, sin la intervención del estado por medio de decisiones de los políticos, el corporativismo no podría existir, ya que la libre competencia obligaría a las empresas a ofrecer mejores productos y servicios a los consumidores para mantener su posición en el mercado (o en todo caso, ampliarla).

Los mecanismos por los cuales los grupos empresarios buscan evitar el ingreso de la competencia es de lo más variado. En el ámbito internacional, apelando al nacionalismo económico para instaurar barreras aduaneras. En el ámbito interno lo hacen exigiendo licencias, habilitaciones especiales, legislación laboral a medida, impuestos especiales, etc.  Todas estas distorsiones limitan la libre competencia injustamente, fortaleciendo a quienes ya se encuentran en el negocio con respecto a aquellos que quieren ingresar en él, perjudicando a los consumidores quienes se encuentran a merced de los oferentes existentes y su posición dominante.

Ejemplos en nuestra economía sobran. Y casi siempre, estas barreras se instauran no con sus verdaderas intenciones, sino que se disfrazan de altruismo (y de nacionalismo como señalé más arriba), algo que suena de lo más extraño cuando todos sabemos que el fin último y principal de los empresarios, como debe ser, es el ánimo de lucro

Así es, como llegamos a leer noticias como la siguiente: Estudian un tope «antiusura» a los intereses de créditos para consumo. Las personas que estudian el «tope» a los intereses, no son otros que los banqueros. Sí, esos mismos que realizan sus negocios bajo el amparo del Banco Central (que mantenemos nosotros) y que no dudaron en el 2001 en confiscar nuestro patrimonio con tal de salvar su negocio. Y además, no lo hacen para restringirse ellos mismos, sino para sacarse de encima a la competencia:

La idea, impulsada por banqueros, sería limitar el exorbitante interés al crédito para el consumo que cobran mutuales y cooperativas que trabajan por fuera de las reglas regidas por el Banco Central.

La solución al problema (las altas tasas cobradas a los consumidores) debería buscarse en sus causas, y no es limitando a la competencia como se lograrán mejores condiciones. En lugar de ello, deberían tomar estas señales del mercado para ver en qué están fallando y pedir legislación que permita facilitar el crédito en lugar de complicarlo aún más (retirar exigencias en cuanto a formalidades excesivas que alejan a las personas con trabajos informales del mismo, facilitar la inversión que permita generar nuevas riquezas, limitar la emisión productora de inflación, bajar impuestos, etc).

Como siempre, escondido en el altruismo empresarial se encuentran las barreras que buscan perjudicar a los consumidores y a los emprendedores, en favor de un grupo de falsos empresarios carentes de creatividad y que buscan mantener sus ganancias, no mejorando sus servicios para satisfacer a sus clientes, sino apresándolos y quitándoles posibilidades para que no puedan prescindir de los mismos.

El Rey del Mercado

¿Quien es el rey del mercado?

¿Quién será el rey del mercado? ¿Quien es aquél que decide quien sigue vendiendo y quien cierra su negocio? ¿Quién dice que ella es rica y yo soy pobre?

Dicen que es un señor, a  veces es una señora, que mide entre 1,50 m y 2,10 m. Los que lo conocen dicen que es rubia, castaño, morocha, o pelirrojo.  Que vive en Buenos Aires, en Timbuktú, en Melbourne, y en Paris, lo vieron en los 195 países. Escuché decir que tiene ojos verdes, marrones y celestes. Es negro y  es blanca. Con ojos achinados, u ojos abiertos. Según como se lo mire es joven y es vieja.

Seguramente ya conocés  al rey, o reina, del mercado, cuando te lavás los dientes por la mañana está frente a vos, también si te peinas lo podés ver, y generalmente en los ascensores también le ves la cara, o el cuerpo entero, depende.

¿Tenés alguna idea de quién puede ser el rey del mercado?

El rey del mercado sos VOS.

Como siempre, prefiero apelar a los que saben, que ofrecen una explicación mucho mas clara y didáctica sobre ciertos temas, o conceptos nuevos (con nuevos me refiero a términos que no son populares escucharlos en diarios o TV). En este caso se trata de Ludwig von Mises, que con su sabiduría nos explica porque VOS sos el rey del mercado:

La economía de mercado no saboteada por los arbitrismos de gobernantes y políticos es incompatible con la existencia de señores feudales y poderosos caballeros que mantenían sometido al pueblo mediante tributos y gabelas y celebraban alegres banquetes mientras los campesinos habían de conformarse con las migajas. La economía basada en el lucro hace prosperar a quienes supieron satisfacer las necesidades de las personas de manera mejor y más baratas. Sólo c0mplaciendo a los consumidores es posible enriquecerse. Los empresarios pierden su dinero en cuanto dejan de invertirlo en aquellas empresas que mejor atienden la demanda del público. En un plebiscito donde cada centavo confiere derecho a votar, los consumidores a diario deciden quiénes deben poseer y dirigir las fábricas y los comercios. El control de los factores de producción constituye una función social sujeta a confirmación o revocación por los consumidores soberanos.

La analogía de Mises es ilustrativa, a pesar de que tiene ciertos puntos flojos al hacer una analogía entre economía yp política. Existen importantes diferencias entre ambas áreas, algunas de ellas son:

1. En el ámbito político las relaciones están basadas en el monopolio de la violencia, en el mercado las relaciones son voluntarias.

2. En la democracia uno sólo es el que gana, el mercado ofrece opciones para todos los gustos y bolsillos.

3. En la democracia unos ganan y otros pierden, en el mercado todos, compradores y vendedores, ganan.

4. La democracia son ciudadanos de un país mayores de 18 votando cada 2  o 4 años.  El mercado tiene un potencial de 7 mil millones de hombres y mujeres, realizando intercambios voluntarios, de manera pacífica, todos los dias, a cada momento, ambos obteniendo una ganancia de ese intercambio.


El estado de cosas cambia completamente cuando introducimos al gobierno en la interferencia de estos acuerdos libres y voluntarios, donde dejás de ser el rey del mercado, pero eso lo dejo para otro post.

Un paso peligroso

Me estaba preguntando por qué me costaba escribir tanto en estos últimos días  sobre la medida que le quita la licencia  a Fibertel para ofrecer a Internet, ahora me di cuenta el motivo. Se encuentra en  el argumento del gobierno y de los defensores de esta medida.

Su principal caballito de batalla es que el cierre de Fibertel es para evitar un monopolio, y fomentar la competencia.

Cuando uno se da cuenta que al mismo tiempo que dicen eso, lo que hacen es cerrar una de las empresas competidoras en el mercado de Internet , y reducir la cantidad de competidores a 2, queda algo descolocado.

Cuando afirman que una medida promueve X y la realidad demuestra que lo que hacen es lo contrario de X, pasamos del plano lógico-racional, al plano de lo irracional, la justificación de la medida es una ficción, es un maquillaje para el atropello de la libertad y los derechos de los individuos a elegir el servicio que les plazca, y tal vez mas importante, el de una empresa para ofrecer un servicio voluntario sin interferencia.

Cuando llegamos al plano de lo irracional queda anulada cualquier discusión, los argumentos ya no valen. Ese era el motivo de porque no podía escribir nada.  Como dice Orwell:

“Ahora nos hemos hundido a una profundidad en la cual la reafirmación de lo obvio es el primer deber de hombres inteligentes”

Creando Monopolios

El Estado dice haberle sacado a Fibertel la posibilidad de vender Internet, alegando una cláusula de una reglamentación por la que una empresa de cable no puede vender telecomunicaciones. En este caso es a causa de la pelea Oficialismo – Clarín, pero bien podría ser por cualquier otra causa que se le antoje al burócrata de turno.

Cuando el Estado tiene el poder para reglamentar y tomar decisiones arbitrarias y caprichosas, genera consecuencias en las que ningún burócrata se detuvo a pensar (El famoso “Lo que no se ve” de Bastiat).

Analicemos algunas, suponiendo que los anuncios fueran aplicables y no vayan a pasar años en las cortes:

  • Los consumidores irán compulsivamente hacia el resto de las empresas en un tiempo muy corto, sobrecargando la infraestructura que tienen, dejando a muchos abonados sin servicio o proveyendo un peor servicio a todos.
  • Creación de monopolios. En las zonas donde solo prestan servicios Fibertel y otra empresa (Speedy o Arnet), se dejará a los usuarios a merced de un solo proveedor, con las consecuencias que esto conlleva: aumeto de precios y baja de la calidad del servicio. Curiosamente el gobierno se manifiesta en contra de monopolios, pero los crea.
  • Genera Inseguridad Jurídica para todo tipo de negocios. Una reglamentación arbitraria y de aplicación en tan corto tiempo, sienta precedentes y desalienta las inversiones, incluso de pequeños y medianos negocios.
  • Da pie para que se inicien demandas de los consumidores a Fibertel y de Cablevisión al Estado, que tardarán años en las cortes y las cuales muy probablemente el Estado pierda. ¿A que no adivinan quién pagará las costas de esos juicios inganables?
  • Muchas familias obligadas a cambiar y a abandonar un servicio que están pagando voluntariamente, ya que lo consideran mejor que el resto de los proveedores (o, a lo sumo, menos peor).
  • Encarecimiento del servicio de Internet. A menor cantidad de oferta y la misma demanda, es natural que suba el precio.

Una vez más puede verse como el Estado regulando al libre intercambio de bienes y servicios solo consigue que el burócrata de turno tome decisiones que, al final del día, solo afectan a los consumidores.

Helados para todos: El peor enemigo del gobierno rosarino

Iba a escribir algo sobre las medidas impuestas por el Dictador Económico  de la Nación, Guillermo Moreno, sobre los precios de las naftas. Prefiero guardarme los comentarios para cuando comience el desabastecimiento, que, lo más paradójico, se va a dar a partir de la entrada en vigencia de la ya conocida Ley de Abastecimiento, conocida por haber sido implementada por varios gobiernos de carácter autoritario.

Pasando a otro tema, vamos a abandonar a la Ciudad de Buenos Aires por un rato, y nos mudamos a Rosario, donde quedan expuestos los empresarios promedios argentinos, amantes de la prebenda y mediocres.

La situación es la siguiente:

Durante años Rosario se jactó de ser la capital nacional del helado artesanal, pero la llegada de un competidor cordobés provocó que el lobby heladero de la ciudad lograra que la municipalidad suspenda por 60 días la instalación de nuevos locales.

Detrás de la medida se encuentra la Cámara de Industriales y Comerciantes del Helado Artesanal de Rosario de que no tiene ningún empacho en admitir que la limitación tiene un objetivo muy claro: impedir el crecimiento de Grido, la cadena cordobesa que desembarcó en Rosario el último verano y ya cuenta con catorce sucursales.

Muchas veces cuando uno plantea que el estado deje tranquilo a la gente y no se meta en lo que son acuerdos libres y voluntarios, se plantea que de ser así la situación sería una donde «el más grande se come al más chico» o analogías de ese estilo. Que mejor que este ejemplo para demostrar que es más fácil que los poderosos se impongan cuando vivimos con estado que quiere acaparar todo.

Veamos, por un lado, tenemos 15 marcas de heladerías en Rosario que parecen competir plácidamente, con precios similares, y entre todas se reparten el control del mercado de helados rosarino, con la irrupción Grido, que poco importa si es de Rosario, Córdoba, Estados Unidos, o Vietnam ,  los consumidores se inclinan a consumir sus productos, y ¿Que hacen las demás heladerías? Pueden optar dos caminos:

1. Intentar competir, ofrecer un mejor producto a los millones de rosarinos para que ellos, voluntariamente, elijan alguna de las tradicionales marcas de Rosario por sobre la de Córdoba. La competencia, no es otra cosa que buscar la excelencia en el servicio hacia los demás, para el beneficio propio. En otras palabras, los vendedores cooperan con los consumidores, al adaptarse a sus necesidades y preferencias.

2. La otra opción sólo está disponible cuando el gobierno tiene la potestad de entrometerse, de «defender la competencia», «proteger la industria» o el eufemismo que más les guste. La otra opción consiste en convencer a la mitad de los concejales de que tu propuesta es buena, ni siquiera es eso, basta con ofrecerles donaciones.

En síntesis, en una sociedad libre, las heladerías rosarinas, ante la llega de Grido, deberían esforzarse en satisfacer a los consumidores o de lo contrario no podrían sobrevivir. Si vivimos bajo una situación como la descripta en el punto 2, todo es más fácil, se puede convencer a un pequeño grupo de hombres que pueden forzar sus intereses por sobre los de todo el resto.

nota aparte: No sé si fue elección del autor de la nota en La Nación la elección de llamar a la llegada de Grido a Rosario como «La invasión cordobesa» o lo tomó del lenguaje de empresarios rosarinos, pero me hacer acordar a esta frase de Alberto Benegas Lynch (h) que demuestra como el intervencionismo es lo contrario a lo que es el mercado (de hecho la palabra que usa Mises para mercado es catalítica, uno de sus significados es «pasar de ser enemigos a amigos»):

Conspira contra la globalización comercial, en primer lugar,una arraigada mentalidad antiliberal que ha plagado de términos militares el vocabulario de comercio internacional. Así la exportación se convierte en la ‘conquista de mercados’, la importación pasa a ser una ‘invasión de productos’, se deciden aumentos en los aranceles en ‘represalia’ contra previos incrementos similares del país al que se pretende castigar, etcétera.

La inmoralidad de los Subsidios

Alguna vez escuché a alguien la frase:

Si un grupo de personas viene a quitarte el fruto de tu trabajo amenazando el uso de la fuerza, por iniciativa propia, llamamos a la situación ROBO. Si un grupo de personas viene a quitarte el fruto de tu trabajo amenazando el uso de la fuerza, invocando al estado, lo llamamos COBRO DE IMPUESTOS.

Para nosotros el algo normal asociar el cobro de impuestos con un acto violento, pero observamos que mucha gente tiene al pago de impuestos tan incorporado y arraigado a su vida cotidiana, que ya no se da cuenta de la violencia ejercida en la situación. El cobro de impuestos es, en su más pura esencia, violento. La gente no estaría dispuesta a entregar el fruto de su trabajo sin ninguna contraprestación a cambio, si no mediaran el uso de la fuerza y la amenaza de pérdida de la libertad. Excluyo de esta situación la provisión de servicios de seguridad, justicia y mínimo gobierno indispensable (por ahora) para la vida moderna en sociedad, donde claramente recibimos una contraprestación.

Si partimos de la base que para el cobro de impuestos, estamos ejerciendo la violencia (movilizamos agencias, policías, quitas unilaterales del patrimonio), es fácil ver entonces cómo cada vez que pedimos incentivos a una actividad, subsidios de tal o cual tipo para cierto sector, fomento de ciertos intereses que vemos con buenos ojos, medios de transporte para una ciudad distante, estamos pidiendo que se ejerza la violencia sobre los 40 y pico millones de habitantes del país, para satisfacer una necesidad o interés propio.

Siempre, repito, siempre, tenemos una alternativa de financiación de nuestros intereses en forma privada y pacífica. Donde los aportes se realizan por genuino interés y a veces, con aportes importantes de empresas que creen que un aporte a una causa «justa» sería visto con buenos ojos por sus consumidores. Claro que para movilizar la causa privada, es necesario organizarse, juntar gente afín (cada vez más fácil gracias a la tecnología), trabajar, y aportar gran parte de nuestro tiempo libre para lograrlo. Todas las causas son «justas» si nos ponemos en los zapatos del interesado, pero así como es justa para esta persona (o grupo de personas) es totalmente injusta con el resto de la población, que se ve violentada para contentar a un pequeño grupo de interesados y cuyos resultados probablemente no lleguemos a ver en vida.

A partir de ahora, cada vez que pidas aumentar o movilizar impuestos, estoy seguro que no te va a costar tanto visualizar la violencia detrás del pedido, y eso te lleve a movilizarte de otra forma. A encontrar maneras nuevas y más creativas. Pero por sobre todas las cosas, pacíficas.

En defensa de los vendedores ambulantes

Florida altura Diagonal Norte. Primera mitad

Juro que iba a escribir sobre algún temas más divertido, por ejemplo nuestro derecho a las drogas, nuestro derecho al coma alcohólico, o que los vicios no son delitos. Pero caminando por la calle Florida me encontré con que un vendedor ambulante (también conocidos como manteros) tenía un cartelito con esta imagen plastificada sobre su manta, con el .net de este blog recortado. Primero pensé que se trataba de un defensor del libre mercado y, en consecuencia, de su derecho a trabajar, luego me desanimé un poco al pensar que ignoró la parte que dice «estado» y «vos» y lo puso como un aviso para que no le pisen la manta, de todas maneras, vale. Le tendría que haber preguntado por qué motivo lo plastificó y lo colocó ahí.

Esa situación tan peculiar y un artículo en La Nación me llevo a analizar el problema con la venta ambulante en la calle Florida.

El caso en contra de la venta ambulante planteado por los comerciantes de la calle Florida es básicamente el siguiente: Por un lado, consideran la venta ambulante como «competencia desleal» al no verse sometidos los manteros a las regulaciones e impuestos que deben cumplir aquellos que tienen su negocio. En segundo lugar, la «competencia deselal» de la que sostienen ser víctimas se fundamenta en que los manteros usufructúan un espacio público y no deben pagar alquiler por él. En tercer lugar, la editorial de La Nación linkeada mas arriba además afirma  que obstaculizan el paso.

1.

Calle Florida, con manteros. 2010

Los comerciantes tienen toda la razón para enojarse, el problema es hacia donde apuntan su bronca. Si queremos vivir en una sociedad libre, y a ésta la definimos, con palabras de Leonard Read, como una sociedad donde está permitido «todo lo que es pacífico», ¿contra quién deberían los comerciantes redirigir su bronca, completamente justificada? ¿Contra los manteros que ofrecen intentan vender sus productos a la gente, sin forzar a comprar a nadie, o contra el gobierno que los sofoca de impuestos, regulaciones, y burocracia?

En definitiva, no existe «competencia desleal» si no que lo que sucede es la obstaculización de la competencia por parte del gobierno, pero es más fácil que reclamar el uso de la fuerza contra los débiles manteros que reclamarle al poderoso gobierno una baja de impuestos, que los dejen tranquilos, que no los pisen.

2.

El segundo argumento de los inquilinos de la calle Florida es en relación al uso del espacio público para sus  negocios, mientras que ellos deben pagar altos alquileres.

Sobre esto hay varias cosas para decir. En primer lugar, nadie obliga a los inquilinos a pagar un alquiler, ellos podrían pasarse al bando de los manteros y ofrecer sus  productos sobre mantas, que dejan los productos a la intemperie, que suelen estar mal presentados, y que inspiran poca confianza. Tener un local grande, bien decorado, prolijo, limpio, es una manera de diferenciarse, dudo que los turistas brasileños que desbordan la calle Florida diariamente opten por comprar una baratija en la calle frente a entrar a un local elegir tranquilo que comprar, probarse la prenda, etc. Las ventajas de tener un local pagando un alquiler son muchísimas y exceden mi conocimiento porque simplemente no puedo conocer en qué grado influye a la gente si se trata de un local o de un vendedor ambulante, pero estimo que es bastante alto.

También hay una segunda parte en este argumento, el espacio que utilizan es público, queriendo decir que es de todos, y lo utilizan para su beneficio personal. Creo que realmente todos usamos la calle para beneficio personal, nos permite ir de un lugar a otro, podemos detenernos a hablar con una persona, y hasta podemos cerrar negocios en la calle. Esto quiere decir que, al igual que todos los demás, ellos también pueden usar el espacio público para beneficio personal. Por último, el mismo argumento del inquilino lo justifica, el espacio es de todos, de ellos también. Frente a la noción de que algo es de todos surgen varios problemas pero que nos iríamos por las ramas si lo empiezo a tratar.

3.

En tercer lugar, y este argumento lo esgrime el diario y no los comerciantes, los manteros entorpecen el paso. En mi caso, yo transito por Florida a diario, de punta a punta, varias veces por día, y debo decir que es verdad que los manteros entorpecen el paso, pero esa molestia que generan, según mis cálculos comparando la fluidez cuando hay o no hay manteros, no es significante como para afirmar que los vendedores ambulantes están vulnerando el derecho de otro a transitar.

Además, existen vías alternativas muy rápidas como la calle Reconquista, ahora peatonal, que incluso sin manteros en Florida es recomendable tomar si uno está apurado (consejo gratis).

Conclusión

El primero de los contra-argumentos es, para mi, el  mas importante y convincente en contra de la posición de los locatarios de la calle Florida, y el que podría motivar una verdadera alianza entre manteros y locatarios frente al insaciable gobierno nacional y municipal que asedia a aquellos que quieren trabajar confiscando gran parte de sus ventas con impuestos, y obstaculizando nuevos emprendimientos con excesivas regulaciones.

Una injusticia no se repara con otra injusticia.

Gracias a vos

Escribe John Stossel, conocido presentador de TV y columnista en USA:

Cuantas veces pagaste $1 por un paquete de chicles en el kiosco y luego de que el kiosquero te los da y le decís «gracias», el te dice «gracias a vos«? Hay una rica enseñanza de economía en este extraño momento del doble agradecimiento. Por que sucede? Porque vos querés mas los chicles que esa moneda, y el kiosquero quiere mas esa moneda que los chicles. Ambos ganan.

(versión adaptada)

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