Rasgarse las vestiduras

Batman - The Cult

Nadie está a salvo. Hasta el orejudo puede caer. ¡Santos maestros místicos, Batman!

Una vez más aparece en todos los medios de comunicación toda la parafernalia y el peligro de las sectas. Esta vez debido a un escrache que sufrió Claudio María Domínguez en la feria del libro (que quede claro, es paz y amor, pero putea como todo hijo de vecino, carajo!). Y una vez más va a pasar lo que pasó siempre: ruido en los medios y después, nada.

Lo que me extrañó es que lo que se pide es una «Ley Anti-Sectas«. Como si escribir en un papelito «está prohibida la existencia de sectas» fuera a terminar con el problema. Si bien la experiencia de muchas personas en este tipo de grupos puede ser llegar a ser terrible y traumática, creer que porque haya una ley que los prohiba es, cuando menos, extremadamente naive. Varios de estos grupos ya incurren en delitos contemplados en leyes y códigos existentes, como ejercicio ilegal de la medicina, privación de la libertad, abusos sexuales a menores y estafas varias. Y son extremadamente difíciles de comprobar, porque las mismas víctimas no se consideran tales, debido a los procesos psicológicos a los que son contínuamente expuestos.

El problema empieza muchísimo antes, dado que:

– No puede ser considerado un agresión o un delito hablar o predicar.

– No puede ser considerado una agresión o un delito decir que sos «el enviado de Dios», «el hijo de Dios» o, mejor aún «Dios mismo». Ni siquiera puede ser considerado fraude, porque lo contrario no puede ser probado.

– No puede ser considerado delito o agresión hacer reuniones, recomendar lecturas, recomendar dietas bajas en proteínas o juntarse cada vez más tiempo.

– No puede ser considerado agresión o delito convencer a una persona que te done su casa (es más, si después de leer esto, alguien me quiere donar la casa, me vendría bárbaro) y mudarse a un predio a vivir en comunidades.

El proceso por el cual las personas son arrastradas a estos grupos es muy gradual. Está lleno de trucos psicológicos, lingüísticos, afectivos y de otros tipos (que pueden hacer que hasta el más vivo caiga) que en sí no pueden considerados delitos.

Es imposible para el estado eliminar estos grupos sin establecer primero un feroz estado policíaco que controle hasta los más mínimos aspectos de nuestras vidas. Y aún así, dudo que puedan hacerlo del todo.

El estado es, justamente, un gran impulsor de la existencia de las sectas, debido a varios motivos:

1 – La separación entre religión y estado nunca sucedió. No solo por la boludez de que el estado le pague sueldos a la Iglesia Católica (Cosa que, un profesor mío decía, le conviene a la Iglesia Católica misma renunciar por un tema de propia imagen), sino porque el estado tiene el Registro Nacional de Cultos, donde le pone un sellito a cualquiera que haga un culto, AVALÁNDOLO. Si mañana vamos con Walter EnBloque y Al Verdi a fundar la Iglesia RandMisesiana de los Hijos de Von Hayek en los Cielos Libertarios, nos habilitan en nada de tiempo y podemos hacer una fundación o asociación civil y recibir donaciones de todo tipo, avalados por el mismísimo estado. ES MÁS FÁCIL HACER UNA SECTA QUE HACER UNA EMPRESA. (Y probablemente sea más negocio, ojo!)

2 – El desprecio por la Responsabilidad Individual. Desde el estado se avalan y se dan incentivos para que las personas sean menos responsables de sus acciones y de hacerse cargo de las consecuencias:

«¿No tenés laburo y tampoco tenés ganas de buscar? Tomá, acá tenés un subsidio.»

«¿Quedaste embarazada? Tomá, acá tenés un subsidio.»

«¿Sos un choto que no puede hacer un producto de calidad y competir en el mercado? Tomá, acá tenés una restricción para los otros y una prebenda.»

«¿Aceptaste trabajar en negro, pero ahora querés sacarle guita al que te dió laburo? Ningún drama, acá tenés estos jueces que te van a tratar como un pobrecito y van a fallar a favor tuyo.»

«¿Te echaron de tu laburo por choto, vago y llegar tarde todos los días? Todo bien. Los mismos jueces de arriba dicen que ya de entrada, tenés medio juicio ganado. Y ya se olvidaron cuándo fue la última vez que fallaron a favor de un empleador»

No hacerte cargo y responsable de tus actos, te convierten en una víctima de las circunstancias. Las víctimas son, justamente, las personas más propensas a caer en las garras de las sectas. Es menos probable que una persona que mide las consecuencias de sus actos caiga en cosas como «entregá tu casa», «pasate todo el día comiendo esta avena y abandoná la carne» o «ponete en bolas y pasá para el cuartito de atrás que ahí va el Maestro Místico Indio Karuma a descargarte». Pero el estado fomenta una negligencia completa por las consecuencias. Me extraña que les sorpenda que la gente caiga en sectas la verdad.

3 – El desprecio por la Libertad. El estado:

Te obliga a usar la moneda que imprime, al mismo tiempo que te impide hacer contratos en otras monedas e, incluso, intercambiarlas.

Te obliga a estar dentro de sus «leyes» de trabajo mussolinianas. Ay de vos si no estás dentro de los convenios colectivos y el sindicato, eh.

Regula completamente tu actividad laboral, tu empresa y toda industria o servicio que emprendas. No se te ocurra tener el matafuegos a 1.40 metros del piso cuando la regulación dice 1.50, porque te clausuran el local. Ni hablar de meter 101 personas si un burócrata dijo «máximo 100» y si dejás fumar a alguien, pecado mortal.

Decide qué productos y servicios podés pasar a través de una línea imaginaria.

Decide qué podés comer y qué no. Si no está aprobado por infinitas burocracias, fuiste. No se le ocurra a la abuela salir a vender las galletitas que hace y facturarlas, porque va presa por no haberse dejado hacer los controles sanitarios y demás yerbas.

Decide qué sustancias podés meter en tu cuerpo y cuáles no.

¿Cómo se sorprenden después de que la gente le haga caso a un tipo cuando les recomienda leer ciertas cosas y otras no, ingerir solo ciertos alimentos y en ciertas cantidades o juntarse con tales o cuales personas? Si es, en definitiva, lo mismo que el estado se la pasa haciendo. Aborrecen la libertad y después les llama la atención que la gente vaya cediendo la poca que le queda voluntariamente.

4 – La educación estatal (toda aquella que depende del archiconocido Ministerio de la Verdad):

Se secuestra a chicos durante 5 horitas por día durante 12 años.

Se los adoctrina y se les llena el bocho con cantidad de ideas de las que no hay ninguna prueba. Alabanzas al estado por sobre todo.

Se los somete a un modo de aprendizaje donde sólo hay una respuesta y la autoridad tiene todas las respuestas.

Se les imparte cierta bibliografía y solo esa. Se les imparte una sola visión de la historia.

Se los uniformiza.

¿Les extraña que después de esos 12 años alguien caiga en una secta? ¿Después de 12 años de adoctrinamiento puro y duro?

5 – El estado tiene ciertos dogmas, incriticables:

No se te ocurra cuestionar la educación estatal.

No se te ocurra cuestionar la legitimidad de los representantes.

No se te ocurra cuestionar la omnipotencia del estado, que resolverá todos nuestros males.

No se te ocurra cuestionar la oh sagrada democracia que nos ha sido dada desde el cielo y es lo más mejor que le pasó a toda la humanidad.

Y, fundamentalmente, no se te ocurra querer salirte, porque ahí te cae la ley con todo su peso por los delitos de sedición y traición a la patria.

Realmente ¿es tan loco que, después de eso la gente se meta en grupos donde no pueden cuestionar la autoridad del líder? ¿su sabiduría? ¿su verdad revelada? ¿donde haya que someterse a sus designios?

Wow…después de este análisis me doy cuenta cuánto se parece un estado populista a una secta:

Líder carsimático. Chequeado.

Lugartenientes, amigochos del líder, que imparten sus enseñanzas y sacan un buen partido. Chequeado.

Privación de la libertad. Si no quieren, no te dejan salir de la frontera. Si no quieren, te privan de las divisas necesarias para salir. Chequeado.

Reducción a la servidumbre. La mitad de las horas del día, te romperás el lomo por tu líder. No te preocupes, será descontado de tu recibo de sueldo. Chequeado.

Existencia de dogmas incuestionables. La década del 70, con militares demoníacos y una juventud maravillosa de jóvenes idealistas. La santidad de Hebe de Bonafini. ÉL, que le habla a la reina. Chequeado.

Adoctrinamieto y abuso psicológico. La educación estatal y compulsiva. Chequeado.

Abusos sexuales. En este caso, no son por parte del líder, pero sí más o menos por orden del líder. Evadí la servidumbre, criticá los dogmas o tratá de salirte lo suficiente y terminás en la cárcel y sus mazmorras. ¿Cuánto pensás que vas a durar sin un abuso? Chequeado.

Al final, no sé si quedarme con el Maestro Amor o con la Reina de la Milanesa. Má sí, yo me voy a cumplir «el sueño argento» de la secta propia.

ManoSantaEstaCargado

Avianchi……

¡Que la crisis la paguen los corporativistas!

Todos vimos los carteles de los partidos de izquierda con la consigna “que la crisis la paguen los capitalistas” posteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en 2008. Y constantemente está en las conversaciones, blogs y documentales la idea de que “el sistema capitalista está en crisis”.

Algo de cierto hay en esa afirmación: el sistema está en crisis. Pero… ¿ese sistema es el Capitalismo? La situación actual apesta más a corporativismo, fascismo y socialismo que a capitalismo laissez-faire.

Alberto Benegas Lynch indaga en el asunto:

Izquierda Desunida

Te pongo la foto de la Izquierda, a la derecha del post.

“[…] Veamos las diez recomendaciones que constituyen los pilares políticos del marxismo. Sin ánimo de analizarlos y criticarlos aquí, solamente señalemos los correspondientes capítulos:

Primero: reforma agraria, la cual apunta a la expropiación directa pero admite pasos sucesivos, principalmente a través de la política fiscal e incluso la cambiaria. La política cambiaria puede aparecer como de relación remota con la reforma agraria pero, igual que que las llamadas retenciones e impuestos a la exportación, al reducir el valor del producto exportado se perjudica principalmente a los productores marginales, con lo que se achica la frontera agropecuaria.
Segundo: el establecimiento de impuestos progresivos.
Tercero: impuesto a la herencia, apuntando finalmente a la abolición de la misma.
Cuarto: ejercer opresión sobre los disidentes del régimen a traves de los más diversos canales y procedimientos.
Quinto: centralización de la moneda y el credito en manos de un banco nacional.
Sexto: estatización de empresas, con prioridad en las áreas de comunicación y transporte. El séptimo y el noveno puntos se refieren a la planificación de las áreas agricola y manufacturera (industrial).
Octavo: establecimiento de ejércitos industriales (sindicatos), sobre la base de la adhesión obligatoria.
Décimo: educación pública, obligatoria y gratuita.

Si analizamos estos diez puntos del Manifiesto Comunista observamos que, en mayor o menor grado, todos los países del mundo libre los han llevado a la práctica. He ensayado ante diferentes auditorios la lectura de ese decálogo —sin decir que se trata del Manifiesto Comunista— e indagado acerca del origen del documento. En muchos casos, tanta es la infiltración marxista y tal es la dosis de socialismo adoptado, que aquellos puntos aparecen como la plataforma de un partido político “moderado”. Sin embargo, se trata —nada más y nada menos— de los consejos del marxismo para producir el colapso de la sociedad libre. Éste es el corazón del marxismo. Es la receta en cápsula, y no podemos decir que Marx y Engels no eran marxistas.”

– Alberto Benegas Lynch, Liberalismo para liberales, Editorial Emecé, 1986.

Que la crisis la paguen los que la generaron; es decir: políticos, banqueros, lobbystas y empresarios amigos del poder.

Aniversario

Careta Piratona

Ya no somos piratas....¡ahora somos reyes!

Primero de Mayo, aniversario de la olvidada Constitución de 1853.

Ya se ha impuesto en la agenda oficial la «necesidad» de reformar la constitución existente. Está bien que es una constitución ya medio mentirosa y populachera, pero republicanísimos de excelencia como Diana Conti quieren la famosa «Cristina Eterna», con ángeles tocando músicas celestiales alrededor y una luz de sabiduría embebiéndola. Y fue esta mismísima Conti la que, recientemente dijo que había que reformar la constitución porque está basada en una «matriz liberal».

¿Qué tipo de constitución quieren si no es una liberal? La constitución es liberal o no es. O está para defender los derechos individuales de las personas ante la arbitrariedad del poder de turno o su existencia es absolutamente irrelevante. ¿Qué quiere que diga la constitución propuesta por Conti? Supongo que algo como «El estado está para manejarlo todo y podrá decidir a voluntad sus facultades, obligaciones y manera de financiamiento. Y cada X tiempo arriará ovejas a meter papeles en una cajita».

Para eso es preferible no tener ninguna constitución. Sería mucho más honesto decir «Acá nosotros tenemos los palos y se hace lo que la familia / facción / clan / banda organizada gobernante quiere. Y no hay ninguna constitución». Por lo menos las cosas estarían mucho más claras, tal cual lo estaban en las antiguas monarquías («El rey tiene los soldados», «el rey está ahí por decisión de Dios», «El rey ES Dios», de acuerdo a la sociedad correspondiente). Pero claro, toda esta gente está ahí para poner un velo de legitimidad en un clarísimo despotismo estatista. Por cierto, personas como Diana Conti y demás progres vomitan al solo pensamiento de las monarquías constitucionales existentes, tildando de retrógrada la existencia de las familias reales (que en realidad están simplemente de adorno).

En fin, como diría el abogado de Núñez Carmona, estaría bueno que «se saquen la careta».

Una cosa positiva que traería el sinceramiento del despotismo, sería el cierre del congreso y echar a las patadas a una cantidad enorme de idiotas útiles que vienen hace rato autosatisfaciéndose y teniendo fantasías eróticas con un estado mágico y maravilloso, aún a pesar de no tener ni un solo resultado exitoso en 70 u 80 años. Así por lo menos sufrirían en carne propia lo que le pasa al ciudadano de a pie, en lugar de estar calentitos en un despacho escribiendo idioteces y fantasías mientras cobran jugosos sueldos. Para déspotas, prefiero buenos déspotas y no una manga de inútiles que se la pasan diciendo que hacen todo «por tu propio bien».

Represalias

Escasas horas después de que se anunciara la intervención y futura expropiación de YPF, comenzaron a surgir noticias referidas a las represalias que tomarán el gobierno de España, la Unión Europea, y algunos de sus ciudadanos. Estas van desde dejar de comprar productos argentinos, o poner barreras arancelarias extra, hasta prohibir la entrada de personas argentinas en locales españoles.

Nacionalismo / Xenofobia

Cartel "Queda prohibida la entrada a argentinos"

En sintonía con los liberales de España, desde este blog repudiamos el atropello a la propiedad privada y a los contratos, y ahora también debemos repudiar estas represalias, por dos motivos:

1 – El estado español, a través de estas prohibiciones o impuestos, está perjudicando a productores y trabajadores argentinos que tranquilamente pueden estar en contra de la expropiación de YPF.
2 – Como consecuencia de esto, los ciudadanos españoles tendrán que pagar estos mismos productos más caros (ya sea por el porcentaje extra de los impuestos, o por el natural aumento de los precios al disminuir la oferta si se impide la entrada de los bienes). Cereza sobre el postre: Cristina Kirchner admite que el proteccionismo perjudica a los consumidores. 

Este tipo de represalias son las mismas que proponía Guillermo Moreno queriendo prohibir la importación de productos ingleses, al negarse el gobierno británico a tener el debate por la soberanía de las Islas Malvinas, y tienen el mismo calibre de idiotez: al inglés promedio no le importa o no tiene opinión formada acerca de de quién deberían ser las islas.

Al englobar a toda una población dentro de la bolsa “Argentina” o “España”, los individuos se pierden en la multitud y se generan este tipo de situaciones. El historiador Parker T. Moon, ya en 1930, destacó muy acertadamente el uso falaz de un sustantivo colectivo como «nación»:

Cuando utilizamos la palabra «Francia», pensamos en esta nación como una unidad, una entidad. Al decir: «Francia envió sus tropas para conquistar a Túnez», no sólo conferimos unidad sino también personalidad a un país. Las mismas palabras ocultan los hechos y hacen de las relaciones internacionales un drama fascinante en el cual se personaliza a las naciones como actores y se olvida con demasiada facilidad a los hombres y mujeres de carne y hueso que son los verdaderos actores. […]
Si no tuviésemos una palabra como «Francia» […] entonces podríamos describir la expedición a Túnez con mayor precisión; por ejemplo: «Unos pocos de esos 38 millones de personas enviaron a otras 30 mil a conquistar Túnez». Esta manera de describir la realidad sugiere inmediatamente una cuestión, o, mejor dicho, una serie de cuestiones. ¿Quiénes son esos «unos pocos»? ¿Por qué enviaron a los 30 mil a Túnez? ¿Y por qué éstos obedecieron? Los imperios no son construidos por «naciones» sino por hombres. El problema que enfrentamos consiste en descubrir en cada nación a los hombres, a las minorías activas que están directamente interesadas en el imperialismo y luego analizar las razones por las cuales las mayorías pagan el costo y luchan en la guerra que necesita la expansión imperialista.

(Parker, Thomas Moon. Imperialismo y política mundial. Nueva York, Macmillan, 1930, p. 58)

Chivo No Expiatorio

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Justicia para...¿todos?

Como todos saben, desde QueNoTePisen bancamos toda iniciativa que pueda llevarnos a tener un poquito más de libertad, que tienda a una sociedad abierta, evolutiva y libre o que nos ayude a convertir al leviatán estatista en un inofensivo caniche toy (que el día de mañana podamos mandar a volar).

Hace un tiempo se formó la agrupación Bloque Constitucional, que participará en las elecciones del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. En la misma participan varios amigos de la casa como Diego Goldman y entre sus propuestas está la colegiación voluntaria, que eliminaría el existente monopolio para ejercer la profesión. Como siempre, el Status Quo está usando las palancas del poder para complicarle la existencia y la participación a esta nueva propuesta que amenaza los curros y el poder de unos cuantos que responden tanto al oficialismo como a la llamada «oposición».

Así, sin más, les presento algunas palabras de los protagonistas:

El 24 de Abril, los abogados tienen por primera vez la oportunidad de votar por la colegiación voluntaria

Actualmente los abogados están obligados a pertenecer al CPACF para poder trabajar en la Ciudad de Buenos Aires, por una ley nacional que regula sobre una cuestión que la Constitución atribuye a la jurisdicción local.

La agrupación Bloque Constitucional formalizó su presentación con la consigna de propiciar una reforma legislativa para que los abogados puedan elegir libremente si desean colegiarse y contribuir al sostenimiento del Colegio Público. Las listas están encabezadas por: Daniel Rybnik (Presidente), Ricardo Mihura Estrada (Tribunal de Disciplina) y María Blanco Peña (Asamblea de Delegados).

Hasta que se consiga ese cambio legal, Bloque Constitucional propone bajar la matrícula anual a valores mínimos y eliminar el bono de derecho fijo que hoy se paga para iniciar o contestar cualquier acción judicial. Daniel Rybnik confía en que “la colegiación voluntaria nos beneficiará a todos, abogados y justiciables”.

El CPACF tiene la responsabilidad de controlar la matrícula y ejercer el poder disciplinario sobre los abogados, sin embargo, sus funciones actuales se desviaron ampliamente de sus competencias legales a punto tal que tiene un jardín de infantes, una agencia de viajes, otorga préstamos, tramita la licencia de conducir, el pasaporte, el DNI y muchas otras prestaciones solventadas con el aporte compulsivo de sus miembros.

Bloque Constitucional es la única agrupación que propone la colegiación voluntaria y el cumplimiento estricto del mandato legal. Todas las otras listas planifican hacer crecer las prestaciones y servicios a cargo del CPACF a costa de los matriculados y de la población a la que se le encarece el acceso a la justicia.

En las próximas elecciones de autoridades, los abogados podrán elegir cortar las cadenas con el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal para poder ejercer la profesión. “Somos la única lista que compite para defender la libertad y el bolsillo de los abogados. La apatía electoral favorece a los que se disputan el manejo de la caja”, señaló Daniel Rybnik.

En el día de hoy, la justicia electoral resolvió hacer lugar a la medida cautelar solicitada por Bloque Constitucional de suspender las elecciones del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal hasta tanto se permita su participación en el proceso de subsanación de impugnaciones y oficialización de listas de acuerdo al régimen legal vigente.

Acto seguido, los apoderados de Bloque Constitucional y candidatos Daniel Rybnik y Ricardo Mihura Estrada se presentaron ante el Consejo Directivo del Colegio para solicitar se fije una nueva fecha para el acto eleccionario, a efectos de poder cumplir con los pasos y plazos previstos en el Reglamento Electoral.

Sorpresivamente, la Junta Electoral del Colegio resolvió dar por oficializadas sin más trámite las listas presentadas por Bloque Constitucional bajo el Nro. 61 y otorgar plazo hasta este lunes 23 para presentar los sobres con las boletas y los 5 fiscales generales, en desmedro del cumplimiento de la normativa electoral de la institución.

De esta manera, la agrupación Bloque Constitucional -Lista 61- podrá participar del acto eleccionario del Colegio del 24 de Abril próximo y dar a conocer su propuesta de libre colegiación, reducción de la matrícula anual y eliminación del bono de derecho fijo.

Pasadas las palabras de los participantes, vemos como, una vez más, se utilizan los resortes del poder para, primero, tratar de impugnar a los promotores de la libertad en la participación de los comicios y, luego, cuando eso fracasó, aprovechar los tiempos y las cajas existentes para dificultar al máximo posible la participación.

Así que, si sos abogado y creés en La Ley, pero la de Bastiat, no la de los parásitos sentados en bancas regulando tu vida, acercate a poner un votito por la libertad. Paso a paso.

Casos de laboratorio

Hoy en mi regreso del trabajo, en el subte, me encontraba leyendo uno de esos típicos artículos libertarios de casos de laboratorio, con los cuales pretendemos refutar las hipotéticas y risibles situaciones en las que en ocasiones nos sitúan socialistas, fachos y conservadores para encontrar falencias en nuestras teorías o utopías. El artículo se denominaba «Libertad y propiedad: donde entran en conflicto» y trataba sobre el problema que se originaría si nuestro terreno se encuentra rodeado de otros cuyos propietarios no permiten sean transitados (algo así como encerrados en nuestra propia casa).

Cuando se plantean estas situaciones absurdas debe recordarse que el futuro es incierto y la cooperación social espontánea puede traer soluciones que superan lo que nuestra imaginación puede brindarnos. Por ejemplo, si contáramos a personas de hace 300 años que hoy podemos trasladar un texto de un lugar a otro en segundos, es muy probable pensaran lo logramos con alguna especie de cohete ultraveloz que lleva un papel de un lugar a otro, ninguno imaginaría una señal satelital binaria transmitiendo el texto. Las soluciones que podamos proyectar para hipotéticos problemas, es probable no sean las que finalmente los resuelvan.

No obstante, esta bien que querramos responder a las más alocadas situaciones que nos presentan respetando principios y manteniendo una consistencia ideológica. Pero sin olvidar que ante el estatismo salvaje podemos jugar el mismo juego. Al subordinar ellos los derechos individuales al poder de turno o a mayorías, uno directamente puede preguntarles «¿qué sucede si los gobernantes, elegidos democráticamente y una vez en el poder, modifican las leyes y mediante ellas emprenden un genocidio?».

Resulta absurdo, sin embargo, a diferencia de los raros casos de laboratorio que suelen plantear contra la filosofía de la libertad, fue realidad (http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Alemania_de_1933).

Fascismo Nacional y Popular

De este tema ya se habló muchísimo en el blog (ver «Fascismo Inconsciente» y «Carta a mis amigos progres…» ), pero nunca está de más volver al tema para dejarlo bien en claro.

Perón era fascista. En sus viajes a Europa estudió el fenómeno, lo suficiente como para saber que el poder político se podía construir desde la Secretaría de Trabajo, cargo que pidió explícitamente al participar del golpe de Estado que derrocó a Ramón Castillo en 1943. Por algo son tantas las similitudes entre la «Doctrina» justicialista y la Carta del Trabajo Italiano.

Aunque, aclaremos algo: Perón no fue realmente el culpable, sino que montó el aparato electoral justicialista sobre el Estado Corporativista-Fascista instalado en la década del ’30 (los pilares: abandono del patrón oro y adopción del patrón aire, creación del Banco Central, instauración del impuesto a las ganancias).

A continuación, un extracto del documental «Permiso para pensar» (1989), dirigido por Eduardo Meilij.
Todo el documental es imperdible, por la particularidad de ser una recolección y compaginación de propaganda y de noticieros de la época del primer Peronismo, a fin de que el espectador saque sus propias conclusiones. Está completo en su web oficial, o en videos de YouTube desde este post.

Este fragmento en particular fue para mí lo más chocante de todo el documental.

«Nosotros tenemos en este momento casi 4-5 millones de estudiantes… de gente que estudia. Que si no votan hoy, votan mañana, no hay que olvidarse.

Tenemos que irlos convenciendo de que hagan la escuela primaria. Yo le agradezco mucho a las madres, que ya le enseñan a decir «Perón» antes que decir «papá». Es ya demasiado eso, pero…

Para la primera parte de esta acción individual es imprescindible el adoctrinamiento. La escuela primaria constituye entonces el primer escalón de captación y del adoctrinamiento de la futura ciudadanía al movimiento justicialista. Esta exigencia impone al personal de preceptores, maestros y profesores una profunda identificación con los postulados de la doctrina, a fin de que la juventud, al iniciarse en el estudio de los derechos ciudadanos, se encuentre identificada con la doctrina nacional.»

– Juan Domingo Perón

Fuente: http://www.permisoparapensar.com.ar

El Amor y la Noche en manos del Estado

Era una noche cualquiera en Buenos Aires. Caminaba por las calles de Palermo rumbo a un bar, para encontrarme con amigos en nuestra clásica salida de tragos y levante. A último minuto habíamos tenido que cambiar de punto de encuentro, porque la noche anterior la policía había clausurado el bar del que éramos habitués. Un joven había denunciado frente al INADI que se le había impedido ingresar al local por estar vistiendo indumentaria deportiva… ¡discriminación!

Por la vereda de enfrente una pareja venía peleándose. Era una escena cada vez más común: como las indemnizaciones por dejar a una persona después del período de 3 meses de prueba habían escalado hasta un nivel absurdo, no importaba qué tan insoportable resultara la vida juntos, ninguno se animaba a dar el primer paso hacia una separación. Otros, en cambio, tomábamos la ruta alternativa: una vida de promiscuidad y rehuirle al compromiso. Una suerte de «amor en negro».

Liberty Beer

En 1984 tenían Victory Gin; acá tenemos Cerveza Liberty.

Entré al bar y me dirigí hacia la barra para pedir una cerveza. Error. Tendría que haber pedido una cerveza con alcohol. Siempre me olvido. Así como hace unos años suprimieron la sal en las mesas de los restaurantes para proteger a nuestra salud de nosotros mismos, ahora había que pedir explícitamente que nuestras bebidas alcohólicas tuvieran efectivamente alcohol.

En la otra punta de la barra, un grupo de anglosajones muy facheros trataba de ahogar sus frustraciones en gin tonic. Uno se acercó y me preguntó en un castellano rústico qué significaba «Nac&Pop». Si bien es cierto que las argentinas siguen siendo las más lindas del mundo, nadie les explicó a estos pobres gringos que las políticas proteccionistas del país ahora también se estaban aplicando al rubro de las relaciones humanas. El lema de las últimas propagandas oficiales era «por cada argentina que se acuesta con un extranjero, hay un argentino que se va a dormir solo y triste». Y evidentemente todos los grupos que habían encarado se habían dejado lavar el cerebro, y les decían que no «para proteger a la industria nacional». En otra época lo normal habría sido indignarse y gritar «¡xenofobia!», pero hoy por hoy a todos les parece bien.

Llegaron los chicos. Después de la obligada ronda de estupideces, inspeccionamos el campo de juego. La mesa con más actividad estaba presidida por un tipo de evidente clase alta: bien empilchado, reloj brillante, celular último modelo. Lo acompañaban varias femmes, y en la mesa había frapperas con champagne y vinos espumantes varios.

«Billetera mata galán» – me comenta Nico.

«No por mucho más» – contesto preocupado.

Y probablemente fuera cierto. Los megalómanos dementes que habitan el Congreso y la Rosada estaban debatiendo un proyecto (¡presentado por la oposición!) que consistía en una especie de «subsidio al levante»: un voucher para que usen en salidas «de lujo moderado» aquellos que no tienen plata para impresionar chicas. ¡Ya no iba a hacer falta ser divertido, interesante, culto, tocar algún instrumento, jugar bien a la pelota, hacer trucos de magia, saber escuchar, y demás talentos!¡El Estado nos iba a dar a todos las mismas oportunidades! (sí, el mismo Estado que perseguía a los artistas callejeros, exigía licencia para hacer magia, clausuraba los lugares para música en vivo, no dejaba que importaran libros, y aplastaba tu capacidad creativa e intelectual con años de adoctrinamiento obligatorio… ¡quería que VOS tengas levante!). Nadie se puso a pensar que, como marca la evidencia histórica, la mayoría de los fondos destinados a ese plan iba a terminar financiando las salidas a todo trapo de punteros políticos y playboys amigos del poder.

Encaramos algunos grupos. En un momento casi me vi tras las rejas, cuando después de que un homosexual me tocara el culo le grité «¡¡qué hacés…. chabón!!». Menos mal que reprimí la palabra con «p», sino —INADI mediante— me habría ganado la expulsión del local (nunca pensé que me iba a salvar la noche un «puto» reprimido).

Lo ideal últimamente era que no te encariñaras demasiado con nadie en particular, porque la llamada del día después se había convertido en una lotería: con un sistema similar al impuesto a las ganancias, si habías cosechado algunos números de teléfono, estos eran socializados para repartir entre los menos afortunados. Y si justo desaparecía el que más querías conservar… mala suerte. Esto lo pudieron hacer gracias a la digitalización: argumentando «protección del medio ambiente» prácticamente desapareció la producción de papel, con lo cual la única forma de agendar un contacto es a través de tu celular personalizado e intransferible (junto con la producción de papel, claro está, desaparecieron la libertad de expresión y la privacidad).

Traté de despejar mi cabeza y decidí redoblar mis esfuerzos para concretar algo hoy, ya que mañana no tenía la noche disponible para mí; tenía una cita a punta de pistola con Dios-sabe-quién. El gobierno había lanzado hace unos meses el plan «Solos y Solas», en donde todos recibíamos caridad romántica compulsiva. Una de cada siete noches de mi semana era administrada por el Estado, que decidía Dios-sabe-cómo quién era nuestra cita idónea para esa semana. «Cruzan bases de datos», decían algunos; «tienen un grupo de gitanas-brujas-burócratas que tiran la posta«, teorizaban otros. Nadie parecía sorprenderse del hecho de que a las que administraban el sistema siempre les tocaba salir con el galán que gozaba de sus 15 minutos de fama en la tele o el teatro, o a los funcionarios con la modelo top de la semana.

El hecho era que, pese a que muchos nos opusimos porque pensábamos que eramos capaces de hacer nuestra gestión de citas nosotros mismos mucho mejor que un burócrata, la ley se aprobó, y era salir con la persona asignada o ir en cana por incumplimiento del deber civil. El argumento de los socialistas fue:

Caridad romántica compulsiva

Dos medias naranjas violentadas por el Estado

«¿Y qué pasa si llegás a los 40 y no conociste a la persona adecuada?¿quién se va a hacer cargo de que estés solo y no te quiera nadie?¿También me vas a decir que podés gestionar tu propia jubilación mejor que el Estado? Ja, ja, ¡contate una de pistoleros!»

Imposible explicarles que si esas noches me hubiesen dejado salir con quien yo quería, habría tenido más chances de encontrar a la persona ideal para mí, si es que existe. Y sinó, ¿quién me quitaba lo bailado?

Evidentemente, el Estado podía quitarme lo bailado.

El DJ se pasó un poco con el ritmo, provocando primero que un joven lo marcara con el pie, y luego que una señorita empezara a mover las caderas. Error fatal. Además de que la canción no estaba aprobada en la Playlist Oficial Año 2025, el bar contaba con habilitación «local tipo C – no bailable». Un inspector infiltrado de civil vio toda la escena y procedió a la clausura, dejándonos a nosotros de patitas en la calle y al dueño del bar con un agujero en su economía.

Finalmente habíamos alcanzado esa panacea que prometían las palabras del Duce: «Todo dentro del Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado». Música para los oídos de las masas.

Volviendo a casa, me shockeó el último cable de Télam proyectado en la telepantalla del colectivo: el Congreso estaba por aprobar una ley importantísima ¿El nombre? Proyecto Prima Nocte.

Proyecto Prima Noctes

Así se habría visto si hubiese papel

Realidad o Atlantis

TrainWreck

Se fue todo al carajo.

Qué lindo era escribir esta semana sobre los delirios de los feriados, el carnaval eterno, las ostentaciones de Boudou o las forradas de Moreno. Hoy, sin embargo, no me sale el sarcasmo, ni la ironía ni algún que otro chiste. Estoy flotando en una nebulosa que mezcla amargura, resignación y unos tremendos sentimientos de derrota.

Se estrelló un tren.

Se estrelló un tren abarrotado de gente, mucha más de la que debería llevar.

Se estrelló un tren obsoleto, que data más o menos de los años 50.

Se estrelló un tren que corre diariamente por unas vías oxidadas e inseguras.

Se estrelló un tren en el que la mitad de los pasajeros no paga el boleto.

Se estrelló un tren deficiente, operado por gremio y emprebendarios corporativistas.

Se estrelló un tren  que el que lo usa no lo paga, el que lo paga no lo usa y el que lo paga lo hace con plata ajena.

Se estrelló un tren que presta un servicio no a los usuarios sino al relato de una Reina y su séquito de adulones.

Se estrelló un tren y hubo muchos muertos e incontables heridos.

Inmediatamente se me vino a la mente una parte de La Rebelión de Atlas, esa genial obra de Ayn Rand que, en lugar de ser usada para prevenir muchas cosas, parece que la están usando como manual de instrucciones para el funcionamiento del estado.

En dicho capítulo se descomponía la locomotora eléctrica de un tren que debía atravesar un largo túnel. En el tren viajaba una figura política importante que reclamaba llegar a tiempo, a como dé lugar. En este mundo mediocrizado y venido a menos que nos presenta Rand, no hay otra locomotora eléctrica para reemplazarla a tiempo. Pero ante la demanda del funcionario, todos los trabajadores de esta empresa cuasi estatizada enchufan el tren a una locomotora a carbón (previo sutil y tácito deslinde de responsabilidad cada uno) y mandan el tren hacia su destino. Mueren todos los pasajeros asfixiados cuando el túnel se llena de humo.

A continuación de mostrarnos los responsables directos de esta negligencia, Rand da también algunos detalles de pasajeros al azar del tren. Cito el texto a continuación:

Se dice que las catástrofes tienen básicamente su origen en la casualidad y algunos habrían afirmado que los pasajeros del Comet no eran culpables, ni responsables de lo que les estaba sucediendo.

El hombre que ocupaba el dormitorio A, en el primer vagón, era un profesor de sociología que enseñaba que la habilidad individual no tiene consecuencias, que el esfuerzo individual es inútil, que una conciencia individual representa un lujo innecesario, que no existe ninguna mente, carácter o logro de naturaleza individual, y que son las masas, y no la persona, lo que cuenta.

El ocupante del compartimento 7, en el segundo vagón, era un periodista que había escrito que es propicio y moral utilizar la fuerza «por una buena causa». Creía poseer el derecho a hacer uso de la fuerza física sobre otros, estropear vidas ajenas, ahogar ambiciones, estrangular deseos, violar convicciones, aprisionar, despojar y asesinar por todo aquello que, a su modo de ver, constituyera lo que representaba su idea de «una buena causa». No era precisamente una idea, ya que nunca pudo definir lo que consideraba bueno, sino que había declarado simplemente que se dejaba guiar «por cierto sentimiento», no limitado por ninguna clase de sabiduría, ya que consideraba que la emoción superaba al conocímiento y se basaba simplemente en sus «buenas intenciones» y en el poder de un arma.

La mujer que ocupaba la litera 10, en el tercer vagón, era una profesora de avanzada edad que había pasado su vida transformando una clase tras otra de indefensos niños en grupos de infelices cobardes, a quienes enseñaba que el deseo de la mayoría es el único patrón para medir el bien y el mal; que una mayoría puede hacer lo que quiera; que no es preciso resaltar la personalidad de cada uno, sino obrar como los otros obren.

El ocupante del camarote B, vagón número 4, era un editor de periódicos que sostenía que los humanos son malvados por naturaleza y están incapacitados para la libertad; que sus instintos básicos, si no se los controla, son la mentira, el robo y el crimen, y que, en consecuencia, deben ser conducidos con mentiras, robos y crímenes, actos que constituyen un exclusivo privilegio de losgobernantes, a fin de forzarlos a trabajar, enseñarles a ser morales y mantenerse dentro de los límites del orden y la justicia.

El viajero del dormitorio H, vagón número 5, era un empresario que había adquirido su negocio, una mina de metal, con la ayuda de un préstamo otorgado por el gobierno, en el marco de la Ley de Igualdad de Oportunidades.
El hombre que viajaba en el compartimento privado A, del sexto vagón, era un financista que había amasado una fortuna adquiriendo acciones ferroviarias «congeladas» y haciendo que sus amigos de Washington las «descongelasen».

El hombre en el asiento 5, coche número 7, era un obrero convencido de tener «derecho» a un empleo, sin importarle si a su empleador le interesaba, o no, contar con sus servicios.

La ocupante de la cabina 6, vagón número 8, era una disertante convencida de que, como consumidora, tenía el «derecho» a ser transportada, sin que importara si la empresa ferroviaria deseaba, o no, brindarle el servicio.

El hombre del camarote 2, vagón número 9, era un profesor de Economía que abogaba por la abolición de la propiedad privada, explicando que la inteligencia no desempeña ningún papel en especial dentro de la producción industrial; que la mente humana está condicionada por las herramientas materiales; que cualquiera puede dirigir una fábrica o un ferrocarril, ya que sólo es cuestión de conseguir la maquinaria adecuada.

La mujer del dormitorio D, vagón 10, era una madre que acababa de colocar a sus hijos en la litera superior, arropándolos cuidadosamente y protegiéndolos de corrientes de aire y de vaivenes del tren; su esposo ejercía un cargo en el gobierno y hacía cumplir regulaciones que defendía con estas palabras: «No me importa pues sólo perjudican a los ricos. Después de todo, tengo que velar
por mis hijos».

El pasajero del compartimento 3, vagón número 11, era un pusilánime neurótico que escribía comedias, en las que, como mensaje social, insertaba cobardemente pequeñas obscenidades, encaminadas a demostrar que todos los empresarios son villanos.

En la litera 9, vagón 12, había un ama de casa que se creía con el derecho de elegir a políticos, de los cuales no sabía nada de nada, para que controlasen gigantescas industrias, de las cuales tampoco sabía nada de nada…
El camarote F del vagón 13 estaba ocupado por un abogado que en cierta ocasión manifestó: «¿Quién, yo? Siempre me las arreglaré bajo cualquier sistema político».

El ocupante del cuarto A, vagón número 14, era un profesor de filosofía que enseñaba la inexistencia de la mente (¿Cómo sabemos que el túnel es peligroso?}’, de la realidad (¿Cómo demostramos que el túnel existe?); de la lógica (¿Por qué insistimos en que los trenes no pueden moverse sin fuerza motriz?); de los principios (¿Por qué nos dejamos dominar por la ley de la causa y el efecto?); de los derechos (¿Por qué no atamos a cada individuo a su tarea por la fuerza?); de la moralidad (¿Qué es moral en el manejo de un ferrocarril?); y de los valores absolutos (¿Qué importa si vivimos o morimos?); era un catedrático que enseñaba que no sabemos nada (¿Por qué hay que oponerse a las órdenes de un superior?); que no podemos estar seguros de nada (¿Cómo saben que tienen razón?); y que debemos actuar de acuerdo con el impulso del momento (No irá usted a arriesgar su empleo, ¿verdad?).

El ocupante del salón B, vagón 15, era un joven que había heredado una gran fortuna y que no dejaba de repetirse: «¿Por qué debe ser Rearden el único a quien se le permita fabricar su metal?».

El hombre del dormitorio A, vagón 16, era un filántropo que había dicho: «¿Los hombres de habilidad? No me importa que sufran, ni si pueden soportarlo; deben ser castigados para apoyar al incompetente. Francamente, no me importa que sea justo o no. Me enorgullezco de no garantizar ninguna justicia a los más hábiles cuando son los más necesitados quienes necesitan piedad»

Estos pasajeros estaban despiertos y no había nadie en todo el tren que no compartiese conellos una o varias de sus ideas. Cuando el tren entró en el túnel, la llama de la antorcha Wyatt era lo último que se veía.

Claramente los pasajeros de ninguno de las dos catástrofes (ni los de la realidad, ni los de la ficción) son responsables directos, así como tampoco el resto de la población.

Sin embargo, cabe preguntarse cuánto de lo que hacemos y cuánto de lo que hacen los otros no es una colaboración a la gran película que hace que estas cosas sucedan. Cuántas acciones pequeñas pero constantes hacen que estas tragedias sean cada vez más frecuentes.

Colabora con estas circunstancias:

– Aquel que piensa que “está bien que haya un poco de inflación” y, al mismo tiempo quiere que los servicios se le presten a tarifas congeladas peso/dólar.

– Aquel que piensa que está bien que hay que promover la “industria nacional” mediante trabas o, directamente, restricciones a las importaciones y no mediante la verdadera competencia y productos de calidad (Cuántos repuestos para trenes, energía, micros y otros no están entrando por culpa de un gorila como Moreno?).

– Aquel que aplaudió la confiscación de los fondos de pensión de los demás para que los administre el fantástico e infalible estado.

– Aquellos que están orgullosos por haber “recuperado” Aerolíneas Argentinas y muy conscientes de que “debe haber una Aerolínea de Bandera” (administrada por el estado y dilapidando recursos de los contribuyentes).

– Aquellos que piensan que el estado está para “controlar” a los privados, desde un banco hasta en la casa de quién se fuma o cuánta sal le ponés a la comida, sabiendo bien que los burócratas no pueden controlar ni los servicios que ellos mismos prestan.

– Aquellos que piensan que el problema de este gobierno es de formas y no de fondo, y que, con buenos modales van a poder administrar a todo y todos, pero eficientemente.

– Aquellos que, luego de haber visto cómo le sucedían cosas así a los demás (accidente del Sarmiento y los colectivos, asaltos a diario, etc, etc.), prefirieron poner el voto a los mismos, no vaya a ser “que se rompa la economía” y no se puedan comprar el último blackberry.

– Aquellos que insisten con que hay que cumplir con las normas de esa aberración conocida como la Comisión Nacional de Regulación de Transporte. Esos que se ponían a apretar a una línea de colectivos que prestaba un servicio mucho mejor y diferencial.

– Aquellos que recibieron y reciben subsidios que son bancados con los impuestos que pagan otros.

En fin, por acción u omisión, todo un país cómplice de la tragedia. Un país que, a pesar de haber visto, sigue creyendo que el Estado mágicamente va a sacar la incertidumbre de sus vidas y marcarles y asegurarles el camino a seguir desde la cuna hasta la tumba. Ahí tienen al estado. Ahí están los frutos del estatismo recalcitrante.

Podría ponerme a escribir sobre las ventajas de un sistema de transporte de plena competencia y todas esas cosas que ya sabemos. Podría incitar a la rebelión fiscal y a la resistencia civil. Podría arengar sobre lo buena y benéfica que es la libertad.

Pero hoy no.

Hoy simplemente me terminé de dar cuenta cuánto vale para la mayoría de los argentinos la vida humana: una blackberry y un puto plasma ensamblados en Tierra del Fuego.

Para qué hacerla simple!

Complicado vs. Simple

Complicado vs. Simple

En vez de que cada persona negocie con su empleador las condiciones para ser contratado, despedido, ascendido o recibir un aumento de sueldo, se utiliza la «Ley de contratos de trabajo» (by «Il Duce» Mussolini), a través de la cual se pretende regular toda relación laboral, desde un empleado de una panchería hasta un gerente en una automotriz. La complejidad y la cantidad de cosas que debe contemplar un documento así son astronómicas.

Con un sistema impositivo complicado, con gran cantidad de ítems distintos, impuestos que se superponen, distintas agencias que recaudan (AFIP, ANSES, Provincia, Municipios), se vuelve muy difícil hacer el propio cálculo y saber exactamente cuánto se está garpando al estado. Es más, apuesto guita a que la mayoría de las personas no tiene la menor idea de que su empleador le paga al estado entre un 25 y un 40% más del bruto que recibe, en concepto de «cargas sociales». O sea, de cada 1.000 mangos que te están pagando en el bruto, hay unos 250 a 400 mangos más que ni te enterás que existen.

Te atan la cobertura médica al gremio y a tu laburo. Así, si se te ocurre cometer ese pecado que es cambiar de laburo antes de la muerte (o si un «malvado explotador negrero y enemigo de la patria» te llega a rajar), perdés los beneficios adquiridos por cantidad de años que estuviste en esa empresa de medicina, todos los médicos que te atienden por esa y no por otra, etc.

Organizan una maraña de subsidios cruzados para los que producen, transportan y/o llevan energía, gas y agua hacia los hogares y las empresas, destruyendo totalmente el sistema de precios y dejándonos ciegos a cuánto salen realmente esos servicios. O hacen unos «subsidios diferenciados en la tarifa» de acuerdo a cuánto gana, dónde vive o dónde fue al colegio una persona.

Y es así que, cosas muy simples como las arriba señaladas, que no tienen que ver una con la otra, son complejizadas y atadas con alambre por una manga de burócratas megalómanos, justificando siempre que «hay algunas personas que no pueden / no saben / no tienen recursos para hacer eso o decidir por sí mismos».

Fíjense cómo sería mucho más simple que, en vez de afanarle a cada persona una cantidad de guita en «cargas sociales» y darle alguna obra social del gremio o algo por el estilo, si le dieran esa guita, podría pagarse tranquilamente una prepaga de lo mejorcito. Hagamos una cuenta bien simple: Sueldo bruto paupérrimo de 1500 mangos, le sumamos las «cargas sociales», termina siendo de 2100 mangos. Con la diferencia puede pagarse tranquilamente un plan de OSDE (una de las prepagas más caras).

Asimismo, sería mucho más simple para las personas negociar su sueldo respecto de su productividad en lugar de estar en escalones como «categorías» o «convenios colectivos» (oohhh, he pecado, iré al infierno de los progres). Es simple, producís más y mejor, le pedís más guita u otras prestaciones a tu empleador.

En vez de subsidiar a todo el mundo por años y destruir los incentivos para proveer más energía más barata (por un tema de volumen y economía de escala) y después sacar todo compulsivamente de una con una suerte de Rodrigazo, podrían haber dejado desregulado el precio y darle un subsidio a las personas que lo solicitaran, previo estudio de uno de sus amados «asistentes sociales».

En fin, hay miles de soluciones simples y desacopladas para todas estas situaciones y muchas más. Los sistemas simples son muy adaptables, actualizables y, en el caso de que dejen de ser útiles, fácilmente descartables. En cambio, los sistemas complejos y acoplados, son difíciles de modificar, tienen un alto overhead (por lo tanto, desperdicio de recursos) y, ante su inutilidad, lo único que pasa es que reciben parche sobre parche, complejizándolos y acoplándolos cada vez más.

Los sistemas simples son efectivos y eficientes, ya que dependen mucho de los incentivos y los deseos que tienen todas las partes. Los burócratas estatales, por su parte, tienen el único incentivo de mantenerse en sus puestitos cobrando una buena platita y SINTIÉNDOSE necesitados y los salvadores de la sociedad. Eso hace que, en lugar de buscar que las cosas sean simples y voluntarias, traten de que las cosas sean complejas, coercitivas y con alto nivel de acoplamiento (en especial que requiera de una alta intervención de ellos y de sus subalternos).

Como dice el viejo dicho «A río revuelto, ganancia de pescador». La complejidad del sistema económico / laboral / jurídico argentino es un río absolutamente revuelto, en el que siempre, siempre, se benefician los que manejan el estado y sus empresarios amigos.

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