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Perdón por dejarme subsidiar

Con los anuncios de la quita de subsidios a los servicios públicos, el gobierno nacional instrumentó tres modalidades por las que los beneficiarios de los mismos iban a perder los subsidios, a saber:

  1. Zonas designadas. Sin ningún tipo de advertencia previa, el Ministerio de Planificación y el Ministerio de Economía, designaron algunas zonas, consideradas según su criterio, como las zonas más ricas que ya no merecían recibir los subsidios. En una conferencia de prensa leyeron el listado, de aquellas zonas donde vivía gente que «no los necesitaba».
  2. Renuncia voluntaria por formulario. El Ministerio de Planificación habilitó en el mes de noviembre un formulario donde el que quería podía adherir a una renuncia voluntaria de estos subsidios.
  3. Cuestionario. A partir de enero y febrero, los usuarios de servicios públicos que no hayan sido alcanzados por el punto 1, o no hayan optado por el punto 2, recibirán un cuestionario a partir del cual se evaluará si la persona es merecedora de un subsidio.

Estos tres métodos son relativos a recibir el subsidios, para renunciar a su financiación no hay muchas alternativas (tal vez, un  formulario así?)

No es casualidad que hayan optado por estas tres modalidades, y no por anunciar que el entramado de subsidios no se podía sostener más porque ni los miles de millones de pesos que recaudan mensualmente alcanzan para seguir construyendo esta ficción. Los tres mecanismos elegidos para la quita de subsidios responden a una faceta en la que el kirchnerismo ha mejorado ostensiblemente: la comunicación. Así como el régimen nazi (aunque las comparaciones son odiosas) tuvo que apelar a una estrategia de comunicación esbozada por Joseph Goebbels,  una persona muy capaz, según los que saben, el kirchnerismo ha mejorado el aspecto comunicativo, y la gente lo empezó a comprar. La famosa «crisis del campo», en la que el Senado no aprobó el aumento a las retenciones pudo haber sido una victoria para los que se oponían, pero en ese mismo instante el gobierno aprendió una lección sobre comunicación y aprendió bien.

La quita de subsidios a los servicios públicos la va a hacer el gobierno, pero no fue éste quien la motivó. Ese es por lo menos el mensaje que están dando. Veamos, si no caso por caso, como nunca es el gobierno el que  sacó los subsidios.

En el caso 1, con mayor claridad, es el gobierno el que directamente quita los subsidios. La única salvedad es que no hay costo político alguno en quitarle los subsidios a los que viven en las zonas de mayor poder adquisitivo. En una sociedad donde en muchos sectores lo importante es la «redistribución de riqueza» y no la generación, sacarle privilegios a los que más tienen está bien visto, sacarle derechos también, la cultura perdominante los señala como «los malos».

El caso 2, es el primer caso donde no es el gobierno el que quita los subsidios, si no uno mismo. Lo primero que se me vino a la cabeza fue lo que los comunistas llamaban autocrítica, y Wikipedia lo explica sucintamente así:

Llevado al extremo en la época del estalinismo, y conjugado con la política de purgas, obligaba incluso al reconocimiento de la propia traición y delitos gravísimos de los que se autoinculpaban los sometidos a algunos procesos.

Mao Zedong explicó en «Sobre el gobierno de coalición» la importancia de la autocrítica:

La concienzuda práctica de la autocrítica es otro rasgo que distingue a nuestro Partido de los demás partidos políticos. Hemos dicho que la habitación se debe limpiar regularmente, porque de otra manera se amontonará el polvo, y que tenemos que lavarnos la cara regularmente, porque de otra manera se nos cubrirá de mugre. La mente de nuestros camaradas y el trabajo de nuestro Partido pueden cubrirse de polvo y deben ser limpiados y lavados. El agua corriente no se corrompe y a los goznes de la puerta no los carcomen los gusanos. Este proverbio expresa cómo el movimiento constante impide el ataque de los microbios y otros organismos. Revisar regularmente nuestro trabajo, desarrollar durante el proceso de revisión el estilo democrático de trabajo, no temer a la crítica ni a la autocrítica y aplicar aquellas máximas populares chinas tan buenas como di todo lo que sepas y dilo sin reservas, no culpes al que hable, antes bien, toma sus palabras como una advertencia y corrige tus errores, si los has cometido, y guárdate de ellos si no has cometido ninguno: he aquí la única forma eficaz de evitar que el polvo y microbios políticos infecten la mente de nuestros camaradas y el cuerpo de nuestro Partido.

El proceso en renunciar a los subsidios de forma voluntaria, va en el mismo sentido. En primer lugar, nos da la posibilidad a renunciar a un beneficio que nunca pedimos. Renunciarlo implicaría haberlo pedido, y ahí es donde comienza la perversión del relato que intentan crear, y el deslinde responsabilidades del gobierno por la quita de subsidios, que ahora son simplemente tres palabras, pero que el próximo meses serán cientos de pesos más en la cuenta de gas, luz o agua. En segundo lugar, la renuncia voluntaria no es técnicamente que alguien te esté sacando los subsidios, uno lo está renunciando de forma voluntario, uno mismo es el responsable de que haya aumentado, y además el culpable de no haberse dado cuenta que recibía un privilegio injusto a costa de los demás.

Este discurso que se intenta implantar, refuerza la noción de que las consecuencias que se darán por la quita de subsidios, un aumento de más del 200% en la tarifas,  son ajenas al gobierno. El ejercicio de renuncia, el reconocimiento de que hicimos algo mal, nosotros y no ellos.

Los que no opten por la opción 2, ni tampoco vivan en las zonas designadas en el punto 1, recibirán un cuestionario donde deberán contestar algunas preguntas para que después las autoridades definan si uno merece o no recibir subsidios.

Esta útima opción para la quita subsidios, ya no es más una autocrítica, ni son señalados por el gobierno como ‘los malos, es más parecido a una confesión.

La confesión era el medio de prueba por excelencia en los procesos que llevaba adelante el Santo Oficio de la Inquisición, el juicio terminaba cuando el acusado, bajo tortura o amenaza de ser torturado, confesaba todos los delitos de los que era acusado, y con esa confesión, tomada por cierta, el Santo Oficio le confería a una autoridad secular la última palabra, que por supuesto respetaba lo que había «admitido» el acusado.

Leyendo el cuestionario, me parece que estamos ante lo mismo:

1.- Usted acredita una enfermedad crónica que implique un mayor consumo del servicio.

2.- Usted percibe como único ingreso previsional una jubilación y/o pensión equivalente a un haber mínimo.

3.- Usted percibe Pensiones No Contributivas.

4.- Usted es beneficiario de algún Plan o Programa Social (Asignación Universal por Hijo, Subsidios Por Desempleo, Plan Familias, etc.).

5.- Usted tiene el domicilio afectado por actividades de índole social (Institutos, comedores comunitarios, centros de recuperación, etc).

6. Usted percibe alguna asignación familiar.

7.- Usted cuenta con certificado de discapacidad.

8.- Usted posee ingresos familiares insuficientes para afrontar el pago de la tarifa plena.

9.- Usted se encuentra exento del pago de ABL.

10.- Su vivienda posee características edilicias desfavorables que impliquen la utilización de un mayor consumo de otro servicio (vivienda precaria con familia numerosa, vivienda precaria carente de alguno de los servicios -gas o agua, etc).

11.- Su vivienda posee un local anexo destinado a la actividad comercial (pequeños comercios, talleres de oficio, etc.).

12.- En su vivienda conviven múltiples hogares.

Tal vez se trate de una exageración, pero en este último caso, contestar las preguntas que realiza el Ministerio de Planificación, bajo carácter de declaración jurada, implica en la mayoría de los casos que uno admite que no merece los subsidios. Una vez más, no son ellos. Somos nosotros.

Por supuesto que los usuarios de servicios como luz, agua, gas, no van a ser los únicos que pierdan los subsidios. El gasoil, fuertemente subsidiado para mantener un boleto a una tarifa irreal también perderá el subsidio, y con ello los transportistas se verán obligados a aumentar el boleto.

¿Cómo harán para desligarse de la responsabilidad de esos aumentos? Con el Subte fue facil, el problema (y la culpa) es de Macri.  La estrategia para el subsidio al combustible de los colectivos empieza a armarse, por suerte, está vez no va a ser nuestra culpa, ni la culpa de Macri, es el turno de los empresarios.  Estas primeras denuncias sobre un «sobreprecio«de la venta de gasoil a granel son los primeros indicios de que próximamente, por culpa de las empresas, no habrá más subsidios para viajar en colectivo.

La estrategia actual del gobierno en materia de comunicación se corresponde con su proyecto político. Dejaron de lado los errores de hace algunos años, y ahora, el proyecto de un estado presente en cada aspecto de nuestra vida diaria, e interfiriendo en las millones decisiones que toman los argentinos a diario, está sustentado por una estrategia de comunicación donde el proceso de sacralizar al estado se acentúa, y pronto estén todos adulando y agradeciendo al estado por todo lo que nos da y nosotros, simples humanos, no lo merecemos.