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Por qué los argumentos morales son superiores a los utilitarios

Lo explica Robert Higgs:

«[S]in embargo, precisamente debido a la guerra  interminable de «expertos» , uno nunca puede asegurarse que una vez que una persona fue persuadida de que la libertad es más beneficiosa, al menos respecto a una situación X, esa persona haya decidido adoptar por completo las ideas liberales. Si alguien fue convencido a través de evidencias y argumentos esgrimidos por el «experto» pro-libertad, fácilmente podrá volver a convertirse en un partidario de la intervención gubernamental en base a la evidencia presentado por un «experto» anti-libertad.  Como dije  alguna vez John Maynard Keynes al contestarle astutamente a alguien que le preguntó sobre sus posiciones fluctuantes, «Cuando los hechos cambian, mis pensamientos cambian. ¿Qué hace usted, señor?. Si los liberales decidimos luchar por la libertad solamente basándonos en argumentos consecuencialistas, la guerra  por la libertad será eterna. Aunque algunos puedan aceptar esta idea bajo la premisa de que «la eterna vigilancia es el precio de la libertad», este tipo de lucha ideológica es bastante desalentadora, dado que las fuerzas que se oponen a la libertad contra las que los liberales  debemos luchar poseen cientos de veces más tropas y miles de veces más dinero para adquirir munciones.

En contraste, una vez que un liberal haya persuadido a alguien que la intervención del gobierno está mala, al menos en ciertas situaciones, si no en todo momento, hay una posibilidad mucho menor de que aquél vuelva a su posición anterior de apoyar las medidas coercitivas del gobierno contra gente inocente. El liberalismo, apoyado en la piedra moral, es mucho más fuerte y duradero que el que se apoya en las arenas movedizas de los argumentos consecuencialistas, que por necesidad son tan convicentes como los argumentos y la evidencia que hoy se presentan. Entonces, si deseamos agrandar las filas de liberales, estamos bien advertidos que plantear un argumento moral por lo menos como parte de nuestros esfuerzos. Por supuesto que mostrarle a la gente que la libertad funciona mejor que el control estatal, no dañará a la causa. Pero confinar nuestros esfuerzos a lo que digan un puñado de pseudo-expertos en un momento dado, como mucho, nos condenará al éxito transitorio.»