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La historia del dólar

El diario oficialista Tiempo Argentino, sostenido exclusivamente por propaganda oficial,  publica en su portal online una noticia respectó del precio al que cerró el dólar en el mercado oficial:

En el plano cambiario, el dólar al público terminó reacomodándose medio centavo arriba a 4,44 pesos para la compra y un promedio de 4,49 para la venta.

El euro, por su parte, cerró a 5,63 y 5,78 pesos para ambas operaciones

El matutino oficialista habla del «precio del dólar». Un precio es al valor en el que se producen los intercambios de bienes, ¿cuántos intercambios se produjeron a los valores mencionados? La respuesta es cercana a cero.

Un caso similar se da cuando el gobierno habla de salario mínimo, que está fijado en X cantidad de pesos. Si un 50% gana menos del salario mínimo, es tan falso afirmar que nadie gana menos que el salario mínimo, como  que el dólar esta a 4.44.

Actualmente los papelitos de colores que circulan en el mundo son denominados «moneda fiduciaria», que al contrario de la «moneda dura» o «moneda de mercado», no tienen respaldo alguno en activos físicos, y su confiabilidad (escasa, por cierto), deriva de la fe pública en las políticas monetarias que llevan adelante los Banco Centrales, pero esto no siempre fue asi.

El economista americano, de la escuela austriaca, Murray Rothbard, nos cuenta la historia en su obra más importante sobre moneda y bancos, The Mystery of Banking [PDF], el origen del dinero y las unidades monetarias:

Un precio es simplemente una proporción entre dos cantidades intercambiadas en cualquier transacción, no debería sorprendernos que cada unidad monetaria con la que ahora estamos familiarizados — el dólar, la libra, el marco, el franco, etc. — comenzaron en el mercado simplemente como nombres para unidades de medida de oro o plata. Así que la «libra esterlina» en Gran Bretaña, era exactamente eso — una libra de plata.

El dólar se originó como el nombre aplicado a una onza de plata acuñada por un conde de Bohemia llamado Sclick, en el siglo XVI. El Conde Schlick vivía en Joachimsthal. Sus monedas, que gozaban de una gran reputación por su uniformidad y fineza, eran denominadas Joachimsthalers y finalmente, thalers. La palabra dólar emergió de la pronunciación de thaler.

Desde que el oro y plata se intercambiaban al peso, los variados signos monetarios nacionales, todos definidos como un peso determinado de un metal precioso, quedaban automáticamente fijados en relación a los demás. De esta manera, supongamos que el dólar fue definido como 1/20 de una onza de oro (como lo fue durante el siglo XIX en Estados Unidos), mientras que la libra esterlina era definida como 1/4 de una onza de oro, y el franco francés establecido como 1/100 de una onza de oro. Pero en ese caso, los tipos de cambio entre las diferentes monedas eran automáticamente fijadas por su respectiva cantidad de oro que representaban. Si el dólar eran 1/20 de una onza de oro y la libra 1/4 de una onza de oro, entonces la libra automáticamente se podía cambiar por 5 dólares. Y, en nuestro ejemplo , la libra se podía cambiar por 25 francos y el dólar por 5. Las definiciones de pesos automáticamente fijaban el tipo de cambio entre las monedas.

Los defensores del patrón oro han sido frecuentemente burlados con la acusación «Ustedes están en contra de que el gobierno fije los precios de los bienes y servicios; ¿por qué hacen una excepción con el oro?   ¿por qué piden que el gobierno fije el precio del oro y establezca los tipos de cambio entre diferentes monedas?

La respuesta a esta queja común es que la pregunta asume que el dólar es una entidad independiente, una cosa o una commodity que debería fluctuar libremente en relación al oro. Pero la refutación de aquellos favorables al oro destaca que el dólar no es una entidad independiente, que fue originalmente una simple forma de llamar a un determinado peso de oro; el dólar, como el resto de las monedas, son una unidad de peso. Pero en ese caso, la libra, franco, dólar, y demás, no son intercambiables como entidades independientes;  aquellas, también, son relativas al peso del oro. Si 1/4 de onza de oro se intercambia por 1/20 de onza de oro,  ¿de qué otra forma pensamos que podrán intercambiarse si no es 1:5?

Si la unidad monetaria es simplemente una unidad de  peso, entonces el rol del gobierno en este área podría estar confinado a una simple Oficina de Medidas y Pesos, certificando que esto así como otras unidades de peso, longitud o masa. El problema es que los gobiernos han sistemáticamente traicionado su confianza como guardianes del peso definido precisamente por las monedas.

Si el gobierno se coloca a sí ismo como el guardian del metro internacional, de la yarda estándar o la libra, no hay ningún incentivo económico para traicionar está confianza y cambiar la definición. Para la Oficina de Standards (Bureau of Standards) decir que una libr es ahora igual a 14 en vez de 16 onzas no tendría ningún sentido. Hay, sin embargo, un enorme incentivo económico par los gobierno a cambiar, especialmente aligerar, la definición de la unidad monetaria; por ejemplo, cambiar la definición de la libra esterlina de 16 a 14 onzas de plata. Este proceso rentable del gobierno aligerando repetidamente el numero de onzas o gramos de una unidad monetaria es denominado envilecimiento.

Cómo el envilecimiento genera una ganancia para el Estado puede ser visto con un caso hipotético: digamos que el Rur, la unidad monetaria del reino mítico de Ruritania, vale 20 gramos de oro. Un nuevo rey asciende al trono, y, al estar crónicamente corto de dinero, decide apelar al envilecimiento como mecanismo para la obtención de riqueza. Anuncia masivamente el reemplazo de las viejas monedas del reino, para ese entonces sucias y con el viejo rey estampada en la misma. En reemplazo, ofrecerá monedas nuevas con su cara estampada en ellas, y devolverá la misma cantidad de rurs entregados. Alguien que entregó 100 rurs de las viejas monedas recibirá 100 rurs de los nuevos.

Al parecer una verdadera ganga! Excepto por un pequeño problema: Durante el curso de reacuñación, el rey modifica la definición del rur de 20 a 16 gramos. Entonces, embolsa un 20% del oro, acuñando ese oro para su uso personal, y devolviéndolas al circuito utilizándolo para sus gastos personales. En síntesis, el número de gramos de oro en la sociedad se mantiene estable, pero ahora que la gente está acostumbrada a utilizr el nombre y no su peso en sus cuentas y precios, el numero de rurs se incrementó en un 20%. La oferta monetaria de Rurs, entonces, se incrementó en un 20%, y, como veremos más adelante, esto hará que se eleven los precios de la economía en términos de rurs. El envilecimiento, entonces, es la redefinición arbitraria y la destrucción de la moneda y así agrandar las arcas del estado.

Habiendo analizado esto, no nos queda más que declarar lo absurdo de expresar los pesos en términos de dólares, cuando, al final, ambas son monedas fiduciarias, cuyo envilecimiento constante, es muchísimo más sencillo que al que tenía que apelar el rey de Ruritania, ahora solamente una par de operaciones computarizadas enriquecen al estado a costa el resto de la población.

El problema del dólar, y la restricción a la compra de moneda extranjera es un tema importante en estos días, así y todo mi recomendación: no perdamos de vista, nunca, el fondo de la cuestión.