Ella y su dictadura

Cristina Kirchner, de a poco, está aprendiendo los gajes del oficio de ser la líder de una dictadura con todas las letras. Antes que los que creen ser expertos en semántica argumenten que CFK fue votada de forma democrática, y por ello nunca puede ser presidente de una dictadura, recordemos la definición de  esa palabra en el  Espasa Calpe:

f. Gobierno que prescinde del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad sin limitaciones en un país y cuyo poder se concentra en una sola persona.

La RAE coincide. Nada dice acerca de la forma en la que se accede al poder, sino sobre los modos en los que se administra ese poder. Fue el predecesor de Axel Kiciloff, ahora diputado de la nación, Roberto Feletti, quién dio los primeros indicios de como iba a ser el segundo mandato de Cristina Fernández: «Ganada la batalla cultural contra los medios, y con un posible triunfo electoral en ciernes, no tenés límites«, afirmó Feletti en la era del pre-54%.

Claro, sería injusto de mi parte afirmar que un funcionario de mediano rango,que es un simple aplaudidor que está siguiendo ordenes, haya definido con sus declaraciones el rumbo que tomó el tercer mandato del kirchnerismo. También podríamos referirnos a un comunicado de prensa de la AFIP (acá más sobre el tema) que admitía que los únicos límites que tenían a la hora de investigar a los ciudadanos era, el límite tecnológico:

La medida se enmarca dentro de los tres pilares en los que se apoya la nueva estrategia de fiscalización de la AFIP: la utilización al máximo de la tecnología disponible, la explotación centralizada de la información y los controles tanto “ex-ante” como en línea de las operaciones.

Sin embargo, el caso sigue siendo débil. Definir a una dictadura según las declaraciones de un aplaudidor de mediano rango, y tomando en cuenta los pilares de la agencia recaudadora de impuestos puede ser exagerado. De todas maneras, al mismo tiempo, hay un sinnúmero de evidencias para avanzar el caso de que estamos ante un gobierno dictatorial, en este blog fuimos documentando varias de ellas.

En la última cadena nacional, la vigésima del año, utilizada para presentar el Plan Nacional Estratégico de Seguros (Planes, según sus siglas), la presidenta dio un discurso en el que dejó una vez más en evidencia el carácter del actual gobierno. Me refiero especialmente a este fragmento:

Hemos tenido en lo que yo llamo esta década ganada, el crecimiento más importante de nuestros 200 años de historia, con un promedio del 7,7 del PBI por año, que nos ha convertido casi en un 80 por ciento de crecimiento, una recaudación… De aquí lo veo al señor de la AFIP, que lo pone nerviosos a algunos y yo no sé por qué, porque en realidad si uno paga los impuestos, nadie tiene que sentirse mal ni molesto ante la AFIP. Solamente pueden tenerle miedo a la AFIP, los que no pagan los impuestos o están fuera de la ley, el resto tiene que estar muy tranquilo.

El deplorable show de la condena nacional.

Por si quedaba alguna duda, lo que anticipó Feletti y, posteriormente, el comunicado de AFIP, lo reafirma Cristina Fernández de Kirchner, en ese acto que le imponía a toda la televisión de aire, y a las radios. Las declaraciones son una clara demostración de que la Constitución Nacional no está vigente. No es que la Argentina convertida en dictadura sea una imagen muy reciente, desde la confusión total entre partido y estado, hasta los escraches en cadena nacional a un empleado de  inmobiliaria que osó criticar al gobierno, o la misma persecución a los jueces de la Corte, presionando a muchos de ellos a renunciar a su cargo en vez de celebrar el correspondiente juicio político. Todo estos son indicios  bajo que régimen de gobierno vivimos y estuvimos viviendo los últimos 9 años.

Para muchos el argumento al que apeló Fernández de K. es válido. «Pagar los impuestos es una obligación legal y el gobierno debe encargarse de hacer cumplir la ley», mucha gente cree que para esto no hay ningún tipo de límite o restricción: todo vale especialmente si el fin es recaudar. Para algunos, los evasores merecen la expulsión del país. Este grupo está compuesto por kirchneristas y furiosos antikirchneristas, indistintamente. Pero ¿qué pasaría si de repente Héctor Magnetto, CEO de Clarín, logra destituir a nuestra  presidenta? Lo primero que haría el «presidente de la corpo», en el imaginario K, es perseguir y encarcelar o asesinar personas que eran kirchneristas , y el aparato de espionaje  compuesto por AFIP, ANSES y SUBE, entre otros, se lo facilitará a esta especie de Emmanuel Goldstein convertido en presidente.
Cualquier otro gobierno, sea del signo que sea, podrá utilizar todo esa policía  fiscal para convertirla en una policía política, algo que para cada vez más personas ya está sucediendo.
Por otro lado, está el derecho a la privacidad, la prerrogativa sobre mantener algunos hechos sin dar a conocer. Es el derecho a aquellas cosas que desean mantenerse en secreto, que nadie lo conozca, y sin embargo, apelando al monopolio de la fuerza el gobierno puede exigirle a las tarjetas de crédito que informen sobre determinados consumos, sacando de la esfera de la privacidad, utilizando la fuerza, cuestiones que se preferían mantener privadas.
Este tipo de razonamiento debería llevar a los interesados por los derechos individuales de la gente, y la libertad, a pensar dos veces en las estructuras que se arman desde los organismos estatales para perseguir a ciudadanos, hoy destinados a supuestos «fines nobles», pero dejando la puerta abierta para una serie de abusos de futuros gobiernos.

Cumplir la gran misión (y el resto no importa nada)

El uso del lenguaje es de extrema importancia. Mi co-blogger lo dejó claro en su último post. Las palabras utilizadas para describir situaciones no son una simple cuestión semántica, son una cuestión política. Varias veces hemos mencionado a George Orwell que en su novela 1984, así como también en otros ensayos, señala la relación entre el lenguaje y la política. «El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.», escribió Orwell, y estaba en lo correcto.

Los funcionarios kirchneristas saben de esto, y han llevado a cabo una manipulación del lenguaje que ha tenido éxito. Tanto los defensores del régimen como los opositores adoptaron el lenguaje que ha decidido utilizar el kirchnerismo.  Los «controles al dólar», «las restricciones a las importaciones», «la inflación» o «el cepo cambiario»,  son los temas que predominan en las tapas de los principales medios, todos ellos tratados y analizados en la sección económica.  ¿Pero pueden todas estas medidas limitarse a ser analizadas en la sección económica de los diarios?

Ludwig von Mises, uno de los más grandes economistas del siglo XX, definió a la economía como la ciencia que estudia la acción humana. La economía no estudia la circulación de los bienes y servicios, el dinero, la tierra, los factores de producción, u otros conceptos que seguramente recibimos en nuestra educación primaria o secundaria. El objeto de estudio de la economía es  la acción humana individual, y la interacción entre distintas acciones humanas, es decir la cooperación social, el mercado.  Entonces, ¿sobre quienes recaen las distintas regulaciones económicas? No lo hacen sobre el dólar, o sobre productos. Las regulaciones, son en realidad regulaciones  sobre  la acción humana y el campo de elección posible. Lo que se está regulando son las elecciones que una persona pueden hacer  y cuales no . Hablar de regulaciones económicas es un eufemismo para evitar mencionar que lo que se está regulando y dirigiendo son las decisiones de millones de personas, sin importar a que sector social pertenezcan o a quién hayan votado. No es un modelo de sustitución de importaciones, en realidad se trata de un modelo de sustitución de decisiones.

Los gobiernos, históricamente, han evitado afectar derechos fundamentales como la libertad de expresión, o el derecho de propiedad, solamente por un capricho propio. La realidad, es que cada vez que se ha avanzado contra los derechos humanos se ha enarbolado una causa noble y repleta de grandeza para llevar adelante el plan. Ya sea para el «bienestar del pueblo»,  «salir del infierno», «mantener la paz social», o «garantizar la seguridad social», regímenes de todos los tamaños y colores han apelado a este tipo de excusas para restringir derechos. Su misión no es la de administrar los recursos, ni siquiera implementar políticas públicas, tienen una misión mas importante, un objetivo tan importante que pueden creen tener el poder, y la justificación, para ignorar los límites que tiene un gobierno en sus acciones.

Es decir, hay una misión superadora que requiere ignorar a las minorías, o pasarlas por arriba. «Ellos no pueden quejarse porque les fue, o les va bien, no son tan buenos como nosotros» es el argumento principal contra las manifestaciones masivas anti-gobierno. El principal mensaje de la presidenta a las protestas fue relacionado con quiénes supuestamente la llevaron adelante, y no acerca de los legítimos reclamos que realizaban. Esto quiere decir que Cristina Kirchner ha logrado una confusión total entre el partido gobernante y gobierno, hablándole durante acto de gobierno a una audiencia, y con un discurso, que era más propia de la de un partido político.

En general, ningún gobierno ha disminuido el alcance de derechos básicos como es el derecho de propiedad, por el sólo hecho de expresar «envidia» o cuestiones similares, siempre existen causas nobles que defender. Ningún gobierno restringe las importaciones para beneficiar a empresarios amigos, se lo hace para «proteger el empleo local, y fortalecer el modelo de movilidad ascendente». El cepo cambiario no se hace para salvar las papas del fuego de un modelo que es insostenible, se aplican medidas «para promover una cultura de ahorro en pesos, y fortalecer la moneda», lo que se está haciendo es robandole a la gente mediante la inflación y prohibiendo comprar moneda extranjera más confiable que el peso argentino en el corto plazo. Lo mismo se puede decir de la nueva ley que obliga a los countries a ceder o pagar el 10% del territorio que ocupa, lo que para los diputados son «contribuciones obligatorias» y «compensaciones monetarias» (habrá que preguntarles cuál fue el daño que hicieron los countries y que ahora deben compensar) para construir viviendas sociales, a los ojos de cualquiera debería ser una extorsión y un robo, sin embargo se lo hace en nombre de resolver «las necesidades de ordenamiento urbano, hacinamiento de hogares o factores de riesgo social, hidráulico o ambiental».

Las dictaduras se han encargado de fijar objetivos grandilocuentes. Si ellos luchan por la «paz social», «el bienestar del pueblo», la «seguridad nacional», ¿por qué debería haber algún limite sobre sus medios? ¿Acaso alguien podría oponerse a conseguir la «paz social», «el bienestar del pueblo»o promover  «la seguridad nacional»?  Lo hacen y lo hicieron políticos alrededor del mundo, George W. Bush lo hizo y lo sigue Barack Obama, en los paises comunistas sucedía, pero también pasa con los populistas de derecha europeos, como Jean-Marie Le Pen o Geert Wilders. Aunque probablemente sea en Latinoamerica, y el realismo mágico que se trasladó de la literatura a la política,  el semillero más importante de populistas. En Argentina, el mesianismo político ha sido una constante entre los peronistas y militares que se alternaron el poder durante los ultimos 70 años, y todos ellos venían con proyectos de restaurar el orden o transformar la nación.

La humildad es una cualidad que no se encuentra fácilmente entre los políticos de ningún signo político, tal vez José Mujica, con todos los problemas que puede tener, por lo menos adopta su gobierno desde la humildad y no la arrogancia. Actuando con humildad, y sin tanta parafernalia alrededor de políticas públicas, los gobiernos abandonan ese velo  de impunidad que creen tener para llevar adelante sus «cruzadas y misiones de suma importancia para el futuro de la nación» y se mantienen más cercanos a la realidad, y así con mayor probabilidad de ser controlados. Que, por supuesto, es lo que intentan evitar.

Tags

Related Posts

Share This

De regreso a clase, de regreso a la realidad

Después de andar viajando un poco llegó la hora de volver a clases y toparme con la realidad argentina, claro que no esperaba chocarme tan de golpe con esta realidad en la primer clase del curso que comenzó en el cuarto bimestre. No es la primera vez que vuelco en este blog alguna de mis experiencias en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Este relato se suma a una serie de episodios vividos que no reflejan únicamente el zeitgeist universitario, sino el de toda la sociedad.

Sucedió en un curso de la rama de derecho empresarial, dónde el profesor dijo que es importante que los alumnos tengan opiniones sobre la realidad jurídico-política del país, y justo hablando de las AFJPs y su relación en el derecho concursal le preguntó a un alumno que estaba sentado atrás mio cuál era su opinión  sobre la re-estatización del sistema de seguridad social. «Yo estoy de acuerdo, porque la seguridad social es una cuestión muy importante como para dejarla en manos de privados», contestó. Yo me retorcí.

A continuación, el profesor pidió que levantara la mano si había alguien que no estaba de acuerdo con esa proposición, mi mano era la única que estaba levantada. Era una mano que no sólo se trataba de una manifestación acerca de una política pública determinada, era una mano que representaba la auto-estima, la confianza en los individuos para resolver sus propios problemas, la idea de que uno mismo es quién mejor puede decidir acerca de su propio futuro. Una mano levantada en un desierto de personas que cree que un puñado de funcionarios tiene que decidir acerca de su futuro y el de todos los demás.

Mi idea fue tildada de «abolicionista», de un liberalismo extremo. Aunque supongo no era su intención me sacó una sonrisa. Después me  relacionó con un profesor de Estados Unidos que escribió sobre esto en los 90s llamado Nosis (sic), se confundía al profesor universitario Robert Nozick, que escribió sobre filosofía política en el 74, con la empresa que brinda informes de crédito. El profesor, un peronista, citó en varias oportunidades a Perón. Todo una paradoja que en la Facultad de Derecho, alguien mencioné constantemente a uno de los responsable de pervertir el derecho de Argentina.

No es una situación nueva encontrarme solo en un mar de estatismo en mi facultad, muchas veces la propuesta de que nosotros podemos, y debemos ser responsable de nuestros actos y permitirnos actuar en libertad fue tomada como si hubiese sido un chiste. No está presente siquiera la posibilidad de que esa idea sea discutida.

El vicepresidente Amado Boudou, el encargado de planificar el futuro de la gente por unos años. 

Volviendo a la pregunta, es interesante la respuesta que dio mi nuevo compañero respecto de quién tendría que hacerse cargo de la planificación de su retiro, «es muy importante para que la manejen los privados», dijo.  ¿Le habrá pasado alguna vez por su cabeza que sea él quien planifique como va a manejar su futuro? No lo se. En primer lugar, supongo que en ningún momento se planteó así la pregunta que hizo el profesor. La seguridad social – habrá pensado – es una cuestión muy importante. ¿Pero por qué se llamara seguridad social? Acaso la planificación personal para su futuro en determinada edad deja de ser parte de la esfera individual y pasa a ser parte de algo llamado «seguridad social», un concepto demasiado a abstracto. Imaginen si además de prevenir que uno planifique para su vida en la tercera edad, también se instaure en la sociedad la idea de la importancia del «futuro social». Futuro social que debería ser garantizado por el estado, por eso será éste quien define  la carrera que seguirá cada ciudadano, así garantizando que la carrera estudiada le otorgue un retorno aceptable para poder vivir. En el caso de la «seguridad social» es lo mismo, sólo que para otra etapa. La misma existencia del sistema incentiva a la mayoría a comportarse de manera irresponsable ya que su futuro se encuentra cubierto por la supuesta asistencia estatal que recibirá.

La idea de llamarlo seguridad social tiene como objetivo formular una diferencia entre los planes individuales de vida, y el plan individual para la vejez, éste último estaría ya dejaría de ser responsabilidad propia y pasa a ser responsabilidad del estado. El llamado sistema de seguridad social desincentiva a la gente a planificar su retiro, tal vez porque los resultados del sistema en el momento en el que uno deba retirarse no son conocidos. En la Argentina la quiebra del sistema ha sido una constante y millones de personas se han visto, y se van a ver afectados. En educación, por el contrario, a pesar de que no exista una alternativa verdaderamente libre, la gente percibe en el momento la paupérrima calidad de la oferta educativa estatal (o de escolarización para ser más precisos con el lenguaje), por lo tanto las familias el primer ahorro que hacen una vez que tienen familia es para sostener una educación aceptable para sus hijos. ¿Pasaría lo mismo si el gobierno deja de actuar de forma paternalista respecto del retiro? ¿No es hora de que nos dejen actuar como gente responsable de nuestro propio destino?

El daño que ha hecho el paradigma estatista sobre el tejido social es muy difícil de revertir, solamente deshaciendo todo este cumulo de medidas y permitiendo que surjan iniciativas verdaderamente libres para la gestión del futuro de cada uno, podrá devolverle la confianza y la auto-estima a la gente de que se pueden hacer valer por sí solos y que no tienen que depender de un estado papá (un padre malo, por supuesto) para que los guíe a lo largo de su vida. La independencia y la confianza en uno mismo son dos aspectos claves para vivir con dignidad.

Tags

Related Posts

Share This

Un llamado a la acción: resistencia no violenta

[El día de ayer se publicó este post pero hubo problemas técnicos que dificultaron su visualización, esta será la versión definitiva]

«En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad como persona, ninguna tiranía puede dominarle»

Gandhi

Dictadura:
3. f. Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país. 4. f. Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente

— Real Academia Española

Dictadora:

1. m. y f. En la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos extraordinarios y los ejerce sin limitación jurídica.

— Real Academia Española

Resistencia no-violenta en China

En momentos donde el aumento del nivel de fascismo del gobierno es inocultable, han proliferado varios grupos anti-kirchneristas desde los cuales empiezan a circular textos e imágenes criticando al actual gobierno. Lejos está esto de generar algún efecto en las acciones del gobierno, o en la opinión pública.

La realidad es que las redes sociales han contribuido a la primavera árabe por el hecho de que ya había con anterioridad la voluntad para llevar a cabo acciones concretas. Compartir fotos, textos, o hacer comentarios en redes sociales no genera ningún impacto en las estructuras del poder.

Hay que reconocer que existen varios obstáculos para pasar de la acción virtual a la acción real. El primero es el desconocimiento sobre qué hacer, qué acciones son necesarias para pasar de una expresión de disconformidad a lograr un efecto concreto en la realidad. El segundo está relacionado con el primero, la falta de organización. Llevar adelante una organización destinada a cumplir un objetivo concreto es difícil, es necesario reunirse, destinar tiempo a la organización misma para luego pasar a la acción, las distancias y las obligaciones de cada uno dificultan la posibilidad de organizarse, y en última instancia cierta desconfianza que genera reunirse con un grupo de desconocidos que quién sabe que fines tiene.

Para evitar estos problemas y alentar el paso importante, fundamental y el único que sirve de la computadora a los hechos, compilamos un listado de propuestas para comenzar un proceso de resistencia no-violenta frente al proceso del kirchnerismo de seguir acotando cada vez más los derechos fundamentales.

El siguiente listado es para valientes, para aquellos que no dudan de la justicia de su causa, y de que están dispuestos a sacrificar la comodidad del escritorio de la computadora por la consolidación en la realidad de sus acciones. Una importante advertencia, no todas las acciones enumeradas aquí son conformes a la ley pero como dijo Thomas Jefferson «Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en deber.»

El éxito de esta iniciativa depende de la difusión de estos conceptos, y la concientización masiva de que solamente acciones concretas  y dirigidas a un objetivo determinado generan un impacto en la realidad.

Mecanismos directos de resistencia no-violenta

Pueden enviar más ideas por e-mail o en los comentarios. El conjunto de iniciativas comprende métodos de presión social y presión económica.

  • Hostigamiento no violento: molestar e incomodar a funcionarios en lugares públicos (restaurantes, bares, clubes, en la calle, etc)
  • Comprar en lugares donde no entreguen factura, o solicitar que no hagan factura.
  • No emitir facturas.
  • No realizar las retenciones aquellos sujetos obligados por la ley.
  • No colaborar ante las exigencias de la AFIP a la hora de hacer compras que requieren la entrega de datos personales. Por ejemplo, cuando solicitan nombre y apellido para compras de mas de mil pesos (incluso en efectivo), el origen de los fondos en otras operaciones. Pedir con el gerente y asentar un reclamo en el libro de quejas. Poner en situación incómoda a los que ejecutan las ordenes del gobierno.
  • Operar en efectivo de ser posible para salir de la esfera de control de la AFIP.
  • No sintonizar canales donde se está transmitiendo la cadena nacional.
  • Boicotear el consumo de productos de empresas que promueven regulaciones, proteccionismo y reciben orgullosamente prebendas.
  • Operar en el mercado negro.
  • Hacer simulaciones en contratos de compraventa de inmuebles que permita establecer libremente las condiciones del mismo.
  • Promover la idea de cortinazos.
  • Organizar protestas de forma rutinaria, en un mismo lugar, sin importar el numero de asistentes.
  • Retiro masivo de depósitos de bancos estatales (Nación, Provincia, etc.)
  • Ante verdadera amenaza de fraude no presentarse a votar.
  • Renuncia masiva de empleados estatales, o huelga.
  • No cooperación con investigaciones policiales dudosas, o la aplicación de leyes injustas (ley de antiterrorismo, ley de abastecimiento, etc.)
  • Sobrecargar sistemas administrativos con falsas denuncias y falsos requerimientos.
  • No obediencia por parte de agentes de seguridad, jueces, ejercito, etc.
  • Bloqueo de salida de funcionarios de su lugar de trabajo.

Como dije antes, esperamos sus colaboraciones para ampliar la lista, y sus experiencias para alentar a otros a sumarse a la resistencia no violenta.

Material Recomendado

Gene Sharp – De la dictadura a la democracia: Un sistema conceptual para la liberación [PDF]

Gene -Sharp – 198 métodos de acción no-violenta

Robert Helvey – Sobre el conflicto no-violento estratégico [PDF]

Gene Sharp – La lucha política no-violenta [PDF]

Como empezar una revolución [Video]

Material adicional

Étienne de la Boétie – Discurso de la servidumbre voluntaria  [PDF]

Henry David Thoreau – Desobediencia civil

Murray Rothbard – Anatomía del Estado

Agradezco a todos los que aportaron ideas para el listado, y aguardamos la llegada de nuevas propuestas.

Tags

Related Posts

Share This

AFIP sin límites

Que la Administración Federal de Ingresos Públicos, la agencia recaudadora de impuestos ahora devenida en policía política,  no respeta ninguna de las garantías constitucionales, ni los derechos que reconoce la Constitución Nacional, no es ninguna novedad para nadie que sea habitual lector nuestro, sin embargo lo que puede llegar a sorprender es que la propia AFIP en un comunicado oficial reconociera esta actitud que mantiene frente a los límites al poder que le impone la Constitución. Así fue, la AFIP afirmó en un comunicado de prensa blanqueando ante la sociedad que no encuentra limitación alguna en ninguna norma legal, incluida la Constitución Nacional. Al mismo tiempo, reconoció que el único límite que tiene para adentrarse en la vida de la gente es el grado del avance tecnológico  de vigiliancia, para mantener bajo su control las actividades de los ciudadanos:

La medida se enmarca dentro de los tres pilares en los que se apoya la nueva estrategia de fiscalización de la AFIP: la utilización al máximo de la tecnología disponible, la explotación centralizada de la información y los controles tanto “ex-ante” como en línea de las operaciones.

Comando General de la AFIP

La impunidad que existe entre los funcionarios del gobierno actual es de tal magnitud que no dudan en reconocer que no hay limites. Esta no es la primera vez que sucede, en su momento el predecesor de Axel Kiciloff y actual diputado de la nación, Roberto Feletti, sostuvo que «ganada la batalla cultural contra los medios, y con un posible triunfo electoral en ciernes, no tenés límites», otro más que no tenía vergüenza en admitir su desprecio por la Constitución.

Esto no es una novedad, la sola idea de que exista un «proyecto nacional y popular» en contraposición al nombre que suelen recibir las presidencias, que es el de «Administración», deja establecido que se apartan sin problemas del proyecto constitucional, para adoptar uno propio que no comprende de límites. El triunfo de las facciones, diría James Madison. Al mismo tiempo hay que hacer una aclaración, esto no es exclusividad de este gobierno, más bien es una patología crónica de cada uno de lo gobiernos que hubo en el país, desde tiempos inmemoriales.

Como hasta los que ostentan el poder lo admiten, la Constitución Nacional es letra muerta. Peor aún, los jueces encargados de testear la constitucionalidad de las leyes, en la mayoría de los casos, abandonaron ese objetivo en un contexto donde una decisión contraria a la voluntad del poder ejecutivo puede repercutir en su carrera judicial. La cantidad de denuncias acumuladas para ser resueltas en el Consejo de la Magistratura ponen a los jueces al vilo de la destitución, así perdiendo cualquier tipo de independencia cuando tienen que entender en las causas que les importan a sus verdugos. Además de estos mecanismos, el gobierno ha reforzado su dominio sobre el Poder Judicial, a través de determinados jueces adictos. El primer ejemplo de esto es el juez federal Norberto Oyarbide, en cuyo juzgado recaen, como si fuese automático, todas las causas sensibles al gobierno nacional.

La manera en la que se ha promovido la negación de los límites que impone la Constitución nos lleva a pensar si realmente vale la pena darle relevancia a la Constitución vigente, y gastar valiosos recursos en este asunto.

Para algunos estas conductas pueden ser indicios de que con una Constitución que avale claramente sus acciones, se radicalizaría el estado policial y planificador de la economía,  y acciones hoy inconstitucionales podrían ser legitimadas por una modificación del texto. Otra lectura de la misma situación puede llevarnos a la conclusión que la importancia del contenido de una Constitución es menor del que se cree, ya que en la práctica en ningún período de la historia la Constitución funcionó como limitación a los poderes del estado, y desde cada gobierno se instrumentaron diversas  maniobras para sobrepasar los frenos y contrapesos. Darle un supuesto carácter de «temporal» al impuesto al cheque, o el impuesto a las ganancias, la delegación de poderes y las leyes de emergencia económica, son algunos de los ejemplos de los recovecos legales que encontraron para violar la Constitución. Ni hablar de las otras medidas que alevosamente, y bajo ningún disfraz, ignoran el coto al poder que supone la ley suprema.

Mientras en la AFIP sueñan con utilizar el poder máximo que les permita rastrear e investigar a cada ciudadano como si fuesen los directores de The Truman Show, los políticos oficialistas buscan allanarle el camino a la nueva policía política disfrazada de agencia recaudadora de impuestos, para que sin freno alguno, puedan decir claramente, y avalados por la ley, «vamos por todo».

El dilema está planteado, la inevitabilidad del crecimiento del estado parece un hecho, y la futilidad de las constituciones parece otra realidad. Solo resta por decidir, si conviene luchar para defender un librito que ha sido ignorado durante 159 años, o si es preferible exponer las conductas inmorales del estado y esperar a que la gente se canse de ser parte del rebaño, y no solo diga basta, sino que haga algo para detenerlos.

El adoctrinamiento de La Cámpora, y de todos los demás.

El espacio principal de la tapa del domingo de La Nación  está dedicado a un tema que fue comentado por varios medios durante la semana. Se trata de los programas de la Subsecretaría para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia que están siendo implementados por integrantes de la agrupación kirchnerista «La Cámpora», y cuyo contenido está basado en la novela gráfica «El Eternauta» de Hector Oesterheld y Francisco Solano Lopez.

Según la propia agrupación los talleres consisten en lo siguiente:

Luego, se reunieron en 3 grupos de talleres con tres compañeros moderadores para comenzar con la actividad participativa de discusión y debate sobre las distintas situaciones e incógnitas que deberían resolver para tomar la decisión acertada. La discusión fue enriquecedora, ya que los chicos supieron entender que su participación en la toma de decisiones del grupo era necesaria e importante para poder resolver los problemas y afrontar las adversidades, priorizando el bienestar del conjunto.

Para finalizar, realizaron la puesta en común amalgamando el aprendizaje del texto disparador con la necesidad de comprender y valorar al sistema democrático cómo ámbito de desarrollo para la persona humana. Poniendo énfasis no solo en la importancia de la democracia en tanto y en cuanto modelo para la toma de decisiones, sino también para lograr el máximo bienestar y la prosperidad de un conjunto de personas vinculados por la pertenencia a un mismo territorio, a una misma cultura, a una misma escuela, también reflexionaron sobre los valores intrínsecos de la democracia como forma de vida en común y el ejercicio pleno de libertades y derechos. Así, trayendo a colación momentos de nuestra historia nacional, debatieron sobre el derecho a la libre expresión, a la salud, a la educación y a la vivienda, la inclusión social e igualdad ante la ley, sobre el valor de preservar las instituciones y la importancia de tener soberanía política para poder tomar nosotros mismos nuestras propias decisiones en función del bienestar general.

La descripción que hacen los integrantes de La Cámpora en su blog no parece ser algo que pueda a llegar a despertar críticas entre la llamada oposición. Las notas de nacionalismo, xenofobia y colectivismo, son un factor común en casi todos los partidos políticos. Estos talleres, que se vienen realizando desde el año 2011, y que ahora desembarcaron en la Ciudad de Buenos Aires, tienen una característica especial que comenta Laura Serra en su artículo del día domingo en el diario La Nación:

 Los integrantes de la agrupación juvenil kirchnerista concurren con sus banderas y símbolos partidarios a las escuelas para coordinar los talleres. En esos encuentros se invita a los alumnos a debatir y a tomar decisiones sobre asuntos públicos desde la lógica de un juego, cuyo personaje central es el héroe de la historieta El Eternauta, creada por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López. El Eternauta es el ícono que identifica a los militantes de La Cámpora, que reemplazaron el rostro original por el de Néstor Kirchner.

Esto fue lo que realmente movió el avispero. La utilización de símbolos partidarios en una actividad supuestamente neutral. La aparición la agrupación kirchnerista con banderas y símbolos partidarios es, en opinión de muchos, lo que separa a la enseñanza del adoctrinamiento.

Si bien el tema tomó cierta relevancia en los medios, entre los políticos las respuestas fueron diversas. Hermes Binner, ex-candidato a presidencial por el Frente Amplio Progresista, una especie de kirchnerismo paralelo que se dice «opositor», celebró esta situación  al considerar positivo que «los jóvenes de la secundaria tienen cada vez más participación en política».

El apoyo de Binner a este programa llevado adelante por La Cámpora no es de sorprender, sus ideas son afines a las del kirchnerismo, y en lo único que varían es en la forma de presentarlo. Más allá de su apoyo, el santafesino confunde la participación de los jóvenes en la política, que no es algo ni bueno ni malo per se, con la utilización de los jóvenes en la política, un rasgo característico en los regímenes fascistas donde los ejemplos abundan. El caso paradigmatico, aunque más extremo que el actual proyecto de la agrupación liderada por Máximo Kirchner, es el de las Juventudes Hitlerianas, sin uniforme y con un enfoque más intelectual que militar, tienen objetivos similares. Aquellos tenían como misión «entrenar a futuros ciudadanos del Reich y soldados que sirvieran fielmente a la Alemania nacional-socialista cuando fueran adultos», los locales buscan solidificar el relato e impulsar futuros jóvenes K. La tradición de las Juventudes Hitlerianas, la Organización de la Juventud Nacional de Grecia, el Frente de Juventudes español, la Opera Nazionale  Balilla italiana, se repite en La Cámpora, y podría agravarse si se consolida la idea del diputado Dante Gullo de crear un Ministerio de la Juventud, algo que hasta el momento solo tiene carácter de Dirección, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social.

Desde otro lado, la diputada Patricia Bullrich, señaló que los talleres, en realidad, se tratan de «espacios de adoctrinamiento kirchnerista» y en consecuencia intentará citar al Ministro de Educación, Alberto Sileoni, para que responda algunas preguntas en el Congreso, referidas a este programa.

Bullrich está  mejor orientada que su colega opositor Hermes Binner, sin embargo el árbol le tapa al bosque. Cuando los integrantes de La Cámpora dejan las aulas y vuelven a sus puestos en la ANSES, Aerolíneas Argentinas, YPF, y el resto de las oficinas que ocupan en el leviatán argentino, el adoctrinamiento en las escuelas sigue, y a la diputada de Unión por Todos parece importarle poco el tema.

El adoctrinamiento diario en las escuelas está a cargo de una organización mucho más poderosa que La Cámpora, con un presupuesto más importante, y sin embargo no llama la atención como cuando se delega esta tarea en una agrupación determinada. El Ministerio de Educación fija los contenidos que deben estudiar los millones de alumnos en el sistema educativo, y no sólo eso, desde allí aprueban o rechazan metodologías de enseñanza más modernas que la actual cuyo origen encontramos en la Prusia de Federico El Grande.

Es positivo que la sociedad empiece a cuestionar las prácticas despreciables en los colegios, donde el adoctrinamiento es tan alevoso que no se puede negar bajo ningún concepto (excepto el caso de los idiotas útiles como Binner). No obstante, la posibilidad de extinguir este tipo de prácticas está lejos, muy lejos. Hasta que no se hagan análisis más profundos sobre las causas de los problemas, y se los ataque de raíz.

Si como decía Mises, el intervencionismo genera más intervencionismo, en el caso de la educación, el adoctrinamiento legal genera más adoctrinamiento.

ACTUALIZACION: Martin Krause realizó el año pasado un lucido análisis sobre «El Eternauta», acá. Recomiendo su lectura.

Evitas de oro

Interesante propuesta del Partido Liberal Libertario:

El Partido Liberal Libertario consideró que el lanzamiento del billete de $ 100 en homenaje a Eva Duarte de Perón es simplemente una cortina de humo para dejar de lado el debate sobre la inflación y centrarse en nimiedades como las figuras históricas de los billetes. Como ya ha expresado recientemente, el PL propone evitarnos el estéril debate sobre a quién poner y a quién no, tanto en billetes «homenaje» como en potenciales billetes de mayor denominación.

Gonzalo Blousson, presidente del PL, manifestó que «no tenemos que caer en la trampa de discutir acerca de que figura histórica estará en los billetes que se emitan. Acá hay que hablar de la inflación, y como con esta nueva serie podrán, con la excusa de homenajear a Eva Perón, aumentar el ritmo de emisión monetaria, cuyos efectos se terminan reflejando en una disminución mucho más rápida del poder adquisitivo de la moneda y un aumento en el costo de vida».

«Si el gobierno quiere verdaderamente homenajear a Eva Perón no lo debería hacer en un billete que pierde un 30% de su valor anualmente, más bien deberían garantizar su respaldo en oro. Es decir, que por cada billete que se emita con la cara de Eva Perón, el Banco Central posea una equivalencia fija de oro en sus reservas, y que el billete sea convertible en ese metal» propuso Blousson.

Desde el PL recomendaron que cada nuevo billete tenga como respaldo 4 gramos de oro, de esta forma guardará relación con el valor que tenían $ 100 en 1952, año de la muerte de la homenajeada.

Con la propuesta de la agrupación liberal, el «Peso Evita» sería mucho más valorado por la gente al ser un instrumento para protegerse de la inflación, ya que no se vería afectado por la expansión de la oferta monetaria. Así existiría la opción de una moneda confiable para el ahorro, que no perdería su valor como lo hace el peso.

«Si bien nuestra propuesta para terminar por completo con la inflación es otra, adoptando esta iniciativa los argentinos al menos podrán estar protegidos de la emisión descontrolada», concluyó Blousson.

El PL propone derogar el curso forzoso del peso y con ello eliminar el Banco Central, evitando entonces imponer en intercambios y contratos a una moneda en la que la ciudadanía no confía. De esta forma los argentinos no nos veríamos expuestos a la constante pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios, cuya causa se encuentra en la necesidad de los gobiernos de contar con un financiamiento rápido, fácil y encubierto, para solventar su gasto público.

Alianzas sin futuro

Ser libertario en este mundo estatista es estar la mayoría de las veces en minoría, especialmente a la hora de compartir nuestra visión del mundo con los demás, explicar nuestro proyecto de sociedad libre, y en general en toda discusión política. Sin embargo, tremenda soledad disminuye cuando hacemos zoom en algunas áreas y encontramos aliados específicos que sin ser libertarios son defensores de la libertad en sectores determinados. Ejemplos hay muchos, los que quieren legalizar las drogas, los que defienden el derecho a portar armas, los padres preocupados por la educación en casa (homeschoolers), los homosexuales que prefieren anular el matrimonio estatal, los comerciantes agobiados por las regulaciones, y un largo etcétera. La posibilidad de trabajar conjuntamente con las agrupaciones que  se oponen a la interferencia del gobierno en sus aréas de interés es una gran herramienta para lograr avances concreto en el camino para lograr una sociedad libre.

Desafortunadamente, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, en Argentina este tipo de organizaciones son escasas. No porque haya poco compromiso por parte de la sociedad civil, sino porque las organizaciones que surgen en Argentina y que aparentemente están para defender los derechos individuales, en realidad los desprecian tanto como los que los violan y apelan a una selección sesgada sobre que derechos defender y cuales no.

El primer caso que encontramos es la Asociación por los Derechos Civiles (ADC),  a pesar de que indican que están comprometidas con la defensa de los derechos constitucionales, una breve visita a su sitio web nos muestra como en realidad se trata de una asociación destinada a promover una mayor intervención del estado en diferentes áreas y no una defensa de los derechos individuales como si sucede en otros países. La libertad de expresión y la tolerancia religiosa son tal vez las dos causas afines a las que se dedica la ADC, un numero bastante bajo en comparación con lo que sucede en otras partes del mundo. Un caso paradigmatico de este tipo de asociaciones es la American Civil Liberties Union (ACLU) que desde 1920 han demostrado un compromiso más serio en la defensa de los derechos individuales, especialmente libertad de expresión, en famosos casos como la marcha del Partido Nazi Americano en la comunidad de Skokie, Illinois. A pesar de su tendencia hacia la izquierda, la ACLU demostró ser madura y defender los derechos de aquellos que no piensan como ellos, y que incluso se oponen a toda su obra.

Otro caso que podemos mencionar es el de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) que en vez de adoptar una postura imparcial como lo hacen en Copblock, decide priorizar aspectos ideológicos de su línea marxista en vez de presentar una organización seria dedicada a monitorear casos de abuso y brutalidad policial. Otra demostración de la inmadurez en la participación de la sociedad civil para controlar este tipo de acciones.

Entre las asociaciones destinadas a promover la legalización de las drogas, el problema es similar. Si bien se puede coincidir en algunas cuestiones fundamentales, organizaciones como la Asociación de Reducción de Daños de Argentina o la revista THC, se rehúsan a adoptar como posición la existencia de un mercado libre de drogas, y hacen especial hincapié en la necesidad de que junto a la legalización el estado implemente un «Plan Nacional de Información, Prevención, Asistencia y Reducción de Daños que aborde la realidad del uso de drogas, los consumos problemáticos y las adicciones, Público, Universal y Gratuito» como dice en el sitio web de ARDA.

Por suerte, no todas las organizaciones comparten estás características. Un caso para destacar es la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina (ALUTARA) que ha defendido de forma consistente los derechos de tenedores y usuarios de armas, sin importar la orientación ideológica de sus miembros.

A pesar de la penosa situación de las ONGs en cuanto a la falta de un compromiso consistente con la defensa de los derechos individuales en su campo de acción, no es imposible la colaboración con estas asociaciones en cuestiones muy puntuales con la suficiente necesaria para no terminar siendo cómplices de la promoción de la violencia estatal. Sin embargo, aquellos libertarios que tienen intereses particulares en determinadas áreas y ven a las ONGs que mencionamos como espacios donde no tienen cabida, por tratarse en realidad de grupos ideológicos con una agenda concreta para promover la agresión como método de resolución de conflictos, entonces queda una sola cosa por hacer: emprender. La salida es generar nuevas ONGs que estén dedicadas a promover la libertad en un sector en particular pero para todos, y no solo para aquellos que se adecuan a sus intereses políticos.

El fracaso de la Constitución

«Cualquier hombre comete errores, pero solo los idiotas persisten».  Este sabio consejo de Cicerón debería ser una advertencia para aquellos liberales que adhieren a la religión llamada «Constitucionalismo», está religión tiene como idea principal que las constituciones son fundamentales para proteger la libertad de las personas y acotar el poder indiscriminado que tienen los gobiernos.  Yo también confiaba en que una Constitución y un poder judicial independiente eran suficientes para garantizar la paz y la libertad de la sociedad, sin embargo insistir en esa premisa es la negación de la realidad.

No es de perdedor admitir que estábamos equivocados y que debemos buscar una solución superadora que restringa realmente el poder de acción de los gobiernos.

«Las Bases», de Alberdi. Parte de la historia

La historia de las constituciones se remonta al S. XII. El primer documento que representó un freno al poder de la realeza fue la Carta Magna de 1215, desde ese momento y hasta la actualidad han surgido centenas de documentos que tenían como objetivo lo mismo, garantizar que el poder político sea utilizado en defensa de los derechos individuales, y que no se preste a abusos. Tal vez el experimento constitucional más exitoso fue la Constitución de Estados Unidos, receptando toda la influencia de los contractualistas liberales (a través de los famosos Federalist Papers) , y de Montesquieu para diseñar su forma de gobierno. Incluso ellos no están exentos del fracaso constitucional.

En Argentina, a la hora de redactar la  Constitución, se tomó la sabia decisión de escuchar al liberal Juan Bautista Alberdi y adoptar, aunque con algunas modificaciones claves, su proyecto de Constitución esbozado en su famoso trabajo Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina , que a su vez estaba inspirado en la Constitución de California, cuyo contenido era similar a la Constitución de Estados Unidos.

Hoy, a 159 años de la sanción de la Constitución argentina, y 223 años de la entrada en vigencia de la Constitución americana, podemos afirmar que el proyecto constitucional de ambos países ha fracasado.  No creo que sea necesario ahondar en el asunto, La Nación y el New York Times ofrecen evidencia abrumadora que sostienen la afirmación. Ni hablar de las modificaciones que sufrió la Constitución nacional posteriormente.

Por más que exista cierto romanticismo por parte de algunos liberales para con la Constitución de 1853, es hora de afrontar la realidad y aceptar que desde su modificación en el año 1888, la Constitución argentina dejó de ser una causa liberal. Más aún, defender la Constitución tal como está redactada hoy es promover intervención del estado en cada uno de los aspectos de la vida de la gente. Claros ejemplos podemos encontrar en la  incorporación del art. 14 bis, de la reforma de 1957, y la modificación de1994, a partir de la cual se incluyen en nuestra Constitución algunos tratados internacionales, el Pacto de Derechos Economicos, Sociales y Culturales tal vez el mejor ejemplo, que agregan al texto constitucional toda una generación de derechos que solamente hablan de una mayor intervención del estado.

Es verdad que frente a constituciones modernas como la de la Ciudad de Buenos Aires, la Constitución nacional sigue siendo una joyita, y que  una reforma llevada adelante por el gobierno actual, sólo puede significar empeorar la situación actual. Pero más allá del contexto en el que estamos, los liberales debemos reconocer que un proyecto guiado por la Constitución ha fracasado.

En defensa de Luis D’elía (y Zulma Lobato)

En el día de ayer  una de la mayoría noticias de los portales de noticias argentinos hacían referencia a una sentencia que ordena a Luis D’elía a pagarle al ex-presidente Eduardo Duhalde la suma de $ 150.000 en concepto de indemnización por haberlo acusado de narcotraficante.

Según Infobae:

El piquetero Luis D’Elía deberá indemnizar al ex presidente interino Eduardo Duhalde con una suma de 150 mil pesos por haberlo vinculado en declaraciones periodísticas al tráfico de estupefacientes, ya que la Corte Suprema de Justicia dejó firme una sentencia de la Justicia Civil y Comercial.

En agosto de 2005, D’Elía había declarado al programa Acerca de Hoy, que se emitía por FM La Isla,  que «el duhaldismo es un gran cartel de la droga hace tantísimo tiempo» y que «la droga y el duhaldismo son dos caras de la misma moneda«.

Defendiendo a Luis D’elía

No se reflexiona  mucho acerca de la injusticia que implica la existencia de leyes que sancionan las calumnias e injurias. Esto se puede deber a que rechazar este tipo de legislación implica al mismo tiempo defender personajes nefastos como son los difamadores, aunque  es probable que D’elia haya mentido en esta oportunidad. Para el punto de vista libertario la situación es más clara, las leyes de calumnias e injurias deberían ser derogadas inmediatamente. Esto se deriva de dos de los principios básicos del libertarismo, la propiedad de uno mismo yel principio de no-agresión, que prohíbe el inicio de la fuerza contra otra persona, y la difamación no se encuentra comprendida entre lo que entendemos por «agresión». Hay otros dos claro argumentos más específicos en contra  de penalizar la difamación.

Los perjudicados. Este primer argumento es el menos controvertido y tiene que ver con la injusticia que significa para la gente de menos recursos la existencia de estas leyes. En general, no disponen de los medios económicos (pagar abogado, trámites, etc.), ni tienen el conocimiento (no saben que pueden apelar a un abogado) para defenderse de una calumnia o injuria.  Esto lo desarrolla Murray Rothbard en su libro «Hacia una nueva libertad. El Manifiesto Libertario» [PDF]:

Hoy en día, si un hombre es acusado de alguna falta o delito, en general la gente tiende a creer que la acusación es cierta, ya que si fuera falsa, «¿por qué no ini­cia una acción legal por injurias?» La ley de injurias, como es obvio, resul­ta discriminatoria contra los pobres, dado que una persona de escasos recursos difícilmente estará dispuesta a llevar adelante un costoso juicio por calumnias, como sí podría hacerlo una persona adinerada. Además, ahora los ricos pueden  utilizar esta ley en contra de los más pobres, evitando que hagan acusaciones y declaraciones perfectamente legítimas mediante la amenaza de entablarles  juicio por calumnias. En consecuencia, paradójicamente, una persona de recursos limitados es más proclive a sufrir calumnias —y a ver restringida su propia expresión— en el sistema actual que en un mundo sin leyes contra las calumnias o las difamaciones.

En este caso la conclusión es bastante clara. Las leyes imponen más costos para deshacer verdades lo que implica un perjuicio para los que menos tienen. Sin embargo, también es verdad que los más humildes tienen otras prioridades que andar difamando por injurias oEl segundo argumento puede ser un poco más controvertido.

La reputación. El objetivo principal de estas leyes es proteger la reputación de las personas. Sin embargo, la reputación no es algo sobre lo que uno puede tener control, ya que esta formada por la opinión y el pensamiento de los demás sobre uno. En otras palabras, no somos dueños de nuestra imagen. Casualmente ese es el título de un interesante artículo donde Juan Fernando Carpio comenta más acerca de este tema:

Somos dueños de nuestro cerebro, nuestra boca y nuestros órganos sensoriales. A través de lo que vemos, escuchamos, etc nos formamos una opinión sobre los demás. Y esa opinión (que alguien sea honrado, laborioso, ladrón o vulgar) es privativa nuestra. Nuestra imagen, en el sentido de reputación, reside en la mente de otras personas y cualquier acto -aunque use métodos indirectos como la legislación- para impedir a otros expresarla en ámbitos privados (¿a las cuántas personas un ámbito privado se vuelve público?) o públicos, debe considerársele un acto de agresión. Es decir, no sólo que no tenemos derecho a la honra/reputación/”buen nombre” sino que cualquier acto tercerizado de impedir a otros por la fuerza el expresar su opinión con su boca -o su imprenta o señal de radio o website o canal de TV- constituye la auténtica violación de derechos individuales. Las leyes de anti-libel (en inglés) o anti-injuria hacen algo terrible: responden con agresión física (la fuerza pública con multa, captura, cárcel) a actos esencialmente pacíficos y meramente comunicacionales de crítica o desprestigio. Recordemos que todo derecho tiene una obligación como contraparte, pero no nuestra, sino que obliga a otros a cumplir X o Y condiciones.

Tampoco existe realmente UNA reputación, sino que hay tantas reputaciones como gente que opine sobre esa persona. Cuando hablamos de reputaciones buenas o malas se trata de una generalización. Es posible la existencia de reputaciones contradictorias. Por lo tanto, tampoco queda limpia la reputación con un fallo judicial , o ¿acaso ahora ustedes creen que Duhalde no fue un narcotraficante? Duhalde se benefició económicamente, pero no pudo reparar su reputación simplemente porque es eso es una tarea imposible.

Finalmente, aceptar que la reputación no existe nos lleva a concluir que cuestiones similares como  el derecho al honor o a la imagen tampoco son verdaderos derechos, sino que tienen como base las percepciones que los demás tienen de uno, y como tal no podría ser castigado.

En el mismo sentido, Walter Block plantea en su libro «Defendiendo lo Indefendible», [PDF] que la aplicación estricta de las leyes de calumnias e injurias deberían también sancionar reseñas musicales, de cine, o teatro, sátiras y críticas literarias, ya que las mismas podrían llegar a dañar la reputación del director, escritor o compositor, lo que en realidad sería una violación a la libertad de expresión. Tal como ocurre en la actualidad con el cuerpo legal vigente.

Volviendo a la situación en nuestro país, las penas del delito de calumnias e injurias, que antes podían hasta llevar a prisión al culpable, fueron atenuadas en 2009 años a raíz de lo que ordenó  de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el fallo «Kimel» (2008) [DOC]. El senador pampeano Rubén Marín, explicó en su momento:

“Para que la conducta no sea imputable, sólo se requiere no actuar con real malicia, conforme lo determina ya la jurisprudencia. Es decir, no reconocer la falsedad o, por lo menos, haber sido lo suficientemente diligente como para proporcionar información real”

Se consagró como ley la doctrina jurídica conocida como real malicia, que encuentra su origen en una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, el caso » New York Times Co. v. Sullivan«. Esta innovación en los criterios para restringir la libertad de expresión no trajo un cambio en la forma de ver la difamación, todavía se presume que lo declarado o impreso es la verdad y está en manos del perjudicado demostrar que se lo ha difamado. Mientras tanto la gente sigue confiando en que la injuria no es un libelo, si no la realidad. Por último, la reforma continúa permitiendo al «damnificado» por la difamación iniciar una acción judicial por daños y perjuicios , por lo tanto deja  lugar para más injusticias.

Eliminando las leyes que prohíben las  calumnias e injurias y dejando de obligar al afectado a demostrar que se trataba de una difamación, se podría derribar la presunción de verdad que tienen hoy declaraciones injuriantes, y báiscamente cualquier hecho que sea comunicado.  En este aspecto los defensores del régimen kirchnerista se verían beneficiados ya que no tendrían que destinar (nuestros) recursos para salir a decir que «Clarín Miente» , ni Zulma Lobato gastaría dinero enviando «cartas documentos», la gente comenzará a presumir la falsedad de las declaraciones, salvo que se ofrezcan las evidencias suficientes para obtener credibilidad.

Más allá de todo esto, el motivo principal por el que se debe proteger la libertad de expresión de los difamadores, es que asi, al mismo tiempo, estamos protegiendo la nuestra. Concluye Walter Block:

Probablemente no haya más repugnante y cruel que la difamación. Entonces, debemos  poner especial cuidado en defender la libre expresión de los difamadores, ya que si ellos pueden ser protegidos, los derechos de los demás — que no suelen ser tan ofensivos — estarán más seguros. Pero si la libertad de expresión de los difamadores no es protegida, los derechos de los demás estarán menos seguros.

bestthemeswordpress.com - best wordpress themes - magazine wordpress themes restaurant wordpress themes