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La coherencia de Cristina Kirchner

Abrir, como todas las mañanas, el sitio de La Nación y encontrarse con un titular que dice «Cristina Kirchner reclama terminar con el anarco-capitalismo financiero» me produjo una sensación encontrada, por un lado la inusualidad de ver en un medio tan mainstream como La Nación la palabra «anarco-capitalismo», publicidad gratuita podría decirse. Por el otro, hoy había cambiado de «enemigo», dejó a un lado el neoliberalismo y apuntó, al anarco-capitalismo.

Supongo que su referencia a ideas muy interesantes como el anarco-capitalismo, fue una mera casualidad, fue la estadística y no la lógica lo que hizo que llevara a usar ese concepto. De todas maneras, hoy mucha gente se estará preguntando de qué se trata el anarcocapitalismo. 

Ahora bien, extractos de ese discurso fue levantado por muchos medios, y así como la mención a esa filosofía política fue por ignorancia y no con intención, la misma conclusión se puede alcanzar para el resto del discurso.

Para alejar acusaciones de parcialidad siempre apelo a la fuente del  discurso.

Empezamos con uno de los párrafos mas resonantes:

Porque yo creo que estamos hoy, -sinceramente lo voy a plantear más tarde con mis colegas- en una suerte de capitalismoanárquico o anarco capitalismo financiero, si se me permite. Los mercados financieros hoy están en los commodities y conviene en los commodities, mañana o pasado mañana están en el petróleo según como vaya el petróleo, y pueden mañana dedicarse a los mercados de caramelos si realmente tienen posibilidades de obtener un peso más sin trabajar, sin producir y sin invertir para perfectamente especular.

Haciendo sociales con Nico.

La ignorancia económica hace que desconozca que los especuladores son esenciales para aquellos que se dedican a producir bienes reales(sic). Al contrario de la presidenta, que se dedica a decidir como asignar dinero ajeno obtenido por la fuerza, los especuladores ofrecen diferentes servicios y facilidades:

Los principales servicios que ofrecen los especuladores son la asunción de riesgos, la aceleración de los ajustes del mercado y proveer liquidez. De esta forma, los especuladores ayudan a que el mercado (o a cualquier submercado que uno elija definir) funcione más eficientemente.

O como dice Walter Block:

Aún así, en lugar de honrar al especulador, los demagogos y sus seguidores le injurian. Prohibir la especulación en la comida tiene el mismo efecto en la sociedad que impedir que las ardillas almacenen nueces para el invierno: lleva a morir de hambre.

Aquellos interesados en el tema este artículo es bastante explicativo acerca de qué es la especulación y los servicios que ofrece el especulador. Cristina Kirchner debería saber, además, que ya hay un mercado de azucar, muy relacionado con el negocio de las golosinas, por lo que ya se dedican al mercado de caramelos, especulación no apta para diabeticos.

La Sra. se cree un sabelotodo, pero no sabe nada. Por ejemplo dijo:

Yo sostuve en la reunión de Londres del día 2 de abril, que era necesario obligar a los sectores financieros a volcar a la economía real, esos recursos, porque si no hay consumos, señores, no hay capitalismo, no hay posibilidades de crecimiento de la economía.

Bueno, seamos honestos, no es culpa de CFK, el consumo como motor de la economía es la teoría keynesiana para salir de las recesiones, pero como el economista Robert Murphy explica, está teoría desconoce el proceso de producción anterior necesario para que se pueda dar ese consumo:

Con toda la charla del gasto de consumo y el ingreso nacional, a menudo nos olvidamos de que la producción real debe tener lugar antes de que la gente pueda consumir algo. No importa la cantidad de piezas de papel verde que tengan en su billetera; no se puede «demandar» una TV a no ser que el negocio tenga una  TV en sus góndolas. Yendo un paso para atrás, no importa cuantos clientes estén haciendo fila fuera del local, el supervisor de Garbarino no puede ofrecer en sus estantes una TV a no ser que el fabricante las haya hecho anteriormente. Y por supuesto, el fabricante no lo puede hacer — sin importar cuanto dinero le ofreció el supervisor de Garbarino — a no ser que pueda encontrar suficientes trabajadores, y suficientes partes necesarias, para fabricar las TVs.

Por último, y para no seguir dejando en rídiculo a la presidenta, y por qué no, al 54% de los votantes:

 O sea lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo. Esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie.

G-20. Un consorcio internacional de criminales. El delirio de creer que 20 personas puede solucionar los problemas de 7 mil millones.

El «capitalismo en serio» en el universo K, es un capitalismo estatal, dónde los gobiernos tengan el poder de decidir que hay que producir y cuanto producir (no exagero, si no leer lo que dijo: No hay posibilidades de especular, no hay posibilidades de obtener mayores o menores tasas de interés, si no está regulado también el mercado financiero en cuánto va a invertir, a quiénes va a financiar, cómo vamos a financiar, en qué condiciones. ¿A quiénes vamos a financiar?), bueno, algo muy parecido, o igual a lo que vivimos en este momento.

El problema es el sistema actual, donde nadie controla a los políticos.

Nos queda la última pregunta ¿se debió la última crisis a la falta de regulación?, la idea eje del discurso en la  cumbre del G20, en Cannes. David Howden, resumiendo las ideas de Phillip Bagus  y su libro La Tragedia del Euro, explica los factores de la actual crisis del Viejo Continente.

 

Una política monetaria centralizada y dirigida a través del Banco Central Europeo, en Frankfurt, promovía un programa de inestabilidad de más de una década. Una política de tasa de interés única para la unión monetaria produjo una divergencia extrema de las tasas de interés de distintos países. Los países periféricos de alta inflación — conocidos afectuosamente como los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) —  fueron testigo de como sus tasas de interés reales se desplomaban a los niveles más bajos que sus ciudadanos jamas fueron testigos.

Un frenesí de gasto surgió de estas tasas de interés bajas. Los activos sensibles al tipo de interés — casas y otros proyectos de construcción — se dispararon hasta llegar a un exceso. La economía española construyó 700.000 nuevas casas en 2006, más que Alemania, Francia. Reino Unido (que experimentó su propio boom), produjeron todos juntos. Hoy en día en  España se encuentran un millón de unidades de vivienda vacías, más que en todo Estados Unidos.

Al mismo tiempo, un tipo de cambio artificialmente alto causó que los precios de importación cayeran dramáticamente en los países periféricos. Italianos, españoles y griegos — pueblos acostumbrados a una moneda de menor valor que sus vecinos del norte de Europa —  vieron la ola de la convergencia de las monedas del continente a fines de los 90s y principios de los 2000. El movimiento hacia una moneda común significaba que iba a existir un valor común para esa moneda. El predominio de la economía alemana, con su poderoso Deutschmark, significaba  que esos países de la periferia iban a ser forzados hacia una unidad monetaria mas fuerte que las monedas locales anteriores.
La consecuencia fue una auge del consumo alimentado por las importaciones. Los precios reales de los bienes cayeron dramáticamente. Se generaron grandes e insostenibles balanzas comerciales entre los países del sur e Irlanda.  Dicho sea de paso, Alemania cuyo tipo de cambio se redujo relativamente para acceder al euro, experimentó el efecto contrario. Las exportaciones alemanas se tornaron relativamente baratas, dando lugar a un auge basado en exportaciones.
Este estado de desequilibrio no llegó a su apogeo por su propia cuenta. Una política monetaria centralizada, llevada adelante por el Banco Central Europeo dio lugar a efectos perjudiciales para todos. Esta es la verdadera tragedia del euro.

Aquellos que deseen profundizar deberían leer esta exposición de Jesús Huerta de Soto.

Conclusión. Después de haber analizado extractos del discurso no podemos más que felicitar a la presidenta por su coherencia, proponer un diagnostico equivocado, una solución equivocada, utilizar los conceptos equivocados, y dejar en evidencia que sus creencias sobre la economía están equivocadas.